Capitulo 35
Marzo 16 4 PM
Alberca-Bar del Hotel Columbus Isle.
Kanon se divertía con dos de las chicas que le había prestado Julián dentro de la alberca. Los arrumacos y manoseos estaban a la orden del día, para enojo de los que traían brazalete de lujuria y para alegría de la caja registradora del Hotel.
Habían sido 5 días exhaustivos de trabajo en la aduana, tanto que no le había dado tiempo de pensar en la manera más adecuada de joder a Tania. Esa escuincla que parecía no romper ni un plato mientras trabajaba en el hotel, pero que le había dado a conocer su deliciosa imagen de putita en el bar de Cockburn town.
- Mmm… si… esa noche de no haber estado ocupado queriendo agarrarlos en flagrancia, bien hubiera podido disfrutar lo que ella me ofrecía con mucho gusto – pensó – pero debo conocer su punto débil antes de actuar… Me quedan pocos días aquí y no me voy a ir sin desquitarme primero.
- Cosita en que estás pensando? – decía la exuberante morena de fuego a su lado haciendo un adorable mohín – Ya no nos vas a poner atención?
- Claro que si preciosa… - dijo Kanon besándole el cuello mientras una chica de cabello negro se le colgaba al cuello por detrás – Solo pensaba en todas las cosas ricas que hare con ustedes al salir de esta alberca.
- Si! – dijo la peli negra toda excitada mientras le tocaba el trasero a Kanon y este reía ante el atrevimiento de la chica.
En el bar de la playa Tania sonreía satisfecha. Su estación estaba tan limpia que nadie iba a poder reclamarle nada en su siguiente evaluación. Su supervisor no tardó en llegar a revisar y se alegró de no tener mucha gente ese día.
- Smirnov!, te necesito mover hoy al pool-bar. Bonnie no vino y allá necesitan más ayuda que aquí.
- Seguro? – pregunto Tania – No quisiera que el Señor Julián se enoje porque venga y haya un desastre en mi estación.
- El estará de acuerdo conmigo en moverte a donde más se necesite. Ve!
- De acuerdo.
Tania tomo sus implementos de bar personales. Los había heredado de su abuelo y estaba familiarizada con ellos, haciendo que sus bebidas fueran mucho más exactas en sus ingredientes que los de sus compañeros. Los guardaba en su propio estuche que consistía en un pequeño portafolio de piel café.
Alegremente, como siempre, entrando por el túnel de empleados salió directo al bar de la alberca. Efectivamente el bar estaba a reventar y los chicos no se estaban dando abasto.
- Ok. Chicos, llego la caballería – dijo – En donde me quieren?
- Hola Tania, en la estación de Slush por favor – grito una de sus compañeras que servía cervezas como loca.
Tania asintió y se puso a servir las bebidas que ya estaban preparadas en las máquinas de Slush: Pinas Coladas, Daiquiri de Mango, Margaritas de Fresa… a todas y cada una les daba ese toque especial que la hacía tan popular con las bebidas.
- Siiiiiii Llego Tania! – Grito uno de los huéspedes con brazalete de Gula – Me llenas mi Mug (taza de 2/3 de litro) de Daiquiri de Mango?
- Sabe que no debo hacerlo… su brazalete me lo impide… - dijo Tania, pero al ver que uno de sus clientes que le daba más propina hacia pucheros le sonrió y le dijo – Bueno Señor y señora X aquí tiene sus dos vasos chicos de Daiquiri de Mango. – Dijo al tiempo que vació los dos vasos grandes de Daiquiri en el Mug que su cliente le ofrecía y le guiñaba un ojo.
- Gracias Tania! – dijo feliz extendiéndole un billete de 10 dólares – aquí tienes. Al rato vengo por más.
- Aquí estaré – dijo guardando su propina.
Tan entretenida estaba con sus clientes que no vio a Kanon fajando con las chicas detrás precisamente de las máquinas de Slush por dentro de la alberca.
- Cosita, tengo sed. Puedo pedir una bebida? – dijo la morenaza de fuego a Kanon
- Seguro! Pide Top Shelf si quieres! (al fin que los cargare a la cuenta de Julián Jajaja) – dijo Kanon dándole una nalgada.
La chica fue y pidió 3 bebidas para ellos y Tania la reconoció como una de las golfas más populares del lugar, sobre todos después de tener la aprobación del Señor Julián por "hacer un buen jale".
- Como pueden gustarles ese tipo de mujeres – dijo en voz alta sin percatarse que alguien más la había escuchado.
- Es mejor reconocer que estas con una golfa, a estar con alguien que es una mosquita muerta que se viste como puta en un bar donde ya a nadie se le hace raro. – dijo Kanon con los brazos cruzados frente a ella extendiendo la mano para firmar la nota como siempre hacia cuando le cargaba las bebidas a su amigo.
A Tania se le subieron los colores al rostro al recibir el Boucher. Sabía que se estaba refiriendo a la noche en la que el la había hipnotizado (bueno, eso decía ella) para que se dejara hacer lo que quisiera. La fatídica noche que arrestaron a su hermano.
No le respondió, y solo se dedicó a trabajar para sacar el recuerdo de las extraordinarias sensaciones que su cuerpo había sentido en manos de aquel egocéntrico mal nacido. Menos de quince minutos después, Kanon y las dos golfillas habían desaparecido de la alberca para tranquilidad de Tania.
Cuando dieron las 10 de la noche, Tania salió de los vestidores ya vestida en un sencillo jumper azul marino hecho de algodón. Por hacer el corte de caja, había salido un minuto tarde y el camión de personal se había ido sin ella. Estaba obscuro y no pasaba ningún auto que pudiera darle un aventón al pueblo.
Kanon había salido a despedir el taxi de las chicas con las que había estado jugando toda la tarde y se había quedado en la puerta del hotel admirando la profundidad de la noche cuando vio salir una figura conocida.
En un arrebato, la siguió y la alcanzó cuando se disponía a cruzar la calle. Al ponerle la mano en el brazo, Tania se giró inmediatamente.
- ¡Tú! -exclamó mirándolo furiosa.
Kanon se dio cuenta de que tenía razones para mirarlo así y retiró la mano.
- ¿Qué demonios haces? ¿Me estás siguiendo? -le espetó dándose cuenta de lo alto que era-. ¡Como se lo cuente al Señor Julián…! -le advirtió.
Kanon la miró con incredulidad. Acaso creía que Julián la iba a defender?
Tania siguió caminando, volvió la cabeza y vio que Kanon la seguía. Al terminar de cruzar la calle, se giró hacia él y lo miró dejándole muy claro que no quería su compañía.
- No es la primera vez que me las veo con tipos como tú y te voy a decir una cosa: ¡me dan asco! – dijo Tania
- ¿Tipos como yo? -preguntó Kanon dándose cuenta de que no estaba controlando la conversación como era normal en él.
Aquella chica estaba enfadada, pero le daba igual. La había seguido porque había algo en ella que lo excitaba y porque a sus ojos era peligroso caminar sobre la carretera poco iluminada a esas horas de la noche. No temía asaltos ni robos, sino a los borrachos que manejaban en sentido contrario al que él estaba acostumbrado y que no vieran a la chica por el color obscuro de su vestido.
Sin embargo, el ataque del que estaba siendo objeto estaba terminando con su paciencia.
- ¿Tipos como yo? -repitió en un tono de voz que había asustado a muchos hombres.
Ella, sin embargo, le contestó con la misma violencia.
- ¡Sí, como Tú! -le espetó Tania dándose cuenta de que aquello le estaba gustando.
Al principio, se había asustado al verlo, pero pronto había comprendido que, aunque era arrogante y odioso, no iba a abusar de ella en una esquina oscura. Así que se había lanzado a gritarle y le estaba sentando de maravilla hacerlo. Hacía mucho tiempo que no gritaba así.
- Tipos que se excitan mirando a chicas jóvenes y guapas -continuó-. Sí, claro que conozco a tipos como tú. ¡Todas nosotras en los bares los conocemos! ¡Quieren fantasear un poco antes de volver a sus casas con sus desgraciadas mujeres y sus infortunados hijos!
- ¿Cómo? -preguntó Kanon dándose cuenta de que no estaba preparado para aquella lengua viperina.
La chica lo estaba mirando con asco y Kanon se encontró riéndose. Su risa, franca y sincera, no hizo sino enfurecerla más, así que Tania se giró y se fue a sabiendas de que la iba a seguir.
- No te vas a ir caminando hasta tu casa, ¿verdad? -le preguntó.
- Déjame en paz, pervertido -le contestó ella.
Aquello sí que no podía aceptarlo. La adelantó y se puso ante ella cortándole el paso.
- No me gusta que me llamen pervertido!.- Le dijo - ( no que no lo sea pero no me gusta que me lo digan)
- ¿Te parece que a mí me importa lo que te gusta o no? -le espetó Tania sintiéndose, sin embargo, algo culpable por el insulto.
- Te acompaño hasta tu casa -dijo Kanon – (Maldición… qué diablos estoy haciendo? Es claro que no quiere mi compañía)
Había algo en aquella chica que lo hacía querer protegerla a pesar de saber que quería desquitarse de… de que quería desquitarse? Maldito alcohol y sus efectos!
- No necesito escolta.
- La gente aquí no sabe manejar y podrían ser peligrosos, ¿no crees ? -insistió Kanon.
- Me conmueve tu preocupación, pero resulta que hago este trayecto varias noches por semana -contestó Tania-. Además, sé cuidarme solita. Seguro que mejor que tu -se burló mirándolo de arriba abajo.
- ¿Ya estamos con los prejuicios de nuevo?
- Mira, es tarde -le dijo consiguiendo mirarlo a los ojos-. y no me gusta que me haya seguido hoy. ¿Te lo tengo que decir más claro? Necesito dormir.
- ¿No tienes toda la mañana para recuperar horas de sueño? -quiso saber Kanon mirándola con el ceño fruncido.
A Tania se le subieron los colores como si fuera una adolescente.
- Tengo cosas que hacer -contestó- Por si no te has dado cuenta, el mundo no quiere gente que trabaja de noche y duerme de día -murmuró-. Ahora, déjame en paz.
- Muy bien, pero mañana te estaré esperando en el bar -contestó Kanon.
- ¿Por qué? -preguntó Tania confusa.
- Porque no me gusta que me tomen por lo que no soy -contestó Kanon -. ¿Cómo te sentirías si, al conocerte en un bar con un mini vestido te considerara una...,? ( Pero qué carajo! Claro que esta si es una de esas. Aceptó mis caricias como si nada!)
- ¿Mujer fácil? -lo interrumpió Tania-. ¿Una mujer sin virtud? ¿Una perdedora que no tiene nada mejor que hacer en la vida?
Aquello la molestaba sobremanera, viniera de quien viniera, pero no tendría por qué ser así. Ella sabía hacia dónde iba, sabía lo que estaba haciendo y por qué lo estaba haciendo. ¿Qué más le daba la opinión de aquel hombre?
- ¿Te has quedado a gusto? -le preguntó Kanon -. ¿Quieres añadir algo más?
- No, no quiero añadir nada más -contestó Tania-. No quiero seguir hablando contigo, de hecho, pero quiero que sepas que no soy una presa fácil -le aclaró - Así que, si me has seguido por eso, vete olvidando. No me voy a acostar contigo -le advirtió-. Ni ahora ni nunca.
- Vamos -insistió Kanon parando un taxi y tomándola del brazo – Al menos dame gusto y vete en el taxi.- Le abrió la puerta, extendió un billete de 5 dólares al taxista y pensó que jamás había conocido a una mujer con tanto carácter fuera de la cobra o la pelinegra que estaba siempre con ella.
- Eres el hombre más arrogante que he conocido jamás! -le dijo ella para colmo.
- Ten cuidado, que me van a empezar a gustar sus cumplidos -contestó Kanon
- No creo porque, a no ser que el destino me juegue una mala pasada, esta es la última vez que nos vamos a ver fuera del hotel -dijo Tania
- Claro que no -le dijo con una voz tan suave que Tania sintió un escalofrío por la espalda-. Tengo que refutar tus acusaciones, ¿no?
- Te pido perdón por ellas. Ya está. ¿Es suficiente?
- Nos vemos mañana.
- No pienso acostarme contigo jamás -murmuró Tania enfadada-. ¡Te has equivocado conmigo!
- La vida me ha enseñado que la palabra jamás es una palabra muy voluble -dijo Kanon divertido cerrando la puerta del taxi.
Lo que no le dijo fue que también era una palabra muy estimulante. Sobre todo, en aquel contexto y, sobre todo, para un hombre como él.
Cuando llego a su casa seguía pensando en aquella chiquilla que por alguna razón insistía en llamarlo pervertido y que no se iba a acostar con él. En qué momento se lo había pedido o porque ella creía que el la deseaba?
El bipeo del celular que había dejado cargando desde la mañana lo saco de sus pensamientos y lo alerto diciéndole que tenía un mensaje.
Lo tomo y sorprendido vio que había dos mensajes con foto. Uno del número de Milo donde aparecía Camus y el mismo, vestidos con su dishdash blanco y tocado junto a una bonita chica con un velo azul rey quienes sonreían a la cámara haciendo la señal de paz con el mensaje: "Tratando de derretir a la paletita en medio de Dubái" y otro que hizo que tuviera que sentarse para no desmayarse donde solo aparecía Milo y la chica del velo enviado por Camus: "Presentándote a la señora esposa de Milo: Samira… a poco no es un amor de chica?"
De repente comenzó a reír. No era una risa de alegría por las nupcias de su amigo, ni por ver ridículamente vestido a Camus. Era una risa maléfica como si la parte buena de Kanon desapareciera. Una risa que no había oído en más de tres años y que hubiera hecho estremecer al mismo Shion de estar presente.
En su casa, Tania llego a salvo y lanzo un suspiro de alivio. Por un momento creyó que Kanon la seguiría y averiguaría su dirección. No que no pudiera averiguarla si de verdad tuviera ganas.
Encendió la luz de la sala, dejo su bolso y corrió a la recamara principal.
- Tía ya llegue! – anuncio mientras corría alegremente a darle un beso a su tía Lucy quien estaba recostada sobre la cama con varias almohadas. La tía Lucy apago el televisor.
- Como te fue mi niña?
- Igual de bien que todos los días tiita. Cómo te sientes? Vino el medico como me lo prometió? – pregunto ansiosa tomándola de la mano
- Si Tanis…
- Y que dijo?
- Lo mismo de siempre… que debo viajar a Houston si no quiero morir… y le respondí lo mismo de siempre también… que si ha llegado mi hora, habrá llegado. – dijo la tía Lucy – No tengo miedo. Te dejo un sobre en la mesa con lo que supongo es la factura.
- No vas a morir tía, no digas eso – dijo Tania recargando su cabeza en las piernas de su tía – ya nos falta muy poco para tener para tu operación.
- No quiero operarme hija… es demasiado costoso como para que gastes en una vieja decrepita como yo, mejor cómprate ropa bonita, para que encuentres un marido que te ayude…
- Jajaja hay tía… sabes que nadie en la isla me hace sentir mariposas en el estómago como tú los sentiste por mi tío…
- Eso no siempre es instantáneo niña, a veces, sucede a través de la convivencia… o del odio…
Tania guardo silencio y le sirvió un vaso con agua y sus pastillas.
- Has sabido algo de Vlad? Llego con bien a Puerto Príncipe?
Tania le quito el vaso y se fue a la cocina a dejarlo para evitar contestarle. Se mordió un labio antes de decir en voz alta al mismo tiempo que abría el sobre que le dejo el medico:
- Si tía, me hablo y me dijo que está bien que no te preocupes. Mandara dinero para tu operación muy pronto.
"Miss Smirnov,
Su tía no vivirá más de tres meses si no la trasladamos lo antes posible a Houston. Tengo ya todo listo, solo necesito su aprobación.
Mándeme un recado cuando esté lista.
Saludos
Dr. Orlen Smithson"
- Hay Dios, por favor por favor ayúdame a conseguir el resto del dinero – Oro fervientemente.
Tres meses! El juicio de Vladimir seria hasta dentro de seis! Lo que quería decir que jamás podría verlo de nuevo con vida su amada tía.
Desde hacía 8 años, cuando ella tenía 16, Su tía Lucy y su tío Rommel se habían hecho cargo de su hermano gemelo Vladimir y ella al morir sus padres en un huracán en Haití. Los habían dejado terminar la escuela en ese país y cuando ya hubieron terminado, les pidieron trasladarse con ellos a San Salvador, Bahamas, donde la existencia tranquila, el nivel del mar y la cero contaminación, ayudaban a su Tía Lucy a controlar su debilitado corazón.
Dos años atrás, semanas antes de que llegaran ambos chicos a la Isla, una tormenta había caído sorpresivamente, provocando que el barco pesquero de su tío se hundiera con toda la tripulación. No hubo sobrevivientes y los cuerpos fueron arrojados por la marea uno a uno. Su Tía Lucy había quedado devastada y cayó en cama enferma por perder al que había sido su esposo por más de 30 años, y de la cual ya nunca se había podido levantar. El dinero del seguro del barco sirvió para repartirse entre las familias de los desaparecidos y el funeral de su tío y la póliza de seguro personal de su tío, había solventado bien los gastos médicos de su tía, hasta que sorpresivamente esta había empeorado. Tania busco entonces un trabajo en el hotel de lujo de la Isla, donde le iba bien gracias a las propinas que ganaba al hacer trampa en el sabor y medida de las bebidas, pero como era un hotel all inclusive, casi nadie le prestaba atención a ese detalle.
Desgraciadamente para ella, su hermano había caído en malas manos. Los hermanos Jackson, tres chicos haitianos que vivían en la isla, habían tenido la grandiosa idea de contrabandear una vez al mes, habanos y café desde Cuba y alcohol desde Miami, lo que a pesar de las protestas de Tania, ayudaba sobremanera con los gastos extras que tenía su tía, como una enfermera de día, tanques de oxígeno, monitores cardiacos. Y entonces había venido la bomba. El doctor les había comunicado que su único pariente vivo, es decir, su Tía Lucy, no pasaría de las próximas navidades sin un trasplante de corazón. La buena noticia es que por el tipo de sangre de su tía era muy fácil conseguir al donador y de hecho ya habían tenido que dejar pasar a dos personas en la lista de espera por no tener completos los recursos necesarios. Se requerían 50 mil dólares para el deducible del seguro de gastos médicos mayores más lo que los chicos requirieran para vivir en Houston en lo que su tía pudiera regresar a la Isla.
Esto había hecho un cambio radical en los chicos Smirnov y Tania comenzó a apoyar el proyecto de su hermano. Ya no era ahora solo contrabando sino robo hormiga y asalto a embarcaciones menores que transportaban mercancía. Mercancía que vendían en el mercado negro y se repartían entre los cuatro excepto cuando Tania en tres ocasiones les había dado información relevante. En ese caso la repartición era entre cinco. La primera vez, Tania había escuchado por casualidad una plática en los muelles. La segunda, había ido a bailar al bar NIgggA y al estar provocadoramente vestida, pudo sacarle la información a un marinero norteamericano, demasiado borracho para hacer otra cosa y la última… aunque había encontrado la información que buscaba, su hermano había sido encerrado. No solo eso. Al no tener dinero para el abogado, solo tenía un defensor de oficio, quien no pudo hacer nada cuando aplazaron el juicio hasta Septiembre.
Tania comenzó a desesperarse. Si perdía a su hermano al mismo tiempo que su tía, todo su mundo estaría perdido.
Para salvar a su hermano necesitaba un buen abogado. Al menos 10 mil dólares. Y para su tía, necesitaba al menos otros 20 mil dólares. Ya no tenía mucho tiempo. Tomo una decisión. Así ella tuviera que mendigar o vender su cuerpo para vivir, iba a salvarlos a los dos!
