Capítulo 194

Agosto 13, 10 am.

Templo Principal

Santuario de Athena, Grecia

Aioros estaba casi quedándose dormido sobre los pergaminos que estaba estudiando en la biblioteca. Ninguno de los de la Elite habían podido dormir bien debido a lo acontecido la noche anterior.

Shaina lo veía desde el arco de la puerta e intentó no hacer ruido, pero sus tacones la delataron y Aioros se incorporó por completo.

- Lo siento Shaina, no le digas al maestro. – se disculpó el angelito

- Decirle que?

- Que me estaba quedando dormido en horas de trabajo. – aclaró Aioros

- No te preocupes. No creo que tenga ánimos de reganarte de todos modos.

- Sigue deprimido? – preguntó preocupado.

- Pues ya ni se. Lo de ayer lo sacó de su letargo pero…

- Dejen de hablar de mi a mis espaldas – Dijo Shion entrando por la puerta haciendo que Shaina frunciera sus hombros esperando el regano – Tengo derecho a estar como yo quiera.

- Si maestro. – dijo Shaina dándole la espalda escondiendo el pergamino que traía – Lo siento.

- Lo sentimos ambos. Solo estábamos preocupados por usted. – dijo Aioros

- Pues gracias por su preocupación, pero me gustaría más que ayudaran a dar soluciones a los problemas y no solo que se queden viendo como me vuelvo más loco. – dijo Shion en un tono serio.

Ambos se quedaron callados pero estaban pensando lo mismo. Shion necesitaba desfogar su energía de una manera…

- Shaina! Te repito por milésima vez que puedo leer tus pensamientos!

- No entra eso como invasión de la privacidad? – se defendió ruborizada por lo que estaba pensando.

- Y eso no incluye también mi vida sexual?

Aioros comenzó a reír y bromeó.

- Por qué no se dan de topes mejor como buenos borregos? Jajaja

- Aioros! – exclamaron los dos

Los tres iban a comenzar a alegar cuando Sammy comenzó a gritar desde el pasillo.

- Maestroooo!

- Aquí! – contestó Shion haciéndole una señal de advertencia a los dos para cortar con el tema so pena de desatar su furia.

Los dos niños traían arrastrando dos cajas bastantes grandes. Shaina fue la primera en acercarse.

- Ahora que están haciendo traviesos.

- Reciclaje! – exclamaron ambos

- El maestro nos dejó buscar cosas en el Sótano para ver que podemos reusar o regalar – dijo Kiki

- No llegamos ni a la mitad de ese cuarto Shaina - dijo Sammy - Es enoooorme

Shaina se agachó a ver, haciendo que se le cayera el manuscrito que estaba escondiendo y Shion lo recogiera.

- Escondiéndome cosas Shaina?

- Mmm…. No exactamente. Solo lo iba a entregar más tarde…

- Más tarde cuando?

- Después de almorzar que es cuando esta de mejor humor.

Shion abrió el pergamino. Hera anunciaba la llegada de su nuevo avatar al Santuario a través de Star Hill. Según el pergamino, Shion ya conocía al Avatar y ella llevaría instrucciones precisas de cómo hacer las cosas.

- Bueno – dijo Shion enrollándolo – Ya tenemos fecha para la llegada de Hera, por lo que debemos estar listos.

- Daremos las instrucciones pertinentes y estaremos listos. – dijo Shaina – Mientras puedo curiosear?

- Adelante. Yo también quiero ver que encontraron. – contestó Shion curioso

Aioros les hizo tercia agachándose a ver y los niños comenzaron a sacar cosas.

- Encontré esto - dijo Sammy mostrándole una cobijita rosa.

Aioros enseguida la reconoció.

- Es una de las cobijitas que usaba Saori de bebe. – dijo sonriendo

- Y esto? – dijo Kiki sacando un cojín en forma de pescado de color amarillo .

- Esa era la almohada favorita de Afro cuando era niño. – contestó Shion – Solía intentar ahogar a DM con el cuándo se enojaba.

Shaina sonrió al imaginarse la escena. Cuando ella había llegado, ellos ya eran mucho más grandes que ella y además no se mezclaban con caballeros inferiores en rango.

- Aquí hay unas cosas de vidrio que no sé qué son – dijo Sammy sacando un saquito de terciopelo azul cielo

Shion las tomó en sus manos.

- Las canicas de Camus. – declaró Shion mostrándosela. Todas de color azul y blancas tanto transparentes como opacas – Las compró para poder jugar con estos pequeños pedazos de hielo que todos los niños podían tocar. Desgraciadamente nunca las uso con sus amigos. Su naturaleza un tanto tímida y retraída las hizo solo guardarlas.

Los cuatro lo escuchaban atentos.

- Crees que bebe hielitos las quiera Shaina?

- Quien?

Kiki interrumpió metiendo la mano de nuevo en otra caja.

- También está esta cosa que se está deshaciendo de vieja – dijo Kiki con una bata de seda que en otra época hubiera sido amarilla pero ahora tiraba a ser color ocre.

- Como que era la camisa favorita de Dohko hace 250 años. No sé qué hace aquí – contestó Shion

- Pues como que el maestro subió de peso no? – criticó Shaina al ver apenas y a ella le quedaría

- La buena vida que se da –contestó Shion de buen humor – Más bien, crecieron sus músculos.

Sammy sacó muchas telas de buena calidad que estaban guardadas ahí.

- Con esto podríamos hacerle algo de ropa a las niñas – dijo Shaina doblándolas

- Yo quiero también! – exclamó Sammy

- Tú ya tienes mucha – contesto Shaina – Como vas con esas cobijitas que estabas haciendo?

Sammy corrió hacia su habitación para sorpresa de los tres y regresó barriéndose con su morral. Shaina le iba a llamar la atención pero Shion se lo impidió con la mirada.

- Ya terminé – dijo mostrándoselas – Pero no se a dónde entregarle su regalo a bebe hielitos!

- Te quedo muy bien Sammy! – dijo Shion – Deberás envolverla para que se la hagamos llegar.

- Si!

Sammy se encargó de volverla a meter y Shaina miró a Shion.

- Bebe hielitos… existe? – preguntó en voz baja

- Si

- Y cuando pensaban decirme? – dijo de nuevo entre dientes.

- No me corresponde a mi hacerlo – contestó Shion.

- Entonces le recomiendo que no lea mi mente porque voy a mentar madres hasta que me canse para no ahorcar a papa hielitos – advirtió Shaina en un tono que solo hizo a Shion sonreír.

- Miren! Los primeros papos de Aioria Jajaja – dijo Aioros sacando unos zapatos de charol blancos que se veían casi nuevos.

- Si los recuerdo. – dijo Shion sonriendo – Creo que fueron los 10 minutos más largos de su vida Jajaja

Solo Aioros entendió y rio junto a Shion. Los demás se les quedaron viendo.

- Cuenten el chiste – pidió Shaina

Aioros miro a Shion quien le hizo una señal afirmativa.

- Es que siempre había usado sandalias y… bueno. Haz intentado ponerle ropa a un gato? – dijo Aioros.

Sammy alzó la mano como si estuviera en clase.

- Yo! Intenté ponerle faldita a Miniña! – dijo

- Y que paso?

- La paramos y se dejaba caer de lado así! – Sammy hizo la pantomima como si fuera la gata y todos se rieron

- Pues igualito le pasó a Aioria. – dijo Aioros – Por más que intentábamos que caminara con ellos, se caía de lado y se quedaba quieto como si estuviera momificado.

Todos estaban riendo cuando Aioria entró.

- Permiso para entrar – dijo

- Pasa Aioria! Justo estábamos hablando de ti – dijo Aioros intentando sacarle una sonrisa a su hermano.

- Mas pareciera que se estuvieran burlando – dijo muy serio – Quería pedir permiso para salir del santuario unos días.

Los adultos hicieron silencio mientras los niños seguían sacando cosas para después mostrárselas. Los cuatro se alejaron un poco.

- Pero hermano… en tres días es tu cumpleaños! Queríamos celebrártelo!

Aioria hizo el intento de sonreír, pero los tres notaron que le costó demasiado trabajo.

- Sé que… - suspiró – Sé que tal vez hago mal con irme ahora después de lo que paso ayer pero… quisiera pasar mi cumpleaños con Mist. Según entiendo su cumpleaños es dos días después así que, ya que me perdí el primero, quisiera estar con ella en el segundo.

Shaina no contestó. Tal vez hubiera comenzado a reganarlo, o joderlo con lo de Lyfia o decirle que Marín llegaría en esos días también de no haber sido porque al igual que Shion y Aioros, sintió el cosmos y el ánimo de Aioria muy bajo y eso no era normal en él. Aioros miro a Shion con la súplica en la mirada y Shion a su vez miró a Shaina pidiéndole opinión en silencio.

- Creo que a la larga será benéfico para el ver a Mist en su cumpleaños, pues el juez vera que no tiene la intención de abandonarla y le interesa todo lo que pase con ella – dijo Shaina pensando imparcialmente – Podrías llevarte a Sammy esos días. Estoy segura de que ella quiere ver a Mist.

- Shaina… no creo que… - comenzó a decir Aioria volteando a ver a la niña.

- Si tienes experiencia con los niños, tal vez Lyfia se ablande y te la deje más seguido sobre todo si la niña tiene con quien jugar. No crees? – Intervino Aioros

- Ella no correrá peligro ahí pues nadie quiere enfadar a la diosa Freya. Además si usan el pasaje, te llevara unas pocas horas en llegar – dijo Shion -

Aioria se sonrojo un poco.

- En realidad pensaba pedirle a Mu que me llevara.

- Ya que no estarás aquí unos días, Mu es necesario al 100% y suspenderá su negocito con ustedes – dijo Shion

Aioria lo pensó un poco. Como siempre, el patriarca tenía razón.

- Está bien. Me la llevare. Solo serán unos 4, 5 días máximo. – dijo Aioria – Por cierto, mientras subía, la señora de Milo y Shura me han pedido que les pida permiso para salir de compras a Rodorio. Ya que quiero comprarle un regalo de cumpleaños a Mist, me ofrecí a acompañarlas.

Shaina sonrió y asintió.

- En seguida te doy los permisos. – dijo Shaina yendo a su oficina

- Gracias Lady Ofiuco. – contestó Aioria siguiéndola.

Aioros y Shion los vieron retirarse. Sammy le jaló la túnica a Shion.

- Maestro. Quien es ella? – dijo mostrándole un marco de plata con una niña de cabello verde y ojos esmeralda en una túnica griega blanca y unas mallas a una edad tal vez más joven que la misma Sammy tomada de la mano de alguien con una túnica azul marino a quien solo se le veía la mano izquierda.

Shion y Aioros la miraron e inmediatamente la identificaron. Era Shaina cuando recién había llegado al Santuario y estaba tomada de la mano del mismo Saga.

- Verdad que se parece a la del retrato de su closet? – volvió a preguntar Sammy.

Shion rápidamente guardó la foto dentro de su túnica.

- No. No se parecen en nada. Mejor enséñame que más encontraste que se pueda reciclar. Esa era la asignación.

Kiki le pasó a Sammy un bulto de lo que parecía ser una piel de borrego.

- Esto! – dijo Sammy – Para bebe borreguito!

Aioros lo extendió y se dio cuenta que era en efecto un disfraz de borreguito con cuernitos y todo e intentaba recordar porque estaría eso ahí, por lo que no se dio cuenta que Shion se había tensado y puesto serio. Bebe borreguito? De donde le había surgido la idea a Sammy? Definitivamente tenía que prender el reloj lo antes posible pero de preferencia después de que la nueva representante llegara al santuario y saber que era exactamente lo que planeaban hacer con el santuario y las familias que ya habían comenzado a vivir ahí.

Agosto 13, 8.30 pm

Hospital AHEPA

Ática, Grecia

Saga terminó la operación de anginas de la niña de 6 años y dejo el quirófano para que las asistentes la terminaran de cerrar. Volteó a ver el reloj del pasillo. Faltaba media hora para salir y tal como había quedado con Laura y debido a los sucesos de la noche anterior, ella iría por el para dirigirse juntos a su departamento. No podía negar que desde entonces estaba algo nervioso al sentirse algo inútil sin su cosmos pero no por eso cambio de opinión respecto a haberlo sellado: Estaba saliéndose de control y era mejor así.

Sabiendo que aún había tiempo y tenía un poco de sed, estaba cruzando emergencias para llegar hacia la cafetería cuando escuchó el sonido de una ambulancia llegar y los dos paramédicos salir corriendo de ella.

- Traigo a dos heridos de bala!- grito el primer paramédico al bajar la primera camilla

Saga, olvidando su sed, salió corriendo para ayudarle con la segunda camillas y meterlos para atenderlos.

- Que información tenemos? - dijo mientras les tomaba signos vitales y otro médico y varias enfermeras llegaban a ayudar.

- Riña entre pandillas. Dos trigueños entre 25 y 30 años con disparo en el abdomen y el pecho, con signos vitales estables, pero mucha pérdida de sangre.

- ok, ok – dijo el otro médico viendo a Saga – Llévenlo al cubículo uno y dos que están vacíos. Me ayuda colega?

- Desde luego. – contestó Saga.

Todo el equipo comenzó a correr algunos a ayudar a pasarlos, otros al banco de sangre, las enfermeras y asistentes por los equipos necesarios y se dividieron ya que ambas heridas eran igual de graves y estaban poniendo la vida de esos hombres en la cuerda floja.

Saga y su colega se encontraban atendiendo a cada uno de ellos para intentar salvarles la vida junto con sus respectivos equipos cuando afuera comenzó a escucharse muchos gritos de todos los que estaban en la sala de espera. Ambos doctores mandaron a uno de su equipo cada uno a ver que estaba pasando, y se escucharon tres detonaciones que hicieron que una de las enfermeras detrás de Saga se asustara y golpeara con su trasero el trasero de Saga inclinándolo hacia delante unos milímetros, lo suficiente como para que una de esas balas pasara zumbándole por la oreja de Saga y fuera a incrustarse a la pared en lugar de su cráneo.

- Al piso! Miren hacia el piso ahora! - gritó uno de los tres hombres pistola en mano que acababan de entrar a urgencias.

Todos ahí dejaron de atender a los heridos para obedecer excepto Saga, quien lo hizo a medias pues se puso a ayudar a una de las histéricas enfermeras a hacerlo. Otro de los hombres se acercó a los heridos, disparándoles una sola vez en la cabeza, ultimándolos sin remedio. Todas las mujeres alrededor comenzaron a gritar asustadas.

- Cállense todas ustedes! Hay suficientes balas para aquellas que o no se callen o nos miren la cara.

- No pueden controlarse. Están asustadas. – Reclama Saga abrazando a dos de las más jóvenes con la cara contra su pecho.

El hombre más cercano a él lo miró con furia y burla.

- Parece que salió uno de los valientes.

- Cállelas o las callamos nosotros – gritó otro de los maleantes.

Saga no perdió el temple.

- Ya... tranquilos... ya hicieron lo que tenían que hacer... nadie aquí los ha mirado. Si se van, nadie los va a perseguir.

El hombre más cercano a Saga lo miró a los ojos y lo apuntó con la pistola de lado estilo pandillero.

- Usted si nos ha visto – dijo arrebatándole a las dos enfermeras de los brazos y aventándoselas a sus compañeros quienes les apuntaron a la cabeza mientras el primero leía su gafete con una cara de satisfacción.

Saga voltea la mirada hacia los dos que amagaban a sus compañeras. Podía intentar quitarles las armas pero ellos podían herirlas en el proceso.

- No podemos arriesgarnos a que nos reconozca con la policía matasanos – dijo clavándole la boca del canon en la frente a Saga.

- Bueno, supongo que tuve una buena vida – dijo Saga sin pensar en las consecuencias.

El malhechor estaba apretando el gatillo cuando se escuchó otra detonación del otro lado de la sala y el tipo apuntándole a Saga, cayó al piso con una herida en un lado de la sien.

Ante esto, uno de los que mantenían amagadas a las enfermeras volteó para disparar al tirador y rozarlo en el brazo con el proyectil, a lo que el tirador desconocido aun, vuelve a accionar su arma dándole de una manera limpia en el medio de la frente. El tercer hombre, ya asustado por ser el único, arrojó a un lado a la enfermera y descargó todo su cargador contra el tirador anónimo. Saga, aprovechando esto, tomó uno de los bisturís de la charola y la lanzo como cuchillo al malhechor, quedándosele clavada en el cuello haciendo que el hombre tire su arma para intentar sacarlo.

- No lo sa…! – comenzó a gritar Saga mientras veía como el hombre al sacar el bisturí, se cortó a si mismo la aorta, lanzando como fuente un chorro de sangre y cayendo muerto.- que…!

Laura vio caer al tercer hombre y a Saga ir a tomarle los signos vitales mientras los que seguían cerca corrían hacia otras salas para resguardarse en caso de más problemas. Laura se acercó a Saga sin dejar de apuntar hacia los cuerpos y separando las armas de sus manos. A pesar de estar asustada como se le veía en la mirada, estaba en modalidad de policía, por lo que cuando llegó hasta allá Saga solo le sonrió:

- Buena puntería dulzura.

- Amor…– dijo mientras veía la cara de uno de los malhechores - todos tienen que salir aquí pero ya!

- Por qué? Ya paso el peligro.

- No. Falta uno. Estos siempre andan en grupo de 4. – aclaró Laura.

- Y estas tu sola?

- Quedamos de vernos aquí. Ya termine mi turno… - le hacía señales a todos de largarse de ahí al mismo tiempo que les mostraba su placa.

Pronto la sala se quedó completamente vacía a excepción de ellos dos. Saga iba a comenzar a revisarle la blusa ensangrentada a Laura cuando se escuchó una voz y pisadas.

- Hey Skinny! Por qué tardan tanto? Terminaron el trabajo?

Al dar la vuelta a la esquina, vio los cadáveres de sus compañero y a Laura con el arma en la mano y tanto ella como él se apuntaron mutuamente.

- Idiotas! Ni para eso sirven! – dijo el cuarto hombre.

- Suelta el arma o disparo! – gritó Laura

Durante unos minutos, ninguno se movió y todo estaba en silencio, pero de pronto el celular de Saga comenzó a sonar en su bata y el tipo a ponerse nervioso.

- Saben que esto no se va a quedar así verdad? – el hombre hizo como que bajaba el brazo pero lo único que hizo fue disparar hacia el cilindro de oxigeno que estaba a pocos metros de la pareja haciéndolo estallar para darle tiempo a escapar.

Saga y Laura salieron volando contra la pared, rompiendo estantes, ventanas, volteando camillas, y quedándose aturdidos por unos minutos. El hombre, tal como lo había planeado, corrió hacia la salida pues ya se escuchaban a lo lejos las patrullas llegar.

Pasaron algunos segundos antes de que Saga se levantara aun aturdido con sangre escurriéndole por la frente buscando a Laura. La encontró sentada agarrándose la cabeza del otro lado de un montón de estantes. También tiene sangre a un lado de la cabeza pero por su cara, Saga supo que estaba desorientada.

- Dulzura estas bien?

- No. Me zumban horrible los oídos, y no me puedo parar. – contestó.

- Cuantos dedos ves? – dijo Saga revisando sus pupilas

- Uno y medio.

- Cerca – contestó Saga revisando ahora su cabeza – Creo que te abrieron una alcancía y tendrán que coserte.

- No. – contestó Laura – Yo solo quiero que me revises tú.

- No puedo. – dijo Saga mostrándole a Laura como le temblaban ambas manos – No voy a poder.

Laura lo vio a los ojos y vio que el también sangraba.

- Yo me reviso con alguien más si al mismo tiempo lo hacen contigo.- dijo

- A mí no me paso nada. – aclaró Saga sonriendo

- No me importa. Si no, no hay trato.

Se escuchó como se azotaron puertas, varios oficiales pistola en mano entraban y Saga solo subió las manos.

- Se encuentran bien? – les preguntó

- Si oficial. – contestó Saga

- Ahhh Teniente. Es usted. – le dijo guardando el arma – Sabe si hay más en otros pisos?

- No, ni idea. Por qué no van a ver mientras yo… – se toma un poco de sangre de la cabeza – Yo iré a que me arreglen esto.

El policía asintió y se fue con sus compañeros a asegurar el lugar y a comenzar a tomar testimonio a los asustados empleados de ese piso.

Saga levantó en brazos a Laura.

- Vamos a tener que ir a Pediatría porque está en el siguiente piso. Este definitivamente quedo hecho añicos – Dijo Saga viendo todo el relajo provocado por la explosión.

Aun podía escucharse pacientes y enfermeras histéricas, policías tratando de tranquilizarlos, niños llorando y gente dando órdenes por todos lados. Subieron por las escaleras hasta el área de pediatría, donde rápidamente dos de los residentes los pasaron a una sala para curarlos.

- me van a dar chupeta? – preguntó Laura mientras le limpiaban el área

- Yo te voy a dar chupeta de carne cuando lleguemos a casa. – dijo Saga con humor haciendo que los dos médicos que los atendieran se rieran e hiciera que Laura se sonrojara al reconocer la implicación de sus palabras.

- Pervertido! – vio como el mayor de los médicos preparaba una aguja para anestesiar el área e intentó bajarse de la mesa - así no se vale, además esa aguja se ve muy grande y fea

- oh vamos... lo mismo dijiste esta mañana y de todos modos lo disfrutaste – volvió a repetir Saga haciendo que los médicos dejaran de hacer lo que estaban haciendo para reírse a gusto.

- Estoy hablando de agujas! – reprendió Laura - yo odio las agujas!

Saga iba a seguir bromeando con ellos cuando se escuchó que alguien venia corriendo y la puerta del lugar se azotó al abrirse.

- Están todos bien? Que carajos paso allá abajo? – Gritó Kanon – Eso parece Zona de guerra.

Laura solo miró a Saga, momento que aprovechó el médico para ponerle la anestesia y Laura lanzó todo su repertorio de groserías.

- Ambos estamos bien Kanon. Un evento fortuito que terminó en tragedia para cinco pobres almas.

Laura aprovechó el descuido para saltar de la mesa y evitar que comenzaran a suturarla, pero con una sola mano Kanon la alcanzo al vuelo y la volvió a sentar.

- Por qué estás aquí? Estas algo lejos de casa.

- Estaba preocupado por lo de anoche y Shion me mando a ver como estaban y luego no contestaste el teléfono y me vine como rayo! – dijo Kanon en tono preocupado.

- Pues su instinto fue correcto. – dijo Laura aun tratando de eludir la aguja – Intentaron matar a Saga, luego a los dos y finalmente salimos volando por una explosión.

Kanon volteó a verla con el ceño fruncido.

- Aguantas una explosión y no soportas una aguja?

- Es que no quiero! el doctor tiene cara de asesino en serie con todo el respeto – dijo Laura

- Si bueno pues tu Dr. favorito está temblando así que no puede hacerlo y a menos que quieras que yo lo intente, aguántate. Por qué demonios te querían matar? – exclama Kanon cada vez más preocupado.

- Solo estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado – contestó Saga mientras terminaban de coserlo e iba hacia Laura para que lo abrazara y finalmente se dejara suturar.

- Como Puedes meterte en tantos problemas tu solo? - preguntó Kanon

Saga solo se encogió de hombros. El tampoco sabía por qué le estaba pasando todo esto. Fue entonces que Laura comenzó a sollozar contra su pecho.

- Le… le iban a volar la cabeza… snif snif

- En serio te ibas a dejar? Estas estúpido o qué? – gritó Kanon

- Nada más tantito – le dijo Saga haciéndole señales de que le cortara para no preocuparla más pero Laura le dio varios golpes con el puño en su pecho.

- Me ibas a dejar sola? Idiota!

- Si bueno. En ese momento no lo pensé. Además llegó la mujer maravilla a salvarme justo a tiempo - dijo Saga dándole un beso.

Kanon puso cara de fastidio.

- No empiecen por favor! Empalagan.

Saga le sonrió a Kanon

- Arriesgaría mil veces mi vida por ti de ser necesario – dijo Laura a Saga – Y por ti también Kanon aunque sé que no lo necesitas.

Kanon iba a decir algo, pero en ese momento tocaron a la puerta.

- Se puede pasar? – dijo El Capitán Kira con dos hombres de corbata que Laura los reconoció como de Asuntos Internos.

- Oh- oh – exclamo Saga – Pase. Ya casi terminamos.

Los dos de traje se acercaron a Laura.

- Teniente Gómez. Su arma de fuego por favor. – dijo el Capitán.

Laura se separó de Saga y se las entregó. Este la revisó.

- Arma de fuego con un cartucho en la recamara y 7 en su proveedor - dijo guardándola en una bolsa de embalaje y se la entregó a uno de los agentes.

- Buen desastre dejo haya abajo teniente. No podía dejar uno vivo para interrogarlo? – preguntó el otro hombre de corbata.

Saga solo voltea a ver a Kanon con expresión de yo no fui

- Lo siento. Mis planes eran salir con vida y sacar a mi esposo con vida también, no esperar a que nos metieran una bala entre ceja y ceja para ver si querían quedarse para que ustedes los interrogaran – Respondió Laura mordazmente

El Capitán, consciente del humor de Laura decidió intervenir.

- Teniente, usted y el doctor se encuentran bien?

El capitán mira a Saga y Kanon respectivamente. Saga le extiende la mano para saludarlo.

- Si Capitán. Gracias a la oportuna intervención de Laura no hubieron vidas inocentes que lamentar

- Eso está por verse – dijo uno de corbata cosa que por salud mental Saga ignoró.

- Capitán, le presento a Kanon mi hermano – dijo Saga.

El capitán le ofreció la mano a Kanon a modo de saludo.

- Mucho gustos. Capitán Lucius Kira

- Mucho gusto. Kanon Gemini.

- Teniente, la esperamos en el precinto para su informe. Esperamos no se demoren mucho – mencionó uno de corbata antes de darse la vuelta y salir.

El capitán suspira resignado.

- Tienen alguna herida de consideración? - preguntó el capitán

- Mmm... no. No mucho – Contestó Saga

- Me alegro. Doctor G por favor apenas terminen acá, los espero en la comisaria para escuchar su versión. Dejaré unos agentes afuera quienes los acompañaran con todas las medidas de seguridad pertinente. - Después el capitán se dirigió a Kanon - Señor Kanon, me gustaría que usted también los acompañara.

Kanon lo miró sorprendido.

- Pero yo no hice nada!

- No es porque usted haya hecho nada sino por su seguridad ya que según la información de testigos, querían acabar con la vida de su hermano y si eso es así usted también está en peligro por su parecido físico. Así que hasta saber exactamente qué fue lo que pasó, es mejor mantenerlos vigilados.

- Que, qué? No! Yo no quiero ir! – reclamó Kanon

- Kanon Cállate. Capitán estaremos ahí los tres. – Saga

- Pero, pero… – comenzó a tartamudear Kanon

- Los tres dije! – recalcó Saga.

- Por favor asegúrese también de llevar el parte médico de Laura. Lo voy a necesitar para los informes. - dijo el capitán dándose media vuelta y poniendo a 4 agentes para que los esperen en la puerta

El doctor que atendía a Laura comenzó a quitarse los guantes.

- Ya terminamos Señora y... no es que quiera evitar que le den una chupeta más... carnosa... más adelante, pero... – dijo sonriendo mientras sacaba una paleta de fresa de su bata- se las doy a todas mis pacientes por remilgosas que se hayan puesto. Ya pueden irse.

Laura sonrió mientras destapaba su paleta y la metía en su boca.

- Gracias, y lo lamento es que no soy muy dada a que me atiendan

- No se preocupe. Lidio con pacientes peores todo los días – dijo el doctor antes de salir con su colega.

Uno de los agentes entró al ver como los doctores salían.

- Disculpe teniente. Ya terminaron aquí? Podemos irnos?

Laura señaló a Saga y Kanon como diciendo pregúntele a ellos.

- Ya vamos pues. No me gusta que me estén jodiendo a cada rato. – dijo Kanon

- Ok. Vamos entonces – secundó Saga

Laura y Saga se tomaron de la mano y los 3 salieron escoltados por los cuatro agentes directo a un auto patrulla.

- Bueno... mandaré mensaje que llegare tarde – dijo Kanon sacando su celular enviando un mensaje a Shaina para que se lo diera a los demás.

Los tres montaron a la patrulla y esta arrancó hacia el precinto. Ninguno de ellos se dio cuenta que de hecho alguien los estaba vigilando. El tipo que había provocado la explosión estaba vigilando la puerta y de inmediato decidió reportarse. Sacó su celular y marcó el discado rápido.

E Informa!

X Su primer encargo se hizo a cabalidad señora. Ella ya tiene el llavero.

E Perfecto. Informare a mi superior. Y de lo demás?

X Uhhh hubo un problemita

E Que? No pudieron con un solo imbécil?

X Estuvimos muy cerca, pero la policía llego y acabó con mi equipo.

E Idiota! Que tan difícil era un solo maldito tiro! Así no me relacionaban.

X Lo siento señora. Podemos volverlo a intentar. No queremos defraudarla

E Tienes una sola oportunidad o te reunirás con tus compañeros de Curazao en el infierno.

X Gulp. Si… si señora pero… hay algo más.

E Mas?

X Son dos! No es solo uno sino dos! Gemelos. Los vi cuando salieron.

E Ya lo sé. Pero el objetivo es solo el que ahora es médico. El otro no puede ser dañado ni siquiera como colateral. Me escuchaste? Podría traernos demasiados problemas.

X Y la chica?

E Cual chica?

X La policía. La Esposa, novia, amante, meretriz o lo que sea. Con diferente ropa estoy casi seguro que es la misma que Henry llevó al negocio señora.

E Mmm… si puedes mátala también, si no me da igual. No me interesa ella sino el. Comprendido?.

X Si señora. Le avisare.

Desde El Cairo, Eris colgó el teléfono y se volvió hacia donde yacía el cuerpo sin vida de la que en vida hubiera sido su amiga más íntima. Aquella que le había cubierto tantas travesuras y que en una ocasión, habían hecho quebrar la sucursal del Hotel Olimpo en Hollywood, CA., únicamente para evitar que su padre tuviera más dinero y poder en represalia porque se había negado perdonarla y darle su lugar en el Olimpo.

Una de las únicas veces que recordaba que Keres había estado en su contra, fue aquella vez hacia más de dos siglos en los que reprobó terminantemente como Eris y Lucifer había vuelto al patriarca del santuario de Athena contra la doncella que poseía su corazón. Esa vez Eris había ganado tres esclavos y Keres, en represalia, los había dejado en libertad.

Unas lágrimas salieron de los ojos de Eris sin poder evitarlo y comenzó a hablar con ella como si pudiera escucharla.

- Sabes? A veces quisiera no ser la diosa de la discordia, pero no puedo evitarlo. Si, sé que me dirías que deje de pensar estupideces, pero acaso tú eras feliz como diosa de la muerte violenta? Recuerdo como me decías que querías ser mortal para casarte con Asmita y que querías ser amiga de esa castaña amante de las rosas y darle clases de cómo tratar a las mujeres al tipo ese del cabello verde pero a fin de cuentas - dijo luego de una pausa hablando sola nuevamente - tendré que dejarte. Prometo volver a visitarte y mientras viva, te traeré fotografías del rubio para que te acompañen y así pases menos aburrida en ese sarcófago tan lindo que tienes. Si en los próximos siglos me animo a dar a luz a una nena, te prometo que la llamare igual que tú, pésele a quien le pese. – comenzó a acariciarle la cara - Te extrañare, pero debo ir a arreglar cuentas con ese ateniense, aparte de amargarle la vida a Ares. No sé cómo se te ocurrió morir antes que mi sobrino se te declarara, pobre Anteros, te ama tanto y jamás tuvo el valor de decírtelo porque Afrodita lo tenía amenazado.

Tan metida estaba en sus asuntos que o escuchó que alguien venía detrás de ella.

- Eris - interrumpió Anubis - debes calmarte. Aun puedes venir para la sepultura. Esperaremos un poco más antes de iniciar el rito de momificación. Sabes quién era su esposo? Necesitamos traerlo pues según nuestras costumbres debemos sepultarlo al lado de ella.

Eris se limpió las lágrimas con un pañuelo desechable.

- Se llama Aleix, y según escuche es General marino de Poseidón, pero ella no querría que lo entierren con él. – aclaró Eris – Ella solo querría que el fuera feliz. Estoy segura.

Isis Jr., la joven diosa con la que se había peleado Keres y quien había sido la cómplice en esa aventura de Keres, la interrumpió.

- Además, no es como si estuvieran casados realmente. Ya te lo conté hermano, ella lo engaño. Y yo jamás registré la unión como se lo había yo dicho. – dijo

- El joven que secuestraron en Grecia?

- El mismo. Me dejas ir a hablar con él? – pregunto Isis.

Detrás de ella alguien la tomó fuertemente del brazo: Isis madre.

- Ni se te ocurra. – dijo la madre de Anubis e Isis – Por las tonterías de ustedes dos ya olvidaste como dejaron la esfinge? Ahora tengo que pagar por las peleas de verduleras de ustedes dos.

Anubis decidió ignorar la pelea entre su madre y su hermana.

- A donde iras ahora Eris? – preguntó a Anubis.

- Tengo que atender un asunto personal en Atenas y… comenzar a liquidar algunos negocios.

- Debes tener cuidado. Mis informantes dicen que Ares te está buscando.

- No me encontrara. – aclaro Eris – Porque aún no sepultaran a Keres? No es normal o si?

Anubis la llevó a un rincón de la habitación.

- Mi madre ha detectado un cosmos muy sutil en ella. – dijo – Posiblemente uno de los bebes aun este con vida y aunque no he podido tomar su alma, es como si esa criatura se negara a morir e incluso esta sanando el cadáver.

Eris lo miró con esperanza.

- Podría ser que ella vuelva a la vida gracias a ese bebé?

Anubis negó con la cabeza.

- No. Mientras más tiempo pasa, mas débil se vuelve. Mi madre calcula que antes de 3 días el bebé habrá fallecido también, pero siempre puede ocurrir un milagro.

- Es una pena – dijo Eris – Ella a pesar de todo estaba ilusionada.

- Si mal no recuerdo me dijiste que hay un video de lo ocurrido. Donde esta?

Por toda respuesta, Eris solo le entrego su bolso a Anubis donde al meter la mano, este sacó el disco duro que guardaba las grabaciones de seguridad de toda la residencia de Ares en Irak.

Anubis observo el disco duro y le dio un abrazo fraternal a Eris y despidiéndose se dirigió a su oficina para ver a solas como su hija había sido asesinada.

Eris sin mucho ánimo, abrazo a ambas Isis, depositó un beso en la frente de la que en vida fuera Keres y diciendo un "hasta siempre" abandono el hogar de los dioses egipcios para dirigirse a Grecia.

Agosto 14, 10 am

Coliseo

Santuario de Athena

Mu, Alde, Niv, Shura, Aioros, Milo y Camus veían desde el estrado del coliseo, al igual que algunos aprendices y soldados, las peleas de entrenamiento que tenía Kakyuu con algunos otros aprendices novatos y todas las maestras mujeres. Shaina había pedido permiso para hacerlo en ausencia de Marín, pues al día siguiente la niña tendría que tener su lucha final para finalmente intentar conseguir la última armadura disponible por el momento: La armadura de la Liebre.

La niña estaba bien entrenada y había estado rompiendo los traseros de los chicos novatos quienes se detenían un poco al ella ser mujer, pero eso cambio cuando Geist, Yulij, Junet, Kyoko y Mayura se turnaron para darle hasta por debajo de la lengua, intentando no lastimarla para que estuviera en condiciones al día siguiente pero haciéndole ver por última vez sus fallas y debilidades.

Los dorados veían a la chica dando su mejor esfuerzo aplicando lo aprendido con Marín justo como en su momento lo hizo con el caballero de Pegaso.

- Marín sigue teniendo su toque como maestra – dijo Alde a Niv quien podía ver el movimiento pero el de la chica muy tenue en comparación al de las maestras

- Para ser un simple entrenamiento le están dando con todo – dijo Mu

- Uy… y esto se pone cada vez mejor – Dijo Camus señalando hacia donde Shaina se quitaba la túnica para dejar ver su ropa de entrenamiento.

Todos los dorados se ruborizaron un poco al verla. Debido a que no estaba entrenando como antes y la buena vida que llevaba, el uniforme regular de Shaina se estiraba unos centímetros mas del frente amenazando con romper las cintas en el pecho y su leotardo en la parte de atrás quedaba un poco más metido en los glúteos que de costumbre. No fueron los únicos en notarlo. Todos los soldados se bajaron al menos un escalón para verla más de cerca y eso incluyó a Milo.

- Qué demonios crees que haces? – le preguntó Camus entre dientes

- Solo quiero ver la pelea mejor – refunfuñó Milo – Hace cuanto no la vemos combatir?

- Sí, Claro.

- Además, como que soy yo o su matrimonio le sentó muy bien?

Camus le dio sonoro golpe en la nuca a Milo para que pusiera atención, pero el combate entre Shaina y Kakyuu no duró mucho. Shaina no le estaba teniendo ninguna consideración a la chiquilla. Atacaba con todas sus garras y en las gradas había mucho silencio. Milo tenía razón en eso. Desde que la habían subido de puesto, ella no había entrenado así con nadie y Kakyuu no había dejado de tenerle miedo a Shaina. Shaina dio por terminado el entrenamiento cuando sus uñas quedaron peligrosamente cerca de Kakyuu sin que la niña pudiera defenderse.

- Suficiente espectáculo por hoy – dijo Shaina ayudándola a levantarse – Ve con Geist a que te cure esos rasguños y come algo. Te veo en la playa en una hora.

- Snif Snif Si Lady Ofiuco – dijo Kakyuu corriendo con Geist quien ya estaba preparada para recibirla.

Mayura le dio una botella de agua a Shaina y una toalla.

- No fuiste algo dura?

- Tal vez, pero su contrincante no le va a tener compasión – dijo Shaina

- Oye… - dijo Junet – Ya desquitaste tus ansias asesinas?

- Un poco.

- Estas cansada?

- No mucho

- Lastimada?

- Para nada. – contestó Shaina – De cuando acá tanta preocupación?

- Para ver si puedo decirte que engordaste un poquito sin que intentes matarme – dijo Junet quien al comprender que de hecho lo había dicho se alejó algunos metros.

Shaina la volteó a ver con ganas de matarla pero Mayura se la llevó de ahí.

- Jiji que ovarios tienes Junet – dijo Yulij en tono de burla

- Pero dijiste lo que todas pensamos jiji – contesto Kyoko

- Soy camaleón muerto verdad – suspiró Junet mientras sus dos compañeras asentían con la cabeza.

Mayura se llevó a Shaina a un lado.

- Antes de que comiences a gritar y patalear, no estas gorda. – dijo Mayura – Embarneciste que es normal a esta edad. No puedes lucir igual algo a los 16 que a los 21.

- Segura? Ya no puedo entrenar igual y paso más tiempo sentada

- Si bueno y ahora comes mejor. – reafirmó Mayura – Pero para la cantidad de escalones que subes y bajas todos los días, mejor te hacemos un nuevo uniforme con tus nuevas medidas. Solo no mates a Junet ah y el maestro necesita que lo releves. Yo termino el entrenamiento con Kakyuu.

- Está bien. Vamos para que mientras llegan las demás, releves a Samira que ya debieron haberla vuelto loca las niñas – dijo Shaina – Menos mal que Sammy no está porque entonces sería peor.

Las dos iban riendo cuando llegaron al recinto. Las niñas pequeñas estaban dormidas alrededor de Samira quien ya se veía algo fatigada mientras que las mayores aprovechaban nuevos estilos que ella les acababa de ensenar para usar su pañoleta.

- Samira… - dijo Shaina – Disculpa la tardanza. Te dieron muchos problemas?

Samira se levantó del suelo con ayuda de Mayura.

- No. Son buenas niñas. – dijo Samira – Además llegaste justo a tiempo para que alcance a subir a hacerle el almuerzo a mi marido.

- Te acompaño entonces. Ya es hora de que comience mi turno y Shion no anda de mucho humor como para que llegue tarde. – dijo Shaina – Todavía tengo que bañarme y cambiarme. Nos vemos luego Mayura.

Las dos subieron despacio por la condición de Samira. Ningún dorado estaba en su lugar pues aún estaban o en el coliseo o revisando las entradas como habían quedado con Shion. Solo quedaban ellos seis resguardando el santuario ahora que no se sabía dónde estaba Kanon, Aioria de viaje y los otros tres de misión. Platicaban de trivialidades femeninas.

Estaban saliendo de la casa de libra cuando uno de los guardias alcanzó a Shaina.

- Lady Ofiuco! Necesito que venga conmigo a la entrada! – dijo el guardia

- Por qué?

- El espectro que está afuera tiene noticias que necesita compartirle – dijo el guardia – Sobre el caballero de Géminis.

- Y no podías decirme antes de subir hasta acá? Bueno. Sirve de ejercicio. – se volteó con Samira – Te dejo aquí Samira. Al rato pasare a verte.

- El deber es primero – dijo la chica mientras seguía hacia escorpio

Shaina bajo corriendo con el guardia y Samira subió hacia su casa. Sacó sus llaves recién adornadas con un llavero de escorpión dorado que compró en Rodorio el día anterior mientras estaba de compras con Zita y Aioria. Al abrir la puerta, casi se hecha a llorar: El piso, inmaculado como lo había dejado horas antes, ahora estaba lleno de aserrín de las bolsas de comida de los alacranes y pisadas de botas llenas de tierra por todo el lugar dirigiéndose a la cocina.

Aspiro profundo antes de llegar a su cocina y abrir lentamente la puerta para irse directamente a sentar a la silla más cercana: El refrigerador medio abierto, migas de pan por todo el lugar junto con algunas salpicaduras de salsa de tomate y por lo menos 10 trastes sucios que solo le indicaban que Milo había llegado primero y se había hecho un tentempié y había dejado todo desordenado y sucio.

Se quitó su velo, que aun usaba de vez en cuando y se puso a pensar. Milo cada día estaba peor. Al principio, había hecho lo posible por ayudarla a por lo menos mantener limpio y ordenado, pero conforme las semanas pasaban, Milo había regresado a su forma tan despreocupada de vivir, arrojando todo en cualquier lugar, ensuciando sin respetar el hecho de que estaba muy limpia la casa, confiando en que ella limpiaría por él.

El colmo era, que Milo solo agarraba sus mascotas para jugar con ellos, pero le había dejado la responsabilidad de alimentarlo, y limpiar su tanque como una tarea domestica más a pesar de saber que más de una vez habían tratado de picarla.

- Por qué no escucho que Niv o Zita se quejen de esto? Acaso soy yo la única tonta que sufre esto? – se puso a pensar mientras cruzaba los brazos sobre la barra de la cocina y escondía la cara entre ellos – Sé que debo ser más independiente, que debo apoyar a mi marido pero… No sé qué carambas quiere! Por la mañana mantengo impecable la casa y por la tarde atiendo su compañía con éxito a pesar de que no me deja salir a Atenas a ayudarle a Mike. De verdad que no lo entiendo. Mejor me cambio y comienzo a limpiar para hacer el almuerzo.

Se levantó y dirigió a la recamara ignorando la ropa sucia fuera del cesto y se puso ropa para andar en su casa. Regresó a la cocina, pero su ánimo estaba tan bajo, que el estofado se le quemó de manera que tuvo que tirarlo.

Entre lágrimas de impotencia, decepcionada, molesta y amargada, decidió únicamente hacer una ensalada cesar y que Milo se aguantara hasta la hora de la cena. Después de todo por el estado de la cocina, ya se había hacho algún emparedado y debía bastarle.

- Allah, por favor… dame paciencia. – suplicaba mientras cortaba los ingredientes y los mezclaba en un bowl.

Miró el reloj y se dio cuenta que Milo estaba llegando tarde para almorzar, pero no le dio importancia debido a que sabía que estaban cortos de personal en ese momento.

- A limpiar entonces la sala. Me da tiempo de dejar limpio otra vez – dijo tomando escoba y recogedor.

Se dirigió a la sala a la parte donde estaban los bebes de Milo y comenzó a barrer hasta que le pareció ver una sombra negra que corría hacia la puerta. Volteo hacia el tanque y se dio cuenta que de nuevo Milo había dejado el tanque abierto y por la casita de Barbie, el maldito emperador negro al que Milo llamaba Kenny, se había salido y ahora se quería salir de la casa. Queriendo moverse rápidamente para cerrarle el paso, Samira pisó un montoncito de aserrín que había barrido haciendo que sus babuchas resbalaran hacia atrás y perdió el equilibrio. Para evitar caer, Samira puso el pie derecho al frente con tan mala suerte que su pie se dobló y ella cayó de rodillas quedándose ahí unos minutos llorando de dolor antes de que tuviera que pedir ayuda.

Dos horas más tarde

Samira escuchó voces en las escaleras subiendo. Reconoció la voz de Shaina hablando con Mu. A pesar de que por costumbre, todos los que pasaban por ahí tocaban a su puerta para "darles el paso" esta vez Samira no abrió. Se fue cojeando hasta la ventana para verlos partir y al voltear hacia su izquierda, se dio cuenta de algo que hubiera querido nunca haber visto: Detrás de Mu y Shaina, Camus y Milo subían los últimos escalones, Milo tenía una cara de lujuria que nunca había puesto con ella y las expresiones y guarradas que le susurraba a Camus acerca de lo bueno que estaba el trasero de Shaina que estaba tan solo unos metros adelante sin darse cuenta de lo que pasaba detrás, era el perfecto cierre para el peor día en mucho mucho tiempo.