Capítulo 198

Agosto 17, 3 pm

Templo de Zeus

Olimpo

Ares yacía arrodillado y esposado delante de uno de los tres tronos que tenía Zeus en esa sala. Para sorpresa de todos los presentes, Hefestos también había sido esposado con unos grilletes similares para evitar que ayudara a Afrodita a escapar de su castigo.

Zeus había mandado llamar a Nix, a Gea, a sus hermanos e incluso como un favor especial, le pidió a Hypnos que trajera a Afrodita a su presencia. Hades y Poseidón en sus esencias divinas observaron curiosos a los dos hermanos encadenados frente a Zeus antes de ocupar los lugares a la derecha y la izquierda del Rey de los dioses.

- Nos dirás que es lo que sucede? – pregunto Hades observando el estado de su sobrino

- Asesinó a Keres – respondió Zeus – La ley dicta que debe ser enviado al tártaro.

Ares levantó la mirada hacia Hades para desviarla casi de inmediato. Hades no pudo evitar pensar que había algo que no concordaba. Todo el inframundo se hubiera vuelto loco en papeleo si algún dios o en este caso diosa, hubiera atravesado el muro para ir a los elíseos. Mucho peor, tendría a Hypnos y Thanatos pidiéndole permiso para ir a vengarla y no había sido así.

- Y lo harás? – preguntó Poseidón extrañado que siquiera estuviera considerándolo aunque después de todo, el mismo había ideado esa idea milenios antes.

- Aun no lo sé – confesó Zeus – Hades, no hay forma de volver a la vida a Keres y obviar todo esto?

Las puertas de la sala volvieron a abrirse de par en par y Eris entro:

- Eso no se puede! – declaró caminando hacia ellos

- No creo que te preguntaran a ti – Respondió Hades tragándose su orgullo. Solo había una manera de no poder regresar a un dios y eso era…

- Así es. – dijo Eris frente a Hades – Fue asesinada con una de las espadas Gemelas, las mismas que fueron creadas para asesinar a los titanes. Afrodita la atravesó con ella.

Hades volteo a ver la reacción de sus hermanos pero no dijo nada. Sin embargo Poseidón sí.

- Y por qué carajos no está Afrodita aquí también para recibir su castigo? – gritó entre molesto y asustado.

No solo habían asesinado a una diosa, sino la habían privado de la resurrección y reencarnación gracias al mítico poder que el Caos había depositado en esas espadas junto con otras armas similares usadas en esa misma guerra. Y si Afrodita había matado a una, que le impedía volver a hacérselo a cualquiera de ellos?

Zeus no hablo porque pudo sentir como Afrodita se acercaba por la puerta
siendo escoltada por el dios del sueño, al mismo tiempo que Gea y Nix, quien veía a Zeus algo molesta por haber sido interrumpida su celebración por la muerte de su hija.

- Espero que esto sea en verdad importante Zeus – dijo Nix

- Creo que a ti te concierne más que a nadie tía – dijo Zeus suspirando un poco al imaginar su reacción contra Ares.

- Donde esta Hera? – preguntó Gea – Creí que no se te despegaba nunca.

- Si bueno… está ocupada con Athena – dijo Zeus mirando a Eris. Ella le había asegurado que a persona que él no quería en el santuario, saldría antes de que Hera llegara y eso esperaba.

Afrodita camino directo hacia Eris con la barbilla levantada orgullosa y le tendió las manos. Ya la habían enterado del asunto y no se iba a resistir porque eso todavía no era un juicio y sabía que Ares se echaría la culpa, aunque si por alguna razón no lo hiciera, Nix y Gea la protegerían.

Eris le puso un tercer par de grilletes divinos, que lograban evitar que ningún dios pudiera usar su poder y cosmos para liberarse y la llevo con Ares poniéndole el pie para que tropezara y callera de bruces.

- Hey! Eso duele! – Gritó la diosa del amor y la lujuria al rasparse las manos al caer.

En lugar de compadecerse, Eris le clavo uno de sus estiletes en la espalda de una patada sin que nadie dijera nada, pues todos los presentas sabían que Keres junto a Isis Jr., eran sus únicas amigas.

La levantó del cabello para darle con el puño en la mejilla una y otra vez sin soltarla. Los alaridos de Afrodita estremecían a los tres varones frente a ella. Algunos de placer, otros de dolor ajeno.

Iba a seguir cuando Ares le detuvo la mano en el Aire a Eris irguiéndose imponente.

- Suficiente.

- Todavía después de lo que te hizo la defiendes? – preguntó Eris incrédula zafándose de la mano de su hermano, quien aun sin su poder de dios, era bastante poderoso.

- Golpearla no le devolverá la vida a Keres. En todo caso golpéame a mí – dijo Ares tranquilamente.

Gea no pudo ocultar su desdén contra Eris, pues junto con Keres, era la única que jamás le había demostrado respeto.

- Para esto me llamaste aquí Zeus? Para ver una vil pelea de verduleras? Sé que tu hijo se excita golpeando mujeres, pero no creí que tú también Zeus.

Esto último le pareció un golpe bajo a Zeus, pero se levantó de su trono y la mano.

- Eris… ven aquí junto a mi hija – pidió – Aun no es tiempo de mancharse las manos.

Poseidón también se levantó pero esta vez en contra de Zeus.

- Por qué carajo no pones orden aquí Zeus? Acaso las viejas dominan ahora el olimpo o qué?

- A quien le dices vieja? – preguntó Gea molesta.

Nix la tomó del brazo y la llevó de nuevo a su lado. Zeus se lo agradeció con una gesticulación de su cabeza comenzando a hablar.

- Ares en contubernio con Afrodita, ambos frente a ustedes, asesinaron a Keres – dijo muy Serio – Dado que mi voto podría verse imparcial, quiero que mis dos hermanos Poseidón y Hades, sean los que decidan, junto con Gea y Nix, si hay que convocar a un juicio formal o no. Ya que son cuatro, le daré a Eris el derecho a desempatar en caso necesario.

Los cuatro asintieron con la cabeza y Zeus, habiendo estado presente en el último encuentro entre Nix y Keres, Contaba con que estaría de acuerdo en castigarlos a esos dos por la muerte de su hija. Ya después sería más fácil convencerla de no enviar a Ares al Tártaro.

- Y bien? Quien puede relatar lo sucedido – dijo Gea haciendo una señal a uno de los criados a que le trajera dos sillas.

Zeus alzó la mano.

- Según testigos – dijo señalando a Eris – Afrodita atacó a Keres con la espada gemela de Athena causándole la muerte después de que Ares utilizar esto con ella – dijo mostrándoles el frasco con el logotipo de Hipnos que todos conocían – al parecer para atacarla sexualmente.

Todos voltearon a ver al dios del sueño que ni siquiera pestañeó. Todos los productos fabricados por el estaban prohibidos para uso de, en y por los dioses menos que fuera Zeus, pero por esto mismo, sabía que no habría castigo para él.

La sala guardó silencio un momento y Nix fue la primera en levantarse y caminar hacia Zeus de una forma tan sensual y provocativa que los otros dos tuvieron que desviar la vista:

- Permítanme dejar muy en claro – dijo llegando frente a los tres varones – Que personalmente les daría un premio a este par por lo que han hecho.

Zeus la miró sin poder creerlo, Hades solo se tapó los ojos en actitud fastidiado pues ya lo esperaba y Poseidón fue el único que saltó de su asiento.

- A que te refieres con eso? – gritó

- No seas hipócrita, sobrinito chulo – contestó la diosa – Cuantos años llevas buscando a Tritón para matarlo también? Entonces por qué no habría yo de estar feliz de que ese demonio que tuve por hija haya muerto? – Al ver que Poseidón volvió a sentarse sin decir nada se volvió de nuevo a Zeus – Voto a favor de liberarlos a ambos.

- Igual Yo! – dijo Gea sonriendo y dejando ver a Zeus que posiblemente había cometido uno de los mayores errores hasta ahora.

- En contra – Dijo Poseidón dejándose llevar por la Ira y esperando que su hermano Hades hiciera lo mismo.

Pero Hades no pensaba igual que Poseidón o Zeus. Es estaba sopesando la situación. Ares causaba muchos problemas y había sido el principal culpable de que su juez favorito se hubiera enamorado de la Jefa de estado del Santuario de Athena, pero era también quien más trabajo le daba y dinero le daba a ganar. También podía controlarlo con lo de su hijo mortal y daba buenas fiestas. Afrodita por su parte ni fu ni fa pero venían en paquete así que…

- Voto a favor de ellos. – dijo Hades para satisfacción de las diosas y el odio en la mirada de sus dos hermanos.

Tanto Zeus como Poseidón volvieron a levantarse de sus respectivos asientos como resorte.

- Pero tu estas idiota o qué? – preguntó Zeus

- Mataron a una diosa griega! – reclamó Poseidón – Al rato también se atreverán a hacerlo contigo.

Hades con la misma mirada fría indiferente de siempre contestó:

- La susodicha diosa creaba más problemas para mí que estos dos juntos – dijo señalando a la pareja – Además, de haber sabido que la tía abuela no diría nada, la hubiera matado yo con mis propias manos varios siglos atrás.

- Y además no era 100% griega, así que no aplica la ley – dijo Gea levantándose también sin importarle el dejar la rePUTAcion de su hermana por los suelos – Libéralos.

Comenzaron a discutir entre todos sin que pudieran ponerse de acuerdo. Ninguno escuchó el escándalo que se hizo en la puerta cuando Hera elimino a los guardias que no la dejaban pasar creyendo que estaban alcahueteando a Zeus y abrio las puerta azotandolas.

- Que está pasando aquí? Porque están reunidos todos sin mí? – volteó y vio a Ares con los grilletes – Mi bebe! Te exijo que lo sueltes de inmediato.

Los tres varones se miraron comprendiendo que todo ese asunto se había arruinado tan pronto Hera atravesó la puerta.

- Tú no sabes lo que paso mujer! No te metas! – Grito Zeus envalentonado pero con un poco de temblor en su voz. Hera era de temer y más cuando de Ares se trataba.

- Hades, me haces el honor de soltar a Ares? – pidió Hera viendo directamente a los ojos de su esposo.

- Con placer – dijo su Hermano haciéndolo lo que hizo rabiar a Zeus.

- Ustedes dos me están desafiando! – gritó

- Que haces tú aquí Eris? – preguntó Hera barriéndola con la mirada – Sabes que no eres bienvenida a mi presencia.

- Yo también te quiero… "madre" – contestó encabronada. Con Hera ahí ahora era definitivo que no habría castigo para esos dos.

Ares no se movió de su lugar ni reaccionó a los besos y abrazos de su madre. Afrodita y Hefestos seguían con los grilletes puestos pues Hera no había pedido que los liberaran.

- Bebe porque estas tan sucio y desaliñado? Es por lo que le sucedió a Fobos? Intente llamarte pero no contestaste. – dijo Hera intentando que Ares reaccionara – Ven. Podrás ponerte guapo de nuevo en mi templo.

- Fobos? – preguntó Eris quien parecía no estar al tanto

- No lo sabias? – Dijo Zeus – Esta muerto.

- También lo mataste a el? Te atreviste a matar a tu hijo?

Ares intentó írsele encima a su hermana como había hecho horas antes pero los brazos de Hera lo detuvieron.

- Vamos Hera! Mato a Keres y tú lo quieres premiar? – gritó Poseidón sin acercarse. Valoraba mucho sus joyitas marinas y Hera defendía a Ares como leona.

Hera se volvió hacia Ares sorprendida.

- Es eso cierto? Fue por accidente, verdad?

- Fue con ayuda de la putigolfa de Afrodita – intervino Eris – Exijo justicia para Keres.

- Tu eres la menos indicada para pedir justicia Eris – contestó secamente la reina de los dioses - Si es así, se le haría un juicio justo, no uno a escondidas como este.

- No ira a juicio Hera. – dijo Nix haciendo su papel – Yo como principal afectada lo he perdonado.

Hera corrió a abrazarla conmovida de su generosidad.

- Gracias tía abuela. Yo sé que Ares no tenía la intención de hacerlo pero…

- Esto debe ser una broma! – Gritó Eris – Esto es un maldito circo! Ni siquiera se para que me molesto en pedir justicia si aquí cada quien hace lo que se le da la gana!

Se dirigía hacia la puerta cuando Zeus la detuvo por la mano y le susurró al oído.

- Quieres hacer sufrir a esas brujas? – dijo poniéndole un USB en su mano – Espera. La justicia vendrá sola, pero a tu hermano… en este momento ni siquiera lo disfrutarías. Míralo. No es el mismo. No es el Ares que pudo haber matado a tu amiga. Recuerda. La venganza es un platillo que se sirve frio Eris.

- Hazlos mortales. – pidió Eris.

- Como dices?

- Déjales los grilletes y que vivan como humanos. Al menos así no podrán hacer nada en contra de ningún otro de nosotros en lo que … llega el momento.

Zeus lo pensó bien. Era justo.

- Bien. – regresó con los demás – He tomado la decisión de dejarlos vivir, pero hasta nuevo aviso, deberán vivir 100% como humanos. Así no podrán hacer nada en contra de ninguno de nosotros.

Hades se encogió de hombros y le puso de nuevo los grilletes a Ares pero quitándole las cadenas, lo que hizo que se incrustaran en su piel dejándole solo un tatuaje.

- Lo acepto – dijo Ares sobándose el lugar donde habían estado los grilletes

- Estás loco? No pueden hacerme esto! – gritó Afrodita cuando sintió como Hades también le quitaba las cadenas dejándole también el tatuaje – El mundo no puede vivir sin amor y lujuria!

Hasta que Afrodita gritó eso, Zeus se dio cuenta que era cierto pero era demasiado tarde. Con una sonrisa de satisfacción, Hera la mando directo a su casa en Suiza y a Ares a su mansión en Irak. Ares en realidad no se sentía diferente. Aparte de no poder tele transportarse, o usar su cosmos, el hacia una vida relativamente normal. Afrodita era la que más iba a sufrir y eso que aún no sabía lo de Fobos.

Se vio al espejo y decidió arreglarse. Nadie querría seguir haciendo negocios con alguien que lucía como pordiosero. Tendría que dejar algunos negocios de lado, pero otros podía seguir haciéndolos.

Cuando salió de su baño, y al no haber nadie en ese lugar, paseaba por su casa desnudo cuando recordó haber visto parpadear su correo electrónico con un correo electrónico. Lo leyó y movió la cabeza. Tendría que ayudar a la chica en cuestión. Después de todo, era su culpa indirectamente que ella estuviera sufriendo.

"Prepara tus cosas que un guardia del santuario te ayudara a salir sin ser vista y te llevara a un lugar seguro mientras consigo tus papeles. Hablaremos con calma cuando llegues aquí conmigo"

Pasó por la habitación que era de Keres y suspiró. Tal vez ayudando a esa chica que también estaba embarazada podría resarcir un poco el daño que le causo a la que en vida fue su mejor amiga.

- Ojala estuvieras viva Keres, de ese modo podrías finalmente cumplir mi petición de matarme ahora que soy mortal. Solo a ti te cedería el honor con gusto.

Cerro despacio la recamara a doble llave para que nadie la pudiera abrir y regresó a su oficina. Necesitaría hacer muchas llamadas si quería sacar a Samira del santuario y traerla a su mansión.

Agosto 17, 3 pm

Palacio de Asgard

Asgard, Noruega

Lyfia corrió prácticamente hacia el palacio después de descargar su maleta y cambiarse para ir a recoger a Mist. No había podido desatender sus negocios hasta días atrás, y había tenido que dejarle a la niña a Hilda, pues no había lugar más seguro en todo el país para dejarla.

Agarró los regalos que le traía a Mist y esperaba que Siegfried le hubiera hecho el favor de hacer la fiesta como se lo pidió desde el tren que por un deslave se había retrasado un día.

Traspasó el umbral muy sonriente al ver a las otras niñas brincando en los inflables y los guardias jugando como no queriendo con niños con espadas de madera. Había payasos, magos, mesas de dulces, e incluso una princesa de Disney maquillando a las niñas.

Las niñas más grandes estaban con esta última corriendo y jugando a las escondidillas entre ellas casi tirándola junto con los regalos que tenía en las manos.

- Tranquilas niñas. No se va a acabar el mundo. – reprendió mientras detuvo a una de ellas con suavidad – Saben dónde está Mist?

- Esta con su papa en el brincolin – dijo antes de zafarse para seguir corriendo.

- Con su papa? – dejó sus regalos en la mesa más cercana y corrió hacia donde se veían varios niños brincando mientras rebotaban en el brincolin y volaban a brazos hacia alguien que les hacía avioncito

Había una fila enorme y la siguiente era Mist quien gritaba emocionada mientras brincaba para agarrar impulso hacia los brazos de su papa, pero Lyfia la recuperó en el aire abrazándola contra su pecho.

- Mist! No hagas eso! Te puedes caer y lastimar y…

- No le ha pasado nada la última media hora y dudo que le suceda algo mientras está conmigo – dijo la voz de la única persona que Lyfia no esperaba escuchar ahí.

Mist comenzó a retorcerse molesta en brazos de su madre quien la miraba sorprendida. Regularmente Mist le daba la bienvenida después de un viaje con muchos besos y sonrisas pero esta vez extendió los brazos caprichosamente hacia Aioria.

- Pappa!

Aioria le extendía los brazos y ella se retorcía mas para zafarse de sus brazos pero Lyfia la tomó aún más fuerte y se la llevo de ahí hacia la mesa de regalos.

- Mist! Mami te trajo muchos regalos. No los quieres abrir?

- Cobita?

- Que? No! No mascotas! Regalos nena – aclaró llevándosela lo más lejos de Aioria posible mientras que este la observaba con los ojos entrecerrados esperando el momento apropiado.

Siegfried e Hilda observaban todo desde sus lugares en la mesa.

- Crees que deberíamos intervenir? – preguntó Siegfried

- Aún no. – contestó Hilda – Esperemos a ver qué tan grande se hace el problema.

Mist se entretuvo desenvolviendo los regalos y jugando más con la envoltura que con los juguetes que le habían traído. En cierto momento sus manitas quedaron pegadas con la cinta adhesiva y al no podérselo quitar comenzó a desesperarse y levantarse para quitársela. Al no poder, comenzó a hacer puchero y buscar a Aioria con la mirada y al ver que ella estaba a punto de llorar y con la mejor intensión, Lyfia intentó detenerla del papel enredado, pero esto solo hizo que Mist cayera hacia adelante y se raspara las manos y nariz.

Mas tardo Lyfia en correr los pocos metros que la separaban de ella, que Aioria en levantarla en brazos consolándola.

- Miau miau? Miau miau miau? – decía Aioria tratando de hacerla reír y ella le ensenaba sus manitas raspadas.

Sammy llegó corriendo con cobrita en la mano y se la ofreció haciendo que la niña se distrajera y Aioria pudiera aplicarle su healing desapareciendo sus raspones y dándole un beso en la naricita mientras Sammy le pedía a Aioria que bajara a Mist:

- Que conste que solo te la presto, porque cobrita es mía.- le dijo a Mist quien abrazo más a la muñeca asintiera antes de que las otras niñas vestidas de princesas se llevaran corriendo a Sammy al brincolin.

Lyfia aprovecho para quitarle a Mist de sus brazos.

- Dame a mi hija! – dijo abrazándola

- Nuestra

- No. Solo es mía! Tú no tienes derecho a ella! – grito Lyfia haciendo que varios adultos voltearan

La sangre del león se calentó.

- O sea que ordeñaste mis bolas y la cocinaste en el horno tu sola o qué? – dijo enfadado

- No seas grosero!

- Hora de intervenir – dijo Siegfried corriendo hacia ellos y quitándoles a la niña quien traía cara de sueno abrazando a Cobrita – No es el lugar para que ustedes discutan esto y menos enfrente de ella. Están locos o qué?

- Lo sentimos – dijeron algo apenados

- Vengan.

Siegfried se dirigió hacia Hilda a quien le dejo la niña casi dormida en brazos y los condujo a un salón.

- A ver, ahora sí. Díganse todas las tonterías que quieran. – dijo Quedándose de pie entre los dos.

- No te vas a llevar a Mist! – gritó Lyfia apuntándole a Aioria

- Que parte de no te la quiero quitar no entendiste? Solo quiero el mismo derecho de verla cuando yo quiera!

- No tienes derechos! Ninguno!

- Tu abogado ya te habrá dicho que tengo todos! No me hagas enojar que es el cumpleaños de MI hija!

Siegfried prefirió separarlos un poco más tomando de los hombros a Lyfia unos metros.

- Lyfia, en alguien debe caber la cordura aquí – le dijo

- Estas de su parte? – preguntó dolida – Yo no quiero que Mist sea criada con una madrastra que la odia y de un padre que nunca la quiso.

- Nunca la quise porque nunca me dijiste que existía! – gritó Aioria acercándose a ella hasta que Siegfried lo detuvo – Y por lo de la madrastra, no tienes que preocuparte tanto si no hay otra mujer en mi vida por el momento más que Mist.

Siegfried quedó en silencio al ver que Lyfia guardaba silencio con los ojos muy abiertos con la revelación que Aioria le acababa de confesar. Ella tenía la idea que estaba con la chica pelirroja del Santuario. Aioria al ver que Lyfia se había relajado un poco hizo lo mismo.

- Lyfia, no vine a pelear. Quise pasar mi cumpleaños con mi hija y lo disfrute mucho. Quiero que aunque yo esté lejos geográficamente hablando, ella no pueda decir que su padre estuvo ausente en su vida. No te la quiero quitar. Las cosas están algo álgidas en Atenas y no le podría dar la atención que necesita o la seguridad. Déjame pasar su cumpleaños con ella en paz, como si fuéramos una familia de verdad. Sammy y yo nos iremos mañana y posiblemente no la pueda ver tan seguido como yo quisiera.

Lyfia miró a los ojos a Aioria. Había visto los ojos de Mist cuando hablaba de él o hacia el intento de hablar de él con las doncellas de Hilda y cuando buscó su apoyo después de su pequeño accidente. Podría ser que pudiera darle esos bonitos recuerdos a Mist para que no se los reclamara en el futuro?

- Por favor?

Sammy entro corriendo sin tocar la puerta hasta chocar con los pies de Siegfried.

- Dice la mama de bebe dragoncito que hay que partir el pastel para abrir los regalos antes de que – dijo bostezando también – Mist se duerma por completo.

- Dile que ya vamos – Contestó Siegfried y al ver que volvía a correr – Y no se corre en los salones!.

Sammy frenó un poco pero siguió caminando rápido y cuando vio que ya no la veían volvió a echar a correr.

- Está bien. Hoy… me olvidare de molestarte por el bien de Mist, pero esto no cambiara nada.

- Me sirve por el momento – dijo Aioria ofreciéndole su brazo para salir del salón y mostrar un poco de cordialidad ante su hija.

Siegfried los siguió detrás complacido. Al menos aun esos dos no habían desatado una guerra, aunque la tregua solo había sido pactada por algunas horas más, tendría que ser suficiente por el momento.

Agosto 18, 7 am.

Recinto de amazonas

Santuario de Athena, Grecia

Geist, Mayura, Marín, Yulij, Kyoko, Junet y Shaina estaban esperando la visita programada del Patriarca al recinto. Les había enviado un mensaje por la tarde y habían pasado la noche limpiando para que quedara reluciente.

- Gracias por ayudarnos Shaina - dijo Geist – Tú conoces sus gustos.

- Pues no siempre. Últimamente ya no le puedo seguir la pista. Demasiadas cosas están pasando a nivel "gerencial "y algunas ni siquiera yo las sé, pero Shion pasa cada vez más tiempo solo en las termas tratando de relajarse para no estallar.

- Ufff! Si ni entre Aries se entienden, los demás estamos perdidas, verdad Junet? – dijo volteando hacia donde la rubia estaba recostada en el sofá con los pies sobre la pared riendo y masajeándose con alguien en el celular – Junet? JUNET!

Del susto hasta dejo caer el celular del recinto, pues estaba de guardia.

- Si lo rompes lo pagas – dijo Shaina sonriendo – al menos esto cuenta como mi entrenamiento diario verdad Geist. Di que sí.

- Si.

- Yupi!

Junet seguía en su misma posición, sin entrar a la plática de las chicas.

- Junet, por que no dejas eso y vienes para acá – dijo Marín – Si el Patriarca te ve ahí va a creer que estás jugando y…

- Y no creo que YO deba preocuparme de lo que él pueda pensar ya que yo SI estoy sirviendo fielmente sus órdenes, no como otras que no digo nombres pero me están molestando – dijo en tono casi cantarín.

Shaina se acercó a Junet.

- Te sientes bien? O es el PMS? Con quien hablas o de que te ríes. Enséñame.

- Que? No puedo decir nada? – dijo un poco menos agresiva entregándole el celular – Solo es Shun.

Shaina revisó el celular. Efectivamente solo hablaba con Shun.

- Shun? Creí que él y tu…

- No somos novios. Él me manda imágenes chistosas para no aburrirme – aclaró Junet – Por ejemplo esta del Sr. Aioria dándole una mordida a su pastel de cumpleaños - le mostro la foto. Aioria tenía toda la cara embarrada de pastel y Mist de caballito sobre sus hombros embarrándole el pelo

- Que ternuritas. Es Mist! – dijo Shaina sin recordar que Marín estaba a pocos metros – Como es que Shun tiene estas fotos?

- Se las paso su hermano – contestó Junet y después agregó con voz suficientemente fuerte y venenosa como para que Marín la escuchara – Quien es Mist? Por qué esta con el Sr. Aioria? Mira. Aquí hay una foto muy tierna – dijo mostrándosela a Shaina – Quien no lo conociera, pensaría que es una foto familiar. Esta chica hace bonita pareja con el Caballero de Leo.

El cosmos de Marín encendiéndose alertó a Shaina que había escuchado.

- El teléfono no es para que estés jugando Junet. Levántate y ven con nosotras que no tarda en venir El maestro y…

Se escuchó un alboroto con las niñas afuera y supieron de inmediato que ya había llegado. Todas salieron y las niñas, Kakyuu incluidas, rodeaban al patriarca con alegría y muchas preguntas sobre todo después de que vieran la nueva armadura de su compañera.

- Niñas, niñas… tranquilas – dijo Shaina tratando de poner orden.

- Déjalas. Ha sido negligencia mía no bajar y convivir con ellas. – se dirigió a las niñas – Que les parece si me dejan hablar con sus hermanas mayores y cuando regrese les cuento una historia?

- Si!

Shaina sonrió al ver la alegría de las niñas.

- Está bien. Que les parece si mejor le ensenan como hacen las mejores galletas de chismas de Grecia.

- Podemos ayudar? – preguntó la más pequeña.

- Si. Vayan.

Todas salieron corriendo hacia la cocina y Marín le hizo una señal a Kakyuu para que las vigilara. Shion entró a la sala común y las siete lo siguieron. Shion admiró lo limpio y acomodado que estaba y se sentó en el sillón de una plaza conminando a las otras a hacer lo mismo delante de él.

Lo hicieron y esperaron a que él les dijera algo, pero él se tomó su tiempo para hacerlo.

- Señoritas, he bajado hasta aquí por varias razones. Es preferible hacerlo donde no hay oídos extras. – comenzó a decir. Ninguna de las siete hizo ningún ruido. – En primer lugar, debo avisarles que habrá varios cambios que las afectara directamente. Este Santuario ha cambiado de las manos de Athena a las de la diosa Hera – Pudo sentir la incomodidad de todas que iban a comenzar a alegar pero el continuo – Y como saben, ella siempre ha protegido a las féminas que están a cargo de proteger a los dioses, por lo que pueden esperar que haya cambios favorables para ustedes.

- Pero nosotras servimos a Athena! – reclamó Junet

- Qué pasa si no queremos servirla a ella? – pregunto Yulij

- Pueden renunciar y abandonar el santuario desde luego – dijo Shion tranquilamente - No es como que en nuestro historial no tengamos personas que lo hayan hecho, y otros a los que consideramos traidores al haberse unido a otro bando justo en este momento.

- Lo dice por Shaka, verdad Maestro – pregunto Marín

- En realidad lo decía por otra cosa – dijo Entregándole un sobre a Kyoko – Pero gracias por recordarme cierto incidente con ese… hombre del cual también tengo que hablarles.

Marín se levantó de su asiento para sorpresa de sus cinco compañeras porque a Junet ya no le sorprendía.

- Él no es un traidor!

- Si lo es, o no lo es, hasta donde yo sé, no es asunto tuyo. Lo que si se es que fue un descuido mío el no haberlas advertido en su momento de que desde su desaparición, cualquier persona que se tope con él, deberá hacérnoslo saber para poder saber cómo actuar – se dirigió a todas las demás – Shaka ex dorado de virgo y ahora General Marino de Poseidón, hasta nueva orden, no deberá pisar este santuario bajo ninguna circunstancia y desde luego, debido a su situación legal, tampoco podrán entablar ningún tipo de relación desde amistad hasta algo más hasta que no se aclare todo. Espero que esto quede claro para ustedes quienes, desde luego, tienen la última palabra por el primer punto que vimos el día de hoy.

Todas asintieron y Shion pudo leer la indecisión en la cabeza de Marín y en parte la comprendió porque no tenía opción. En realidad él también se sentía igual pero su responsabilidad era demasiado grande como para botar todo como en realidad quería hacerlo.

- Aclarado esto y regresando al tema original, la representante de Hera vendrá en estos días a presentarse y las que vayan a quedarse deberán mostrar el mismo respeto que con la anterior diosa. Se supone que el cambio es para bien y aún no sabemos si es temporal o no, pero preparen a las niñas también, por favor. Si alguna de ustedes decide que este ya no es su lugar, por favor encárguese de que las niñas sean transferidas a otra maestra o dígannos si ellas son elegibles para trasladarlas a algún orfanato de la fundación. No habrá ninguna recriminación de nuestra parte, de eso puedes estar segura, Marín.

Intentando ocultar sus sentimientos, Marín volvió a sentarse muy erguida y con las manos en las rodillas.

- Ahora bien – siguió hablando Shion sabiendo que después de lo que había dicho, ninguna otra cosa habría de sorprenderlas peor – Debido a ciertos eventos inesperados, Kyoko aquí presente, cambiara de residencia.

- Ahhh felicidades! – dijo Mayura – Finalmente regresaras a casa? (de donde no debiste salir?)

Shion volteó a ver a Mayura. Desde cuándo tan agrios pensamientos.

- No. Se ha comprometido con El caballero dorado de Aries, así que se mudara en cuanto termine su misión especial en Cabo Sunion que fue pospuesta hasta que termine esta reunión. Hagan la transición lo más suave posible por favor.

- Que hiciste que cosa? – Exclamó Marín quien parecía ser la única que no estaba al tanto de la situación.

Kyoko comenzó a tamborilear el sobre en sus manos. Estaba demasiado ansiosa por leerlo y por eso evitó contestar la pregunta de Marín quien miró de reojo a Geist. Aunque nadie lo dijera en voz alta, todas sabían que Mu y Geist eran muy cercanos.

- Y una última cosa antes de subir. Geist ha… rescindido voluntariamente a su puesto como Jefa del Recinto y se me ha dado la recomendación para colocar a Marín o a Mayura en el puesto.

Ahora fue el turno de todas de voltearla a ver.

- Por qué? – pregunto Yulij – Creí que te gustaba el puesto.

- Motivos personales – contestó la pelinegra

- Si pero… eso nunca te detuvo antes – volvió a decir Junet.

Shion sintió la incomodidad de Geist y prefirió interrumpir.

- Señoritas, fue su decisión. Ahora. Shaina, Geist, Junet, Kyoko y Yulij, decidan a quien creen que sea más capaz entre ellas dos o que merezcan el puesto. – vio que las cinco se miraron sin saber cómo empezar – Geist? Marín o Mayura.

- (pts.… en serio? No puede ser como voto secreto?) – Uhhh Marín

- Yulij?

- (experiencia y virtudes?) Mayura

- Kyoko?

- (que fácil) Marín

- Shaina?

- (por que me hace esto? Pero ellas necesitan una líder…) Mayura.

- Muy bien. Tenemos dos votos para cada una. – dijo Shion. Todas voltearon a ver a la más joven de todas ellas – Y bien Junet? Tu voto es el decisivo para este asunto. A quien preferirías tener como Jefa del Recinto? A Marín o a Mayura.

Junet se quedó en silencio unos minutos sonriendo. Eso era demasiado bueno para ser cierto. Comenzó a jugar con su dedo mientras enroscaba su cabello en el en una actitud que Shaina reconoció como propia cuando quería joder a alguien.

- (Marín o Mayura? Que dilemooooon Jajaja) – Mayura

Shion asintió. La decisión ya la había tomado el, mas no por eso no les daría el derecho a "votación" de las chicas.

- Muy bien, felicidades Mayura. – dijo Shion – Espero que como tus antecesoras, hagas un buen papel al estar al frente de todas las mujeres que viven aquí. Con los nuevos cambios que estoy seguro habrá, necesitaran a una persona fuerte y que las sepa poner en cintura. Tomaras posesión cuando la representante de Hera venga. Creo que por el momento es todo lo que tenía que decirles y…

Volteó hacia la puerta y se levantó. Había problemas en la octava casa y Shura lo estaba llamando.

- Tengo que irme. Shaina. Sube tan pronto puedas. – dijo Desapareciendo del lugar.

Kyoko se fue a un rincón a abrir el sobre con desesperación mientras las demás discutían lo que acababa de suceder. No bien acababa de leer el contenido de la carta cayó de rodillas sollozando.

Junet se acercó rápidamente.

- Que tienes? Te pasa algo?

- Mi hermana…

- Shoko? Que con ella?

- Ella… ella…

Por toda respuesta le extendió la carta para la que leyera. En el documento se leía que Shoko, hermana de Kyoko, y ex Santia, se había enlistado de manera voluntaria a las filas de Poseidón como aprendiz de Sirena bajo las órdenes directas de Aleix de Dragón Marino.

- Bajo las nuevas reglas, yo ya no podre verla nunca mas – lloro Kyoko

Junet la abrazó empáticamente.

- No te preocupes por esa regla. Estoy segura de que algo podrás arreglar para volver a verla, después de todo ella no era del servicio activo y la regla no aplicaría.. – dijo Junet – Y estoy segura de que si de algún modo esto te es imposible, puedes pedirle a Marín que te ayude.

- Marín? – preguntó limpiándose las lágrimas – Por qué?

- De buena fuente sé que Marín y Aleix son IN-TI-MOS "amigos" por lo que podrá arreglar algo. – contestó Junet con un tono que hizo enfurecer a Marín quien se abalanzó sobre ella llegando a conectarle un golpe en la cara antes de que Shaina pudiera quitársela de encima.

Mayura contuvo a Junet y Shaina condujo a Marín al patio a regañadientes.

- Marín! Qué demonios te pasa? – le preguntó Shaina – Porque la golpeaste?

- Me ha estado molestando desde ayer! – respondió Marín enfadada. - Pareciera que todos se han confabulado para hacerlo!

- Todos? Marín!

- Todos! Y te estoy incluyendo a ti! – gritó Marín empujándola a un lado para ir a su cabaña pero Shaina le cerró el paso

- Ahora yo que te hice? – preguntó

- Aparte de no apoyarme para yo ser la Jefa del Recinto? Por qué no me dijiste que Aioria estaba en Asgard solo! – le reclamó – Fue a verla a ella verdad?

- Como esperabas que te lo dijera si estabas de viaje para tratar de recuperarte de lo mismo? – respondió Shaina comprensiva – En tus correos con tus fotos te escuchabas tan feliz que no quise echártelo a perder.

- Porque dejaste que se fuera?

Shaina suspiró.

- Marín… él estaba relativamente bien hasta hace unos días. Su cosmos dio un bajón tan grande que cuando pidió el permiso, ninguno tuvo el corazón de decirle que no. – le dijo tratando de tranquilizarla – Además solo fue a ver a Mist porque era su cumpleaños y como prueba de ellos se llevó a Sammy y tú sabes que esa nena no se le va a despegar por nada.

Marín se abrazó a si misma entrando a su cabaña. Shaina iba a entrar tras de ella pero recibió un mensaje de texto que la hizo salir corriendo del recinto escaleras arriba no sin antes pedirle a Mayura que se quedara con Marin:

"Samira desapareció. Alerta a los guardias"

Agosto 18, 5 pm

Celdas del Calabozo

Santuario de Athena

Shion caminaba sin hacer ruido por los pasillos que llevaban a la celda donde estaba Mu aun vestido en su magnífica túnica azul marino. Como si no fueran suficientes los problemas normales del santuario, ahora Samira había huido y al menos tres casas doradas no podrían dormir. Ya habían peinado el santuario y pasado lista. Solo había alguien desaparecido aparte de ella pero que había sido uno de los guardias más antiguos que había sido encontrado horas más tarde en el bar ebrio hasta las patitas creyendo que era su día libre, aunque no lo era.

Disminuyó la velocidad de sus pasos al escuchar una melodía ser cantada por su joven discípulo:

So many words for the broken heart
It's hard to see in a crimson love
So hard to breathe
Walk with me, and maybe
Nights of light so soon become
Wild and free I could feel the sun
Your every wish will be done
They tell me...

Show me the meaning of being lonely
Is this the feeling I need to walk with
Tell me why I can't be there where you are
There's something missing in my heart

Life goes on as it never ends
Eyes of stone observe the trends
They never say forever gaze if only
Guilty roads to an endless love (endless love)
There's no control
Are you with me now
Your every wish will be done
They tell me

Show me the meaning of being lonely
Is this the feeling I need to walk with
Tell me why I can't be there where you are
There's something missing in my heart…

Shion dio los últimos dos pasos hasta que Mu pudo verlo y solo suspiró. Parecía no haber podido dormir, y no se atrevió a levantar la cara ante su maestro.

El guardia rápidamente le abrió la puerta y Shion entró para sentarse en el catre mientras que Mu, demasiado avergonzado, se quedó sentado en el suelo evadiendo su mirada. Ambos se quedaron callados unos minutos antes de que Mu fuera el primero en romper el silencio.

- Maestro, perdón por haberle fallado… otra vez – dijo con un tono arrepentido – De verdad no quería…

Shion subió su mano para evitar que siguiera diciendo nada más.

- Todos hemos cometido errores de esa naturaleza y con las mismas o peores consecuencias Mu, pero si me hubieras dicho que te interesabas en ella, sabes que te hubiera apoyado para que fueras feliz - dijo en tono tranquilo sabiendo que Mu estaba arrepentido de corazón – Aunque me sorprendiste en tu elección. Por nuestra última conversación, creí que habías logrado rastrear alguna lemuriana de raza pura. – dijo – Desde luego Kyoko viene de una muy buena familia japonesa y dudo que tengas alguna queja respecto a sus ancestros.

Mu iba a aclarar las cosas pero lo único que hizo fue abrazar sus rodillas y pegar su cara a ellas. Shion trataba de no sonreír. Claro que lo estaba torturando. Sobre todo después de su conversación con Geist y sabiendo "casi" todo lo que estaba pasando.

- Además, incluso tu padre me hizo repelar varias veces con sus… tonterías juveniles, pero hasta él hubiera reprobado tu exhibicionismo sin sentido y con una saint. Estaría muy decepcionado de ti. – dijo Shion sabiendo que esto le dolería más que cualquier castigo

- Lo sé – fue la respuesta apenas audible de Mu

Shion lo atrajo de los hombros para que perdiera el balance y se recargara en sus piernas. Estuvieron así de nuevo unos pocos minutos antes de que Mu le preguntara:

- Lo de Aioros, es cierto?

- Que parte?

- Lo nombró su sucesor? – Preguntó Mu levantando la mirada hacia él.

- Es cierto.

- Pero… por qué? Por qué ahora? – insistió Mu

Shion le acaricio la cabeza con ternura como cuando Mu era solo un niño pequeño.

- Porque mi tiempo ya pasó Mu. Aioros tiene la paciencia y poco a poco va desarrollando la sabiduría para tomar mi lugar muy pronto. – contestó – Técnicamente yo ya debería estar descansando en paz, en mi tumba, velando por ustedes desde donde estuviera. Pero en lugar de eso, accedí de nuevo a estar a cargo de un santuario que ya no tiene razón de ser, de 12 niños dorados de más de 25 que parecen adolescentes calenturientos que además no me respetan ni respetan los preceptos que su propia diosa a la que dicen adorar, impuso y sin contar a los demás que viven en este santuario y estoy cansado Mu. Muy, pero muy cansado.

Mu sintió ahora empatía con su Maestro. Nunca se había puesto a pensar en todo lo que él tenía que cargar a cuestas sin quejarse. Shion suspiró. Que estaba pasando con él? Ahora se estaba confesando con Mu? Tenía que cambiar de tema.

- Sabes Mu? Creo que de todos mis alumnos a lo largo de estos doscientos años, tu eres el que a mas historias le he contado. Las recuerdas?

A Mu se le iluminaron los ojos.

- Las recuerdo todas y cada una de ellas Maestro. – dijo en un tono más Alegre

- No te conté todas porque no algunas no son aptas para los oídos de un niño pequeño, por poderoso que este sea – Dijo Shion – Pero, te gustaría que te contara alguna?

Mu se incorporó por completo y se sentó emocionado frente a su maestro con las piernas en posición de mariposa.

- Me encantaría y me levantaría un poco el ánimo – contestó Mu – Siempre me motivaron para ser como usted.

- Yo espero que tu llegues a ser mucho mejor que tu padre y que yo en todos los aspectos Mu, pues como te dije antes, he tenido un par de errores que a la larga incluso me costó la vida. – menciono el patriarca de forma reflexiva – Siempre antepuse mi deber para con Athena sin medir las consecuencias de mis actos e incluso, tomando vidas de inocentes y perdonando a quienes no debía…

Mu miraba intrigado a su maestro. El creía que las historias que le contaba de niños eran simples cuentos de héroes y batallas ficticias, pero aparentemente no había sido así. Sería que confiaba tanto en el que le contaría algún otro secreto?

- Posiblemente a partir de hoy, me veas más como una persona normal que como tu maestro, me pierdas respeto o incluso algo peor Mu, pero es parte de lo que solo 2 personas aparte de mi conocen y solo una de ellas sigue caminando entre nosotros y sé que me reganara por compartirlo contigo, pero necesito que comprendas que todas las decisiones que tomamos, buenas o malas, tienen consecuencias y es responsabilidad de nosotros que las tomamos dejar de maldecir a nuestra suerte por ellas y soportarlas.

- Comprendo maestro.

Shion se puso en una posición más cómoda frente a Mu quitándose su casco y su máscara.

- Tu padre, cuando dejo de ser mi mejor alumno, pasó a ser junto a Dohko uno de mis mejores amigos a pesar de que durante muchos años no pude perdonarle el haber sucumbido ante los encantos de la misma mujer que yo, nos perdonamos mutuamente y fuimos casi inseparables hasta su muerte.

Mu puso más atención que de costumbre, pues hasta la fecha, Shion se había negado a darle más información de la que existía en los archivos.

- Muerte que solo pudo ser provocada por una diosa, cuando el ya no estaba en su apogeo. – sonrió – Creo que ya no podemos considerarnos jóvenes después de los 100 años humanos y él ya tenía 200.

Mu lo miró con grandes ojos. Su padre había fallecido por culpa de una diosa? Cual?

- Lo único que nunca pude averiguar Mu, fue quien fue tu madre o que estaba haciendo en esa maldita isla el día que tu padre te rescató de la muerte y falleció. Cuando Gigas te trajo a mí, venia exhausto y no recordaba casi nada de la batalla, pero me dijo que el objetivo de todo eso había sido el asesinato de tus padres y lo consiguió.

- Gigas? El Sanbocho anterior a Shaina?

- El mismo.

Mu apretaba los puños.

- Quien fue esa diosa que me dejo huérfano? Dígame!

- No Mu. Ni tu estas aun preparado para saberlo, ni yo para decírtelo, pero sí puedo decirte como la conocimos – Mu asintió y Shion continuó recordando lo que había sucedido 34 años atrás.

Inicio de flashback

Toda la tropa estaba lista para la batalla. Habían conseguido un pequeño barco y se adentraban a la zona de la isla maldita de la Reina Muerte, comandados por Los Santos Dorados de Escorpio, Leo, Tauro y Aries; Daidalos de Cefeo, Arles de Altar, y Gigas de la Llama comandarían la segunda línea y algunos santos de bronce y Ghost Saints como refuerzo. Su misión: Derrotar a los Black Saints que habían traicionado sus votos al santuario.

- Estas seguro de que ella estará ahí? – pregunto Atla de Aries

- Si está ahí, te aseguro que mi Antares la purificara y la redimirá de su traición – fue la respuesta de Demian de escorpio refiriéndose a la chica que le había robado el corazón y había escapado para revelarse contra el santuario y por quien rogaba que solo fuera un rumor mal infundado.

Atla miró la Isla a lo lejos y pudo atisbar el emblema ondeando en el asta. Entonces era cierto. Alguien tan o más poderoso que Athena misma estaba tras todo esto. Se reportó telepáticamente con su maestro y patriarca y desembarcaron solo los santos dejando atrás las tropas para no llamar tanto la atención.

Había un pequeño pueblo que estaba siendo construido para los santos y su familia y Daidalos no dudó en subirse a un anaquel de madera para gritar.

- Ríndanse y evitemos muertes innecesarias – gritó pidiendo a Athena que evitara una masacre innecesaria.

Algunos voltearon a verlo pero solo una persona contestó:

- Lo siento Santo – dijo una voz femenina a quien todos reconocieron como de Nadia , la santa de plata del Águila que había abandonado el santuario ya casi 9 meses y ahora estaba vestida con la armadura negra de acuario.

Demian no dudo un momento y se le acercó abrazándola con fuerza sin poder preguntarle por qué lo había abandonado para renegar de ellos sobre todo después de aquella noche en la que finalmente habían estado juntos por primera y única vez de tanta emoción de verla de nuevo.

Alguien más salió del barco sin que ningún atenientes se percatara y camino hacia ellos envuelto en una capa. Nadie excepto Nadia que quedo frente al muelle, quien inmediatamente reconoció su porte al caminar y el largo de sus dedos al examinar detenidamente el trabajo del artesano lemuriano que confeccionaba las cajas de pandora negras cerca de ahí.

Miró preocupada a su alrededor. Si su señora lo veía ahí, podría ser una clara provocación para ella y lo que menos quería era ver correr la sangre de sus excompañeros.

- Váyanse por favor. – suplicó a Demian, quien no entendía el porqué de su rechazo.

- No hare eso hasta que me des una explicación. – contestó Demian

Nadia se separó de Demian y volteó involuntariamente hacia donde estaba su propia cabaña. No suplicaba en balde, pues sus gemelitos recién nacidos apenas una par de semana atrás, dormían plácidamente y lo que menos quería era que una confrontación pudiera dañarlos. Ella no sabía que estaba embarazada hasta que había abandonado el santuario y se hubiera asentado. Su nueva señora le había puesto a Krest como maestro, quien tiempo atrás fuera también un santo de acuario, a ensenarle el arte de los hielos eternos.

Shion fue con calma hacia donde estaban los demás. No traía ni su casco, ni su túnica, ni su máscara. Sus propios santos lo miraron asombrados. No sabían que vendría, pero Shion sabía que lo necesitarían más ahí que el santuario, donde suficientes caballeros se habían quedado a defenderlo en caso de emergencia.

Se detuvo frente a Nadia con una mirada de decepción, tristeza y melancolía mientras Demian se colaba entre ellos. El silencio era demasiado pesado y Atla se dio cuenta que Shion estaba dudando al ver a la pareja, pero tantos años al frente del santuario con una lealtad ciega hacia Athena a pesar de todo, ganó.

Shion no hizo dijo o hizo nada. La sola mirada hizo que Nadia intentara eludirla y por costumbre puso una rodilla en el piso que hizo que Demian se hiciera a un lado.

- Señor – dijo la Chica sin levantar la mirada – Le suplico que se marchen inmediatamente de la isla. No tenemos ningún conflicto con ustedes y solo queremos vivir libres y sin ataduras.

- Uniéndose al enemigo? Eso me parece totalmente incongruente con tus palabras. – dijo con voz tranquila pero potente para que todos lo escucharan – Sabes que los traidores, porque si Nadia, lo veas como lo veas, son traidores y desertores, pues juraste lealtad a Athena y sin ninguna explicación renegaste de tus votos, y todos saben que el castigo es la muerte. Así que les doy 15 minutos para entregarse.

Nadia se quedó en silencio. Él tenía razón.

- Lo que dice es justo – contestó para horror de Demian – Dejen que enviemos lejos a nuestras familias y prometo que haremos lo que usted ordene.

Shion sonrió condescendientemente.

- No. La ley obliga a tomar a los hijos de los desertores y criarlos para que cumplan los votos que sus padres rompieron. Acaso lo olvidaste también? O… acaso tienes hijos que ocultar?

Una adolescente de cabello a media espalda rubio y vestida con una armadura negra y otro chico un poco más grande se presentaron ante ellos.

- No podemos permitirte hacer eso. – dijo la chica mientras el horror se dibujaba en la cara de Nadia.

Shion volteó a verlos y de inmediato supo que aquellos no eran simples chiquillos.

- No te aburres de equivocarte una y otra vez anciano? – repitió mientras Shion la veía detenidamente.- Como te atreves a venir a mi isla sin invitación a amenazar la paz que aquí reina?

- La Reina muerte me supongo? Tal vez debieron bautizar la isla como de la princesita de Disney. – se escucharon algunas risas entre ambos bandos que hizo que ella frunciera el ceño – Me parece que no queremos hacerle nada a su "preciosa" isla, sino recoger a algunos de sus habitantes que como bien sabe, desertaron de nuestras filas. Estoy en mi derecho de estar aquí y no estoy iniciando ningún confronta miento… aun.

La chica camino muy segura hacia el con un báculo con el que amenazó con tocar a Shion, pero este nunca se movió.

- Mira anciano, te diré el propósito de lo que hacemos aquí y veras porque no es necesaria tu interferencia y saldrás de aquí corriendo lleno de miedo junto a tus "fieles seguidores".

- Lo dudo un poquito, pero te escucho desde luego. – dijo Shion sin ninguna expresión

Tanto los caballeros negros, como los atenienses esperaban la menor provocación para defenderse y repeler, pero ninguno de los lideres les dieron ninguna señal.

- Mi amo y señor está tratando de demostrarle a…

- Momento – interrumpió Shion volviendo a sonreír – Amo y señor? Entiendo por tu cosmos que eres una diosa al igual que tu compañero… sirves a otro dios mayor? Acaso te castigaron?

Ella se sonrojo y volvió a enfadarse.

- Deja de interrumpir! Odio que me interrumpan! – dijo dando una patada al piso en forma de rabieta que hizo a Shion hacer su sonrisa más amplia – Ares intenta demostrarle a Zeus que también puede proteger la tierra, así que estoy reentrenando santos para que ellos luchen la próxima guerra Santa en lugar de ustedes.

Shion se volvió hacia el joven que la acompañaba.

- Es broma cierto?

- No Shion – contestó sorprendiendo al patriarca por saber su nombre – Mi padre desea crear un santuario alterno y que sus Santos negros puedan vivir aquí y procrear sus mismos sucesores así evitaremos el secuestrar niños como ustedes y Poseidón. Una pequeña variante que él considera necesaria y su propio derecho, pues también es el dios de la guerra.

- Ya veo. Pueden secuestrar y robar Santos pero no niños. – dijo Shion – No me sorprende de el con su historial. – después se volvió hacia Nadia – Les quedan 10 minutos!

Los Santos negros comenzaron a correr hacia una segunda villa más allá del muelle mientras Nadia, al verse perdida, le confesaba a Demian el nacimiento de sus bebes y El segundo dios hablaba con Shion en presencia de Atla tratando de calmar las aguas. Todos comprendían que su destino era inevitable excepto uno. Traía ciertas viejas rencillas con Gigas quien, como buen santo de las llamas, se prendía fácilmente. No es que fuera poderoso ni mucho menos, sino que cuando se enojaba perdía el control del fuego ocasionando desastres tales que la gente lo confundía con poder.

Ninguno de los estrategas de ambos bandos pudieron prever que estos dos santos menores fueran a ocasionar tal tragedia. En una última provocación del santo negro hacia Gigas, este no pudo contenerse y a traición lo atacó.

- Llamas eternas! - gritó Gigas siéndole imposible a nadie de los presentes parar el ataque y solo hasta que escucharon el angustioso grito del black saint al ser quemado vivo se dieron cuenta que era demasiado tarde.

La joven diosa atravesó el cuerpo del hombre en llamas con su guadaña para quitarle su sufrimiento y se volvió molesta hacia Shion.

- Se les dijo que se fueran y no hicieron caso. Ahora cobrare vida por vida. – dijo mientras señalaba a Gigas con el índice.

De algún modo, a pesar de que Gigas había tenido la culpa, sus compañeros se pusieron en calidad de defensa para no dejarlos que nadie lo tocara pero todo ocurrió tan rápido, que Demian y Nadia fueron separados en medio del conflicto y todos comenzaron a atacarse entre los dos bandos.

Shion junto a Atla intentaban hacerlos razonar, pues eso no era parte del plan, pero era imposible con los ánimos tan calientes como el mismo suelo en el que estaban parados. La batalla duró horas entre que la diosa solo quería matar a Gigas y Shion lo impedía ya sea tele transportándolos o repeliendo sus ataques, pero poco a poco ella comenzó a perder interés en Gigas y concentrarse en el patriarca.

Shion estaba entre orgulloso y preocupado: Orgulloso porque ya podía considerarse como sus antecesores peleando con dioses sin dejarse ganar y preocupado, porque podía sentir que había mucha gente civil alrededor aunque esa isla no podía considerarse un paraíso tropical. El calor era infernal y el volcán activo hacia que el aire fuera particularmente denso y desagradable.

La diosa desapareció su cosmoenergia para que Shion usara sus técnicas contra ella, mientras ella preparaba su arma favorita. Cuando Shion junto toda su cosmoenergia preparándola para un solo
ataque, jamás imagino que justo cuando Shion arrojo miles de estrellas fugaces con su revolución de polvo estelar en contra de ella, para horror de Demian y sus demás compañeros, Nadia se interpuso entre su técnica y la diosa esperando que Shion detuviera su ataque sin saber que esto no era posible.

- No! – gritó Demian desesperado corriendo hacia ella para tomarla en sus brazos.

Shion también se arrodillo ante ella dejando a la diosa estupefacta. Ya con la mirada en Demian, y sus últimas fuerzas Nadia miró a Demian y susurro:

- Llévalos… con mi hermana… - y cerró los ojos para no abrirlos jamás.

La isla había comenzado a ser evacuada de los civiles cuando la enorme cosmoenergia de la diosa se hizo presente. Shion pudo ver que de sus ojos azules parecía salir fuego.

Shion dio la orden de retirada. Ya había sido demasiada muerte y destrucción por un mal entendido. La tierra comenzó a temblar y todos corrieron hacia los barcos.

- Debemos hacer que todos se marchen y contenerla aquí – dijo Shion viendo como incluso el chico que acompañaba a la diosa corría hacia la cabaña de ella para rescatar a sus bebes que quedarían olvidados y su padre lo mataría si eso ocurría pues ya les había dictado su destino.

Los caballeros atenienses comenzaron a ayudar a los demás a evacuar y a regresar al barco mientras que solo Demian, Atla, Daidalos y Shion se quedaron a resistir la Ira de la Reina Muerte quien aumentaba furiosa su cosmos cada vez más. En la punta del volcán podía verse una luminiscencia inequívoca de que el magma había subido hasta niveles muy peligrosos.

- Váyanse y sálvense – dijo Shion a Atla – transpórtalos de ser necesario!

- No me iré sin usted maestro!

- No tenemos tiempo para discutir. – gritó Shion

Demian se levantó decidido del suelo.

- Yo me quedare y la contendré aquí. Váyase maestro, por favor. – pidió mientras veía a la diosa que parecía envuelta en un remolino de llamas y la atacaba con una variante de la aguja escarlata logrando asestarle varios aguijonazos ardientes para sorpresa de ella quien no entendía como un simple humano podía lastimarla así – En el santuario aun lo necesitan. Muchos más de nosotros están esperándolo… y la reencarnación de Athena está muy próxima!

- No puedo dejarte aquí solo – contesto Shion renuente.

Daidalos se acercó a Demian.

- Yo me quedare con él.

- No! – Contestó el dorado de escorpión – Tienes una esposa que tendrá un hijo. Tienes mucho por que vivir.

Con una sonrisa triste, Daidalos le puso una mano en el hombro de su compañero y se volvió hacia Shion y Atla.

- Solo… dígale que… no discutiré más con ella por el nombre del bebe y… que aceptare que le ponga Albiore como mi padre.

Con un nudo en la garganta Shion asintió y se llevó a un renuente Atla hacia el barco quien se negaba en dejar atrás a sus compañeros, pero varias rocas incandescentes salieron del volcán hacia ellos y tuvo que correr.

Desde el barco Shion se recriminaba en dejar a los dos jóvenes caballeros ahí, pero cuando volvió por ellos ya era demasiado tarde. Solo encontró los cadáveres de 4 humanos, Daidalos, Demian y dos black saints que parecían haber sido asesinados con la misma arma.

Fin del Flashback.

- Así que como ves Mu, todos tenemos errores de que lamentarnos. Los tuyos son menos… letales – confesó Shion tratando de adivinar su reacción porque Mu se había quedado callado – Esa fue la primera vez que nos topamos con esa diosa, pero desgraciadamente no la última.

Intentaba recordar las miles de veces en las que Shion le había pedido que aprendiera a desviar su ataque a pesar de haberlo lanzado para evitar herir a un inocente. Seria por este motivo por el que lo hizo? Por otro lado cinco años atrás había escuchado de la pelea de Milo contra Albiore en la isla Andrómeda. Albiore era el hijo de Daidalos cuya leyenda decía que era un santo de plata legendario con el poder de un dorado, y sabía que si no era por Afrodita, Milo habría muerto a manos de Albiore. Ahora no cabía duda que solo un dios había podido terminar con la vida de este.

De no haber muerto a manos de Saga, Mu mataría con sus propias manos al imbécil de Gigas que había provocado todo ese relajito que le había costado la vida a varias personas.

Shion se puso su casco y su máscara y se levantó del catre. Recordar esas anécdotas, era recordar como al final de su vida anterior su deber lo cegaba al grado de matar.

- Creo que suficiente por esta visita Mu. – dijo caminando algunos pasos hacia la puerta – No esperaba tardarme tanto pero… creo que yo también necesitaba un break. Samira desapareció y tengo que ver si ya hay noticias.

- Desapareció? La secuestraron? – preguntó preocupado

- No. Intuyo más una… separación marital Mu. – dijo tan tranquilo que Mu suspiró aliviado

Espero a que llegara a la puerta para levantarse del suelo y preguntarle.

- No. Aun no se vaya. Dígame donde está enterrado mi padre? Cómo murió? Cuando? – dijo Mu tratando de tomar el control de sus emociones pero estaba a punto de perderlo.

Shion volteó a verlo. Sabía que le partiría el corazón a Mu saberlo.

- 8 años después de lo que acabo de contarte, se enteró que tu madre y tu fueron tomados como rehenes de unos santos negros y ato cabos. Fue a recuperarte junto con Gigas y otros más pero solo volvió Gigas contigo en brazos y solo supo explicar que un gran destello de cosmos de la misma diosa de años atrás los asesinó. Reclamaba la posesión de los gemelos a quien exigía que se les devolvieran pero…

Shion pudo ver que la mente de Mu ya estaba uniendo el rompecabezas y sabría pronto a quienes se refería.

- Tu padre fue por tanto asesinado en esa Isla. La misma Reina Muerte lo dejo enterrado en esas desoladas y áridas tierras.

- Pero esa isla ya no existe verdad? como le llevare una ofrenda? - dijo Mu encerrado en su dolor. Lo cierto es que la razón por la que estaba en el calabozo y deprimido hasta hacia unos minutos, había pasado a segundo plano.

Shion le puso una mano en el hombro y se disponía a abrazarlo cuando una voz en una de las celdas cercanas se escuchó.

- Mentiroso! Ella no es así!

Shion se sorprendió de que hubiera alguien más en los calabozos. No se suponía que lo hubiera. Volteó a ver a Mu como pidiendo una explicación.

- Hubo un derrumbe en Cabo Sunion y esta inutilizable por el momento, así que trajeron al Berseker que capturaron aquí.

Shion maldijo a todos los que le habían ocultado esa información y salió de la celda de Mu para dirigirse a esa otra. Pudo darse cuenta que ese soldado de Ares no tendría más de 20 años.

- Parece que tú tienes otra versión de la historia y tienes muchas ganas de hablar - dijo Shion con voz firme – Pues habla!

El berseker que estaba sentado en el catre igual que Mu se levantó para quedar frente al patriarca.

- Ella no ha estado en esa isla en 34 años. – dijo fuerte y claro – Fue tu amiguito el que lo planeo todo con mi señor.

- De que estas hablando? – pregunto Shion curioso de que a tan tierna edad el berseker frente a el supiera algo que el no.

- El botijitas que provocó la ira de la Reina Muerte hace 34 años, al que tu llamas Gigas, fue el mismo que regresó con un santo dorado a la isla años después a base de mentiras, logrando que fuera emboscado por el gran Ares. Lo recuerdas? Ese viejo Santo de Aries se había llevado a los gemelos de paseo ese día y El idiota los dejo con su novia que tenía un bebe recién nacido para que pasaran el día en el circo que había llegado a Rodorio mientras terminaba su guardia en el santuario, pero ellos se le perdieron a ella como niños traviesos y cuando Gigas llego a interrogarla, ella estaba asustada y clamaba por la ayuda de Gigas para encontrar a los gemelos para que Atla no se metiera en problemas y el, enojado porque sus planes fueron frustrados, se la entregó moribunda a la señora Eris, quien se dedicó a cuidar al bebe lemuriano hasta que la señora murió y fue enterrada en algún lugar de Rodorio que obviamente yo no sé, solo sé que no fue en el cementerio para que el Caballero dorado de Aries no se diera cuenta. A Gigas le dio miedo la ira de su Patriarca y le entregó el niño.

Shion escuchó como Mu se paraba y azotaba la puerta queriendo romperla para ver a la cara a su vecino. Al estar sellada con la sangre de Athena solo pudo gritar llorando.

- Como sabes todo eso? Habla o juro que yo mismo te mato cuando me dejen salir de aquí!

Shion no culpaba a Mu por querer hacerlo. Parecía que una sola persona era culpable de todo y apenas se estaba enterando ahora. Que otras cosas habían sido cambiadas por la ambición y traición de Gigas?

- Mi padre era el encargado de llevar y traer la correspondencia entre el señor Ares y la ahora fallecida señorita Keres, mejor conocida como la Reina Muerte… aunque me gusta pensar que esos rumores de su muerte son infundados. – dijo muy orgulloso

Shion observo que el joven berseker se fue al rincón sobre su catre a meditar, y rezar mientras esperaba que Mu no tomara nota del nombre de la diosa. El berseker le rezaba a Ares y a la diosa Keres, para que los siguiera protegiendo donde quiera que se encontrara y de paso que lo sacaran de ahí pronto.

- Dijiste que estaba muerta. Entonces por qué le rezas? – volvió a preguntar Shion

- Porque nuestros rezos dan fuerzas a los dioses cuando han sido heridos de gravedad - fue lo único que el berseker dijo ante la atónita mirada de Shion, un Mu que lloraba en silencio y un Oculto Aioros que traía en la mano el teléfono porque Shion tenía una llamada.

Aioros no se dejó ve en unos segundos más que le paso el teléfono a Shion y lo siguió en silencio hasta su oficina. Ahora comprendía mejor que la responsabilidad que se acababa de echar encima era infinita y agradecía ser solo humano y no tener la longevidad de los lemurianos, o terminaría completamente loco. Como hacia Shion para no estarlo ya?