¡Hola a todos!, luego de algunos meses de trabajo en conjunto con mi lector beta, finalmente podemos presentarles a ustedes esta adaptación de la talentosa escritora Victoria Wittaker la trama es de ella, yo solo hice algunas correcciones de ortografía y redacción de su historia original, para que se adaptara a el mundo de Inuyasha el cual pertenece a nuestra querida Rumiko Takahashi.
No olviden visitar la historia original de Victoria, el enlace estará en mi perfil
Estaré publicando dos veces a la semana lunes y viernes esta emocionante y hermosa historia.
Siendo fiel a lo que ponía Victoria, tengo en una pagina de Facebook las imágenes de los capítulos (Cosas que destacan de los capítulos, y no todos tienen imágenes) la dirección esta en mi perfil
LA VERDAD SOBRE MI MADRE
Kagome, despierta cariño. - murmuro mi nana Sango. - Ya es hora de que te levantes.
¡No quiero! - me cobije de nuevo.
Vamos nena, ya solo quedan tres semanas de escuela. Luego pasaras el verano con tu padre. - sonreí cuando menciono a papa - Y que viene después del verano?
¡Mi cumpleaños! - me descobije y me incorpore.
¡Así es! ¿Y cuantos va a cumplir la princesa? - pregunto mientras sacaba mi uniforme del armario.
¡Once! - conteste emocionada.
Y luego entraras a la secundaria. - torcí el gesto - Como pasa el tiempo... parece que fue ayer cuando dabas tus primeros pasitos...
Por un momento deje de escucharla, no me agradaba mucho la idea de entrar a la escuela secundaria. ¡Aún era muy pequeña!
A regañadientes me metí a bañar.
Papa estaba fuera de la ciudad -como siempre- por lo que desayune en la cocina junto a Sango y su esposo Miroku -nuestro chofer- Onigumo era un reconocido productor musical y pasaba la mayor parte del tiempo en Nueva York. Éramos una de las familias más ricas de Chicago, pero también la más pequeña. Solo éramos él y yo.
Papa nunca me había hablado sobre mi madre, hasta que entre a la primaria. Yo veía a todos los niños con sus mamas, excepto yo; por lo que le pregunte donde estaba la mía. El solo me vio con ternura y dijo que algún día me lo contaría. Llego el Día de las Madres y mi maestra de primer año nos encargó una fotografía con nuestras madres para hacerles una porta retrato. Pero yo no tenía mama... Así que le pregunte a Sango si me podía comprar una en el centro comercial ese día, en lugar de una muñeca. Mi nana no supo que hacer...
Princesa... estas dormida? - Papa entro a mi habitación después de cenar.
No papi – camino hacia mi cama
Quiero hablar contigo... - lentamente se sentó.
Acerca de lo que le dijiste a Sango por la tarde.
¿Qué le dije? - como toda niña de seis años me distraía con facilidad.
Creo que es tiempo de que hablemos de... de tu madre.
Oh - Papa me tomo de la mano.
Espere en silencio a que continuara.
Su nombre es Kikyo Yamada. - suspiro - Nos conocimos cuando yo estudiaba en Juilliard. Nos enamoramos y dos años después de que me gradué nos casamos. La ame mucho, tanto como te amo a ti princesa - me sonrió - pero éramos muy jóvenes... creo. Ella quería un bebe y la cigüeña...
Detuvo su historia cuando vio que entrecerré los ojos. A esa edad yo sabía que a los bebes no los traía la cigüeña.
Bueno, de acuerdo, la cigüeña no. Tu naciste y eras la cosita más hermosa que había visto... pero ella no lo vio de esa manera. - una lagrima salió de sus ojos verdes.
No llores, papi. - lo abrace.
Tu eres lo único que tengo princesa. Siento mucho no estar a tu lado como yo quisiera - sollozo - y compensarte con mi cariño el que tu madre no te quiso dar...
En aquel momento no entendí muy bien a que se refería con eso, solo tenía seis años. Tiempo después entendí por qué mi mama no me había querido. Sufrió una depresión post parto muy fuerte. Sango me dijo que ni siquiera me quiso ver cuando los tres regresamos del hospital. Seis meses después se fue de la casa dejando solo un papel junto a mi cuna que decía: Lo siento.
Luego de que papa me confeso porque yo no tenía una mama a mi lado, me lleno de atenciones. Y cuando él no podía estar a mi lado me llenaba de regalos. De esa manera el compensaba el vacío que dejo mi madre, así como sus propias ausencias, las cuales se fueron haciendo cada vez más comunes con el paso del tiempo; por lo cual Sango y Miroku técnicamente eran los padres que no tenía a mi lado.
