Capítulo 17

Enero 3 12:00 am

Santuario de Atenas, Grecia

Shaina bajaba las escaleras con un gran dolor de cabeza. Después de 4 horas platicando con Shion, donde prácticamente después de haberle rendido su informe de la "misión", comprobar gastos, enterarse que su regreso tan rápido había sido en vano, que Jabu era un inepto en su puesto, que el After de navidad había terminado en un comportamiento humillante por parte de los caballeros de plata y bronce (y ella suponía que las misma Athena pero Shion no la había mencionado), y enterarse que Shion había comenzado a ponerse muy duro en cuestión de disciplina, había tenido que responder un humillante interrogatorio para comprobar o refutar que hubiera sido tomada con consentimiento o a la fuerza por alguno de los caballeros dorados como decían los rumores.

De no saber que Shion la podía regresar a rehabilitación y dejarla ahí hasta que aprendiera a controlarse, hubiera hecho un berrinche aún más grande que el que la mando a la isla en primer lugar. Decidió mejor dejar volar su imaginación y pensar en Vehu y Jely hasta que el coraje se le pasara mientras hacía escuchaba los consejos de Shion respecto a cómo no provocar pensamientos lujuriosos entre los dorados (que según el estaban en la edad de la hormona loca como si los demás no lo estuvieran). Y para colmo, quería quitarla de su puesto y ponerla bajo su mando directo como Jefa de Estado Mayor, lo que la tendría encerrada todo el día con él, y con casi ningún contacto de sus amigos, pues en estatus, estaría incluso por sobre los dorados. Como carajos quería que ella fuera la que pusiera el orden ahí si ninguno de ellos la respetaba lo suficiente?

Afortunadamente Shion no era tonto. No le pidió que le diera una respuesta inmediata. Le dio un tiempo más que razonable para pensarlo. Era prácticamente un aumento de todo. De puesto, de sueldo, de prestaciones, de obligaciones, de responsabilidades, pero también le dejaría poco tiempo para su vida social… No es que quisiera tenerla, verdad? Le estaba ofreciendo prácticamente lo que equivalía al puesto de Minos en el mundo de Hades.

Diablos! Porque siempre tenía que regresar a pensar en ese inepto?

Decidió mejor regresar a su casa. Dado que no tenía planeado llegar ese día, no tenía trabajo que hacer pero si mucho en que pensar. No tenía ganas de encontrarse a ningún dorado en ese momento, ni siquiera a Mu. Estaba demasiado enojada con él por no haber desmentido los rumores de que el… Arghhhhhhhh de solo pensarlo quería golpearlo!

Uso el pasaje directo de la cámara principal a su oficina. El mismo que utilizaba siempre que Gigas o Phaeton la mandaban llamar de emergencia años atrás. Iba a tener que limpiarlo un día de esos ya que rara vez lo utilizaba y las telarañas y demás bichos ya estaban apoderándose del lugar. Bichos… malditos bichos! Todos iguales. Se metían donde no debían y solo causaban problemas! Eran rastreros, imbéciles y… Carajo! Ahora estaba pensando en un bicho como de 1.85 de estatura. No. Debía concentrarse y llegar con sus amigas lo antes posible.

Corrió escaleras abajo y llego a su oficina. Saco su bolsa de lona y corrió hacia la zona de cabañas. Solo quería llegar a la suya, tomar un baño, un té caliente, una siesta para descansar…

- Pero que carajos estás haciendo allá arriba escuincla del demonio! – Grito Shaina al ver que una de las aprendices estaba subida arriba de su cabaña – Bájate inmediatamente de ahí

La chica, que reconoció como una de las alumnas de Junet, volteo a verla asombrada y cuchicheo algo a alguien más que estaba fuera de la vista de Shaina.

- Esta conmigo, no te preocupes – dijo Junet bajando y ayudando a su alumna a hacer lo mismo.

- Eso no me tranquiliza en lo más mínimo. – dijo Shaina diciéndole adiós a su descanso

Junet le dijo algo al oído a su alumna y esta salió corriendo de ahí.

- Bienvenida Shaina! – dijo Junet abrazándola con alegría – Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo!

- Ya, ya, ya – dijo zafándosela – con tus cursilerías a otra parte. Que hacían ustedes dos arriba de mi cabaña? Que parte de No se acerquen a mi territorio no se entiende?

Junet la miro de arriba a abajo

- Me encanta como luce tu cabello… que te hiciste?

Por favor! Todos lo decían como si nunca hubiera hecho nada diferente con su cabello!

- No me cambies el tema que no estoy de humor.

- Estábamos arreglando el techo – dijo – Solo que nos ganaste.

- Que le paso a mi techo? – dijo haciendo ademan de abrir la puerta para verlo desde adentro

- No! No entres! – Grito Junet

Demasiado tarde. Shaina había dado solo dos pasos dentro de la cabaña antes de gritar con todas sus fuerzas:

- Geeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeist

Marín, Geist y todas sus alumnas ya venían corriendo cuando ella grito.

Todas sabían que Geist era la única que podía con ella en ese estado, por lo que decidieron que ella fuera primero, quien tomando la bolsa de lona en sus manos se llevó a una Shaina temblando de rabia a su propia cabaña.

- Tranquila, no pasa nada, todo está bajo control – dijo Geist mientras le preparaba un té de Tila y Valeriana.

No. Shaina estaba más allá de su propio control. Se quitó la máscara la aventó contra la pared con rabia y se aventó boca abajo en la cama de Geist, gritando contra la almohada y pataleando.

Geist la veía con temor, después de todo, esas rabietas eran peligrosas.

Shaina grito y pataleo hasta que se cansó. Cuando Geist volvió con una taza de té en la mano, Shaina ya no se movía. Se había quedado profundamente dormida.

Geist regreso con Junet y Marín.

- Que paso? Dijo Algo? – pregunto Marín

- No. Se quedó dormida… - dijo Geist – Le tengo listo un té por si despierta. Junet que fue lo que paso?

- Pues, nos cacho arriba arreglando el techo, entro a su cabaña y se puso como loca – dijo la rubia

- No esperábamos que viniera tan pronto – dijo Marín a Geist – Un poco más y nos hubiera dado tiempo de limpiar el desorden.

- Supongo que ya no podremos hacerlo – dijo Geist – Sabes lo celosa que es con su privacidad.

- Crees que debemos decirle lo que paso? – pregunto Junet

- Y quien va a ser la valiente? – pregunto Geist

Ninguna de las tres levanto la mano.

Enero 3 Mediodía

Isla San Salvador

Kanon, comenzó a caminar por la orilla de la playa hacia el lado contrario del hotel hacia donde los pescadores tenían sus muelles. Adoraba la forma en que la arena fina como talco, cambiaba de un color blanco a un rosa tenue. El agua completamente cristalina, sin rebotar, ni basura por ningún lado le recordaba su amor por el mar, pasión que compartía con su amigo Julián a quien le había ensenado todo lo que sabía.

No había cambiado mucho desde la última vez que lo había visto, excepto que ahora parecía menos pomposo que la última vez, y un poco (pero muy poco) menos engreído.

Había despertado con una resaca como hace mucho no lo hacía ni siquiera cuando se iba de parranda con Milo. Ni siquiera recordaba cómo había llegado a su cama! Julián se había burlado de el durante todo el desayuno y le había dicho que si quería explorar para que no se aburriera, fuera hacia el oeste de la isla desde ahí, pues no había nada interesante hacia el este.

Kanon como buen contreras, hizo lo opuesto. No quería ver lo que los turistas normales veían, la parte feliz de la isla, la de los colores bonitos. Quería ver la realidad. Con su IPhone, su mochila con suficiente agua y una muda de ropa, se dedicó a caminar. Paso los muelles donde los pescadores estaban remendando sus redes, los saludo y siguió caminando. Primero llego a una playa en la que eran botados los conchales vacíos, que aparentemente eran la especialidad gastronómica de la isla y siguió caminando. Se dio cuenta de que conforme avanzaba, la civilización se iba perdiendo adentrándose en playas completamente vírgenes y rodeadas de la vegetación nativa. Cada vez era más difícil caminar sobre la arena siguiendo la orilla del mar por la topografía del lugar y su camino comenzó a hacerse bastante escarpado. Llego el momento en el que grandes rocas de más de dos metros impedían el acceso para seguir caminando simulando hacer un rompeolas natural.

Desde luego que eso no iba a detenerlo. Una piedrita no lo era obstáculo para él. Estaba decidido a rodear toda la isla y conocerla palmo a palmo antes de que el próximo vuelo arribara. No le fue difícil saltar sobre las rocas. Se quedó un momento arriba de una de ellas para ver el paisaje. Tomo varias fotos y selfies con el mar de fondo y se los envió a Camus. Milo no le había contestado uno solo de sus mensajes desde la noche anterior. Pronto se le olvido este detalle al mirar hacia el horizonte. El mar caribe tenía unos colores increíbles, que desde abajo nunca hubiera podido apreciarlos. Se dio cuenta que las piedras separaban la playa de un acantilado aproximadamente de unos 20 o 30 metros y que además no seguía en forma recta sino que se curvaba hacia el este. Evadiendo las olas para no mojarse los zapatos, Kanon miro intrigado hacia arriba del acantilado. Parecía una especie de panal gigante con tantas cuevas. Algunas apenas de un metro de alto y otras de poco más de dos. Siguió caminando y escucho algunas voces hablando en un lenguaje que hacía mucho no escuchaba: Creole o Criollo. Esa mezcla de inglés, español, francés, portugués y el neerlandés y eso le indicaba que las personas que hablaban no eran nativos de esas islas, pues en Bahamas el lenguaje oficial era el inglés debido a su historial como colonia Británica. No quería interrumpir nada ni verse como un entrometido, después de todo, no sabía las reglas de la isla. Estaba a punto de llegar a donde estaban las voces, cuando alguien lanzo un grito y se escucharon varias motos acuáticas saliendo a toda velocidad y pocos segundos después la guardia costera paso tras ellos.

Ok. Tal vez esa bahía no era natural. Tal vez las personas que escucho no estaban haciendo algo bueno y tal vez, solo tal vez, el no tuviera que estar ahí. Pero… la curiosidad fue más grande que su voluntad. Siguió caminando sobre esa playa hasta llegar a otras rocas idénticas en tamaño y forma a las primeras que flanqueaban la entrada. Se veían pisadas, la arena revuelta como si hubieran cavado y antes de que supiera lo que estaba pasando, la guardia costera lo tenía amagado con dos rifles de alto calibre mientras que un tercero lo esposaba. No le quedo más remedio que levantar las manos en señal de rendición.

Lo subieron al bote y revisaron su mochila y su IPhone. Obviamente ambos le fueron confiscados. Recordó que Milo alguna vez le había dicho que todo lo que dijera podría ser usado en su contra, por lo que guardo silencio todo el tiempo. Llegaron al muelle donde lo bajaron y lo entregaron a unos policías quienes lo subieron al auto patrulla y lo llevaron a la comisaria donde lo encerraron en una celda que se veía relativamente limpia y ordenada. Se veía que no había demasiados delincuentes en esa isla.

Uno de los oficiales, le dio un teléfono para que ejerciera su derecho a una llamada. Kanon no sabía ni cómo comunicarse con Poseidón, así que pidió una guía de páginas amarillas y llamo al hotel.

- Recepción del Hotel Columbus Isle, en que puedo servirle?

- Comuníqueme con Julián Solo por favor. Es una emergencia. Soy su amigo Kanon.

- Señor Kanon! El señor Julián ha preguntado por usted muchas veces hoy. Permítame, le comunico.

Tardaron unos segundos en los que el oficial miraba impaciente a Kanon.

- Kanon?

- Julián! Ven por mí! Estoy preso

- Qué demonios hiciste ahora Kanon?!

- Te juro que esta vez ni siquiera yo sé que hice. No me quieren decir. No traigo tampoco ninguna identificación, las deje sobre la cama…

- Ya te leyeron tus derechos?

- Bla bla bla abogado bla bla bla silencio… Claro que me los leyeron! Puedes venir ahora?

- Voy para allá y te llevare al mejor abogado en derecho internacional que conozco.

- En serio? Gracias amigo. No te desesperes. Vamos para allá.

Kanon respiro aliviado. Sabía que Julián no lo dejaría ahí.

Una media hora más tarde, llego Julián con Minos. Minos se identificó como el abogado de Kanon y pidió ver los cargos mientras dejaban a Julián ver a Kanon.

- Hombre estas bien? No te hicieron daño?

- Si estoy bien, solo que no sé qué dicen que hice si yo solo estaba caminando por la playa.

- Que playa era esa? Alguna playa privada quizá?

- Uhhh… espero que no. Había unas rocas enormes y…

- Rocas enormes? Kanon! Te dije que no fueras a ese lado de la Isla!

- Ya sé, pero no entiendo porque…

- Sabremos qué tan metido estas en problemas cuando Minos haya terminado de hablar con ellos

- Minos? Me trajiste al hijo del Perro Aguayo? Estás loco? – Dijo Kanon con ganas de estrangular a su amigo

- Hey! Ya te dije. Es el mejor abogado en derecho internacional que conozco, estaba semi-disponible y me está haciendo un favor. Acaso crees que Hades tiene ineptos como jueces?… No me contestes!

Kanon suspiro.

- Y como acepto mi caso?

- Con la promesa de pagarle la luna de miel con Shaina en otro de los Hoteles que tenemos en Bora Bora

- No me jodas!

- Jajaja mentira. Aunque no se me había ocurrido pero se lo voy a plantear.

Minos los interrumpió. Traía una sonrisita burlona que a Kanon saco de quicio de inmediato.

- Bueno Kanon, al parecer te descubrieron en el lugar en donde ellos creen que es el escondite de una banda de contrabandistas y piensan que eres uno de ellos.

- Los que escaparon segundos antes en motos acuáticas verdad? – pregunto Kanon pensando

- Correcto. Era más fácil para ellos regresar y atraparte a ti, que perseguirlos a ellos que viajaban en naves más ligeras. – afirmo Minos – Llegaste a verlos? Tal vez puedas darles algunas pistas

- No. Solo los escuche antes de que yo llegara a donde estaban. Sé que son personas de color, al menos la mayoría de ellos, y sospecho que son de las Antillas por el idioma que hablaban, pero no puedo dar más información. Los convenciste de que me dejaran salir hoy verdad? – pregunto Kanon desconfiado

- Pues sí y no. Se les informo que tu llegaste apenas ayer en un jet privado y el sello de tu pasaporte concuerda con eso, pero debido a que ya han tenido este problema antes, y resultó ser falso, van a retener tu pasaporte por 45 días en lo que hacen las averiguaciones pertinentes. Así son las leyes de este país. – dijo Minos encogiéndose de hombros

Kanon aún no tenía la respuesta que quería. Podía aguantar estar en esa isla 45 días, pero no le gustaba estar encerrado. Le traía muy malos recuerdos.

- Pero no me voy a quedar encerrado aquí verdad? Me va a dar claustrofobia! – dijo Kanon enojado.

- No. Tienes los atenuantes de ser amigo de Julián quien emplea al 50% de la población de la Isla, de no estar lo suficientemente bronceado (lo que forzosamente deberías estar si te dedicaras a eso) y a que no tenías ninguna prueba en tu mochila. Te dejaran salir esta tarde-noche cuando que llegue el juez. Parece que está en un bautizo en este momento. – dijo Minos con esa sonrisa burlona que lo caracterizaba – Crees poder aguantar cuatro o cinco horas aquí encerrado?

- Te estas divirtiendo verdad? – dijo Kanon entre dientes.

- La verdad es que en este momento yo tendría que estar volando hacia Alemania para regresar a mi casa – respondió Minos viéndose las uñas en forma indiferente – Julián de hecho me bajo del avión. Así que aunque me estoy divirtiendo con tu desesperación, yo tomo muy en serio mi trabajo. En cuanto llegue el juez, pagamos la fianza, te dejan ir y listo!

Kanon quedo en silencio. Maldita sea! Iba a deberle algo a ese perro de aguas y odiaba siquiera pensarlo! Pero ya que tendría que quedarse ahí por algún tiempo, iba a encontrar esos malditos contrabandistas y entregarlos el mismo para que a ningún otro curioso como el, pasara por lo mismo.

Enero 3, 7pm

Santuario de Athena

Fuera de la zona de amazonas

- Marín!

- Aioria! Que haces aquí? – Pregunto Marín mientras lo abrazaba.

- Me tenías preocupado. – dijo Aioria – No estabas en la zona de entrenamiento cuando fui a buscarte

- No. Shaina regreso! – dijo alegremente

- De verdad? Qué bueno! – dijo Aioria realmente aliviado – Ha dicho algo? Donde estaba o porque se fue?

Marín negó con la cabeza

- Llego, vio el desastre que había en su cabaña, hizo rabieta y se quedó dormida en la cabaña de Geist – dijo Marín

- Desastre?

- Sí. No te había visto y por eso no te había dicho. – explico Marín – Hubo un… incidente anoche… Algún tipo de ataque a su cabaña únicamente… bastante preciso a decir verdad…

- Milo – dijo Aioria con el ceño fruncido.

- Que dices?

- Anoche estábamos en casa de Mu y sentimos el cosmos de Milo atacando algo, pero fue tan rápido que no pudimos averiguar que fue.

- Milo! De nuevo Milo! Que puede tener en contra de Shaina?

- Coraje por haber sido castigado por su culpa? La verdad No lo sé Marín. No quiero ni especular y por el momento no hay forma de averiguarlo.

- Porque?

- El tomo el lugar de Dohko en la salida a… a… - no pudo continuar. El tema era aún delicado entre ellos y no se había mencionado desde su pelea

Marín se ruborizo.

- Entonces al menos Shaina podrá descansar los próximos 3 meses verdad?

- Eso espero. – contesto Aioria – Ya no necesitamos más drama por aquí.

Marín iba a responder cuando Kakyuu llego corriendo.

- Maestra! Maestra! Dice que la señorita Geist que la señorita Shaina ya despertó por si quiere reunirse con ellas.

Aioria le dio un beso y la insto a ir a hablar con ella. Después de todo llevaba 14 días preocupada.

Marín corrió hacia la cabaña de Geist asegurándose de dejar a las dos chicas en la entrada resguardándola como siempre.

Geist ya estaba calentándole la cena y él te, por si las dudas y también por si las dudas, Marín toco la puerta.

- Pasa! – contesto Geist.

- Espero no interrumpir nada – dijo

- Shaina está en la ducha. – dijo Geist - Le preste toallas limpias y uno de mis camisones porque no traía nada adecuado en su bolsa. Dormirá aquí conmigo. Quieres acompañarnos a tomar un café o un te?

- Claro.

Shaina no tardo en salir. Ya se sentía mejor. No iba a decir nada ni a someterse a ninguno de los interrogatorios de sus amigas hasta que no cenara y tomara su te.

Se sentó en silencio a la mesa. Geist le sirvió su cena como si fuera una niña pequeña y una taza de té caliente. Shaina murmuro un simple gracias y despacio comenzó a ingerir su cena. Ah como había extrañado la comida sencilla que preparaban ellas. Por el sazón, lo había hecho la misma Geist. Termino y se tomó su te.

- Vaya… Tila y Valeriana. Oficialmente soy una histérica. – dijo en tono amargado

- Puedo prepararte otro si quieres… - comenzó Geist a levantarse

- No, déjalo. Tal vez tienes razón. Lo necesito para entender en que momento mi vida se volvió un caos – dijo Shaina

Tanto Marín como Geist se miraron.

- Pueden comenzar la tortura. – dijo Shaina – Estoy lista.

- Cual tortura? – pregunto Marín

- La interminable lista de preguntas que tienen para mí. – dijo Shaina resignada.

- Bueno pues… yo solo tengo una y ya lo demás me lo iras contando – dijo Geist un poco aprehensiva.

- Dispara

- Porque traes un anillo de compromiso?

Shaina volteo a ver su mano izquierda.

Carajo! En sus ganas de salir de la Isla lo antes posible para ayudar a Mu y a Milo, olvido pedirle a Minos que rompieran su "compromiso"!

- Eso me recuerda que les traje algo – dijo Shaina tratando de cambiar el tema.

Tanto Geist como Marin se dieron cuenta que no queria contestar. Ambas se quitaron sus mascaras para hacer el momento mas personal.

Shaina fue hasta donde estaba su bolsa de lona y empezó a revisar. Saco dos de los cuatro brazaletes que habia tejido ella misma. Uno con piedritas blancas y otro con piedritas moradas.

Shaina se ruborizo un poco al entregárselos. No estaba acostumbrada a dar regalos. Le dio el primero a Marin y el segundo a Geist. Ambas se quedaron sorprendidas por tan hermoso regalo.

- Los hice yo misma – dijo bajando los ojos apenada. No habia estado en navidad para dárselos, pero esperaba que no le reclamaran – Se supone que son brazaletes de amistad.

Tanto Geist como Marin la abrazaron al mismo tiempo dando grititos de alegría que hizo sonreir a Shaina por un momento, pero casi inmediatamente recupero su postura.

- Suficiente! – dijo quitándoselas de encima

- Gracias Shaina, esta bellísimo! Ya se lo quiero presumir a Aioria – dijo Marin

Shaina volteo a verla por un momento. Seria que en esos días que ella no estuvo, ellos dos...

- Bueno, yo no tengo a quien mostrárselo pero de todos modos me encanta! – dijo Geist admirándolo. Brillaba con la luz de su cabana y se lo quitaría para entrenar. No iba a romperlo o a perderlo. – Por cierto, buen bronceado… te queda bien. En donde estuviste?

- Me mandaron a una misión al Caribe – dijo Shaina – Con el calor que hace alla, era seguro que me bronceara.

- Uhhh… anduviste en una misión sin mascara? – pregunto Marin – Tu cara tambien esta bronceada.

Shaina la miro con ojos asesinos.

- Si. Parte de mi misión implicaba mezclarme, cosa que no podía hacer con la mascara – dijo sin mentir. Eso era lo que Shion le habia puesto

- Ahhh espionaje! Te sentiste como James Bond? – Dijo Geist

- (Mas bien como una chica bond con esos vestidos – pensó Shaina ) No. Pero ya estoy de nuevo aquí y parece que llegue a tiempo. – dijo – Que le paso a mi techo?

Geist y Marin se miraron angustiadas. Si le decían la verdad comenzaría otro pleito y seria cuento de nunca acabar.

- Creerias que fue un accidente mientras entrenábamos? – Pregunto Geist

- Tuyo?