Innocent

Cáp. XI Quememos Shinai

¡CAPITULO DEDICADO A YUKY... MEJORATE !

Levanto la vista encontrando el despejado cielo, paso su mano alborotando aun más su cabello. Sanosuke llevaba más de medio día varado ante aquella casa, había seguido a Kenshin hasta ese lugar. Y ahora todo estaba claro, su mejor amigo sostenía un amorío a espalda de Jo-chan. Volvió a subir al caballo y se alejo de todo aquello.

- ¡Ay amigo! espera a que tu prima se entere… porque es seguro que Misao se entere – se alejo a galope

Diviso el camino en la lejanía sin embargo algo llamo su atención, había un carruaje varado, mejor dicho atascado. Las dos llantas laterales se habían hundido completamente en una zanja encharcada, había dos personas que en balde intentaban empujar la estructura. En aquellos Sanosuke reconoció a una mujer. El trote de su caballo se detuvo finalmente.

- ¿Sucede algo? – pregunto amablemente. Si había algo en lo que Sagara se consideraba experto era la conquista – señorita… no debería ensuciar esas delicadas manos con tareas tan pesadas… por favor permítame ayudarle

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Yahiko suspiro mientras se estiraba acaloradamente en el suelo del pórtico, ese día en especial no había mucho que hacer. Su padre, desde que madre había muerto, no salía de casa y mucho menos porque Himura-sama ya no le permitía trabajar. Todos sus gastos, ropa, alimentos y otras muchas cosas, los hacían desde Shinai, tan solo bastaba con decir que Kaoru… mejor dicho la señora Himura era su hermana y nadie le cobraba.

Giro la cabeza divisando su boken, hacia tanto tiempo que no practicaba, sin su hermana no había nadie con quien pelear. Kaoru era la siguiente maestra de ese lugar, su madre le había enseñado, en cambio él solo sabia el Kamiya Kasshin. Se levanto caminando hasta el shoji del cuarto de su padre.

- ¿Otousan? – no hubo respuesta - ¿estas aquí?

Al no encontrar sonido, Yahiko entro lentamente en la habitación, sobre el suelo había varios papeles, cartas con sellos rotos, documentos firmados por innumerables personas pero de entre todo aquello se distinguían los mapas y dibujos de todos lo lugares importantes del Japón. Inclinándose alcanzo una de las cartas, esa en especial había llamado su atención, era un sobre ocre oscuro, tan gastado que apenas se distinguían las letras en el. Dentro una pequeña nota se deslizo, desdoblándola la leyó cuidadosamente en voz alta.

Koujiro:

He esperando tanto tiempo para escribirte, debiste imaginarme muerto al lado de tu amada Saiyuki. Estabas equivocado, ella estará del otro lado esperándome, esperando que encuentre a mi hija. De nada te servirá haberte escondido en las tierras de los Himura y haberte ofrecido como esclavo de ese maldito traidor Hiko.

La carta lentamente se deslizo entre sus dedos, sus ojos fijos aun en la nada. No podía pensar y menos moverse. El shoji se vio corrido nuevamente, dejando una fina luz reflejada en el piso.

- Onii-san, tenemos calor – la voz se detuvo

- Si tenemos calor salgamos al rió

Yahiko giro, su expresión había cambiado, había descubierto el secreto que su padre guardaba tan celosamente. Ahora entendía las discusiones entre sus padres, las lágrimas reprimidas de su madre y lo que habían significado las palabras dichas a Kaoru antes de su muerte.

- Salgamos… - murmuro pasando entre las dos niñas – después…

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Megumi había levantado la vista para encontrase con una castaña. Miro de pies a cabeza a ese mal vestido soldado; camisa mal puesta, botas sucias por el lodo, el rostro mal afeitado, y sobre todo la depravada mirada. Había pensado que ya nada podía resultar peor, pero quizás estaba equivocada. No hacia mucho su carruaje había caído a una zanja con tal de esquivar un pobre animal. Saliendo de su estupor encaro al extraño.

- No señor… no hace falta, mi empleado y yo podremos hacerlo

- Vamos señorita, es mi deber como soldado y caballero

- No soy señorita – resoplo impaciente "que hombre tan terco" pensó

- ¿Cómo dice?

- Que no soy señorita, soy la viuda de un hombre respetable

- ¿Viuda usted? – Sanosuke miro incrédulo a esa joven mujer "quien lo diría"- pero si es usted demasiado joven

- Le exijo mas respeto usted debe dirigirse hacia mi como señora, señora Takani

- ¿Takani… el famoso medico de la milicia?

Megumi se sorprendió, por lo menos no era tan tonto como lo había creído, lentamente bajo su mirada hasta su propio aspecto, horrorizada se detuvo en la parte baja de su amplio vestido. Su tan hermoso traje se encontraba completamente cubierto por una gruesa capa de lodo, sus guantes se habían rasgado y su cabello lucia desmarañado.

- Permítame entonces escoltarla hasta su casa señora Takani, que tipo de soldado seria si me atreviera a dejar a la esposa de uno de mis superiores, muerto en batalla, abandonada en este lugar

Sanosuke sonrió, tendiendo la mano a la mujer. Ambos subieron al caballo alejándose a trote. Esa persona que ahora lo acompañaba era famosa en la milicia, su esposo había sido un distinguido medico que además de practicar la medicina occidental, hacia también la tradicional; y era rumoreado por todos lo cuarteles que le había legado sus conocimientos a su esposa, sin embargo él había imaginado una gorda y vieja mujer. En cambio se encontraba frente a una joven y hermosa dama.

Faltaba poco para que llegaran a su destino cuando un par de caballos pasaron su costado a gran velocidad. Sanosuke maldijo apeando al caballo y sosteniendo firmemente el fino talle de la mujer. Uno de los caballos pareció desacelerar dando vuelta.

- ¡Doctor Takani! – grito el hombre. Sanosuke miro nuevamente a su acompañante – Shinai… Shinai se quema

- ¿Qué?..

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Kenshin dormía placidamente en la cama, el sol había caído hacia poco. Yumi ingreso a la habitación, el gran ventanal daba directamente con el fuerte de Shinai, aunque la lejanía no lo hiciera visible. Suavemente corrió las cortinas, la luz proveniente de afuera se vio apagada. Deslizo una suave manta por encima del masculino cuerpo, al levantar la vista se topo con una fina figura esperándola en la puerta de la habitación; con paso lento se acerco hasta ella.

- Señora… Shinai se quema – Yumi asintió

- Prepara el caballo del señor, en cuanto lleguen sus hombres avísale

- Pero señora¿No deberíamos avisarle ahora? Shinai se quema y el señor debe saberlo

La muchacha sintió el calor recorrer su mejilla, su ama acababa de golpearla en el rostro, ahora lucia rojo y sentía el ardor recorre la zona.

- Obedece, y si Himura-sama llega a enterarse, me encargare personalmente de tu horca

- ¡Yumi! – la voz provenía del cuarto

La mujer se precipito hasta la habitación, ahora lucia completamente en penumbras, tan solo iluminada por dos estelas ámbar. Se acerco hasta la orilla de la cama apoyando las manos. Aun hacia calor, sin embargo no era un calor común, el aire estaba de sobre manera caliente. Kenshin miro lentamente la mujer frente a él, había algo que le estaba ocultando, podio sentirlo. El silencio se vio roto repentinamente por los cascos de varios caballos, sin más miramientos los mismo pasos se escucharon dentro de la casa, solo que esta vez humanos.

- ¡A un lado mujer! – Kenshin pudo escuchar las voces tras la puerta. El golpe seco de alguien cayendo y la puerta forzada hasta quedar abierta - ¡Himura-sama!

- Himura-sama – respiro el segundo hombre sin perder la vista a la mujer frete a el – Shinai… señor Shinai esta en llamas

- ¿Qué! – por un momento las ideas vagaron por su cabeza sin llegar a ser verdaderos pensamientos

- ¿Señor?

- Kaoru…

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Las llamas se habían extendido hasta las caballerizas, un puñado de hombres se habían arriesgado para dejar escapar a los caballos que aun se encontraban dentro, mientras los otros se encargaban de acarrear agua para tratar de apagar el fuego. Ahora era Sanosuke el que se encontraba al mando de todos los ahí presentes. Había una mujer a su costado, en silencio miraba las llamas extendidas hasta el cielo. El furioso trote de los caballos se mezclaba con los gritos humanos, a la lejanía Sanosuke logro notar el arribo de una carreta, Kaoru descendía desesperadamente de ella. El castaño sintió su corazón acelerarse, entre las llamas que volaban en el ambiente sintió el frió aire colarse a su lado.

- ¡Jo-chan! – su brazo se extendió cortando el avance de la chica. En un solo movimiento la atrajo hacia si mismo en un acto desesperado

- ¡Sagara-san suélteme… mi padre… él – gritaba mientras en vano intentaba zafarse de aquel abrazo - entro a la casa, debo buscarlo!

- Jo-chan… Jo-chan ¡Kaoru! – grito el soldado tomando entre sus manos el rostro de la chica –¡ escucha, tu padre entro hace mucho, aunque le buscáramos no es probable que logremos sacarlo!

- ¡No… no, aléjate, suéltame! – grito desesperada, sin embargo sintió sus fuerzas menguarse – suéltame…

Megumi desvió la mirada hacia el fuego ya casi extinto de las caballerizas, esa noche había sido testigo dos veces de la misma escena, solo que anteriormente el lugar de Kaoru lo había estado ocupando un hombre, al parecer el padre de esta. La situación sin embargo había terminado diferente, Sanosuke no había sido capas de retenerlo, pudiendo solo observar la extraña figura perderse entre el humo y las llamas.

El trote de mas caballos se unieron a todo ese alboroto, Battusai había llegado demasiado tarde, su mirada se apresuro examinando a la gente, busco desesperado el rostro que tanto anhelaba; ahí, entre todos, estaba ella, sollozando aun en los brazos de su compañero. Su corazón se revolvió; a paso lento se encamino hasta ellos, escuchando atentamente cada lamento, las suplicas de su esposa para que la dejasen. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, apunto de tomarla entre sus brazos, casi para consolarla. Ella giro, sus ojos azules, pero no de aquel que amaba, era diferente, como el mar en plena tormenta, con la misma furia. Súbitamente se encontró en otro sitio, en otro tiempo, con los mismos ojos, en diferente color.

- Battusai… - hablo la voz devolviéndolo a la realidad. Su mirada se elevo encontrándose con la acusadora de su esposa – ¿Por qué? No, no otra vez

- Kaoru… - avanzo hacia ella envolviéndola en sus fuertes brazos – tranquila

En otro sitio, uno lejano, mas allá de donde se pudiera siquiera oler el fuego provocado. Un hombre yacía de pie en la sima de una colina, su cuerpo cubierto de vendas tan solo protegido por una yukata mal puesta.

Saboreaba cada momento, cada instante antes del final de su presa, sabia que nunca podría pisar aquella tierra, pero para su venganza no había sido necesario ni mirar como salía el sol de aquel lado. Otro hombre, uno al parecer mas joven se le unió, una sonrisa enmarcaba su rostro mientras sus grisáceos cabellos ondeaban al viento, levanto lentamente su mano retirando los espejuelos que cubrían su fiera mirada.

- Las cosas no podrían estar saliendo de mejor manera – su vista se enfoco tratando de distinguir lo que el hombre de las vendas miraba tan anheladamente – pronto hermana, pronto podrás descansar

- En el viento, casi puedo sentir el fuego… casi puedo acompañarte en tu dolor…sentir el fuego arder a tu alrededor… pronto estaré contigo… puedo escuchar tu voz Saiyuki – el joven lo miro con asco mientras el tono de voz aumentaba - ¿Koujiro… tu también puedes escucharla… puedes?

La estrepitosa risa inundo haciendo eco entre la oscuridad y la noche. Entre la maleza cerca de ellos, un campamento, más de doscientos hombres esperaban la orden, aquella que acabaría con Shinai y con Battusai…

Continuará...

Notas de Kazy:

Hello chicas, en esta ocacion las notas las escribo yo, generamnete es Yuky la que se encarga de todo eso pero ella por el momento no puende hacerlo. Les explicare rapidamente

Hace poco ella entro a trabajar a una mina de esclavos mejor conocida como Mc Donals, para ganar dinero y comprar un volin. Pero, sufrio un accidente, se callo y se quemo con una parrilla todo el brazo y la mano derecha. Lo pero es que no debe mover su brazo, asi que no puede editar nada, ni escribir ni... bueno ustedes entienden, y como yo soy muy mala respondiendo los reviews... tendremos que aguantar al siguiente capi...

Ademas he tenido que realizar algunas modificaciones, en este capitulo el papa de Kaoru murio quemado, eso es para recordar el hecho de que Yuky se quemo y que este fic no seria posible sin ella

Ese tambien es el motivo por el cual tardamos la actualizacion, bueno sin mas por el mometo me despido de ustedes con una ultima cosa a partir del siguiente capitulo las cosas se van a poner muy muy tensas