Inocent
Cáp. I Hermosa Obsesión
Aclaraciones:
Narración del pasado>>
"Pensamientos"
Ahora si a la historia:
La ciudad mas próspera de Japón se encontraba frente a mi, Tokio. Majestuosa y bella, pero sobre todo llena de gente que deseosa comerciar. Para eso me encontraba yo en ella, para comerciar, sin embargo mis motivos habían cambiado hacia algunas noches>>
En el lejano camino se podía distinguir un pequeño sequito escoltando un carruaje, estaban lejos aun del pueblo y las bajas temperaturas hacían ya presencia en los caballos. El hombre dentro del carruaje se removió cansado, abrió cuidadosamente la cortina dejando entrar los moribundos rayos de luz. Miro su reflejo cuidadosamente en el cristal volviendo a su meditación.
"Pediré su mano, yo Kenshin Himura pediré la mano de una mujer, pero no cualquier mujer, la mujer más hermosa que haya podido existir sobre la tierra, aunque ella no lo desee así…será mi esposa"
El carruaje se detuvo frente a una modesta casa, la casa de los Kamiya. El hombre bajo lentamente de su carruaje, miro fastidiado la rudimentaria propiedad, una pobre casa, sus techos de loza y sus paredes gastadas por el tiempo le daban asco. Entro a la casa pasando de largo al hombre que le reverenciaba frente a la puerta, dirigiéndose hasta donde estaba la sala de té.
- Kamiya…supongo - desvió su mirada inspeccionando por todo el lugar
- Si… si señor en que puedo servirle – el hombre inclino la cabeza hasta el piso acompañado de su mujer
- He venido porque tienes algo que me interesa… es algo de tu propiedad, pero yo lo quiero para mi
- Si mi amo tan solo dígame que es y será suyo
Aquel hombre era uno de sus tantos sirvientes, trabajaba para una de sus muchas empresas y en ese momento no le importaba en absoluto en cual. Se sentó sobre el mullido cojin, la mujer le sirvió lentamente el té sin levantar la vista. Era por todos sabido que ese hombre, mejor conocido como "Battusai", era cruel, sanguinario y sin respeto por nada, era dueño de un territorio enorme, con cientos de personas a su servicio. Era poderoso y no le ocultaba a nadie lo que sentía, se portaba indiferente y hasta grosero con su servidumbre y así lo estaba demostrando esta noche.
- ¿Cuántos hijos tiene? – pregunto mirando el vaso de té
- Cuatro, tres hijas y un varón
- Bien, porque de eso he venido a hablar
- ¿Co…mo, Himura-sama? – a Kamiya no le gustaba el rumbo de la conversación, su jefe estaba siendo demasiado cortes – ¿mi familia?
- No toda tu familia, tan solo tu hija… supongo la mayor
- ¿Kaoru?
- Si, quiero que sea mi esposa – el tono de Kenshin era imperativo, sin perder la calma que su posición social le ofrecía
- Pero, yo no puedo disponer eso… no sin saber que piensa ella
- ¡Acaso intenta decirme que ella no me aceptara! – atizo elevando la voz
- Ella no es un objeto del cual yo pueda disponer
- ¡¡Aquí se hace lo que yo ordeno y no mas!! – se levanto arrojando la mesa y su contenido por los aires – ¡¡¡tu tienes que obedecerme ¿entiendes?!!!
- Perdone mi señor pero eso esta fuera de mis manos, yo no…
- ¡¡¡O ella se convierte en mi esposa o yo me encargo de que tu y tu familia se pudran en la pobreza!!! – sentencio furioso. Sin pensarlo dos veces abandono aquella pocilga
Koujiro Kamiya siguió los pasos de su amo dejando atrás a su desconsolada mujer, mantenía la cabeza gacha, miles de pensamientos le asaltaban a la vez impidiéndole razonar coherentemente. Battusai se detuvo frente a su carruaje, dio vuelta lentamente observando al hombre frente a él. Sabia que aquella pequeña amenaza había cerrado el trato, nadie se atrevería a contradecirlo en sus deseos y eso incluía lo dicho sobre la joven Kamiya. Se dispuso a subir a su carruaje cuando una voz le detuvo
- Himura-sama yo… le prometo que lo intentare, hablare con ella
- No lo intentaras, lo harás… harás que ella sea mi esposa
Kaoru abrió lentamente el shoji, hecho un rápido vistazo y regreso junto a sus hermanos. Su padre les había pedido que permanecieran en la habitación, sin hacer ruido y tranquilos mientras Himura-sama estuviera en casa. Ella era la mayor de cuatro hermanos, le seguían Yahiko, Ayame y Suzume. Vivian en una gran casa, sin embargo la mitad de la propiedad estaba en ruinas y era imposible habitarla, por lo que se reducía a unas cuantas habitaciones. Un ruido seco interrumpió el silencio, sus hermanas corrieron abrazándose a ella, Yahiko se levanto con un brillo de temor en los ojos.
- ¿Busu… escuchaste eso? - ella afirmo levantándose también – parece como si algo hubiera caído
- ¡¡¡Ahhh seguro mato a papá!!! – gritaron las niñas entre lagrimas
- Tranquilos, yo saldré a observar, nada malo debió haber pasado, tal vez alguien tropezó
Kaoru salio de la habitación, dio una última mirada a los niños y se encamino al patio delantero. Avanzo temerosa, no era verdad lo que le había dicho a sus hermanos, ella también estaba asustada, pensaba en lo que ese monstruo pudiera haberle hecho a sus padres. Había escuchado horribles historias narradas por soldados que se enfrentaran a él durante la guerra, de matanzas e incluso de canibalismo, algunos decían que se alimentaba de soldados y otros que solo lo hacia de mujeres preciosas, sin embargo ella no estaba segura y no se atrevería a comprobarlo. Un escalofrió recorrió su espalda, el ruido de los caballos se alejaba a gran velocidad "el monstruo se ha ido" pensó aliviada. Se disponía a regresar a su habitación cuando escucho los ahogados sollozos de su madre, ocultándose tras la puerta escucho atentamente.
- No puedes permitir que nos la arrebate… es un asesino
- Encontraremos la manera de evitarlo querida – consoló el hombre – sin embargo es difícil, ¿qué puedo yo hacer en contra de un hombre tan poderoso?
- Luchar… luchar para proteger
- Eso ten por seguro que lo haría, pero y ustedes… tu y los niños quedarían desamparados – suspiro derrotado – él ha amenazado con dejarlos en la pobreza
Había lagrimas de dolor sobre los ojos de su padre, Kaoru permaneció callada sin embrago las lagrimas comenzaron a brotar sin control. Aquel maldito hombre estaba haciendo sufrir a sus padres sin motivo alguno… ¿qué podría él querer que no tuviera ya? Ella se encargaría de que se le entregara a "ese" lo que deseaba para que dejara a su familia en paz… si era dinero buscaría la manera de trabajar para obtenerlo, si en cambio era una pertenencia la entregaría personalmente para que quedara satisfecho "¿Qué es lo que querrá?" Murmuro fijando la vista en el pequeño agujero de la puerta. Dentro su madre había comenzado la tarea de limpiar el desbarajuste causado por su amo.
La mañana era muy fría, el invierno había comenzado anticipando lo que serian grandes nevadas. Dos hombres se paseaban lentamente por los alrededores de la casa Kamiya, eran la guardia impuesta por el señor de las tierras. Tenían instrucciones de no dejar salir a nadie sin su consentimiento. Un leve ruido los puso en alerta, alguien se disponía a abandonar la casa, interponiéndose le cerraron el paso.
- No puedes pasar
- Exijo ver Himura-sama… y para poder hacerlo tengo que salir de mi casa
- Bien pero… pediremos que te acompañen ¿entiendes? – el hombre se giro emitiendo un fuerte silbido el cual fue respondido desde una carreta que se acercaba – él te llevará
El camino estaba desierto, el lugar al que se dirigía se encontraba a las afueras del pueblo, lejos de todo, los campos de arroz lucían desolados, algunas casitas se podían divisar en la lejanía, fuera de eso nada tras su reflejo. Froto sus manos no sabiendo si de nervios o a causa del frío. Definitivamente arreglaría el asunto pendiente, "así sea por la fuerza" medito apretando la espada que portaba con ambas manos. La verdad era que no quería tener que llegar a esos extremos pero toda su familia dependía de que se solucionara ese problema. El carruaje se detuvo, la fortaleza frente a la cual se encontraba lucia tétrica, desolada.
Las puertas se abrieron dando paso a la figura de un hombre, sumisamente se inclino esperando alguna señal para continuar. Battusai se encontraba sentado en su despacho, su vista permanecía fija sobre los papeles esparcidos en la mesa, percatándose de la presencia del hombre hizo un pequeño ademán con la mano indicándole que podía hablar.
- Himura-sama afuera hay alguien que desea hablar con usted
- ¿Y ese alguien tiene un nombre? – pregunto impaciente. Le gustaba que las cosas fueran rápidas y directas.
- Si… si señor Ka… Kamiya señor ¿le hago pasar?
- Si – su sonrisa se ensancho, había temido que ese hombre le desobedeciera y tuviera que matar a toda la familia incluyendo a la chica, sin embargo si él se encontraba ahí era para decirle que podía casarse. Miro el vitral esperando.
Había sido invitado a una de tantas fiestas del ejercito, mi prima había decidido acompañarme por lo que no me encontraba tan aburrido aquella noche. La cena había pasado tranquila y nos encontrábamos en una amplia habitación bebiendo y disfrutando de la música europea. La chica a mi lado paseaba la mirada por cada una de las personas presentes, cuchicheaba pequeñas frases como cualquier dama, sin embargo una de ellas llamo mi atención.
- ¿Sabes quién es esa chica? – me pregunto
Mis ojos rodaron dando con lo que ella me indicaba, del otro lado de la sala se encontraba una joven mujer. Mi mente se detuvo repentinamente "es preciosa" me pareció escuchar sin saber si esa voz pertenecía a mi subconsciente o a mi prima que no paraba de hablar. Era en verdad joven y bella, su cabello lucia en lo alto con algunos mechones caídos que le daban un toque de sensualidad inocente; giro lentamente atrapándome en su inmensidad, aquel profundo azul, inocente joven y… triste. Me levante decidido a conocerla sin embargo algo mas llamo mi atención, venia acompañada de alguien, un hombre mayor sin uniforme militar pero vestido a la usanza antigua. Mi prima tomo mi brazo levantándose conmigo.
- Kenshin debemos marcharnos
- Pero…yo – dije percatándome de que la chica había desparecido entre la gente
- Tenemos mucho que averiguar, pues por lo que veo estas muy interesado en esa joven – murmuro ella sonriendo, un leve sonrojo cubrió mi rostro por primera vez. Le ofrecí mi brazo – déjamelo a mi
Aquella noche no pude dormir tan solo pensando en si mi prima habría podido averiguar el nombre de la chica, la cual resultaba ser hija de uno de mis más fieles hombres… Kamiya Koujiro>>
La puerta se abrió, Kenshin giro esperando encontrase a su vasallo inclinado, sin embargo lo que estaba frente a él era…
- ¿Usted es Himura-sama? – pregunto firmemente
- Si soy yo
Battusai hizo un ademán despidiendo al empleado, después fijo su mirada en su acompañante, una joven de no más de 20 años. Levanto una ceja divertido "tal vez este no sea un día tan aburrido después de todo" camino posándose frente al escritorio, sus ojos recorrían a la chica incomodándola. En verdad era valiente al pararse de esa forma tan desafiante ante el, señor de las tierras. Era ella la misma chica de la velada pasada, con algunas diferencias… sus ropas gastadas, su cabello sujetado en una coleta, pero era ella, sus ojos eran los mismos y su belleza…Contuvo un suspiro sin perderla de vista, sus ojos brillaban con furia mientras los suyos denotaban ironía.
- ¡Exijo saber cual es la deuda de mi padre para con usted! – el pelirrojos soltó una fuerte carcajada. Aquella niña en verdad le divertía. Temerosa por aquella reacción Kaoru retrocedió lentamente – ¿de…de qué se ríe?
- ¿Tu padre no te ha dicho nada?.. aunque no creo que haga falta que se te lo diga ya… seré yo mismo quien te de la grata noticia
- ¿Grata? ¿a qué se refiere? – la espada entre sus manos resbalo ligeramente dejando ver lo gastado de su estado – no se de lo que habla…pero he venido a advertirle que a mi familia no puede amenazarla
- Debo admitir que es muy valiente – sonrió complacido, estaba cada vez mas satisfecho por su futura esposa
- ¡Claro que lo soy!
- Eso lo veremos… - murmuro mas para si que para la chica – tu padre ha sido un fiel sirviente mío, y no creas que le he pedido algo imposible… pero al parecer "eso" es muy valioso y no esta dispuesto a cedérmelo… y usted sabe que cualquier cosa que yo deseo la obtengo…
- ¡Dígame que es y yo se lo traeré, le prometo que haré todo por conseguírselo!– respondió fieramente. Ese hombre la atemorizaba pero no dejaría que él lo notara – ¡vamos conteste!
- Tú… - un silencio incomodo se percibió en la sala. Los ojos de Kaoru estaban muy abiertos por la sorpresa – pedí tu mano, y ya que esta dispuesta a darme lo que sea…
Kaoru sintió que las fuerzas le faltaban, aquellas palabras aun taladraban su mente, se repetían incesantemente mientras se alejaba del despacho de aquel hombre. "¿Yo, su esposa?" se pregunto… se detuvo frente a la puerta "¿Tantas mujeres y se ha fijado en mi? ¿Qué pudo verme? No soy mas que una campesina, una sirvienta de sus tierras... y él es el hombre mas poderoso que conozco… esto debe ser una broma" fingió una sonrisa, las puertas se abrieron dejando la oscuridad atrás. Una sombra la miraba desde el ventanal principal de la casa. Varios hombres se encontraban posados frente a la salida impidiéndole el paso, el que parecía ser el comandante avanzo directamente a ella e inclinándose hablo.
- Señorita lo siento pero tengo ordenes de no permitirle salir de esta fortaleza – Kaoru reacciono mirando temerosa a los soldados que cubrían el lumbral – no puede marcharse
- ¿No regresare a casa?..
Continuará…
Notas: ¡¡¡¡¡Hola a todos!!!!! Aquí está nuestro nuevo fic, y aunque este es tan solo el primer capítulo esperamos que les esté gustando. Ya sabemos que nos falta actualizar todos nuestros fics y que habíamos hecho la promesa de no tardarnos tanto…y bla bla lo demás no importa, estamos trabajando durísimo para poder actualizar (Kazy: uyy si sobre todo tu Yuky…©En fin esperemos que les haya gustado este primer capítulo…
Muchas gracias por leernos…¡¡¡¡MANDEN REVIEWS POR FA!!!!!!
Matta ne
