Capítulo 136
9 de Junio, 4 pm
Entrada del Recinto Femenino
Santuario de Athena, Grecia
Después de un arduo día de trabajo en el que Afro bajo la dirección y vigilancia de Marín limpió cerca de 50 tumbas en lugar de 5, cortésmente la acompañó hasta la entrada del recinto.
- Gracias Caballero – dijo Marín – Fue un placer trabajar con usted el día de hoy.
- Ciertamente es más divertido cumplir el castigo acompañado de alguien tan interesante como tu Marín – dijo Afro sonriendo
- Mañana creo que es más fácil y rápido que venga por mi aquí mismo. – dijo Marín – No quiero subir y perder energía que puedo aplicar en mi castigo.
Afro iba a contestar cuando ambos sintieron la presencia de alguien más: Aioria de Leo.
- Creo que debo irme Marín. – dijo Afro creyendo que estorbaría – Nos vemos mañana.
- Que tenga una excelente tarde, Caballero. – contestó Marín dándose media vuelta hacia el recinto.
Había únicamente dado dos pasos cuando Aioria la tomo suavemente del brazo.
- Marín? Creo que me debes por lo menos una charla. No crees?
La pelirroja se zafo con gentileza de su mano.
- Supongo que sí. Hablemos – dijo mientras caminaba a un árbol justo frente al recinto y se sentaba bajo su sombra.
Aioria la imitó. Se sentó a su lado pero un poco retirado. No quería que ella volviera a espantarse.
- Que está pasando Marín? Desde que recibimos la anuencia de Athena, tu cambiaste. Acaso no era eso lo que tu querías? Lo que ambos queríamos?
Marín se abrazó sus rodillas y miró al frente.
- Aioria… tú de verdad me amas? O solamente jugaste conmigo? – preguntó Marín
- Que dices? Claro que te amo! Lo sabes! – dijo Aioria vehementemente
- Hace cuánto?
- Qué?
- Tu… recuerdas hace cuanto comenzaste a amarme? – volvió a preguntar tranquilamente Marín
- Desde que lo descubrí? Hará uno años – dijo Aioria cada vez más confundido. Por qué le preguntaba esas cosas?
Marín se quitó la máscara que hasta ahora portaba y la puso a un lado. Aioria pudo ver que había círculos negros bajo sus ojos y se preocupó. Acaso estaba enferma?
- Y dime Aioria… En ese… "amor" que dijiste profesarme desde hace tantos años… en donde entra Lyfia? – dijo sin enojarse
Al Caballero de Leo se le fue por completo el color de su rostro. Podía leerse el miedo en su mirada y así mismo lo interpretó Marín.
- Co-cómo?
- No importa como lo supe. Tu reacción solo me confirma que es verdad.
- Marín…
Ella miro hacia sus pies. No tenía ninguna venganza planeada, la verdad es que no había estado preparada para enfrentarlo, pero ni modo.
- Ella no fue nada… te lo juro! – suplicó Aioria tomándole una de sus manos para besarla con fervor – Solo un resbalón que no volverá a pasar!
Marín se arrepintió de inmediato de haber aceptado charlar con él. Estaba a punto de caer en sus brazos y olvidar todo.
- Marín… mi preciosa y dulce Marín – dijo Aioria acariciando su mejilla – Por favor no hagas caso de esos chismes que seguramente fueron hechos para separarnos. Te juro que tú eres la única mujer a la que he amado. Eres a la que he escogido para ser mi compañera de vida y madre de mis hijos.
Marín lo miró a los ojos. Por un momento dudó sobre lo que tenía que hacer, hasta que escuchó la voz de Aleix en su cabeza. Aioria esperaba una respuesta de su parte.
- Aunque… tu hijos conmigo ya no puedan heredar la armadura de Leo? – preguntó viéndolo a los ojos
Aioria le soltó la mano y se levantó como resorte. Marín lo hizo pero más despacio.
- A… que te refieres? Claro que alguno de mis hijos seria el sucesor! – dijo casi gritando
- Y si yo ya no fuera capaz de cumplir con uno de los requisitos de Athena por haber estado con alguien más… aun querrías que fuera la madre de tus hijos? – volvió a preguntar Marín tranquilamente – Aunque tuvieras que pasarle a la armadura a uno de plata?
Aioria la miro como si no comprendiera lo que intentaba decirle. Marín solo esperó. Esperó por una respuesta que pudiera decirle que valía la pena echar al lodo su reputación y sufrir todo eso.
- Intentas… decirme que tu… - los ojos de Aioria demostraban una furia apenas contenida – Que tu estuviste con alguien más?
- Sí. Pero solo fue un resbalón. No volverá a pasar. – dijo Marín en el mismo tono que Aioria se lo había dicho minutos antes.
Y Aioria estalló.
- Que no volverá a pasar? Cómo pudiste hacerme esto! Echaste a perder todos los planes que tenía para nosotros dos solo por una maldita noche de venganza? Como si fueras una cualquiera? – Gritó cayendo de rodillas y tomándose su melena con ambas manos – Quien fue? Dímelo! Lo mataré con mis propias manos. – decía golpeando el pasto con los puños.
Y Marín obtuvo su respuesta. No la que esperaba y anhelaba escuchar, pero la escucho fuerte y claro en su cabeza.
- No debes matar a nadie. Tu compañero no tuvo la culpa. Yo me metí en su casa la misma noche que me entere de tu… desliz y no me arrepiento – siguió mintiendo Marín con una voz que indicaba que estaba más allá del dolor – No fue por venganza, sino por decepción y tristeza – mintió con la esperanza aun de que Aioria le dijera que nada de eso importaba… que ella le importaba más que su estúpida misión.
- Qué? Quieres decir… que fue uno de los dorados? – Dijo levantándose furioso para sacudirla de ambos brazos. – Habla! Quien fue!
Marín no respondió. Encendió su cosmo y con el llamó a Shaina, quien en ese momento entraba al recinto con las niñas que venían de pasar todo el día con Camus. Shaina corrió tanto como pudo con su estúpido vestido para llegar a Marín.
Aioria sintió a Shaina venir y la soltó.
Marín se volvió hacia Aioria y le dio un beso en la mejilla.
- Adiós Aioria. Fue bonito mientras duró. Espero que pronto encuentres a la mujer ideal para ti y tu meta de cumplirle a Athena. – dijo con voz suave – Quien sabe? Tal vez si regresas con Lyfia, ella sea la indicada.
Shaina llegó en ese momento y Marín se volvió a poner su máscara. Shaina no dijo nada y solo le extendió la mano, que Marín tomó de inmediato. En silencio ambas entraron al recinto, donde Marín corrió a su cabaña a dar rienda suelta a su dolor. Aioria había creído su mentira y había probado que no la amaba lo suficiente.
Prendió su radio a baterías y una canción le llegó hasta el alma. Hasta parecía que los dioses se estaban burlando de ella:
Fue un privilegio tu amor,
y es que por más que te quise
nunca sabré como hice
para merecérmelo
hoy al fin, deuda pagada,
tu amor ya no es nada
¿qué le voy a hacer?
sobreviviré! Claro que sí,
aunque reviente
contigo o sin ti!
sobreviviré! Ya lo verás,
para olvidarte, aborrecerte
ó quererte más
Fue un privilegio tu amor,
fue como el sueño dorado
fui muy feliz a tu lado,
para qué negártelo
pero los sueños se esfuman,
tu amor se hizo espuma
no sufras porque…
Sobreviviré! Claro que sí,
aunque reviente
contigo o sin ti
sobreviviré! Ya lo verás,
para olvidarte, aborrecerte
ó hasta quererte más
Sobreviviré! Claro que sí,
aunque reviente
contigo o sin ti
sobreviviré! Ya lo verás,
para olvidarte, aborrecerte
ó hasta quererte más.
Shaina dejó que Marín corriera a su cabaña. No sabía lo que había pasado, pero era obvio que quería estar sola por un rato. Por tanto regresó con las niñas con los exámenes que había preparado sobre el comportamiento de Camus.
Se alegró cuando fue a la zona de entrenamiento y lo había visto completamente exhausto al final del día y el casi se le hincó agradecido por llevárselas. No era nada fácil lidiar con ellas.
Terminó con las niñas, y sin ver los resultados, las envió a bañarse. Guardo los papeles en un folder y fue a ver a su amiga.
Tocó la puerta.
- Adelante
Shaina entro y vio a Marín tirada en la cama boca abajo volteada hacia la ventana. Se sentó en la orilla de la cama y se retiró su máscara.
- Que pasa? Ahora que te hizo el gato?
- Se terminó.
- Qué?
- No… más bien… lo terminé.
- En serio? Pues me agarraste por sorpresa!
- Créeme. Yo no lo tenía planeado. – dijo Marín con voz triste – Pero estaré bien.
Shaina suspiró. Sabía que Marín estaba sufriendo más de lo que quería admitir.
- Que fue lo que paso?
- Tu tenías razón. Él no me quería a mí, solo me veía como una fácil incubadora para él y como le dije que ya no le serviría a sus propósitos porque había estado con uno de sus compañeros… se puso como loco.
Shaina se quedó callada. Estaba segura pero mejor preguntaba.
- Y… lo hiciste?
Marín la miro con una sonrisa triste.
- No, pero hubiera sido mejor que lo hubiera hecho. Así no me sentiría tan tonta. – dijo sentándose en la cama junto a Shaina quien la abrazó.
- No, no eres tonta. Solo estabas enamorada.
- Es lo mismo. Ío y Aleix tenían razón, tu también. La única bruta aquí fui yo.
Shaina se levantó y la obligó a levantarse de la cama.
- Bueno… y que hacíamos cuando estábamos tristes? – preguntó Shaina a Marín
- Atascarnos de helado e ir a romper piedras? – pregunto Marín
- Siiiiiiii. Vamos?
- Pero no podemos salir. Son casi las cinco.
- Y?
- No tenemos permiso…
- Jajaja te olvidas de con quien estás hablando. – dijo Shaina – Pero préstame ropa porque salir a Rodorio con este vestido es un crimen.
- Ya sabes dónde está. Sírvete. – dijo Marín – Puedo pedir de triple chocolate? No creo que cuidar la línea sea mi prioridad en este momento.
- Mientras te quede tu vestido para mi fiesta…
- Jajaja que boba eres Shaina.- dijo riéndose por primera vez – Si no me cabe, tendré que ir en pants
- Pues le harás compañía a Junet – se burló Shaina mientras se quitaba el vestido quedándose en ropa interior – Sabes si Geist le va a levantar el castigo ese día?
- Ni idea, pero ninguna de nosotras tenemos nada para ponernos aun. – contesto Marín también cambiándose de ropa.
- Y si pido permiso para irnos de compras pasado mañana por la tarde las seis?
- Y las niñas?
- Mmm… que las cuide Shion… - dijo poniéndose un pantalón y una playera -Estoy segura que no se negara… sobre todo porque Saori y Comitiva llegaran mañana y lo que menos querrá es estar allá arriba para que lo pongan al corriente con tonterías jijiji
- Shaina!
- Qué?
- Estas hablando de la reencarnación de Athena!
- Mmm… bueno… pero yo no dije de quien son las tonterías. Pude estar hablando de Seiya o de Shun
- Eso sí. – dijo Marín terminándose de vestir – Lista!
- Yo también. – dijo Shaina – Ahora… a salir por helado como los viejos tiempos.
Marín sonrió y suspiró.
- Si… lo viejos tiempos… aquellos que incluían a Aioria…
9 de Junio, 2 pm
Casa de los Ferreira
Belo Horizonte, Brasil
Alde bajo de la camioneta a su suegro en brazos y camino hasta estar dentro de su casa. Al Dr. Ferreira lo habían dado de alta esa misma tarde diciendo que su recuperación había sido muy buena para alguien de su edad y que aunque necesitaba que hubiera alguien al pendiente de él, no era necesaria su estancia en el hospital. Ahora solo faltaba que soldara la pierna rota.
La enfermera privada veía todo con una sonrisa. No veía a muchos jóvenes que pudieran cargar a sus parientes con esa facilidad. Ella puso la maleta del Dr. Ferreira y la suya propia en la silla de ruedas y la fue empujando por todo el camino hasta la casa.
- Papa! Llegaron! – dijo Niv abrazando a sus dos amores al mismo tiempo – Ven Alde, acondicioné una habitación en el primer piso para él.
- Te sigo.
Niv le abrió una recamara que se utilizaba únicamente para huéspedes mayores y estaba cerca del estudio de su padre. Lo utilizaban cuando algún amigo o colega de su padre ya estaba muy mayor o estaba lastimado y no podía subir las escaleras.
- Déjalo sobre la cama Alde, gracias.
- Servido señor.
- Por Dios dime Carlo. – dijo el Dr. Ferreira – Es más fácil y ya casi eres de la familia.
- Gracias Carlo – dijo Alde ruborizándose
- Gracias a ti Alde. Vaya que estas en forma muchacho!
Niv abrazó a Alde y vio como la enfermera entraba con la silla de ruedas y dos maletas. Niv la miro interrogante y así volteo a ver a su papa.
- Ah hija! Déjame presentarte a Miss Cary, mi enfermera particular.
Niv estaba asombrada.
- Tu qué?
- Miss Cary se va a quedar conmigo para monitorearme por órdenes del médico, Niv.
Niv volteó y barrio a la chica que debía estar en sus 30's, morena y con muy buen cuerpo.
- Ah sí? Y le revisaste sus credenciales? – dijo en un tono grosero – No quiero que cualquier persona que te cuide
- Niv! No seas grosera
Pero Niv no estaba satisfecha y se dirigió directamente hacia ella.
- En donde ha trabajado antes? En donde se graduó? Donde están sus recomendaciones?
- Niv! Basta! – grito su papa enojado
Niv corrió a esconderse tras Alde.
- Ni creas que te voy a dejar sola con esta "señorita"
- Pero hija… le prometiste a Alde ir con él a Europa. Tienes que ir.
Niv levanto su mirada suplicante a su novio. Ella quería ir con él, pero no quería dejar a su papa solo. No importaba lo que le dijeran, ella era su hija y tenía que cuidarlo. Siempre lo había hecho.
Alde le acaricio la mejilla.
- Me quedaría contigo peque, pero no puedo faltar esta vez.
- Lo sé. Pero regresaras verdad?
- Sí. Te prometí quedarme hasta el 30 y yo siempre cumplo lo que prometo. –dijo Alde
- Y tomaras muchas foto?
- Sí.
Niv sonrió y miro desafiante a su padre quien solo rodo sus ojos.
- Ves? No la necesitas a ella. Despídela.
- No lo hare. Aunque te quedes, necesitas que alguien me cuide mientras vas a la oficina a menos que también quieras dejar eso en manos de alguien más. – dijo el Dr. Ferreira molesto con la actitud de su hija
Niv cerro los puños y miro a su papa. Ahí tenía un buen punto que ella no había considerado.
- No seas necia hija. Yo revise todo y todo está correcto. Puedes hablarle al Dr. Álvarez y pedirle su expediente. El la recomendó. Además tiene buena mano para las inyecciones y ya me atendió un par de veces en el hospital.
- Grrrrrrr
Alde tuvo que intervenir abrazándola por atrás y susurrándole al oído.
- Por qué no mejor tu y yo nos vamos al jardín a pasear y a que me des todos esos besos que no me vas a poder dar en los días que no voy a estar.
El color en la cara de Niv subió tan rápido que su papa lo noto y agradeció con mímica a Alde quien únicamente le guiñó el ojo y se llevó a Niv de la mano.
Salieron al jardín y se sentaron en una de las bancas para que Niv pudiera cobrarse todos los besos que ella creía se iba a perder por los 5 días que Alde estaría ausente. Después de que Niv hubo satisfecho su hambre de Alde se quedaron abrazados un momento.
- Que fue todo ese drama allá adentro peque? Tú no eres así.
- No quiero que esa vieja este cerca de mi papa – dijo – El necesita estar tranquilo, no viendo a una… descarada mover el bote en minifalda blanca casi en su cara!
Alde no pudo dejar de reír ante la manera tan colorida en la que Niv estaba describiendo la situación.
- Que tendría de malo? Tu papa está soltero. Déjalo hacer su vida.
- Pero… siempre hemos sido nosotros dos. No quiero que eso cambie.
- En algún momento sucederá a menos que quieras quedarte a vestir santos hasta que el pase a mejor vida.
- No, no quiero tampoco eso.
- Entonces déjalo libre para buscar quien lo haga feliz. No digo que lo vaya a ser Miss Cary, pero déjalo intentar.
Niv se quedó callada. Ella había escuchado de sus amigas espeluznantes historias de cómo sus padres divorciados volvían a casarse y sus madrastras les robaban el cariño y atención de sus padres, lo que la hizo llegar a pensar que era bueno que su padre no se hubiera casado de nuevo. Pero ahora las cosas habían cambiado. Ella ya era mayor de edad y en algún momento se casaría y tendría que irse y él se quedaría solo. Era eso lo que quería para la persona más importante de su vida?
Niv se acurrucó mas en los brazos de Alde.
- Prometo no sacarle los ojos mientras tú no estés y pensare en lo que me dijiste. Yo quiero que mi papa sea feliz.
- Me da gusto oírtelo decir. Y entonces… que vas a hacer mientras yo no esté?
- Trabajar y cuidar a mi papa. Además solo son cinco días no?
- Sí. Aun no compro boleto de regreso pero sí. Estaré aquí lo antes posible. Te prometí que me quedaría hasta el 30 y eso es lo que hare. – dijo Alde – aunque me hubiera gustado mucho que pudieras venir a conocer a los chicos.
- Si, a mí también.
De pronto a Alde se le ocurrió otra idea.
- Para cuando estiman que a tu papa le quitaran el yeso?
- Mmm… cuatro semanas más. Es de huesos fuertes y no se la partió en dos.
- Y si vienes a visitarme después de que yo me vaya?
- En serio?
- Bueno, una vez que tu papa ya no necesite de tu ayuda puedo darte asilo en mi casa por el tiempo que quieras.
Niv comenzó a sudar frio. Vivir en la misma casa que Alde… aunque fuera por poco tiempo…
- Tu… casa? Mismo techo… mismas paredes…
Alde adivino lo que estaba pensando y se puso rojo.
- Bueno, bueno… si, pero si no quieres… también está el recinto de puras chicas.
- Noooo! Prefiero tu casa – respondió Niv suavemente – Pero… mmm…
- Qué?
- Creo que sería conveniente mejor el lugar donde hay puras chicas.
- Ahhh
- No quisiera que me gustara tu casa y después ya no me quiera ir.
Alde se quedó en silencio por un momento. Esa idea no sonaba del todo descabellada. Pero no era una decisión que tuviera que tomar solo ni en ese momento.
- Porque no simplemente cuando llegues, te muestro ambos lugares y de ahí decides? A mi… no me molestaría para nada que… te quedaras para siempre.
Niv volteo a verlo sin decir nada. Ninguno emitió sonido alguno por algún tiempo. No había nada más que decir que no se hubieran dicho ya.
10 de Junio, 9 am
Nuevo Lugar del Campamento
Madrid, España
Shura estacionó el remolque en el lugar indicado en el GPS. Zita venia dormida en su cama y al sentir que se detenían, lentamente se desperezó y llego hasta su lugar como copiloto.
- Buenos días dormilona. – Dijo Shura con ternura
- Ya llegamos? – dijo Zita restregándose los ojos
- Sí, pero me da miedo bajar. – dijo agarrándola de la cintura atrayéndola hacia él, - ahí viene Omar y trae cara de pocos amigos.
- Tsss no te preocupes. Perro que ladra no muerde.
Vieron acercarse a Omar con un cuchillo de carnicero y a Rosa con un sartén. Ambos comenzaron a golpear la puerta del remolque para que salieran. En lugar de asustarse Zita se rio.
- Quién es? – dijo Zita en tono de burla
- La vieja Inés! – Contesto su abuela golpeando la puerta
- Que quería?
- Un listón
- De qué color
- Morado… del color que te quedaran las nalgas si no me abres!
Riéndose de las ocurrencias de su abuela Zita abrió la puerta.
- Pero que sucede con ustedes dos? Les hemos estado llamando! Llevan 3 días de retrasó! – Grito Rosa revisando que Zita estuviera bien de todos lados
- Exijo una explicación Zita – dijo Omar – Tu nunca nos has dejado tirados.
Zita los abrazó. Sus abuelos siempre tan preocupones.
- Veníamos para acá… cuando… nos fuimos de luna de miel a Sevilla, Mérida, Plascencia, Salamanca y Segovia. – dijo Zita con un brillo especial en la mirada
Omar se rio pero Rosa de verdad se había preocupado.
- Pero que inconsciente son de verdad! Una aquí mordiéndose las unas mientras los nietos se la pasan disfrutando como conejos en primavera. Desconsiderados!
- Ya cálmate mujer. Como si nosotros no hubiéramos hecho lo mismo en nuestros tiempos.
- Pero eran otras épocas!
- No. Es la Misma Calentura y lo más natural pues están recién casados. Además ya están aquí. – dijo Omar – Vengan… precisamente estamos preparando el desayuno. Sin huevos para la futura mamá.
Shura salió por delante para cargar a Zita. No porque no pudiera caminar, sino porque le gustaba tenerla tan cerca como fuera posible. Los demás de la tribu le dieron la bienvenida y pronto Shura tuvo una cerveza fría en la mano. Todos estaban comentando la última etapa de la gira y lo emocionados que estaban por comenzar a arreglar los autos que había comprado Omar y los que les había traído Alejandro la última vez que había estado ahí. Una de las hijas mayores del amigo de Pedro, Dolores, estaba muy interesada en el embarazo de Zita.
- Rosa… en qué etapa del embarazo comienzan los antojos? – preguntó una de las chicas más jóvenes. Tendría unos 12 o 13 años.
- Pues… en las primeras etapas sobretodo antes de los cinco meses – contesto Rosa – Depende de lo que le hace falta en el organismo a la madre, Lola.
- Zita, tú ya tienes antojos? – volvió a preguntar la niña mirándola.
- Siiiiiii. Todas las noches tengo antojo de leche con crema batida y jarabe de chocolate – dijo Zita
- Y no precisamente se le complace en ese orden – respondió Shura ganándose una palmada en la nuca por parte de Pedro, haciendo que Zita se ruborizara a mas no poder por el doble sentido que Shura había puesto en sus palabras.
Rosa solo miro a la pareja en silencio. Estaba preocupada. Había visto en sus cartas que algo malo iba a sucederles pronto y por eso, al no saber nada de su nieta, casi se pone histérica.
- Y bueno Shura… cuando te vas y cuando regresas? – pregunto Mario desde su silla de ruedas.
- Compré mi boleto para el 13 después del show. – contestó – Tengo que estar en Atenas el 14 y me regresare el 16 por la mañana. No encontré vuelos para el 15.
- Uy que lastima! Entonces no podrás ir al car show de Lisboa! – dijo Mario
Zita volteó hacia él, interesada.
- Cual Car Show?
- Hace dos días uno de nuestros clientes envió a alguien con dos boletos para el Car Show de Lisboa. Dijo que él no podría ir y que mejor nos los daba para poder asistir. Que tal vez nos ayudaría con ideas para los futuros carros – dijo Mario
- Y… ya decidieron quien va a ir? – pregunto Zita
- Pues…
- Pensábamos dárselos a ustedes como regalo – dijo Pedro – Pero pues Shura no va a estar, así que tendremos que pensar en otro plan.
Zita suspiró aferrándose a su esposo y escondiendo su cabeza en el torso esculpido de Shura. A ella le hubiera gustado ir. Su tercera pasión eran los autos y ella siempre gustaba de participar activamente en el diseño.
- Y si vas con Omar? – dijo dándole un beso en la cabeza – Después de todo él es el experto en eso y me sentiría más seguro de que estarías bien.
Zita levantó sus hermosos ojos azules hacia donde Shura la miraba sonriendo.
- En serio puedo ir?
- Por qué no? De todos modos vamos a estar separados. Que mejor que tú te diviertas también? – dijo
- Abuelo? Irías conmigo? – preguntó
Omar vio a Rosa que le decía que dijera que no, pero no pudo negarse a los ojitos suplicantes de Zita.
- Está bien. Iré contigo. Solo son los días 14 y 15 y será después de nuestra clausura el día 13. – dijo Omar haciendo sus planes – Nos regresamos el 16 y así llegaremos a la par de Shura.
Zita corrió a abrazar a su abuelo gritando de alegría y después de cansarse corrió a abrazar y besar a Shura, y a Mario y a Pedro y de nuevo a Shura.
- Jajaja que loca te pones Zita. Solo es un Car Show.
Zita no contestó pero si les sonrió. Podría ser la última vez que fuera a un evento de ese tipo pues cuando saliera de España para hacer su vida con Shura como tenía planeado, y después de que naciera su hijo, no sabía si podría volver a ir. Por tanto para ella era algo muy importante.
