Capítulo 70
Abril 19, 9 am.
Santuario de Athena, Grecia
Shaina, Sammy y DM dejaban el Santuario en el auto de Shion.
Shaina le había avisado a Geist por la noche que ese día no bajaría a entrenar. La tarde anterior se había dedicado a buscar cuanta información pudo encontrar de Sammy en los archivos, pero solo encontró los progresos que Marín informaba cada mes tanto de su crecimiento como de su entrenamiento. No venia ningún historial, ni la fecha en la que había llegado… Nada.
A la hora de dormir, había acondicionado uno de los divanes que estaban en desuso desde que Saga fuera patriarca como camita para Sammy y la había acostado a la misma hora de siempre. Cuando Shion llego por la noche, Shaina le había explicado lo sucedido en el día y Shion había pedido verla. Shaina lo llevo hasta donde Sammy estaba dormida plácidamente. Intento leerla, y de nuevo la barrera se activó.
Vaya! Esto no lo esperaba – dijo – Athena se fijó en algo en específico?
Le reviso la parte baja de la espalda, pero yo no alcanzo a ver nada – dijo Shaina levantando la camisa de su pijama.
Shion alcanzo a ver la misma marca que Athena vio y sonrió. No había ningún misterio. La marca lo aclaraba todo.
Y dices que después pudo imitar a la perfección la pieza que tocaba Athena en el piano?
Así es. Y Athena salió corriendo al Olimpo después de eso. Que significa maestro?
Shion sonrió.
Espero que maneje la noticia civilizadamente – dijo Shion despreocupado – No te preocupes. No es nada malo. Pero ojala nos hubiéramos dado cuenta antes.
Cuenta de qué?
Lo sabrás cuando Athena regrese. No antes.
Frustrada, lo condujo afuera mientras le pregunto un poco más casual.
Y se divirtieron mucho hoy señor?
No. Solo anduvimos de compras. Algunos libros de texto, enseres personales, lleve a Kiki a ver la película de los transformers que tanto quería (mientras me echaba una pestañita) además está creciendo rápido y necesitaba ropa, lo que me recuerda que Sammy también va a necesitar ropa nueva.
Por qué? – pregunto extrañada
Si se va a quedar aquí arriba no puede llevar ropa de entrenamiento todo el tiempo – contesto Shion metiendo su mano en el pantalón y sacando la misma tarjeta que ella había usado en Columbus Isle. – Ten. Cómprale unas cuantas mudas y trae la factura.
Como que se va a quedar acá arriba? En calidad de qué?
Ah! Esa es una decisión que tu tomaste al quitársela a Marín, así que tu soluciónalo. (o al menos haz el intento)
Está bien. Antes de entrar a turno la llevare de compras. Sirve que compro cosas que Geist necesita para el recinto.
Bien. Llévate a DM.
Qué? Porque?
Porque no voy a dejar que vayas sola y lo sabes.
Pero… DM? No me puedo llevar a Afro o a Camus?
Shaina?
Dígame señor.
Llévate a DM y deja de replicar.
Si señor – dijo mientras lo veía darse la vuelta hacia su habitación.
Ya sin sus respectivas mascaras (aunque Shaina aun salía con sus lentes de aviador), Shaina y Sammy se acomodaron en el asiento trasero y DM en el del conductor, refunfuñando internamente porque le toco hacerla de chofer de la Sanbocho.
El celular de Shaina comenzó a sonar.
M.- Ciao Amore Come vai?
S.- Ciao Bello. Estoy saliendo hacia Atenas de compras y tú?
M.- Extrañándote como siempre. Vas sola?
S.- Claro que no. Voy con Sammy y con DM
M.- Ah bien. Pásame por favor con el blue demon del santuario!
S.- Con quién?
M.- Con el hijo del santo
S.- No te entiendo!
M.- Pásame a DM preciosa. Te prometo que no lo hare enojar.
DM? Podrías orillarte un momento por favor? Minos quiere hablar contigo.
Que quiere el Bobtail del inframundo? – dijo mientras hacia lo que le ordenaban.
Cuanto amor hay entre ustedes! – dijo Shaina cuando le dio el teléfono - No me dijo…
DM.- Diga?
M.- Como me llamaste imbécil?
DM.- Jajaja igual que como todos tus espectros a tus espaldas así que ni te pongas al brinco.
M.- Solo porque no te tengo enfrente
DM.- Pues cuando quieras. Ni creas que tengo miedo.
Shaina le arrebato el teléfono.
S.- Para eso haces que le pase el teléfono? Acaso tienen cinco años?
M.- No te enojes amore, era mi forma de decir hola. Pásamelo y te prometo que ya no le digo nada más que lo que le tengo que decir. Es importante.
Shaina le volvió a pasar el teléfono a un DM divertido. El ver a una de sus Saints, reganando al Juez más importante del inframundo, siempre lo seria.
DM.- Ahora que.
M.- Solo para avisarte. Un espectro te está siguiendo en un sedán negro.
DM.- Por qué?
M.- No va a atacarlos. Su misión es solamente ser un respaldo para ti.
DM.- No me has contestado.
M.- Han estado vigilando a Shaina. Quieren secuestrarla. Sé que no es fácil que lo logren y ella no es una niña indefensa pero tampoco está al nivel de la persona que quiere hacerle daño. Aun no se lo digo porque quiero hablar con Shion primero y no creo que sea algo que le pueda decir por teléfono y apenas fue confirmado ayer. Te aviso únicamente para que no te alarmes. De acuerdo?
DM.- Y por qué habría de creerte?
M.- Porque estas cuidando lo más valioso que tengo y no la pondría jamás en peligro. Por favor, si? En cuanto yo cuelgue, me comunicare con Shion para decirle lo mismo.
DM se quedó un momento en silencio. Minos parecía sincero y si no mal recordaba, durante su estancia en el inframundo jamás había escuchado ninguna palabra amable de su parte. Mucho menos un Por favor.
DM.- Esta bien. Te daré el beneficio de la duda.
M.- Gracias. Supongo que ya tienes celular.
DM.- Si por?
M.- Dámelo. Te mandare un regalo de agradecimiento. Y después pásame con Shaina.
DM lo hizo y Shaina recibió el teléfono.
M.- Listo preciosa Gracias.
S.- Que le dijiste?
M.- Que le encargaba mucho a mi tesoro más valioso.
Shaina se ruborizo sin querer y Sammy se le quedo viendo.
S.- Ahora no puedo responderte a eso.
M.- Por eso te lo digo. Jeje Ahorita incluso podría tener una conversación muy caliente contigo y tú no podrías hacer nada verdad?
S.- No lo harías, o si? – dijo nerviosa por la mirada de desaprobación de Sammy quien se sentó muy derecha en su asiento volteando hacia afuera.
M.- No a menos que tú quieras.
S.- Y si seguimos esta conversación por la noche?
M.- Claro. Ciao Cara mía. Viene la bruja y no quiero problemas.
S.- Ciao Bello.
Shaina colgó sonriendo y DM arranco el automóvil.
No imaginaba que fueras tan cursi – Le dijo a Shaina
Eso es algo que no te importa – dijo Shaina a la defensiva después volteo a ver a la niña que estaba demasiado callada y – Sammy? Estas bien?
La niña no volteo pero asintió con la cabeza. Shaina entonces reviso su lista y le dijo a DM hacia dónde dirigirse.
Abril 19, 12pm.
Centro Comercial Grand Prix
Atenas, Grecia.
Shaina y Sammy estaban dentro de los probadores de la última tienda a la que visitarían y DM, sentado pacientemente frente a ellos, comenzó a jugar con su celular. De repente comenzó a recibir varias fotografías y pequeños videos que activaron sus recuerdos.
Flashback 2 años atrás
Pandora había hecho exactamente lo que le había pedido DM. Había llegado a su propia habitación después que el, vestida con una falda corta negra, zapatos de tacón negros, top negro sin mangas con espalda escotada. Debajo llevaba un sujetador y unas bragas, también negras, con transparencias. No le había pedido expresamente que llevara transparencias pero ella quería que la deseara. Quería que él quedara tan afectado como ella.
No iba a intentar negarlo. ¿De qué servía? No era a la lujuria a lo que se oponía ya que prácticamente nunca la había sentido. Era la idea de ceder todo el control a otra persona. Simplemente no estaba segura de ser capaz de hacerlo.
Sintió una punzada de pánico en el acto, aunque no hiciera más que imaginarlo.
Su corazón era como un martillito que le repiqueteaba el alma. Seguía sin creerse que fuera a hacer eso.
Cuando llego vio que DM sonreía mientras la estaba y le tendía una mano.
- Estás preciosa, como siempre — le dijo
Ella intentó devolverle la sonrisa pero no funcionó.
Él la atrajo hacia sí. Parecía... posesivo, muy protector, y eso le gustaba.
- No pasa nada. No estés nerviosa, Pandora. Yo me ocupo de todo.
- Eso es lo que me pone nerviosa.
Él soltó una risita malvada que no la ayudó a tranquilizarse precisamente.
Cuando sus ojos se acostumbraron a la penumbra que existía gracias a que DM había utilizado una de sus blusas para apagar un poco la luz de la lámpara, se dio cuenta de que él llevaba la camisa arremangada y se le veían los grandes músculos del antebrazo. Quería mirarlos con más detenimiento, quería tocarlos...
Oía los compases de la música que provenían de algún lugar. Notaba cómo le reverberaba en el vientre. Ya reganaría al espectro que hacia tanto escándalo en cuanto saliera de ahí.
- ¿Estás preparada? —le preguntó DM .
Ella asintió.
- Sí, estoy lista.
No estaba del todo segura de que fuera cierto, pero él ya tenía la mano en la parte baja de su espalda y la guiaba un rincón.
Pandora tenía a DM muy presente, así como el calor que desprendía su enorme cuerpo, que la empequeñecía por muy altos que fueran los tacones. Ese olor; esa divina mezcla de bosque y de mar... DM y el olor perfume y sensualidad.
Temblaba de pies a cabeza. Estaba nerviosa por la expectación, por el deseo y por algo más…
- Estás bien, Pandora? —le preguntó.
- Sí. Estoy bien.
Él se detuvo, le puso una mano debajo de la barbilla e hizo que le mirara.
- En serio?
Ella tragó saliva.
- Sí, lo estoy. Te lo prometo. Es que esto... es nuevo para mí. Trato de absorberlo todo. Es distinto.
- Lo es. —Le sonrió y bajó la mano - Ven
Ella obedeció; simplemente se limitó a cerrar la boca y tragarse todas las preguntas que le rondaban por la cabeza. No podía creer que estuviera haciendo eso. Que alguien se ocupara de todo, que tomara las decisiones. Salvo la de estar ahí, se recordó. Eso seguía siendo decisión suya.
Fueron al otro extremo de la habitación y se detuvieron delante de un sofá de respaldo bajo tapizado en cuero negro que ella utilizaba para ponerse las zapatillas.
- Siéntate, Pandora - dijo DM en voz baja, pero autoritaria.
Ella accedió, sin cuestionarse nada. Por eso estaba ahí: para soltarse de una vez por todas. Para explorar esto.
DM se sentó a su lado y pasó un brazo por el respaldo del sofá. Lo notaba rozándole la nuca. Olía muy bien y tan solo ese olor la mareaba.
- Nos dedicaremos a mirar un rato —le dijo con la cara muy cerca de la suya—. Quiero que te relajes, que lo absorbas todo como tú has dicho. Y mientras observas, controla tu respiración, mantenla lenta y regular. ¿Lo entiendes, Pandora?
Ella asintió, absorta en la habitación y las figuras que se contoneaban. Ahora que sus ojos se habían ajustado a la oscuridad, veía mejor.
- Pandora .
- ¿Qué?
- Mírame.
El tono autoritario la sobresaltó y giró la cabeza. Tenía el pulso acelerado y se notaba el latido en las venas. Quería discutírselo pero lo que leyó en su expresión le dijo que no lo hiciera. Nunca se había sentido acobardada por nada o nadie en la vida. Pero no era eso solamente. Le estaba pasando algo; era como si se le estuvieran activando unos mecanismos en la cabeza. No lo entendía.
- Sé que esto es difícil para ti — dijo—, pero tienes que esforzarte por entregarte. Entregarte a mí.
- Sí —susurró ella con un nudo en la garganta. Parecía que no podía inspirar el aire suficiente para hablar con normalidad.
- Aquí habrá unas reglas. Cuando empecemos ya no podrás hablar a menos que yo te pregunte, o que haya algo apremiante que quieras decirme. Y con lo de «apremiante» me refiero a si crees que tu bienestar mental o físico se ve comprometido. Si sientes que estás en peligro de verdad. Estar un poco asustada no es motivo suficiente. Espero que tengas algo de miedo. Sinceramente, no estaría haciendo bien mi trabajo si no lo tuvieras en algún momento u otro.
Ella le miró y se le puso en blanco la mente a una velocidad vertiginosa. No le gustaba esta sensación de tener los brazos y piernas de goma; esa sensación de debilidad.
- ¿Me oyes, Pandora ?
- Sí, te oigo.
- ¿Pero?
- Pero... no sé si podré hacerlo.
- Puedes. Lo noto en tu interior. Lo he notado desde que nos conocimos y no me hago el fanfarrón.
- Lo sé. No es de tus habilidades de lo que dudo precisamente.
Él le puso una mano en el muslo y ella notó un hormigueo eléctrico hasta en los huesos.
- ¿Por qué dudas de ti misma? — le preguntó.
La miraba con dureza. El azul de sus ojos se había oscurecido aún más y sus pupilas estaban dilatadas en la penumbra.
- Siempre me he considerado bastante sofisticada. Pero... pensaba que podía controlar esto. Que sería fácil. Pero ahora que estoy aquí... es que apenas puedo reconocértelo a ti. O a mí misma. Me siento tonta y no me gusta.
Estaba temblando.
- No hay razón para sentir que no puedes reconocer que tienes miedo o estás insegura.
- Pero así me siento. Aunque sea la respuesta habitual que tiene la gente cuando hacen esto por primera vez. Es por… mí. Y no sé... si podré quedarme. — Al decirlo se notó el corazón latiendo con fuerza y le entraron ganas de escapar. Necesitaba huir —. DM , tengo que irme, en serio. No puedo hacerlo. Se incorporó pero tenía las rodillas tan débiles que apenas podía tenerse en pie.
A su lado, DM se levantó, la rodeó con un brazo y apoyó su mejilla contra la suya. Ella intentó apartarse pero él no la dejó.
- Pandora, cálmate, puedes hacerlo. Estás bien.
- No lo estoy.
Quería echarse a llorar pero no lo haría. No lloraría.
- Sí lo estás. Estás conmigo. Yo me encargo de todo.
¿Cuándo le había dicho eso alguien? ¿Y hubiera confiado en cualquier otra persona si se lo hubiera dicho? Pero confiaba en DM, a pesar de que apenas le conocía. A pesar de ella misma. A pesar de su necesidad de controlarlo todo. No sabía qué pensar. Quizá no hacía falta que lo hiciera.
- Venga, Pandora. Estás bien — le dijo en un hilo de voz, casi un susurro.
Ella se dejó sentar en el sofá. Esta vez él le rodeó la cintura con el brazo para tenerla a su lado. Al cabo de un momento, su aroma, su tacto, consiguieron tranquilizarla. Con los sentidos embargados por él, el resto de cosas — sus miedos, su necesidad de estar a cargo de todo— empezaron a desaparecer y su deseo tomó los mandos.
Pandora sintió el deseo entre sus muslos. ¿Era eso lo que quería?
Se dio la vuelta para mirar a DM. Tenía los ojos brillantes, como anhelosos. Pero también había un control absoluto. Sí, podía confiar en él. Sin embargo, aún no estaba segura de poder confiar en sí misma. Pero lo haría.
Tragó saliva para deshacer el nudo que tenía en la garganta.
- De acuerdo, está bien. ¿Podemos... empezar ya?
El rostro de DM no perdió la seriedad.
- Siempre puedes decidir parar, Pandora. Es lo bonito de todo esto: la seguridad que hay. Depende de ti.
Ella asintió. Él sonrió.
- Pues empecemos, entonces.
DM le cogió la mano y notó que le temblaba. No quería que tuviera miedo, en realidad. No obstante, un poquito de miedo, algo de expectativa, era un reto que siempre saboreaba. Y ella estaba muy hermosa así, con la melena negra alrededor de sus pálidas mejillas y sus enormes ojos violeta.
Ella tenía el semblante muy serio. DM veía incluso cómo tensaba el músculo de la mandíbula. Trataba de racionalizar todo el asunto. Al final tendría que aprender que eso no funcionaba en este campo. Tenía que conseguir que dejara de accionar los engranajes de su cabeza. Tenía que desarmarla.
- No te preocupes. Ahora quítate la ropa.
- Qué?
Dio un paso atrás y eso le hizo sonreír. No pudo evitarlo.
- Vamos, Pandora . ¿No pensarías jugar vestida?
El rostro de ella no registró sorpresa alguna. Solo fue la impresión de darse cuenta de que le estaba pasando de verdad. Se quedó callada durante un rato y luego, sin mediar palabra, se quitó la camisa por la cabeza. Siguió mirándole pero sus ojos ya no eran de su frío color azul habitual. Se estaba fraguando una tormenta a pesar del silencio, de la firmeza de su boca y del aire tozudo que tenía por la postura de los hombros. Sin embargo, eso formaba parte de su proceso. Ya se lo esperaba de una mujer que tenía esa tendencia a controlar. Y eso la hacía más atractiva a sus ojos: por la batalla que sabía que se estaba librando en su interior. Por haber accedido a hacerlo.
DM se cruzó de brazos y esperó mientras ella se desabrochaba la falda y la dejaba caer al suelo. Tampoco le dijo nada cuando le dio toda la ropa que se quitaba. Estaba demasiado ocupado mirándola con ese conjunto de sujetador y braga transparentes; absorto por lo largas que eran sus piernas con los tacones altos.
(Está increíblemente buena) – pensó DM – (Lastima que lo oculte en esos horribles vestidos negros)
Ella levantó un poco la barbilla en señal de desafío y él apretó la ropa que tenía entre las manos. Olían como ella; a pura mujer. Sin dejar de mirarla, se acercó el top a la cara e inhaló con fuerza. Al ver que ella se ruborizaba, sonrió.
Esta mujer no tenía ni idea de lo receptiva que era. Pero él se lo vio y supo que eso sería bueno.
- Pandora —le dijo en voz baja—, quédate aquí mismo. No te muevas.
Colgó su ropa en una hilera de ganchos que había en la pared. Extrañó sus juguetes que debían estar guardando polvo en su ex habitación en el santuario, cuando aún estaba vivo.
Pandora tenía los ojos abiertos y las pupilas dilatadas pero permaneció callada. Él posó la mirada en sus pechos. Eran pequeños y firmes, y un poco de carne redondeada sobresalía por la parte superior del sujetador. A través de la fina tela de encaje le veía los pezones. Mientras observaba vio que se le estaban endureciendo.
(Unos pechos perfectos) – se dijo
Tuvo que hacer caso omiso de la erección que le crecía entre los muslos. Volvió a mirarla a los ojos.
- Ven aquí, Pandora.
Ella dio un paso trastabillante al frente y se detuvo. Él le pasó una mano por la delgada cintura y la atrajo hacia sí. Sobresaltada, ella soltó un grito ahogado.
- Si tenemos que trabajar juntos tienes que aprender a seguir las instrucciones. Si te resistes, no habrá manera.
Tenía la respiración acelerada.
- Lo sé, pero es que no puedo evitarlo.
- Ya se te pasará esta etapa inicial de pánico. Haz lo que te diga y listo. Confía en mí.
Ella asintió.
- Dilo.
- Ha... haré lo que me digas. Confío en ti, DM.
Aún había un deje de renuencia en su voz, pero así estaba bien. Pronto superarían esa fase.
Mientras, el calor de su cuerpo le estaba enloqueciendo, le distraía.
Él la atrajo aún más, se sentó en la silla y la sentó a ella en su regazo, con la mano en su cintura. Tenía la piel como el satén; pálida y suave. Notaba el calor de su sexo a través de los pantalones.
Le acarició la mejilla con las yemas de los dedos y luego el cabello; hundiendo los dedos en sus cabellos. Eran tan sedosos…
- Solo respira, Pandora. Intenta relajarte. Escucha mi voz…
Ella asintió con la cabeza.
- Cierra los ojos.
Ella obedeció sin rechistar.
- Quiero que te concentres. Piensa en cada respiración. Solamente en tu respiración. En mi voz. En mi mano en tu pelo. En nada más. Su sexo estaba cada vez más caliente; entonces supo que ya la tenía a punto, lo entendiera ella o no. Y él estaba cada vez más duro; prácticamente le latía del deseo.
- Inspira y aguanta la respiración unos segundos —le dijo—. Bien. Ahora expulsa el aire poco a poco. Otra vez. Mientras respiras, siéntelo en todo el cuerpo. En los pulmones, el estómago, brazos y piernas. Y nota mis manos encima de ti.
Le acarició la espalda hacia arriba y luego hacia abajo otra vez, notando los delicados huesos de su columna vertebral, sus omóplatos, su fino cuello.
- Muy bien, Pandora. Respira. Concéntrate.
Bajó la mano hasta rozar el ribete de sus braguitas. Ella siguió completamente quieta mientras él introdujo los dedos bajo la tela justo donde empezaban a curvarse sus nalgas para acariciarlas.
Permaneció allí un rato, dejándola respirar y acariciándole la piel, que se volvía cada vez más caliente. Pero por fin se estaba tranquilizando. Lo notaba en sus músculos, que se relajaban, y en su respiración, que empezaba a ser más regular.
Sus mejillas seguían estando pálidas pero tenía los pezones duros e hinchados y a través de la gasa del sujetador veía que cada vez eran más oscuros.
La atrajo hacia sí y bajó la boca hacia la suya. Tenía los labios suaves y ligeramente entreabiertos. Mientras pasaba la lengua por su labio inferior, sus labios se abrieron para él y entró.
La lengua de ella fue toda una impresión, de lo cálida y húmeda que era. No esperaba este impacto de deseo que le cortó como un cuchillo. Quería darle un beso sencillo y ligero, para que sintiera el roce de sus labios un momento. Pero el deseo se apoderó de él y se perdió en su boca.
Ella gimió y DM notó su cálido aliento. Él la inspiró y la exhaló, y ella le rodeó el cuello con los brazos. Era muy dulce. Él la besó con más fuerza y ella le devolvió el beso con la misma intensidad hasta que ambos se quedaron sin aliento.
Era una tortura. Introdujo las manos en su pelo y le acercó el rostro, que apresó con fuerza entre sus manos. No podía hacerlo de ninguna otra manera con ella.
Pandora introdujo la lengua en su boca con frenesí; su cuerpo pegado al suyo y los senos contra su torso. El deseo le quemaba, le abrasaba por dentro y hacía que su mente lo obviara todo salvo su nombre.
Ella se movió en su regazo; la cadera le rozaba la entrepierna. DM estaba a punto de explotar, de correrse como un adolescente.
Se apartó.
- DM ?
Pandora tenía las mejillas encendidas y los ojos muy brillantes. Él tuvo que detenerse un momento para tomar aire y llenar los pulmones. Tenía que pensar.
Se le había puesto muy dura, con su cálido cuerpo encima y su deseo escrito en su hermoso rostro. Satisfacer sus deseos era su responsabilidad. El suyo era un calor que le martilleaba en la ingle y que a duras penas podía controlar. No estaba acostumbrado a algo así. A lo extremo que era todo: el calor, el deseo y la lujuria animal.
Pero podría controlarlo, se recordó. Siempre lo había hecho. Simplemente tenía que coger las riendas, dejarlo a un lado de momento y darle a ella lo que deseaba. Era su trabajo y lo hacía muy bien.
Le puso una mano detrás del cuello y apretó un poco. La confusión le torció el gesto.
- No digas nada, Pandora.
Por un momento pareció que iba a decir algo pero luego cerró la boca.
- Buena chica.
A ella le recorrió un escalofrío al oír esas palabras.
Ah, esta mujer sería la sumisa perfecta. Tenía una combinación irresistible de fuerza y fuego, así como una respuesta sumisa natural. Él la apretó un poco más fuerte, simplemente sujetándola, en señal de control. Era algo físico que parecía tener siempre un efecto psicológico en cualquier persona con tendencias sumisas. Y con ella funcionaba a las mil maravillas.
Siguió mirándola a los ojos mientras introducía su otra mano entre sus muslos y la hacía abrirse de piernas. Su boca formó una O pero no dijo ni una palabra.
Él movió las manos entre su jugosa piel y encontró el calor de su monte de Venus a través de las bragas de gasa.
- Dime que lo deseas —le ordenó.
- Sí... Lo deseo.
Encontró el ribete de la prenda y pasó los dedos por debajo. Ella gimió pero mantuvo los ojos abiertos y fijos en los suyos mientras él acariciaba sus pliegues hinchados entre los muslos. Estaba increíblemente mojada. Empapada. Sería su perdición tocarla así y no hacer nada con los insistentes latidos de su miembro. Pero lo haría de todos modos.
Llegó a su sexo, apartó los pliegues y sus dedos permanecieron allí un momento. Estaba muy caliente. Entonces encontró su punto débil y lo pellizcó. A pesar de todo, su mirada no vaciló.
Tiró suavemente de la piel y le di un breve masaje. A ella se le aceleró la respiración hasta que empezó a jadear y abrió la boca. Cuando le introdujo suavemente la punta de dos dedos ella dio un grito ahogado. El sabia de propia boca de Pandora que era virgen, y quería reservarse la gracia de desvirgarla como dios manda, no con sus dedos.
Su interior era como de terciopelo, cálido y húmedo; quería entrar en ella.
Ella se retorció en su regazo y eso le hizo estremecer. Pero estaba concentrado en ella, en la mano que tenía en su interior, cada vez más adentro sin dejar de acariciarla.
- Córrete para mí, Pandora.
Y lo hizo. Así de simple. Su sexo se contrajo alrededor de sus dedos, mientras arqueaba la espalda. El vibraba del anhelo y tenía las pulsaciones aceleradas.
Ella se mordió el labio y eso fue demasiado bueno para resistirse. Se le acercó y cogió esa suave piel con los dientes y la mordió, luego le separó los labios con la lengua. Se estaba corriendo; le jadeaba en la boca y pudo absorberlo todo: su placer, sus suspiros, el aroma de su deseo en el aire.
Pandora seguía temblando cuando él se apartó y la puso boca abajo en su regazo.
- ¿DM ?
Se puso tensa.
- Shhh. Es hora. Es por eso que estamos aquí. Estás lista.
- DM ... No. No puedo…
Ella forcejeaba para incorporarse pero él la sostuvo con firmeza.
- ¿Me estás diciendo «rojo»? ¿Quieres usar la palabra de seguridad para salir? Si es así, dejaré que te incorpores, te ayudaré a vestirte y Te dejare ir. ¿Es lo que quieres?
- Yo... no.
Él apenas podía soportar hacerlo, sujetarla así. Azotarla solo haría que se le pusiera más dura y le resultaría más difícil controlarse. Ninguna mujer había puesto en jaque su autocontrol como Pandora. Pero él podía aguantar. Lo haría y punto. Quería tocarla más que cualquier otra cosa en el mundo en ese momento.
- ¿Nos quedamos, Pandora? Dijiste que querías llegar hasta el final.
- Sí.
Fin del Flashback
- DM! DM! – los gritos de Shaina lo sacaron de su ensoñación
- Que sucede? – dijo al ver a Shaina cargando a una Sammy totalmente desvanecida
- Tenemos que llevar a Sammy al hospital! – Se desvaneció y casi no le siento el pulso!
- Diablos! – Dijo quitándole a Sammy de los brazos – Vamos con Saga! Está a pocas calles de aquí.
Shaina asintió y prácticamente corrieron hacia el auto. Afortunadamente sus compras más apremiantes ya las habían hecho y para no ir cargando, iban a dejarlas al auto cada que salían muy cargados.
DM abrió la puerta hizo que Shaina entrara en el asiento del copiloto y le entrego a la niña. Salto el cofre y arranco el auto lo más rápido que pudo. Shaina iba hablándole a Sammy para que reaccionara pero ciertamente no lo estaba logrando.
En el camino, Shaina le llamo a Saga y comprobó que estuviera en su puesto. Afortunadamente para ella, acababa de llegar.
Apenas DM disminuyo la velocidad frente a urgencias, Shaina salió con la niña en los brazos y le indico a DM que las alcanzara en cuanto estacionara para no estorbar a las ambulancias.
Saga ya la había sentido llegar y estaba esperando junto a una camilla. Las llevo a un cubículo y comenzó a revisar a Sammy en silencio.
- Espera afuera Shaina – dijo al verla demasiado nerviosa.
Shaina confiaba tanto en el que acepto y salió a reunirse con DM quien iba entrando.
- Oh Vamos! Nosotras llegamos primero y ellos pasan antes que nosotras? Que bodrio! – se escuchó detrás de ellos sin que ninguno reaccionara. Estaban demasiado preocupados.
- Shhhhhhhht Nat!. Es solo una niña. Y si su mama la trajo a urgencias es por algo – Se escuchó – Además, a nosotras ni nos pasó nada. Solo estamos aquí porque el jefe quiere el informe médico completo. Por mí ya estaría llenando los reportes.
- Para mí que es violencia doméstica y el idiota que viene con ella la golpeo. – dijo Natalie en tono bajo.
- Como eres intrigosa! Lo conoces acaso? – pregunto Laura
- Sí. Es un conocido dominante en el… ups!
- Nat! Dijiste que no harías nada así aquí en Atenas! – reprendió Laura – No aprendes la lección verdad?
- Uy perdóname la vida por querer tener algo de acción. No todas somos tan puritanas como tú! – dijo Nat molesta – Te hace falta probarlo para que te sueltes un poco.
- No gracias… y deja de estar ventilando mi vida privada en público – dijo Laura con tono represor.
Ambas guardaron silencio por unos minutos hasta que Saga salió y Shaina se levantó como resorte.
- Hola DM tanto tiempo – dijo Saga tranquilo
- Jaja ni tanto…
- Por eso mismo. Ya no reconoces el sarcasmo cuando lo escuchas? – Dijo mientras le daba un fraternal abrazo
- Como esta Sammy, Saga. – pregunto Shaina preocupada
- Ella está bien. Pero como Sanbocho necesito hablar contigo. Ven a mi oficina.
- DM puedes ir con Sammy? – pregunto Shaina
- Pero yo no sé de niños! – rezongó
- Pues acostúmbrate y ve practicando que tu hora está llegando! – dijo Shaina un poco más tranquila por saber que Sammy estaba bien.
DM hizo un gesto de fastidio mezclado con horror que los hizo reír a ambos. Eso, al igual que los codazos que su compañera le estaba dando, hizo enfurecer a Laura.
- Disculpen – dijo Laura doliéndose de un hombro – Es visita social? Porque llevamos varias horas esperando.
Saga la miro y la hizo retroceder un paso. Sus ojos la miraban fijamente antes de barrerla de arriba a abajo, pero si creía que con eso la iba a intimidar se equivocaba.
- Entonces? – dijo Laura
Saga le lanzo una sonrisa.
- Es la siguiente en turno oficial?
- Creo que si
- Cree? O está segura?
Laura volteo a ver la sala. Estaba llena de personas y su amiga traía los números.
- Exacto. No lo sabe. Haga el favor de esperar su turno a menos que traiga una bala metida entre esas hermosas piernas suyas.
Laura se ruborizo por completo y regreso a su asiento. Shaina y DM siguieron a Saga. DM se siguió a los cubículos, y Saga y Shaina se metieron a la oficina del residente en turno.
- Ahora si dime que tiene. Es algo malo?
- No realmente.
- Que quieres decir?
- De donde salió esta niña?
- Era alumna de Marín.
- Ya la vio Athena?
- Si
- Y Shion
- También
- Y que están haciendo al respecto?
- No tengo ni la menor idea
Saga levanto una de sus cejas con incredulidad.
- Por favor Saga… nadie me quiere decir nada y estoy preocupada. Tengo derecho a saberlo!
Saga lo pensó un momento. Ella tenía razón.
- Sammy solo hizo un berrinche.
- Qué?
- Bajo tanto su cosmo para asustarte, que su ritmo cardiaco también lo hizo. Lo malo es que está muy pequeña y no sabe controlarlo.
- Condenada escuincla!
- Tal vez si hubiera estado dentro del santuario, esto no le hubiera ocurrido, pero la atmosfera aquí afuera, la contaminación, el nivel del mar, todo la descontrolo. Como dije, aún es muy pequeña.
- Pero y… lo otro?
- Que otro?
- La razón por la que Kanon se asustó…
- Vaya! Se hace más perspicaz conforme se hace más viejo – dijo sonriendo – Pero sí. Él tiene razón. Sammy es de temer y con lo inestable de su edad es mucho peor.
- Tan malo es?
- Todo depende que tan malo sea para ti tener a la hija de un dios antagónico a Athena en el santuario.
