Capítulo 195
Agosto 14, 2pm
Octava casa dorada
Santuario de Athena
Samira cojeó hasta el sillón de la sala, donde todavía estaba el tiradero que había dejado Milo. Su cerebro intentaba procesar todo lo que le había sucedido en el día. escuchó como se abría la puerta minutos después.
- Helloooo ya llegue! – dijo Milo alegremente mientras abría la puerta
- Llegas tarde – dijo Samira desde el sillón sin verlo a la cara ni levantarse para recibirlo como todos los días.
- Lo siento Pedhi Mou – dijo Milo acercándose para darle un beso en los labios pero ella movió la cabeza logrando que se lo diera en una mejilla. – me entretuve en la parte sur con Camus.
Milo se extrañó del comportamiento de su esposa, pero siguió de largo hacia la cocina mientras se quitaba su armadura en la habitación. También estaba hecha un desorden pero Milo no pareció notarlo y fue a la cocina.
- Por qué no está el almuerzo listo? – pregunto desde ahí
Samira pareció reaccionar, pero sus ojos parecían querer delatarla y ponerse a llorar.
- La comida se me quemó hoy, pero te hice una ensalada como te gusta. – dijo Samira intentando que su voz se escuchara lo más tranquila posible.
- Ahhh pues menos mal que me había hecho antes un emparedado. – contestó Milo – Solo ten cuidado para que no se te haga costumbre.
Samira creyó que no había escuchado bien y muy despacio y cojeando, camino hacia la cocina, donde Milo había abierto una bolsa de papas fritas ignorando la ensalada de Samira.
- Lo siento Habibe, no te escuche bien – preguntó cuándo llegó al marco de la puerta.
- Dije, que no quiero que se te haga costumbre quemar la comida – dijo Milo – No se vive de ensalada.
Milo comenzó a imitar a los Simpson con esa frase y Samira cerró los ojos. El calor, las hormonas alteradas, la desfachatez de Milo… Tuvo que explotar por algún lado.
- Lo único que se ha hecho costumbre aquí, es a que me trates como tu criada! Dijiste que me dejarías estudiar y trabajar y solo me quedan pocas horas para hacerlo después de recoger la ropa que dejas tirada en todas partes, la basura de los bocadillos que escondes debajo de los cojines por la flojera de no pararte a tirarlas al bote de basura y para colmo, soy la niñera de esas estúpidas mascotas que parece que adivinan el momento en el que en tu descuido olvidas cerrar la tapa de su tanque y salen corriendo y luego soy yo la que paga el precio para evitar que se escapen a costa de mi integridad física como hoy!
Milo la miró muy serio. Samira nunca le había hablado así y no le gustaba nada. Pudo ver que estaba llorando pero con los puños cerrados a cada lado de su cuerpo.
- De que estas hablando? Que tienen que ver mis bebes con tu integridad física? – preguntó en tono incrédulo.
Por toda respuesta, Samira se levantó un poco el pantalón para que pudiera ver su pie hinchado y vendado. Milo miró indiferente su pie.
- En primera, te deje hasta que terminaste de estudiar y trabajas en mi empresa – dijo Milo volviendo la mirada a la casa de la esposa – Así que no puedes echarme en cara eso.
- Claro que puedo! – reclamó Samira – No me has dejado ir a reclamar mis papeles y claro que trabajo en tu empresa… porque ahora tú ya no le estas prestando atención! Te dije que tenías que llamarle a por lo menos tres personas que Mike no supo manejar y quieren hablar contigo personalmente y les llamaste? No. Claro que no! Por qué o me estas ignorando o no te importa!.
Milo roló los ojos. Era su empresa. Podía hacer lo que quisiera con ella. No es como si de verdad lo necesitaran. Para eso tenía a los empleados y a su esposa. Salió de la cocina y se dirigió a ver a sus bebes, quienes le huían despavoridos dentro de su tanque y Kenny escondiéndose debajo de su camita.
- Que le hiciste a mis bebes? Por qué Kenny no quiere salir? – gritó Milo frustrado.
Para Samira eso fue el colmo y también comenzó a gritar.
- Que que les hice? Te acabo de decir que sufrí un accidente por tu maldito descuido de volver a dejar la tapa del tanque abierta y ahora yo soy la mala? – respondió Samira
- Si te accidentaste fue porque eres torpe. Ellos son más pequeños que tu – dijo Milo estúpidamente.
Samira ya no pudo detener las abundantes lagrimas viéndolo totalmente desconsolada. No podía creer que Milo la estuviera tratando así.
- En serio estas anteponiendo a tus bichos antes que a mí? – preguntó con voz apenas audible.
- Ellos son pequeños e indefensos y no representan un peligro para nadie. Además están aquí desde antes de que tu llegaras – dijo Milo intentando alcanzar a Kenny para acariciarlo.
Samira solo asintió en silencio y aun cojeando decidió que tenía que despejar su cabeza antes de que esa pequeña discusión pasara a mayores, por lo que dolorida cansada y aun llorando, fue a pedirle asilo a la persona que tenía más cerca: Zita.
Agosto 14, 7 pm
Octava casa dorada
Santuario de Athena
Shura subió de su ronda pidiendo permiso a Milo de pasar, pero este no le contestó, por lo que intentó abrir la puerta de la zona habitacional y estaba abierta.
- Milo?
Shura entro con cuidado. Sabía que la posesión más valiosa para Milo en esa casa eran sus mascotas que solían escaparse en cada oportunidad. Horas antes precisamente Zita había bajado corriendo a ayudar a Samira quien había sufrido un accidente al intentar agarrar uno de ellos para que no se escapara. Zita la había dejado tranquila y con el pie vendado y por el mensaje que le había enviado minutos antes, Samira había subido con Zita en un estado en el que Zita no quería dejarla marchar, por tanto Shura, antes de subir a su casa, decidió saber que estaba pasando con su vecino.
Encontró a Milo a obscuras en su sala donde tenía el tanque de sus mascotas jugando con la luz ultravioleta para hacer brillar a sus alacranes. Parecía estar en su propio mundo acariciándolos y platicando con ellos.
- Milo? Te encuentras bien?
- Claro que si – dijo Milo sin voltear.
- Y… Samira? – volvió a preguntar Shura
- Ni idea. Kenny dice que ella es mala con él y no los deja jugar – dijo Milo en un tono algo diferente al que usaba siempre.
Shura lo miró asombrado y preocupado por el comportamiento de Milo.
- Me estas jodiendo verdad?
- No. Mira qué triste esta Kenny desde esta mañana que Samira le hizo no sé qué cosa – volvió a decir Milo – Quiero que vuelva a ser el mismo.
Shura lo volteó y lo sacudió:
- Milo, no sé qué te ocurre, pero Samira tuvo un accidente bastante serio por culpa de tus mascotas. Tuvo que pedirle ayuda a Zita y tuviste suerte de que ella no cayera de una manera que pusiera en riesgo al bebe!
- Bebe? Serio? No. Mis bebes son incapaces – respondiendo a Shura pero buscando a Samira con la mirada. – Verdad?
- Estoy muy seguro de que Samira no tenía por qué mentir– dijo Shura
Milo se llevó una mano a la cabeza. Sentía su cabeza revuelta.
- Donde esta Samira? – preguntó Milo queriendo reaccionar – Tengo hambre y no ha hecho la cena.
Shura lo pensó un momento. No le haría mal a Milo quedarse una noche solo para ver si así valoraba un poquito a su mujer.
- Luego la buscas – contestó Shura – Hazte cualquier cosa y apúrate que tienes guardia abajo en una hora.
- Si la encuentras, me la traes? – pidió Milo – Se supone que debe estar a mi lado.
Shura roló los ojos.
- Mañana que termines tu turno te prometo que ya estará aquí cuando vengas. Ahora me voy.
Milo fue como sonámbulo a la cocina a comerse la ensalada que le habían hecho horas antes en silencio y Shura subió a su casa para descansar y ver como seguían las mujeres. Samira había hecho bien en acudir a ellos en lugar de subir con la Sanbocho porque si no, Milo hubiera tenido que aguantarse un sermón marca Aries.
Agosto 14, 9 pm
Villa de Rodorio
Grecia
Shion caminaba por las calles obscuras envuelto en una capa obscura para pasar lo más desapercibido posible. Llevaba dos misiones: La primera, descubrir si había algún peligro de ese lado del Santuario, algo que se relacionara con el ataque de dos noches atrás y Su misión personal: hacerle caso a Shaina y buscar a Diana para sacar un poco de esa energía negativa que lo estaba consumiendo con tantos problemas sobre sus hombros.
Desgraciadamente para él, aunque sentía cosmos residual de varias deidades, ninguna de ellas era el de aquella diosa desconocida para él y para colmo de su mala suerte, tanto Nancy como Diana estaban fuera de la ciudad en una convención de Floristas. Regresaría igual o peor que como había salido horas antes.
Antes de la entrada al santuario, una figura femenina le daba la espalda. La luna y las luces tenues del alumbrado le dejaban ver únicamente su silueta recortada contra la pared blanca. Parecía estar hablando por teléfono con alguien. El conocía bien esa figura. La había visto muchas veces, pero con esos pantalones ceñidos y su cabello recogido, parecía una persona diferente.
- En serio para eso me llamas? No me importa si es una apuesta con tu esposo…
Shion bajo su cosmos al mínimo y se quedó admirándola desde atrás…
- Esas cosas no tendría por qué decírtelas yo.
Pudo ver que su piel parecía brillar como el marfil bajo esa luz.
- Eso de que con cuantas lamidas puedes llegar al chiclocentro de sabor…
Shion sonrió. Eso se ponía interesante.
- Ok. Ok. Yo te diría que un verdadero macho alfa necesita al menos cuarenta… Pero que no la muerda!... Está bien. Mañana me cuentas.
La chica colgó el teléfono y Shion no pudo soportar más.
- Solo se necesitan cinco – dijo
Ella volteó y lo vio con ojos culpables pero curiosos a la vez.
- Lo siento. Creo que no le escuché bien – dijo
- Si. Si lo hiciste.
- Está equivocado. Nadie y digo ni el mismísimo Eros, podría hacerlo en cinco. – corrigió la chica.
Shion se encogió de hombros.
- A las pruebas me remito.
Ella entrecerró los ojos. Esa voz… No. No podía ser el pues en cuyo caso únicamente estaría bromeando con ella.
- Estarías interesada en que te lo pruebe? – preguntó Shion con una voz alegre – Estoy disponible en este momento y tú también lo estas por lo que veo.
- Descúbrase. – le dijo
- No tiene caso si sabes perfectamente quien soy. – dijo Shion – La posada… quince minutos. Habitación 1 primer piso al fondo a la izquierda. Cero compromisos y nadie lo sabrá. Sabes que lo necesitas y yo también.
Shion siguió su camino desapareciendo por el camino colina abajo dejándola anonadada. Él estaba cierto. Para eso estaba ahí. Para buscar diversión sin compromiso pero… el? Apenas y se atrevía a mirarlo a los ojos mucho menos a…
Pero sus piernas no obedecieron a su razón, y antes de que ella se diera cuenta, ya estaba tocando a la puerta a la hora convenida.
- Adelante
Ella abrió la puerta para darse cuenta que estaba bien iluminada y Shion estaba con el torso desnudo sentado en el alfeizar de la ventana viendo hacia afuera y sus acristalados ojos del color de las amatistas brillaron con una intensidad depredadora cuando la vieron cruzar la puerta.
A la chica se le erizó el vello de la nuca. Él la inquietaba. No sabía si darse la vuelta y salir corriendo a su casa o si dejarse envolver por su intensidad. Nunca lo había visto así antes.
- Lo siento – dijo – Yo solo venía a decirle que no era buena idea…
Shion se levantó de manera tranquila y se dirigió hacia ella. Estaba tan cerca, que pudo oler su loción de sándalo. De algún modo ese aroma debía estarla afectando. Por qué no simplemente daba la media vuelta y regresaba a casa? Su corazón comenzó a latir de prisa, tanto que no sabía si era porque estaba asustada o emocionada de que la hubiera elegido.
Shion percibió su incomodidad, y mirándola por primera vez a los ojos, esos ojos azul cielo, tomó un mechón de cabello, lo enroscó en su dedo disfrutando de la sensación de sedosidad en sus dedos y ella se estremeció con es simple contacto.
- Vete a tu casa. – dijo Shion sonriente y tranquilo – No tendrías que estar aquí en primer lugar.
Ella contuvo la respiración. Tal vez ahora que la veía de cerca se había dado cuenta que no era su tipo. Había escuchado varias historias acerca del Patriarca del Santuario de Athena y su afinidad por las chicas más jóvenes y de cabello obscuro. No rompió contacto visual con él en ningún momento.
- No creo que desee estar en ningún lugar que no sea este – respondió la chica con voz firme.
Shion apretó un poco más su agarre. Necesitaba eso… una mujer… pero si la tomaba a ella, era dar un paso muy importante pues podría afectar todo más adelante.
- Estoy aquí, para saciar la curiosidad que usted despertó en mi cuando espiaba mi llamada telefónica – continuó
Los ojos de Shion brillaron y la giró para que ella quedara de espaldas a él, sin soltarle el cabello y en un movimiento fluido y sexy. Los labios del patriarca conectaron suavemente con la columna de su cuello haciendo que unos cálidos escalofríos descendieran por su cuerpo. Ella nunca antes había experimentado un temblor igual ante el contacto de un beso en su pie. Se le tensaron los músculos y cuando el poso sus labios por pocos segundos sobre su omóplato, sintió un escalofrió que se extendió hacia la parte baja de su cuerpo.
Shion rio entre dientes.
- Si. Tu cuerpo parece corroborar lo que dijo tu boca.
Las palabras calentaron su oreja y él deslizó su lengua dentro. Ella distinguió la sensación de humedad que estaba descendiéndole por los muslos a pesar de su pantalón. No podía negarlo: le deseaba y como no hacerlo si su cuerpo era hermoso y la energía que emanaba de él la emocionaba.
- Yo… solo… - paso saliva – tengo curiosidad por… la cantidad… eso es irreal – logró articular.
- Crees que lo que digo es falso? - preguntó Shion con un tono de su voz que llevaba una nota de dureza y de reto mientras volvía a voltearla para quedar de frente y que su lengua trazara sus labios.
Ella emitió un suspiro sin poder evitarlo mientras sentía como se le contraía el pecho y sentía algunos hormigueos en sus pezones que hicieron que arqueara el cuerpo hacia él. Ni siquiera la estaba besando y ya se estaba derritiendo hacia él. Acaso estaba usando su cosmos con ella? De inmediato desechó la idea. Ella lo hubiera sentido de inmediato.
- Quítate la ropa y suéltate el cabello – ordeno Shion mientras la cargaba para depositarla de pie sobre la cama
Ella obedeció de inmediato cubriendo su desnudez con su largo cabello y las palmas de sus manos.
Shion miró hacia arriba, y vio las dos argollas de hierro que otrora se utilizara para sujetar los pesados candelabros y la levantó de la cintura de manera que pudiera agarrarlos con ambas manos.
- Sujeta las argollas y no te sueltes.
Ella asintió con la cabeza obedeciéndolo. No había una maldita forma en que el pudiera llevarla al éxtasis en solo cinco lengüetazos, pero en ese momento si tardaba cien no le importaba.
Shion apoyo sus rodillas sobre sus hombros y llevó la cabeza entre sus muslos. La chica pudo sentir la sedosa caricia del pelo de Shion acariciando una parte muy sensible de su anatomía y dio una sacudida involuntaria.
- No te muevas - dijo Shion.
Shion acaricio con la punta de su lengua el camino desde su trasero hasta su entrepierna haciéndola estremecer y sus brazos temblar en un intento por mantenerse erguida. El mismo lengüetazo ascendió despacio pos su labio izquierdo presionando de forma circular su punto más sensible antes de retirarla.
- Uno – susurro ella mientras sentía descender una sensación de calor y hormigueo por entre sus piernas.
Shion ignoró esta palabra y la punta de su lengua conectó con el mismo punto, en la base de su abertura, y las caderas de ella se agitaron con violencia. La caricia ascendió por el labio derecho, que estimuló y despertó la atención de cada terminación nerviosa de su cuerpo. Le acarició el trasero y el mismo e intenso calor golpeó su vientre.
- Dos – dijo ella apretando con fuerza los dientes para enjaular el grito que se abría paso desde lo más profundo de su garganta.
La lengua de Shion atravesó su abertura, y sus piernas y su trasero se agitaron involuntariamente. El grito explotó de su boca cuando su lengua se arremolinó y bailó sobre su sexo. Sintió cómo se le oprimía el pecho y se le retorcían los dedos de los pies, a medida que luces moteadas estallaban y revoloteaban detrás de sus párpados. La lengua permaneció rodeando esa área y después, lo abandonó.
- Tres – Susurro mientras estiraba las piernas y balanceaba sus caderas contra la cara de Shion.
Con una sonrisa Shion presionó con la punta de su lengua en la base de su abertura y aplanó su superficie. Avanzó hacia arriba, por todo su sexo, sin entrar, pero la atormentó, presionando contra sus labios abiertos. Shion continuó el recorrido intensamente minucioso hacia arriba de su sexo. Poco a poco, su cuerpo se veía envuelto por la sensación de júbilo que tanto deseaba ella, acercándose más y más a su culminación. Intentó abrir aún más las piernas para hacer que su lengua la penetrara, pero Shion la agarró con más fuerza de las piernas y la mantuvo prisionera a su voluntad.
- Cuatro - mencionó la chica mientras se retorcía y sacudía con violencia.
La lengua de Shion alcanzó su trasero y el lametón fue tan suave y tan dolorosamente delicioso, que el cuerpo de ella estalló. El placer se escapó de su control y sus manos se soltaron de las argollas cayendo en brazos del peli verde mientras se agitaba de un lado a otro, y su cuerpo palpitaba con cada intensa contracción.
Él la bajó lentamente a la cama y fijó la mirada en los de su compañera.
- Cinco. Creo que me he ganado un premio y creo que ya sabes lo que quiero.
Ella tragó saliva con fuerza y asintió con la cabeza. Shion la acomodo en la cama de modo que pudiera estar cómoda sobre las almohadas y la volteó para deleitarse con la vista de su trasero. Le levantó las palmas y las puso contra la fría pared de piedra y le ordeno al oído:
- No te muevas. No debes apartar ni uno de esos dedos de la pared. – dijo mientras le acariciaba la espalda
Ella sintió cómo se le erizaba el vello de la nunca y sus músculos se tensaron cuando su caricia abandonó su cuerpo. La mano de Shion poseyó con brusquedad su cadera y ella se sobresaltó. Le temblaron los brazos, y uno de sus dedos se dobló, formando un arco sobre la áspera pared.
- Qué es lo que te he dicho? — las palabras de Shion estaban cargadas de excitación, de deseo, de decepción, y la orden quedo colgando pesada en el aire.
Ella presionó los dedos y las palmas de las manos contra la pared de nuevo.
- Que no me mueva
- Exacto – contestó Shion quitando las manos que sujetaban su cadera.
Ella deseaba aquel acto, con dureza y rapidez. Algo fácil y rápido que lo disfrutarían los dos antes de que tuvieran que regresar a sus respectivos hogares. Pero de pronto sintió temor de echarlo todo a perder e intentó detenerlo.
- Señor...
- No te muevas dije.
A Ella el corazón le latió con fuerza cuando una sensación en la que se combinaban el miedo, la lujuria y la excitación sacudió su cuerpo.
Shion soltó una tensa bocanada de aire luchando contra los deseos que ella despertaba en él. Sus dedos se entrelazaron en su cabello, y tiraron suavemente de su cabeza en un arco hacia él.
A ella la humedad se esparció por sus piernas, y se le abrió la boca en un gemido. Su mente no se concentraba en nada más que en la necesidad que sentía por él. Haría cualquier cosa que él le pidiera tan solo por complacerle.
- Así es – señaló Shion – lo harás.
Ella tembló y él deslizó la mano entre su trasero y dentro de la humedad de su sexo. Ella deseaba cambiar de posición, extender bien las piernas y presionar contra él, pero no se atrevía a hacerlo. Le temblaban las piernas, se mordió el labio.
Sus dedos se contonearon en su abertura.
- Deseas más, verdad? - susurró Shion
Ella asintió con la cabeza. Shion deslizó la mano una vez más hacia abajo, sobre su trasero, mientras los dedos de su otra mano se introdujeron con fuerza embistiendo la creciente humedad con una mano y palmeando con fuerza su trasero con la otra combinando el placer de la chica y ascendiendo con brusquedad a una intensidad que ella no había conocido nunca. Tal vez se debía a que nadie la había tratado así antes. Siempre había sido ella la que ensenaba, la que decía como y cuando… nunca la habían podido controlar en el acto como él lo había estado haciendo.
Quitando ambas manos de la chica, se despojó del resto de su ropa y subiendo a la cama para levantar con ambas manos la cadera de ella. Estaba bastante excitado y se balanceó hacia delante y hacia atrás sobre ella para humedecérselo y ella lanzo un pequeño jadeo cuando pudo sentir finalmente algo grande, duro y cálido presionarse contra ella.
Lentamente, para que la tortura fuera completa, él se deslizó hacia dentro unos cuantos centímetros y se detuvo para disfrutar el momento. Sin previo aviso simplemente empujo con fuerza logrando que ella gritara de placer. Repitió el mismo movimiento varias veces: balanceaba sus caseras en pequeños movimientos, se introducía unos centímetros y después hasta el fondo en un instante.
Poco a poco el patriarca dejo los juegos y comenzó una desenfrenada carrera para conquistar la carne de la chica, se inclinó hacia adelante y capturó sus senos presionando sus pezones con dos dedos y el desesperado jubilo explotó por segunda vez en su compañera. Podía sentir sus espasmos rodearlo bajo las olas de placer que le había proporcionado. Shion no se movió por un segundo, pero después salió para rodearla la cintura con las manos, levantarla y abrazarla contra su torso.
- Tendrás que aguantar mi ritmo, porque esto no está más que comenzando – dijo Shion mientras se ensartaba de nuevo y ella temblaba contra él, asintiendo.
Que importaba que el fuera alguien tan importante y ella no? Solo sería esa vez y después todo volvería a la normalidad.
Shion sabía que eso iba para largo, pues eso no terminaría hasta que ambos estuvieran total y completamente saciados, y para eso todavía faltaban varias horas.
Agosto 15, 5pm
Mansión de la fundación Graude
Tokio, Japón
Saori supervisaba la decoración que hacían Seiya, Shun, Shiryu y Hyoga para la fiesta sorpresa de Ikki. Desde que lo habían enviado a Japón apenas y les dirigía la palabra y solo se la pasaba al teléfono aprovechándose de que el no pagaba la larga distancia para hablar largas horas con alguien en Asgard. Ella esperaba, que con esa fiesta, Ikki volviera a acercarse a ellos después de lo que había pasado.
Inicio del Flashback (Mucho antes de la entrada en vigor de las reglas)
Después del desastre que había quedado en el Santuario después de las guerras santas, Saori pago a la empresa de Seth, por la reconstrucción del santuario ateniense y el de sus dos rivales directos: El Inframundo y el Atlantis para mostrar su intención de paz y Buena voluntad.
Ikki de Fenix, había acompañado a Saori en esa responsabilidad en todo momento, evitándole a toda costa que los empleados de la construcción utilizados en el trabajo, fueran groseros, inmorales, machistas o libidinosos con ella solo por ser una chica de 16 años. Si Seiya, ni Shun, ni Hyoga y mucho menos Shiryu habían estado ahí por "ser demasiado aburrido" y con el pretexto de estar recuperándose de sus heridas, por lo que todos esos meses que pasaron juntos hizo que ambos se fueran acercando poco a poco en algo más que relación jefa – subalterno.
Cuando estuvo completado otro problema vino al Santuario: Al volverlos a la vida, los dorados, plateados y de bronce, en lugar de intentar llevar la fiesta en paz, comenzaron a pelear y discutir por quien había matado a quien y los viejos rencores salían a la luz. Fue así como Shion tuvo que imponer orden y avisar que Saori en representación de Athena, solo los atendería previa cita en los días específicamente designados para las audiencias. Todos aceptaron esto y se sorprendían al ver que impartía justicia de manera ejemplar e incluso había hecho que todos perdonaran a Saga.
Pero entonces Seiya comenzó a sentir celos de todo el tiempo que le dedicaba a esto y que Saori parecía preferir la presencia de Ikki por lo que pidió una audiencia con Shion quien lo recibió en el patio ya que aún trabajaban en renovar su oficina.
- Maestro…
- Dime Seiya? - contestó Shion – Como te has sentido?
- Solo tengo un ligero y molesto zumbido que a veces se agudiza – dijo Seiya – pero ya todo bien.
- Me alegro. En que puedo servirte? – preguntó el patriarca algo urgido por seguir sus asuntos.
- Pues vera. Estoy preocupado por la cercanía de Saori con Ikki… No me lo tome a mal pero todos sabemos que él es inestable y se va sin avisar y demás.
- Ha hecho un buen trabajo según veo – dijo Shion extrañado de que Seiya hablara mal del mayor de ellos quien estaba algunas terrazas más abajo platicando precisamente con Saori.
- Solo digo que puede ser una mala influencia para Saori – insistió Seiya.
Ikki acompañaba a Saori en uno de sus descansos. Ambos estaban sentados en una de las bancas admirando todo el santuario.
- Saori… No sientes como si a veces necesitaras alejarte de todos y quisieras mandar al diablo a dioses, santos y hasta hermanos chillones? – pregunto Ikki
- Jajaja que gracioso eres. – contesto Saori – Debo confesarte que a veces si estoy cansada de ser el avatar de Athena que debe portarse bien y bla bla bla… pero cada quien tiene su destino y hay que apegarse a él.
- Si pero… a veces quisiera invitarte un helado sin que estemos pensando si es correcto o no, tu sabes… - dijo Ikki dándose la vuelta para mirarla de frente – Por lo menos para agradecerte el que me hayas ayudado a superar mi perdida.
Saori lo miró por un momento pero después regresó la mirada a las casas doradas debajo de ellos.
- Ella fue una chica afortunada. Aunque fuera por poco tiempo, pudo disfrutar de lindos pensamientos, suspiros y hermosas sonrisas a tu lado. – dijo Saori con un piquete de celos
Ikki la miró con más intensidad pues no pasó desapercibido el tono de voz de Saori.
- Saori… como avatar de Athena, debo respetarte y mantenerme al margen como caballero que soy – dijo Ikki decidiendo a abrirse sin importar las consecuencias – Pero como Saori Kido… - la tomó de la mano – Me encantaría que pudiéramos intentarlo.
Saori sonrió y sin soltarlo, recargó su cabeza en su hombro para seguir admirando el santuario sin darse cuenta que Seiya había salido de su audiencia con Shion y los miraba desde arriba.
Varias semanas después Seiya salía de su sesión de quejas semanal para con Shion acerca de Saori e Ikki cuando se detuvo al escuchar voces y risas desde el pasillo de las habitaciones que les habían asignado en el templo principal para cuando estuvieran ahí con Saori.
- En serio Ikki, jamás pensé que pudiera ser así de embarazoso tener un hermano como Shun. – dijo Saori sin parar de reí.
- Créeme, todos se rieron de nosotros por los disfraces que él escogió y Jabu jamás ha dejado de recordármelo. Fue una humillación llegar a la fiesta de disfraces como ositos cariñositos. – siguió diciendo Ikki
- Jaja Jajaja, la verdad es que a veces me sorprenden las ideas tan aniñadas de Shun – dijo Saori con una gran sonrisa dibujada en sus labios – Pero supongo que es parte de su encanto.
- Créeme, yo a veces he llegado a creer que una hermana hubiese sido menos humillante. La última vez que vino, Saga lo molestó con que parecía niña de ocho años. – dijo Ikki
Saori hizo silencio y su semblante mostro su tristeza.
- Saga… Le pedí… casi le suplique que no nos dejara e incluso estaba dispuesta a crear una segunda armadura de géminis para Kanon, pero no quiso.
- Créeme que entiendo por qué lo hace. – contestó Ikki – Los que hemos sido utilizados por el mal, sufrimos de cierto cargo de conciencia difícil de controlar.
- Pero, como hago para que entienda que aquí sería bienvenido?
- Paciencia y amor. – contestó Ikki - Además, parece feliz estudiando.
- Es algo que a alguno, no, Corrijo, A todos se nos ha negado Ikki. – dijo Saori – Aunque aún estamos a tiempo, ninguno parece querer complicarse más la vida recuperándola.
- A mí me hubiera gustado estudiar para bombero. – dijo Ikki haciendo que Saori soltara la carcajada. – Que? Dije algo malo?
- Jajaja pero Ikki! No necesitas estudiar una carrera para ser bombero! Jaja Jaja – se burlaba Saori.
- Jaja Jajaja, lo sé. Solo quería hacerte reír porque te vez linda cuando estas feliz y sonríes. – dijo Ikki.
Ambos rieron hasta que Saori suspiró.
- Gracias Ikki. Tú eres el único, aparte de Shaka con quien puedo ser yo misma. – afirmó Saori – Aunque obviamente no puedo compararlos. A veces siento que él me odia. Sabes? aparte de ti, solo él me insiste en que le pida a la diosa que me deje ser una joven normal, que ya cumplí mi misión y que no es necesario que siga siendo su avatar.
- Lo sé. Él y yo lo hemos conversado mucho – dijo Ikki ruborizándose un poco – Dice que hacemos una bonita pareja y estaría dispuesto a apoyarnos si yo le pidiera a la diosa que te liberara de la responsabilidad e incluso, si pidiera una dote, Shaka la pagaría. Aunque en realidad no sé de donde sacaría el dinero así que lo tomo solo como un bonito gesto.
Saori volvió a sonreír.
- Qué lindo de su parte…
- Y le pediría a Pandora que me reconociera oficialmente. – dijo Ikki, pero al ver que Saori lo miraba con incredulidad continuó – Pandora es una chica dulce, solo que nadie la comprende.
- Algún día me contaras esa historia? La verdad es que me sorprendí cuando me dijiste eso hace un mes. – confesó Saori.
- Si prometes que presentaremos juntos la petición a la diosa, te lo contare en la noche de bodas – contestó Ikki acariciándole la mejilla y dándole un beso en la frente a Saori – Ahora es hora de dormir. – pasa una linda noche y que tus sueños sean dulces.
- Gracias, e igual para ti mi querido santo – dijo Saori al momento de despedirse del fénix sin darse cuenta que dos pares de ojos los observaban desde la oscuridad.
Seiya iba a decir algo, pero Shion casi lo arrastró hacia su oficina.
- Lo ve? Que le dije? – comenzó a decir Seiya – Esto es el maldito colmo.
- Cálmate. El que se enoja pierde. – dijo Shion ocultando que estaba igualmente enojado y decepcionado.
No era ajeno a nadie que Shion traía problemas con Shaka, pero esta vez, el caballero de virgo se había pasado de la raya al apoyar la rebelión del avatar de Athena. No estaba en sus manos castigar a Saori ni a Ikki aun, por lo que pidió a Seiya no decirle a nadie lo que había visto y dejara todo en sus manos.
Después de una discusión entre Shion y Shaka que hizo que su relación se pusiera más tensa de lo que ya era, Shion decidió separar, por el bien de todos, a Ikki de Saori aunque para eso tuviera que decir, contrario a sus creencias, una mentirilla blanca.
Pasaron tres días antes de que Shion pudiera hablar con Saori al respecto.
- Saori buenos días – dijo Shion de buen humor – Me alegra verla de buen humor.
- Buenos días, Shion. – respondió ella sonriendo – Es un lindo día. Las audiencias para calmar los ánimos entre los caballeros han disminuido en un 50%.
- Me alegro que finalmente los esté poniendo en su lugar – contestó el patriarca.
Saori lo miro tranquilamente.
- Imagino que tienes algo importante que decirme Shion. Puedo sentirlo desde hace días. Sabes que te apoyo en cualquier cosa que decidas.
Shion sonrió satisfecho detrás de su máscara.
- Gracias por el voto de confianza Saori, De hecho, solo quería avisarle que he enviado a Ikki a la fundación a ayudar a Tatsumi en su nombre. Seiya, Hyoga y Shun están aquí junto a usted y creo que es justo que el mayor de ellos comience a aprender responsabilidades.
Si Saori suponía el por qué lo había hecho, no lo demostró.
- Esa fue una excelente idea Shion. Yo también debo ir a una cena de gala en Tokio y él puede acompañarme para…
- Lleve a Seiya – dijo Shion muy serio – El chico está deprimido y necesita cambiar de aires. Después de todo lo que hizo por usted, el justo que lo saque a divertirse un poco.
Saori aspiró profundo intentando ocultar su malestar.
- Seiya no conoce nada de modales ni de normas de etiqueta. Cree de verdad que pueda aprenderlas en dos semanas? - dijo
- Oh Vaya! Que dilema! – contestó Shion con sarcasmo – Si no mal recuerdo Ikki tuvo la misma educación que los otros. Dudo mucho que haya aprendido tampoco.
- Pensándolo bien, llevare primero a Seiya a Seúl. – dijo Saori – A él le encantan los doramas y le alegrara mucho ver donde se filman sus favoritas, no crees? Al mismo tiempo intentare ensenarle los modales que necesita para que Julián no se burle de mí.
- Me parece una buena idea. – contesto Shion dando media vuelta hacia su oficina dejando a Saori temblando de coraje. Como se atrevía a darles órdenes a sus queridos caballeros en su nombre.?
Japón, mansión Kido.
Ikki estaba visiblemente molesto. Desde que recibió la orden de boca de Shion, sentía su boca reseca, su corazón alterado y sus manos sudar. Todo eso era nuevo para él. Sentía como si hubiera encontrado un gran tesoro, hacer planes con él y de repente, desaparecía y le dejaba ese sentimiento de vacío dejando únicamente desilusión.
Que le había ocurrido a Saori? Acaso se había arrepentido de decirle todas esas cosas? No. Ikki la conocía, ella era testaruda, así que algo debía pasar, alguien la debía haber presionado, o quizás solo era que él se negaba a aceptar que ella no lo quería cerca porque la distraía de sus deberes como avatar de la diosa.
Para distraerse, había ayudado a Tatsumi a arreglar los envíos de comida y ropa a los orfanatos de la fundación.
- No puede ser – dijo Tatsumi mientras recibía un mensaje
- Que sucede? – preguntó Ikki creyendo que era una emergencia
- La Señorita Saori me ha enviado un mensaje suspendiendo la cena de gala a la que la habían invitado.
- Dijo el motivo? – volvió a preguntar curioso. En el fondo tenía la esperanza que lo hubiera enviado por delante para asistir juntos a esa cena.
- Solo dijo que su pareja tuvo un problema y ya no podría asistir – Agregó Tatsumi - Deberías aprender las normas de etiqueta. Estoy seguro que si ve que sabes comportarte la señorita podría reconsiderar ir contigo.
- Ella nunca me ha pedido que cambie mis modales – dijo Ikki algo avergonzado de haber tratado mal a Tatsumi desde niño.
- Estoy dispuesto a ensenarte yo mismo siempre y cuando te comprometas a aprender – aclaró el pelón – Comenzaremos después la cena. Aceptas?
Ikki pensó un momento antes de asentir con la cabeza. Tal vez si aprendiera a comportarse, ella aceptaría que la escoltara a ese tipo de reuniones.
Su recién adquirido celular sonó con el ringtone especial para ella y salió al pasillo para contestar.
I Hola princesa
S Hola pajarito flameado. Que haces?
I mmm… sirviendo de chacha a Tatsumi y preguntarme cual fue la razón de tu prisa por exiliarme de tu lado.
S Lo siento. No fui yo. Fue Shion.
I Eso me tranquiliza. Aun así merezco una compensación
S Y que puedes querer como compensación?
I Que tal el doble de helado como postre? Me harías muy feliz
S Vaya! Parece que yo quedo en segundo plano en cuanto a las cosas que te hacen feliz.
I Mentira. Sabes qué otra cosa me hace feliz?
S Que?
I Ver tu foto en traje de baño.
S Eres un pervertido!
I Por qué? Te veías linda. Aspiro a que te pongas bikini la próxima vez. Y sí. Soy un pervertido pero Tu pervertido.
S Mándame la foto para verla y si me gusta, entonces si acepto que seas mi pervertido personal.
I Conste
S Si no lo haces, juro que te lo corto.
I No, no. No se vale hacer eso sin haberlo usado.
S Estas avisado.
I Cambiando de tema a uno menos escabroso…
S Dime
I Cuando te veré?
S En tres días. Te llevare a ver las estrellas a un lugar sorpresa. Quieres ir a Seúl de vacaciones? Es algo así como un premio a Seiya por sus logros. Hasta conseguí una visita guiada a la casa azul.
I Jaja Jajaja eso me recuerda al City Hunter, siempre fue mi doramas favorito.
S Jaja Jajaja menos mal que decías que los doramas solo eran para niñas
I Hey! Solo he visto tres doramas, pero Shun y Seiya veían uno tras otro a diario. querías que los dejara volverse aún más inútiles de lo que ya eran?
S Creo que es punto a tu favor, entonces?
I Sabes que me encantara ir contigo princesa, aunque la lagartija esta algo estresada así que creo que le caerá como anillo al dedo el hecho de ir de vacaciones. Cuántos días serán?
S 5, llegaremos jueves y volveremos lunes. ya sabes. lunes a la noche después de una cena romántica. Por cierto, Shaka te envía miel silvestre. Dice que te gusta, y pues no pude evitar probarla, esta deliciosa.
I Jaja Jajaja, Shaka es buen amigo. dice que la miel estimula el cerebro y no da diabetes, así que si él lo dice se lo creo aunque sea mentira. Oye te puedo preguntar algo?
S Si
I Te… arrepientes de… todo lo que ha pasado con nosotros últimamente?
S No. Sé que nunca te lo dije con palabras, pero es que en el Santuario las paredes tienen orejas. Pero sabes que te amo. Y si algún día dijera que me arrepiento, ten por seguro que lo digo obligada por algo.
I Gracias Saori. Necesitaba estar seguro y escucharlo me hace muy muy feliz, pero al mismo tiempo me da miedo que Athena no nos deje acercarnos ni siquiera como amigos.
S Escúchame bien Ikki. Athena tendrá que aceptarlo. Sé que se supone que cada reencarnación terminamos encandiladas con el portador de Pegaso pero, yo quiero romper el molde y si no acepta lo nuestro, me revelo, me entrego a ti y al diablo todo!
I Saori! Entonces… crees que debamos seguir el plan de Shaka?
S Pues… ese es el plan A. El más decente y correcto.
I Ahhh. Acaso tienes un plan B?
S Que no te lo acabo de decir?
I Ups Jijjiji. Espero que no sea necesario el plan b. Confió que la diosa atienda nuestra suplica.
Tres días más tarde, Ikki con su nuevo porte y modales aprendidos por Tatsumi, esperaba emocionado a que el vuelo de Saori llegara. Se sentía orgulloso de sí mismo por ver el cambio que había hecho por ella y si lo reconocía para sí mismo, le gustaba sentirse elegante.
escuchó voces detrás de él y vio a Saori pasando de largo como si no lo conociera y a Seiya Hyoga y Shun detrás de ella.
- Hermano! – gritó Shun corriendo a abrazarlo – Te extrañaba
- Hola Shun. Yo también – dijo correspondiendo viendo como Tatsumi le abría la puerta a Saori para que entrara en la limusina.
Los cuatro varones platicaban entre ellos y cuando Ikki la miraba de reojo, ella rehuía su mirada escondiéndole claras señales de haber llorado. La única oportunidad de Ikki para hablar con ella se dio unos pocos segundos mientras el, la ayudaba a bajar del auto de forma caballerosa.
- Se encuentra bien princesa?
- Estoy bien. Solo me duele la cabeza – contestó sin verle a los ojos.
- Quieres que llame a un médico? – preguntó Ikki preocupado sin soltarle la mano.
Seiya lo vio y tuvo que intervenir.
- Déjala en paz Ikki. Fue un viaje largo para todos.
- Ahora eres tu su vocero personal o qué? – lo increpó Ikki.
- No peleen. – dijo Saori en todo de fastidio – Ya te dije que no tengo nada Ikki.
Ikki no dijo nada, pero había algo raro en todo eso. Durante las horas siguientes, a donde iba Saori, iban los otros tres. No dejaban sola a Saori en ningún momento. Ikki salió un momento a caminar y cuando regresó, se topó con una acalorada discusión entre Shiryu, quien había llegado en otro vuelo y Seiya.
- No debes meterte en lo que ella haya decidido hacer Seiya. – decía el Dragón – Acaso algunos de nosotros le reclamó durante todo el tiempo que solo tenía ojos para ti?
- Yo cuidaba de ella desde el principio!. Es el avatar de Athena y su obligación es velar por todos – volvió a decir Seiya – El solo quiere corromperla!
- Y tú no?
- Eso a ti qué? Desde cuando eres tan egoísta? – gritó Shiryu.
Saori entro en esa habitación en ese momento.
- Basta ya! Debemos estar aquí algunos días y no quiero que discutan o se van de la mansión!
- Nosotros tenemos más derecho a estar aquí por derecho de sangre. – reclamó Seiya – Tu solo eres adoptada.
Saori le dio una sonora cachetada e Ikki se interpuso corrió para frenar a Seiya de cualquier cosa que pudiera hacerle a Saori en represalia. Shiryu protegió a Saori quien sabía que se le había pasado la mano.
- Le diré a Athena que ustedes dos piensan en unirse como pareja a ver qué les parece.
Saori se ruborizo al ver que Hyoga y Shun entraban en ese momento.
- Ikki hermano! Es cierto lo que dice Seiya?
- Si. – contestó Ikki – Pediremos el permiso pronto, aunque no hará diferencia.
- Saori! – Gritó Shun – No puedes alejarlo de mí! Lo necesito a mi lado!
- Shun! – reprendió Shiryu - No seas Infantil. Tú tienes a Junet! Él también tiene derecho.
- Pero no con Saori! – gritó Seiya
- Esta discusión es estúpida – dijo Hyoga – Seiya! Vete a tu cuarto. Nosotros seguiremos aquí cuidándola como se nos ordenó.
- Ahora tú también me vas a dar órdenes?
- No. Solo te lo estoy pidiendo de favor. – contestó Hyoga
Seiya abandono la habitación dejando a los cuatro en un incómodo silencio. Shun decidió hacer lo mismo, pero volteó a ver a su hermano con tristeza:
- Shun… - murmuró Ikki entre dientes
El Caballero de Andrómeda solo pensaba en las consecuencias de que Ikki fuera considerado un traidor a los ojos de la diosa. Había visto sufrir a Aioria mucho tiempo por la supuesta traición de Aioros y odiaría que eso le pasara. Salió en silencio de la habitación para dirigirse a la suya.
- Denles tiempo – dijo Shiryu – Necesitan adaptarse. Te reto al PS4 Hyoga.
- Que juego
- Importa? – dijo Shiryu jalándolo para salir de ahí y dejar a Ikki y Saori solos, pero Saori tenía otros planes y salió en silencio rumbo al bosque sola.
Ikki se quedó ahí por unos instantes en la terraza. Por primera vez, aunque testarudo y vale madres, se ponía a pensar en el futuro. No estaba solo en juego su "relación" a escondidas con Saori, sino su hermano, y todo por lo que habían peleado durante las guerras santas. El como el mayor de todos ellos tenía que caer en la cordura, pero sus hormonas cuando estaba cerca de Saori no lo dejaban pensar con mucha claridad. Finalmente salió caminando con rumbo al lago artificial dentro de la propiedad. Comenzaba a atardecer y tranquilizar sus emociones con la vista, pero solo puede pensar en aquella tarde que se le había declarado a Saori y esta le había correspondido.
Pensando en eso, levantó la mirada hacia arriba y vio un pequeño reflejo a lo lejos. Creyendo que se trataba de algún peligro para Saori, atravesó el pequeño puente de madera en la parte más angosta del lago, hasta una pagoda de madera blanca de donde venía el destello.
Sorprendentemente esta pagoda estaba cubierta con gruesas telas obscuras por dentro para que no se viera que lo estaba. Abrió la cortina algo aprehensivo pero la sonrisa le volvió al rostro cuando vio a Saori sentada en una especie de cobertor acolchado blanco y hacerle una invitación silenciosa para que se sentara a su lado.
- Saori pero…
Saori lo acalló con un suave beso en la boca que hizo feliz a Ikki.
- Te dije que te haría una cena romántica – dijo Saori sacando de detrás de ella una cesta llena de comida que se apresuró a dividir con él.
Para quien los pudiera ver en ese momento, era una pareja normal de jóvenes enamorados y felices teniendo uno de esos sanos ratos de convivencia. Terminaron de cenar en silencio y Saori recogió todo poniéndolo de nuevo en la canasta.
- A qué hora preparaste todo esto? – pregunto Ikki
- Tatsumi me ayudo tanto a tener todo listo como a evitar que alguien me acompañara. – dijo Saori – Como podrás haber ya deducido, Shion les encomendó no dejarme sola contigo.
Ikki frunció el ceño. Iba a tener que ir al Santuario a decirle hasta de lo que se iba a morir el metiche lemuriano.
- Creo que sospecha lo nuestro Ikki, pero una vez que hablemos con Athena y ella le dé la orden, podremos ser felices juntos.
Ikki pareció tranquilizarse y emocionarse con sus palabras. Saori lo tomo de la mano y acariciándole la mejilla inicio un beso que Ikki, con las hormonas alborotadas de un chico de 19 no tardó mucho en profundizarlo. Los ánimos se calentaron más de lo que ambos esperaban e Ikki fue el primero en separarse.
- No quiero que te sientas obligada solo para darle una lección a todos, sino porque me deseas tanto como yo a ti.
El ardiente rubor y el tímido silencio de Saori solo podían interpretarse de una forma pero de todos modos asintió. Ikki posó las manos en sus muslos y la acarició suavemente.
- Ikki - murmuró Saori, lanzándole una mirada dulce e ingenua y deslizando sus brazos alrededor del cuello de él a modo de sensual bienvenida - me prometes que no cambiaras conmigo después de esto?
Una sonrisa curvó los labios de él.
- Princesa - contestó Ikki con voz ronca mientras se quitaba su playera – Nada ni nadie hará que yo cambie el amor que siento por ti.
Entonces Ikki reclamó su boca dándole un beso diferente al que hasta el momento le había dado. Su beso le provocó una explosiva excitación a Saori que recorrió todo su cuerpo. El corazón se le aceleró con placer teñido de culpabilidad. Él la incitó a que abriera los labios y entró en su boca ansiosamente; ella sucumbió con impaciencia. Ikki apretaba contra ella su pecho desnudo, que ardía como el ave fénix que regía a su armadura. Ella gimió suavemente con la boca contra los labios de él y le rodeó la nuca con la mano por debajo de su melena, atrayéndolo, bebiendo de él cada vez más profundamente. Lo besó abandonándose por entero, consciente de que lo que iban a hacer estaba prohibido; consciente de que con aquel beso impulsivo estaba prendiendo fuego a su reputación por encima de las necesidades del santuario y recogiendo la bandera de libertad que tanto anhelaba.
Saori deslizó las manos ansiosamente por su torso y acarició su piel sedosa, maravillándose de la anchura de sus hombros y del hierro esculpido del que estaban hechos sus brazos, mientras él le recogía el pelo con las manos y tiraba con delicadeza de su cabeza hacia atrás. La boca ardiente y lasciva de Ikki abandonó la de ella y descendió por su cuello. Sus manos, tan hábiles y seguras sobre su piel hormigueante, llegaron al escote del vestido y lo hicieron resbalar sobre las curva de su hombro. Ella se retorció y lo ayudó a liberar sus pechos. Fascinada, prácticamente incapaz de creer que estuviera haciendo aquello, Saori observó cómo él le besaba el pezón.
La reverencia inicial de sus labios ante el pecho de ella desapareció a medida que pasaban los segundos y dio paso a una ávida succión. El placer y los sonidos graves de deleite que él emitía la abrumaron. Cerró los ojos y un torbellino ardiente y sedoso de deleite inundó sus sentidos, dando vueltas cada vez más rápido a medida que el deseo que sentía por él adquiría peligrosamente vida propia. Necesitaba más.
- Ikki - susurró débilmente, acariciando su pelo y sus mejillas, para luego deslizar las manos por la amplia superficie de sus hombros musculosos.
Ikki volvió a subir por su cuello con sus besos hasta llegar a sus labios, con los ojos llameantes, y le acarició la boca; entonces, sin pedir permiso, la recostó sobre la colcha que les servía de tapete y hacia la canasta a un lado. Apoyándose con las manos por encima de ella, Ikki posó su cuerpo musculoso sobre Saori. Cuando separó las piernas de ella empujando suavemente con la rodilla, la seda blanca de la falda envolvió la recia tela roja de sus pantalones. Saori lo rodeó con los brazos y las piernas. Cada lugar dónde sus cuerpos se tocaban palpitaba con un fogoso deseo. La excitación desenfrenada del beso de Ikki y la sensación de su peso firme sobre ella hicieron que su cuerpo ardiese y el corazón le latiese a un ritmo descontrolado. Al acariciar su pelo le temblaban las manos.
Ikki cogió su mano con delicadeza y entrelazó sus dedos con los de ella. La sensación de intimidad que experimentó al estar cogidos de las manos mientras él se movía sobre ella hizo que una oleada de anhelo todavía más profunda recorriera el cuerpo de Saori. Podía notar la dureza del sexo de Ikki frotándose contra ella, acariciando su centro del placer con cada una de las sinuosas caricias de sus cuerpos. Ella levantó las caderas, arqueándose de forma acompasada con el ritmo lento y embriagador de él para quitarse su ropa interior. Su corazón latía a toda velocidad; le ardía la piel.
Ikki también estaba temblando. Estaba a punto de consumar su amor con la mujer que amaba, pero también era la primera vez que iba a hacerlo con alguien. Entre la recuperación de sus heridas en batalla, cuidar a su hermano y demás obligaciones, no había tenido la oportunidad de experimentar el acto con nadie más, sin embargo, desde que Saori le había confesado sus planes, y entre sus obligaciones y clases de etiqueta, había visto suficientes videos y leído varios libros para no quedarle mal en este día y experiencia tan importante para ambos. Desde luego, Saori no sabía nada de esto.
Ikki se apartó y se quedó mirando sus senos mientras jugaba con ellos, masajeándolos. Ella sonrió lánguidamente cuando él inclinó la cabeza y los besó. Luego sus besos descendieron y su mano se introdujo entre sus muslos.
Temblando de placer, Saori alargó la mano para tocarlo y empezó a experimentar con roces suaves y más firmes mientras lo acariciaba por sobre los pantalones. Ikki la detuvo lanzando un gemido.
- Estás preparada para recibirme, mi princesa?
Los ojos de Ikki parpadearon con un deseo salvaje al cubrir el cuerpo de ella con el suyo. Ella rodeó su cuello con los brazos.
- Te quiero, Ikki - dijo jadeando.
- Y yo a ti, Saori.
Ikki se quitó rápidamente lo que restaba de ropa y Saori hizo lo mismo. Ikki volvió a ponerse sobre ella mientras Saori podía sentir la excitación de Ikki dura y caliente como hierro.
- Saori - susurró despacio - Te quiero. Te quiero más de lo que nunca llegarás a saber.
Mientras él movía su miembro duro y suave y acariciaba con él los pliegues externos del virginal conducto de Saori, ella arqueó su cuerpo con ardiente impaciencia, temblando de anhelo. Nunca había necesitado algo tan desesperadamente como tener a Ikki dentro de ella cuanto antes. Ikki meció el cuerpo de Saori contra él, la besó ardientemente en la frente y la tomó. Ikki gritó suavemente y echó la cabeza hacia atrás contra la almohada cuando él rompió la prueba de su inocencia.
Saori sonrió. Por fin eran un solo ser, pero al notar dolor tuvo miedo y se preguntó si aquello sería normal. Al no tener una figura materna en su vida, nunca había podido preguntarle a nadie acerca de ese momento. Las disculpas que Ikki le susurró con ansiedad por el dolor momentáneo llenaron la conciencia de Saori. Él le acarició el pelo mientras le murmuraba palabras de amor.
- Pase lo que pase, siempre te llevaré en mi corazón, Saori. Lo sabes, verdad? Nunca te dejaré, nunca te abandonaré – Su voz sonaba de forma entrecortada y cada palabra parecía salir de lo más recóndito de su alma - Te necesito tanto, Saori... Te quiero. No me dejes nunca. Te quiero.
Sus palabras hicieron que se le llenaran los ojos de lágrimas mientras él le hablaba de su belleza y jugaba con su pelo, esperando a que su cuerpo lo aceptase. Ikki le susurró lo bien que sabía y lo mucho que le gustaba el olor de su piel, su risa y sus ojos.
Poco a poco al pasar el dolor, Saori se volvió hacia él en silencio, lo miró a los ojos y rozó con sus labios los de él a modo de vacilante invitación. Él le devolvió el beso con una suave y pausada lentitud, le cogió la mano y entrelazó sus dedos con los de ella otra vez. Saori lo tocó con cuidado con la otra mano, deslizando lentamente su palma derecha arriba y abajo por el costado de él, explorando la curva suave y musculosa de su cadera y su trasero.
Cuando dejaron de besarse, ella alzó la vista hacia sus ojos, lista, agitada y deseosa. Saori sabía muy poco sobre el deseo, pero Ikki la besó más profundamente, indicándole con dulzura cómo tenía que abrirse a él. Ella obedeció tímidamente, abriendo mucho los labios y dejando que él introdujera la lengua en su boca hasta que apenas pudo respirar del abrumador placer de sentirse colmada.
Ikki le agarró los muslos, indicándole que le rodease el cuerpo con las piernas. Su gemido de placer hizo que a Saori le recorriese el cuerpo un escalofrío. Juntó las manos detrás de su cuello y observó fascinada cómo él se apoyaba con las manos por encima de ella y empezaba a hacerle el amor con determinación.
Ikki tenía el cabello despeinado y su cuerpo escultural relucía con el ligero lustre del sudor. La pagoda apenas iluminada con los faroles del puente se hallaba inundada del sonido de sus jadeos y graves gemidos. Ikki introdujo la mano entre sus cuerpos y empezó a frotar el centro del placer de Saori trazando círculos con la punta del dedo corazón al mismo tiempo que le hacía el amor. Sus esfuerzos transportaron a Saori a nuevas formas de placer. Cuando abrió los ojos con esfuerzo y alzo la vista hacia él de nuevo, el hermoso rostro de Ikki tenía los ojos cerrados de placer. Descendió con la vista hacia su vientre; cada músculo estaba perfectamente esculpido y reluciente debido al esfuerzo de sus embestidas.
Su belleza dura y viril la dejó sin aliento. Lo atrajo hacia ella con una trémula urgencia por besarlo al notar que se aproximaba el momento culminante.
- Ikki - dijo Saori con voz entrecortada – Por Athena, no pares.
Ikki no paró, y siguió embistiéndola profundamente entre sus muslos. Empujó y empujó con un vigor lleno de determinación mientras Saori atravesaba a toda velocidad un cielo oscuro de sensaciones que explotaban en su interior; un estallido de placer tras otro. Ikki jadeó, sonoramente y pronunció su nombre con voz entrecortada; luego se quedó rígido debajo de ella, mientras cada centímetro de su cuerpo fibroso se tensaba y palpitaba de alivio. Ella notó cada una de las pulsaciones de su miembro, que se hinchó hasta adquirir un tamaño todavía más grande dentro de ella al alcanzar el clímax, mientras rápidamente salía para derramarse sobre el vientre de su amada.
Cuando Ikki se desplomó sobre Saori, jadeando con cara de asombro, ella ya se encontraba en un estado de gran sensibilidad.
- Te quiero - susurró Ikki.
La besó en la mejilla con una dulzura juvenil y posó la cabeza en su pecho, agotado, sudoroso y temblando. Saori estrechó entre sus brazos a aquel caballero que le quitaba el sueño. Meciendo la pesada cabeza de Ikki sobre su pecho, Saori alzó la vista al techo calado de la pagoda donde detrás de este se veían las estrellas. Nunca había experimentado algo parecido al tangible vínculo que habían forjado entre ellos el acto amoroso, tan cálido e intenso. Habría alguna otra reencarnación de Athena vivido algo parecido?
Ambos descansaron un momento antes de volver a unirse esa noche y regresar a la casa tomados de la mano sin importarles las consecuencias. Saori estaba determinada a hablar con Shion antes de la fiesta de Navidad para que Athena les diera su bendición, de todos modos a estas alturas, ya nada podría separarlos.
Fin del Flashback
Saori quedó de frente a la puerta mientras terminaba de adornar la mesa con los bocadillos recordando esos momentos cuando la puerta se abrió de golpe sin ninguna consideración.
Los cinco voltearon asombrados hacia allá y vieron a Ikki con su actitud cínica de siempre.
- Y bien? Ya estoy aquí. Que quieren?
Todos se quedaron estáticos por un momento, pero Shun fue el primero en gritar:
- Sorpresa! Feliz cumpleaños Ikki!
Ikki se acercó a la mesa de los bocadillos para comerse en silencio uno o dos mientras los demás se atrevían a acercarse a felicitarlo.
Saori se quedó atrás sin atreverse a hacerlo. Se veía totalmente a disgusto y no era para menos después de haber enviado por el a Asgard, mantenerlo preso algunos días y después irlo a botar obligatoriamente a Japón.
- No debieron molestarse – dijo Ikki entre dientes
- No siempre se cumplen 20 – dijo Shiryu
- No tengo nada que festejar – menciono Ikki dándole una pequeña mirada enojada a Saori.
Esta aprovechó para armarse de valor.
- Creo que olvidamos los regalos en la otra habitación, Shun, Seiya, podrían ir por ellos?
- Si!
Los dos salieron corriendo dejando a Shiryu y Hyoga quienes discretamente fueron al rincón contrario para dejarlos hablar.
- Me sorprendí mucho que no me mandaras poner una escolta y grilletes para venir aquí, después de todo soy un maldito traidor, no?
- Si, si lo eres. – respondió Saori viéndolo a los ojos y con los puños apretados – Tal vez hacia Athena y al Santuario no, eso está por verse, pero a mí, Saori Kido, me traicionaste de la peor manera.
Esto agarro por sorpresa a Ikki.
- Yo? Yo no fui el que a la primera oportunidad, traiciono mis votos de amor por revolcarme con Seiya enfrente de todos! – Grito Ikki
- De que carambas estás hablando? – preguntó Saori – Yo nunca me he acostado con… - miró de reojo a los dos caballeros que habían volteado con los gritos de Ikki
El la tomo del brazo y se la llevo
- No mientas! Hubieron muchos testigos en la fiesta de Navidad y hasta fotografías!
- Aquella fiesta donde alguien intentó envenenarnos a todos? Aquella donde a pesar de que sabias que necesitaba que estuvieras conmigo preferiste pasarla toda la noche con Nachi haciendo competencias de quien era más fuerte ignorándome?
- Mentira yo no te ignore – dijo Ikki sorprendido ya que no recordaba nada de eso.
De verdad? Y por qué crees que intente darte celos con Seiya y tu ni te enteraste sino hasta días después? – reclamo Saori – Aquí el que traicionó sus votos, mi confianza y mi amor fuiste tú y solo tú. Pero tranquilo que aprendí mi lección desde hace mucho.
Ikki se había quedado callado tratando de analizar lo que le había dicho Saori. La verdad era que esa noche ni siquiera estaba en su memoria, pero si cuando días después, de algún modo unas fotografías se habían filtrado entre los guardias y el alcanzó a ver como ella estaba tomando ponche del estómago de Seiya.
- Y por eso lo llevaste también a la boda de Milo como tu pareja no?
Saori fue ahora la de la expresión de incredulidad.
- En serio quieres seguir discutiendo? Después de tanto tiempo? Eres increíble.
- Sabes que tengo razón. Por eso no quieres discutirlo.
Saori se le acercó y le picó el pecho a la altura del corazón con el dedo.
- Te largaste de nuevo sin decir a donde, dejándonos solos – dijo Saori – Después cuando me entere de la boda te mande al menos 10 mensajes y no contestaste ninguno. Pero cuando Shiryu te hablo para decirte que vinieras casi corriste. Por lo menos Seiya esta como perrito fiel y no hace promesas que no intenta cumplir a pesar de que ya le deje bien claro que acepte las atenciones de Miho porque no conseguirá nada de mí.
- Dado que mi presencia desde hace seis meses parece molestarte mucho – dijo dolida - debo informarte que me he inscrito a un curso en Suiza el cual durara algunos meses. Todos ustedes podrán hacer lo que les plazca sin que nadie los detenga, y esta será su casa si quieren. Yo ya no tengo la autoridad para detenerlos ni mucho menos, y como Seiya solía decir, ni siquiera soy una verdadera Kido. Para cuando regrese de mi viaje ya seré mayor de edad, podre cobrar mi herencia y comenzar mi vida normal como la he querido desde hace mucho.
- Vida… normal? – mencionó sorprendido - Acaso finalmente hablaste con…
- No. No fue necesario. Ella misma se dio cuenta y me ha relevado de mi obligaciones aunque sea de forma temporal y mi deshonra fue puesta en evidencia con algunas personas – contestó Saori muy seria – No que te importe mucho.
Ikki la tomó con ambos brazos agitándola suavemente para obtener una respuesta a una pregunta silenciosa, pero Hyoga y Shiryu llegaron a tiempo para quitársela.
- Este es uno de esos momentos Ikki, en los que me arrepiento de no haber aceptado la propuesta de Julián Solo en su momento – suspiró de manera triste – Disfruta la fiesta Ikki. No todos los días se cumplen 20.
Antes de que pudiera contestar, Saori dio media vuelta y salió de la habitación siendo escoltada por Hyoga dejando a Ikki en un estado de confusión poco vista en él. Saori dijo que haría una vida normal, pero nunca lo mencionó a él como parte de esa nueva vida, sería que ya había olvidado todo lo que planearon ambos? Acaso él se había equivocado y ella era inocente? De ser así, como podría recuperarla? Ni siquiera yéndose a Asgard por recomendación de Shaka había aminorado los sentimientos que el albergaba en su corazón para Saori. Y ahora? Como evitar que ella se fuera con otro ahora que era libre?
