Capitulo 164
Julio 4, 10 am
Octava casa dorada
Santuario de Athena,
Milo recibió al mensajero en la puerta, mientras Samira lavaba los trastes del desayuno. Con tres bolsas de papel llenas hasta el tope de víveres, malabareaba para que no se le cayeran junto con sus cartas en la boca. Samira escucho balbuceos y volteó hacia Milo:
- Jajaja puedo tomarte una foto del recuerdo habibe? – dijo secándose las manos mientras tomaba su celular y hacia clic varias veces hasta que le gustó la toma mientras Milo cruzaba los ojos. – Saliste muy guapo como siempre – dijo quitándole los sobres de la boca y la tercera bolsa para llevarla a la cocina con Milo detrás.
- Ya te dije que no me gusta que cargues las bolsas – la regaño
- Y yo ya te dije que estoy embarazada no invalida – dijo Samira sonriendo mientras recibía un abrazo de Milo por detrás.
- No importa. Te puedes lastimar. – le susurro mientras le quitaba el cabello del cuello y le daba un beso muy suave haciendo estremecer a su esposa.
Tocaron a la puerta de nuevo y de inmediato por los toquidos, supo que era Kanon.
- No hagas ruido y se ira – dijo Milo mientras seguía besando el cuello de su esposa
- No, no me voy y susurrarle "no hagas ruido", ya es hacer ruido! – gritó Kanon – Abre la puerta maleducado. Disculpa Samira!
- No hay cuidado! Ya vamos! – contestó Samira gritando mientras Milo hacia una mueca desaprobatoria – Vamos Habibe… ya te di de "desayunar" y tus amigos te necesitan también.- dijo en voz más baja
- Bueno. Nada más por eso te dejo en paz un ratito. – dijo dándole un beso en la mejilla antes de ir a abrir la puerta
- Milo! – Gritó Sammy echándole los brazos a las piernas, logrando que Milo la cargara y le quitara su mascarita
- Hola chimuela. Que haces por aquí? – dijo en el mismo tono alegre.
- Vengo a hablar con el bebé. – dijo Sammy – Esta?
- El bebe?
- Si
- Pues… en la cocina supongo – dijo Milo extrañado.
Sammy pidió que la bajara y echo a correr dentro de la casa. Kanon no dijo nada y Milo solo vigiló que llegara a salvo.
- Sigo sin entender eso de hablar con el bebé – dijo Milo
- Cosas de niños – dijo Kanon – Tengo muchas cosas que contarte… sales?
- Seguro. Samira! Voy a salir con Kanon y ahorita regreso! – gritó
- De acuerdo!
Sammy corrió y abrazó a Samira como siempre pero viendo a su vientre no a Samira.
- Buenos días Sammy. – dijo
- Hola – contestó Sammy antes de comenzar a hablar en algún idioma extraño que Samira había desistido de siquiera tratar de entender.
- El bebe y yo tenemos planeado hacer Kab'b El-Ghazal quieres ayudarnos? – preguntó Samira más porque Sammy no la dejaba moverse que porque de verdad necesitara la ayuda.
Sammy siguió hablando con él bebe ignorándola por un momento y después solo asintió con la cabeza y la soltó.
- Ve a lavarte las manos y las traes bien secas. – ordenó Samira mientras Sammy corría al baño.
Samira sonrió y sacó varios bowls de acero inoxidable. Cuando Sammy regresó, acercó un banquito de madera que Samira usaba para alcanzar las repisas mas altas y se subió en el para poder alcanzar la barra.
- Alguna vez has cocinado Sammy? – preguntó Samira
- Si! Se hacer galletitas en forma de pescaditos! – dijo orgullosa
- Muy bien! Entonces como ya eres una profesional, podrás ayudarme. – dijo Samira sacando las cosas de las bolsas de papel que recién habían traído
Le separó los ingredientes en las cantidades necesarias y le dijo:
- Tú vas a hacer la parte más importante de la receta – dijo Samira – El relleno.
Sammy la miró desconfiada.
- En serio?
- Si. Tienes que poner mucho cuidado en lo que te voy a decir para que salgan ricas. – dijo mientras ella mezclaba sus ingredientes - mezcla las almendras molidas con el azúcar, los huevos, la canela, el agua de azahar, el zumo de naranja y la corteza de naranja rallada que están frente a ti en el bowl pequeño hasta que esté firme y uniforme. Usa la espátula y concéntrate. Una buena cocinera no tira nada al suelo ni en la barra ni se ensucia su vestido.
Sammy asumió el reto y comenzó a hacerlo con mucho cuidado y en silencio. Samira comenzó a amasar obviamente terminando antes que la niña, por lo que cubrió la masa con un paño húmedo y comenzó a guardar las cosas en la despensa hasta que Sammy decidió que la consistencia era como Samira le había dicho.
- Terminé.
- Ahora prueba la mezcla que quedó en la espátula. – dijo Samira mientras le retiraba el bowl.
Sammy lo hizo y sus ojitos se abrieron muy grandes por la sorpresa.
- Está muy rico. – dijo limpiando toda la espátula.
- Y estará aún más rico cuando las horneemos. – dijo Samira quitando la tela húmeda de la masa y estirándola con un rodillo de madera hasta hacerla muy delgada – Ven de este lado que aún no terminamos.
Sammy obedientemente movió el banquillo hasta donde le dijo Samira
- Ahora… usa esta taza para crear circulitos de masa, así – dijo poniéndole el ejemplo – Intenta que te queden el mayor número de círculos posible.
Sammy miró la masa. Era demasiado trabajo. Después miró a Samira.
- Para qué?
- Los rellenaremos con lo que tu hiciste y se van a hornear.
- Si pero para que estás haciendo los postres? – preguntó curiosa
- Voy a ir a presentar mis respetos a la señora de la segunda casa dorada. Ya la conoces?
- No. No me han dejado bajar ahora que mis maestros han salido de misión – dijo Sammy comenzando a cortar los circulitos sin darse cuenta – Pero por que tienes que darle estos dulces a esa señora?
- Bueno, en mi país se acostumbra nunca llegar con las manos vacías a una casa Sammy – contestó Samira mientras engrasaba la charola y prendía el horno para precalentarlo. – Y además Shaina hizo lo mismo conmigo y me pareció un gesto muy lindo, así que la voy a imitar.
Sammy levantó la barbilla muy orgullosa de Shaina y siguió cortando en silencio.
Para ahorrar tiempo, Samira fue rellenando la masa, formando unas lunas y poniéndolas en la charola. Cuando llenaron la primera charola la puso a un lado, Sammy termino los circulitos y sin decir nada se puso a aplanarla como Samira había hecho antes hasta que terminó.
Salieron en total tres charolas y Samira las metió al horno.
- Muy bien Sammy! – Felicitó Samira – Ahora esperaremos unos minutos y mientras me voy a cambiar. Lávate las manos y pon el banquito en su lugar.
Sammy obedeció y terminó casi al mismo tiempo que Samira de cambiarse.
Samira sacó las tres charolas y las puso en la barra de granito para que se enfriaran. Apagó el horno y limpio la cocina mientras Sammy iba a jugar con Kenny y los demás. Poniendo el contenido de una de las charola en un plato y colocándola en la canasta con dos o tres contenedores con comida que ya había preparado antes, rápidamente se hizo una trenza y se puso su velo de forma descuidada, un poco más casual. No importaba cuantas veces lo intentaba, cuando salía de su casa siempre terminaba poniéndoselo aunque fuera unos pocos minutos. Eso le daba seguridad.
- Sammy… quieres acompañarme a ver a la señora de Tauro? – preguntó.
Sammy movió la cabeza de un lado a otro como considerando la idea.
- Bueno.
Samira tomo la canasta, Sammy su máscara, se la puso y salieron de la casa. Se dieron cuenta que Kanon y Milo se habían ido, así que con mucho cuidado y tomándose del pasamano que Shion había mandado construir para ellas, bajaron de forma constante encontrándose a Kanon y Milo en la tercera casa acostados en las bancas.
- No se cansan de trabajar tanto? – los reprendió
- Ahhh Pedhi Mou… no me dijiste que bajarías o te hubiera ayudado – dijo Milo rápidamente
- Tu no me dijiste que bajarías – dijo Samira – Además ya vamos a llegar.
- A donde van?
- A presentar nuestros respetos a la segunda casa. – dijo Samira – Espero que no le moleste que me lleve a Sammy, Kanon.
- No. De hecho, pasare por ella en unos minutos pues tengo que ir a dejarla al recinto. – contestó Kanon.
- Gracias. Con permiso.
Minutos más tarde, tocaban a la puerta y Alde les abrió.
- Salam Alaikum Señor Taurus, se encuentra su esposa?
- Buenos días Samira. Hola Sammy – dijo mientras la niña le hacía una respetuosa reverencia – Claro que sí. Pasen.
Las chicas dieron dos pasos al frente y esperaron a que Alde las llevara. Atravesaron toda la casa para llegar al jardín lateral, donde Niv estaba sentada bajo una sombrilla en medio del pasto y las flores. Tenía sus auriculares con música, mientras acariciaba los pétalos suavemente. A pesar de eso, sintió la presencia de alguien y se los quitó antes de voltear.
- Peque… tienes visitas – dijo Alde – Es Samira la esposa de Milo. La recordaras pues estuvo en la bienvenida que nos hicieron.
- Claro que sí. – dijo suavemente – Buenos… días?
Niv intento levantarse pero al no contar con nada alrededor con el que recargarse, se quedó en su lugar. Samira ya estaba al tanto de su condición así que cruzo miradas con Alde quien asintió y las dejó solas.
- Oh! No se levante! Nosotras nos sentamos – dijo Samira
Samira se sentó en el pasto haciendo malabares con su pancita para que no le estorbara y se quitó su velo.
- Bueno, no sé si me recuerde – dijo Samira – Como dijo el señor Taurus Nos conocimos al llegar. Vivo seis casas más arriba. Me llamo Samira y traje a Sammy conmigo.
- Quien es Sammy? – contestó Niv un poco tímida.
Sammy estaba sorprendentemente quieta y callada para el gusto de Samira.
- Sammy? Saluda. – tuvo que decir
- Hola.
- Hola Sammy. – dijo Niv escuchando a una niña. Eso no lo esperaba.
- Lamentamos venir sin invitación y no haber bajado antes, - dijo Samira – Pero, yo no me sentía muy bien como para bajar.
- Estas embarazada verdad? – dijo Niv sonriendo.
- Si! Va a ser niña – dijo orgullosa
- Felicidades.
- Gracias. – dijo Samira intentando encontrar algún tema de conversación para romper el hielo hasta que recordó lo que le traía – Entre Sammy y yo le hicimos algo como bienvenida a nuestra comunidad femenina.
Niv esperó impaciente escuchando atentamente como Samira sacaba el plato con los aun humeantes postres. Le puso el plato en la mano y Niv los olio y su expresión en la cara cambio por completo.
- Cuernos de gacela? – dijo mordiendo el primero – Están deliciosas!
Sammy aprovechó para robarse una del plato y probar el producto terminado sonriendo al gustarle mucho el sabor.
- Las conoces? – preguntó Samira extrañada
- Si! Una de mis niñeras era fan del Clon y buscó en internet la receta y me las hacia cada semana! Eres de Marruecos?
- Jajaja no. De los Emiratos, pero mi abuela era de allá y me enseno a hacerlas – contestó Samira.
Sammy quien seguía mirando algo extrañada a Niv no pudo con la curiosidad y jaló de la blusa a Samira.
- Samira… que es el Clon?
- Lo siento Sammy, no tengo la menor idea.
Niv sonrió mientras comía otra pastita.
- Si tienen tiempo, yo les digo.
- Todo el tiempo que necesites verdad Sammy.
- Si!
Niv se acomodó mejor y procedió a contarle a Sammy y Samira toda la telenovela. Para cuando terminaron de platicar de ese tema, ya era hora de la comida y Kanon tuvo que volver a subir a Sammy para sus alimentos. Había perdido toda una clase pero había aprendido mucho de Samira así que Kanon lo reportó como una clase diferente a la programada. Milo acompañó a Samira de regreso a casa y Samira le prometió a Niv que bajaría más seguido pero le dio su número de celular para que pudieran platicar y hacerse mutua compañía.
Niv por primera vez desde que llegó se sintió menos perdida dentro de esa sociedad tan extraña, pues había hecho una nueva amiga.
Julio 4, 1 pm.
Restaurante Haesje Claes
Ámsterdam, Holanda.
Siegfried, Hilda y Fler terminaron el almuerzo en este restaurante tradicional. A Siegfried le entró una llamada al celular, se disculpó con las chicas y salió para atenderla.
- Trabaja demasiado. – se quejó Fler – Siempre es así?
- Solo desde que intenta no dejarme todas las responsabilidades a mi – respondió Hilda – Es por eso que mañana regresamos a Asgard. No me gusta estar sin hacer nada. Las minas de zafiro son importantes para nuestro pueblo y de hecho gracias a sus esfuerzos hemos encontrado nuevas betas. Por eso entra y sale del teléfono.
- Solo te está consintiendo porque lo has hecho muy feliz al encargar bebe. – dijo Fler – Ya me imagino cuando finalmente lo tengas, no va a querer que ni le dé el aire.
Hilda se ruborizó un poco mientras sonreía.
- Si bueno… no fue como que lo haya planeado así, pero doy gracias a Freya que después de mi… enfermedad, mi bebe haya seguido conmigo. – contesto Hilda
- Pues… no es por molestarte hermana pero yo te veo bastante "repuestita" con este viaje – dijo Fler en tono de broma – Yo creo que si subiste algunos kilitos.
- Ojala – dijo Hilda volteando hacia su vientre – Tiene que crecer mucho todavía.
- Si pero mejor hazlo que crezca ya que salió porque si no… Ouch!
- Jajaja Fler en que cosas piensas
Ambas chicas rieron ante la idea e Hilda le tomó su mano.
- Fler… todo este tiempo que pasamos juntas ha sido en extremo agradable. Pero… aunque no he querido presionarte… necesito saber que fue lo que pasó entre… Camus y tú. – dijo Hilda muy seria – Si es necesario que Asgard rompa relación con el Santuario para que tu estés bien…
- Oh no! No Hilda. No lo hagas. – pidió rápidamente Fler – Te aseguro que todo eso quedó en el pasado. Como te dije, empezaré a trabajar arduamente en el proyecto con Thes y estarás muy orgullosa de mí.
Hilda la miró con compasión. Ella sabía que eso no era todo pero como obligar a su hermana a hablar si la última vez que la había presionado a algo, había huido de su lado.
- Además, el santuario no ha hecho otra cosa más que apoyar a nuestro pueblo cuando lo hemos necesitado – dijo Fler – No sería justo. Y… fue una decisión propia el haber ido al sur sin avisarle a nadie. Las dudas eran normales. Yo fui imprudente y nadie tiene que pagar por mis decisiones.
- Bueno Fler… en eso no estamos de acuerdo – reclamó Hilda – Lo que me lleva a otra duda. Cuando… todo esto sucedió, hubo un culpable directo que sigue en espera de su juicio. Que deseas que hagamos con Hagen? Su esposa e hijos piden audiencia todos los días para que ya se lleve a cabo.
Fler la miró con una sonrisa triste y recargó sus manos en su regazo.
- Hubo un tiempo en el que había pensado en un castigo tan severo, que me hubieras desconocido, pero… Glenda y los pequeños no tienen la culpa. Tengo entendido que tuvo una niña.
- Así es. Le pusieron Astrid. – dijo Hilda – Pero eso que tiene que ver?
- El castigo que pido para el, es ser embajador de buena voluntad entre Nueva Oslo, y Asgard – pidió Fler – Sin derecho a regresar hasta que se le sea concedido el perdón. Lo cual según mis… fuentes, no será muy pronto.
Hilda la miró con los ojos muy abiertos.
- Fler! Acaso lo estas premiando con ese puesto por lo que te hizo? Yo esperaba que lo mandaras a prisión de por vida, o lo pusieras de cargador en las minas! No se! – dijo sorprendida pero la sonrisa de Fler se hizo aún más grande.
- No Hilda. Toda su infancia Hagen la pasó muy mal mientras crecía y después cuando me cuidaba en su adolescencia, tu sabes lo que yo sentía por el. – aclaró Fler – Pero en Nueva Oslo no solo tendrá que aprender a manejarse en una sociedad no tan tolerante como nosotros, sino que tendrá que redimirse y trabajar muy duro para ganarse el respeto de todos de manera que no usen a su esposa y a su hija en el futuro, como incubadoras de niñas – dijo – Te aseguro que con lo orgulloso que es, eso es peor castigo que incluso castrarlo.
Hilda manoteo en la mesa haciendo que los cubiertos rebotaran.
- No! Me niego terminantemente! No es castigo suficiente.
- Dijiste que me dejarías el castigo a mi… - dijo Fler- O mentiste en eso?
Hilda se recargó en la silla tamborileando los dedos en la mesa. De pronto sonrió. Le daría por su lado a su hermana… parcialmente. Aun tenía el derecho ella de castigarlo aparte, por usurpación de su identidad. Fler la miró y supo que algo se le había ocurrido a su hermana, pero no se atrevió a preguntar.
- Está bien Fler. Se hará como dices. Que sufra ese castigo. – dijo Hilda – Pero también creo que El señor Camus debe tener un castigo hacia lo que sea que te haya hecho.
Ahora fue el turno a Fler de sonreír de una forma que Hilda solo pudo describir como maquiavélica.
- Oh Hilda, ya no te preocupes por eso. Mi revancha ha sido tomada y ya estoy en paz. No quiero que tomes ninguna represalia en su contra.
- Como quieras – dijo Hilda entre dientes.
Siegfried regresó a la mesa para acompañarlas a tomar un café, pero Hilda se quedó con la duda. Que habría querido su hermana decir con eso?
Julio 4, 5pm.
Onceava Casa Dorada
Santuario de Athena, Grecia.
Camus y Milo estaban sentados en el suelo sobre la alfombra jugando con su PS4 en la pantalla plana de Camus.
- No dejes que me mate! No dejes que me mate! – gritaba Milo – Estuuuuuuuupido Camus! Te dije que me cubrieras! – dijo mientras azotaba el control en la alfombra
- Yo te dije que no te metieras por ahí, así que a mí no me eches la culpa.
Milo se levantó por un refresco antes de regresar a su posición original.
- Dale play – ordenó
- No te cansas de perder? – pregunto Camus – Además, que va a decir tu mujer de que estés aquí arriba conmigo jugando en lugar de estar con ella?
Milo le sonrió.
- Ella fue la que me mando a jugar aquí contigo con tal de que la deje en paz en lo que termina la cena. – dijo Milo – No se por qué, pero me pone bien cachondo verla así con su pancita.
Camus lo miró
- Milo… tú te pones cachondo hasta porque pasa una mosca
- Pues sí, porque las moscas andan desnudas y mostrando sus cositas… - bromeo Milo – Además, bajo hasta la segunda casa y eso la cansó un poco.
- Fue a visitar a la nueva señora?
- Si. Y parece que se han llevado bien.
- Me alegro mucho – dijo Camus – Lo que menos querríamos son mujeres pelándose o llevándose mal.
- No. Claro que no. – Aceptó Milo – Y la señora de Alde parece manejarlo con el menique
Camus hizo una mueca que Milo tomo con una sonrisa
- Pues Samira te trae todavía peor. Así que no critiques.
- No es cierto! – alegó Milo – Yo sigo siendo el señor de la casa.
- En serio? Según se, ahora hasta ella es la que los mantiene manejando tu empresa – siguió jodiendo Camus.
- Eso es solo para que no se aburra – aclaró Milo – Pero la empresa es mía.
- Necio – murmuró Camus mientras volvía a ponerle play al juego.
Antes de que pudieran ponerse a jugar de nuevo, tocaron a la puerta y deslizaron un sobre por debajo de la puerta.
- Es el mensajero – dijo Milo
- Que extraño. Que no ya había pasado por la mañana? - dijo Camus levantándose del suelo para recoger el sobre amarillo del suelo.
Milo lo esperó pero para su sorpresa, Camus salió de la casa y abrió el sobre. Había visto el remitente y estaba ansioso por leer el contenido a solas. Había una carta y un sobre.
El papel era fino y la letra clara y firme.
"Mi Antes Estimado Señor Camus:
Antes que nada, permítame decirle que no fue nada fácil tomar la decisión de informarle la noticia que le diré a continuación, pero mi conciencia ha ganado por sobre mis sentimientos de ira y decepción hacia usted y heme aquí, en el otro lado del mundo escribiéndoselo.
Abra el sobre adjunto. Como puede ver, es un ultrasonido 4D de mi hijo. No Señor Camus. No dije nuestro hijo, porque es solo mío y de mi nueva pareja, quien me ha ayudado cuando más lo necesitaba y me quiere tanto, que está dispuesto a ponerle su nombre para que el fruto de nuestra lujuria no sea llamado bastardo, aunque usted y yo sabemos que sería lo más apropiado, pues ese es vuestro segundo nombre.
No espero que intente buscarnos pero si su orgullo de nuevo gana la pelea sobre el sentido común, le pido que no lo haga, pues ya fue con mucho trabajo que decidí no deshacerme de el bebe en su momento, pero aún estoy a tiempo de hacerlo si acaso lo veo lo suficientemente cerca de mí. Obviamente tiene mi palabra que mi familia jamás se enterara de esto, pues no quiero afectar las relaciones entre Asgard y Grecia y también de que jamás se le pedirá un solo céntimo para su manutención, pues legalmente jamás será nada suyo.
Atentamente.
Fler"
Camus abrió el sobre y vio lo que Fler le decía. Volvió a leer la carta antes de que su cosmo se encendiera al máximo y golpeara varias rocas, lanzara varios rayos congelantes a diversas partes del mundo y gritara de rabia. Milo salió corriendo a contener a Camus antes de que otra cosa pasara tomándolo por atrás y todos demás caballeros salieron de sus casas para tratar de ver que era lo que sucedía más arriba.
- Camus, hermano, contrólate por favor! – decía Milo forcejeando con el
- Suéltame o a ti también te toca! – le respondía Camus dejando caer el sobre
Shion se tele transportó de inmediato.
- Que sucede aquí? – decía al patriarca en forma tranquila mientras Milo soltaba a un Camus que respiraba tan agitadamente que parecía que se le saldría el corazón – Milo?
- No lo sé señor. Estábamos… conviviendo tranquilos y de repente se puso así – respondió asustado – Creo que nunca lo había visto en ese estado.
Shion levantó el sobre que estaba a sus pies y antes de que Camus se lo impidiera leyó la carta y vio el contenido del sobre. Camus agachó la cabeza con ambos puños a punto de reventar a cada lado de su cuerpo todavía temblando de rabia.
Shion guardó el sobre y la carta y se dirigió a ellos.
- Vamos los tres a mi oficina – dijo transportándolos de inmediato.
Una vez ahí, les ofreció una silla para sentarse y a regañadientes Camus obedeció, pero su mirada parecía estar muy lejana.
Shion también se sentó y les comunico a los otros tres dorados que ya venían corriendo a través de sus cosmos, que no pasaba nada y que regresaran a sus casas pues la situación ya había sido controlada.
- Señor, con todo respeto, dígame lo que está pasando – pidió Milo preocupado por su amigo
Shion volteó a ver a Camus.
- Autorizas que Milo lo sepa?
Camus asintió por inercia y Shion le entregó el sobre a Milo, quien sin decir palabra leyó la carta y vio el sobre. Volteó a ver a Camus y comprendió todo. Le regresó el sobre a Shion y abrazó a Camus.
- Te ayudaremos hermano, no te preocupes.
Shion veía a Camus con simpatía. Entendía muy bien la rabia que sentía pues estaba en la misma situación que el 250 años atrás, con la diferencia de que él se lo había advertido. Las mujeres despechadas podían ser muy crueles cuando se lo proponían.
- Camus… - comenzó a decir
- Si el encuentro la mato! – exclamó Camus para sorpresa de Shion y Milo.
- Quiero suponer que entonces… no sabes dónde encontrarla – pregunto Shion calmadamente
- He intentado rastrearla con mi cosmos y no puedo. – dijo Camus entre dientes – Es como si se la hubiera tragado la tierra
- Y sin embargo el sobre esta fechado solo tres días atrás desde Argentina. – dijo Shion mirando el sobre – Se me hace muy raro que haya escrito desde ahí, pero nunca se sabe.
- Quiero permiso para ir a buscarla – exigió Camus
- No – exclamó Shion tranquilamente – Ya la buscaras cuando te toque salir de nuevo.
- Para eso faltan seis meses! – gritó Camus
- Si, y ella no se atreverá a hacerle nada a su hijo con tan avanzado nivel de gestación – aseguro Shion – Además, la carta la hace ver en extremo dolida y podría hacer cualquier cosa. Las hormonas de una mujer embarazada la hacen completamente inestable.
- Y por eso mismo la voy a encontrar y la voy a traer y encerrar en la mazmorra .hasta que él bebe nazca y…
Shion lo durmió con su cosmo y Milo respiró más tranquilo.
- No creí nunca tener que hacer esto con el más frio de los caballeros dorados – explico Shion – Pero se de primera mano que en este momento su rabia está mucho más allá de cualquier cosa que le podamos decir.
- Lo ayudara a encontrarla verdad? – pidió Milo
- Desde luego que sí. Los muchachos ya debieron haber llegado a Asgard. Me comunicare con Shaina para que averigüe si ahí saben dónde está Fler – dijo muy serio caminando hacia su mesita de servicio – Supongo que no lo dejaras solo verdad?
- Claro que no. Camus es capaz de cualquier cosa. – contesto Milo
- Lo sé. Haz un poco de este te – le dijo entregándole una bolsita – Cuando despierte dáselo. Lo calmara un poco, pero no lo dopara. Tardó demasiado y ahí están las consecuencias.
Milo asintió.
- Yo también se lo dije. Le dije que la buscara pero es necio maestro! – se quejó Milo
- Y cual de ustedes no lo es? – dijo Shion muy serio.
- Enviare un mensaje a Samira diciéndole que me quedare aquí arriba con Camus.
- Si necesitas que te releven dile a Aioros o a Aldebarán – dijo Shion – No creo que Kanon sea de ayuda en este momento.
- Si señor – dijo Milo cargando a Camus – Menos mal que estas delgado hermano porque si esto le pasara a Aldebarán, me muero.
Estaba a punto de cruzar la puerta cuando Shion lo detuvo.
- Milo… ni una palabra de esto a nadie – le pidió.
Milo asintió y salió con su amigo en hombros rumbo a casa de Camus y Shion se dejó caer abatido. Había sucedido exactamente lo que había predicho y no había podido hacer nada para evitarlo. Le envió un mensaje de texto a Shaina pidiéndole averiguar el paradero de Fler sin decirle el motivo y se sirvió un poco de té caliente del mismo que le había enviado a Camus. Apenas llevaba el mismo sorbo, cuando le entró una llamada.
§ Diga?
S Shion! Soy Shura!
§ Shura! Como estas?
S Necesito su ayuda
§ Claro. Dime.
S Necesito ir a la Isla Spitzbergen de inmediato. Tengo razones para pensar que Zita estuvo ahí y su abuelo sigue ahí. Es una misión de rescate
§ Estás seguro?
S Si. El tip me lo enviaron anoche pero hasta hoy revisé mi celular. Es urgente.
§ Dame cinco minutos y voy por ti.
S Yo esperaba que me enviara a Mu. Usted tiene muchas cosas que hacer.
§ Cinco minutos dije!
S Está bien. Gracias. Lo estaré esperando.
Shion colgó el teléfono y rápidamente fue a cambiarse por ropa más abrigadora. Sacó de su closet una mochila ya preparada con artículos para emergencia y llamó a Aioros a través de su cosmo dejándolo al frente. En cinco minutos exactos suspiró y fue donde Shura. Ojala y pudieran llegar a tiempo.
Julio 4, 5.15 pm.
Palacio Valhala,
Asgard, Noruega.
Shaina salió de la cuarta joyería sin encontrar ninguna información relevante de la joya que buscaba para Shion. Quien hubiera pensado que en ese lugar tan pequeño los talleres, sobre todo de tallado de zafiros, hubieran prosperado en los últimos 5 años. Aún le faltaban casi 10 de investigar, pero el mensaje de texto que había recibido de Shion, la había desviado un poco de su investigación y se dirigió hacia el palacio.
Debido a que ni Hilda ni Siegfried estaban en el palacio, Thor la recibió en la oficina de Siegfried:
- Bienvenida Shaina de Ofiuco. A que debemos el honor de la visita del Sanbocho del Santuario Ateniense por este lugar?
- Vaya que corren rápido los chismes – bromeó Shaina
- Espero que no sea una visita oficial, ya que ni la Señora Hilda ni Siegfried se encuentran en Palacio – dijo Thor con una sonrisa amable
- Pues… no. Es un… asunto más bien personal sabes? de hecho ando intentando encontrar el paradero de una joya… familiar y el rastro me trajo hasta aquí.
Thor la miró un poco desconfiado.
- Te dejan salir de tus obligaciones para ir únicamente a buscar una joya? – preguntó
- Si, siempre y cuando pasara a presentarles mis respetos primero – dijo Shaina sonriendo – Pero desgraciadamente me dices que ni Siegfried ni Hilda se encuentran. Tal vez puedo entonces dejarles mis saludos con Fler. Ella si está en casa verdad?
- Que te hace pensar eso?
Shaina parpadeó sorprendida
- Bueno si salió puedo esperarla.
- La señorita Fler ha decidido que quería viajar y no ha regresado desde entonces. – dijo muy serio – No creo tampoco que lo haga pronto.
Shaina intentó verse lo más tranquila posible.
- Qué pena! Supongo que entonces pasaré de largo sin ver a ninguno de sus gobernantes. – dijo
- No. Si regresas mañana como a esta hora, es casi seguro que la señorita… digo, la señora Hilda y Siegfried ya hayan regresado – dijo Thor – Aunque mejor no. Van a estar muy cansados. Mejor pasado mañana.
Shaina asintió con la cabeza.
- Eso sería genial. Muchas gracias. Por cierto… para no haber dado la vuelta en vano, me dijeron en una de las joyerías, que aquí se guarda el registro detallado de lo que hace y no los orfebres, talladores y joyeros de Asgard desde hace cientos de años – dijo Shaina.
- Eso es correcto – contestó Thor – En la biblioteca se encuentran los archivos exactos, separados por categoría aunque por costumbre, no se pueden mostrar los archivos de los últimos 50 años. Eso es prerrogativa de nuestros mandatarios por la cuestión de impuestos, pero si te puedo mostrar lo demás
Shaina se levantó de su asiento.
- Es una suerte que requiero archivos de hace 250 años atrás – exclamó – Espero no sea mucha molestia que me dejes revisarlos.
- Para nada. Sera un placer. – dijo levantándose – en el camino me puedes decir como están Seiya y compañía.
Shaina lo siguió por el pasillo que llevaba hasta la biblioteca mientras le contaba lo que sabía de ellos, aunque internamente se preguntaba por qué Fler no habría regresado a Asgard y como podría hacer para saber de su paradero como se lo había pedido Shion.
Julio 4, 5.20 pm.
Taberna de la Posada,
Asgard, Noruega.
Aioria entró a la Taberna muerto de hambre. Iba a tomar una cerveza y subir a descansar pero al ver que Mu estaba visiblemente aburrido leyendo un libro con una cerveza de raíz frente a él, por lo que le hizo una señal al tabernero para que le sirviera de comer y fue hacia allá.
- Hola Mu. Pareces muy divertido. No me invitas?
Mu cerró su libro.
- Como te fue en tu primer día?
- Bueno… - Dijo Aioria abriendo una mini libreta donde tenía sus anotaciones: 1.- Traición Afro- Shaka 2.- Rescatar Diosa niña 3.- Llevar a Ikki al santuario – Pues… bien. Tengo suficiente información para una de las cosas que debo hacer y me faltan 2.
- Supongo que es bueno. – dijo Mu – Regresaremos rápido a casa.
- Tienes un poco de prisa?
- Algo. – Contestó Mu – Tengo a una chica que… - de pronto volteó y se detuvo.
Aioria vio como la expresión de la cara le cambiaba.
- Que pasa?
- Siento la presencia de Shion muy cerca de nosotros – dijo Mu – No está en Atenas.
- Está aquí en Asgard? – preguntó Aioria extrañado.
- No. Pero si está en Noruega. Te molesta si voy a ver si necesita ayuda?
- No desde luego que no. Ve. Te encargo mi libro? No lo quiero perder.
Aioria asintió y Mu desapareció en el aire justo antes de que llegara el tabernero con su comida.
- Ahhh está aquí en busca de una chica verdad? – dijo el tabernero poniendo el plato frente a el – aquí tenemos unas chicas muy guapas, pero no son fáciles de que caigan.
- Por qué cree que estoy aquí para eso? – preguntó Aioria de buen humor – Tan desesperado me veo?
- Lo digo por el libro que está leyendo señor – dijo guiñándole un ojo.
Por primera vez, Aioria le puso atención al libro de Mu: Buscar mejorar su relación de pareja para tontos.
Julio 4, 5.30 pm.
Isla Spitzbergen,
Mar Ártico, Noruega.
Shura y Shion caminaron desde donde se tele transportaron hasta llegar a una intersección donde los caminos se dividían en tres: Los tres caminos llevaban al norte, pero en dos de ellos se iba hacia el mar y un tercero hacia el campamento de Spitzbergen.
- Kanon dijo que tendrían a Zita en un lugar muy cercano al mar de manera que estuviera rodeada y no pudiera escapar. – observó Shura
Shion sacó el celular y vio los mapas.
- Los tres caminos llevan a lugares así – dijo Shion para mala suerte de Shura – Pero se nota que ha nevado. Sus huellas no se ven por lo que o no alcanzó a llegar a la intersección o estamos en el lugar equivocado.
Shura se puso a ver el mapa en el celular. Mu llegó en ese momento.
- Maestro! Se encuentra bien?
- Mu! Que haces aquí? – preguntó Shion tranquilo y sin ningún asomo de sorpresa
- Lo sentí cerca y creí que podría necesitar ayuda. Shura! Que haces aquí? Creí que…
- Estamos en una misión de rescate Mu y te necesitamos – dijo antes de que Shion dijera algo – Yo voy a la derecha, Mu… tu a la izquierda, Shion al centro. Omar no es tonto. Se quedaría en el camino sobre todo si no conoce el lugar. No sabemos si tiene o no forma de sobrevivir o si hemos llegado demasiado tarde.
Mu se puso en alerta y asintió. Shion sonrió y también asintió.
- Ahora… Omar es una persona que pasa los 60 cabellos canos, español, 1.75, obviamente no sé cómo va vestido pero es un hombre muy inteligente.
- Ok. Omar que? – pregunto Mu
- Omar Raúl Mendoza. – contestó Shura
- De acuerdo Shura. Vamos ahora antes de que anochezca – dijo Shion tomando camino – Usen sus cosmos para avisarnos cuando lo encuentren.
Los dos asintieron y los tres se echaron a correr en el camino que les tocaba.
Pasaron como más de 90 minutos antes de que Shura viera algo de color a lo lejos. Estaba comenzando a anochecer, pero no se estaba equivocando. Sacó su celular para utilizar la luz y ver el camino sin perderse. Por un momento perdió el objeto de vista y pasó de largo. Regresó unos metros y vio un montículo de nieve hacer un movimiento casi imperceptible, por lo que se regresó hacia el lugar. Alumbró el lugar y vio el cuerpo inerte de Omar hecho un ovillo junto a una fogata apagada y cubierto de nieve. Llamó a Shion y Mu y corrió hacia Omar. Estaba congelado de pies a cabeza a pesar de que estaba bien abrigado. Ese era el objeto de color que Shura había visto.
- Lo encontraste? – pregunto Mu llegando al mismo tiempo que Shion corría hacia Shura.
Shion le revisó los signos vitales y miró a un asustado Shura.
- No está muerto verdad? – preguntó con voz apenas audible.
- No, pero está a punto. – Dijo Shion envolviéndolo en su propia chamarra, en las mantas que había traído y posteriormente cargándolo y encendiendo su cosmo al máximo – Mu! Shura! Síganme! – Dijo desapareciendo con Omar en brazos.
Mu tomó a Shura y siguió el rastro de Shion hasta el hospital más cercano en Svalbard. Omar no tenía tiempo para llegar a ningún otro lugar.
En cuanto llegaron, los médicos acostumbrados a tratar con ese tipo de rescates, le cortaron la ropa y lo metieron de inmediato a una tina con agua caliente con la esperanza de evitar la congelación que ya había comenzado. Tiempo después, al ver una reacción positiva en sus signos vitales, decidieron pasarlo a terapia intensiva para seguir monitoreándolo.
Al ser el familiar más cercano en ese lugar, los médicos dejaron pasar a Shura, quien tomó la mano aliviado, de patriarca de la tribu que le había dado la bienvenida cuando más lo necesitaba.
- Shu… Shura? – dijo al despertar viendo quien estaba a su lado
- Si Omar… estoy aquí – dijo
- Sálvala… antes de que sea… demasiado tarde… - dijo haciendo un esfuerzo.
- Omar! Dime… le han hecho algún daño? Están Zita y el bebe bien? – pregunto Shura ansioso
Omar asintió.
- Está bien… pero tienes que… salvarla.
- De quien Omar? De quien! – dijo desesperado.
Omar lo miró con tristeza en sus ojos.
- De ella misma.
