Capitulo 66
Abril 17, 9 am.
Inframundo
Minos, Rada y Aiacos al trabajo al mismo tiempo. Llevaban unos cuantos días planeando como entrar a la oficina de Pandora para averiguar el número de teléfono de Anteros.
- Recuerda Minos. Si te cachan, ninguno de nosotros debe ser señalado como involucrado contigo – dijo Aiacos
- No se preocupen – dijo el aludido confiado – Estoy seguro de que no nos van a descubrir.
- Tienes el pago a la mano? – dijo Rada
Por toda respuesta, Minos saco de su Sapuri un sobre con varios DVD. Rada sonrió y se lo arrebato mientras su amigo le sonreía.
- Hasta te incluí gratis un paquetito de pañuelos desechables Jajaja
- Idiota!
- De acuerdo. Luego se dicen sus obligadas palabras de amor – dijo Aiacos – Ahora hay que poner en marcha el plan. Si mis cálculos no fallan, Pandora debe estar en su oficina en este momento.
- Tienes razón Aiacos. Ve a la lavandería. Ya sabes que hacer. Rada, cerca de Pandora aunque deberás estar al pendiente por la señal de Aiacos. Yo… Detrás del Pilar de la oficina.
- Recuerda que esta en el rolodex negro. No el plateado. – dijo Radamanthys poniendo su nuevo tesoro a buen resguardo – Y solo tendrás cerca de cinco minutos antes de que ella comience a delegar y regrese a su oficina
- De acuerdo. A sus posiciones.
Pandora como cada día martes, estaba lavando su ropa interior en la súper mega lavadora que tenían en sus habitaciones del inframundo. No era por otra cosa sino que no utilizaba calor y por tanto no se encogían como la que tenía en el castillo. Tenía suficientes prendas ahí de marcas reconocidas regalo de su hermano. La dejaba en ciclo delicado mientras iba a su oficina, ponía el temporizador, y cuando regresaba su ropa ya estaba seca lista para guardarse en la maleta de cuero negro que dejaba ahí mismo.
Apenas iban a dar las 9.30 cuando tocaron desesperadamente a la puerta de su oficina:
- Adelante!
Radamanthys entra corriendo con cara de desesperación.
- Señorita Pandora! Venga por favor! Es urgente
- Qué pasa? Algún intruso?
- No señorita. La… lavadora se volvió loca y está vomitando su ropa varios metros hacia arriba. Parece volcán en erupción!
- Queeee? - dijo levantándose de su asiento
- Eso no es lo peor señorita. Algunos espectros lujuriosos intentan quedarse con ellas. (jejeje bueno, yo ya me guarde un par)
- Vamos a ver!. Matare al que este tocando mi ropa! – dijo saliendo enojada por la puerta.
Minos espero unos segundos hasta que desaparecieron en la esquina y antes de que terminara de cerrarse la puerta controlada por un sistema de seguridad que no se le daba la gana de averiguar cómo evadirla, entro y saco su celular. Era más rápido tomar las fotos. Encontró el rolodex negro y comenzó a fotografías no solo el teléfono de Anteros, sino el de todos los dioses que encontró. Tardo uno minutos y salió, dejando todo tal como lo encontró. Ya lejos de la oficina de Pandora, le mando un texto a Rada y Aiacos diciendo que lo tenía, para que todos volvieran a sus puestos de trabajo.
- Bien! Ahora averíguate que se trae el jenruchito porque le acaba de costar la vida a dos lujuriosos espectros… nadie importante Jajaja – fue la respuesta de Radamanthys que solo veía volar pedacitos de ropa quemada junto a los cuerpos quemados de sus ex compañeros.
Minos cerro los ojos, pidiendo perdón a las almas de los espectros caídos. Total. Cuando llegaran a la fila los enviaría a los Campos Elíseos y listo. Mejor eso que seguir ordenes de la loca Emo del Inframundo.
Abril 17, 6 am.
Recinto de Amazonas
Santuario de Athena, Grecia
- ¡Feliz Cumpleaños! – Gritaron al unísono Geist, Marín, Shaina y 14 niñas desde la ventana de la cabaña de Junet, quien del susto se cayó de la cama
- Misión cumplida! – dijo Shaina – Marín, me debes dos chocolates con cacahuate.
- Mmm… quien diría que era tan espantadiza – dijo Marín a Shaina entregándole su premio.
Junet se levantó de un salto y abrió la puerta. Sus cuatro alumnas corrieron a abrazarla para felicitarla y después las otras diez. Después salieron corriendo hacia sus abluciones diarias.
- Felices 19 Junet! – dijo Marín dándole un abrazo
- Gracias Marín
- Que la pases muy bien – dijo Geist dándole otro abrazo
- Gracias Geist
- Mmmm…. Que me queda por decir – dijo Shaina abrazándola – Eres la más peque del grupo… así que… entre las cuatro te tenemos dos regalos, bueno… tres.
Junet se separó y comenzó a brincar
- Dame, Dame, Dame, Dame!
- Jajaja tranquila. Todo cabe en este sobre. – dijo Shaina entregándoselo. Junet lo abrió con ansias pero con cuidado. Dentro había dos tarjetas y un permiso.
- Esta, es un certificado de regalo para el Salón de Belleza que usa Saori en Atenas. Corte, tinte, manicura, pedicura… lo que quieras. – dijo Shaina
- Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii me voy a hacer un súper cambio de look como los que se hace Madonna!
- Nooooooooo – gritaron las tres al mismo tiempo
- Geist te va a acompañar y va a evitar ese desastre – dijo Shaina
- En serio? Pero no tengo permiso! – reclamo Geist
- Si lo tienes. – dijo Shaina mostrándoles el papel del sobre – Aquí esta. Un permiso para las dos hasta las 4 de la tarde. Espero que no te moleste Junet. Pero siendo honestas nunca has salido sola. Siempre salías con Shun.
Junet hizo una mueca.
- Eso no era salir.
- Además… vas a necesitar quien te diga cosas bonitas cuando… te pruebes la ropa de Fábricas de Grecia! Aquí está tu tarjeta de regalo por $500 USD
El grito que puso Junet hizo que las tres se volvieran casi sordas. De las cuatro era la que más atención le ponía a su ropa, zapatos y maquillaje.
- Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii Me encanta mi regalo de cumpleanoooooooooooooos!
- Bueno, hora de desayunar. Tu permiso comienza a las 9, así que estate atenta. – dijo Shaina – Y no olviden llegar a las 4 para tu fiesta sorpresa de cumpleaños.
- En serio? – dijo Junet – Pero… por qué me dices si es sorpresa.
- Por la última vez que intentamos hacer una fiesta sorpresa tonta – dijo Geist
- Que no me van a perdonar eso? – dijo Marín
- Noooooo – dijeron las tres al mismo tiempo
- Está bien. Llegaremos a tiempo – dijo Junet – Pero que mi pastel sea de yogurt light de fresa con muchas fresas en el relleno con merengue en forma de fresita y… una vela en forma de Elsa de Frozen.
Las tres amigas se miraron antes de pensar que la rubia a veces se pasaba de fresa.
Después de su entrenamiento diario, Shaina mientras llegaba la hora de sustituir a Geist y Junet, subió a su habitación para darse una ducha y cambiarse de uniforme. Uno de tantos inconvenientes de vivir arriba, pero al menos hacia el suficiente ejercicio como para mantenerse en forma. Desayuno con Shion y se dispuso a bajar cerca de las 8.30.
A lo lejos vio a Kanon y Milo en silencio lavando los escalones casi llegando a la casa de Piscis, cumpliendo con su castigo.
Se detuvo un momento al ver que si parecían tener algún tipo de comunicación, pero de forma mental. Decidió sentarse en una de las piedras junto a la escalera para vigilarlos un momento. Debajo de ellos se encontraban los rosales silvestres que cuidaba Afrodita. No tenían veneno, pero sí que tenían las espinas más finas tipo cactus.
M. Maldito Huachinango, por tu culpa Samira me negara su cuerpo durante dos semanas
K. Bah! Eso te sacas por mal amigo. Si me hubieras dicho que te morías por la cobra te hubiera ayudado!
M. Y tu como podrías haberme ayudado si la odias
K. Ah que imbécil eres! Has cometido estupidez tras estupidez este año. Incluyendo salir corriendo por esas fotos que te mande por accidente
M. Mentira! Lo hiciste adrede!
K. No es cierto! Eras mi mejor amigo! No haría nada para hacerte daño!
M. Era?
K. Eras. El sentimiento no es reciproco y yo no voy a rogarte.
M. De que carajos estás hablando?
K. En serio? A ver… cuantas veces me llamaste en los tres meses que estuvimos fuera.
M. Bueno… yo estaba enojado y…
K. A quien has llamado cada que te metes en problemas?
M. Pues… a Camus pero…
K. A quien le lanzaste el Código Dorado
M. A Camus pero de nuevo…
K. Quien estuvo contigo en Dubái?
M. ok. Entiendo tu punto…
K. A quien le avisaste que te habías casado?
M. perdón no sabía que…
K. Tú te quedas con Camus, yo me quedo con Shaina. Buen trato y me conviene.
M. Ya te dije que no te metas con ella
K. Y yo ya te dije que no me importa lo que digas.
M. Además ella no te haría caso
K. De verdad? Quieres probarme?
M. No te atrevas! – dijo Milo intentando golpear a Kanon.
Kanon esquivo el golpe y Milo volvió a atacar. Shaina solo observaba curiosa y al mismo tiempo con fastidio. Sería que esos dos traían algún pleito que no supiera?
Comenzaron a avanzar y retroceder varios escalones, tratando de alcanzarse pero en su estupidez, no recordaban que estaban unidos por una mano, haciendo imposible que se alcanzaran. En un punto, Milo resbalo con la cubeta de agua con la que estaban trabajando y dio un paso en falso. Shaina ni siquiera alcanzo a gritar antes de escuchar como ambos caballeros terminaban su pleito al caer sobre los rosales de Afrodita.
Abril 17, 2 pm
Probadores de la tienda departamental Fabrica de Grecia
Atenas, Grecia
- Anda Geist, Sal donde te vea! – dijo Junet ansiosa
- Ya voy! Es que el rojo no es mi color. – dijo Geist saliendo con un hermoso y escandaloso vestido de licra rojo brillante – me veo como una cualquiera
- No es cierto! Te queda muy bien. – dijo Junet tomándole una foto con el celular – le preguntamos a Shaina a ver qué dice?
- Trae acá el celular. Yo le pregunto. – dijo enviándosela. El mensaje llego segundos después – Ves? Dice que me veo como callejera.
Llevaban varias horas comprando y cada que se les atoraba la opinión, le mandaban mensaje a Shaina.
- Aguafiestas! Entonces pruébate este otro. – le dijo Junet
- Uhhh que no tiene que ser al revés? Tu deberías estar probándote la ropa!
- Sí, pero te ves tan linda con tu nuevo corte de cabello… Quiero que estrenes algo junto conmigo – dijo Junet
- Cobarde! Eso me recuerda que te voy a acusar!. Dijiste que te cortarías el cabello también y solo te hiciste las malditas luces
- Jajaja si me lo corte, solo que no se nota.
- Solo las puntitas no es un corte. – dijo Geist – En cambio el mío es muy drástico
- Sí, pero te ves súper sexy y joven y resaltan tus ojos azules.
- Eso espero Jajaja pero si te preguntan, es por la aerodinámica
- Jajaja si es buen pretexto. Por cierto… necesito un bikini nuevo… - dijo Junet yendo a buscar algunas opciones mientras Geist terminaba de probarse el vestido que le había pasado.
Trajo varias opciones. Y se las probo, mas no le gusto ningún excepto un bikini bastante bonito de color rojo.
- Creo que el rojo nos sigue hoy Geist! – dijo viéndose en el espejo.
- A ver… ayúdame con el cierre
Ambas salieron al mismo tiempo y Junet aplaudió.
- Ese me gusta más!
- Es más largo y más suelto – dijo Geist – Pero me gusta mucho!
- Si! Llévatelo! Y yo como me veo? – Dijo Modelando el bikini que no dejaba nada a la imaginación
- Espero que no lo pienses usar dentro del santuario.
- Bueno, bueno… ni tu ni yo… preguntémosle a Shaina.
Le pidieron a la dependienta que les sacara las fotos juntas de cara, cuerpo completo, en varias poses y una de ellas separadas. Ya hasta la dependienta se estaba divirtiendo con esas dos hasta que el gerente la mando llamar y esta le regreso el celular a Junet.
- Bueno, cambiémonos. Solo nos da tiempo de un cambio más antes regresar.
- De acuerdo – Dijo Junet seleccionando la foto donde salía en bikini y solo los rostros sonrientes de ellas dos. – Shaina… Shaina… s…s… sh… sha…
- Junet!
La rubia hizo malabares con el teléfono para evitar que se le cayera apretando el enviar sin querer.
- Que estás haciendo con ese teléfono?
- Solo quería mandarle las fotos a Shaina – dijo dándole el teléfono
- Yo se las mando
- Ya están seleccionadas, solo estaba buscando el teléfono en Sha de Shaina
- Tonta… esta como Lady Ophiuco… y no, no están seleccionadas las fotos. Deja yo se las mando. – Le tomo unos segundos antes de que respondiera Shaina – jaja dice que Ni loca te pondrás eso ahí.
- Bah, no me dejan divertirme – dijo Junet frunciendo su cara – Bueno este otro es mas conservador…
Ambas chicas cumplieron y a las 4pm ya estaban en la fiesta "sorpresa" de Junet.
Abril 17, 7 pm
Campamento Romaní
Valencia, España.
- Hola Shura. Dónde has estado todo el día? - le preguntó Zita a su marido en cuanto lo vio llegar al campamento junto a los demás hombres.
- Trabajando en la venta de los autos. Discúlpame por no haberte despertado. Tu abuelo me llevo casi a rastras a las 6 am. – dijo mientras le daba un beso en la mejilla y Zita le entregaba su plato de comida.
Shura observó su rostro de reojo, maravillado ante la suave curva de su boca y el exotismo de sus ojos grandes. Comió su plato en silencio y Se revolvió incómodo para acomodar su creciente entusiasmo. El mero hecho de mirarla le ponía duro. El mero hecho de pensar en ella le ponía duro. Sus labios carnosos y sensuales, su cuerpo lleno de curvas, su pasión... sobre todo su pasión. La noche anterior él había desatado algo salvaje y lascivo en su interior. Shura se inclinó hacia delante y susurró:
- Te encuentras bien? Sé que anoche fui un poco brusco contigo…
Las mejillas de Zita se tiñeron de rosa bajo la suave y dorada textura de su piel.
- Estoy muy bien - dijo en tono susurrado - Eres un caballero, Shura. Ninguna mujer podría pedir un mejor amante para su primera vez.
Shura perdió de pronto el apetito. Se le secó la boca y el bulto de los pantalones se hizo todavía más pronunciado. Dejó con cuidado el plato vacío junto a él.
- Nos podemos retirar a tu remolque?
Zita se lo quedó mirando fijamente con los ojos iluminados. Su ligera vacilación hizo que Shura se detuviera. ¿Estaría pensando en rechazarlo?
- Perdona mi ansia - se disculpó arrastrando las palabras - Si te agoté anoche no tienes más que decírmelo.
Zita se sonrojó más todavía mientras dejaba su plato sin tocar al lado del de Shura.
- Estoy cansada, pero no agotada, Shura. Tal vez nos venga bien a los dos retirarnos pronto.
Los labios de Shura se curvaron en una sonrisa burlona. La visible invitación que le ofrecían las profundidades de los ojos claros de Zita indicaba claramente que la pequeña fiera cíngara sabía exactamente lo que él quería. Y además, lo deseaba tanto como él. Se puso de pie y le tendió la mano. Zita la agarró y Shura tiró de ella para levantarla. Se marcharon de la mano camino al remolque.
- Te he echado de menos todo el día - dijo Shura sorprendido al darse cuenta de que así era - Me has dado a entender que no te duele nada después de haber hecho el amor conmigo la madrugada de hoy. ¿Podemos volver a hacerlo hoy?
- Sí -susurró ella lanzándose a sus brazos.
Shura la estrechó contra sí. Zita le sacó la camisa de la cinturilla de los pantalones y metió las manos en el hueco. Él apretó los labios contra los suyos y sus bocas se volvieron voraces, su deseo incontrolable. Shura la besó con más pasión al mismo tiempo que le deslizaba la blusa por los hombros, liberándole los senos. Se los cubrió con las manos y los masajeó con las yemas de los dedos. Un gemido surgió de lo más profundo de la garganta de Shura. Sintió los pezones duros contra su palma y quiso saborear aquellos frutos, succionarlos y morderlos hasta que le suplicara piedad, pero Zita tenía otras ideas.
Apartó la boca de la de Shura, le abrió la camisa y apretó los labios contra su cuello tirante, luego le deslizó la lengua por los músculos del pecho hasta que la detuvo en uno de sus duros y viriles pezones. Shura no supo cómo ocurrió, pero unos instantes más tarde estaban los dos desnudos en la cama, bañados por la dorada luz de la vela y con los cuerpos brillantes por el sudor. Shura la colocó encima de él, le abrió las piernas y se introdujo en ella. Zita se fundió a su alrededor.
- Móntame, dulce perversa -la urgió mientras flexionaba las piernas y la embestía profundamente.
Zita lo tomó entero. La sintió expandirse mientras él la llenaba con su dureza. Ella le siguió al instante cuando Shura le agarró el trasero, subiéndolo y bajándolo por su gruesa virilidad, mostrándole lo que quería. Luego se retiró de modo que sólo la punta permaneció dentro de ella, invitándola a tomar el control. Shura sintió su agitada respiración en la mejilla cuando Zita aceptó la invitación y lo montó como si fuera un semental hasta que alcanzó el éxtasis. Luego le tocó el turno al arrebatado deseo de Shura. Su grito de éxtasis resonó por las paredes de su pequeño remolque. Se durmieron y luego volvieron a hacer el amor. Intercambiaron pocas palabras, porque ambos sabían que lo que estaban viviendo estaba condenado. Dos personas tan diferentes procedentes de mundos tan distintos no tenían derecho a encontrar la felicidad juntos.
