Capítulo 140

Shion escucho toda la confesión de Shaina en silencio y sin ninguna expresión en su rostro lo que la asusto de alguna forma. Lo que menos quería era lastimarlo, decepcionarlo… Era la única persona que había confiado lo suficiente en ella como para darle el puesto de su Sanbocho e indirectamente, al haberla enviado a Columbus, el que había propiciado toda esa historia de amor.

Shion comenzó a reír y la abrazó con ternura desconcertándola por completo.

- Ah Shaina! Ese era lo que te tenia preocupada?

Shaina asintió.

- Me duele que no me lo hayas dicho antes porque quiere decir que no confías en mi lo suficiente, pero te voy a apoyar porque es una forma indirecta de desquitarme de lo que traigo pendiente con todos los que están allá afuera desde hace 250 anos. Y desde luego porque no me dejas otra opción verdad?

- No quiero que lo haga si esto le va a traer problemas con Athena – dijo Shaina apenada

- Mira… Sé que no fui tu primera opción para hacerlo. – dijo Shion viéndola a los ojos.

Shaina tragó saliva. Esa había sido una mala decisión de su parte. Shion debió ser su primera opción porque él siempre estaba ahí para ella, aunque fuera en contra de sus propias reglas.

- Y desde luego no tenías por qué. – continuó - Pero me sentiré muy orgulloso de llevarte del brazo hasta ahí. Solo quiero que me digas de frente que esto es lo que tú quieres y no lo que te están obligando a hacer las circunstancias.

Shaina lo miro y sonrió. No había necesidad de palabras. Posiblemente los habían "orillado a hacerlo de ese modo" mas no era algo que le desagradaba a ninguno de los dos.

- Entonces vamos Señorita! No hagamos esperar al novio.

Música de fondo se alcanzó a escuchar proveniente de donde estaban todos y Shaina se tomó del brazo derecho de Shion y Kanon los seguía de cerca hasta que llego a las sillas donde tomó la primera disponible para seguir sacando fotos.

Caminaron lentamente por el camino de pétalos donde un murmullo generalizado de sorpresa se escuchó. Shion y Shaina llegaron hasta un circulo pequeño de pétalos de rosa donde estaba Minos bajo la Pérgola, justo frente a Zeus y Hera. Shion se la entregó a Minos en Silencio regresó a su lugar en las sillas del frente. Samira y Aiacos entraron dentro de otro circulo más grande a unos pasos de los novios.

Nadie sabía exactamente lo que estaba pasando.

Zeus iba a comenzar a dirigirse a Minos y Shaina, pero Hera le puso su mano sobre el brazo para callarlo. Se levantó suavemente, paso junto a su hermana Deméter a quien le susurro unas palabras, Deméter asintió y Hera sonriendo se puso dentro del circulo donde estaban Minos y Shaina tomados de la mano.

Deméter entonces hizo un movimiento de mano y los pétalos del segundo circulo comenzaron a girar como si hubiera un tornado hasta girar tan rápido que desparecían a la vista pero permitiendo ver lo que sucedía adentro. Estaba poniendo una barrera para que nadie pudiera interrumpiera la ceremonia.

Aphrodite, Aldebarán y Aioros se levantaron para ponerse en guardia pero Shion levantó la mano y les ordenó mentalmente que volvieran a sentarse. Renuentes lo hicieron, pero ahora fue Athena y Hades los que se levantaron de sus asientos.

- Que crees que estás haciendo Hera! – grito Hades

- Shaina! Sal de ahí! – grito Athena

- Silencio los dos! – dijo Zeus quien tampoco sabía lo que iba a pasar pero al menos iba a ser más entretenido de lo que había previsto.

Hera habló entonces con voz potente.

- Que cada persona aquí reunida ponga atención a la siguiente ceremonia y a los poderes que nosotros conocemos como las fuentes del amor y de la inspiración. – dijo precediendo ella misma la ceremonia volteando a ver desafiante a Athena y Hades - Tomemos unos momentos reflexionar sobre la importancia de este momento y este lugar. ¿Minos y Shaina, acuden a esta ceremonia por voluntad propia, libremente? – preguntó Hera.

Ambos se miraron con una sonrisa traviesa. Era obvio que no, pero ni modo de decir lo contrario.

- Así es – contestaron ambos

Pandora miró hacia Radamanthys quien estaba blanco como el papel. Minos le había dicho sus planes a Aiacos, mas no a él. Lo había excluido deliberadamente y se sentía totalmente excluido.

- Tu no sabías nada de esto verdad Radamanthys? – preguntó Pandora más como confirmación que como pregunta.

- No Señorita. – contestó sin verla – Estoy tan atónito y encabronado como usted.

Hera continuo:

- Honremos ahora las cuatro direcciones cardinales de este mundo, para que las bendiciones vengan desde todos lados. – Tomó a la pareja alrededor del circulo conduciéndolos a cada una de las cuatro direcciones y regresaron a la misma posición original.

- MINOS Y SHAINA. A través de tiempos de incertidumbre, a través de los vientos del cambio, ¿todavía se amaran y honraran?

- Lo hare – dijo Minos

- Si lo haré – dijo Shaina

Geist volteó a ver a Marín.

- Que carajos está pasando aquí? – le preguntó en voz baja

- Esa cabeza hueca de culo caliente se está casando – respondió Marín enojada

- Que cosa? – gritó Geist provocando que varios le lanzaran miradas de Cállate.

Hera siguió con la ceremonia.

- ¡Entonces sed bendecidos! Que juntos encuentren la libertad del vuelo por el aire claro de las montañas, que su matrimonio renazca con cada nuevo amanecer.
A través de las llamas de la pasión, y cuando esas llamas disminuyan, ¿Todavía se amaran y honraran?

- Lo hare – dijo Minos

- Si lo haré – dijo Shaina

Camus se iba a levantar para protestar pero Milo lo jaló hacia abajo y se cruzó de brazos.

- Te dije que esos dos se iban a casar!

- Es que… No puedo creer que lo estén haciendo! – contestó Camus – Ella no me comentó nada!

- Pues aparentemente a nadie – dijo Milo – solo mira a Athena. Está furiosa.

- Lo siento por Shaina. Le espera un buen regaño.

Hera sonrió y continuo

- ¡Entonces sed bendecidos! Que juntos bailen a lo largo del camino del coraje y de la vitalidad. Que su casa se llene de calor. A través de las corrientes del agua blanca y los pozos profundos y serenos de emoción. ¿Todavía se amaran y honraran?

- Lo hare – dijo Minos

- Si lo haré – dijo Shaina

Hades se volteó hacia Poseidón.

- Tu sabias algo de esto?

- Desde luego que no! – dijo Poseidón divertido – Pero no puedo dejar de admirar que ambos tienen los suficientes tanates como para desafiarte.

- Vamos a ver si los tiene cuando mande a Minos a lavar los baños a Cocytos!

Hera continuó con la ceremonia.

- Entonces sed bendecidos. Que juntos tejan y mezclen sus deseos, fluyendo con la belleza de las mareas del océano. Que vuestra vida compartida se llene de amor… A través de tiempos de frías restricciones, cuando los problemas parecen inamovibles, ¿Todavía se amaran y honraran?

- Lo hare – dijo Minos

- Si lo haré – dijo Shaina

Thetis, sentada junto a Ío temblaba de rabia. Aiacos la había engatusado para hacer esos trajes y ella los había hecho con tanto esmero y cuidado, todo para que la maldita víbora a la que odiaba con todo su ser lo utilizara en una ceremonia tan importante y sin precedentes. Pero esto no se iba a quedar así.

Ío advirtió la furia de la chica y le tomó de la mano para tranquilizarla ( e internamente para contenerla en caso de que intentara hacer alguna tontería impulsiva como era su costumbre).

- Entonces sed bendecidos. – dijo Hera - Que juntos echen raíces por tierra dulce y fértil, para que su unión crezca fuerte. Que sus vidas juntos sean ricas con esa fertilidad y su perfecta fruición.

En este punto, ambos novios estaban completamente ruborizados. Ninguno tenía la menor idea de lo especifica que era esta ceremonia.

- Delante de todos los dioses, sus antepasados se cogieron de la mano al casarse, y tales uniones de manos, de las que fueron testigo los Dioses y la comunidad, eran legales, verdaderas y establecían un verdadero compromiso, tal como el amor ata un corazón a otro. – continuo Hera - Shaina y Minos, ¿están preparados para declarar sus juramentos el uno al otro?, juramentos que los juntarán alma a alma, corazón a corazón, juntando las líneas sanguíneas de sus antepasados y las de su descendencia, atestiguados por los que se han reunido aquí el día de hoy, en espíritu y en cuerpo, en este círculo sagrado?

- Si lo estoy – dijo Minos

- Si lo estoy – dijo Shaina

Zeus se recargó en su asiento pesadamente y cerró los ojos resignado. Su esposa de nuevo iba a provocar un incidente entre la familia solo por sus sentimentalismos estúpidos y sus ganas de darles una lección a los hombres.

Hera hizo una señal a Samira, quien le entregó a Minos el lazo que ella había hecho para ellos. Minos lo tomo y se dirigió hacia Shaina.

- Te ofrezco mi corazón y mi mano – dijo extendiendo su mano derecha para recibir la mano derecha de Shaina. Su corazón palpitó violentamente contra su pecho, mientras esperaba su respuesta.

Shaina extendió su mano derecha para cubrir la suya.

- Te doy mi corazón y mi mano. – dijo Shaina con una sonrisa

Mu, Shura y Aioria estaban con la boca abierta. De verdad se estaban casando así? Sin previo aviso? Sin permiso de Athena?

Minos cubrió el primer lazo sobre sus manos y ayudó a Shaina a asegurarlo. De pronto el mundo se detuvo para ambos. Todo desapareció y solo estaban ellos.

- Romperás mi corazón, Minos? – preguntó viéndolo a los ojos

Él inflamó su pecho y la ayudó a enlazar el segundo lazo.

- Te puedo provocar dolor sin querer, pero no romperé tu corazón.

Conjuntamente sujetaron el segundo lazo.

Minos estiró y recogió la tercera parte.

- Desde que te conocí, ninguna otra mujer ha tenido interés para mí. Ninguna otra mujer podría poseer mi corazón. ¿Tú no tendrás a otro hombre excepto yo?

- No tendré a otro hombre, excepto tú. —Murmuró Shaina.

Aleix se inclinó un poco más sobre su asiento. Por qué le parecía que esa ceremonia que estaba teniendo lugar tenía más importancia de la que le había dicho Ío?

El tercer lazo fue sujetado y Minos escogió el cuarto.

- Tú siempre cuidaras de tu seguridad como si fueras yo mismo.

Los ojos de Shaina se agrandaron.

- Esta es una petición extraña. - reclamó Shaina en voz baja

- Pero soy honesto. Te conozco lo suficiente para temer tu impetuosidad. – dijo Minos

Shaina sonrió. Él tenía razón.

- Cuidaré de mi misma y de mi seguridad tal como lo harías tú.

Minos tomó ventaja en atar el cuarto lazo.

Él recogió el quinto lazo.

- No me acostaré con cólera hacia a ti. - dijo con una voz ronca.

- No me iré a dormir con rencor hacia a ti.

Shaina logró tirar los lazos

- Te haré sentir amado en nuestras relaciones, durante todos los días que podamos compartir.

- Yo manifiesto lo mismo. —Contestó Minos

Ataron el sexto lazo y por un momento no hablaron.

La mano atada de Minos sujeto más fuerte la mano de ella.

- Tú eres mi amor. Mi esposa.

- Mi marido. —Pronunció las palabras fácilmente, Shaina no quería nada más que amar y agradar a Minos.

Por un momento no se escuchó ni un solo sonido en el lugar. Las palabras de Hera fueron las que rompieron ese momento. Ella también se sintió un poco incomoda ante la sinceridad de las palabras de los novios.

- Todas las cosas de la naturaleza son circulares. La noche se hace día, el día conduce de vuelta a la noche que, una vez más, se convierte en día. La luna crece y mengua, y vuelve a crecer. Hay la primavera, el verano, el otoño y el invierno, luego vuelve de nuevo la primavera Éstas son las florecientes ritmos del Ciclo de la Existencia, pero en el Centro del Círculo hay la quietud de la Fuente, eterna y brillante. Minos y Shaina, ¿Han traído el día de hoy con ustedes sus símbolos de estos misterios de la vida?

- Sí, lo hemos hecho. - dijeron

Aiacos sacó una cajita negra de terciopelo con ambos anillos. Hera los tomó y los bendijo.

- Que sean bendecidos en mi nombre, como diosa del matrimonio, porque son una señal externa y un sagrado recordatorio de su compromiso atestiguado hoy aquí.

En este punto Mayura, Yulij y Junet estaban llorando de felicidad junto con Dohko y Shion.

Shaina y Minos, juran traer a esta unión la luz del amor y de la dicha?

- Sí, lo hacemos – dijeron al unísono.

Hera pidió a Samira la Vela nupcial, quien se la entregó ya encendida.

- Juran honrar el uno al otro tal como honran aquello que consideran más sagrado?

- Sí, lo hacemos – dijeron al unísono.

Con ayuda de Samira, Minos y Shaina desataron sus manos del lazo enredado dejándolo sobre la bandeja que Samira tenía en las manos.

Hera le dio el anillo a Minos, quien lo coloco en el dedo anular de Shaina y Luego Hera le dio el anillo a Shaina para que hiciera lo mismo con Minos.

- Que sus juramentos se sellen con un beso. – dijo Hera

No se los tuvieron que decir dos veces. Ambos estaban más que ansiosos por hacerlo.

Hera miro ahora hacia la concurrencia que estaba al frente pues intuía mas o menos como estaba la mesa de los dioses.

- Que todos sean testigos de que Minos y Shaina están unidos en amor como Marido y Mujer. A través de este matrimonio, atestiguado y bendecido, que su amor se vista de la belleza, majestuosidad y poder que Afrodita ha otorgado a los hombres desde el principio del tiempo. – dijo Hera finalmente - Mi propia bendición, y las bendiciones de todos los reunidos aquí estén con ustedes. La bendición de sus respectivos dioses y de todos los demás aquí reunidos estén con ustedes y con todo lo que nazca de su unión. ¡Que así sea!

La protección de Deméter fue disminuyendo hasta que los pétalos cayeron inertes en el suelo.

Nadie se atrevía a moverse aún, así que Hera aprovechó para dirigirse a Shaina en voz lo suficientemente fuerte.

- Shaina, Minos. Felicidades por su unión. – dijo – Como Diosa Patrona del Sagrado Matrimonio, estoy facultada para concederles un deseo como regalo de bodas.

Shaina se abrazó a Minos quien solo asintió. Se suponía que todo ese relajito se resumía en esta sencilla contestación y su aceptación por parte de Zeus.

Shaina se separó un poco de Minos pero no le soltó la mano.

- Mi señora… - dijo – Quisiera que pudiera abolir la ley celestial que dice que dos miembros de la elite de guerreros de dioses antagónicos no pueden tener una relación sentimental sin que alguno de ellos tenga que ser removido de su cargo. Por favor.

Hera sonrió y volteó hacia donde estaba su esposo. Zeus no estaba muy contento que digamos. Ahora ya sabía hacia donde iba esto y no había forma de negarse a esa petición sin tener que dar explicaciones estúpidas y quedar humillado ante sus hermanos. No cabía duda que su mujer era muy astuta. Se cruzó de brazos y asintió.

Hera volteó sonriendo hacia la pareja.

- Concedido – dijo – Y ahora, pasemos al salón para brindar por la feliz pareja.

Shaina y Minos se unieron en un feliz abrazo mientras que en la parte de atrás la mesa de los dioses era un caos: Hermes, Dionisio y Hefestos enfrascados en un debate del por qué estuvo bien y estuvo mal la ceremonia. Afrodita y Deméter felices de que su plan saliera bien chismeando y viboreando el vestido de la novia. Poseidón pidiendo a Anteros pusiera al tanto a su padre para que dejara de molestarlos mientras mensajeaba ciertas instrucciones a Sorrento, Artemisa y Apolo apostando por quien iniciaría la discusión, Artemisa decía que Hades y Apolo que Athena. Athena se levantó deprisa para hablar con Hades lo que hizo perder a Artemisa.

Al escuchar el escándalo de la mesa, Zeus que no se había movido de su lugar mientras su esposa regresaba a su lado, dio un golpe en la mesa con su puño haciendo que todos hicieran silencio esperando nuevas órdenes.

- Athena, Hades, unas palabras en privado por favor – dijo Zeus muy serio.

Perséfone, Hera, Eros fueron a felicitar a la pareja lo que Zeus aprovechó para caminar unos metros con Su hermano y su hija alejándose de la familia.

- No quiero que comiencen a discutir por esto. – dijo finalmente – Acaban de firmar una tregua y ahora se aguantan.

- Pero padre! No te das cuenta que todo fue confabulado por Hades para debilitar mis filas? – dijo Athena

- Que yo hice qué? Por medio de que brujerías me estas invalidando a mi juez más poderoso? – reclamó Hades– Ese documento debe ser invalidado de inmediato!

Zeus suspiró.

- Saben que no se puede invalidar ese documento solo por sus tonterías. – dijo – He esperado este momento de tregua desde hace más de 2000 años porque o se están quietos o les doy su estate quieto a los dos! Ya me tienen harto!

Ni Hades ni Athena dijeron palabra.

- El documento que firmaron es válido con ellos juntos o separados. Ustedes firmaron no hace ni media hora y se joden, me oyeron?

- Si – dijeron al unísono

- Ahora bien… Yo no estaba al tanto de lo que Hera planeó junto con los Romeo y Julieta de ahí enfrente – dijo – Pero estoy seguro que ninguno de los dos creyó estarlos traicionando al hacerlo y simplemente aprovecharon el momento, así que no quiero enterarme que fueron castigados, cesados, reganados, omitidos, corrido, o eliminados de alguna forma por el acto de amor que acaban de cometer.

- Pero… - comenzó a decir Athena

Zeus le paró el alto.

- Athena. Tu eres la primera en proclamar el amor que se profesan los humanos y los defiendes por ello. Dices que ese amor es el que nos separa a los dioses de los humanos.

- Si pero…

- Pero nada. Ahí tienes un ejemplo de dos humanos enamorados que se atrevieron a desafiar a los dioses, con ayuda de otros dioses claro. – Aclaro Zeus – Ensénale a Hades, quien obviamente esta igual o más impactado que tú, que tú tienes razón y el amor triunfa sobre todo. Eres la diosa de la sabiduría. Si no puedes entenderlo quedare muy desilusionado.

Athena tuvo que admitir que lo que decía era cierto. Shion se lo había dicho meses atrás. La guerra acabaría cuando el amor triunfara.

- Ahora bien. – continuo Zeus – Esos dos ahora tienen la protección de toda la liga de diosas feministas del olimpo, por tanto, les sugiero que lleven la fiesta en paz o ellas se les echaran encima y créanme, ustedes no quieren eso.

Ambos asintieron. Definitivamente no querían una pelea con Hera o Deméter o Afrodita y menos las tres juntas.

- Athena… ve a disfrutar del coctel y a tranquilizar a tu gente que se le ve bastante inquieta. – ordenó Zeus

Athena no tuvo más que obedecer.

- Por qué diantres sigues protegiendo a esa escuincla? – reclamó Hades

- Esta vez ella no tuvo nada que ver con esto – dijo Zeus muy serio – Ve y reclámale a tu hermana.

- Cuál de las dos? Hera o Pandora? – preguntó ofuscado.

- A las dos. Y de paso a tu esposa que también está metida hasta las patitas en esto. – dijo sonriendo a ver a Hades enfadado con alguien que no era él. – Oh vamos! No es como si fuera el fin del mundo.

- No lo es! Los iba a dejar que anduvieran de novios hasta que se aburrieran pero no que se casaran! – reclamó Hades.

- Jajaja hermano, eres más idiota de lo que recordaba. Esos dos ya estaban casados mucho antes de esta ceremonia. – dijo Zeus burlándose de la incomodidad de su hermano – Se te olvida que yo lo se casi todo y tengo mis informantes en todos lados.

- Que esos dos qué? – gritó Hades

- Déjalos en paz. – sentencio Zeus – Y ahora volvamos que quiero probar la champaña.

Hera llego y se agarró del brazo de su esposo quien se encamino con ella hacia el salón donde sería el brindis dejando a Hades con su coraje.

Perséfone llego e hizo lo mismo que Hera, pero Hades le quitó el brazo.

- Tú! Conspiraste contra mí! – la acusó

- Yo? A qué hora? – dijo con su voz más inocente.

- El día de… de…

- Aja?

- Qué carajo me hiciste firmar mujer? Habla! – gritó Hades

- Uy que carácter! – dijo metiendo mano en su pequeño bolso de mano – Aquí traigo una copia - dijo dándole los documentos a su esposo.

Hades leyó el primero. Era la anuencia por escrito de su consentimiento para que Minos se casara con Shaina sin afectar sus beneficios como espectro y juez del inframundo. La miró incrédulo y furioso. La segunda era el perdón por escrito de Milo para que pudiera salir del inframundo. Hades quería en este punto su estrangular a su esposa.

- Y dame las llaves de su departamento de los muchachos – ordenó Perséfone

- Que que?

- No te hagas tonto. – dijo Perséfone – El departamento que me mandaste decorar para ellos. Es su regalo y se los voy a dar.

- Claro que no! Después de lo que me hicieron?

- Ello no te hicieron nada y además, Poseidón me dijo que este condo fue comprado con el dinero que le confiscaste a Ares así que ni siquiera es regalo tuyo. – dijo extendiendo la mano mientras Hades sacaba las llaves de su bolsillo a regañadientes – Minos no va a dejar de ser Minos, así que deja de lloriquear. Velo por este lado, no perdiste un hijo pero ganaste una hija.

Hades murmuro mil y un maldiciones antes de tranquilizarse y darle el brazo a su esposa. Ya se la cobraría algún día a Minos.

El fotógrafo del lugar comenzó a tomar las fotografías a los novios con todos los presentes (que quisieron hacerlo claro). Como no había oportunidad de hablar mientras esto sucedía, todos pusieron sus mejores caras esperando agarrarlos separados más adelante en el brindis.

Cuando Perséfone pasó junto a Samira, le entrego la copia de la hoja del perdón de su esposo y Samira sonrió asintiendo agradecida. Durante ese tiempo en el que estuvieron en comunicación para la planeación de la fiesta, Perséfone le dijo que haría todo lo posible por liberarlo y había cumplido.

Milo, evadió momentaneamente la fotografía obligatoria y se dirigió a donde Samira dejando a Camus con los novios.

- Habibe! – dijo Abriéndole los brazos a un Milo nada contento.

No únicamente había ayudado a Shaina a hacer todo eso a espaldas de todo el mundo sino que estaba arrobadora con su vestido de encaje color palo de rosa que le llegaba a los tobillos, era de manga larga y cuello de ojal, ocultaba absolutamente todo, y solo un listón debajo del busto dejaba ver su pancita de embarazada…El único inconveniente para Milo era que no estaba usando su Hijab! Una sola banda de satín ocultaba sus orejas dejando su cabello suelto cayéndole al frente. Estaba demasiado atractiva y a Milo no le estaba gustando nada que así fuera.

Samira lo abrazó pero él no correspondió al abrazo. Samira lo miró interrogante.

- Que sucede Habibe? Te extrañé mucho sabias?

- Si como no – dijo Milo encabronado tomándola suavemente del brazo para alejarla un poco de la gente – Me puedes decir a que se debe el cambio? Porque ciertamente no fue por mí.

- Cambio? Cual Cambio? Habibe me estas asustando… - dijo Samira

- Por qué no estas usando tu velo? A quien estas queriendo impresionar?

Samira dio un paso atrás. El tono celoso de Milo le dio miedo.

- Yo… solo quería adaptarme a tu sociedad… no creí que te molestara…

- Molestarme? No. No me molesta si eso es lo que tú quieres. Solo me extraña que sea cuando tu marido está ausente. – dijo Milo en tono acusatorio

- Milo! No me gusta lo que estas insinuando! – dijo Samira comenzando a enojarse

- Y para colmo, Ayudas a la víbora a planear su boda sin el consentimiento de Shion o de Athena… Puedes decirme como carambas daré la cara ante ellos?

Samira contó hasta 20 antes de contestar.

- A ver a ver… tú me diste libertad de manejar Al Alkrab & Co sí o no?

- Si

- Y la compañía fue contratada para hacer la fiesta de compromiso de Shaina y Minos por medio de Michael.

- Ok pero…

- Y cuando la señora Hera hizo el pequeño cambio de planes, fui invitada a participar de su secreto por la misma Shaina. Sabes lo que significa para mi tener una amiga en un lugar donde no hay muchas mujeres, que siempre está al pendiente de mí y que incluso me ha acompañado al médico?

La expresión facial de Milo se suavizó un poco.

- Eso no me lo habías dicho.

- Sí. Pequeñas cosas han cambiado mientras tú no estás, pero a todos les consta que lo hago desde dentro de mi hogar excepto cuando tengo que salir de compras o al médico y ella me lleva. - dijo casi llorando de coraje – Si tú no has estado conmigo es porque te han castigado por no-se-que-tantas-cosas y yo tengo que apoyarme en alguien. Y ella no me dijo que me quitara el velo. Eso fue decisión mía!

Milo comenzó a sentirse fatal. Todo lo que Samira decía era verdad. Él bebe comenzó a patear y ella tuvo que tomarse el vientre para no caer. Milo se preocupó y la llevo a la silla más cercana.

- Te sientes mal? Que te duele? Dime! Fue mi culpa verdad? – Milo cayó de rodillas para abrazar a Samira. – Perdóname. Olvide decirte que soy muy celoso y tú te ves demasiado hermosa y si así estarás mientras yo no esté no voy a poder estar tranquilo nunca más. Bebe… no te enojes. Te prometo que ya no voy a decirle nada a tu mami pero no la lastimes.

Samira sonrió. El cabeza hueca de Milo obviamente no entendía lo que le estaba pasando.

- Tontito. Él bebe solo me está pateando y eso me saca de control. – dijo – Quieres sentirlo?

- Puedo?

- Claro que sí. Quítate tu guante. – dijo Samira mientras identificaba el lugar de las pataditas

Milo obedeció y Samira le tomó la mano. Él bebe comenzó a patear más fuerte y Milo pudo sentirlo perfectamente.

- Es muy fuerte – dijo Admirado

- Si lo es. Y últimamente muy inquieto. Sammy me ayudo a calmarlo la última vez.

- Sammy? Creí que no se llevaban bien…

- Es otra de las cosas que han cambiado un poco- dijo Samira en tono dulce – Comienza a aceptarme poco a poco.

Milo retiró su mano y beso a Samira en los labios no importándole que a ella no le gustaran las demostraciones en público. Se había portado como un patán y sabía que así por lo menos podría suavizar su castigo.

Samira inmediatamente cayó bajo los encantos de su esposo y no pudo seguir reclamándole nada. Cuando Milo la soltó sus ojos brillaban y tenía una sonrisa de oreja a oreja.

- Y que te parece como quedo el lugar? – le preguntó Samira – Quedo bien la fiesta verdad?

- Todo está hermoso Pedhí Mou. Bosh te ayudo?

- Si de hecho… Él se va a hacer cargo de aquí en adelante – dijo – Shaina dijo que tenía que portarme como invitada.

- Y tiene razón – dijo Milo poniéndose su guante y dándole el brazo a su esposo.

- Y te digo algo más? – preguntó Samira

- Más Sorpresas?

- Sí. La ganancia de la compañía fue del 100% sobre el costo. – dijo Samira orgullosa – No está mal para mi primera vez.

Milo sonrió.

- No preciosa. Lo hiciste muy bien - dijo sonriéndole y escoltándola hacia los novios para tomarse la foto del recuerdo con los novios


Kanon terminó de tomarse la foto con los novios y DM. Shura, quien ya se había tomado también la foto, corrió para interceptarlo.

- No me digas no me digas… - dijo Kanon – No puedes creer la boda bla bla bla

- Jajaja Te falló – dijo Shura – Que sea muy feliz y así le bajen el pinche genio!

- Entonces?

- Kanon! Con un carajo majo! Dijiste que no se te olvidaría! – dijo Shura dándole un puñetazo amistoso en el hombro

- Ouch! Por qué tanta prisa cabrito cabron cabrito?

- Porque me la quiero traer a fin de mes! – dijo Shura – Y si no me consigues eso que dijiste no podré hacerlo.

Kanon tronó la boca. Otro méndigo dorado enamorado hasta los cuernos. Solo esperaba que no se volviera epidemia.

- Bueno ya! Has visto a Thetis?

- La única rubia aparte de Junet y Mayura?

- Si

Shura dio un rápido vistazo.

- A tus 6 en un putivestido azul cielo. – dijo

Kanon volteó y se dio cuenta que Thetis discutía con Aiacos en un rincón así que fue hacia allá.

- Cómo pudiste hacerme esto Aiacos? – gritaba Thes enojada pateando con sus estiletes azules.

- Yo que te hice? – reclamo el chico riéndose por dentro. Sabía que esta discusión iba a llegar tarde o temprano.

- Me engañaste! Me hiciste crear ese fabuloso vestido para que se lo pusiera esa odiosa víbora de cascabel! – volvió a gritar – De haberlo sabido nunca lo hubiera hecho!

- Momento. Yo te dije que era para unos amigos… No te mentí. – aclaró Aiacos

- Si pero no me esperaba que fuera para esa! Esto no se va a quedar así! – dijo

Aiacos quien se encogió de hombros mientras veía venir de frente a Kanon.

- Bah! Ahí tienes a tu príncipe azul. Cuando se te baje la histeria, me buscas. – dijo dándose la media vuelta yendo a buscar a Rada.

- Lo siento. Interrumpí algo interesante? – dijo Kanon llegando junto a ella sonriendo pero a Thes no se le había bajado el coraje, por lo que poco le importaron sus planes para impresionarlo.

- Y a ti que carajos te importa? – le dijo volteándose – A ti te importo menos que a nadie en el mundo!

Kanon se puso muy serio.

- Eso no es cierto. – dijo viéndola a los ojos– Y que carajos traes puesto? Como pudo Julián dejarte venir vestida así?

Thes alzo su barbilla orgullosa

- Es uno de mis modelos favoritos. – dijo desafiante

Kanon no pudo menos que admirar que el vestido de Thes le quedaba muy bien, pero la tela de encaje azul cielo con forro de satín, le llegaba varios centímetros arriba de la rodilla y el escote casi le llegaba al ombligo. Ciertamente Thes había crecido, pero esto no fue particularmente del gusto de Kanon.

- Pareces una callejera. – dijo Kanon en tono seco –Eso es lo que has aprendido estos años en Paris?

- Ja! Como si a ti no te gustaran de ese tipo – dijo Thes aun enojada cruzándose de brazos haciendo que involuntariamente su escote revelara un poco mas de carne.

Kanon suspiro.

- Thes. Vine por lo que te pedí. No quiero pelear contigo. Después puedes hacer lo que tú quieras.

Thes lo sacó y se lo dio en silencio y se dio la media vuelta. No estaba de humor para discutir con él.

- Thes!

- Desaparece de mi vista antes de que me arrepienta de dártela o te acuse con Julián! – le dijo sin voltear

Kanon no entendía su actitud pero estaba algo preocupado por su vestido tan revelador. Cualquiera podría aprovecharse de ella. Sobre todo porque la mayoría de los presentes eran hombres y muy pocos tendrían los escrúpulos para ignorarla.

- Mejor dejo que se calme y regreso a hablar con ella – dijo Kanon regresando donde Shura quien ya lo esperaba ansioso.


Al terminar de tomarse la foto con los novios DM volteo para buscar a Afro. Sabía que no iba a estar nada contento y necesitaba tranquilizarlo. Lo encontró platicando o más bien, alegando con Aioros acerca de la ceremonia. No se percató que a escasos metros, una figura vestida de negro lo observaba.

- Señorita Pandora, quiero hablar con Minos – dijo Radamanthys – Puedo dejarla sola unos minutos?

- Ve. No estoy de humor para enfrentarme a él. – dijo muy seria.

DM comenzó a bromear con Afro y Aioros para quitarle el mal humor a su mejor amigo, mientras ella al ver su sonrisa recordaba la última vez que lo había visto:

Flashback

Pandora guió a DM por el pasillo que daba a su habitación nuevamente. Su gran mano envolvía la suya. La manera que tenía de asirla era tan ligera y cálida que, de alguna manera sutil pero física, la hacía sentir que estaba a sus órdenes.

No quería pensar en lo mucho que a su cuerpo le gustaba el de él. Cómo sus órdenes conseguían que se le acelerara el pulso y notara calor en el sexo. No quería reconocer la batalla mental que seguía librando a cada momento. Si pensaba en eso quizá lo pararía todo. Era mejor seguir adelante. Entregarse, como había dicho él. O, al menos, intentarlo. Le gustaba demasiado para pararlo. Sabía que se encontraba en una especie extraña de negación. Fingía que esto era solo una perversión para vengarse de su hermano, que no significaba nada más, ni de ella, ni del modo en que DM la hacía sentir.

- Sí, no será más que sexo y ya – se dijo a si misma - Una respuesta puramente física. No tiene por qué tener sentido

Su dormitorio estaba iluminado con una luz tenue procedente de una lamparita colocada sobre la cómoda, que proyectaba una luz dorada sobre la gran cama.

Él se volvió y la miró. A tan corta distancia ella se dio cuenta realmente de su gran tamaño y altura y de la amplitud de su pecho. Bajó la vista a los músculos de sus brazos. ¿Qué tenían que le hacían parecer algo malvado y erótico a la vez?

Él le levantó la barbilla y la sujetó con la mano con firmeza, para que supiera que estaba allí, que él era el que estaba al mando. De eso no había duda. Ella se dio cuenta de que, salvando las distancias, él era el primer hombre que conocía y que controlaba más que ella. Tal vez se debiera a esto la atracción descontrolada que sentía por él, así como su habilidad para entregarse.

Entonces la embargó una sensación de miedo y de resentimiento.

- Pandora, necesito que te concentres. Que estés aquí conmigo. – le dijo

Ella miró esos penetrantes ojos azules y asintió.

DM entrecerró los ojos, estudiándola. Sí, ahora sí estaba ahí.

Bajó la mano, retrocedió un poco y ella pensó que le diría que se desnudara, como hizo horas antes. El corazón le martilleaba y sentía una oleada de nerviosismo ante la expectativa y el esfuerzo por no pensar en nada y resistirse a diseccionar lo que estaba pasando.

Sin decir nada, se acercó a ella y empezó a desnudarla suavemente y muy despacio; ella temblaba al notar sus manos. Su mente empezaba a ponerse en blanco; no podía hacer nada al respecto. No recordaba qué era lo que había estado pensando momentos antes.

DM le pasó las manos por los brazos al bajarle la parte de arriba de su vestido por los hombros.

- Tienes una piel preciosa. – susurro DM - Me encanta su palidez.

Le pasó los dedos por el hombro y el placer la recorrió como si fuera una corriente que le electrizaba las venas. ¡Y eso que solamente le tocaba un hombro!

La ayudó a descalzarle los zapatos negros de tacón y luego le bajo el vestido por las caderas. Se quedó sin nada salvo su sostén y las pantis de encaje rosa.

Se quedó sin nada salvo el poder de su deseo.

- Ah! me encanta que lleves puestas estas cosas tan inocentes para verme. El encaje queda precioso en tu piel, pero tendré que quitártelo también.

Pandora ya lo esperaba pero le chocó de todas formas. Se quedó paralizada.

- Venga, Pandora. Ya te he tocado por todo el cuerpo. Y es un cuerpo estupendo.

- Es que… no sé… me noto sin aire. Como si no supiera qué esperar, aunque ya lo sé, hasta cierto punto, claro. – dijo muy seria

- Tienes que deshacerte de las expectativas. Eso forma parte de ceder el control.

- Sí lo entiendo, pero no sé cómo. – confeso

- Tal vez necesites distraerte un poco.

DM sonrió sin tener ni idea de cómo la hacía sentir cuando le sonreía. O quizá sí.

Volvió a tocarla y Pandora ya no pudo pensar con claridad. Las manos de DM recorrían sus brazos y sus caderas. Las pasó por detrás y le sujetó el trasero, suavemente primero, y luego la atrajo hacia sí. Ella notó su sólida erección en el vientre a través de tela de sus pantalones.

Pandora noto la calidez de su aliento justo al lado de su oreja, mientras le susurró:

- Entrégate a mí. Cuidaré de ti, te lo prometo.

De alguna manera Pandora sabía que el cumpliría esa promesa. Había algo en el tono suave pero ronco de su voz, en sus manos sobre ella, que la hacían perderse, que le fundían las extremidades con el calor del deseo.

Ella se quedó completamente inmóvil mientras sus manos subían por la espalda y le desabrochaban el sostén notando el suave algodón de su camiseta cuando cayó el sujetador al suelo y él la atrajo hacia su pecho. Se le endurecieron los pezones de inmediato. Gimió suavemente.

- Ah, muy bien. Buena chica.

Ella se estremeció al oír las palabras que siempre le llegaban tanto. Eran una especie de afrodisíaco. Y cuando él le bajó la ropa interior de encaje por las caderas, el temblor se transformó en una sacudida brusca.

DM subió la mano para acariciarle la nuca y ese pequeño movimiento la llevó al extremo. Se esfumaron todos los pensamientos de su mente, salvo por una palabra que quería decirle una y otra vez.

- Lo noto, sabes? - le murmuró él al oído- . Noto cómo te entregas a mí. Es como si tu cuerpo fuera más ligero, ¿verdad? Tu mente está callada. Así es exactamente como quiero que estés, te has entregado tan fácilmente… Hoy va a ser una buena noche.

Se quedó ahí de pie a su lado, acariciándole el pelo con una mano mientras con la otra le apretaba la nuca hasta que empezó a ser incómodo. Pero ella se sumía cada vez más en ese lugar donde todo estaba en silencio y en una tranquilidad extraña junto con un deseo exquisito. No dejaba de estremecerse.

- Por favor, DM - susurró.

- Por favor, ¿qué? – dijo con una sonrisa

- Por favor, tócame.

DM soltó una carcajada. La tenia justo donde quería.

- Claro que lo haré.

Le hundió la mano en su cabello, lo enrolló alrededor del puño y le tiró la cabeza hacia atrás. Ella no intentó zafarse, aunque le dolía un poco. Era suficiente para demostrarle que estaba en sus manos, si bien parte de ella se estaba alarmando un poco.

Una vocecita al fondo de su cabeza le decía que lo dejara y echara a correr o gritara pidiendo ayuda pero el placer y las ganas de complacerle podían más.

DM se inclinó para besarle el cuello y ella echó la cabeza hacia atrás, hacia sus manos. Pandora notaba su sexo húmedo y caliente. Como si él supiera exactamente lo que necesitaba, deslizó la mano entre sus muslos.

- Ábrete para mí.

Ella separó las piernas y sus dedos se introdujeron entre los húmedos pliegues. Él extrajo la mano y la embargó la decepción. Sin embargo, no dijo nada y se dejó llevar hasta los pies de la cama. Él la acercó al borde y ella se sentó. A la espera, observando cómo él se quitaba la camiseta por la cabeza. Se le contrajo el sexo al ver los músculos de su estómago, su torso, sus brazos. Sus pezones eran oscuros en comparación con el resto. Quería tocarlos y poner ahí su boca, pero sus manos permanecieron quietas.

- Eres muy buena - le dijo, retrocediendo un poco para echarle una mirada evaluadora - Estás aquí sentada, esperándome sin que te diga nada. Perfecta, como una muñeca. Estás hecha para esto, Pandora.

Ella apenas podía asimilar lo que le decía. No quería pensar en lo que le estaba pasando. Simplemente quería hacerlo y listo. Él se arrodilló en el suelo frente a ella, le separó las piernas y se colocó entre ellas. Pandora notaba la dureza de sus pantalones en las pantorrillas.

- Échate un poco hacia atrás pero apóyate sobre los codos. - Ella hizo lo que le pedía - Bien. Quédate justo así. Quiero que me mires. No cierres los ojos, ¿me oyes?

- Sí.

El deseo era como lava fundida que se le filtraba por las extremidades y las venas. Y cuando él usó las dos manos para separarle los labios, se notó empapada. Le separó más las piernas hasta que se mostró complemente abierta a él. Se sintió lasciva y hermosa. Mientras le miraba, DM levantó una mano, se introdujo dos dedos en la boca y los succionó. Ella gimió. Apenas podía estarse quieta.

- Mmm, ¿te gusta?

- Sí - susurró puesto que casi no podía hablar.

Él sonrió y usó esos mismos dedos para tantear los labios de su sexo. Frotó la abertura y ella pensó que perdería la cabeza si no la penetraba pronto. El placer le provocaba dolor.

- DM, voy a correrme. Por favor…

- Todavía no. ¿El dolor lo mejora? – preguntó

- Sí… lo mejora. Sí. ¡Tengo que correrme!

- Contenlo. Hazlo. Dime que lo harás.

Le dio otro pellizco, esta vez más castigador aún, que superó el nivel en el cual el dolor se convertía en placer.

- Lo haré - dijo entrecortadamente - Me aguantaré.

Se contoneaba entera pero no le importaba. Sus manos seguían tocándola, notaba sus dedos dentro. Con el pulgar le frotaba y le presionaba el clítoris. Con la otra mano le pellizcaba una nalga y el muslo. Dolía pero, a la vez, era algo bueno de un modo indescriptible. Estaba sumida en todas esas sensaciones.

- Eres muy buena, Pandora. Eres tan hermosa. Quiero ver cómo te corres ahora… por mí.

Él le introdujo los dedos con fuerza y al mismo tiempo le pellizcó en la cara interior del muslo para que el dolor guiara el clímax y entonces llegó al orgasmo y miles de estrellas estallaron en su cabeza, lanzándola al espacio. Jadeó para coger algo de aire; tenía un nudo en la garganta.

Cayó en la cama, cegada y entre temblores. Él la acompañó: subió a la cama y la colocó en su regazo. Le dio la vuelta y mientras las últimas oleadas del clímax la sacudían, empezó a azotarla con la palma de la mano.

Su mano era como fuego en la piel que la abrasaba con cada azote. Pero también sentía placer y de repente se vio levantándose al encuentro de su mano. Oía el eco del contacto de la piel sobre la piel como si proviniera de algún sitio más lejano. Oía el sonido de su respiración entrecortada. Era como si solamente existiera eso; bueno, eso y el bulto a través de sus pantalones que notaba en el vientre. Y el olor a hombre.

Él la azotó más duro y más rápido. Con el otro brazo le rodeó la cintura para sujetarla con firmeza; para mantenerla a salvo. El dolor era placer en sí mismo, ya no había línea divisoria. Casi sentía que podía volver a correrse, solo con eso.

- Buena chica. Lo resistes bien.

Pandora no sabía por qué le alegraba tanto oírle decir esas cosas. Apenas podía pensar en nada. Estaba en blanco.

Quería que le hiciera el amor. Necesitaba que lo hiciera.

- DM… - dijo en voz baja y entrecortada.

- Sí?

- Llegaras al final conmigo? Me lo mostraras todo? Porque necesito que lo hagas.

Él sonrió

- Sí, te lo haré con gusto y con fuerza. Puede que incluso te azote mientras lo haga. Y tú te correrás otra vez para mí.

Ella esbozó una sonrisa algo vaga y le miró con unos ojos brillantes.

Él le pasó un brazo por la esbelta cintura y la colocó en medio de la cama. Le separó los muslos con las rodillas y ella apoyó las piernas sobre las suyas. Pandora tenía una piel tan fina que apenas podía resistirse. Y con los muslos separados, podía verle el sexo, esa hermosa piel rosada: húmeda, resplandeciente, hinchada. Con la otra mano le apresó las muñecas y le subió los brazos por encima de la cabeza; ella se dejó hacer. Ahora ya no forcejeaba y saber que se estaba entregando a él era algo que iba más allá de la excitación habitual del intercambio de poder. Con esta mujer notaba que había algo más pero ahora no podía pensar en eso. No, necesitaba hundirse en ella y lo hizo de una embestida y sin pensar en más.

Ella dio un grito ahogado por el pequeño dolor que sintió. Después de todo, era su primera vez. DM gimió. El placer era una sensación caliente que le hacía latir la entrepierna. En su interior encontró un cálido refugio de un goce indescriptible.

- Estás tan tersa, tan húmeda. Tengo que moverme…

- Sí.

DM empezó a moverse, contoneando las caderas. Ella tenía la mirada fija en él, aunque sus ojos estaban medio cerrados y respiraba entre jadeos. Volvía a tener las mejillas encendidas y los pezones cada vez más duros y oscuros. Él se inclinó y apresó uno entre sus labios.

Succionó un poco más ese dulce botón y le dio un mordisquito. Él se apartó un poco.

- Duele?

- Sí

- Y te gusta?

- Oh sí!.

Inclinó la cabeza y se llevó el otro pezón a la boca, empleando los dientes para rozar su piel, que luego mordió.

Ella levantó las caderas hacia las suyas y empujaba con los brazos las manos con las que él le asía con fuerza las muñecas. Pero no forcejeaba para zafarse de él; se contoneaba de placer. El mismo placer que le embargaba a él mientras la penetraba. Su sexo lo acogía como un guante, cada vez más ajustado; supo que ella volvería a correrse.

Se retiró para mirarla; tenía que verla bien. Tenía el ceño fruncido y los labios entreabiertos de placer. Era demasiado hermosa. Todo su cuerpo se estremecía del goce.

Tuvo que detenerse en ese momento; el placer latía con fuerza en su interior.

- Pandora, ¿te gusta?

- Sí, me gusta. Me encanta. Necesito más.

DM estaba tan excitado que apenas podía controlarse.

Le soltó los brazos con los que ella le rodeó inmediatamente. Entonces empezó a moverse otra vez marcando un ritmo frenético. Ella se entregaba a él sin reservas. Ambos empezaron a jadear, a quedarse sin aire.

Su cuerpo entero se tensó, notó unos espasmos en el sexo, que se ceñía alrededor de él. Ella gritó su nombre una y otra vez mientras se corría.

Él se detuvo y se contuvo; quería seguir haciéndole el amor todo lo que pudiera. El sexo era demasiado bueno para parar ahora. La embistió una y otra vez. Ella temblaba mientras su sexo acogía su miembro como una especie de puño aterciopelado. El calor y la humedad eran increíbles. El placer le sobrevino como un mazo y quedó cegado por el orgasmo. Sin embargo, siguió embistiéndola.

- Tengo que hacerte el amor como si fuera la última vez!

Le daba vueltas la cabeza. Eran solo piel y sudor; notaba el olor a sexo por doquier mientras caía encima de ella.

Era muy consciente del cuerpo que tenía debajo. Notaba sus senos suaves contra el pecho; su vientre, una superficie plana y sedosa, en contacto con el suyo. Tenía la piel como la porcelana; era la única manera que se le ocurría para describirla. También la notaba cálida, viva. Y su pelo… había mechones negros por todos lados. Sumergió una mano en esas espirales sedosas e inspiró su olor; el olor a ella.

A DM le latía el corazón con fuerza, salvaje como la melena de ella, esparcida sobre la almohada. Pero era por algo más que el pulso acelerado por el esfuerzo. ¿Qué demonios le pasaba?

Pandora estaba exhausta. Notaba una calidez muy agradable por dentro, en el vientre, en las extremidades y también en la cabeza… y en el corazón.

Fin del flashback

DM aspiró el aire y cerró los ojos. Un aroma familiar llego a sus fosas nasales. Sintió la mirada pero no volteó. Apretó todos los músculos de su cuerpo para no hacerlo. El ya no estaba en el inframundo. Estaba fuera de su hechizo. Había miles de mujeres que necesitaban ser conquistadas por él y no se iba a detener por la loca pelinegra hermana de Hades.

Radamanthys regresó a escoltarla al salón ofreciéndole su brazo. Pandora lo tomó y cambiando impresiones sobre lo que estaba pasando caminaron hacia allá.

Forzosamente tenían que pasar por donde estaban los tres amigos. Aphrodite estaba contando alguna anécdota graciosa e hizo un ademan con las manos que golpeó sin querer uno de los hombros de Pandora que iba pasando, haciendo que trastabillara con los tacones. Aunque pudo mantener el equilibrio gracias a ir del brazo de Radamanthys, otros brazos fuertes la sostuvieron. Levanto la mirada y DM la tenía sostenida de las manos enguantadas.

- Le pido disculpas a nombre de mi amigo Milady – dijo DM sonriendo – Es bastante… torpe cuando se lo propone

Aphrodite volteo a verlo con resentimiento, pero vio divertido la escena. Pandora por un momento no respondió y poniendo su voz más neutra posible respondió:

- No lo dudo. Acepto sus disculpas.

- Buena chica – Dijo DM soltando sus manos sabiendo muy bien el efecto que tendrían en ella.

Pandora aspiró profundo y lo miró con odio urgiendo a Radamanthys a continuar su camino. DM sonrió y regresó con sus amigos. Sí. Seguía teniendo el mismo control sobre ella que tiempo atrás.


Shaina y Minos pudieron escabullirse entre los reclamos de sus amigos y las felicitaciones de los otros amigos rumbo al salón. Los dioses invitados seguían cacareando como gallinas viejas y curiosamente los guerreros de cada uno completamente divididos: De un lado los de Athena, de otro lado los de Hades, de otro los de Poseidón, los Ángeles de Zeus en otro lado…

- Shaina! Shaina! Shaina! Shaina! Shaina! Shaina! Shaina! – gritaron dos vocecillas conocidas por ambos

Voltearon y Vehu y Jeli vestidos en trajes de vestir blancos corrían a abrazarla.

- Vehu! Jeli! Vinieron! – dijo Shaina abriendo los brazos para abrazarlos a los dos al mismo tiempo.

- Hey! – Reclamó Minos bromeando al ver que la abrazaban y le hacían toda clase de mimos.

- Felicidades! – dijo Vehu

- Sabíamos que lo lograrían! – dijo Jeli

- Aunque había apuestas entre el personal del hotel que decía que Minos no llegaría – dijo Vehu

- Pero nosotros apostamos a que sí! – afirmo Jeli

- Así que ganamos mucho dinero!

- Pero no se lo digan a Zeus o nos corre!

Shaina estaba muy feliz. Esos angelitos habían sido unos guardianes muy feroces mientras estuvo en el hotel y de no haber sido por ellos, Shaina y Minos nunca hubieran llegado hasta ahí.

- Chamacos locos! Me da mucho gusto que estén aquí! – dijo Shaina

- A mí no! – bromeó Minos – No me van a seguir a mi Luna de Miel verdad?

- Jajaja noooo!

- Fes nos regresara hoy mismo

- No que tengamos mucho que hacer

- No han llegado señoritas decentes por allá

- Bueno si pero no como clientas

- Eso es cierto

Shaina solo sonreía. No se les quitaba lo parlanchines.

- Supe que conocieron a mi amiga – dijo

- Si! Marín…

- Pero a ella no teníamos nada que cuidarle

- Cállate zopenco! – dijo Vehu dándole un coscorrón a Jeli

- Ya la saludaron? Se quedó en el jardín – dijo Shaina

- No la hemos visto!

- Vamos a buscarla?

- Siiiiiiiiii

Ambos chicos corrieron hacia el jardín y el DJ que habían contratado para amenizar la velada comenzó a tocar una canción. Minos la condujo a la pista sin importarle que solo había dos o tres personas en el lugar. Lo hubiera hecho igual si no hubiera habido nadie, o si estuviera repleto el lugar.

Shaina se dejó llevar y le echo los brazos al cuello.

Cierra los ojos
Dame tu mano, querido
¿Sientes mi corazón palpitar?
¿Entiendes?
¿Sientes lo mismo?
¿O solo estoy soñando?
¿Está esto quemando una llama eterna?

- En serio nos vamos a ir de Luna de Miel? – preguntó Shaina

- No creo. Yo estoy esperando a que estalle la bomba de mi lado – dijo Minos – Pero de que no vas a morir virgen eso puedes jurarlo.

Yo creo
Que está destinado a ser, querido
Te veo cuando estás durmiendo
Me perteneces a mí
¿Sientes lo mismo?
¿O solo estoy soñando?
¿O está esto quemando (quemando) una llama eterna?

Shaina lo miro con algo que Minos identificaba como deseo en los ojos. Ella también estaba apenas aguantando. Ya había sido demasiado tiempo.

- Disfrutaste torturándome todos estos días? – preguntó Minos

- No, pero disfruté hacer el calendario – dijo Shaina

- Harás uno cada año para mí?

- Depende de cómo te portes

Di mi nombre
El sol brilla a través de la lluvia
Toda una vida tan sola
Y después tu vienes y acabas el dolor
No quiero perder este sentimiento

- Por qué los trajes de Endimión y Serenity? Creí que no te gustaba el cosplay – preguntó Shaina

- No es cosplay o te hubiera puesto peluca Jajaja – dijo Minos – Pero la leyenda es real. Aunque no como la ponen ahí.

- Sí, pero Selene vivió para siempre, y Endimión si envejeció y murió – dijo Shaina – al menos eso es la leyenda que conozco y ahora que lo pienso tienes razón. Así será con nosotros verdad?

Minos no contestó y solo la jaló más contra su pecho. No tenía por qué desmentirla en ese momento.

Di mi nombre
El sol brilla a través de la lluvia
Toda una vida tan sola
Y después tu vienes y acabas el dolor
No quiero perder este sentimiento

- Por cierto… no quise decir nada en la ceremonia pero… que no te dije que no quería un anillo con piedras? – reclamó Shaina

- Lo dijiste, pero no esperabas que de verdad te hiciera caso verdad?

- Pues sí! Ese es el chiste!

- Nop. Acostúmbrate. Yo te voy a regalar lo que tú quieras pero mejorado. Mi mujer nunca va a traer baratijas.

- Presumido

- La verdad sí.

Cierra los ojos
Dame tu mano, querido
¿Sientes mi corazón palpitar?
¿Entiendes?
¿Sientes lo mismo?
¿O solo estoy soñando?
¿O está esto quemando una llama eterna?

- Nunca había visto este tipo de anillos. – dijo Shaina – El tuyo tiene el mismo símbolo.

- Son anillos Claddagh. – dijo Minos – Símbolos de amor y compromiso desde el siglo 17. El corazón simboliza el amor, las manos la amistad y la corona la lealtad y fidelidad. Incluso hay un lema.: Que reinen la amistad y el amor.

Shaina sonrió.

- Me encanta.

- Aunque tenga piedras?

- Sí.

Cierra los ojos
Dame tu mano, querido
¿Sientes mi corazón palpitar?
¿Entiendes?
¿Sientes lo mismo?
¿O solo estoy soñando?
¿Está esto quemando una llama eterna?

Minos y Shaina cerraron los ojos para disfrutar el resto de la canción y de ellos mismos. Tenían mucho que enfrentar aun y necesitaban estar lo más unidos y tranquilos posibles. Disfrutarse todo el tiempo que tuvieran antes de tener que enfrentarse a Hades y Athena.

Cierra los ojos
Dame tu mano, querido
¿Sientes mi corazón palpitar?
¿Entiendes?
¿Sientes lo mismo?
¿O solo estoy soñando?
Aaaaahh, una llama eterna.

Cierra los ojos
Dame tu mano, querido
¿Sientes mi corazón palpitar?
¿Entiendes?
¿Sientes lo mismo?
¿O solo estoy soñando?
¿Está esto quemando una llama eterna?