Capítulo 95

Mayo 11, 7 PM.

Cámara de Athena, Santuario

Atenas, Grecia.

Milo estaba arrodillado frente a Athena, quien estaba parada frente a él escuchando con atención la confesión de su Caballero Dorado de Escorpión.

Milo le conto lo poco que recordaba de su tierna infancia antes de llegar al santuario, como vivía con su madre en un lujoso departamento frente a la playa, como su madre le contaba cuentos acerca de los dioses mitológicos y le mostraba fotografías de su papa en los libros. Su madre estaba orgullosa de ser la mujer de Ares, dios de la guerra. Recordaba como su padre llegaba una vez a la semana con regalos para él y su madre. Parecía llevarse bien con ella, pues su madre no le negaba nada. Ares solía jugar con él y no recordaba un solo momento triste hasta aquel fatídico fin de semana en el que su padre llegó alterado.

Milo tenía solo 3 años pero lo que vio había quedado guardado en su memoria hasta ese día: Ares había entrado por la puerta con un juguete nuevo para su hijo. Le había prendido la televisión para que se entretuviera con sus caricaturas favoritas, sin juegos ni mimos como acostumbraba. Se había llevado a su madre a su habitación pero no cerraron la puerta. Su madre comenzó a discutir con él, lo que hizo que Ares se enfureciera y le diera una cachetada con tanta fuerza que la había tirado al suelo. Milo, curioso por los gritos, se había acercado a la recamara donde había visto a su padre agarrar a su madre para levantarla y darle un beso. Después de eso siguieron más y más golpes, siempre intercalando caricias y besos entre sus agresiones hasta que Fanny dejo de moverse. Milo comenzó a gritar y llorar asustado. Su feliz infancia se había terminado en ese momento. Corrió hacia su madre quien yacía inmóvil y con los ojos cerrados y trataba de despertarla. Ares, asustado a ver que no se movía, se había inclinado sobre su mujer para comprobarlo y vio que se le había pasado la mano. La había matado.

Saco a su hijo de la habitación, quien luchaba con él para regresar a lado de su madre y lo había encerrado en su cuarto mientras hacia las llamadas pertinentes. Milo había estado despierto mientras escuchaba varias voces masculinas entrar a la casa. Hubo mucho ruido y después silencio. Durante todo ese tiempo, Milo no había dejado de llorar recordando a su papa golpeando a su madre.

Horas después, su padre regreso por él. Su madre, así como todo rastro de que ella había existido tales como las fotografías que estaban por toda la sala, sus piezas de cerámica, sus miniaturas sobre el comedor… Todo había desaparecido. Ares le hablo a su hijo. Le dijo que ya su madre estaba en los Campos Elíseos. Hermes mismo había venido por su alma. Le explico que debido a la naturaleza de su trabajo, no podía vivir con él, pero no soportaría verlo en un orfanato cualquiera, por lo que lo llevaría a un lugar donde conviviría con otros niños, que nunca le faltaría nada, pero nunca podría visitarlo y nunca podía decir ni lo que le paso a su madre ni el nombre de su padre, o con todo el dolor de su corazón, tendría que hacerle lo mismo que a su madre.

Milo, totalmente traumatizado, había sido llevado por su propio padre a la entrada del Santuario que daba a Rodorio, pues no podía ir más allá. Le estaba vetado. Se disfrazó de aldeano y toco la puerta. Uno de los guardias había abierto y Ares se lo entrego. Le dijo que tenía que entregárselo directamente al patriarca, pues el niño era muy especial, tal como los que buscaba para sus caballeros. El guardia no noto nada extraño y acepto al niño. Eran ordenes de Shion de llevarle a todos los niños que llegaran, pues Athena no desamparaba a nadie.

Cuando el niño fue llevado delante de Shion, Shion había encontrado un gran cosmos en el niño al igual que una gran furia interna. Era demasiado pequeño para odiar y sin embargo, el a tan tierna edad ya sabía lo que esto significaba. Le hablo de Athena y su bondad, le dio la opción de entrenar para convertirse en caballero dorado y el niño había dicho que sí. Si su misión era pelear contra aquellos que hacían daño a los demás, el juraba que conseguiría una de las armaduras y seria fiel a Athena. Y así había sido.

A los siete años consiguió la armadura dorada y Shion estaba muy orgulloso de él. Gracias a todos esos días de terapia con él, Milo fue creciendo esos años, contrario a lo que cualquier terapeuta esperaba, muy seguro de sí mismo y mucho más tranquilo que la mayoría de los otros Santos Dorados, aunque había heredado de su padre esa naturaleza violenta y apasionada que no tardo en dominar, pues siempre conservaba el control de sí mismo. Debido a que tenía que esconder su verdadera naturaleza, se volvió experto en disimular sus emociones bajo una máscara de inalterabilidad y absoluta calma, lo que lo hizo un temible adversario para sus compañeros. Nunca dudaba. Nunca titubeaba.

Cuando Saga comenzó a hacerse pasar por Shion mas tarde ese mismo año, Milo aunque sintió un ligero cambio en el cosmo del patriarca, le siguió siendo fiel a la figura bondadosa y paternal que este era. Se hizo el mejor amigo de Camus, quien tenía una naturaleza parecida a la de él y más tarde de DM. Durante 6 años no supo más de su padre, lo cual le alegraba. No quería volver a verlo.

También le conto a Athena cuando a la edad de 9, los secuaces de su padre fueron a amenazarlo, mataron a su mascota y el asesinó por primera vez provocando que su vida volviera a dar otro giro. Se volvió más retraído. Evito relacionarse sentimentalmente con nadie, y eso lo tuvo muy presente durante los siguientes diez años.

Pero sobre todo, le dijo que después de 21 años lo había visto en persona cuando había salido para Abu Dabi. Como lanzó el código dorado después de hablar con él y como este había amenazado con hacerle daño a Shaina. Se había atrevido a tirar el helicóptero donde viajaba y por poco lo mataba. Lo único bueno de todo eso era que había conocido a Samira, quien había demostrado que con su naturaleza dulce y metódica, la esposa perfecta para él y Ares le había ayudado con su boda y Milo había consentido únicamente por su temporal pérdida de memoria.

Por ultimo le confeso cuales habían sido sus sentimientos por Shaina desde que eran ambos muy jóvenes y como el miedo a su padre lo había obligado a mentirle y el a su vez, para quitársela de encima, la había incitado a perseguir a Seiya. Ahora era demasiado tarde para ellos, pero sabía que cuando su padre amenazaba, cumplía sus amenazas. Y que estaba seguro, por lo que le había dicho Samira, que Ares había sido el culpable del ataque de Shaina.

Athena se dejó caer en su trono consternada por lo que acababa de oír. El horror y la tristeza podía leerse en su rostro. Sabía que Ares podía ser era un malvado y sin escrúpulos, pero la historia que le estaba contando Milo, además de inverosímil, era lo suficientemente sádica y espeluznante, como para que Milo hubiera tenido que esperar varias veces a que Athena le dijera que podía continuar.

Milo se quedó en silencio viendo hacia el suelo esperando cualquier palabra de Athena. No se atrevía a verla. Esa confesión no solo iba contra los deseos expresos de su padre, acérrimo enemigo de ella y que podía causarle problemas, sino que podía costarle su posición en el Santuario e incluso podría ser expulsado. Estaba al tanto de todo esto, pero no podía dejar que volviera a hacer de las suyas.

Athena agradeció en silencio que Milo no la viera. Estaba completamente desconcertada y abrumada. Lo que menos necesitaba con todos los problemas que tenía, era esa bomba que le acababan de lanzar a los pies. Shaina desaparecida, 4 chicas traumadas, 4 caballeros desobedientes, una posible guerra en puerta… y ahora Milo era hijo de Ares? Eso era demasiado para ella.

Como Diosa de la Sabiduría sopesó todas las posibilidades. Si hacia lo correcto, como era llamar a Shion y el consejo de dorados para hacerle un juicio a la situación, no solo Milo quedaría expuesto y Samira estaría desprotegida junto con su bebe pues podrían decidir expulsarlos dejándolo a la merced de la ira de Ares. Ella no quería ese destino para Milo y Familia. Si no convocaba al consejo pero se los revelaba a los dorados, Milo y Samira podrían ser discriminados por sus compañeros y rompería el lazo de amistad y amor que reinaba entre los 12.

- Milo – dijo mientras le extendía su mano y Milo se acercaba para besarla – Agradezco que hayas compartido conmigo tu historia. Si bien entiendo que ni siquiera Shion la sabe verdad?

- No señora, solo la sabe usted. Yo ya no podía mantenerlo en secreto. – dijo - Aun me afecta muchísimo. Me paraliza el miedo cada que se le menciona o aparece. Vuelvo a sentirme de tres años y necesito ayuda. Estoy comenzando mi vida en pareja con Samira y ya me porte como estúpido. No quiero seguir sintiéndome así. Por favor Athena ayúdame.

- Milo, de verdad crees que Ares tiene algo que ver con el ataque a Shaina? Si así fuera, cualquiera de nosotros lo hubiéramos sentido…

- Lo mismo se aplica para Minos, Athena. La diferencia es que Minos no puede esconder su cosmo como solo un dios puede hacerlo.

Athena apretó su báculo. Milo tenía un punto ahí.

- Esto… esto me está sobrepasando en este momento Milo. Si Ares fue el responsable del ataque, necesito pruebas. Camus y Laura están trabajando en eso. – dijo viéndolo directo a los ojos – Pero comprenderás que mi prioridad en este momento son las chicas, incluyendo a Shaina.

- Si señora

- Dame tiempo para arreglar esta crisis y después los dos hablaremos con Shion. Su experiencia y sabiduría será muy útil en este caso. Mientras tanto, tu secreto seguirá siendo secreto Milo.

- Gracias Athena. Me pongo completamente en sus manos.

- Dices que te bloqueaste desde la mañana. Samira debe estar preocupada.

- Sí. No soy muy buen esposo que digamos.

- Ten esta tarjeta – dijo garabateando algo en una tarjeta de presentación lila – Entrégasela a Afrodita. Ella te dará lo que necesitas para llevárselo a Samira.

- Gracias Athena.

- Ve directo y consiéntela. – dijo sin pararse de su asiento – No queremos que él bebe se resienta.

Milo hizo un saludo y salió de la cámara sintiéndose tres veces más ligero. Esto no se había acabado, pero al menos, ya no tendría que luchar solo.

Mayo 11, 11 PM.

Departamento en Barrio Elegante

Belo Horizonte, Brasil.

- Espero que sea una de tus estúpidas bromas Momo – Exclamo la chica de cabello morado frente a él.

- Te lo juro! Todo estaba arreglado para ese partido, pero a algún estúpido se le ocurrió cambiar a uno de los jueces de línea y anulo los dos penaltis que estaban pactados – dijo Momo

- Me estás diciendo… que por una pendejada tuya perdimos $100,000 dólares? Quieres que Hypnos venga y nos patee el trasero a los dos?

- No fue mi culpa Mesis, de verdad! – dijo Momo – Todos apostaban al equipo contrario, compramos como siempre al árbitro y varios jugadores, pero ese cambio no estaba previsto hasta la alineación de último minuto.

Mesis miró desde detrás de su escritorio a su hermano. Los tres llevaban varios años con ese negocio de apuestas no únicamente en Brasil con el soccer sino en Australia con el Rugby, los caballos en Inglaterra y en Estados Unidos con el Futbol americano y el Basquetbol.

Obviamente para ganar dinero, a veces hacían trampa comprando jugadores y manipulando los juegos, pero nunca los habían atrapado. El accionista Mayoritario de su pequeña organización, Hypnos, era de pocas pulgas y ya había enviado a Momo al hospital varias veces debido a pequeños errores que les costaban dinero. Eran pocas las veces que salía de los Elíseos, a diferencia de su hermano Thanatos, pero cuando lo hacía, estaba de mal humor y se desquitaba con el primero al que le descubría una mínima falla.

- Anda Mesis… ayúdame a cubrir mi falla! Solo por esta vez, si? Le podemos decir que… que no hubo juego o que… que quedamos tablas…

- Por qué debo apoyarte si lo único que haces es joder a los demás? – pregunto su hermana

- Porque si no le diré a mi mama que tuviste un encuentro lésbico del tercer tipo!

- Idiota! Tú fuiste el que me la puso en la cama y no me di cuenta que era vieja hasta que descubrí que le faltaba su equipo!

- Jejeje pero bien que te divertiste jejeje

- Ojala Hypnos te mande de nuevo al hospital por imbécil! – dijo Mesis antes de darle la espalda

- Ya en serio hermanita…

- Quien es el juez de línea que fastidio todo el negocio? – pregunto finalmente

- Por aquí tengo su expediente – dijo Momo buscando entre sus muchas chucherías que guardaba en el portafolio de piel de víbora que traía siempre – Ya lo encontré! – dijo entregándoselo a Mesis.

La chica lo abrió

- Taurus, Aldebarán? Que nombre tan estúpido es ese?

- Acaba de llegar a Brasil después de pasar mucho tiempo en Grecia – dijo Momo – si lo ves en persona, parece guarura de antro de mala muerte, pero tiene vista de halcón. No se le pasaron los penaltis aunque estaban bien ensayadas las caídas.

- Crees que lo podamos comprar?

- Lo dudo, pero siempre podemos intentarlo o si no…

- … desaparecerlo. No sería el primero – dijo Mesis enrollando su cabello en un dedo – Este expediente está incompleto. Necesito saber si ya es parte de la Asociación Profesional de Árbitros Brasileños, Donde vive, cuáles son sus seres queridos… todo lo usual me escuchaste?

- Expediente negro completo. Entendido. Dame unos días.

- De acuerdo. Te cubriré por última vez Momo, pero quiero ese expediente aquí en 48 horas o Hypnos jugara futbol con tu cabeza.

Momo tembló nada mas de imaginarse. En los negocios, Hypnos era implacable.

Salió corriendo con sus guaruras/secuaces detrás. Tenía muy poco tiempo para conseguirle esa información a su hermana, pero valdría la pena. Pobre diablo. Acababa de meterse con la mujer equivocada.

Mayo 12, 8 AM.

Departamento de Minos

Oslo, Noruega.

Minos se despertó con el olor a café recién hecho. Escucho que tarareaban en la ducha y sonrió. Solo había una persona en ese departamento aparte de él y esa era Shaina.

Todavía no podía creer que ella le hubiera dicho de frente que lo amaba y delante de Hades. Era… demasiado increíble… demasiado… todo! Se estiro feliz y decidió levantarse. Era un nuevo día y tenían que esperar instrucciones.

Flashback

Minos salió de la habitación con la felicidad reflejada en la cara. Hades no pudo menos que reír.

- Vas a tener que quitar esta cara antes de presentarte a trabajar o serás el hazmerreír de los juzgados.

Minos sonrió aún más.

- Le aseguro que no puedo aunque lo intente. Estoy demasiado feliz.

- Bah… Eres un maldito espectro enamorado. Lo que me faltaba para completar mi colección de espectros extraños.

- Al menos aún sigo siendo considerado un espectro – dijo Minos sonrojándose. Sabía que iba a recibir un castigo, pero no sabía cuál era.

- Cierto. Tu castigo. – dijo Hades – Tienes varias atenuantes. No puedo enviarte al tártaro o tendría que quedarme sin jueces, y sin la mitad de los espectros. Por esta vez, y dado que fue realmente por causa de mi fastidioso sobrino, solo te voy a suspender dos semanas...

- Suspenderme?! Pero…

- Silencio! Todos tus privilegios estarán suspendidos. Seguros, Portales, Surplice y obviamente tu sueldo. Después de esas dos semanas y para asegurarme que ustedes dos no vayan a seguir posponiendo lo inevitable, no veras a Shaina hasta el día de su compromiso.

- Qué? No! Eso no es justo!

- Lo que no es justo, es que te pases mis reglas por el arco del triunfo y creas que por ser mi mejor juez lo voy a dejar pasar. Además de ustedes depende que se vuelvan a ver tarde o temprano. Ya te dije. Les dos hasta el segundo domingo de Junio para que suceda o el trato se termina.

- Pero… yo… - al ver los ojos de pistola que Hades le estaba echando cedió – Está bien. Por favor señor, no castigue a Rada y a Aiacos. Yo los obligue. No tienen nada que ver.

- Ya veremos. Me voy. No he dormido y sabes lo cascarrabias que me pongo cuando no duermo bien.

Minos sonrió. Sí que lo sabía pero siempre se desquitaba con Pandora.

- Y otra cosa Minos. No se comuniquen con el santuario hasta que yo les diga. Quiero hablar con Athena primero. Me entendiste? Lo hare en cuanto despierte.

- Sí señor. Así será.

- De acuerdo me voy. – dijo tomando su saco de manos de Cassius – Y tu monigote, disfruta tus pocas horas.

Cassius asintió y Hades salió por la puerta principal directo a su camita.

Fin del Flashback

Minos fue hasta su reproductor de música y puso su disco favorito: Tutto Verdi.

La puerta del baño se abrió y una distraída Shaina envuelta en una toalla salió. Minos la siguió con la mirada.

- No seas fisgón! – le grito desde la recamara

- Si no quieres que lo sea, no salgas así del baño! Eres demasiado tentadora.

- Pretextos, pretextos.

Shaina salió de la recamara con un sencillo vestido azul cielo y unas ballerinas blancas. Ambas prendas compradas en la tienda local de su preferencia.

- Minooooos – dijo Shaina con un tonito cantarín

- Oh-oh eso no suena muy bien – dijo Minos mientras la veía avanzar hacia el moviendo exageradamente las caderas

Lo acorraló en el sofá en el que se Minos se dejó caer y Shaina se sentó a horcajadas sobre él. Ella comenzó a darle tiernos besos en los labios y él se dejó querer sosteniéndola de la espalda para atraerla más hacia él. Después ella comenzó a trabajar en su cuello y su oreja.

- Precioso… (beso)? podrías (beso) prestarme (beso) tu celular (beso) para llamarle (beso) a Geist? (beso)

- Eres una tramposa cara mía… pero Hades dijo que no debemos hablarles hasta que él nos diga.

Shaina cambio de lado de la cara y metió sus dedos entre la cabellera de él, provocándole un escalofrió por todo el cuerpo.

- Te prometo (beso) que nadie (beso) se va (beso) a enterar (beso)

Minos se levantó bruscamente con Shaina aun colgando de su cuello y sus piernas alrededor de su cintura.

- Vas a ser mi perdición Shaina – dijo sujetándola de su trasero para que no se cayera yendo hacia su recamara, donde había dejado el celular. Lo tomo y se lo extendió a ella – Ten. Pero que te guarden el secreto. Ya estoy en bastantes problemas

Shaina sonrió y asintió mientras se bajaba y Minos entraba a darse una ducha. Fría desde luego después de esa tortura. Shaina no perdió el tiempo y le llamo a Junet. Ella sabría darle razón de Geist y Marín.

El teléfono sonó dos veces antes de que Junet contestara.

J.- alo?

S.- Junet! Por favor no grites, no llames la atención, no digas nada o me pones en gran riesgo. Habla Shaina. Estás sola?

Una nerviosa Junet cerró la puerta de los aposentos de Athena donde estaba llevando la bandeja con el desayuno a Geist.

Junet hablo con voz baja.

J.- Donde estás? Como estas?! Todo el santuario te está buscando!

S.- Estoy bien, recuperándome rápido. Como esta Marín?

J.- Muy bien. Ayer ya la vi llegar al recinto por la noche. Estuvo en observación con Shion y Athena hasta como las siete.

S.- Me alegro mucho de oírlo. Y Geist?

J.- Físicamente está bien. Solo unos raspones pero mentalmente Ella está mal. No se quiere levantar, no quiere comer, la han tenido sedada hasta ahora. De hecho está despertando. Quieres hablar con ella?

S.- Pásamela por favor. Asegúrate que nadie se entere. Es de vida o muerte.

Junet se aseguró de que no hubiera nadie y rodeo la cama para quedar del lado al que estaba mirando Geist.

J.- Geist, cariño? Shaina está al teléfono y quiere hablar contigo…

Geist no se movió así que Junet le puso el teléfono al oído que estaba al aire.

S.- Geist? Te encuentras bien?

G.- Quién es?

S.- Soy yo. Shaina.!

G.- Mentira! Shaina está muerta! Y yo me quiero morir para ir con ella!

S.- Escúchame bien pedazo de loca. Se supone que te elegí como mi sucesora porque eres fuerte y creo que te ensene bien! Así que párate de la cama maldita huevona y obedece a tus superiores! Quien carajos te crees que eres?

Geist pareció reaccionar a estas palabras pues se medió incorporo en la cama

G.- Shaina! Estas viva? Estas bien? Entonces no te mate? Fue todo una ilusión?

S.- Geist escúchame. Estoy viva. Lejos de Grecia y no puedo regresar rápido pero estaba preocupada por ustedes! Las vi mal heridas! Te sientes bien?

G.- Donde estás? Por qué no estás en el santuario? Todos te están buscando!

S.- Geist. Es muy importante que no les digas que te llame. Puedo meterme en problemas

G.- Quieres que le mienta a Shion y a Athena? Estas loca?

S.- No. No te pido que mientas sino que omitas información que no te están pidiendo. Te llamare más tarde y me contaras más cosas si? Junet me dijo que no has comido. Hazlo. Aun soy tu Sanbocho y me debes obediencia!

G.- Te extraño mucho. Ven por favor!

S.- No comiences con tus niñerías Geist. Cuento contigo para poner el orden con las niñas. De acuerdo?

G.- Sip

S.- Estas llorando?

G.- (Snif) No (Snif) como crees.

S.- Pásame a Junet… Y Geist… Yo también te extraño.