Capítulo 126
Mayo 28, 9 am
Cámara de Shion
Santuario de Athena, Grecia
Aioros estaba subido en el último peldaño de la escalera buscando uno de los libros en la enorme biblioteca personal del patriarca. Le había prometido a Liz que trataría de resolver todas sus dudas y que mejor que en los libros de los cuales algunos no existía ninguna copia más que esa que estaba en el santuario? Bajo dos libros del estante y comenzó a bajar. Sabía muy bien que la regla de Shion era no bajar más de dos libros al mismo tiempo para evitar desajustar el orden tanto de los libros como de la oficina. Era muy estricto en ese aspecto.
Iba a la mitad de la escalera cuando su celular comenzó a sonar insistentemente:
A Parakalos
S Amigo! soy Shura!
A Hey! Como estas? Hacía mucho tiempo que no sabía nada de ti.
S Estoy muy bien, gracias. Excelente diría yo.
A Me alegro.
S Oye! Te hablo por lo siguiente…
A Tu dirás.
S El día de hoy me caso con Zita por el civil y quiero que Saga, Shion y tu vengan a la boda… y de paso me traigas unos documentos que necesito y que tiene Shion en la caja fuerte.
A …
S Aioros…?
A Lo siento Shura, es que creo que mi teléfono sufrió algún tipo de avería, porque escuche que te ibas a casar hoy.
S Eso fue lo que dije!
A Es en serio?
S Si!
A Estoy atónito!
S Solo es por el civil, pero su papa está aquí y es un día especial y por lo mismo quiero que ustedes estén presentes. No es formal ni nada de eso. Solo su familia, y la mía.
A Ay Cabrita! Te me ablandaste!
S Que quieres? Así me traen.
A Ya me di cuenta! Pero… porque te casas tan rápido? Uno esperaría que el caballero más orgulloso de la orden dorada hiciera una boda espectacular!
S Esa ya la tendré después así como lo hizo Milo.
A Y si Milo se tira a un pozo tu también?
S Pues…
A Espera… Shion acaba de entrar. Deja le pregunto.
S …
A …
S …
A Dice que no se lo perdería por nada, pero Saga no se encuentra disponible. Lo siento hermano!
S Me lo imagine. Con que vengan ustedes dos me doy por bien servido.
A Que documentos necesitas?
S Certificado de nacimiento original, mi certificado de empadronamiento, tengo un certificado de soltería de hace unos meses y mi certificado de residencia.
A Jaja o sea que no te llevaste nada.
S Obvio que no! Qué tal que se me pierden? Shion los tiene resguardados
A Bueno… ya lo anote. A qué hora quieres que estemos ahí?
S Si me pueden mandar con los documentos para ir adelantando los tramites, a las 2 en el registro civil de Jerez de la frontera.
A Entendido
S Pero no vengas de traje. Ya te conozco.
A Jajaja tú quieres ser el único guapo el día de hoy.
S Desde luego! No quiero que vengas de alborotador, con esa carita de no-rompo-un-plato que te cargas, ahora que la mayoría de las jovencitas aquí serán mis parientes.
A Jajajaja Si no estás hablando con Milo o Kanon!
S Es cierto. Lo olvide. El angelito bien portado solo busca otros angelitos iguales.
A Que quieres decir?
S Nada nada… Los estaré esperando. Después hay una pequeña comida así que espero que también se queden.
A Y que me vas a pedir de regalo de bodas?
S Mmm… tengo mucho tiempo para pensarlo.
A Tienes razón amigo. Entonces te veo ahí a las 2pm.
S Gracias. Los estaré esperando
Aioros se Shion sonrieron. Por nada del mundo se perderían eso aunque fuera solo para molestarlo después con las fotografías.
- Tu cámara o la mía? – pregunto Shion
2.30 PM
- Yo quiero ir! – pedía Sammy a Shaina, quien había subido desde el recinto para cubrir la salida de Shion.
- No – fue su respuesta
- Quiero ir!
- No!
- Yo quiero ver a Zita! – pataleaba
- En otra ocasión – contesto Shaina de manera tranquila.
Sammy se sentó en el suelo tomándose las rodillas y sacando lagrimones de cocodrilo de sus ojitos verdes.
Shaina la ignoró y solo se levantó de su asiento cuando Aioros y Shion entraron ya listos para partir. Si bien iban vestidos de forma casual con un pantalón de vestir y camisa desfajada, ciertamente se veían mucho mejor que con su ropa de diario.
- Shaina, no quedo ningún pendiente. Cualquier cosa traigo mi celular - dijo Shion
- Sí señor. No hay problema.
Shion entonces reparó en Sammy quien estaba sollozando con la cara entre las rodillas. Se inclinó junto a ella para preguntarle.
- Que pasa Sammy?
- Yo quería ver a Zita y bebe cuernitos – lloro Sammy – Pero Shaina no me deja ir.
Shion le acaricio la cabeza para consolarla y volteo a ver a Shaina, quien volvió a sentarse frente al escritorio.
- Esta castigada. – fue la respuesta de Shaina, quien se puso a hacer algo en la computadora
- Y porque está castigada? – volvió a preguntar Shion
Shaina no contesto y Shion le preguntó directamente a Sammy.
- Sammy?
La niña solo volteo a verlo. Sus lágrimas estaban mojando su vestido.
- Yo… yo… solo…
- Lo que quiere decir Samantha – interrumpió Shaina – Es que le ha aconsejado a Kakyuu que no me haga caso en los entrenamientos ahora que Marín no está.
Sammy bajo la mirada. Que Shaina le dijera Samantha quería decir que estaba muy enojada con ella.
- Porque hiciste eso Sammy?
- Kakyuu se la pasa llorando porque el entrenamiento es muy duro y su maestra oficial es Marín – dijo Sammy defendiéndose – Yo no quiero que llore porque ella ha sido muy buena conmigo.
- Entonces tal vez deberías regresarte a vivir con ella – susurro enojada Shaina.
Shion volteo a ver a Shaina enojado también. Esta se hizo la occisa.
- Solo le dije que se escondiera hasta que su maestra regresara – dijo Sammy – Además ella dice que su maestra dice que ya casi esta lista.
- Casi lista no es estar lista Sammy – dijo Shion volteando a ver a Aioros - Supongo que entonces ya que te crees tan inteligente, podrás ayudarme a conseguir a mi nueva Sanbocho.
Shaina no volteó, pero Sammy sí.
- Pero… Shaina es la Sanbocho!
- Sí, pero si Kakyuu se rebela como planeaste, solo tiene estas opciones: Pelear con Shaina hasta matarla… Y no es nada nuevo. Ahí tienes a Hyoga o Ikki que asesinaron a sus maestros…
- Noooooooo – grito la niña llorando – No quiero que le pase nada a Shaina!
- O puede intentar escapar del santuario y arriesgarse a que los guardias la maten como a cualquier aspirante que intente escapar de aquí…
- No! No quiero! – siguió llorando Sammy
- Y si acaso y por alguna remota posibilidad logra salir… que vida le espera sin familia, sin conocidos, o sin ningún oficio? Aquí tiene a toda la familia que conoce y se le trata bien.
Sammy estaba conmocionada. Ninguna de las opciones eran viables para ella y se echó a llorar a los piernas de Shion.
- Samantha! Suficiente drama! – Grito Shaina – Ve y alista tus cosas que Mu viene por ti para tus clases.
Sammy se secó las lágrimas con el dorso de su mano. Shion la abrazó y le lanzo una mirada desafiante a Shaina, quien simplemente salió de esa habitación antes de decir algo de lo que se iba a arrepentir.
- Lo siento Sammy. Sera para otra ocasión. No debiste hacer lo que hiciste y vas a tener que trabajar duro para ganarte su perdón. Comprendes que no puedo llevarle la contra o se enojaría conmigo también y la verdad a mí también me da miedo – dijo Shion sonriendo haciendo que Sammy intentara sonreír – Pero le diré a Zita que querías venir y la invitare para que venga pronto a visitarte, si?
Sammy asintió.
- Snif… puede llevarle un regalo que le hice a bebe cuernitos? – preguntó Sammy a Shion levantándose del suelo.- Necesito el espacio en mi morral para empezar con la de bebe hielitos.
Shion le sonrió y asintió con la cabeza.
- Tengo tiempo para envolverlo? – preguntó
- Aproximadamente cinco minutos antes de que me vaya – dijo Shion viendo el reloj.
- Gracias. Regresare en cuatro. – dijo Sammy corriendo a su habitación
Shion se incorporó y le dijo a Aioros:
- Solo espero que no nazcan muchas niñas para la sucesión dorada o nos veremos en la necesidad de salir corriendo de aquí – dijo
Aioros solo rio:
- Oh vamos! Pero si son adorables!
- Porque no son tuyas, pero cuando te pongan entre la espada y la pared, ya veremos qué tan adorables te van a parecer.
- Jajaja se imagina una bebe con el carácter de Milo, Afrodita o de DM! – dijo Aioros en tono de burla
- Pues mientras no salgan con el genio de Shaina, todo estará bien – dijo Shion sonriendo – Aunque me tranquiliza saber que le correspondería a Mu y el sabría muy bien ponerla en cintura.
- Jaja, si como no. Mu es demasiado pasivo. Apuesto que Madre e Hija lo volverán loco y terminara siempre haciendo lo que ellas quieren. – dijo Aioros
- Y que hombre enamorado no lo hace Aioros?
El caballero dorado de Sagitario asintió con la cabeza. Inclusive su mejor amigo había caído víctima del amor. Y comenzó a preguntarse si el también caería de esa forma algún día.
Mayo 28, 1.50 pm
Registro Civil
Jerez de Frontera, España
Shion y Aioros se acercaron a donde una multitud de varones vestidos con camisas de seda de forma colorida hacían escándalo. Sentado en una banca estaba el novio hiperventilándose.
- Shura? – pregunto Shion divertido.
El caballero de Capricornio levantó la mirada y vio a Shion y Aioros vestidos de forma bastante sencilla en comparación a los demás invitados, y que lo veían con una mezcla de orgullo y diversión. Se levantó y los abrazó al mismo tiempo.
- Vinieron! Creí que me iban a dejar solo! – dijo casi llorando
- Estas bien? - pregunto preocupado Aioros
- No se…
- Solo está nervioso – dijo Shion – Y la novia?
- No ha llegado… Y si no viene? Y si se arrepintió? Y si le pasó un accidente? – exclamo Shura
Aioros le ayudo a sentarse de nuevo y comenzó a tomarle fotografías a todo y todos mientras Shion trataba de tranquilizarlo.
- Shura… que pasa? Tú no eres así.
- Es que … es demasiado en tan poco tiempo… - contesto
- Demasiado? Cuéntame
- Pues… reconocer que la amo… y luego está lo del casi divorcio… lo del bebe… y luego esto sin siquiera planearlo… y luego su papa…
- Espera, espera… cual bebe?
Shura intento mirar a los ojos a Shion, pero el rubor cubrió sus mejillas y la volvió a mirar.
- Ahhh! El famoso bebe cuernitos! – exclamo Shion feliz – Felicidades!
- Quien carajos le puso así a mi bebe? – pregunto Shura molesto
- Sammy
- Condenada Pirinola!
- Jajaja Me hace muy feliz ver que por fin te estas convirtiendo en hombre de bien Shura – dijo Shion – Y no te preocupes. Zita no tiene ojos para nadie más que para ti. Todos pudimos verlo en la boda.
- Y entonces por qué no llega?
- Porque las mujeres siempre tardan algo más en arreglarse. – explico Shion – Aunque tu también parece que te has esmerado en tu arreglo personal. Ese saco de torero dorado… se me hace conocido y sobre tu ropa negra se ve realmente fabuloso.
Shura sonrió orgulloso.
- Lo sé. Aunque cuando se es tan apuesto como yo, cualquier cosa se ve fabulosa – dijo.
Shion sonrió y le dio unas palmaditas en la espalda.
- Ese es el Shura que nos gusta ver. – dijo – Ahora levántate y enfrenta tu destino porque ya viene la novia.
Shura tragó saliva nervioso. Y se levantó. Todos los varones se dieron vuelta y le abrieron paso a la novia, quien venía de brazo de su padre.
Shura respiro aliviado y cualquier duda se disipó automáticamente al encontrar los ojos de Zita bajo la mantilla bordada blanca que estaba sujeta con una peineta plateada ambas pertenecientes a su madre. Su vestido de coctel era muy sencillo en una seda tornasolada blanca. Se aferraba al brazo de su padre con nerviosismo y un poco de timidez, pero al ver a Shura su mundo se le ilumino.
Alejandro entrego a Zita a Shura dándole un beso y su bendición, haciendo que los ojos de Zita se humedecieran de la emoción. Shura le ofreció su brazo y ambos entraron al juzgado donde la ceremonia procedió sin contratiempos y ambos firmaron las actas respectivas sin titubear.
Era el principio de una nueva vida para ambos.
Mayo 28, 9 pm
Hospital Saint Louis
Paris, Francia
Thes entró corriendo a la sala de urgencias sin importarle que le gritaran que no se podía correr en el pasillo. Llego a la recepción donde había dos mujeres de mediana edad atendiendo.
- Disculpe… me llamaron por un accidente…
- Nombre del paciente?
- Fler… digo … Giselle LeBlanc
- Ah sí! – dijo una de las mujeres – Tome asiento. En un momento el medico esta con usted.
- Pero ella está bien?
- Tome asiento y en un momento el medico esta con usted.
Frustrada y preocupada, Thes fue a sentarse, pero ni por un momento pudo mantenerse tranquila. Ella había planeado ir con ella al Aeropuerto a acompañar a Fler a despedir a Lyfia, pero estaba tan entretenida con el teléfono hablando con Aiacos que Fler le dijo que se quedara, que no había problema e iría sola. Después de dos horas de no aparecer, Thes se había preocupado, pero no podía hacer nada pues Fler no tenía celular. Dos horas más tarde, antes de comenzar a buscarla a través de la policía, le habían hablado del Hospital Saint Louis informándoles que Giselle LeBlanc había dado este número para comunicarse con sus familiares.
Media hora después el medico salió con sus notas en la mano.
- Familiares de Giselle LeBlanc
- Yo! – dijo levantándose rápidamente
- Que es usted de ella?
- Uhhh su… mmm… pareja. – dijo Thes ruborizándose. Sabía que tenía que ser alguien cercano o no le darían informes y ser su pareja sentimental era suficiente para ellos.
- Me parece muy bien. Bueno… La señorita LeBlanc fue traída aquí porque se cayó de las escaleras a la salida del Charles de Gaulle y no reaccionaba.
Thes se tapó la boca con ambas manos.
- Pero… ella está bien?
- Le hicimos todos los estudios posibles para checar que no fuera una baja de potasio o de azúcar. Y por cierto, esta baja de peso...
- Lo se… estuvo un poco deprimida y parece que eso le afectó un poco – contesto Thes – Pero dígame entonces que encontraron? Me la puedo llevar?
- Me gustaría que se quedara esta noche para observación porque se dio un buen golpe en la cabeza, no pareció afectar sus funciones motrices ni cognoscitivas. – explico – El accidente solo le provoco algunos moretones y raspones.
- Entonces porque dijo que no reaccionaba? – pregunto Thes.
El medico reviso sus notas.
- Según ella comentó no había almorzado bien, se sintió débil no vio el escalón y se cayó pero yo más bien creo que se desmayó. Es normal en las etapas tempranas del embarazo.
Ahora la que tuvo que sostenerse de su asiento fue Thes.
- E – embarazo?
- Cinco o seis semanas aproximadamente según los análisis que hicimos. – dijo con tranquilidad pero al ver la cara atónita de Thes se atrevió a decir – Quiero suponer por su reacción que no estaba planeado verdad?
- Puedo jurarle que seguramente ni ella lo sabe.
- Nosotros no le hemos dicho aun. El dolor la hizo dormirse antes de que pudiéramos hablar con ella y como No pudimos encontrar su historial médico tardamos un poco más…
- No, ella…- comenzó a decir aun en estado de shock – Ella vivió toda su vida en Noruega. Acaba de mudarse hace poco.
- No importa. – dijo el médico – Los referiré con una ginecóloga que hablara más extensamente con ustedes. No hubo problemas con el feto esta vez, pero puede ser un embarazo delicado por lo menos los tres primeros meses.
- Puedo… verla?
- Sí. La pase a la habitación 101 para que pase allá la noche. Está esperándola. – dijo sonriendo y colocándole una mano en el hombro – No sea muy dura con ella.
Thes asintió. Dura con ella? Si ni siquiera sabía cómo carajos le iba a dar la noticia!
Llegó al 101 y toco a la puerta.
- Se puede?
- Claro! Pasa! – dijo Fler alegre – Lo siento Thes. Solo te causo problemas.
Thes le sonrió y se sentó a los pies de la cama.
- Cómo te sientes?
- Como cuando me caía patinando pero diez veces peor jijiji – dijo Fler – Pero no te preocupes, yo estoy bien. Solo fue el susto.
- Si… (y el que te falta). El doctor hablo conmigo. Dijo que estas baja de peso y vas a tener que subir de peso forzosamente. – dijo Thes
- Mmm… que mal. Me gustaba como iba quedando mi cuerpo – bromeo Fler – Te dijo algo más?
Thes suspiró resignada.
- Fler… él me dijo que… aunque no lo recordabas… podría ser que te hubieras desmayado al pie de las escaleras.
- Desmayo? No. Yo nunca me desmayo. – dijo Fler extrañada – Soy una persona muy sana.
- Pues… no lo dudo. – dijo Thes – Pero… tengo una noticia que no sé cómo lo vayas a tomar.
- Estoy enferma? Salió algo en los análisis?
- Si
- Qué es? Dime por favor! – Suplico Fler – Es muy grave?
Thes le tomo la mano que no estaba conectada al suero.
- Fler… estas embarazada – dijo suavemente – de cinco o seis semanas.
El silencio cayó sobre la habitación por algunos minutos. Thes sabía que le tomaría un tiempo a Fler asimilar que estaba a meses de convertirse en Madre Soltera.
Mayo 28, 8 pm
Recinto de las amazonas
Santuario de Athena, Grecia
Todas las ninfas y empleados de Thanatos, e inclusive su hermano Hypnos, habían salido de la parte de su casa que utilizaba como oficina privada.
Consultó el reloj. Apenas eran las ocho de la noche. La verdad es que desde que le había enviado de regalo el teléfono a Junet no habían podido verse más. Todo se había puesto en contra, sus negocios, el asesinato de uno de sus asistentes y achichincles, su investigación de lo sucedido en Curazao, sus hermanas causando problemas… Quería verla pero no tenía tiempo y eso lo tenía frustrado. De vez en cuando platicaban de cosas triviales, pero o ella estaba ocupada, o él estaba ocupado o de viaje…
Abrió su teléfono, apretó la tecla que debía para encontrar la foto que le había tomado a escondidas la última vez que se vieron y se quedó mirándola. Tenía el rostro medio en sombras, una media sonrisa en los labios y el cabello sedoso cayéndole por los hombros. Thanatos deslizó un dedo por la imagen. Tenía aspecto de ser una de aquellas mujeres que disfrutaban acurrucándose en el sofá en un día de lluvia con las piernas encogidas bajo una manta y la cabeza apoyada en el regazo de un hombre mientras veían películas antiguas.
Cerró el teléfono con energía. Aquella vida no sería nunca la suya. Él era Thanatos, el dios de la muerte, lo que significaba que nunca podría darle eso. No había pasado ni un solo día de su existencia acurrucado en ningún sitio.
Pero había otra cosa que lo preocupaba: Para entonces no debería ya haber olvidado la reacción química de su cuerpo mortal que le habían desencadenado aquellos ojos azules cuando lo miraron por primera vez?
La imagen de Junet lo había devorado durante horas. No recordaba haber sentido nada parecido antes y eso le preocupaba también. Él era un dios! No un vulgar humano. Thanatos se pasó una mano por el rostro, por los ojos cansados, y por el pelo.
En cuanto Junet puso el pie en la cabaña de Shaina para levantar el tiradero que habían dejado días antes comenzó a silbar. Ahora con Marín fuera del santuario, tenía entrenamiento en la mañana y deberes por la noche. Termino cerca de las ocho de la noche.
Estaba cansada pero sentía una gran paz, mientras se entretenía sacándole brillo a la mesita que nunca utilizaba y permitiendo que las esquinas se llenaran de pilas de sus libros y revistas. El desorden significaba permanencia. La vida podía ser así de simple si uno lo permitía. Se quitó los zapatos en la puerta y se dirigió a la ducha para liberarse de toda la suciedad del día.
Caminó descalza hasta el dormitorio, se quitó sus botas y las dejó en el suelo. Se estaba quitando la ropa cuando su celular vibró encima de la cabecera de su cama.
El corazón le latió contra las costillas cuando vio la llamada. Era del Teléfono de Than.
- Si? –contestó.
- Todavía estás en el trabajo? – pregunto Than sin decir buenas noches
A Junet se le subió al corazón a la boca en cuanto escuchó aquella voz pecadora y deliciosa.
- En mi cabaña –contestó ella quitándose las demás protecciones con la mano que tenía libre.
- Estás sola? – volvió a preguntar
Junet dejó las cosas que se estaba quitando a medio camino del hombro izquierdo.
- Saberlo me ayudaría a aclarar mi imagen mental - se explicó Thanatos.
- Te has creado una imagen mental? Como para qué? –preguntó ella mientras se quitaba su top y la tiraba junto con el resto de ropa sucia.
- ¿Tú no?
- No – mintió.
- Bueno, por si estás esperando que yo vaya primero, aquí está la mía.
Thanatos hizo una pausa para crear efecto. Y lo consiguió. Junet estaba parada en medio de la habitación ahora desnuda excepto por un sujetador rosa de encaje que había conocido mejores días y unas tanga blanca de algodón. Contuvo el aliento.
- Veo una casita pequeña y sencilla – dijo él – está toda hecha de madera, techos altos y con un sofá doble muy cómodo. ¿Qué tal voy?
Junet se rodeó el estómago con el brazo.
- Hasta el momento… acertando de forma aterradora.
- Mmm… Me introduzco más. Veo una cortina entreabierta, la abro y entro en un dormitorio. Tu dormitorio –continuó él–. Para serte sincero, no tengo ni idea del aspecto que tiene. Lo único que veo ahora mismo es a ti.
Junet agradeció a su buena suerte tener cerca la cama para apoyarse en ella. Al diablo con lo demás. Se dejó llevar por el lujo de aquella voz decadente y rica.
- ¿Qué llevo puesto? –le preguntó Junet en tono juguetón.
- Dímelo tú –contestó él con tono sensual.
Junet cerró los ojos y echó las manos atrás para desabrocharse el sujetador con la intención de meterse a la ducha. Cuando se lo quitó, haciéndolo resbalar por la piel, dijo:
- Estoy desnuda. Bueno, casi. Llevo puesta una tanga.
- ¿De qué color es?
El algodón blanco no resultaba precisamente excitante y ella lo sabía, así que se tomó ciertas libertades.
- Negra con encaje dorado. – dijo Junet en voz baja. Era la primera vez que hacia ese tipo de conversaciones y le daba un poco de pena.
A Junet le temblaban las rodillas. Y si alguna de las chicas entraba y la cachaba? Finalmente se rindió y se sentó al borde de la cama, cruzando las piernas para calmar los nervios.
- Y tú que llevas puesto?
- Me encantaría decir que estoy en la puerta de tu cabaña ataviado únicamente con un ramo de flores y una sonrisa, pero por desgracia, sigo en el trabajo.
- Estás solo?
- Que yo sepa, sí.
- Entonces, si yo me estoy congelando al llevar puesta una minúscula prenda de ropa interior casi transparente, es justo que tú también te quites algo de ropa.
Se hizo una pausa significativa mientras Thanatos se tomaba su tiempo para añadir la parte final de su visión.
- Pero yo te estoy imaginando en tu entorno natural. Acomodada en tu casa. Con las cortinas echadas y los cerrojos corridos – reclamo Than
Junet comenzó a sonreír. Esa conversación la hacía sentirse seductora.
- Than, creo que no estamos jugando a lo mismo – dijo.
- ¿Ah, no?
Ella sacudió la cabeza. Sentir su melena cayéndole por la espalda desnuda le produjo una sensación extraña. Era como si todas sus terminaciones nerviosas hubieran cobrado de pronto vida. Cada sensación se intensificaba. Se dio la vuelta y se tumbó boca abajo.
- Tengo el cabello suelto. Las luces de mi dormitorio están atenuadas y estoy prácticamente desnuda.
- De verdad quieres que me desnude? –preguntó Thanatos tras una breve pausa.
- Sí. Tal vez mi imaginación no sea tan buena como la tuya- contesto Junet con voz juguetona.
Aquello era mentira. Estaba en medio de una gran fantasía en la que encontraba a un hombre que la deseaba tanto como para estar dispuesto a desnudarse, física y emocionalmente. Y que la hacía sentirse a ella del mismo modo.
Pero incluso en aquel momento en el que tenía los senos desnudos apoyados contra el edredón, en el que tenía enganchado con pinzas a un hombre de la talla de Than, la sombra de la duda y la desconfianza que la habían acompañado durante tantas noches solitarias se infiltró a través del placer.
Si había aprendido algo de su relación con Shun era que los sueños nunca se hacían realidad. Se les podía acariciar, rozar, pero siempre quedaban fuera de alcance.
¿Y si Than estaba preparándola para una aventura de una sola noche? No sabía cómo se manejaba eso.
- De acuerdo –dijo entonces la voz profunda de Than, seguida del sonido del teléfono al dar contra madera.
Junet se apretó el teléfono contra la oreja para escuchar mejor el crujir de la tela, el deslizar de algún tipo de forro y el inconfundible sonido de una cremallera al abrirse. Era en serio?
- Bien – dijo Thanatos tras un instante con voz un tanto jadeante– Ya estoy solo en ropa interior.
Ella dejó escapar una carcajada.
- Ahora te estás riendo de mí? –preguntó Thanatos.
- No, es que… te estoy imaginando en un despacho inmenso y lujoso y tú en calzoncillos, calcetines cafes y zapatos negros.
Su silencio resultó de lo más elocuente. Igual que el ruido sordo que hizo al quitarse los zapatos.
- Llevo calcetines negros, gracias.
- Eso significa o que tienes una madre muy implicada contigo o que tu novia te organiza el cajón de los calcetines –aseguró Junet mordiéndose el labio inferior.
- Mi madre está demasiado ocupada interfiriendo en la vida de mis hermanas que por la mía –afirmó él–. Y no. No tengo novia. ( muchas ninfas eso si )
Junet dejó escapar la respiración. No sabía que estuviera conteniendo siquiera el aire.
- ¿Y tú?
- No tengo madre y no tengo novia. Aunque Shaina hace el papel de celadora.
- Muy graciosa. Dime que no hay ningún hombre en tu vida al que le organices el cajón de los calcetines con regularidad. De que otro modo sabrías que pueden usarse de ese color.
Lo preguntaba muy en serio, y Junet se estremeció al recordar sus fallidos cuatro años en su única relación.
- Ninguno –afirmó.
- Me alegra saberlo.
Aquello se estaba volviendo ridículo. Ella estaba prácticamente desnuda, dando vueltas en la cama como la adolescente casi adulta que era. Pero él no era ningún niño. Era un hombre adulto con demasiada confianza en sí mismo.
- Y qué tipo de calzoncillos llevas? –le preguntó en un susurro.
- Boxers de seda negros. Con calaveras blancas –añadió tras una breve pausa.
Ella se rió otra vez, asombrada ante su sinceridad. A menos que…
- Hazte una foto –le pidió Junet incorporándose en la cama y cruzando las piernas–. No me creo nada.
- Qué he hecho para que te resulte tan difícil confiar en mí?
- No es nada personal. No confío en nadie. Necesito pruebas.
- De acuerdo. Yo también –le espetó él.
- No voy a mandarte una foto de mí medio desnuda!
- No confías en mí. Qué triste. Y sin embargo, quieres una foto de mí desnudo. Interesante.
- No es interesante. Lo que no quiero es que mi foto acabe en algún sitio porno de Internet donde alguno de mis pervertidos conocidos pueda verme.
- Tienen permiso para visitar páginas porno?
- No digas tonterías –respondió Junet – Aquí no tenemos televisión o teléfono.
- Bueno, y dime –dijo entonces Thanatos–. ¿Has cambiado de tema porque estás intentando evitar que te vea medio desnuda?
- Tal vez ya no esté de humor.
- Eso quiere decir que antes sí?
- Quiere decir que no estoy segura.
- ¿Respecto a qué, exactamente?
- Respecto a esto.
- ¿Y qué es esto?
- No lo sé. Tú me has llamado. Dímelo tú.
Junet tragó saliva. Temía lo que pudiera ocurrir entre ellos cuando se vieran, y también temía que no llegara a ocurrir.
- Than… –comenzó a decir.
- Junet –la interrumpió–, quiero que sepas que normalmente estoy encantado con la rutina de mi vida. Pero desde el momento en que aterrizaste en mis brazos… –aspiró con fuerza el aire– digamos que he terminado en la oficina en calzoncillos y estoy empezando a darme cuenta de que hay corriente.
- Pues vístete –fue lo único que se le ocurrió decir a ella.
- Eso voy a hacer. Pero necesito que me prometas algo. Me vestiré si me prometes que tú no lo harás.
- Nunca?
- Durante la próxima hora –se rió Thanatos.
- Así que no tienes tanta imaginación como pensabas.
- Mi imaginación es ilimitada. Quiero que te quites esa tanga, las lances sin importarte dónde vayan a parar y luego te tumbes boca arriba sobre tu cama y me permitas mostrarte lo lejos que puede llevarte mi imaginación.
Junet sintió que ese juego se le estaba saliendo de la manos.
- Haz lo que te he dicho y túmbate. Ponte cómoda.
Junet quería hacerlo. Más que cualquier otra cosa en el mundo, deseaba rendirse a la firmeza de su voz profunda. Pero su consciencia no la iba a dejar
- No podrías utilizar tu famosa imaginación para imaginar esa parte?
- Estás tratando de que no me comporte como un caballero? –le preguntó él riéndose.
- Y no lo eres?.
Thanatos volvió a reírse.
- Eres todo un caso, Junet .
- Eso me lo dicen siempre.
- Y ésa es la razón por la que voy a volver a ponerme la ropa ahora mismo, colgar, y no volver a llamarte por mucho que me apetezca. A menos que…
- A menos que te deje seducirme por teléfono….
- Bonito. Muy bonito. – se escuchó en el umbral de la puerta.
Junet dejó caer el teléfono en la cama de la impresión mientras buscaba algo con que taparse.
- Geist…
