Capitulo 28

Marzo 2, 11 am

Palacio Valhala, Asgard

Hilda estaba con dos de sus amigas en su recamara haciéndose pruebas de su vestido de novia que llevaba guardado más de un año en el closet al mismo tiempo que reían y bromeaban acerca de la noche de bodas.

Esa mañana había reunido a todos los Asgardianos en el patio del Palacio después de sus oraciones matutinas y les había informado que habían localizado a las jóvenes y ancianas desaparecidas y había regresado a las niñas a sus familias como prueba de ello, quienes habían llorado de alegría y la habían abrazado en agradecimiento. Hilda también había entregado las cartas de las mujeres a sus respectivas familias y hecho oficial la noticia de sus esponsales con Siegfried, que fue extremadamente bien recibido por todos.

Las mujeres que habían estado refugiadas en el castillo pudieron por fin regresar a sus casas a atender a sus familias y todos bailaban, cantaban y reían en el proceso.

Solo una persona estaba molesta. Fler.

No había visto a Camus desde que llego con la comitiva la noche anterior y cuando había intentado llegar hasta el, la puerta de su habitación estaba cerrada con llave. Se dijo que posiblemente estaba muy cansado, pero cuando no llego a tomar el desayuno comenzó a buscarlo sutilmente por todo el palacio, pero nadie lo había visto.

Siegfried pudo ver cierta ansiedad en los ojos de Fler que lo hizo aproximarse a ella.

- Que pasa señorita Fler? A quien busca? Puedo ayudarla?

- Yo… estoy buscando al Señor Camus… Lo has visto?

- Es que acaso Hilda no le ha dicho?

- Que cosa tenía que decirme?

- Él se marchó en la madrugada rumbo a Suecia.

- Estas seguro? Dijo por qué? – dijo Fler desesperada

- Solo me dijo que lo disculparan, que había surgido algo.

Fler se recargo en la pared más cercana. Camus la había abandonado otra vez! Pero esta vez ni siquiera había tenido el valor de darle la cara.

- Si te sirve de consuelo Fler – dijo tuteándola por primera vez – Aunque el trato de ocultarlo, no iba bien. Posiblemente y no lo digo como un experto, parecía tener el corazón roto.

- Porque habría de tener el corazón roto? – pregunto Fler en un susurro bajando la mirada al suelo

- Posiblemente porque Hilda le comento tu compromiso con Lord Olef y…

Pero ya no alcanzo a decir más. Fler se había echado a correr furiosa hacia las habitaciones de su hermana. Cuando llego ahí no se molestó en tocar, solo abrió de un golpe la puerta y dijo:

- Fuera arpías – dijo señalando la puerta a las amigas de Hilda, quien bastante sorprendida por el tono de voz que su "dulce" hermana veía a sus amigas correr fuera de la habitación y cerrar la puerta.

- Y a ti que te pasa Fler? Estas en tus días?

- Porque sigues obsesionada con decirle a todo el mundo que estoy comprometida con Lord Olef? – grito Fler- Ya te dije que no me voy a casar con ese tipo! Lo detesto! Llevo más de dos años diciéndotelo!

- Y yo ya te dije que no está a discusión – dijo Hilda tranquilamente mientras guardaba cuidadosamente su vestido de novia – Esa decisión fue tomada por el consejo para tener mejores relaciones comerciales con Hammerfest y yo acepte. Lord Olef es un hombre bastante razonable y no es mal parecido.

- Es un viudo de 50 años con 5 hijos!

- Razón por la cual, tu brillaras en su palacio y le darás nueva vida con tu juventud. – dijo Hilda – Todas debemos hacer lo que es mejor para el bien común.

- Eso lo dices porque no eres tú la que se sacrificara! – reclamo Fler mientras abría la puerta para irse. Nunca le había hablado así a su hermana – Pero te advierto que si continuas con esta estupidez, prefiero humillarme ante el mercado de esposas en Nueva Oslo! – dijo Saliendo azotando la puerta tras de ella.

Corrió unos pasos y chocó de frente con Siegfried, quien había sido azuzado por las amigas de Hilda para ir a controlar a Fler antes de que pasara algo malo.

Fler iba llorando de rabia y desde luego no lo había visto. Solo hasta que sintió que los brazos de Siegfried la detuvieran para que no cayera por el rebote levanto la mirada.

- Que paso ahí adentro.

- Pasa que tu novia es una cabeza hueca y no entiende que no quiero casarme con Lord Olef.

- Ahhh y supongo que tus razones no fueron suficientes para convencerla?

Fler negó con la cabeza

- Y si dejas el tema por la paz por el momento? Yo te ayudare a convencerla siempre y cuando te mantengas tranquila de aquí a que regresemos de luna de miel.

- Pero…

- Vamos! Camus ya aguanto dos años… podrá aguantar unas semanas más.

- Como supiste que…?

- No soy tonto Fler. Después de todo por eso fuimos elegidos Dioses guerreros. Todos creímos que te quedarías con Hagen pero…

- Calla. No quiero oírlo. No ahora. – dijo Fler aun temblando de rabia – Puedo contar con tu palabra que me ayudaras a salir de este problema cuando regresen?

- Te lo juro

Fler respiro hondo. La palabra de Siegfried le bastaba. Si había alguien que podría convencer a su hermana era él.

- De acuerdo. Hare como que nada ha pasado, por el momento.

- Perfecto. Ahora deja voy a ver como dejaste a Hilda. No quiero que se enferme del coraje de aquí a los seis días que faltan. Ya la espere demasiado.

Fler sonrió. Siegfried llevaba más de 6 años esperando a su hermana y estaba demasiado impaciente.

- Gracias futuro cunado.

- De nada, futura cunada.

Marzo 2, 9am

Rodorio, Grecia.

Shaina esperaba impaciente la llegada de Minos. La noche anterior le había mandado un mensaje en el que pasaría a recogerla a las 9 de la mañana en la cafetería donde la había recogido la última vez y que hiciera el favor de no estar ni acompañada, ni disfrazada y que usara ropa cómoda. Esto último se le había hecho muy extraño a ella, pues sabía que a él le gustaba verla lo más femenina posible, pero para complacerlos a los dos, se puso unos leggins negros, un blusón a media pierna de manga larga de color amarillo con un cinturón ancho negro y unos botines de tacón también negros. Eso era lo más cómodo que podía vestirse con su nuevo guardarropa. Su cabello hacia días que había regresado a su esponjado natural y aunque había tratado de aplacarlo, el viento y la humedad se lo hacían imposible, por lo que decidió solo hacerse una sencilla cola de caballo y maquillarse un poco. Aun no dominaba la técnica muy bien.

Se sentó y pidió un frappe con mucha crema batida y jarabe de chocolate mientras lo esperaba.

Ya que no llevaba mascara, varios de los guardias que pasaron por ahí comenzaron a chulearla.

Ella los ignoro, mientras se ponía a jugar con el celular. Si se enfadaba con ellos, la descubrirían y eso era demasiado peligroso. Le perderían por completo el respeto. Al mismo tiempo, su mente estaba un poco ansiosa. No por su cita con Minos, sino por un presentimiento de que algo iba a pasar. Algo que cambiaría el rumbo de todo su mundo. Ya había tenido esos presentimientos y siempre había terminado llorando, solo esperaba que esta fuera diferente y no le afectara tanto.

Minos no tardó en llegar en un Audi negro cuatro puertas. Se estaciono frente a Shaina quien no se dignó a mirarlo (aunque ya había visto el carro) y siguió jugando en su celular (bueno haciendo como que jugaba) y se bajó para saludarla.

- Llegas tarde – dijo ella jugando con el celular ignorándolo adrede

- Si pues no estoy acostumbrado a estos autos de juguete – contesto Minos – todo por hacerte caso. Hubiera llegado a tiempo si hubiera manejado desde Alemania.

- Aja y que te quedes dormido a mitad de la cita? No gracias. No estoy acostumbrada a esperar a nadie, para eso mejor me hubiera quedado de ver a Mu hasta que se te diera la gana llegar. – dijo terminándose su café tranquilamente.

Minos entrecerró los ojos. Ese era un claro desafió.

Sin decir agua va, la levanto en brazos y la dejo caer en el asiento del copiloto mientras ella fingía un poco de resistencia intoxicada por el aroma de su colonia… o era el aroma a el?

- Eres un bruto, sabias? – dijo Shaina sonriendo mientras abrochaba su cinturón de seguridad.

- Ah sí, me lo dicen diariamente – dijo Minos tranquilamente tomando la rienda del volante y arrancando a toda velocidad.

- Y puede saberse a dónde vamos? – dijo Shaina un poco curiosa

- A divertirnos al Corazón de Atenas.

- Mmm… eso no me dice nada.

- Ya lo veras cuando lleguemos. Confieso que hace años que no hago esa actividad, pero será divertido y cero cursi.

- Menos mal – dijo Shaina sonriendo.

Minos manejaba pero de reojo la veía. Como lograba hacer para estar tan adorable con cualquier cosa que se pusiera?

- Deja de verme y pon atención en el camino – Dijo Shaina para fastidiarlo

- Si, señorita. Lo que usted quiera señorita. – dijo Minos con sorna como si fuera un simple chofer.

Shaina no podía dejar de divertirse molestándolo y ambos lo sabían.

- Por cierto… no te pregunte anoche que quisiste decir con que te habían cachado – pregunto Shaina

- Ahhh… pues cierta señorita metichona y gruñona viendo conversaciones ajenas estaba leyendo nuestra conversación y me ha metido un susto!

- Pandora?

- Si

- Ya. A mí también me descubrió Shion – dijo recordando – Diantres! Olvide pasar por su respuesta!

- Respuesta a cual pregunta? Shion el lemuriano que ahora es tu jefe? Demasiados lemurianos a tu alrededor. No me gusta. – dijo Minos

- Son los más inocentes, no te preocupes por eso – contesto Shaina – Digamos que… aparentemente no puedo salir contigo.

- Aparentemente?

- Según él no es correcto ya que estamos en "bandos rivales". Pero ya no estamos en guerra…

- Y te prohibió verme?

- Algo así…

- Y que estás haciendo aquí entonces?

- Lo mismo que le dije a él. Viviendo mi vida.

- Lo vas a desafiar?

- Vas a decirme que la bruja escaldufa no te dijo lo mismo?

- Jajaja recordare ese sobre nombre para decírselo después – dijo Minos – Si, dijo algo parecido.

- Y tú que le dijiste.

- Prácticamente que no se metiera en mis asuntos.

- Jajaja la ventaja de tu puesto supongo.

- No exactamente. La Señorita Pandora da mucho miedo, pero yo no he faltado a mis deberes, así que cualquier razón que me diera seria personal y entonces la que estaría en falta seria ella. – explico Minos – Eso me recuerda… Dices que no conoces ni a la Rana-Mantis ni al Nacos? Bueno, checa este video. – dijo pasándole su celular

Durante los siguientes cinco minutos, Minos reía al igual que Shaina quien veía bailar al compañero de Minos.

- Ese es tu Cosmic Marionettion verdad? Había oído de él, pero no lo había visto en acción.

- Y espero que no lo veas nunca – dijo Minos sinceramente – No es algo agradable de ver y me vuelvo un poquito sádico. Solo un poquito.

- Y que fue lo que te hizo tu compañero para castigarlo así? – pregunto Shaina con inocencia

- Mmm… Te insultó – dijo Minos viendo el camino con el ceño fruncido.

- Y entonces porque te detuviste? No podías dejarlo un rato más? – dijo Shaina con cierto destello de travesura en los ojos

- No porque entonces me hubieran castigado y no hubiera podido venir – dijo – Él es el perro faldero de la Señorita Pandora y el chismoso más grande del inframundo.

- Entonces hiciste bien – dijo Shaina poniéndole inocentemente la mano en su pierna un segundo haciendo que Minos diera un brinco y un volantazo.

- No vuelvas a hacer eso! – pidió Minos con voz afectada – Acaso quieres matarnos?

- Hacer qué? – dijo Shaina pestañeando como niña que no rompe un plato – Esto? – dijo mientras ponía su mano en el mismo lugar pero de un modo más suave moviéndola unos centímetros más arriba – o Esto? – dijo mientras recorría con la uña la nuca de Minos – O esto? – dijo mientras metía la mano izquierda entre el cabello de Minos a la altura del cuello.

Minos salió de la carretera y estaciono el auto saliéndose del auto para sorpresa de Shaina. Le quito el cinturón y la saco del auto. No podía recordar cuando fue la última vez que se había sentido tan excitado con un solo toque de alguna mujer.

Shaina aspiro con fuerza. El tenía una expresión depredadora y en los ojos le bailaban dos llamas cuando acorto la poca distancia que los separaba y la estrecho entre sus brazos, apretándola contra si en un arrebato de deseo tan poderoso que Shaina lo sintió estremecerse. Sentir los brazos de Minos rodeándola y el calor de su cuerpo masculino excitado la afectó de un modo extraño. Minos apretó su boca contra la de Shaina y podía sentir el calor de su cuerpo fundiéndose con el suyo, y no era una sensación desagradable. Minos tenía la boca cálida y suave, los labios dúctiles. No era la primera vez que lo besaba pero esta vez era diferente. El aroma almizclado de su deseo la invadió por completo, su sabor resultaba un poderoso afrodisíaco que le hizo perder los sentidos. Siguió besándola sin cesar, robándole la respiración y convirtiendo sus piernas en gelatina. Se decía que Minos era un maestro de la seducción, pero en su inocencia, Shaina creyó que podría provocarlo y resistir sus artimañas seductoras. Estaba claro que había estado completamente equivocada. De hecho, no sabía absolutamente nada de hombres, ni qué les hacía comportarse de aquella manera.

Bajo el tutelaje de la pericia de Minos, los labios de Shaina se suavizaron y sintió cómo se abría a él, cómo le devolvía los besos con una exuberancia que desafiaba cualquier explicación. Cuando ella comenzó a marearse por la falta de aire, Minos se retiró bruscamente de sus labios y la miró fijamente. Una expresión desconcertada le nublaba la frente. Shaina tomó aliento a duras penas.

Minos le acarició el rostro con los nudillos y luego se los deslizó lentamente por el cuello hasta donde el escote de su blusón se encontraba con la redondeada parte superior de sus senos. Shaina contuvo bruscamente el aliento. Ningún hombre le había tocado jamás allí.

- Te gusta? - le preguntó él en sensual susurro.

Ella se lo pensó un instante y luego asintió nerviosamente.

Iba a continuar pero las sirenas de los servicios de emergencia rompieron el silencio de la carretera obligándolo a parar.

- No podemos hacerlo aquí - susurró en su oído -. No hay suficiente intimidad. Quiero tomarme mi tiempo contigo. Te mereces ser amada como se debe. Pronto cobrita… pero aún no. Es una probada únicamente, pero si vuelves a provocarme, sabrás de lo que soy Minos de Grifo es capaz.

Le abrió la puerta del carro y arranco en silencio. Los dos necesitaban ese tiempo para recuperarse de eso antes de poder volver a hablar tranquilamente.

No tardaron mucho más en llegar. El Corazón de Atenas era un pista de hielo junto al centro comercial del mismo nombre que decía "Cerrada al público".

Shaina lo miro de nuevo.

- Otra vez para nosotros solos? – preguntó

- No me gusta compartir – dijo Minos ayudándole a bajar

- Nunca he patinado en mi vida, aunque Camus congelo el rio cuando éramos niños y lo intentamos pero no teníamos patines – Explico Shaina

- Bueno en mi ciudad natal es cuestión de supervivencia – explico Minos mientras abría la puerta y Shaina veía la monumental pista de hielo de 1000 metros cuadrados – Pero no he patinado en muchos años.

- Wow! Es enorme! – exclamo.

- Ven, vamos a buscarte unos patines adecuados.

Entraron a la sección de renta de patines, donde como buen maestro, le explico desde como abrocharse los patines, el funcionamiento de la cuchilla y algunos básicos de seguridad.

A Shaina no se le hizo difícil la explicación, y aunque caminar con ellos era algo molesto, no era tan difícil, por lo tanto, patinar tampoco debería serlo verdad?

Oh gran error. Tan pronto puso el primer pie en el hielo su trasero toco el suelo.

- Ouch! – Dijo Doliéndose

- No prestaste atención a lo que dije

- Si lo hice!

- Entonces porque te caíste

- Porque no me dijiste como lo hiciera! – dijo Shaina mientras Minos la ayudaba a parar

Shaina debió haber adivinado en el minuto en que él había sacado sus patines del auto, que no era cierto que hacía años que no patinaba. Los patines que traía Shaina eran de un material rígido para evitar que se rompiera los tobillos, mientras que los de Minos eran de una piel más suave.

- Recuérdame no creerte cuando me digas que no has hecho tal o cual cosa en muchos años - dijo ella

- Er, sí - contesto él. Y después tosió.

Finalmente Minos le ayudó dar los primeros pasos.

- Vigila tu equilibrio - la instruyó él, disfrutando de la forma en que ella agarraba su brazo. - Recuerda, el secreto está en las rodillas.

- Lo intentare

Minos parecía tener una aptitud natural para ello, perfectamente equilibrado y completamente integrado en el ritmo del patinaje. Shaina entrecerró los ojos con sospecha. Era difícil imaginar a alguien pillándole el truco al patinaje tan rápidamente, y mucho menos a alguien tan grande como él.

- Se supone que tú eres un Juez del Inframundo que no dice mentiras – lo increpo Shaina

- No. Soy el que descubre las mentiras, no el que nunca dice mentiras – contesto con una sonrisa divertida

- Entonces a partir de ahora no te creeré en nada de lo que me digas

- Pero a ti nunca te he mentido…

- Y esa de seguro es otra mentira – provoco ella mientras se concentraba en patinar

Minos no pudo decir nada. Había muchas, muchas cosas magníficas en el hecho de ser un Juez del Inframundo, y rico y poderoso además. Pero la gente tenía mucho cuidado en decir lo que ellos pensaban que él quería oír, lo cual, lamentablemente, raramente coincidía con la verdad y eran castigados por ello. Después de todo, ese era su trabajo. Por la razón que fuera, sus palabras lo hicieron sonreír. Una amplia sonrisa que brotaba de lo más profundo de su corazón y su alma.

Él se rió entre dientes.

- Supongo que eso significa que tendré que aguzar mis poderes de persuasión contigo para que me creas.

Ella se sonrojó, y él supo que pensaba en lo que había pasado en la carretera.

Esto lo complació, ya que él había sido incapaz de pensar en otra cosa durante el resto del camino. Hizo su tortura un poco más soportable, saber que ella sentía lo mismo.

Pero éste no era ni momento ni lugar para la seducción, así que decidió, en cambio, concentrarse en provocar que le gustara tanto la actividad como a él. Así tendrían al menos otra diversión en común.

Durante media hora ella lo intento una y otra vez siempre cayendo sobre su trasero.

- No voy a poder levantarme mañana – pensó

- Te vas a seguir cayendo si no me haces caso. – dijo Minos divirtiéndose – Además lo que menos necesitas es un trasero hinchado. No te subirán los pantalones.

Minos la soltó y fue a dar algunas vueltas a toda velocidad riéndose de ella, y frenando cerca de manera que le cayera hielo en la cara.

Shaina tomo esto como una provocación y su cosmo comenzó a encenderse.

- Si puedo pelear en tacones puedo con esto! – le grito – Y no te atrevas a decir que tengo el trasero grande!

Shaina comenzó a correr sobre el hielo para alcanzar a Minos y patearle el trasero cuando vio una conocida camioneta estacionarse detrás del Audi rentado. Esto provoco automáticamente que perdiera la concentración chocando con el muro de contención del cajón de castigo del equipo de juego local cayendo del otro lado sin hacerse daño alguno.

- Shaina! - gritó Minos patinando rápidamente hasta su lado. - te encuentras bien?

Shaina parpadeó y jadeó. Balbuceó algo, probablemente una pregunta que no estaba segura de sí había dicho quién, qué, o cómo, y luego se las arregló para levantarse rápidamente.

- Estás herida?- le preguntó Minos interrumpiéndola eficazmente cuando se acuclilló a su lado.

- No - se quejó Shaina - aunque creo que los golpes no solo afectaron mi trasero sino también mi cabeza

Minos pareció esforzarse por no sonreír.

- Bien, no pareces herida, y tu capacidad mental evidentemente funciona así que, te ayudo?

- Por favor - dijo Shaina, agradecida, aceptando su mano.

Salvo que la capacidad mental de Minos no debía estar en funcionamiento, porque él aún estaba acuclillado a su lado sobre el hielo cuando le ofreció la mano, sin darse cuenta de que no tenía la posición más adecuada para tirar de ella y ponerla en pie, y tras un precario segundo, durante el cual ambos parecieron quedar suspendidos a medio de camino entre el hielo y el piso de corcho donde había caído Shaina, los dientes de los patines de Minos tocaron el hielo, haciendo que la gravedad hiciera lo suyo y cayendo estrepitosamente hacia adelante sobre Shaina con el trasero hacia arriba.

Shaina se rió. No podía evitarlo. Había algo tan maravillosamente incongruente en el altivo Minos, Juez del inframundo sepultado el rincón de la caja de castigo con la cara en el suelo sobre el cuerpo de Shaina. En realidad, estaba bastante atractivo ahí tan vulnerable

- Te atreves a reírte de mí - fingió rugir él mientras intentaba levantarse

- Oh, nunca - contestó ella, mordiéndose el labio para evitar una risita. - No soñaría con burlarme de un hombre tan importante.

Minos intento levantarse, pero el espacio era muy reducido y no podía hacerlo, haciendo que Shaina riera a carcajadas mientras intentaba empujarlo para salir de debajo de él. Era pesado y la risa de ambos no ayudaba en nada.

Finalmente después de algunos malabares pudieron levantarse y Minos se acomodó su ropa muy dignamente, sacándole más sonrisas a Shaina.

- Que paso? Estabas patinando muy bien? - Pregunto Minos

- Creí ver la camioneta del orfanato estacionándose y me distraje – dijo Shaina

- Ah! Ya llegaron? – dijo Minos volteando hacia la puerta

- Qué?

- Sabía que ya que te empezara a gustar te pondrías triste de nuevo, así que decidí invitarlas por adelantado. – dijo Minos mientras la ayudaba a atravesar la pista tomándola de la cintura – Además, algo me decía que hoy iba yo a necesitar de diez chaperoncitas, bueno once contando a su capataz!

Shaina lo agarro a besos en cuanto llegaron al corcho. Como podría no gustarle alguien tan lindo como ese chico? Shion tendría que castigarla muy fuerte como para que ella quisiera deshacerse de él tan fácilmente.