Capítulo 19
Febrero 12
Isla San Salvador, 3pm
Kanon se quitó el sudor de su frente y admiro el trabajo terminado.
Había retocado la pintura de las paredes exteriores de su casa y colocado la última teja roja de barro del techo. Con esto terminaba de poner a punto la casa abandonada que Julián le estaba rentando por la miserable cantidad de diez dólares al mes (del cual estaba consciente que era meramente simbólico ya que a Julián le tenía sin cuidado esa casa). Kanon había considerado que el resto de lo que hubiera pagado de renta, se lo invertiría a renovar la casa. De todos modos, aun no le devolvían su pasaporte y no podía salir de la isla. Durante todo el mes había trabajado por la mañana en Capitanía de Puertos de la isla, controlando la entrada y salida de embarcaciones y al personal de la aduana, trabajo que había conseguido por sus propios medios con el propósito expreso de encontrar a los contrabandistas y que el Capitán agradecía, ya que no había muchas personas con tales conocimientos marinos como el en la isla y aunque el sueldo no era mucho, al menos hacia algo relacionado con su pasión que era el mar. El Capitán, un hombre sabio ya en sus cincuenta, había decidido pasar por alto el hecho de que la guardia costera lo hubiera sorprendido en un lugar inadecuado y Kanon le agradecía la oportunidad y confianza trabajando duro.
No había aceptado el trabajo que Julián le ofrecía en el hotel para que no pensaran que estaba de nuevo traicionando a Athena y para no enfadar más a Milo que por alguna razón estaba más frio con él, que los calcetines de Camus en Asgard. Le contestaba cortésmente pero por más que le había preguntado qué era lo que estaba pasando, Milo simplemente le mandaba algún emoticón o repetía el típico Nada. Después de un tiempo decidió dejarlo en paz por el momento y a estas alturas ya tenía como 15 días que no hablaba con él, pero se mantenía al día de las noticias por medio de Camus.
Afortunadamente había estado tan ocupado con la mitad del tiempo en Capitanía y el resto restaurando la casa que a veces se quedaba dormido ahí en el suelo. Eso sí, tomaba fotos de todo y en sus días libres, había ocupado su cámara para bucear y tomar fotos increíbles del fondo marino que tanto le apasionaba. Visitaba a su amigo Julián de regreso, se las mostraba, se emocionaban juntos y platicaban de los viejos tiempos. Además le prestaba su computadora para vaciar la memoria de su cámara para su próxima excursión marina.
- Julián no es tan malo como dicen – Seguía pensando Kanon cada vez que iba a visitarlo.
Como Poseidón, el tener a Kanon cerca solo servía para recordarle que una niña malcriada lo había vencido otra vez separándolo de su mejor General Marino, y que las ganas de fastidiarla crecían día con día, pero no se atrevía a mover aun sus fichas. Como Julián, disfrutaba de los conocimientos de Kanon y lo respetaba como si fuera su hermano mayor.
Kanon estaba recogiendo la pintura sobrante y las brochas usadas cuando escucho las risas de algunos jóvenes y el sonido de motos acuáticas del lado de la playa y volteo de reojo. No debían tener más de unos 25 años. Eran cinco. Dos de piel blanca y 3 de color. Sorprendentemente eran 4 varones y una mujer. Podía decirlo por la cantidad de piel mostrada. Estaban haciendo carreritas y hacían mucho escándalo, como chamacos jugando en la arena. Era muy difícil saber si eran los responsables de que él hubiera pasado varias horas en la cárcel. De no haber sido porque Minos se apiado de él y le pidió a la policía que le regresaran su iPhone (sin el chip desde luego) para que se distrajera con los juegos, posiblemente hubiera tenido un vergonzoso ataque de claustrofobia, situación que sufría desde su temporada en Cabo Sounion cortesía de su hermano.
Los chicos parecía que no lo habían visto. La casa llevaba abandonada tanto tiempo y estaba de lado contrario de la isla en comparación con el acantilado, que supuso que ellos no se habían dado cuenta de la renovación de la casa.
Se acercaron a la orilla, a unos diez metros de la casa y se tumbaron a hacer un picnic. Sacaron unas cervezas y unas botanas mientras que ponían un poco de música de Hip Hop en un celular con bocinas.
Kanon entro a la casa y los miro desde su ventana. Tomo su cámara y a través de las cortinas y con ayuda del zoom comenzó a tomar fotografías de esos cinco chicos. No alcanzaba a escuchar nada de lo que decían, pero se veía como si fueran grandes amigos por la forma que se comportaban. Y se veía que conocían el área debido a la forma tan familiar en la que se movieron por la playa.
Estuvieron ahí cerca de 30 minutos antes de que recogieran todo y se fueran en sus motos acuáticas. Uno de ellos se retrasó y grito: Rete tann pou m '! Bisiklèt mwen pa vire!*
Kanon tenso su cuerpo. Segundos después la última moto acuática desapareció en el horizonte y hasta entonces se retiró de la ventana. Ese, definitivamente era Criollo haitiano, lo cual significaba que esos SI podían ser los contrabandistas que estaba buscando. Al menos ya tenía las fotos que lo llevarían a la primera pista. Después de todo, cuantos haitianos podrían haber en una isla de tan solo 1000 habitantes?
*Espérenme! Mi moto no enciende!
Febrero 12
Dubái, Palacio del Jeque Al Fayad 3 am
Milo observó a los más de quinientos invitados que bailaban o bebían champán bajo las enormes lámparas de cristal. La imagen de los hombres, todos vestidos de esmoquin o con dishdasha y gutra, resultaba muy uniforme, mientras que las mujeres, con trajes de alta costura y todo tipo de diamantes y piedras preciosas se movían por la pista de baile como llamativas mariposas. Donde habían quedado esas mujeres con burkas y velos que a el tanto le intrigaban? Supuso que ya que esa fiesta era en su honor, las mujeres "respetables" se habían quedado en casa mientras que los invitados habían traído de acompañantes a personas un poco más "liberales.
Se levantó el puño de la chaqueta para mirar la hora en su Reloj y luego comenzó a cruzar el gran salón, consciente de las miradas de interés que lo seguían. Antes de salir al vestíbulo, se fijó especialmente en una atractiva rubia ataviada con un vestido escotado.
Era la primera vez que asistía a un baile en palacio, y lo cierto era que estaba impresionado por el esplendor del lugar, lleno de obras de arte de valor incalculable y sabía que su anfitrión, en agradecimiento a sus servicios prestados había incluido en la lista de invitados a aristócratas y jefes de Estado, grandes personalidades que no imaginaban que el invitado de honor era una persona común y corriente. Milo se preguntó con cierto cinismo si el ayudante del Jeque que lo había conducido hasta el, se habría mostrado tan servicial de haber sabido quien era en realidad.
Abrió una puerta y se encontró en la sala de banquetes, completamente vacía. Milo se había perdido la cena por culpa del retraso del helicóptero que lo llevo de Dubái hasta Al Ain, ciudad donde estaba el palacio, por el clima airoso, y las diversas actividades para festejarlo en el salón que lo habían retenido en el salón de baile sin haber probado bocado en varias horas, así que en cuanto su anfitrión volteo la cara hacia otro lado, Milo casi corrió hacia ese salón para ver si quedaba algo de comer y al mirar la variada selección de canapés sintió que tenía un agujero en el estómago. Lo primero eran los negocios, se dijo a sí mismo con firmeza. ("Y tu misión para con Athena?" – Le pregunto su conciencia)
Su anfitrión volvió a encontrarlo antes de que pudiera siquiera llevarse el primer bocado a la boca.
- Al Alkrab…
- Señor…
- Finalmente te encuentro. Hay alguien en la fiesta que está muy interesado en hablar contigo. – dijo el Jeque – Aparentemente tiene un negocio contigo
Milo suspiro.
- No podría esperar unos minutos?
- Su Alteza tiene que partir pronto. Lo traeré aquí donde puedan tener un poco de privacidad antes de que tenga que irse – dijo el Jeque antes de salir corriendo.
No era habitual que un jeque tan importante como el hiciera las cosas por sí mismo. Debía ser alguien que lo había impresionado o su importancia social era aún mayor que la de él. Desde que había atrapado a las personas que querían hacerle daño a través de su hijo días atrás durante el quinceavo día de despedida de soltero de su hijo, se portaba en extremo servicial y agradecido con él. Milo lo tomo con gracia, mas no acepto ningún regalo extra por parte de su anfitrión. En realidad lo único que quería era irse a Abu Dhabi, donde pondría toda su concentración en encontrar a alguna chica que reuniera los requisitos para ser la madre de su hijo. Su estómago rugió de hambre.
- Al carajo el refinamiento – dijo mientras se servía todo el plato lleno de bocadillos y se metía como cinco a la boca al mismo tiempo con alegría casi infantil.
Se sentó en un sillón con el plato enfrente y saco su iPhone negro. Había regresado a su comunicación habitual con su amigo tres días después de su berrinche inicial y cuando le dijo a Camus que estaba haciendo la misión en lugar de Dohko y lo estaba haciendo como Omil Al Alkrab en Dubái, Camus había quedado muy sorprendido pero como siempre lo había apoyado con palabras de aliento y tenían una comunicación casi diaria.
M. Hey paletita. Te sirvió el programa que te mande?
C. Mira quien se hace el aparecido después de tres días de no reportarse
M. No me reganes. Mira lo que estoy comiendo. (archivo adjunto de los bocadillos de Foi Gras de su plato)
C. Arghhhh que envidia
M. Lo sé, por eso te los muestro. muajaja
C. Que sabes de Kanon?
M. No he hablado con él. Tu dime.
C. Desde cuando
M. Dos semanas
C. Porque?
M. He estado ocupado. Ya averiguaste algo?
C. No. Y ya estoy desesperándome.
M. Quieres que te ayude?
C. Vas a venir de nuevo a que se te congele el aguijón? (con albur) Porque se te puede caer! Jajaja
M. Jodete pues! Y no, no iba a ir, pero te iba a ayudar desde aquí.
C. Ya… ayúdame pues… Se supone que solo estaría aquí 15 días y aun no puedo resolver nada. Me siento un inútil
Milo iba a seguir chateando y comiendo cuando se abrió la puerta. Milo no volteo de inmediato.
- Ya que dice que no necesita presentación alteza, los dejare solos – dijo el Jeque
- Gracias Al Fayad. Te aseguro que mi gratitud por este encuentro se verá reflejada en el éxito de la empresa de la que estábamos hablando.
El Jeque asintió, hizo una reverencia y lo dejo solos.
Milo estaba atónito. Aquella voz profunda que no había escuchado en casi 15 años, consiguió erizarle el vello y se le aceleró el corazón al darse la vuelta y encontrarse con ese hombre que había entrado en la sala. Lo había reconocido inmediatamente nada más verlo. Era imposible no hacerlo si de hecho parecía que se estaba viendo en el espejo. A excepción del color del cabello, bien podían ser gemelos.
- Hola Milo, tanto tiempo! – Dijo sin acercarse demasiado al principio, como si estuviera tanteando el terreno.
- Que quieres – dijo Milo en el tono más seco e inexpresivo que pudo aunque por dentro estaba temblando. Miedo? Ira? Instinto de supervivencia?
- Supongo que pedirte un abrazo es mucho pedir verdad… Omil? Nombre ridículo por cierto… Jajaja
- Espero que solo estés bromeando…
Ares se acercó y comenzó a comer del plato que Milo se había servido.
- Puaj! Como pueden comer esas porquerías?
- No comas, nadie te convido! – dijo Milo entre dientes
- Que modales! Eso es lo que te ensenaron en el Santuario?
- No mereces menos! Que quieres?
- No puedo visitar a mi hijo de vez en cuando para ver cómo le está yendo sin la ayuda de su poderoso padre? – dijo sentándose con arrogancia frente a él.
- Porque no vas y lo visitas a él y a mí me dejas en paz. – dijo Milo con los puños cerrados – No tengo ganas de ni siquiera percatarme de tu presencia en el mismo universo que yo.
- Que exagerado eres – dijo Ares – He cumplido mi promesa. No he entrado en conflicto con tu adorada Diosa y no he tocado a tus amiguitos. Ves? No soy tan malo
A Milo le estaban dando ganas de golpear algo, desgraciadamente no había nada alrededor que pudiera permitirse romper.
- Porque no me dices que quieres y sales de MI fiesta?
- Ya. Y luego dicen que yo soy odioso…
- … no tengo paciencia…
- Necesito de tu ayuda
- Ja! Y que te hace pensar que te voy a ayudar?
Ares se alzó de hombros.
- Tengo que intentarlo. No quiero que tu abuelo se entere.
- Tienes cinco minutos antes de que salga de aquí y comience a ignorarte como lo he hecho desde que te supe de tu existencia – dijo Milo con el estómago revuelto por la bilis.
- Quiero algo que está dentro del Santuario antes de que Zeus me gane.
- Pelea familiar? – dijo Milo torciendo la boca – No gracias.
- Vamos! No afectara el pacto que tú y yo tenemos. Solo quiero lo que me negaron y que no voy a permitir que mi padre me gane esta vez.
A Milo se le hizo una petición demasiado extraña
- Yo no voy a regresar al santuario en todavía mes y medio, así que lo que sea que quieras que está ahí y que te urge, no puedo ni debo ni quiero ayudarte a obtenerlo!
- Mes y medio es demasiado tiempo y yo la quiero ya! Hoy de ser posible! – Dijo Ares de forma caprichosa – No me importa que ya haya pasado por las manos del pendejete ese. A mí nadie me dice que no y se queda tan tranquila! Además, igual y es tiempo de darte un hermanito – dijo insolentemente guiñándole un ojo.
En la cabeza de Milo sonó una alarma a la que prefirió no ignorar.
- De que o quien estás hablando exactamente? – dijo entrecerrando los ojos
- De la disque novia de Minos de Grifo – dijo tranquilamente viéndolo a los ojos – Siempre olvido su nombre. Debe ser que es muy coda…
- Haz un maldito esfuerzo por recordarlo! – dijo Milo con miedo.
- Ya! Pues cuantas viejas tiene Athena escondidas en su santuario? Digo, porque si hay muchas como ella igual y me arriesgo a entrar por la fuerza. Déjame te la describo y posiblemente la conozcas: Cabello verde, ojos verdes, cara de ángel con cuerpo de tentación y unos labios hechos para chupártela por horas.
Milo se levantó de un salto, pero por alguna razón, tuvo que sostenerse de la silla.
- Shaina?
- Ándale! Esa amazona! Ayúdame a sacarla del santuario y te doy lo que quieras.
- No!
Ares se levantó para quedar a su nivel
- Que quieres decir con que No! – rugió – Te recuerdo con quien estás hablando
- Por eso mismo te digo que No! – dijo Milo firmemente viéndolo directo a los ojos – Puedes tener a cualquier otra, pero no a esa.
- Algún motivo en especial?
Ares lo vio directamente a los ojos. Milo le resistió la mirada lo más que pudo.
- Ya veo. Así que tú eres la razón por la ella me tenía miedo… La razón por la que me rechazo…
- No sé de qué hablas. Ella no le tiene miedo a nada – dijo Milo tratando de hacerse el fuerte – De donde la conoces tú?
Ares se dirigió hacia la puerta.
- No importa. Ya me diste tu respuesta – dijo con una sonrisa sádica – Ciertamente nos veremos pronto hijo. Es una lástima que hayas desperdiciado tu oportunidad, pero una vez que ella y yo estemos juntos, te invitare un trago para decirte los detalles y que tal estuvo.
Ares salió por la puerta y Milo trato de alcanzarlo, pero cuando la abrió, Él ya había desaparecido.
- No, no puede estar pasando esto… - dijo Milo confundido – Se sentó y agarro el celular de nuevo.
M.- Amigo necesito el teléfono de la oficina de Saori URGENTE
C.- Porque que pasa que no dejas co… dormir a gusto
M.- Alguien está en peligro y necesito llamarles!
C.- No lo tengo pero deja le pido a Kanon que me lo averigüe.
M.- Gracias. URGE
Aun aturdido y debido a que tenía que estar en esa fiesta unas cuantas horas más, salió celular en mano esperando la respuesta de Camus.
Dieron las seis y no hubo respuesta de Camus aun. O Kanon no lo tenía o Camus no se había podido comunicar o lo que sea que estuviera pasando, el no tenía tiempo. Iría a Dubái, tomaría el avión de regreso e impediría que Ares le hiciera algo a Shaina… o a cualquiera otra persona en peligro.
Le pidió al Jeque que le prestara su helicóptero y su piloto para llegar a Dubái debido a una emergencia. El Jeque sin chistar dio las órdenes pertinentes y a las 7am ya estaba en camino.
El Helicóptero con Milo en él, sobrevoló las dunas del desierto. A pesar de la preocupación por el humor de Ares, se dio el lujo de pedirle al piloto que bajara un poco bajo para que pudiera disfrutar del paisaje.
De pronto, una tremenda racha de viento zarandeó al helicóptero, desplazándolo de lado. Milo vio como el piloto forcejeaba con los mandos y trataba de dominar el aparato. Tratando de confiar en el piloto experto y sus pericias, volteo hacia su lado izquierda y lo que vio provocó que una descarga de adrenalina se apoderara de su cuerpo. La oscuridad que se veía en el cielo no era producto de su imaginación. El piloto debió notar las señales, pues le dijo que quería hacer una maniobra peligrosa y regresar a toda velocidad antes de que la tormenta los alcanzara.
Pero aquella era la madre de todas las tormentas de arena, que mataba al ganado, alteraba los cursos del agua y enterraba carreteras. El tipo de tormenta que podía voltear un helicóptero y destruirlo en mil pedazos como si fuera un juguete. No tenían posibilidad de escapar. Ni tiempo para aterrizar con seguridad.
Aun así, mientras el piloto trataba de dirigir el helicóptero fuera del alcance de la tormenta, Milo alcanzo a escuchar un susurro en su oído proveniente de la persona que el mas odiaba en ese momento:
- Lo lamento, pero es necesario para mis planes.
Aterrorizado, el piloto activó el sistema de emergencia y envió un mensaje de Mayday, consciente de que ya era demasiado tarde.
Milo saco también rápidamente su celular y le mando mensaje a Camus:
- S.O.S Código Dorado!
Guardo el celular en su chaqueta y una sensación de tranquilidad lo invadió por dentro. Iba a morir.
