Capítulo 84

Mayo 3, 10 a.m.

Casa de Leo

Santuario de Athena, Grecia

- Ufff Marín… - decía Aioria – Estar contigo cada vez es mucho mejor

- Bueno, tengo buen maestro – decía la amazona mientras salía de la cama para ir al congelador por un helado. Algunos fumaban después del sexo. Ella comía helado.

- Espero que no vayas a tomar esto como una crítica pero…

- Pero qué? – grito desde la cocina

- Pero… será que algún día podremos volver a salir en nuestro día libre como una pareja normal? – dijo Aioria mientras Marín volvía a meterse entre las sabanas para yacer un rato más junto a su amado.

- Vaya! No lo sentí como critica pero si como queja. – dijo Marín – Está bien. Cero sexo de aquí a Navidad.

- No! Digo, tampoco es para tanto. – se apresuró a decir Aioria – Solo que quiero salir y presumirte y ver alguna película, y que sea preludio de… más sexo. Van a decir que soy un machista tacaño que solo te tengo aquí encerrada todo el día en lugar de salir a pasear.

- Y todas las noches… todo el día libre y todas las noches. No se te olvide.

- Ni me lo recuerdes. Menos mal que Shaina está ocupada con Sammy y el torito chismoso no está en el santuario o los dos estaríamos en el calabozo

- Por favor no me agregues más estrés amor… ya tengo bastante.

- Oye! Eso me recuerda… Que te vas a poner para la boda?

- Cual boda? – dijo Marín extrañada – La de Milo? A mí no me llego la invitación. Y Solo la Elite se va a presentar.

- Pero mi amor… tu eres mi novia! Desde luego que vas a ir conmigo.

- Lo siento Aioria es que no recibí el memo ni de que soy oficialmente tu novia ni de que iba a acompañarte a la boda – dijo Marín

Aioria volteo a verla asombrado. No era normal que Marín estuviera a la defensiva en la relación.

- Te sientes bien Marín? Todos en el santuario saben que tú y yo estamos saliendo.

- Oficialmente?

- Bueno… no exactamente

- Exacto – dijo Marín cruzándose de brazos – Para cualquiera que no haya estado aquí durante muchos años, tu y yo solo andamos de free.

Aioria se enderezo en la cama.

- A ver a ver. Sobre quien quieres marcar tu territorio? Solo hay cuatro chicas aquí. Shaina, Geist, Junet y tú. Y tú eres mi chica. Las demás no me interesan.

- Lo sé. Shaina Geist y Junet no se meterían contigo pero…

- Pero?

- Mayura está aquí.

- De verdad? Cuando llego?

Marín volvió su cara hacia él.

- En serio? Esa es tu pregunta?

- Oh Vamos mi amor, no puedes estar celosa de la que era la mejor amiga de Aioros…

- Ahhh eso no es lo que recuerdo. – dijo Marín aun tranquila – Yo recuerdo a Mayura teniendo una especie de fijación contigo mucho después de que Aioros ya no estaba entre nosotros.

- Debes estar bromeando. Qué edad tenía yo? 14? 16? Yo ya estaba enamorado de ti.

- Si y también ya estabas bastante grandecito como para caer en sus continuos coqueteos. – dijo Marín celosa.

Aioria rio nervioso. Ni de broma le iba a decir que Mayura lo había iniciado en los placeres que ahora disfrutaba con ella.

- Bueno mira… que te parece si vamos a la boda COMO PAREJA y después hablamos con Athena para que nos de su bendición como pareja oficial.

Los ojos de Marín se iluminaron.

- Hablas en serio?

- Claro que sí. No quieres?

Marín lo agarro a besos y termino sentándose a horcajadas sobre él, sintiendo el "entusiasmo" de Aioria crecer de nuevo bajo su cuerpo aun sensible.

- Te amo Aioria

- Yo también te amo Marín

Las demás palabras sobraron mientras de nuevo de dejaban llevar por la pasión.

Mayo 3, 11 a.m.

Coliseo de entrenamiento

Santuario de Athena, Grecia

Los siete dorados: Afrodita, Camus, Aioros, Dohko, Mu, Milo, y DM se encontraban entrenando en el coliseo como cada viernes. Kanon aún no había sido autorizado por Shion y Saori para dejar su casa y Aioria tenía el día libre.

Camus seguía tan enojado por lo de Fler, de lo cual solo Kanon y Milo sabían, que ya le había ganado a Afrodita y a DM por nockout técnico.

- Por todos los infiernos! Que le pasa a ese imbécil? – dijo DM limpiándose el hilillo de sangre de la boca que le había provocado el caballero de acuario.

- Pues yo preferí rendirme cuando vi que quería golpearme en la cara – dijo Afrodita – No quiero estar marcado para la boda de Milo.

- Si… seguro que es por eso y no porque te estaba pateando el trasero– dijo Aioros bromeando con el mientras se escuchaban los gritos de Camus embistiendo con furia a Milo – Creo que alguien debió robarle una de sus botellas de vino. Ya saben cómo se pone cuando eso sucede.

- Yo creo que es algo más, pero con ese genio que se carga, ni quien quiera preguntarle – dijo Mu – Por cierto… ya saben que el torito no vendrá a la boda?

- En serio? – pregunto Dohko sin perder de vista a Camus en caso que tuviera que intervenir – Y eso por qué?

- No me dijo exactamente, pero dijo algo de una gran oportunidad. – respondió Mu – conociéndolo seguro que tiene que ver con el futbol.

- Yo más bien creo que es por el tiempo – contesto Dohko – son demasiadas horas de Brasil hasta acá como para que después se regrese.

- Shaka tampoco estaba aquí a la vuelta maestro – dijo Aioros

- No, pero Shaka no piensa regresar inmediatamente a los Estados Unidos.

- Que no estaba en Perú? – pregunto Mu

- Pregúntenle cuando venga para la boda chicos – contesto Dohko – Yo solo repito lo que se.

- Y por cierto… a quien llevaras a la boda Dohko? – pregunto Aioros captando el interés de Mu quien estaba tomando de su botella de agua.

- Jaja que metiches nos hemos vuelto Aioros Jajaja – dijo Dohko – Shion y yo hemos invitado a ciertas… "amigas" para que nos hagan compañía.

Mu comenzó a atragantarse con el agua y como a Camus se le estaba pasando la mano con Milo, Dohko fue a poner orden, dejando a Aioros la responsabilidad de estarle dando de palmaditas en la espalda a Mu para que reaccionara.

- Cof Cof gracias amigo cof cof

- Jaja como que no te cayo muy bien la idea de que tu maestro tuviera amiguitas verdad? Jajaja – se burló Aioros – Que esperabas? Que se pasara otros 200 años solo?

Mu agito negativamente la cabeza.

- No, claro que no, pero… nunca le he conocido a nadie y pues yo creí… que el… pues… - Mu no pudo continuar por lo ruborizado que estaba

Aioros comenzó a reír incontrolablemente e incluso tuvo que tirarse al piso para poder agarrarse el estómago mientras Mu lo hacía callar. Si Dohko escuchaba lo que había pasado Shion lo sabría inmediatamente y no se la iba a acabar. Pasaron unos minutos en los que Mu se cruzó de brazos y golpeaba el piso rítmicamente con la punta de su pie con impaciencia.

- Bueno ya párale! Es un error comprensible! – Dijo Mu algo molesto – Tu a quien vas a llevar?

- A una amiga desde luego. – dijo Aioros limpiándose las ultimas lágrimas de risa – Y tú?

- Pues… yo todavía no lo sé, pero lo sabré esta tarde.

- Ah bien… no querrías ser el único sentado sin bailar – dijo mientras pedía su turno contra Camus dejando solo a Mu.

Mu aprovecho para sacar su celular y mandarle un mensaje a Geist.

Mayo 2, 1 p.m.

Campamento Romaní

Toledo, España.

Shura y Zita salieron del teatro de donde habían ido a ver las instalaciones y a cambiar el anexo del contrato donde quitaron el nombre de Mario y pusieron el de Shura. Aún no habían mandado a imprimir los programas, así que no habría ningún problema.

Para cuando llegaron al campamento media hora más tarde, ya la comunidad estaba comenzando a poner las mesas para el almuerzo. Según las reglas de Omar, para fomentar la unidad entre todos los que conformaban ese campamento, se debía comer todos juntos en medio de los remolques, al menos entre las mujeres, niños y algunos hombres que estaban ahí a esa hora.

Tomaron un baño rápido primero El y luego Zita. Zita salió despreocupadamente con la toalla envuelta en su cuerpo para poder cambiarse. Era algo que siempre hacia, pero rara vez Shura estaba presente.

Él la miro un instante y después miró de reojo hacia el reloj que había en la pared y Zita supo leerle muy bien el pensamiento.

- Ahora no. Es tarde. Apenas tenemos tiempo... – dijo mientras veía a Shura avanzar hacia ella.

Shura la fue llevando hacia atrás, en dirección a la cama. Las corvas de Zita dieron contra la esquina y él la subió al colchón

- No he podido pensar en otra cosa en todo el día. - contestó

Tenía la expresión tirante, las emociones escondidas entre las sombras que creaba el grueso flequillo de sus pestañas. Un mechón de cabello le caía por la frente. Unas ultimas gotas de agua le bañaba los tensos músculos del hombro y los estirados bíceps cuando se inclinó sobre ella.

Le quito la toalla lentamente, excitándola con gran pasión y admirable contención, haciendo que el cuerpo de Zita cantara y la sangre se le solidificara en las venas. Ella estaba sollozando incontroladamente cuando Shura le abrió finalmente las piernas y la penetró. Se colgó de él, cabalgando el creciente ritmo de sus embestidas, girando las caderas contra el torrente de sensaciones que la sacudían.

Zita trató de hacer que durara, trató de prolongar el exquisito y desgarrador placer que pasaba a través de ella, encima de ella, en ella. Pero no sirvió de nada. Gimió su nombre y se dejó ir astillándose, girando, dando vueltas descontroladas mientras un latido tras otro de intensas sensaciones la asolaba. Estaba flotando en un mar de placer en estado puro cuando Shura la embistió una última vez y luego se quedó muy quieto.

Echó la cabeza hacia atrás y apretó las caderas contra las suyas. Una profunda y desgarradora convulsión lo liberó. Alcanzó el clímax de forma violenta y luego se desplomó. Pesaba mucho, pero Zita recibió con gusto su calor y su dureza. Le rodeó el cuerpo con los brazos, estrechándolo con fuerza. Transcurridos unos minutos, Shura alzó la cabeza y se apartó.

- Siempre me vuelvo un poco salvaje cuando te hago el amor -susurró con voz ronca -No era mi intención que fuera tan rápido.

- Me alegro de que haya sido así -dijo Zita sonriendo -Ya llegamos tarde al almuerzo

Shura dejó escapar un gemido de agotamiento.

- Si no tuviera tanta hambre me sentiría tentado a saltármelo.

- Tal vez tú estés dispuesto a saltarte una comida, pero yo no - aseguró Zita saliendo de la cama - Vamos, levántate, vago.

Se vistieron a toda prisa y salieron del remolque. El murmullo de la conversación se detuvo bruscamente y todo el mundo se les quedó mirando cuando se sentaron a la mesa. Unos instantes más tarde, el campamento entero estalló en una cacofonía de risas y aplausos. Sonrojándose, Zita tiró de Shura para poder decirle:

- Shura -le susurró al oído-. Crees que saben por qué hemos llegado tarde?

Shura le dedicó una sonrisa indulgente.

- Saben perfectamente qué es lo que nos ha entretenido. No temas. Es lo que se espera de nosotros.

Omar confirmó las palabras de Shura.

- Hemos empezado a comer sin Zita y sin ti -dijo con los ojos brillantes -De hecho, me sorprende que hayan salido del remolque.

- Abuelo! – reprendió Zita sonrojándose.

- Cómo? Tengo permiso entonces de saltarme la comida? -bromeó Shura mientras recibía un tierno codazo de Zita y Omar y Rosa se reían de la incomodidad de su nieta.

Una de la mujeres les sirvió sus platos y aunque Shura no lo iba a aceptar nunca, ciertamente la comida estaba deliciosa.

- Por cierto Zita… olvide decirte… Tengo que viajar el día 10 a Grecia. – le dijo

- Y por qué me lo estás diciendo apenas ahora? Por qué no me lo has dicho antes cuando estábamos solos? – dijo Zita tomando una hogaza de pan

Shura volteo a verla y cuando sus ojos se encontraron tuvo la respuesta: Shura no podía quitarle las manos de encima cada vez que se encontraban solos y ella tampoco podía hacer otra cosa más que pensar en lo que ocurría en ese mismo instante.

- Oh! – exclamo bajando la mirada avergonzada

- Jajaja– dijo Shura tomándole la mano – Pero el punto es que quiero que vengas conmigo.

- De verdad? – Dijo Zita con ojos brillantes

- Sí. Es la boda de uno de mis mejores amigos (por cierto el más mujeriego jaja) y quiero ir. Sería un viaje exprés desde luego. – dijo volteando hacia Omar ya que considero prudente preguntarle con la mirada.

El anciano solo encogió los hombros pero Rosa intervino

- Zita… nuestro contrato comienza el quince. Bien pueden darse un fin de semana por allá y sirve que conoces a los amigos de Shura.

Zita volteo a verlo.

- Podre conocer a tus amigos?

- Si

- Y… podre preguntarles cosas?

- Mmm… si prometes no fijarte en nadie más que en mi… sí. También conocerás a mis jefes y...

- … tu casa?

Shura pensó un momento. Zita no sería admitida en el santuario a menos que fuera oficialmente su esposa y él no se sentía listo para eso. Además había otro problema.

- No creo que pueda llevarte a casa por el momento Zita – dijo después de unos segundos.

- Por qué carajos no? – dijo Zita enojada azotando los cubiertos y recibiendo una manotazo en sus manos de parte de su abuela en reprimenda por sus modales. – Ouch, perdón abuela, porque no Shura?

- Porque mi casa está a menos de 1000 metros del Océano… no quisiera que te sintieras físicamente mal.

Zita se hundió en su asiento en silencio. Había creído que Shura seguía avergonzándose de ella y por eso había hecho la rabieta.

- Nos vamos a divertir mucho. Ya lo veras. – dijo Shura sirviéndole un vaso de agua

Zita asintió. Un mensaje de texto llego al celular de Zita quien lo contesto rápidamente. Lanzo un suspiro y sonrió.

- Me encantara ir contigo Shura y bueno… yo también quiero pedirte algo.

- Que cosa?

- Quiero que me acompañes un día antes a Madrid. – dijo saboreando de antemano la noticia.- si nos quedamos por la noche ahí, podríamos tomar el vuelo por la mañana.

- Que tienes que ir a hacer a Madrid? – pregunto Shura extrañado.

- Quiero que conozcas a mi padre.

Mayo 2, 5 p.m.

Casa de Veraneo de Ares

Bagdad, Irak

Ares estaba frente a su escritorio escribiendo varios correos electrónicos a sus socios para enviarles el ultimo informa con los fantásticos números que había sacado ese primer trimestre del año. Muchos de ellos preferían el anonimato al momento de traficar con armas, y preferían usar pseudónimos, pero de todas maneras no dejaban de ser hombres de negocios y les gustaba estar informados.

Uno de ellos, recientemente le había ofrecido expandir su negocio con el tráfico de drogas sintéticas, utilizando para transportarlas, su propio negocio de mensajería. No era que a Ares le llamara particularmente la atención embrutecer a la gente y ganar dinero con ello, sino que su hermano Dionisio lo había convencido de no poner todos los huevos en la misma canasta de siempre y él había accedido, poniendo en manos de su hermano las pocas acciones que había adquirido.

Sus pensamientos se fueron hacia su amada afrodita y enojado por recordar que no estaría disponible para su felación vespertina tomo el pisapapeles de cristal que tenía sobre su escritorio y lo arrojo con furia contra la pesada puerta de madera, rompiéndose en pedazos al mismo tiempo que se escuchaba que tocaban a la puerta.

- Adelante!

- Papá! Papá! Papá! Papá! Papá! Papá! Papá! Papá! – exclamo Eros corriendo en paños menores por todo el estudio

- Hey! Eros compórtate caramba! Que acaso comiste chocolate?

- Si! Si! Si! Si! Si! Si! Si! Si!

- Por tu abuelo! que me dan ganas de darte una buena tunda. Que quieres ahora? Para que me interrumpes? No ves que estoy trabajando?

- Ahhh es que tengo noticias interesantes. – dijo Eros extendiendo un sobre hacia su papa y corriendo de nuevo por todo el estudio mientras su padre leía.

- Ok. Milo se casa… gran noticia. Yo mismo lo case con la sobrina de Rashid.

- Tsssss yo fui invitado por la misma Athena a su boda oficial – canturreo Eros – Me llamo a la oficina. Parece que toda la elite de su santuario y ella misma estará ahí.

A Ares no le fue difícil sumar dos más dos. Si toda la Elite estaría ahí… ella también estaría ahí. Podría ser una buena oportunidad de fastidiar. Rio de forma tan maquiavélica que hizo que hasta su hijo ahí presente parara sus juegos.

- No estarás pensando en aparecerte por ahí, verdad? Todo el teatrito se te puede caer! – dijo Eros asustado

- Literalmente hijo, estas en pañales. Ve por Fobos y Deimos y diles que quiero hablar con ellos. Y manda a Keres a planchar mi túnica de gala roja y blanca.

- Desde cuando Keres es tu chacha? – pregunto Eros extrañado

- Desde que la inútil regreso de sus vacaciones pagadas por Noruega. – dijo muy serio – La gente piensa que no sé cuándo está desobedeciendo mis órdenes, lo que no entienden es que si no hago nada en ese momento, es porque prefiero mantener un perfil bajo. Sé un buen niño y ve por tus hermanos. Ah y también necesito a Enyo. Necesito afinar unos cuantos detalles de mi visita a la boda de tu hermano.

Mayo 2, 4 p.m.

Escaleras hacia las 12 casas.

Santuario de Athena, Grecia.

Camus regresaba del entrenamiento adolorido y molesto.

Si, tal vez se le había pasado un poco la mano con sus amigos hasta que le tocó el turno a Dohko y con un solo dedo lo puso en su lugar. Por eso era considerado un maestro y como siempre decían los que se enojan pierden.

Necesitaba hablar con alguien al respecto y que mejor que el experto en berrinches: Kanon.

Comenzó a subir las escaleras y en el camino recordó algo. Saco su celular y marcó.

L. Alo?

C. Hola Laura

L. Camus! Que milagro! Hacía varios días que no me hablabas. Comenzaba a pensar que ya no me necesitabas para nada.

C. Au Contraire Ma petit. Que tienes que hacer el próximo viernes por la tarde?

L. Uhhh… déjame checar… tengo turno en la mañana por qué?

C. Te gustaría ir a la boda de mi amigo conmigo?

L. …

C. Laura?

L. Yo creí que irías con…

C. No. Eso se acabó. No quiero hablar ahora. Me acompañarás?

L. Claro! Ahí estaré.

C. Perfecto! Te daré los detalles en mi próxima llamada.

Camus colgó y toco la puerta de Kanon.

- Adelante!

Camus se introdujo a la casa y vio a Kanon leyendo recostado en el sofá.

- Camus!

- Hola Kanon. Como sigues?

- Mucho mejor, gracias… Ni siquiera voy a preguntarte. Se te nota. Deja traerte algo que te ayude – dijo Kanon intentando incorporarse

- No te molestes, yo lo hago – dijo Camus yendo a la vitrina por dos copas y una botella. Ni siquiera se fijó que fue lo que tomo. Lo único que necesitaba era adormecer el dolor.

Sirvió una para Kanon y otra para él. Se sentó en el sillón individual junto a él, se tomó la suya de un jalón y volvió a servirse. Kanon ni siquiera toco la suya.

- Camus… necesitaba estar a solas contigo…

- Aja como para qué? – dijo Camus tomando la copa, empinándosela y volviendo a servirse

Kanon suavemente le quito la botella y Camus no se opuso.

- Camus… Fler es inocente. Tienes que buscarla.

- No, no lo es… y no quiero discutir el tema – dijo Camus cerrando los ojos

- Yo mande a Isaak a Asgard. Cúlpame a mí. Desquítate conmigo.

- No.

- Camus! Lo que ella te dijo es cierto. Nada paso entre ellos dos!.

- Te llamo ella para que intercedieras a su favor? Vamos Kanon! Ese no es tu estilo. – dijo Camus sin abrir los ojos

Kanon lo miro asustado. Acaso su cerebro estaba apagado?

- Camus…

- No me malentiendas. Te creo capaz de eso y mucho más, y le hubiera dado el beneficio de la duda si no hubiera recibido un telegrama de su hermana Hilda de Polaris diciéndome que ella se escapó con Isaak, Kanon. No quiero volver a hablar del asunto si no quieres que congele tus bolas. No estoy de humor.

Kanon suspiro resignado. Sí. Mandar a Isaak fue una terrible idea, y estaba sinceramente arrepentido, pero Camus no quería creerle. Además… como que Hilda le había mandado un telegrama? Ahí había algo raro y estaba decidido a averiguarlo.

Camus se puso a hablar de la boda y Kanon decidió que intentaría en otro momento.

Mayo 2, 5.10 p.m.

Lugar de reunión junto al Manzano

Santuario de Athena, Grecia

Mu ya estaba esperando sentado y recargado en el tronco del Manzano junto al rio, mientras con su navaja pelaba y comía una de las jugosas frutas. Admiraba el Rio y sus aguas cristalinas cuando sintió cierto conocido perfume en el ambiente.

- Disculpa por llegar tarde – dijo Geist sentándose a su lado – Mayura me entretuvo más de lo esperado

- Ah sí! Las nuevas maestras. Como la están llevando?

- Pues es el primer día que tienen a las niñas un rato. Shaina decidió que fuera un cambio gradual o sería un poco traumático para ellas.

- Sera una buena madre verdad?

- Quién?

- Shaina

- Le sabes algo? Habla! – pregunto Geist preocupada

- No, solo hablo en un futuro. – dijo Mu tranquilizándola – No creo que nos deje pronto.

- Aunque decidiera casarse con Minos?

- Aun así.

- Menos mal – dijo Geist sonriendo por debajo de la máscara – Y bueno… para que era esta reunión extraordinaria?

Mu le ofreció un pedazo de manzana ya pelada. Ella la acepto, volteo a ambos lados para verificar que estuvieran solos y se quitó la máscara, dejándole ver sus grandes y ligeramente oblicuos ojos azul obscuro a Mu.

Este simplemente enmudeció. Era algo que no esperaba. Una Geist en uniforme, relajada, sin mascara y a solas con él.

- Mu?

- Ah sí! Perdón… es que… tus ojos…

- Qué? Se me corrió el maquillaje? – Dijo llevándose la mano a la cara

- No… Disculpa. Me tomaste por sorpresa. Es que… Aioros… La boda… Posiblemente… es que… - Mu no sabía ni cómo empezar.

- Ah cierto! Quieres ir conmigo? No quiero ser la única que no lleva pareja.

Mu comenzó a sonreír mas aliviado.

- Eso no es justo! Yo te iba a preguntar primero!

- En serio? – Dijo Geist

- Si pero no me dejaste ni siquiera comenzar!

- Tartamudeas mucho.

- Si bueno, esta parte nunca la hemos ensayado.

- Cierto. – dijo Geist – Ok. Te doy chance. Pregúntame.

- Geist… Quieres ir a la boda conmigo?

Geist sonrió. Mu podía ser muy tímido a veces, pero era parte del encanto.

- Claro que si Mu. Estaré encantada – dijo sonriendo.

Mu sonrió también y se metió una mano en el bolsillo y saco una bolsita de terciopelo morada.

- Tenía un poco de tiempo libre y… te hice esto.

Geist abrió curiosa la bolsita y lo abrió. Eran unos pendientes dorados con una figura de flor de lis. La constelación que tenía su armadura antes de que Athena se la quitara.

- Están hermosos Mu! Gracias! – dijo Geist dándole un beso en la mejilla haciendo que Mu se ruborizara – Son perfectos y los usare en la boda

- Son demasiado sencillos para eso– reclamo Mu.

- Eso lo decido yo. – dijo Geist suavemente

Ninguno de los dos pudo retirar la mirada hasta que la voz de Junet buscando a Geist los sacó de ese estado.

- Tengo que irme antes de que la mocosita vaya de chismosa – dijo Geist poniéndose su máscara – Saldremos el lunes como siempre?

- Como siempre – dijo Sonriendo Mu

- De acuerdo.

Geist se alejo corriendo y dejo a Mu parado junto al árbol observándola alejarse. Iba a tener que de algún modo distraerse o no iba a poder dormir esperando que llegara el lunes para volver a ver sus ojos.