Venus

Capítulo 2: I don't want people to know how much time i spend alone

Era como la sexta vez que Bubbles se giraba sobre su cama, haciendo rechinar los resortes del colchón al moverse.

En la oscuridad de una habitación donde solo se iluminaba momentáneamente cuando un automóvil rara vez pasaba por su calle.

Blossom no estaba teniendo una buena noche exactamente, y es que por alguna razón no podía quedarse dormida por más que lo intentara. Dejaba a un lado su móvil intentando deshacerse de la luz azul que la mantenía despierta, pero los minutos pasaban y no podía conciliar el sueño de todas formas, repitiendo el ciclo una y otra y otra vez.

El reloj de su pantalla indicaba que eran alrededor de las 15 para las 5 de la mañana, había dormido tan solo dos horas desde ayer. Se preocupó por las ojeras que adornarían su rostro en cuanto fuese a la escuela. Suspiró mientras dirigía su mirada al techo e intentaba meditar para por lo menos descansar los ojos un rato.

Los ronquidos suaves de Buttercup hacían que su misión se sintiera imposible de todas formas. Abrió un ojo con molestia mientras escuchaba a su hermana mascullar entre sueños.

—Oye… ¿vas a... comerte es-so? — susurró, aún mientras se encontraba dormida.

La líder de las powerpuff girls suspiró, preguntándose porque aún compartían habitación después de tantos años. Cuando cumplieron doce años, el profesor les ofreció la posibilidad de hacer unas reformas al hogar Utonium para poder separar su enorme habitación en tres subdivisiones para cada una. Las chicas lo pensaron por un tiempo y cuando estuvieron a punto de ponerse de acuerdo, Bubbles admitió que le causaba un poco de temor el tener que pasar la noche sola. Su confesión pronto acabó con la idea del proyecto, ni Buttercup ni Blossom tuvieron el valor de volver a insistir.

En su lugar, dejaron de compartir una única cama para ser reemplazadas por tres con sus respectivos colores. Cada una se apoderó de una esquina en la habitación, Bubbles a la izquierda, Buttercup a la derecha y ella al centro, contra las ventanas circulares que daban a su alcoba.

Meditativa, comenzó a recordar tiempos más simples, tiempos en los que Bubbles aparentaba realmente ser su hermanita pequeña. Cuando traía ratones a casa y le suplicaba al profesor que pudiesen quedarselos, cuando lloraba al ver bichos y tenía fobia a la oscuridad. Pero todo eso había cambiado hace cerca de dos años, justo después de haber cumplido los 15 años.

Después de dos fracasos amorosos, uno especialmente traumático y el otro particularmente tóxico, fue que Bubbles decidió que tenía suficiente. Todavía lo recordaba como si hubiese sido ayer.

Se vio a sí misma cuando aún utilizaba su distintivo lazo rojo amarrado en una coleta mientras le limpiaba las lágrimas con las manos a su hermana de coletas rubias. Siempre había amado sinceramente y su ingenuidad la hacía presa fácil de chicos mayores que aparentaban interés por ella, cuando en realidad solo querían llegar a tercera base para después desaparecer y contárselo a todo el mundo.

Bubbles tragó bilis con amargura, sus mejillas brillantes y sus ojos rojos del esfuerzo de llorar. —Odio a los muchachos. — exclamó. —Hacen daño a gente que quieren y no sienten remordimiento. No hay forma de cambiar las cosas ¿no es cierto? — Miró a Blossom en busca de alguna respuesta. —No importa si ambos estuvieran de acuerdo, que ambos se gustaban, que ambos lo disfrutaban y que fuese él quien acabase por traicionarte. Una siempre tendrá la culpa de una forma u otra. — Se encogió de hombros, mientras le mostraba una conversación extensa en su celular. Pudo identificar palabras de súplica, amenazas y desesperación de parte de su hermana, un muchacho que se negaba a aceptar la culpa y simplemente la evadía, para al final ser bloqueada de su lista de contactos.

La líder no sabía qué decir en ese momento. Su falta de experiencia no se lo permitía, solo podía limitarse a abrazar a su hermana y contemplar su sufrimiento.

—Estoy cansada Blossom… —

Y fue como si una luz se apagase dentro del pecho de su hermana.

Ella maduró. Más rápido de lo que le hubiese gustado realmente.

Después de esa experiencia tan amarga, Bubbles decidió cortarse el cabello a ras. Abandonó los overoles y los colores pastel para volverse más avezada con su guardarropa, que pronto se llenó de skinny jeans, faldas y tops con escote.

Hizo nuevas amigas y se unió al equipo de animadoras. Comenzó a utilizar más maquillaje y abandonó el look de las icónicas coletas por una sencilla cola de caballo que favorecía a su cabello ondulado,solo las utilizaba para sus performances de cheerleading o streams, o cuando salía a combatir al crimen. Aceptó su condición de celebridad y comenzó a ver a los muchachos de forma diferente.

Si iban a lastimarla de todas formas lo mínimo que podía hacer era divertirse un poco, le confesó en una ocasión que estaba a punto de salir a una fiesta universitaria a la que Blossom había insistido que desistiera en ir: muchachos mucho mayores que ella intoxicados eran una señal de peligro por donde se viera, pero Bubbles insistió que exageraba y podía cuidarse perfectamente sola.

Una parte de ella aceptó que su condición de superheroína la ponía por encima de cualquier veinteañero. Se sentía empoderada, fuerte sabiendo que era mucho más poderosa. No dejaría que nadie lastimara sus sentimientos de nuevo.

Blossom se preguntaba si una parte de ella realmente disfrutaba lo que hacía.

Se volteó en dirección de su hermana rubia, que dormía plácida y angelicalmente, con el brazo sosteniendo firmemente a su pequeño pulpo Octi. Blossom sonrió para sus adentros reconociendo que por lo menos Bubbles aún consideraba especial algo tan significativo para su infancia.

Se mordió la uña del pulgar en cuanto se percató que iban a ser las 6 de la mañana y pronto tendría que levantarse a comenzar su rutina matutina. Se levantó silenciosamente para no levantar a sus hermanas y se dirigió fuera de la habitación.

Comenzó el día fatigada, fruto del insomnio que la atormentaba, así que decidió no seguir su trote matutino como cada día, ya recuperaría el ritmo mañana.

En su lugar tomó una refrescante ducha fría para avisparse y hacer el rol de mamá sustituta en la ausencia del profesor.

La pelirroja no era una cocinera particularmente buena, el rol de chef era usualmente del profesor o Buttercup, ambos excelentes en su trabajo. Pero a Buttercup le costaba despertarse temprano así que Blossom se tomaba la molestia de servir el desayuno a sus hermanas. Waffles veganos con fruta para Bubbles, y huevos con tocino y jugo de naranja para Buttercup.

Blossom sonrió al ver el fruto de su trabajo… bueno quizás esos waffles pudieron haber sido tostados un poco más… y definitivamente se le había pasado la mano con el tocino, dos o tres tonos más oscuros de lo convencional.

Ella no era una persona con demasiado apetito. Aunque su estómago parecía estar devorando sus entrañas colindantes le era sencillo ignorar esa sensación. No obstante, tomó un bowl de color blanco y lo lleno de cereal de maíz y semillas que luego cubrió con un vaso de yogurt.

Oyó el fuerte bostezo de alguien que estaba a punto de bañarse.

Buttercup, reconoció.

Añadió unas tres, cuatro, cinco frambuesas a su desayuno considerándolo lo suficientemente nutritivo.

No tenía caso esperar a que se le unieran sus hermanas, ambas demasiado soñolientas estarían listas hasta dentro de dos horas, sospechó, así que se sentó a disfrutar de su desayuno por su cuenta.

En cuanto terminó ya iban a ser las 7 de la mañana, por lo que se dispuso a llegar antes de hora a la escuela.

Sus hermanas usualmente utilizaban el autobús escolar como una persona normal, algo que ella consideraba innecesario cuando puedes llegar en menos de un minuto a la escuela (7 segundos si estas muy tarde); o de vez en cuando eran recogidas por sus grupos de amigas.

A Blossom le gustaba esa hora libre que tenía al llegar temprano a la escuela. Podía sentarse a leer y escuchar música en la biblioteca un rato, o incluso ponerse al día con tareas que había aplazado. Había algo acerca de una biblioteca completamente vacía para sí misma que la hacía sentir especial.

Estaba comenzando a sentir el cansancio de la falta de sueño para cuando por fin tocaron el timbre que anunciaba el inicio de las clases. Se lamentó de no haber aprovechado esa hora que tenía libre para poder cabecear un rato por lo menos unos quince minutos, a la bibliotecaria no le hubiese molestado.

Mientras vacilaba sus opciones fue interceptada por la secretaria de la señorita Keane cuando se encontraba caminando a clases.

— ¡Blossom! Te necesitan en la oficina de orientación académica. Ya hablamos con tu profesor para que te de la hora libre— anunció, mientras le entregaba un papel de permiso para estar fuera de clases. La pelirroja lo recibió con desconcierto.

Oh rayos, esa cosa. pensó para sus adentros, había olvidado por completo la tarea a la que había acabado por apuntarse.

No obstante, le dirigió una sonrisa de agradecimiento a la joven mientras esta se despedía con dirección a las oficinas administrativas.

Blossom marchó con desgano hacia la solitaria oficina al final del pasillo, mientras los alumnos de Townsville High se dirigían charlando y riendo a sus respectivas clases. Por el rabillo del ojo pudo divisar a sus hermanas, quienes la contemplaron confundidas al ver que no estaba rumbo a sus clases. La líder rosa solo atinó a agitarles el permiso como señal de: No, no me estoy fugando, con expresión aburrida.

Golpeó dos veces la puerta, a lo que recibió de respuesta un ronco "Adelante" que la invitó a entrar.

La powerpuff girl reconoció a la anciana como la señorita Judith Oak, la orientadora académica y psicóloga de la secundaria. No estaba muy familiarizada con la mujer pero había oído rumores de que antes de llegar T high había trabajado con presos.

—Ah Blossom, te estábamos esperando, justamente conversábamos acerca de cómo… —

Pero la ojirrosa no pudo concentrarse en lo que estaba diciendo la mujer, porque al mirar hacia delante y ser recibida por la oscuridad y el calor que emanaba la oficina, se fijó en que nadie, pero nadie más y nadie menos que Brick Him se encontraban sentados al otro lado del pupitre de Miss Oak.

Se sintió como si todo corriera en cámara lenta, el viento le sopló el cabello y pudo sentir como la sangre abandonaba su rostro mientras la puerta detrás suyo se cerraba con un ruido tosco a una velocidad ridículamente pausada, imitando el efecto de un objeto al caer.

Brick la veía como si se encontrara viendo un fantasma. Carajo. musitó para sus adentros mientras cerraba los ojos y apretaba los puños, apartando la vista de la muchacha.

Pero por supuesto que tenía que ser ella, y era tan estúpido que no lo había adivinado desde un principio. Sintió náuseas apoderándose de su estómago mientras se llevaba una mano al rostro con frustración. Y mientras todo esto sucedía Judith continuaba con su discurso acerca del programa, con ninguno de los pelirrojos prestando ni un ápice de atención.

—Y he oído cosas excelentes acerca de tí.— culminó la mujer de ojos grises, recién fijándose en que la powerpuff rosa seguía congelada frente a la puerta. — Oh querida, es mejor que te sientes. — le indicó el asiento vacío que se encontraba al lado de su archienemigo.

—¿... Me mandó a llamar Miss Oak?— atinó a responder de forma patética mientras su rostro adoptaba la máscara de robot automático que utilizaba cada vez que tenía que lidiar con alguien mucho mayor y respetable que ella. Una sonrisa respetuosa y los ojos entrecerrados eran suficientes para desviar la atención de su obvia incomodidad. Brick solo atinó a poner los ojos en blanco con frustración.

La señora Oak se mostró confundida.

—Bueno sí, Blossom— se acomodó las gafas mientras adoptaba una postura solemne cruzando los brazos bajo el pecho. —Estaba a punto de anunciar a Brick que tú serás su tutora en lo que resta del año. — Anunció sonriente.

—¡Por supuesto que no!— bramó el pelirrojo de forma innecesariamente hostil dirigiéndose a la consejera. Tenía el ceño fruncido y los nudillos blancos de la fuerza con la que apretaba los puños.

Miss Oak solo levantó una ceja interrogando el tono del muchacho. —Por supuesto que sí.—

Blossom se sintió a sí misma encogerse dentro de su asiento en rumbo al lugar feliz dentro de su mente, aún con una sonrisa tranquila dibujada en su rostro mientras oía a Brick maldecir y ponerse a discutir con la orientadora.

—¡Tiene que ser una broma! — bramó el muchacho golpeando el escritorio con la palma de las manos, haciendo que algunos objetos del escritorio reboten y otros más pequeños como lapiceras cayeran al suelo. —Ella. Entre todas las posibles opciones para darme las putas lecciones. Ella. — Blossom no apreciaba ser señalada como si se tratará de una especie de fenómeno de circo, pero de nuevo, estaba demasiado sumida en su propia mente como para rebajarse al nivel de su némesis. Se contentó con cerrar los ojos y voltear el rostro en dirección contraria.

La mujer mayor pareció confundida. —Por supuesto que tiene que ser ella.— se quitó las gafas de montura para dirigirle una mirada severa al rowdyruff, sin darle importancia al berrinche que estaba haciendo y que su tono de voz estaba dos octavas más fuerte de lo que le gustaría. — Ambos se conocen y tienen similares… orígenes. Si hay alguien que puede ayudarte a superarte tiene que ser ELLA, por encima de tus demás compañeros.— señaló.

Bueno, si lo evaluaban con seriedad era más que seguro que Blossom fuese la única candidata capaz de controlarlo. Tenía el conocimiento, el porte, la conducta y los superpoderes. Lo necesario para poner en su lugar al chico en caso decidiera regresar a sus… viejos hábitos. La letra por sangre entra. debieron haber pensado.

—Pero ya prometí que iba a comportarme, carajo. — exclamó el muchacho, pasándose una de sus manos sobre el rostro con frustración. La powerpuff girl creyó por un minuto que se pondría a llorar de la rabia, y eso le hizo gracia —¡Prometo no romperle los dientes a nadie!

Miss Oak solo atinó a poner los ojos en blanco. —Brick, estás siendo ridículo y lastimando los sentimientos de tu compañera.— señaló a Blossom con un movimiento de la cabeza.

La verdad es que esta situación no podía causarle mayor gracia a la powerpuff girl. Por supuesto que le era molesto el tener que lidiar con una carga tan pesada como lo era el mismísimo Brick, pero había algo en el hecho de que él la necesitara inevitablemente y que esto fuera algo que lo hiciera sentir miserable que de cierta forma, motivara a Blossom de una forma que ni ella misma se esperará.

Así que ¿qué más daban sus insultos? Podría aguantarlos tanto tiempo fuese necesario si su sola presencia le podía causar una reacción tan adversa a una persona que le desagradaba tanto como él.

Brick apretó las sienes con los dedos, conteniendo una especie de jaqueca. —¿Es consciente del historial que tenemos ella y yo no es cierto?—

—¿Solían salir?— malinterpretó la consejera.

—¡Mierda, claro que no!— bramó el chico de nuevo, con un tono de voz mucho más fuerte que el de su agrado. Blossom no pudo evitar hacer una mueca de ofensa, no solo porque le resultaba desagradable la acusación sino por la innecesaria negación del muchacho, sin embargo se abstuvo de decir algo y solo se cruzó de brazos. —¡Solíamos molernos a golpes hace menos de dos años!— le recordó Brick.

Blossom se preguntó cuándo exactamente fue que habían abandonado esos encuentros brutales. Debió haber sido no mucho antes de haber cumplido quince años.

La anciana solo atinó a poner los ojos en blanco mientras desplazaba las manos sobre diversos portafolios manila. —Eso está en el pasado…

—NO, NO LO ESTA. — El muchacho estaba al borde de perder la paciencia, ella no lo estaba escuchando. No medía la gravedad de este asunto y lo mucho que esto lo ponía en una situación comprometida. No había sido hace mucho que derramaban la sangre del otro sobre el pavimento o se causaban moretones que duraban meses sin poder sanar.

Tenían una rivalidad de años maldita sea, y aunque habían parado con las batallas para poder adaptarse a un estilo de vida más… común y corriente, su trato no había mejorado de ninguna forma.

Más bien, era gélido como la Antártida. Ambos intentaban ignorar la presencia del otro lo más que podían durante la escuela, ponerlos en una situación de trato constante solo contribuiría a una ansia de sangre que acabaría en resultados desastrosos. Y aparentemente, ÉL era el único que podía preverlo.

La consejera se sostuvo una sien con las manos, agotada ante lo que a sus ojos era solo el berrinche de un muchacho que estaba siendo innecesariamente infantil al respecto.

—Brick, no sé qué es lo que esperas con esto. — Y realmente no lo hacía. —Ella es una estudiante modelo, presidenta del consejo estudiantil, ganadora del premio anual y de múltiples competencias de matemática, ciencia y lingüística en las que ha participado el colegio. Tiene un excelente récord de asistencia y una conducta impoluta. ¿Qué mejor que ella?

Las palabras de la consejera no hicieron más que enfurecer mucho más a Brick, no era necesaria una pista para saber que le estaba dejando en claro que esa chica era excelente e increíble, y también TODO lo contrario a lo que era él. ¿Se supone que debería sentirse afortunado? Era como frotar sal en su ya magullado ego el que lo asignen a su cargo.

—Cualquier otra PUTA persona. — escupió el muchacho, cuya palabrota sacudió a Blossom de su ensimismamiento, preguntándose qué diría la mujer mayor acerca de su arranque.

Pero la señorita Oak ya estaba bien acostumbrada a esa clase de majaderías viniendo de él, y honestamente ya había oído peores muestras de desacato y obstinación. Esto era el berrinche de un niño para ella.

—Bueno disculpa, pero ella es quién la directora y yo seleccionamos para tí. —terminó por declarar la mujer, mientras separaba uno de los portafolios y lo dejaba justo en frente del lugar de la powerpuff girl rosa.

Blossom no miraba en su dirección pero pudo percibir como por el rabillo del ojo Brick la fulminaba con la mirada. Era una sensación incómoda, eran como dos potentes bolas de fuego clavadas encima de ella, analizándola. No se molestó en hacer mueca alguna.

—Ella ni siquiera quiere hacerlo. — murmuró el muchacho, aún sin apartar la vista de su rostro. —¿No vas a negarte?—

La powerpuff no pudo evitar sorprenderse con el hecho de que el muchacho se dirigiese directamente a ella, lo que provocó que girará la vista en su dirección. El rosa se enfrentó al carmesí por unos segundos y Blossom pudo contemplar el ceño fruncido de su interlocutor. No obstante, se veía genuinamente confundido o esperanzado con la posibilidad de que ella se negase, a lo que la chica lo consideró por un segundo.

Niégate, niégate, niégate, niégate. le gritaba su mente.

No tenía el tiempo, ni la voluntad de adquirir un pupilo tan problemático como Brick.

Ya podía oler el desastre a millas. Sería fácil negarse a una carga tan innecesariamente molesta mucho antes de que esta pueda desencadenarse de forma negativa. Pero aún así, había algo…digamosle mezquino dentro de ella que se negó a rendirse.

Alguna forma de maliciosidad y necesidad de tomarle el pelo de vuelta a su antiguo enemigo que la hizo considerar ayudarlo, muy por encima del papel de altruismo que estaba a punto de desempeñar a ojos del personal estudiantil.

—Lo siento Brick, es lo que me fue solicitado.— exclamó, con un tono de voz que a primera vista sonaba abnegado y acongojado, pero que alguien con sentidos tan agudos como Brick podía detectar como una especie de sorna, lo que provocó que entrecierre los ojos con furia.

Pero no pudo replicar más. —Bueno entonces no tenemos nada más que discutir. El primer periodo está a punto de acabar y ya los retuve el tiempo suficiente.— con impaciencia la consejera Oak se levantó mientras le entregaba el portafolio que había seleccionado previamente en las manos de la líder powerpuff — Blossom este es el expediente de Brick y su horario de estudios actualizado.— aclaró, mientras los instaba a levantarse para abandonar su oficina.

—¡Hey…!— pero la protesta del pelirrojo se vio silenciada al ser empujado hacia la puerta.

—Muchas gracias, señorita Oak. Puede dejarlo todo en mis manos. — Blossom le dedicó una de sus encantadoras sonrisas de televisión mientras se apoyaba sobre el marco de la puerta.

Si la mujer respondió su despedida no pudo haberla escuchado, ya que el sonido de la puerta al azotarse silenció cualquier posible ruido. Blossom se mantuvo frente a la puerta cerrada unos segundos mientras asimilaba lo que acababa de pasar, un silencio sospechoso se apoderó detrás suyo.

Sintió como sus reflejos le alertaban del peligro cuando sus manos que sostenían el portafolio se levantaron automáticamente hacia arriba, evitando que un furibundo Brick se lo arrebatara de las manos.

Blossom se volteó para fulminar con la mirada a su enemigo quien se la devolvió de la misma manera.

—¿Por qué no te negaste?— preguntó, con el ceño fruncido y los puños apretados.

La powerpuff girl no pudo evitar sentirse un tanto cohibida ante la mirada que denotaba un profundo desprecio hacia ella. Pero no pensó por un momento en demostrarlo.

—Solo le hago un favor a la comunidad. — admitió con una sonrisa de autosuficiencia. Pero cuando estuvo a punto de darse vuelta para continuar su camino Brick intentó una vez más quitarle el portafolio. —Deja eso. — le advirtió, mientras presionaba la carpeta contra su pecho, evitando que él pudiera arrebatárselo.

—Hablo enserio. — exclamó el muchacho de ojos carmesíes, un poco más calmado mientras preguntaba. —¿Por qué no solo te negaste? Ambos sabemos cómo acabará esto.

—No es por hacerte ningún favor, eso tenlo por seguro. — admitió la powerpuff rosa, abandonando la máscara arrogante para adquirir una expresión más seria. —Pero por que me fue solicitado por alguien que fue importante para mí en mi infancia. — admitió, no podría importarle menos lo que sucediera con Brick, pero era importante para Miss Keane.

—Mira que tierna…— por un segundo el muchacho levantó las cejas con una expresión de enternecimiento que la chica nunca le había visto hacer. Más aprovechando su confusión el muchacho sostuvo una de las esquinas del portafolio que llevaba en brazos, ejerciendo fuerza para lograr quitárselo. —No necesitarás esto. No tienes que ocuparte de nada, yo mismo me haré cargo de esto.—

—¿Estás bromeando?— exclamó la muchacha, haciendo fuerza en el sentido contrario mientras luchaba contra el agarre férreo de Brick. —Sabes perfectamente que no puedes hacerte cargo de tus estudios por tí mismo. Por eso fue que me llamaron.—

La expresión del rowdyruff boy se tornó sombría mientras clavaba los dedos sobre el documento aferrándose con más fuerza a este. Junto su frente con la de la muchacha mientras la fulminaba con la mirada.

—No te necesito. — exclamó en voz baja, con un tono tan afilado que cortaba la atmósfera silenciosa que los rodeaba. De repente eran solo ellos dos en el pasillo, y el aura que emitía Brick se tornó oscura alrededor suyo. —No te quiero cerca mío.— escupió, como si Blossom fuera el parásito más repulsivo que había tenido la desgracia de encontrar.

Si la powerpuff girl rosa demostraba debilidad sabía que perdería, aunque dentro suyo podía sentir como se aguantaba un estremecimiento al tener a un muchacho mucho más grande que ella y muy capaz de causarle daño si perdía los estribos.

Blossom se negó a mostrar el temor que sentía,adoptando de nuevo, su actitud solemne y airosa de superheroína.

— Bueno, pues tendrás que acostumbrarte. — declaró, apartando el portafolio de su agarre con un jalón. Brick se apartó unos centímetros aún mirándola con fastidio. —Este asunto no me hace la menor gracia pero si voy a tener que ser tu tutora hay algunas reglas a las que vas a tener que acostumbrarte ¿me oíste?— anunció con severidad.

Brick no quiso oír más de la necedad de la muchacha, estaba perdiendo la paciencia mucho más rápido de lo previsto y sabía que cualquier arranque que pudiera apoderarse de él acabaría perjudicándolo más a él que a ella. Condenada mujer…

Con un movimiento violento se giró hacia el sentido contrario para caminar al otro lado del pasillo sin prestar atención al parloteo de la muchacha.

—¡Hey!— intentó llamar su atención la muchacha. —¡Ni siquiera hemos coordinado cuándo nos reuniremos! Santo cielo, ¿siquiera tienes una dirección donde se supone que nos veamos?

Pero era en vano, el muchacho ya se estaba alejando rápidamente de ella, el sonido del timbre anunciando el segundo periodo ahogó sus reclamos mientras un mar de alumnos salía de sus respectivas aulas. Pronto, la gorra roja y el cabello largo se mezcló junto con el resto del cuerpo estudiantil.

Blossom se mordió el labio con frustración al verse ignorada.

—¡Más te vale que te vea asistiendo a gimnasia, Brick!— gritó, haciendo un megáfono con las manos. Unas cuantas cabezas del cuerpo de alumnos se voltearon a verla. —¡Se lo diré a Miss Keane si no lo haces!— amenazó.

Pero Brick ni siquiera se inmutó en voltearse, desapareciendo entre la multitud.

Blossom sintió un nudo formándose en la boca de su estómago. Genial, pensó para sus adentros. Hacía mucho tiempo que no se enfrentaba a esta clase de estrés, y es que ella tenía un estómago particularmente emocional. Sumándole su fatiga por no haber dormido y un incipiente dolor de cabeza , Gracias a alguien, tendría un día de perros, suspiró. Y para rematar hoy tengo gimnasia.

Blossom se encaminó hacia su clase de Cálculo avanzado, curso que compartía solo con su amiga Robin, con quien se sentó por el resto de esta. Sin embargo, casi no prestó atención a lo que se explicaba en el pizarrón. Estaba muy ocupada examinando el fólder con la información de Brick.

Era material muy superficial acerca del perfil del alumno.

No tiene número de contacto. observó, su único tutor referente era Mojo Jojo pero este tenía bajo paréntesis la palabra (inubicable). Ahh, un padre responsable, pensó con ironía.

Asimismo, se dio con la sorpresa de que tampoco contaba con una dirección escrita. ¿Cómo se supone que trabaje con esto? se preguntó cerrando los ojos con frustración y dando gracias al cielo por el excelente registro del sistema educativo público.

Se detuvo a mirar la fotografía del archivo, de un Brick mucho menor. Con la mirada perdida y expresión indiferente, su ahora largo cabello rapado hasta el cuero cabelludo, y sin su familiar gorra roja puesta. Blossom pensó que parecía más una foto del álbum de un reformatorio.

Trató de aguantarse la risa en medio de la clase cuando leyó la oración que le seguía a su fotografía. ¿Joshua? ¿Realmente era ese su segundo nombre? Debió haber sido cosa de Mojo o Él , estaba segura que Brick ni muerto habría escogido eso como su segundo nombre.

De pronto recordó el suyo: Melissa; un bonito nombre que el profesor había escogido para ella cuando las apunto a ella y sus hermanas en los registros públicos, en caso algún día quisiera utilizar un nombre más convencional en algún momento de su vida.

Pero no podía verse a sí misma con ningún otro nombre que el que ya conocía.

Pasó la hoja al ver que no había suficiente información relevante y examinó su historial de notas con el ceño fruncido. Al parecer tendrían que reforzar literatura e historia, eran las materias con las que lidiaba con mayor dificultad incluso en años anteriores. Era decente en cálculo y trigonometría, y se sorprendió al notar que el chico al parecer era naturalmente adepto al arte, su electivo predilecto. Hizo una nota mental de esto, no era común que los muchachos de su escuela se anotarán a arte, prefiriendo carpintería, música o taller de mecánica por encima de este. Era una elección curiosa considerando la peculiaridad de carácter de Brick.

Un momento ¿acaso se estaba involucrando de más? Se sacudió la cabeza al darse cuenta que el interés que sentía se encontraba sobrepasando sus propios límites profesionales.

Solo iba a darle clases de refuerzo y ya, allá él si deseaba mejorar. No iba a desperdiciar más tiempo. Además, tenía la ligera sospecha que sus bajas calificaciones no eran más que por su necedad de asistir al colegio que por genuina ignorancia (esperaba); y si fuera ese el caso entonces el asunto se resolvería con mayor antelación de la que esperaba y no tendrían que verse las caras más seguido de lo necesario.

Así es. pensó para sus adentros mientras cerraba la carpeta y la guardaba dentro de su mochila. El ruido de la campana la sorprendió, la clase había culminado y no había tomado los apuntes suficientes. Agradeciendo al cielo por la tecnología, tomó una captura rápida del pizarrón antes de seguirle los pasos a sus compañeros.

Tuvo dos periodos más de clase antes de que le tocara gimnasia. El único que compartía con su nuevo pupilo, sus hermanas y el resto de su clase de la preparatoria.

Se tomó un minuto frente a su casillero mientras se preguntaba si valdría la pena asistir a gimnasia. Se sentía bastante cansada y aún tenía el tema del estómago revolviéndole las tripas.

Quizá podría reportarse enferma y quedarse en enfermería por el resto del período. Pero también recordó que era una de las pocas oportunidades que tendría de comprobar que Brick no estuviese saltándose clases como antes.

Al revisar la siguiente hoja de su portafolio se percató que esta clase era una de las pocas que compartían a la semana, junto con literatura los lunes y miércoles, y laboratorio los jueves.

Suspiró, mientras se dirigía a los vestidores del gimnasio, con su neceser colgándole de un brazo.

Para cuando llegó, se percató que era la única dentro de los camerinos, así que se apresuró en desabotonarse la blusa que llevaba puesta en cuanto pudo oír murmullos que llamaron su atención al otro lado de los casilleros.

—Oí que se acostó con Mitch en su camioneta.

Blossom detuvo sus dedos en el último botón, aguantando la respiración por un segundo. No reconoció las voces así que asumió que eran un par de chicas de un año menor que habían terminado de rezagadas.

—Eso es simplemente ridículo.— respondió otra voz entrometida. La powerpuff girl agudizó su oído para poder espiar mejor la conversación. —Nadie en su sano juicio creería que ambos podrían caber en esa cafetera, probablemente ese rumor lo inventó él mismo Mitch.

La ojirrosa recuperó el aliento con un casi imperceptible suspiró.

— ¡Te lo juro que es verdad!— respondió la primera chica. —¡Vieron el auto aparcado saltar de arriba a abajo durante el recital! ¡Apostaría TODA mi mesada anual a que la chica que vieron con él era Buttercup! dicen que incluso tienen fotos del evento y todo…

Blossom no se percataba de lo fuerte que mordía su labio para evitar que las palabras que aguantaba dentro de su cabeza estallaran súbitamente. Ella podía recordarlo. Buttercup se la había pasado gran parte del verano rogándole al profesor que le permitiera asistir a ese concierto. Un grupo que ninguna de sus hermanas disfrutaba, sin nadie más que pudiera acompañarla que su tonto noviecillo ¡Pero que tonta!

La líder de las Ppg se abofeteó mentalmente. Se había expuesto a una situación de peligro tan obvia que aparentemente había acabado en boca de todos.

Pero… Buttercup no sería capaz de hacer algo como eso. El solo pensamiento era inconcebible. Mitch apenas y era la primera cosa cercana a un novio para ella, seguramente ella no sería capaz de exponerse de la forma que decían. ¡Por Dios! ¡Era una Powerpuff Girl! Si existieran personas que se supone personifican las buenas virtudes de las chicas de su edad a ojos del público, esas eran ELLA y SUS HERMANAS.

Esto debe ser tan solo un sucio, estúpido e inmoral rumor creado por alguien despreciable.

Comenzó a enrojecer de la ira, recordando la página web del día anterior. ¿Por qué de repente estaban todos en búsqueda de un chisme con el cual calumniar a ella y a sus hermanas? ¿Qué ganaban tratando de manchar su reputación de esa forma?

Pensó seriamente en salir allí y enfrentar a ese par de mocosas, ya tenía suficiente con medio internet comentando la vida sexual de las powerpuff girls, no necesitaba que esto afectará también su vida diaria.

Debería comentar esto con Bubbles… pensó, mordiendo la uña de su dedo pulgar. Solo para estar segura de que nadie esté cometiendo ninguna estupidez que no me hayan dicho.

— Bueno, no se nada acerca de eso y si te soy sincera, jamás hubiera pensado eso de Bc; pero ya que los rumores corren tanto en esta escuela… Todo el mundo ha comenzado a hablar acerca de ellos, en especial los chicos, es casi enfermizo. Totalmente obsesionados.

Lo que faltaba. pensó Blossom. Sus temores haciéndose realidad.

— De todas formas, ¿y qué con sus hermanas? Bubbles parece pasar de todo el mundo últimamente.

—¿La zorrita rubia?— la muchacha río de forma que hizo apretar los puños a la pelirroja. Tranquilízate Blossom. — Pero si ella siempre da algo de qué hablar, el tema de Buttercup apenas y debe ser noticia para ella. Todo el mundo sabe acerca de sus fiestas con el equipo de porristas y su enredo con los mariscales de campo de otras escuelas.

— Oí los rumores acerca de las cosas que hizo en la última fiesta de Princesa. ¿Es acaso cierto que…? — Pero el repentino pitido de un silbato interrumpió el silencio que reinaba en el camerino de damas, sobresaltando al par de chicas y despertando a Blossom de su propio ensimismamiento.

— Después hablamos de eso, deberíamos apresurarnos antes de que alguien venga a regañarnos.

Tan pronto después de haber dicho eso, el sonido de una puerta azotándose dejó saber a Blossom que habían abandonado la habitación. La chica pasó una de sus manos por su cabello, y con una velocidad casi inhumana se arrancó las prendas que llevaba puestas para poder acomodarse en su ropa de gimnasia.

Sus compañeros apenas y prestaron atención al hecho de haber sido la última en salir de los vestidores. La clase estaba subdividida en dos fracciones del gimnasio, hombres y mujeres.

En esta ocasión, las chicas se encontraban a punto de empezar un aguerrido partido de volleyball mientras los muchachos ya se encontraban en medio de un particularmente sangriento partido de basketball.

Blossom se detuvo un momento para escanear al grupo de muchachos al otro extremo del gimnasio, en busca de alguien en específico.

Y se las arregló para encontrarlo. Sentado en las bancas, con una sudadera roja y un mandil azul con la palabra SUPLENTE marcada, se encontraba Brick con cara de pocos amigos, sin prestar atención a lo que ocurría en el partido, muy ocupado estando hundido sobre su asiento.

Por la esquina de uno de sus ojos, Blossom visualizó a su hermana de coletas rubias al otro lado de la net, con una expresión más bien reflexiva, fuera de su habitual entusiasmo.

Estaba usando un outfit similar al de ella, una remera blanca sencilla y shorts de gimnasia rosas que le llegaban por encima de las rodillas, con la única diferencia de pantaloncillos color cielo y eran un poco más cortas; además de unas rodilleras de deporte.

La chica recordó que también tenía un par de rodilleras de protección en su mochila, más justo cuando se disponía a ir de vuelta por ellas, fue detenida por un brazo que se aferró a su hombro.

—Blossom, querida, que bueno que te encuentro. — suspiró con alivio la entrenadora de gimnasia. —El Coach de los chicos, el señor Glenn no pudo venir debido a un resfriado y bueno, ahora necesita que alguien se encargue de vigilar de cerca a esos… caballeros…— dijo lo último clavando la vista a la primera falta del partido, un escuálido chico se encontraba en el suelo con la nariz sangrando a borbotones. —Antes de que comience una verdadera carnicería, ¿te importaría hacer de árbitro durante el juego de las chicas?

A la pelirroja en realidad no le hacía gracia desaprovechar la oportunidad de compartir un par de palabras con su hermana durante lo que quedaba de clase, pero accedió a la petición.

—Yo me encargo. — asintió Blossom, cogiendo el silbato que le extendía la maestra.

—Lameculos. — murmuró una voz casi inaudible entre las jugadoras.

La ojirosa volteó furiosa en dirección al insulto. Una muchacha alta, delgada y con un atuendo más apropiado para una rutina en el gym que una clase de gimnasia, mantuvo la misma pose altanera sin siquiera inmutarse apartar la mirada de la suya.

Blossom puso los ojos en blanco. Por supuesto que era ella.

Su esponjosa melena rizada sostenida en una única cola de cabello, de facciones afiladas, nariz puntiaguda y pecas por todas partes. Princesa Morebucks había crecido justo como podía haberse esperado de una villana adolescente como ella; contraría al estereotipo de la plástica muchacha ricachona; su complexión larguirucha era casi admirable: atlética y lista para el combate.

Era una lástima que su repugnante actitud dejara tanto que desear.

Sin romper el contacto visual, sopló el silbato tan fuertemente que desconcertó a todo el equipo femenino con excepción de Princesa.

—A jugar.

Vigiló unos quince minutos de partido prestando especial atención a la muchacha de cabello rizado, en caso cometiera alguna falta atroz que le permitiera sacarla del juego. ¡Y sí bueno, su humor podía arruinarse con tanta facilidad!

Un par de servicios, remates y risitas tontas marcaron un tanto ridículo partido. Su hermana y enemiga mortal parecían ser las únicas que tomaban en serio el juego, y por un momento Blossom creyó que quizá Bubbles había oído lo que Princesa masculló entre dientes.

Quince minutos de partido habían pasado con la líder de las powerpuff girls sirviendo de árbitro, sin muchas faltas además de caídas cómicas y pelotazos entre miembros del mismo equipo. El ambiente parecía encontrarse bastante tranquilo en el gimnasio cuando de pronto un aullido agudo hizo eco entre las tribunas.

Blossom apenas pudo reaccionar debido a la subnormal velocidad con la que la pelota la golpeó a sus espaldas, directamente a la cabeza. Cayó al piso con un golpe sordo mientras la pelota se alejó de ella unos cuantos pies aún dando bote. La silenciosa confusión de repente se apoderó de toda la clase.

¡Auch! aunque aún era incapaz de musitar palabra alguna, el golpe verdaderamente había llegado a sacudir su cráneo. ¡Eso dolió! Blossom clavó los ojos con furia en dirección a Princesa, dispuesta a compartir un pedazo acerca de lo que pensaba de ella, pero la pelota no había llegado desde su dirección.

De repente ella también estaba confundida, palpando con una de sus manos la parte de atrás de su cabeza. No tenía porque haberle dolido, ninguna pelota normal tenía la suficiente fuerza para llevar a un superhumano al piso, apenas y debía haber sentido el golpe.

Contempló la pelota de basketball magullada aún moviéndose sobre sí misma. Parecía perfectamente normal para ella, no había forma de que hubiera sido lanzada como proyectil balístico en su dirección… eso o...

—¡Maldita sea Craig, es que acaso no sabes atrapar un simple pase!— bramó una voz que se oyó trotando cada vez más cerca, con las zapatillas rechinando sobre el lustroso piso de madera.

Los entusiasmados murmullos femeninos se escucharon como un zumbido en frente de Blossom, cuyas sospechas se vieron opacadas por la brutal y desagradable realidad.

—¡Lo siento tanto, belleza! Mis compañeros son una real mierda jugando al baloncesto, no pueden evitarlo. — una mano fue extendida en dirección de la muchacha, quien ignorando cualquier avance indeseado levantó sus cuartos traseros por su propia cuenta.

A pesar de la clara negativa, Butch Him aún tenía la misma sonrisa socarrona estampada en el rostro. Se había detenido para levantar el balón antes de ofrecerle ayuda para levantarse a la chica.

—¡BUTCH, TE ADVERTÍ DE QUE JUGARÁS SUAVE CON TUS COMPAÑEROS! ¡CASI MATAS AL POBRE CRAIG!

El grito de la entrenadora llamó la atención de Blossom, quién observó a un escuálido muchacho aún temblando de miedo debido al feroz pase que tuvo que evitar atrapar, y por un segundo la chica se sintió aliviada de ser ella quien hubiera recibido el golpe. Ahora sabía quién había roto el tabique ese muchacho durante el primer tiempo del partido de baloncesto.

Clavó los ojos para encarar al rowdyruff boy moreno, con las cosas por las que ya había pasado ese día.

Butch llevaba una expresión de falsa inocencia a modo de provocación respetando poco la burbuja de espacio personal de las personas y en especial, la de Blossom.

Del trío de delincuentes juveniles, se reñía el puesto de más insoportable junto con quizá su otro hermano de la gorrita. Siempre acosándola desde primer año de preparatoria, parecía disfrutar de los insultos y negativas que ella y sus hermanas eran capaces de lanzarle. Ninguna otra chica lo había mandado al averno con tanta intensidad, y a él le encantaba.

Un verdadero y desagradable masoquista. Con un corte de cabello extraño: una especie de copete punk rasurado de ambos lados; intimidantes músculos y una estatura considerable. Butch era también la fuente de suspiros para las chicas obsesionadas con los psicópatas, y el objeto de los sueños húmedos de muchas, de acuerdo a él mismo.

—Ten más cuidado. — exclamó con una nota de desprecio en su voz la chica pelirroja. Bubbles de repente y había aparecido al lado de esta, a modo de respaldo.

—Oh amor, ¿es que acaso te preocupas por mí?— Butch sonaba genuinamente halagado.

—No, porque la próxima vez que pongas en riesgo la vida de otro estudiante, yo personalmente me encargaré de sacar tu trasero a rastras de la secundaria. — respondió Blossom venenosamente, y con chispas saltando de sus ojos.

Butch soltó una carcajada contenida que más bien sonó como un bufido. —No te preocupes bebé. Seré de lo más delicado en el equipo.— con aire juguetón y sin despegar la mirada en dirección a las powerpuff, dio un par de botes con el balón y con un giro sobre sus talones se dirigió de vuelta a donde se encontraban el resto de su atemorizado equipo.

—¿Te encuentras bien?— preguntó una voz melodiosa. Blossom giró en dirección a su hermana.

—Si, si lo estoy— no pudo evitar sorprenderse un poco pues era la primera vez que Bubbles le dirigía la palabra en toda la jornada escolar.

—Genial. — exclamó, dándose media vuelta en dirección a la net de volleyball y dejando a su hermana un tanto confundida. Cuando notó los ojos expectantes del resto de sus compañeras, Blossom espabiló.

Sopló el silbato de vuelta en dirección a sus compañeras.

—¡Tan solo tenemos otros diez minutos más de juego chicas, más les valdría aprovechar el tiempo!— y con otro silbato continuó el partido dejado en suspensión.

Mientras las chicas de ambos equipos se volvían a formar mientras charlaban, Blossom volteó en dirección de las gradillas, esperando algún tipo de camaradería o un asomo de que Brick intentará controlar la conducta de su hermano.

En su lugar no vió ninguna clase de reacción de su parte. Es más, parecía que ni se hubiese inmutado en mirar en su dirección mientras ella y Butch discutían. Y no pudo evitar sentirse desconcertada por esto.

Brick era indiferente a lo que pasaba a su alrededor, incluso si Butch jugaba demasiado rudo o se esforzaba demasiado en llamar la atención, no lo detenía o bromeaba al respecto como lo hubiese hecho en antaño.

Ahora que lo pensaba, no recordaba la última vez que había visto a los rowdyruff boys juntos.

Con esta revelación en mente, llegó la hora del almuerzo en la cafetería, donde se encontraba sentada junto a Robin y Bubbles. Su bandeja del almuerzo constaba de una ensalada verde sencilla y una naranja. Su amiga humana probaba unos macarrones mientras que su hermana masticaba un pedazo de pizza vegetariana. Pero Blossom no probaba bocado alguno, estaba muy ocupada vigilando un par de mesas en particular.

—Deberías comer un poco Blossom— observó su hermana, quien pelaba su naranja por ella, con tono preocupado. —¿Tienes dolor de pancita de nuevo?

Blossom despertó de su estupor, un poco avergonzada de que su hermana hablara de ello de esa forma y en voz alta. —No realmente— contestó, mientras aceptaba un gajo de naranja y volvía su atención a la comida —Estoy pensando…

—¿Acerca de?— preguntó Robin, volteando en la misma dirección a donde miraba la pelirroja.

La líder powerpuff creyó que no haría daño en expresar su curiosidad, especialmente con gente que estaba mucho más al tanto de lo que ocurría en Townsville High que ella.

—¿Hace cuanto que los rowdyruff se separaron?

Bubbles y Robin intercambiaron miradas de sorpresa, dirigiendo un vistazo al par de mesas, a varios metros de distancia que separaban a los susodichos.

En una de estas, en el exterior de la cafetería se encontraban Butch y Boomer, conversando con otro grupo de muchachos que no podían ser más que otros etiquetados como rechazados sociales. Muchachos de baja posición económica, con problemas de conducta y que pasaban la mayor parte del tiempo en el taller de mecánica al igual que ellos. Blossom observó reflexiva las perforaciones, las cabezas rapadas, y la ropa desaliñada o alternativa; y no pudo evitar sentirse sorprendida.

No hace mucho los rowdyruff boys solo se juntaban entre ellos. Y ahora parecían haber formado su propio séquito de adolescentes comunes y corrientes (en la medida de lo posible). Bueno, todos excepto uno.

En una mesa solitaria que se encontraba en una esquina al otro extremo opuesto se encontraba Brick, con la misma expresión aburrida y los ojos pegados a su bandeja del almuerzo. De vez en cuando revisando y scrolleando su teléfono, sin prestar atención a lo que estaba ocurriendo a su alrededor.

—Oí que discutieron a finales de semestre del año pasado— dio a conocer Bubbles, mientras bebía un sorbo de su La Croix.

— ¿De qué discutieron?— preguntó Blossom con disimulado interés, fingiendo estar más atraída por sus hojas de lechuga que por la conversación.

Bubbles frunció el ceño con algo de confusión — Te mentiría si te dijera que lo sé. Solo sé que un día dejaron de sentarse o compartir electivos juntos. Desde entonces Brick se unió al taller de arte.

La powerpuff rosa resopló una risa con ironía. — ¿Brick artista?

— De hecho, no es tan malo realmente — contestó Bubbles, con expresión un tanto ofendida. — Le gusta la escultura y trabajar en carboncillo y yo siento que lo hace bastante bien, o al menos eso creo.

Blossom levantó la mirada en dirección a su antítesis para darse cuenta con horror que este le devolvía la mirada con expresión sombría. Tuvo la sensación de que las había estado escuchando desde el momento que mencionaron su nombre, y esto al parecer no le había gustado nada, ya que la contemplaba con un odio tan profundo que se le revolvió el estómago.

¿Cuál era su problema? No creía haber dicho algo tan ofensivo como para suscitar un desprecio de ese tamaño. Pero tan pronto como ambos intercambiaron miradas, Brick rompió el intercambio retirándose abruptamente de su asiento, sin mirar atrás ni recoger su bandeja. La chica lo observó atónita, ¿qué rayos le pasaba?.

— Yo escuche cosas terribles acerca de él— comentó Robin, abriendo la gelatina de su almuerzo. — Algo acerca de que vendían drogas en la escuela, entre otras cosas más...

Blossom volteó a verla con los ojos abiertos como platos. — ¿Y nadie nunca dijo nada al respecto? ¿Cómo es que yo no sabía nada?

Bubbles y Robin intercambiaron miradas de incomodidad, al final la rubia se dignó en contestar — Bueno, no es como si fuese un secreto realmente…— exclamó ruborizada, recordando todas las fiestas en las que sus amigas actuaban peculiarmente pachecas.

— Eso es grave e increíblemente ilegal Bubbles— musitó Blossom con severidad — Tú más que nadie eres consciente de eso, y ¿nunca me lo habías dicho? Debemos decírselo a la directora.

— Estás exagerando Blossom. — una voz familiar se les acercó, sentándose a un lado de la pelirroja. Buttercup se les unió a la mesa después de haber oído un fragmento de su conversación. — ¿Realmente acusarías a alguien solo por vender mota? La mitad de la preparatoria la fuma.

Blossom frunció el ceño ante sus palabras — No me importa la gente que la consume— aclaró, apretando las manos contra la mesa —Me importa que la estén vendiendo libremente en el instituto, eso es un delito.

— No son los únicos que lo hacen— indicó la morena, mientras abría una botella de limonada sin darle mucho interés a la indignación de su hermana. No podía creer que Buttercup estuviese abogando por los rowdyruff boys. Tomó un sorbo de la bebida antes de continuar — Además no quieres ser una soplona, créeme, no vale la pena y lo único que vas a lograr es que la escuela entera acabe involucrada y que a tí te odien por ello. Estás siendo injusta. — acusó.

Blossom estaba lista para replicar de vuelta, pero algo en las miradas de Robin y Bubbles le dijeron que en realidad, Buttercup estaba diciendo la verdad.

No quería aceptar el nivel de desarraigo que se había apoderado de su escuela, al parecer conformada por un número desconocido de traficantes y drogadictos. Y solo ella se tomaba en serio la gravedad del asunto. Se preguntó si es que realmente estaba exagerando, y de todas formas, si era cierto no hubiese tenido pruebas para acusarlos.

Si se lo dijera a Miss Keane o algún otro profesor, seguramente realizaría un operativo en la escuela donde miles de lockers serían examinados y cientos de alumnos serían interrogados por la policía, provocando expulsiones de adolescentes que solo trataban hacer algo de dinero a través de una hierba recreativa. Varias cabezas rodarían, incluyendo de personas que probablemente eran amigos de su hermana de ojos esmeralda; acabando por un suicidio social si es qué la preparatoria se enteraba que todo era gracias a intervención suya.

Blossom se mordió el labio con impotencia, mientras digería la realidad de sus palabras. Cambió de tema pasados unos segundos de contemplación.

— No te he visto en gimnasia… — exclamó, y era verdad. Se supone que Buttercup debía estar junto a ellas en la clase, y recién al verla se percató del hecho de su ausencia. ¿Estaba enferma? ¿o de nuevo saltándose clases para verse con su noviecito?

— Estoy menstruando— alegó Buttercup, mientras apartaba la mirada de su hermana de forma que le resultó sospechosa. — No preguntes.

La pelirroja entrecerró los ojos con desconfianza mientras la examinaba, ahora que lo recordaba, tampoco había visto a Mitch en clases.

Para tratar de romper la atmósfera tensa Robin intervinó.

— Que sorpresa que decidas sentarte con nosotras Buttercup — alegó con ironía y una sonrisa petulante — Creí que preferías a la mesa pajera — exclamó, mientras señalaba la mesa de Mitch y sus amigotes, quienes reían de forma escandalosa a mitad de la cafetería.

Buttercup puso los ojos en blanco. — Callate Robin, no prefiero a nadie. — exclamó, empujándola juguetonamente —Además ¿por qué me estás dando mierda solo a mí? Es una maravilla que Bubbles no esté sentada con en la mesa silicón.

Bubbles la miró con ojos indignados. —¿Disculpa?

Comenzaron a discutir acerca de la ausencia de una y de la otra, con Robin particularmente hostil respecto a las preferencias de amistades de ambas, a lo que ellas replicaron que recuerde cuando ella había comenzado a salir con un tal Mac que tocaba la tuba en la banda y se la pasaba sentada junto con él.

Blossom no prestó atención a su cháchara, demasiado ocupada recapacitando acerca de todo lo que se había perdido al no prestar atención a lo que pasaba con sus viejos enemigos.

Miro de vuelta a la mesa del par de muchachos, percatándose como Butch hacía un gesto esférico a la altura del pecho, imitando el rebotar de un par de senos mientras conversaba, a lo que Boomer se desencajaba de la risa. Los vió felices… casi normales (en la medida de lo que podían llegar a ser).

Pero recordó el rostro taciturno de Brick y se percató de lo miserable que se veía este a comparación del resto de su equipo. ¿La soledad no le estaba sentando bien? ¿El no tener un séquito a quien ladrarle instrucciones y manejar a su antojo lo habían vuelto infeliz? De razón que estaba de tan mal humor todo el tiempo.

Se preguntó la razón por la que ellos no se hablaban, y por un minuto se imaginó estar en las zapatillas del muchacho.

Miró a su par de hermanas quienes seguían molestando a Robin con uno de sus ex quedantes. Y las vio tan grandes y maduras; se las habían arreglado para crear su propia identidad en la vida fuera de ser solo "las powerpuff girls"; y se preguntó cómo sería su vida si de repente dejara de tenerlas a su lado.

El solo pensarlo le sumió en una repentina ola de angustia.

Comenzó a jugar con sus manos por unos segundos, el escenario ficticio de una separación aún en su mente; sin darse cuenta ya estaba meciendo una de sus piernas con ansiedad.

Se mordió el labio mientras tomaba en cuenta que quizás debió haber sido un poco más empática con Brick. Quizás no era el caso de un imbécil con problemas de conducta, quizás genuinamente se sentía en necesidad de auxilio.

Inevitablemente, pasó el siguiente periodo pensando en ello, y para cuando terminaron las clases se vio decidida. Cuando sonó la campana que anunciaba el final de las clases, Blossom caminó presurosa en busca del muchacho.

No fue una tarea sencilla localizarlo, escaneó los pasillos y a los alumnos saliendo de sus respectivas clases, con ninguna suerte. Caminó hacia donde creía se encontraba su locker, pero tampoco lo encontró allí. No pudo haberse ido tan rápido ¿cierto? Su última clase debió haber sido el taller de arte que llevaba junto con Bubbles, así que se dirigió flotando mientras esquivaba a los alumnos rezagados y dispuestos a irse a casa.

Cuando llegó al aula las muchachas de la clase se estaban retirando, con sus caballetes y equipo de pintura, conversando a las afueras de la clase. Divisó de reojo a su hermana rubia en un grupito, quien le devolvió la mirada con curiosidad. Mas no tuvo tiempo para saludarla, al divisar una gorra roja alejándose al otro extremo del pasillo.

Blossom lo siguió pensando en cómo abordar la conversación.

Para cuando lo alcanzó estaban en un pasillo solitario que daba a una de las salidas laterales del campo de fútbol.

— ¡Brick! — exclamó, el muchacho no volteó a mirarla pero se detuvo por un segundo — No tengo tu dirección…

— Ya te dije que no hace falta— musitó, de espaldas y con las manos en los bolsillos — Puedo arreglármelas solo.

Su tono cortante dejó perpleja por un segundo a la muchacha, no obstante insistió.

— Debo insistir, — lo detuvo cogiéndole de la manga de la chamarra que llevaba puesta. Al darse cuenta del contacto, tanto Blossom como Brick se apartaron del otro inmediatamente. La chica carraspeó incómoda antes de continuar. — Sé que no me lo tomé en serio en un principio, pero ahora sé cuánto realmente lo necesitas y no puedo ser mezquina solo por antiguas riñas que tuvimos. El pasado pisado, ¿me entiendes?

Se ruborizó, pensando que se oía como una especie de anciana. Brick por fin se volteó a mirarla con irritación.

— ¿Hablas enserio? Te dije que lo dejes. — su voz sonaba cada vez más hostil, pero la powerpuff rosa estaba empecinada y por esta vez se convenció de que haría caso omiso de su animosidad.

— Por favor Brick, solo estoy intentando ayudarte. — declaró con la voz más cortés y diplomática que podía, su familiar entonación solemne de superheroína.

Al chico no le gusto nada la familiaridad con la que lo trataba, o la forma en que siquiera lo miraba. La sangre comenzaba a hervirle, ¿cómo se atrevía a hablarle como si fuese un idiota?

— Detén esta mierda ¿quieres? — vociferó, tensando la mandíbula con gélida furia. — ¿Qué pasa contigo mirándome como si fuese uno de ellos? ¿me estás jodiendo?

Blossom lo miró confundida ante su aparente aversión, se preguntó qué había hecho mal ¿había dicho algo malo? ella solo intentaba ser amable. ¿De quién estaba hablando?

— No te entiendo…

— Detén el puto teatro de filantropía que estas haciendo y borra esa mirada de lástima. — Brick bien pudo haber escupido veneno — No sé por qué diablos me estás confundiendo con uno de ellos pero nunca vuelvas a hablarme de esa forma. Es más, no vuelvas a dirigirme la palabra.— trató de darle la espalda de nuevo, pero la chica lo detuvo sosteniendo su hombro la cuál rápidamente se sacudió bruscamente.

— ¿Quién se supone que son ellos?

— ELLOS. — señaló Brick con la mirada, por encima del hombro de Blossom. Cuando la muchacha volteó en la dirección en la que señalaba se percató de las muchachas de la clase de taller de arte, quienes comenzaban a agruparse para contemplar la discusión que tenían con interés. La powerpuff rosa volvió la mirada confundida.

Brick continuó.

— Como si fuera un maldito humano. — exclamó, como si fuese lo más obvio del mundo — No estoy por debajo de tu nivel, ni besó el suelo por donde caminas, y mucho menos MUCHO MENOS, te necesito. — aclaró, dirigiendo una mirada mordaz mientras se acercaba a su rostro. — No necesito tu lástima ni mucho menos tu teatro de la pobre diosa misericordiosa haciéndole un favor al mundo. Somos la misma puta cosa y que nunca se te olvide. Si vuelves a dirigirte a mí, como si fuese un pobre diablo, juró por Dios que me olvido del estúpido contrato de conducta de mierda, y te aniquiló. ¿Capeesh?

Blossom notó lo cerca que se encontraban sus frentes mientras se veía fulminada por el color de la sangre. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se habían enfrentado de esta forma, así que de alguna manera había cogido a Blossom desprevenida.

No tuvo respuesta mordaz con la cual responder, es más, por un minuto sintió el peso de su amenaza provocándole un miedo indescriptible.

Tratando de encontrar fuerza para responder, derramó un par de lágrimas antes de exclamar con voz ligeramente temblorosa.

— Yo no pienso en mí como si fuese una especie de diosa…

Claro que lo haces, mierda. pensó Brick, pero no se molestó en seguir la conversación al ver que había logrado su cometido. Se dió media vuelta antes de despegar desde el campo de fútbol americano, dejando una estela de luz roja a su paso.

No podía creer semejante muestra de ingratitud y desprecio como la que acababa de experimentar. Blossom se sintió increíblemente patética al sentir como le quería ganar el llanto debido al agobio. ¿Cuál era su problema? Ella solo estaba intentando ayudarlo, incluso cederle una especie de mano amiga. ¿Realmente era tan indeseable su compañía? ¿Realmente la odiaba tanto? Se preguntó qué diablos le había hecho al muchacho.

No mucho después su hermana de coletas rubias se acercó en su auxilio. Pasándole uno de sus brazos sobre sus hombros. Fue entonces que Blossom notó la audiencia que tenía a sus espaldas, murmullos entre algunos grupos de estudiantes no se hicieron esperar.

Blossom parpadeó mientras fruncía el ceño con esfuerzo, en un intento de matar las lágrimas que amenazaban con ser derramadas. Justo lo que necesitaba, hacer un espectáculo de un episodio de angustia.

— Está bien, Bloss — exclamó su hermana, mientras la atraía a sí misma para caminar en otra dirección y alejarse de la concurrencia, sabiendo perfectamente la forma en que le afectaba a su líder verse expuesta de esa forma. — Hay que irnos.

N.A.: Hola, se que me demore un poco para subir este capítulo. Y es que estuve trabajando en él específicamente en horas muy tardías en la noche. El trabajo está consumiendo mi tiempo, pero trato de darle cariño a la historia a pesar de todo.

Agradezco mucho los comentarios que me dejaron, considerando especialmente lo muerto de este fandom siento que ha sido un pequeño logro para mí conseguir al menos unos cuantos reviewers :'). No soy una escritora particularmente buena, pero cuando se acaba el repertorio de libros que deseo leer no me quedo de otra que escribir el mío propio xD. No considero que deseo transmitir mensajes políticos o ideales a través de mis historias, y si lo hago será porque consideró que es a través del punto de vista de ese personaje. Por eso si sueno particularmente grosera o inflexible de vez en cuando, es porque trato de retratar a Brick o Blossom como tal. Asimismo leí que el formato en comillas era un poco molesto para la lectura en español, y es que aparentemente ¿el escribir con comillas es algo de lectura inglesa? ¿y en guiones de lectura hispana? tiendo a leer muchos fanfics en inglés así que probablemente se me pasó utilizar el formato adecuado, me disculpo y voy a intentar cambiar el capítulo 1 para que vaya de acuerdo a este hehe.

Puede que algunos personajes (Blossom) se sientan particularmente OOC, pero esta Blossom se encuentra en un periodo más vulnerable en su vida, considerando que paso tiempo desde que tiene un conflicto de esa tipo y lidia con sus propios problemas para entonces. A veces siento que suelto todo cuando escribo y a veces que no se entiende lo que trato de transmitir. Encontrar balance es algo difícil (lol). El próximo capítulo será una especie de filler para ver lo que hace el resto de personajes, porque aunque la historia es por mayor parte REDS, también quisiera aportar al universo algo del resto de los equipos. El capítulo que le sigue al tercero es más del POV de Brick, así que capaz lo esperen con más ansias.

La canción de este capítulo se llama Self-explained del grupo Cherry Glazerr. Sin más que compartir me despido esperando que todos se encuentren bien y sanos. Muchos besos :)