Capitulo 162

Julio 2, 12 pm

Estación de Tren

Oslo, Noruega

Tres figuras envueltas en chamarras de plumas esperaban el tren que los llevaría lo más cercano a Asgard posible. A pesar de ser Julio, un frente frio proveniente del norte, tenían el sol a todo lo que daba pero el viento a -4 grados Celsius. Ninguno de los tres estaba acostumbrados a ese frio.

- Me estás jodiendo? – grito Aioria a Shaina – En tren haremos como 24 horas!

- Por qué no simplemente los tele transportó y ya? – dijo Mu fastidiado

- Esa no fue la orden que yo recibí y se joden los dos! – dijo Shaina – Ni crean que me hace gracia viajar con ustedes dos chilletas.

- Chilletas? A quien le dices chilletas? – gruñó Aioria

- Ves a algún otro chilletas por aquí? – respondió Shaina

- Basta! – gritó Mu – No llevo ni un día viajando con ustedes y ya estoy hasta la madre con sus peleas de niños de primaria!

Shaina y Aioria dieron un paso hacia atrás. Mu no solía perder la cordura pero ahora la vena de la frente punteada de Mu estaba a punto de reventar.

- Cálmate Mu… no es para tanto – dijo Shaina espantada

- Para ti es fácil, porque anoche pasaste "relajándote" parte de la noche con Minos! – gritó Mu

Shaina se ruborizó hasta las raíces del pelo.

- Mu! – exclamó apenada

- Hermano esas cosas no se dicen! – dijo Aioria tratando de controlar la situación.

Él también se había dado cuenta de lo de Shaina porque estaban en habitaciones conjuntas, pero ni él se atrevía a faltarle así el respeto.

- Y tú qué? Tienes mucha prisa por llegar a Asgard? Tienes alguna cita pre programada con alguna peli Azul o qué? – reclamó Mu.

El tren llego a la estación en ese momento y Shaina y Aioria solo intercambiaron miradas y con ello silenciosamente decidieron hacer una tregua.

Subieron muy callados a los camarines que les habían asignado. Había cuatro literas individuales en un camarote cerrado. Shaina tomó un lado y los muchachos el otro. Aioria inmediatamente se subió a la cama de arriba, pero Mu después de botar su mochila, murmuró algo de ir al vagón comedor por un poco de agua.

Cerró la puerta tras de sí y ambos lo miraron.

- No creo que sea para tanto o si? – pregunto Shaina

- No. Ni siquiera nos hemos peleado en serio. Tú y yo así nos llevamos. – dijo Aioria viendo hacia el techo

- Ya ni siquiera recuerdo porque fue que empezamos con este pleito sin fin – menciono Shaina

Aioria sonrió.

- Yo sí, pero no te voy a decir para no echarle más leña al fuego – dijo Aioria – No me opongo a que Minos te visite por las noches. Solo avisa para taparme los oídos.

- Por qué? Malos recuerdos?

- No. Porque se me antoja – dijo Aioria cerrando los ojos antes de recibir un almohadazo de parte de Shaina.

Aioria se incorporó.

- Creo que mejor voy a ver si Mu está bien. – dijo bajándose

- Gracias Aioria – dijo Shaina sentándose en la litera

El caballero de Leo aceptó las palabras de Shaina con un movimiento de cabeza y salió por la puerta.

Shaina se quitó la chamarra y la colgó en uno de los ganchillos de detrás de la puerta del baño. Se quitó las botas de invierno y se puso unas babuchas de lona para mirar por la ventana. El tren comenzaba a caminar y a tomar velocidad y el paisaje a ser cada vez más verde.

- Lástima que no sea época de nieve – dijo melancólica mientras recordaba su encuentro con Minos la noche anterior.

Flashback.

Los tres se registraron en sus habitaciones del hotel Grand Oslo: Shaina una cama King Size y para los muchachos una habitación de dos camas Queen.

- Por qué no seguimos hoy hacia Asgard? – preguntó Mu.

- Shion fue el que hizo el itinerario Mu – dijo Shaina – supongo que él sabe más que nosotros no crees?

- Sin dudarlo.

- Que pasen buenas noches – dijo Shaina entrando a su habitación y cerrando la puerta

Ambos caballeros la miraron cerrar la puerta y después se dirigieron a la suya contigua a esta.

- Bueno… el hotel no esta tan mal – dijo Mu viendo a su alrededor

- Si. Que extraño. Regularmente nos tocan posadas de quinta – dijo Aioria aventándose a su cama boca abajo – Hay que aprovechar.

- Tienes razón. Pedimos servicio a la habitación? – dijo Mu en tono travieso mientras veía el menú plastificado junto al teléfono. – Unas botanas y una película no nos vendría mal.

- Si nos reclaman algo diré que fue tu idea – dijo Aioria mientras revisaba el menú

Shaina en cambio, envió un mensaje de texto y se preparó para meterse a la ducha desnudándose por completo y poniéndose una bata cortesía del hotel.

Estaba apenas abriendo la puerta del baño cuando sintió la presencia de Minos en la habitación. Volteó la cabeza y sus miradas se encontraron. En la de él había una sensual promesa y la vulnerabilidad del deseo por su esposa.

Shaina corrió hacia él, puso las manos alrededor de su cuello y se apretó contra él.

- Caro! – gritó con Alegría

- Tal vez podrías convencerme para que me duche contigo. -comentó Minos sonriendo y acariciando su espalda causándole un escalofrío. Abrió su bata y se dio cuenta de que no traía nada debajo. - eres una exhibicionista, ¿lo sabías?

- Eso es bueno. No me gustaría que te aburrieras tan pronto.

- Eso es imposible contigo.

Shaina deseó que lo pensase de verdad, pero en el fondo sabía que el tenía mucha más experiencia que ella y podía ocurrir en cualquier momento.

- Deja de pensar.

- Si no estoy pensando – dijo frotándose contra el – Yo solo quiero sentirte y saber que no estoy sonando y que si estás aquí conmigo.

Minos la tomó en brazos.

- Estas tan adorable hoy…

Shaina le acarició el pecho por debajo de su camisa.

- Tú crees? Yo digo que estoy hecha un desastre después del viaje. – contestó

Shaina siguió tocándolo como sabía que lo volvía loco mientras Minos la llevaba al baño. Lo besó en el cuello y Minos sonrió, y su sonrisa hizo que Shaina entrase en calor a pesar del frio del ambiente por fuera del hotel. Shaina separó los labios y él aprovechó la oportunidad.

La dejó en el suelo y se quitó la ropa sin dejar de besarla. Siguió haciéndolo mientras abría el grifo de la ducha.

Shaina oyó el sonido del agua al caer, pero seguía totalmente inmersa en el beso cuando Minos la hizo retroceder y sintió los chorros sobre el cuerpo, golpeándole la espalda y su trasero. El masaje del agua la excitó todavía más y se aferró a sus hombros para no caerse.

Minos rompió el beso y le hizo darse la vuelta. El agua empezó a mojarle los pechos, haciendo que se le endureciesen los pezones, sobre los muslos, haciéndole desear que Minos le acariciase la parte más íntima de su cuerpo.

La rodeó con los brazos y echó el jabón en los guantes. Su olor especiado consiguió, tal y como él quería, que el momento fuese más íntimo y sensual.

Mientras observaba cómo se preparaba para acariciarla, Shaina recordó cómo lo había hecho en otras ocasiones durante su luna de miel y se le aceleró el corazón. Como si Minos lo supiese, acercó la boca a su oído.

- Te gusta, ¿verdad?

Shaina le abrió su cuerpo por completo y echó la cabeza hacia atrás para apoyarla en su hombro.

Minos rio y le mordisqueó el lóbulo de la oreja, haciendo que se estremeciese y ardiese de deseo.

- A mí también me gusta, amore. Me encanta acariciar tu precioso cuerpo de todas las maneras, pero creo que ésta es una de mis favoritas.

- Lo sé… además aquí no podemos romper nada —gimió ella al notar que empezaba a lavarle los hombros con los guantes.

Minos movió las manos en pequeños círculos, despertando poco a poco todas sus terminaciones nerviosas. Le frotó los brazos, la espalda y las piernas. Le besó la base de la espalda y muy, muy despacio, fue llevando las manos a la parte delantera de sus piernas, tocándola con tanto cuidado que Shaina casi no sabía dónde tenía las manos. Aquello la hizo estremecerse de deseo, a pesar de que todavía no había llegado a las zonas más erógenas y había evitado la parte interna de sus muslos.

Durante la semana que habían pasado juntos, Minos le había enseñado que, en sus manos, todo su cuerpo era una zona erógena. Todas las caricias aumentaban su placer. Shaina nunca se había sentido tan mujer como cuando él la acariciaba.

Y aquella noche era exactamente lo que quería. Necesitaba la manifestación física de su amor como válvula de escape, porque su trabajo cada día era más estresante y hacer el amor era mucho mejor que cualquier otro método para aliviar el estrés.

- Más… necesito más – susurró Shaina.

Minos la besó en la espalda.

- Y vas a tener más. – dijo amando su impaciencia

Frotó su vientre, haciéndola gemir y girar las caderas. El subió por su espina dorsal alternando besos y lametones, hasta llegar a la nuca con la boca al tiempo que le acariciaba los pechos. Shaina volvió a estremecerse de deseo.

- Eres tan sexy – le comentó Minos al oído

- Sólo para ti.

- Oh sí. Sólo para mí —repitió Minos con satisfacción – Sabes? Este tipo de contacto, solo lo he tenido contigo.

Tomó sus pechos con las manos y le estimuló los pezones. Shaina quería que le acariciase la parte más íntima de su feminidad, pero estaba disfrutando tanto con aquello que estaba en el filo de la navaja, entre el placer y el tormento. Finalmente Minos se quitó los guantes y acarició su sexo. Introdujo un dedo entre sus labios.

- Abre las piernas. – ordenó Minos.

Shaina obedeció y el agua caliente corrió por ellas, haciendo que su mundo se redujese al enorme cubículo de la ducha. No había nada más allá de aquel espacio y de la sensación que provocaban las manos de Minos en su piel. Minos introdujo los dedos y ambos gimieron de placer.

Su erección se apretaba contra ella, quien se deleitaba con la prueba de que lo afectaba tanto como él a ella. La reciprocidad de su deseo afirmaba la importancia de su relación.

Echó las manos hacia atrás y le acarició los costados.

- Me encantan tus músculos. – dijo Shaina feliz

- Pues tengo uno al que le encantaría recibir tus caricias. – declaró Minos juguetón apretándose más contra ella.

Shaina soltó una carcajada.

- "Eso" no es un músculo Caro.

- Pues también está muy duro. – dijo Minos. Le acaricio ambos pezones con ternura – Como estos… que son suculentos bocados que no voy a tardar en probar.

No obstante, Minos no parecía tener prisa. Le acarició su sexo y ella se sacudió por dentro, deshaciéndose con inesperado placer. Arqueó la espalda, ansiosa por recibir más. No era la primera vez que Minos le hacía sentir semejante placer, sabía que aquel clímax inicial era sólo el principio de un viaje que la dejaría débil y saciada. Él parecía saber qué era exactamente lo que necesitaba, y se lo daba sin pausa, haciendo que su cuerpo llegase a un clímax tras otro.

Shaina no se dio cuenta de que había gritado hasta que se le doblaron las rodillas y tuvo que apoyarse en él. Se deslizó hacia abajo y se instaló entre sus piernas arrodilladas, encima de él.

Con una sonrisa de satisfacción y un solo movimiento, Minos la llenó de forma tan completa, que no pudo soportarlo más.

- No puedo. Es demasiado —gimió.

Minos se quedó inmóvil en su interior, pero alargó la mano para cerrar el grifo y que el chorro de agua no le cayese a Shaina en la cara. Entonces volvió a acariciarla con mucho cuidado para hacer que se relajase de nuevo. Esperó a que ella lo miro un poco más tranquila para empezar a moverse debajo de ella. Shaina puso los brazos alrededor de su cuello y apoyó la cabeza en su hombro. Minos le levantó las caderas y siguió penetrándola con movimientos cortos que la acariciaban por dentro mientras la besaba en el cuello, en los hombros y, finalmente, en los labios. Su lengua jugó con ella, repitiendo los movimientos de su erección y obteniendo de su cuerpo una respuesta que a ella le había parecido imposible. Shaina y empezó a moverse despacio y en esa ocasión, llegaron al clímax juntos.

Horas más tarde, Minos estaba mirando hacia la oscuridad del dormitorio, abrazado a ella de forma protectora. Shaina no tardó en dormirse. Empezó a respirar de manera acompasada, lo que le indicó que ya no volvería a despertarse hasta la mañana siguiente. Se había quedado dormida justo después de hacer el amor. Bueno, no había sido justo después. Antes habían terminado de ducharse, se habían secado y habían vuelto a la cama y habían repetido el juego dos veces, pero en la última, ella había perdido el conocimiento unos segundos después de que su cabeza tocase la almohada. Se había quedado dormida con el pelo mojado, a pesar de odiarlo porque terminaba esponjándosele completamente al día siguiente de forma incontrolable por lo que Minos se lo había secado con una toalla, luego se lo había peinado en una trenza, y aun así ella no se había despertado.

A la mañana siguiente Shaina solo encontró una nota en la mesita de noche junto a ella.

"Hasta esta noche amor mío. Recuérdame traerte una jarra de café bien cargado. Minos."

Avergonzada por no haber podido estar más tiempo con el, guardó la nota en su regazo y se dispuso a despertar a sus compañeros. Era hora de continuar con el viaje.

Fin del Flashback.

Aioria llegó al vagón comedor y vio a Mu recargado en forma melancólica sobre la una de las mesas. Sin pedir permiso siquiera solo llegó y se sentó frente a él.

Mu lo vio pero no se movió.

- Un euro por tus pensamientos – dijo Aioria sacando una moneda.

Mu suspiró mientras la tomaba.

- Lo siento Aioria. No sé qué me está pasando. – dijo Mu – Estoy sintiendo muchas emociones negativas al mismo tiempo que no estoy acostumbrado a sentir y parece que no soy capaz de controlarlas.

- Explícame. Tal vez pueda ayudarte. – pidió Aioria

- Yo creo que ando depre y también pues… en algún punto, me siento el IBM de la Elite. Totalmente subvaluado. – confesó el lemuriano ante el asombro de su amigo. – Mu tráeme esto, trae aquello. Ve y ayuda aquí ve y ayuda allá. No me molesta ayudarlos y lo sabes… pero no he podido tener ni un momento para mí! Por qué me tenían que mandar con ustedes si yo no tengo vela en el entierro?

Aioria comenzó a comprender y sentirse algo mal. Mu tenía razón pero parte del problema es que era demasiado bueno en lo que hacía y además contaba con la confianza total del patriarca.

- Luego Alde llegó con Niv y… sentí mucha envidia Aioria. Por qué yo no puedo tener lo que hasta Aldebarán tiene! – siguió diciendo mientras dejaba caer su cabeza en la mesa para taparse su cabello con las manos. – Acaso mi destino es estar solo o qué?

Aioria le puso una mano en su espalda a modo de apoyo.

- Te entiendo mas de lo que quisiera Mu. Pero a ti todavía no te toca salir. Ya encontraras a alguien. Yo estaba igual que tu hasta hace unos días por mi problema con Marín pero después… - Aioria abrió grandes los ojos – oh oh…

- Oh oh? – dijo levantando la mirada hacia Aioria

- Pues… yo creo que estas sufriendo un grave problema de Abstinencia Sexual – dijo Aioria sonriendo – Cuanto tiempo tienes sin estar con alguien? Consíguete alguien con quien desahogarte y listo.

Mu volvió a azotar la cabeza en la mesa.

- Dudo que los Lemurianos suframos de eso Aioria, pero fue interesante tu teoría. – dijo – Mejor ayúdame no provocando a Shaina para que no tenga que estar haciendo corajes con ustedes.

Aioria sonrió.

- Hecho. Pero con una condición.

- Cual?

- Por favor no menciones la vida sexual de Shaina – dijo Aioria en tono suplicante – Ya bastante difícil es el viaje con ella vigilándome como para todavía tenga que imaginarme las cochinadas que está haciendo en la habitación anexa.

Por primera vez desde que subieron al tren, Mu sonrió.

- Estoy seguro que es algo que durante los próximos 15 días, literalmente nos quitara el sueño. Así que yo que tú me iba acostumbrando.

Aioria se tapó ambos oídos y tarareó una canción mientras regresaba a la cabina y Mu seguía sonriendo. Si. No dudaba ni un momento que sucediera lo que hubiera dicho y minutos también cuando regresó a la cabina estaba pensando que tanto de cierto de lo que había dicho Aioria pudiera ser parte de su problema.

Julio 2, 1 pm

Departamento Temporal DM

Londres Inglaterra

Afro abrió la puerta del departamento que DM había rentado y lanzó una exclamación de asombro. El departamento era más grande de lo que había supuesto y se veía mejor que en las fotos.

- Creo que no estaremos tan incomodos después de todo. – dijo lanzando su maleta entre el mueble de la televisión y la lámpara de la bolsa de cartón que tenía en la mano sobre la mesita frente al sofá echándose cual largo era

Escuchó que chiflaban desde abajo y abrió la ventana. Se asomó y vio a DM con sus 5 maletas.

- Oye tu rosita fresita! Baja a ayudarme con las maletas.

Afro se recargo en el alfeizar de la ventana.

- Yo ya subí mi equipaje. – dijo divertido – Me meteré a dar un baño.

- Ah no! Baja anda! No quiero dejar la mitad del equipaje abajo en la calle mientras subo! – gritó DM

- Y quien te mandó a traer 5 maletas animal? Sube ya o te quedas afuera– respondió Afro entrando y dejando abierta la ventana.

DM entrecerró los ojos y midió la distancia. Sopeso cada una de las maletas y lanzó la más ligera por sobre la ventana sobresaltando a Afro quien se pegó en la espinilla con la mesita de café.

- Pedazo de idiota! Me va a quedar marcado! – dijo doliéndose mientras cachaba la otra maleta que aventaba por la ventana.

- Sufre! – gritó DM desde abajo – No quisiste ayudarme pues jodete. Ahí te va la última.

Afro cachó en el aire la última que era la que estaba más pesada y vio como DM entraba al edificio con las últimas dos. No tardó en llegar más de dos minutos.

- Óyeme! Que maneras son esas de tratar tu equipaje? – dijo Afro – Que tal que se te rompen las cremas y…

DM le dio una palmada en la nuca.

- Estás hablando conmigo! No con uno de tus "amigos" floripondios! – dijo – Yo no uso cremas.

- Y entonces que tanto traes? Trastes para la comida?

DM se dio una palmada en la cara.

- Me viste cara de cocinero? Sabes que solo necesito agua caliente y un microondas para mis comidas – replicó DM cruzándose de brazos.

Afrodita se sentó en el sofá cruzando la pierna.

- Maldito mentiroso.

- Que?

- Yo mismo te he visto cocinar borracho y a decir verdad te queda muy buena la comida – dijo Afro en tono sarcástico – Pero entonces que tanto traes?

- La ropa que le volamos a Shura… - contestó DM

- … Y que hay que reponerle – advirtió Afro

- Claro… Uh… alguna ropa informal… - siguió DM

- … O sea mucha piel y mezclilla – continuó Afro

- Desde luego. Mis libros de texto… - siguió enumerando DM

- … Porque no quisiste comprarte una Tablet y comprarlos en PDF miserable. – dijo Afro

DM se sentó en el sillón individual.

- Estás viendo el temblor y no te hincas. – dijo – Tuve que pagarte a ti lo que me prestaste, pagar los boletos, comprar los víveres, checar los medios de transporte y su costo… Si el cuñado me presta sus libros y me ahorro esa lana, me alcanzara para mi six semanal.

Afro no pudo más que sonreír.

- Idiota. Vas a tener que aprender que ahí la cerveza más rica es en pintas y tibia! – dijo Afro disfrutando la cara de disgusto de DM

- Noooooooooooooooo cerveza tibia noooooooooooooooooooooo sabe a orines de perro!

- Jajajajajajaja idiota! Eso es lo que se acostumbra aquí y lo sabes. – dijo Burlándose – Además tu nunca has probado orines de perro.

- No pero así me lo imagino – dijo DM

Afro siguió riendo un rato intentando imaginar un perro orinándose y DM probando.

- Además también traigo mis juguetitos. – mencionó

Afro se puso serio de repente

- Ya quiero ver a un futuro juez en uno de esos tugurios en los que te metes.

- Si te quedas aquí lo suficiente lo veras. – dijo DM – Y ahora… quien se va a quedar en la cama.

- Desde luego que yo – dijo Afro – El más bonito siempre gana

- Pero el depa está a mi nombre

- Pero yo lo encontré

- Pero yo lo pague. – declaro DM

- Un pokarito y el que gane se queda con la cama? El sofá también se ve muy cómodo. – declaró Afro

- Pues quédate con el – declaró DM

- Chistoso. Sabes que debo de dormir bien para seguir tan guapo como siempre – dijo Afro – En cambio tu así de feo las arrugas que se te noten no te afectaran mucho.

DM volteo a ver a su amigo con ganas de golpearlo pero cambio de opinión.

- No te doy una nada más porque me da hueva pararme de aquí. Fueron demasiadas horas las que tomamos en llegar.

- En eso tienes razón. Ya me dejas darme una ducha? Me siento todo pegajoso.

DM hizo gestos de asco

- Pues que diablos venias haciendo mientras yo dormía?

- Ya quisieras. – dijo Afro – Me baño, te banas y vamos de shopping?

- Y yo porque si el pegajoso eres tú?

- Porque ni creas que voy a andar por todo Londres contigo en fachas y todo apestoso. – dijo Afro yendo hacia su maleta – No estamos en Rodorio así que te alineas o te alineo.

DM ocupó el sofá que había dejado su amigo

- No pues así por las buenas… Dices que te vas a dar un buen baño verdad?

- Si

- Despiértame en dos horas que salgas – dijo dándole la espalda para roncar casi inmediatamente.

Afro solo lo miro sonriendo dirigiéndose hacia la ducha.

- Juro que te alineo porque te alineo – dijo – Porque si no, sería muy triste ver como los londinenses te van a comer vivo

Julio 2 5pm

Templo de Artemisa

Monte Olimpo

Artemisa jugaba con dos de sus damas de compañía dentro de la fuente de su templo. De vez en cuando le gustaba mojarse en el agua fría para olvidarse de sus problemas. Sus satélites custodiaban el templo, sus ángeles estaban en sus habitaciones y solo un estaba fuera del Olimpo intentando cumplir sus órdenes. Estaba un poco preocupada de que, con tal de demostrar que él era mejor que los demás, Icarus se metiera en problemas en la tierra, pero confiaba también en que no era tan tonto como para involucrarla a ella.

Como si lo hubiera invocado y un poco de mal humor por seguir sin poder cazar a Sammy, Icarus entró al patio, donde una doncella le entregó una toalla de cuerpo completo y le susurro algo al oído.

Se posiciono en la entrada de la fuente y extendió la toalla por ambos extremos a la altura de su frente en una clara invitación a su Diosa para que saliera de la fuente, pero dándole el respeto que merecía al no verla con su ropa mojada, que claramente estaba hecha para transparentarse..

- Icarus, de verdad tienes que arruinarme la diversión justo ahora? – Pregunto Artemisa

- Lo siento señora. Pero tiene visita. – dijo sin verla mientras envolvía con la toalla a Artemisa

- Visita? Quien?

- El señor Apolo. Está en el salón del trono. – dijo

- Que espere. No lo voy a ver en estas fachas – dijo – Por que no habías venido a reportarte?

- No he podido cumplir la misión que me encomendó señora. No tengo cara para verla rechazarme por mi fracaso. – dijo apenado.

Artemisa lo miro con ternura y lo dirigió hacia su recamara. Ese chico no sabía cuándo darse por vencido pero no le iba a decir que no tenía la menor prisa.

- No ha salido del Santuario? – Le pregunto mientras se quitaba la ropa mojada detrás de un biombo

- No desde hace varios días. – dijo el pelirrojo – Estuve a punto de atraparla pero su hermano se interpuso.

Ella sacó la cabeza del biombo intrigada.

- Apolo te impidió acercarte a ella? – preguntó

- No señora. El señor Ares. – confesó – La niña se refugió en sus brazos y no tuve el valor para enfrentarlo.

- Hiciste bien. – dijo Artemisa poniéndose una nueva túnica frente a su ángel – Con él nunca se sabe de qué humor ande y no quiero perderte aun. Vamos a ver al desvergonzado de mi otro hermano. No te me separes a menos que yo te lo pida.

- Si señora.

Ambos cruzaron su habitación y se dirigieron al Salón del trono. Icarus siempre varios pasos detrás de ella sobre todo en este momento en el que su celoso hermano estaba cerca y no lo soportaba.

- Hermana! – Exclamó Apolo corriendo para abrazarla pero Artemisa traía su Báculo y le paró el alto algo molesta

- Llevo más de 15 días esperándote – reclamó

- Lo siento. Es que tenía mucho trabajo y….

- Si claro. – dijo Artemisa ignorando sus ruegos – Sentémonos – dijo invitándolo a hacerlo con un movimiento de su mano uno de sus sillones cubiertos de seda blanca – Ahora dime… Donde esta Becca?

Apolo se mostró avergonzado.

- Está en los Elíseos.

La furia de Artemisa era visible hasta para Icarus varios metros detrás de ella.

- Como que en los Elíseos? Que le paso? Que le hiciste! – exclamó Artemisa apuntándolo a su hermano con ganas de descargarle todo su poder.

Apolo no se movió. Se merecía cualquier cosa que le hiciera su hermana, pero tenía que decirle que él no la había matado.

- La última vez que la vi, fue aquí. Me dijo que estaba embarazada y que era mío y no le creí.

Artemisa hizo un movimiento con su báculo para darle un golpe a su hermano, que fue a parar a la mandíbula de Apolo a pesar de que él puso su muñeca para defenderse.

- Eres un cretino! Como te atreviste a corromper a alguna de mis chicas! Abusaste de mi confianza y de mi hospitalidad! – le gritó

- Ya lo sé. Y me arrepiento de ello. – dijo Apolo

- Mentiroso! Tienes prohibido venir a mi territorio sin invitación! – siguió

- Pero…

- Ya dije! Y ahora dime cómo murió? Merezco saberlo – preguntó molesta.

Apolo la miro. Si le decía que la había dejado en manos de Ares y había muerto en sus manos…

- Un accidente. Se cayó, se golpeó la cabeza y murió – mintió.

Artemisa pareció tranquilizarse.

- Sufrió?

- No – volvió a mentir el dios del sol – Perdóname si?

- No!

- Anda! No lo vuelvo a hacer! – suplicó.

- No! Me quitaste a mi favorita! – dijo Artemisa emberrinchada – Ahora tengo un hueco para llenar y no sé cómo hacerlo.

- Haré lo que quieras – dijo Apolo casi arrodillándose.

Artemisa volteo a ver a Icarus quien la miró y le hizo un movimiento negativo con la cabeza que ignoró por completo.

- Dame a tu hija para llenar el hueco que dejo su madre. – dijo finalmente artemisa con una sonrisa.

A Apolo se le fueron todos los colores del rostro.

- Pero… Sammy está bien donde esta! Está rodeada de gente que la estimula para que sea la mejor y parece ser feliz.

- Y? Tu dijiste que me darías lo que yo quisiera – dijo Artemisa en Tono caprichoso – Pues yo quiero a Sammy.

- No creo que Athena…

Artemisa pateo el suelo en forma de berrinche.

- Por la que te deberías preocupar es por mí! No por Athena. – dijo – Tú eres su padre biológico. Quítales la maldita custodia y dámela! O le diré a Zeus de ella y volverá a correrte del Olimpo.

- Me estas chantajeando?

- Tómalo como quieras. – contestó volteándose hacia Icarus – Te dejare pensarlo. Pero dámela o atente a las consecuencias. Vamos Icarus! Debemos hacer mi recorrido vespertino por las tropas.

Ambos salieron de la sala dejando a Apolo algo ofuscado. Valía el perdón de su hermana la vida de Sammy? Athena no iba a tomarlo muy bien sobre todo después de su última visita.

Julio 3, 4 pm

Castillo flotante de Poseidón.

Isla Spitzbergen, Noruega

Omar termino de caminar por todo el castillo mientras dibujaba en uno de sus pañuelos. Estaba decidido a salir de ahí para pedir ayuda. De nuevo habían cambiado de locación a una mucho más fresca, incluso con picos nevados y temperaturas bajo cero por las noches y si sus cálculos no le fallaban, ese era el último día antes de volverse a mover.

No entendía mucho de cómo era eso posible, pero cada día que pasaba, Zita cambiaba más y más y ya era casi imposible para el decir algo sin que ella le hablara de una forma irrespetuosa a favor de su nuevo "abuelo". Tenía que encontrar algún teléfono para llamarle a Alejandro o Shura.

Había estado reacio a dejar a Zita sola, pero no veía que estuviera en peligro. Las guaruras con armadura que le ponían cada vez, la trataban con respeto y casi sin dirigirle la palabra excepto el primero que había sido bastante atrevido.

Los sirvientes del lugar se sentaron a comer en la cocina como siempre lo hacían y Zita estaba en el patio trasero y su guarura de pelos verdes también.

Volvió a su habitación y dejó una pequeña nota en su almohada, tomo la chamarra más gruesa que pudo, con una gorra y guantes, se puso unas botas gruesas con triple calcetines aunque le quedaran chicas y las diferentes cosas que había reunido durante esos días tales como un encendedor, una piola, frutos secos, una botella de agua.

Salió por la puerta trasera y nadie lo detuvo. Esperaba que si seguía el camino principal que se veía a la derecha, llegara a algún poblado cercano… pero eso nunca sucedió y cuando intento regresar al castillo, este ya había desaparecido.

Julio 3, 8pm

Bar de la Posada

Asgard, Noruega

Shaina, Aioria y Mu se sentaron exhaustos en una mesa mientras los demás parroquianos los miraban curiosos.

- Al fin llegamos – dijo Mu casi sacando la lengua por el esfuerzo

- Me siento como de 40 – dijo Aioria botando su maleta de lona en el suelo

- Tienes suerte de que estoy tan cansada que mi cerebro no tiene una buena respuesta para eso – dijo Shaina recargándose en la mesa – A quien le toca registrarnos?

- A Mu – contesto Aioria

- Ya voy… - dijo con pocas ganas – Que nombres falsos quieren?

- Karen Pérez Sosa – contesto Shaina quedándose dormida sobre la mesa

- Aquiles Baeza – dijo Aioros siguiéndole el juego a Shaina

Mu los miró como si estuvieran locos pero para darles una lección efectivamente los registró con ese nombre.

- No sé si es peor que estén peleando, o que no lo estén. – pensó mientras iba con el posadero. – Disculpe…

- Dígame. Que se le ofrece?

- Dos habitaciones por favor. Nos quedaremos por algunos días. – dijo sonriendo

El posadero lo miró con curiosidad.

- Que no lo he visto por aquí antes?

- Seguramente que si, no es la primera vez que vengo – aseguró Mu

- Nunca se me olvida una cara – dijo el posadero satisfecho – Pero nunca recuerdo los nombres.

Mu lo pensó por un momento. Él no estaba de misión y a decir verdad no sabía bien cuál era la misión de sus compañeros.

- Mu de Aries – dijo sonriendo

El posadero volteo a ver las llaves y solo encontró una.

- Lo siento amigo. Solo hay una habitación con dos camas.

- Ouch… mmm… está bien. Dámela. Está haciendo mucho frio y estamos cansados. – dijo Mu – Tienes algún catre extra y cobijas?

La temperatura había descendido mucho y lo que menos quería era tener que salir.

- Eso si tengo. Si me dan 1 minuto voy y se la pongo.

- Si gracias – dijo Mu llenando el registro con los nombres que ellos le dieran, pagando y recibiendo la llave.

El posadero salió a hacer el mandado y Mu regresó con sus compañeros. Shaina estaba profundamente dormida. Mu intentó despertarla pero no hubo suerte.

- Vaya… y yo que ya me quiero dormir… - dijo Mu

- Agarra su maleta – le dijo a Mu mientras la cargaba – Solo no le digas que fui yo.

Mu sonrió y asintió. Aioria era todo lo cabron que podía pero seguía siendo un caballero a pesar de siempre estar peleando con ellas. La depositó en una de las camas, quitándole las botas y tapándola con la cobija y le dijo a Mu:

- Yo me quedo con el catre. Lo más seguro es que salga mucho antes de que ustedes se despierten.

Mu aceptó y se metió a las cobijas. Mañana sería otro día.