Capítulo 2

Uniendo Dimensiones (parte 2)

—No te confíes tanto, Naraku —proclamo una voz. Naraku volteo para ver de quien se trataba, aunque ya sabía la respuesta, al igual que sabía, que era demasiado tarde para evitar lo que vendría. Lo único que observo al voltear, fue una flecha sagrada que ya le había impactado; la flecha atravesó el campo de fuerza del demonio, destruyo los brazos del mismo y la perla cayó al suelo, rodando hasta los pies de Inuyasha.

— ¿Quién fue capaz de atravesar mi campo? —no podía evitar preguntarse en sus pensamientos, a pesar de que ya sabía la respuesta, no quería aceptarlo.

Como si terminara los pensamientos de su amo —es esa sacerdotisa —Kana era inexpresiva como siempre.

—Ki… kio —tartamudeo Inuyasha. Observaba como Kikio salía de las sombras, tanto Naraku como el hibrido, en ese momento compartieron un pensamiento. "no era posible la aparición de Kikio en tan inoportuno y afortunado momento"

—Kikio, ¿Qué haces aquí? —pensaba Kagome, tan sorprendida como los presentes.

— ¡Inuyasha, dale la perla a Kagome! —Algún plan tenía la Sacerdotisa— date prisa —tuvo que agregar al ver al hibrido inmóvil.

Inuyasha por fin reacciono, en unos instantes que para él, fueron horas de pensamientos, logro tomar la perla del suelo y entregarla a Kagome. Naraku se acercó, sorprendió a Inuyasha con la guardia baja; lo tomo del cuello, lo despojo de su espada y lo arrojó al suelo. Naraku alargo sus dedos y como estacas afiladas, clavo a Inuyasha al suelo, lo atravesó por las palmas, el torso y los pies. El joven hibrido grito.

—Kagome, escapa por el pozo —indico la recién llegada Kikio. Kagome observaba a Inuyasha, en el suelo, escuchaba a Kikio— estarás a salvo, Naraku no puede pasar por ahí, recuerda que tu e Inuyasha son los únicos que pueden viajar —daba a conocer su plan.

—No —se negó Kagome— Inuyasha me necesita —con voz quebradiza, observaba al joven hibrido en el suelo, comenzó a ver todo cristalino y borroso, las lágrimas se presentaba en sus ojos.

—Naraku, no puede tener la perla o todo estará perdido —Kikio trataba de hacer entender a Kagome— tu eres la nueva protectora de la perla —alzaba la voz, algo poco… no, algo nunca visto en Kikio— ¡es tu prioridad, incluso sobre nuestras vidas!

—No, sé que puedo ayudar —se decía así misma, más que para los demás, con la perla entre las manos y apretándola contra su pecho, las lagrimas ya no eran un secreto de sus ojos.

—Kagome, Kikio tiene razón, tienes la perla —se escuchó Inuyasha, levanto la cabeza y observo a Kagome a los ojos. Ambos se pudieron aprecias claramente, incluso a la distancia a la que se encontraban— ¡Escapa!

Kagome noto la desesperación en ese último grito de Inuyasha, Las lágrimas ya invadían sus ojos, deslizaban su cara— perdóname —fue lo único que dijo, en un tono rasposo y de susurro.

Naraku, que incluso después de dejar fuera de combate a Inuyasha, seguía atónito por la presencia de Kikio, salió de ese trance y tomo acción sobre lo que sucedía— no escaparas —volteo y observo a Kagura.

Kagura estaba distraída por todos los últimos sucesos, por un momento permaneció inmóvil. Después ella y Naraku fueron por Kagome. Kikio disparo una flecha; trazando una línea entre los demonios y la estudiante, logro que no pasaran de ese punto, tomo otra flecha y disparo una vez más, pero esta vez fue interceptada por Kana. Kana que hasta el momento no había tenido presencia en la pelea y solo se mantenía al margen, comenzó a cumplir su papel. La Flecha fue absorbida por su espejo, después volvió a salir disparada pero de vuelta a su origen. Kikio para esquivar, se arrojó al suelo. Kagome ya había llegado al borde del pozo, con la perla en mano, salto dentro. Kagura y Naraku aparecieron por los aires, arriba del pozo, "fuujin no mai" y cuchillas de viento atacaron a la joven dentro del pozo, al mismo tiempo Naraku arrojo una esfera roja de energía negativa.

Kagome aún no tocaba el fondo del pozo y a su vez estaba cayendo sobre su espalda, observando los ataques dirigidos a ella. Por simple reflejo interpuso las manos delante de su cuerpo. Esta acción fue la causa. En el último instante, cuando la joven era transportada y antes de que desapareciera, todo el impacto y fuerza de esos ataques cayeron sobre la perla, al cruzar el pozo del tiempo y viajando en un lapso entre mundos, en lo que ella describía como un túnel, parecido a un cielo nocturno y estrellado, la perla comenzó a brillar; la luz era cegadora, aun así iba en incremento, una intensidad que nunca antes había emitido aquella joya, la joven no puedo evitar cerrar los ojos debido a la intensidad. Una explosión se produjo, el origen, la perla de Shikon. Con la fuerza que se produjo Kagome fue arrojada fuera del pozo, callo aturdida por los sucesos del viaje, con los ojos cerrado salía de ese estado, abriéndolos lento y ajustándose a la luz del entorno. Fue invadida por el terror, se encontraba a los pies de Naraku y Kagura— ¿Cómo es posible? ¿Por qué no estoy en mi época? —eran las preguntas de sus pensamientos.

—Dame la perla —ordeno Naraku sin ninguna intención de repetirlo. En ese momento del pozo una luz negra fue disparada, llegaba a lo más alto en el cielo, como un láser ininterrumpido. Un resplandor rosado salió en esa luz a toda velocidad— ¡la perla! —el demonio fue tras ella a toda velocidad, detrás lo siguieron sus subordinadas, ambas arriba de una pluma del viento.

Al mismo tiempo, nunca nadie se hubiera imaginado los acontecimiento que esto desencadeno. En otras dimensiones, el mismo fenómeno afectaría; un pozo de agua en un lugar desconocido y un hoyo en el suelo en un bosque nunca antes visto, ambos en ubicaciones distintas, no, en mundos distintos. ¿Por qué paso eso? Tal vez nunca nadie pueda responderlo.

—Inuyasha ¿te encuentras bien? —preguntaba la joven mientras se dirigía al hibrido.

—sí, solo quítame estas cosas y me levantara —señalaba mientras forcejeaba— ¿Qué haces aquí? ¿Qué fue lo que paso? ¿Por qué regresaste?

Kagome toco las extensiones del cuerpo de Naraku, las que mantenían inmóvil a Inuyasha, al tacto se hicieron polvo, los poderes sagrados de Kagome eran evidentes— te explico después, pero ahora debemos irnos, ¿Dónde está Kikio? —volteo y no pudo visualizarla por ningún lado.

Inuyasha se levantó, se inclinó para que Kagome se subiera en su espalda y comenzó a correr— es probable que se marchara durante el disturbio, debemos ir por Miroku, Sango y Shippo —se quedó pensativo unos segundos— además de desalojar la aldea, ahora que Naraku tiene toda la perla es más peligroso.

Kagome tenía pensamientos por aclarar, lo que vio en el interior del pozo fue dudoso, acaso sus ojos la engañaron— de eso mismo quiero hablarte, paso algo extraño —llegaron con sus amigos, seguían inconscientes. Inuyasha tomo a Sango y Miroku. Kagome ayudo con Shippo y Kirara.

— ¿Qué paso? —pregunto el zorrito desconcertado.

—No hay tiempo enano.

Llegaron a la aldea, alertaron a todos, Kaede y el resto de la aldea comenzaron a movilizarse. Justo en ese momento Naraku alcanzaba la perla aun en movimiento, de no haberla tomado es posible que nunca se detuviera.

— ¿Qué es esto? Es tan solo la mitad de la perla —pensó en que momento le pudieron hacer esa jugarreta— esa niña, ella debe tener el reto —se disponía a volver a aquella zona

—Los crees tan tontos como para espérate ahí —expreso Kagura

—Kana, localízalos, ¿Dónde están? —ordeno el demonio

—No lo sé, por alguna razón el espejo no responde.

— ¿Qué? Kagura, regresa y ve que encuentras.

—Como ordenes —se resignó la demonio de viento y regreso.

Naraku fue testigo de cómo en ese momento, el espejo de Kana se volvió obsoleto y sin previo aviso, este se volvió nada más que pedazos. Kagura al llegar donde se le había ordenado, solo encontró un aldea vacía "ahora se enojara conmigo, como si esto hubiera sido mi idea" eran sus pensamientos. Al volver no hubo necesidad de contarle a Naraku, él podía leer sus mentes desde siempre— son unos estorbos, aléjense de mis vista si no quieren morir —amenazo a las dos demonios— Kikio una vez más arruinas mis planes.

En un sendero, una multitud asustada es escoltada por Inuyasha y sus amigos.

—Kagome, no te preocupes, los aldeanos se refugiaran en otra parte, pero ahora explícame, ¿Qué fue lo que paso? —Inuyasha no dejaba de caminar.

—Inuyasha tiene razón, señorita Kagome, es un hecho que nos tiene en suspenso —hizo segunda el monje, la mayor parte de su cuerpo se veía vendado y con curaciones.

Kagome ordeno sus ideas y comenzó con su relato— Lo que se vio, lo que salió disparado de la luz negra, solo fue la mitad de la perla, aun no sé qué paso, pero la otra mitad —pensó bien las palabras que usaría— creo que quedó atrapada, entre este tiempo y mi época, entre dimensiones.

—Entre dimensiones —Inuyasha levanto la cabeza y observo el cielo sin dejar de caminar, observo a lo lejos el horizonte, como el cielo y la tierra parecieran tocarse, pero esto nunca pasaba— en ese caso será imposible recuperarla.

—Aun así, debemos investigar sobre el tema, si existe algún método, averiguarlo —Miroku analizaba la situación— recuerden lo que paso con el fragmento que estaba en los límites de este mundo con el otro, en apariencia era imposible de obtener, aun así Naraku encontró la forma.

— Creo que esto es mi mal presentimiento —dijo Kaede, quien apenas se integraba a la plática—, y es solo el inicio, puedo estar segura.

—Como sea, lo que venga lo afrontaremos juntos —anuncio Kagome, causando una sonrisa en sus compañeros y trayendo la esperanza en ese momento— ¿no es así? Inuyasha.

—Así es, mientras estemos juntos, no dejaremos que Naraku se apodere de la perla —Inuyasha estaba muy seguro de sus habilidades y aunque no lo decía, también de las de sus compañeros.