Capitulo 207
Agosto 27, 11 a.m.
Giudecca
Inframundo
Aiacos, Radamanthys y Minos jugaban al tiro al blanco con dardos y la pobre alma de algún desgraciado que se encontraron en el camino.
- Yo ya me aburrí – dijo Minos recogiendo su cerveza del suelo y corriendo al sillón detrás de ellos para echarse cuan largo era
- Si claro. No tiene nada que ver con que fueras el que iba perdiendo. – contesto Rada enviando dos dardos directo al blanco
- Déjalo envidioso. – contesto Aiacos – Que no ves que se lo chupa la bruja todas las noches?
- No querrás decir la cobra? – respondió Rada haciendo un break
- No desde que ya no es parte del santuario – respondió el pelinegro tirando.
Rada fue recoger los dardos bajo los alaridos de dolor de la victima.
- Ahhh si. Lo olvide. Como lo va llevando? – preguntó
- Pues te diré – contestó Minos – Estoy esperando que me diga que esta aburrida para decirle al jefe que le de trabajo para que me la traiga para aca y…
- Y menos trabajes porque te la vas a querer pasar cogiendo – contesto Aiacos – No que de verdad estes trabajando ahorita sobre todo cuando Hades esta en la superficie no se por que.
- Y quien puede trabajar con ese pinche escandalo que traen todos los albañiles? – se justificó Minos – A quien se le ocurre ampliar mi juzgado?
Sus compañeros se acercaron para seguir molestándolo.
- Pues es que ya no será TU exclusivo juzgado – dijo Aiacos molestándolo
- Peor aun… te vas a quedar sin asistonto muajajaja – siguió Rada picándole las costillas.
- Cuanto castigo para mi solo! – chillo Minos – Primero me quita a Francine, luego a Lune… Que hice para merecer esto?
Los dos lo rodearon.
- Por donde empezamos? – pregunto Aiacos
- Matas espectros cada semana haciéndolos bailar solo porque estas aburrido – dijo Rada
- Ya casi no – respondió Minos.
- Con crearle problemas con su hermano porque maltrataste a Kanon… - continuo Aiacos
- No tengo la culpa de que se haya cambiado de bando – se defendió – Ademas el Rada lo matoo no yo.
- Ser tan idiota de matarte tu solo en los vórtices…
- Eso fue un simple accidente!
- Molestar tanto a Pandora que tuvo que mandarte a Columbus…
- Si bueno…
- Fijarte en una Santa de Athena…
- Pero…
- Y casarte con ella….
Minos se levantó todo rojo del sofá.
- Bueno ya, no? Par de cuentachiles! – dijo Minos molesto – No es ni la mitad de pendejadas que han hecho ustedes.
- Pero no somos los consentidos – apuntó Aiacos – Así que no cuenta. – Ocupó el lugar de Minos en el sofá – Sabemos que aunque esta dándole el puesto de Juez a Lune, nosotros siempre estaremos por sobre su nivel, así que ni te preocupes.
- Total. Se porta mal, lo pones a bailar y ya – contestó Rada – Hablando de bailar… Recibieron invitación a la fiesta verdad?
- Desde luego. No hay fiesta sin Aiacos – dijo el pelinegro recibiendo un coscorrón por parte de Radamanthys
- Y te traerás de pareja a Thes?
- Hell no! – dijo Aiacos – Si llevo a alguien es para que la pueda emborrachar y cogérmela!
- Por que de ningún otro modo aceptarían – mencionó Minos evadiendo la botella de cerveza que Aiacos le lanzó en represalia – Además ella no necesita que la invites. De seguro que viene con Poseidón.
Radamanthys paso un brazo por los hombros de Minos en tono de confidencia.
- Pues quien sabe. Se rumora que Poseidón tiene una novia nueva. Se le ha visto con ella en distintos lugares pero shhhttt se supone que nadie sabe. – le susurro
- Excepto los chismosos…
- Yo tengo que saber que pasa a mi alrededor - dijo Radamanthys – Y hablando de eso…
Rápidamente jalo a Minos y a Aiacos hacia atrás del salón conminándolos a guardar silencio justo cuando dos figuras bien conocidas por ellos entraron.
- Tampoco están aquí – dijo Poseidón
- Pero estuvieron – aclaró Hades viendo el alma torturada pintada con una diana, liberándola para que regresara a la fila – Pareciera que estoy lidiando con 3 adolescentes de 12
- Al menos solo tienes 3 – dijo Poseidón sentándose donde momentos antes estaban los jueces – Yo tengo 7
- Pues si, pero esos 3 valen por 20 – contestó Hades recogiendo las botellas vacías para ponerlas en un bote de basura – Pero así los quiero a los condenadotes.
- Claro. Te aburrirías si fueran como tu.
- Que insinúas?
- Que eres mas aburrido que un político en sesión.
- Quieres un puñetazo en la nariz?
- Y que dañes mi perfil griego? Jajaja
- Idiota
Hades se sentó en una silla frente a su hermano con el respaldo de frente.
- No importa lo que digas… La encontré! - exclamó Hades – Como siempre, en las situaciones mas jodidas. Esta vez una Seal Americana.
- En serio? Y cuando la traerás? – pregunto curioso
- Muy pronto. – contestó – Solo espero que estos lo tomen con filosofía.
Poseidón cruzo la pierna.
- Estúpida Hera. Tenia que joder con su mismo discurso feminista de siempre delante de la abuela? Hasta yo he tenido que hacer reformas! – dijo en tono enfadado
- Todas ellas son unas viejas metiches eso es lo que son – respondió Hades – Aunque admito que será un cambio muy… retro jeje.
- Estas seguro que quieres que ella regrese después de lo que te hizo la ultima vez? – pregunto Poseidón – Recuerda que te dejo muy mal parado la ultima vez.
- Hablas de que me traiciono? Jaja pero mira quien habla! – dijo Hades – Tu estas contratando deslealmente Santias de Athena…
- Ex Santias y no es mi culpa tener un gran poder de convencimiento…
- Y a un General Marino mas putano que Kanon. – aclaró Hades – Mira que el numerito que montó con ella…
- Por culpa de tu gente…
- Los dos son una fichita y eso nadie se los quita – contestó Hades – Y si. No estamos en guerra así que no podría traicionarme.
- Yo solo digo que entonces vayas juntando para la boda jajaja
- La tuya?
- No! La de…
Se escuchó un estruendo de pared cayendo muy cerca y ya no pudieron seguir platicando. Hades le hizo una señal a Poseidón para salir y seguir platicando en un lugar menos ruidoso y los tres jueces que estaban conteniendo el aliento finalmente pudieron relajarse.
- Por poco nos descubren chacoteando en horas de trabajo – dijo Minos
- Le hubiéramos echado la culpa a Aiacos desde luego – contesto Rada
- Pues yo creo que si porque con la cara que tiene ni se hubiera defendido – aclaró Minos señalando a su amigo
Aiacos estaba mirando hacia abajo analizando lo que Hades acababa de decir.
- Sera posible?
- Que cosa?
- Yo… estoy seguro de que… hablaban de Violate – murmuro Aiacos antes de comenzar a sacudir a Rada por la solapa de su traje – Y si acaso si es ella? Que fue lo que dijo? La va a traer de vuelta
- Cálmate – dijo Minos – Tal vez entendiste mal!
- Y si no? Tengo que averiguarlo. Seguirlo a todos lados, portarme bien… - siguió analizando Aiacos sin hacer caso – Sera que me la vuelve a asignar? Le suplicare si es necesario!
Minos logro que soltara a Radamanthys quien comenzó a alisar las arrugas del saco.
- Hey! No dijo que iba a traerla hoy. Y que no tenias tu una cita con no se quien en Paris? Vas a llegar tarde.
- Estas loco? No me moveré de aquí hasta que confirme o no que es ella y verla por mi mismo.! – replicó Aiacos saliendo de la habitación
Sus dos amigos lo miraron salir con algo de compasión en la mirada. Ambos sabían que el alma de Aiacos había estado inquieto esperando este día desde hacia dos siglos.
- No se por que, pero creo que lo hemos perdido – dijo Rada
- Dos de tres amigo… ya te tocara – sentencio Minos
- Ni loco. Yo tengo que regresar hoy porque mañana tengo clase. – dijo Rada – Igual veremos si cierta pelinegra ya volvió de su viaje y me da las nachas para poder concentrarme
- Shhhht Si Hades escucha que hablas así de Pandora…
Radamanthys se dirigió hacia la puerta también y le guiñó el ojo.
- Y quien dice que estoy hablando de ella?
Cuando salió dejando a Minos solo en ese salón, Este no pudo dejar de preguntarse si se había perdido de algo en relación a su amigo. Acaso su obsesión por Pandora ya estaba curada? Eso esperaba porque si no, a Radamanthys le esperaba toda una vida de soledad.
Agosto 27, 12 p.m.
Santuario de Athena
Atenas, Grecia
Un Ferrari California rosa del año se detuvo frente a la puerta principal del Santuario.
- Nena estas segura que por aquí se entra al dichoso Santuario? – pregunto Hera a Liz mientras miraba despectivamente la humilde puerta de madera.
- Si! – contestó Liz entusiasmada – Acabo de estar aquí hace poco.
- Te creeré. – contestó Hera tocando el claxon hasta que dos guardias salieron completamente malhumorados.
- Que quieren aquí? Esto no es estacionamiento! – dijo uno de ellos
Hera estaba a punto de bajarse para matarlos con sus propias manos, pero Liz se lo impidió con gentileza.
- Permítame – dijo Liz con una sonrisa bajándose del auto – Disculpen, vengo a ver a… Aioros?
- Nombre?
- Elizabeth Ángelus.
Uno de los guardias se quedó junto al auto mientras el otro iba a verificar la lista de personas que podían pasar sin invitación previa. Si. Su nombre estaba en la lista.
- Adelante. Necesita ayuda para llegar con el Patriarca?
- No, gracias – respondió la Rubia volviendo a su lugar.
La puerta se abrió de par en par y entraron hasta donde el camino se terminaba.
- Vaya! Es mas grande de lo que supuse – Dijo Hera bajándose del auto – Y eres muy útil Liz, has estado muchas veces aquí antes?
- Solo una vez señora. – respondió – Por que no les aviso de su llegada?
- La mejor manera de conocer la situación real de los empleados, es no avisarles – dijo Hera – Donde esta el mentado Templo Principal.
Liz volteó para todos lados hasta ubicar la colina de las 12 casas y señaló hacia arriba.
- Ahí.
Hera no contesto, pero mentalmente estaba que trinaba. Tal vez no debió traer zapatillas tan altas después de todo.
Comenzó a caminar con Liz dándole algunos detalles que Athena a través de Saori le había explicado la primera vez que había estado ahí.
- Por acá esta el recinto de mujeres y por allá las escaleras para subir – dijo Liz
- Recuérdame poner atajos para llegar allá arriba Liz – dijo Hera – Los pies me van a matar antes de llegar. Pero sabes que? Vamos a ver a las mujeres. He oído que viven bastante frugalmente.
Liz asintió y juntas caminaron por la vereda empedrada que llevaba al recinto. Mayura regresaba con su grupo para el almuerzo y reconoció el cosmos de la diosa, por lo que detuvo a su grupo.
- Miladi – Dijo haciendo una pequeña reverencia en forma de respeto – No la esperábamos.
Hera sonrió. Al menos sabia quien era y como comportarse.
- Y tu eres?
- Mayura, Jefa del Recinto.
- Ahhh! Me gustaría que me lo mostraras – pidió Hera mientras veía a las niñas quienes también la miraban curiosa.
- Sera un placer. Síganme por favor. – dijo mientras las niñas corrían hacia el comedor.
Llegaron y las tres maestras al escuchar el alboroto salieron al patio sorprendiéndose con la visita.
- Señora – dijo Mayura – Me permite presentarle a Kyoko, Yulij y Geist? Son las maestras que, junto conmigo, tenemos a cargo a las 12 niñas en cuanto a su educación como personas y futuras Saints.
Las tres hicieron una reverencia.
- Y las tres participan también en las batallas? – preguntó extrañada viendo a Geist.
- No señora. Ninguna de nosotras tenemos ninguna armadura activa. – contestó Mayura – Si acaso algún entrenamiento en el coliseo de vez en cuando.
- Entiendo. Muéstrenme las cabañas. – dijo Hera
Mayura fue hacia las cabañas con ella mientras las otras dos maestras se quedaban con los niños y Kakyuu seguía en la cocina. Liz se quedó con Geist.
- Hola! – dijo Abrazándola – cuanto tiempo!
- Si, ya algunos meses. – contesto Geist de bueno humor – Donde has estado?
- Por aquí y por allá? Vaya cambio de poder en este lugar verdad?
- Y que lo digas.
- La extrañas, verdad? – preguntó Liz y Geist supo inmediatamente que se refería a Shaina.
- Es como si fuera mi hermana mayor – respondió Geist quitándose la mascara – Pero ya lo esperaba desde que la loca calenturienta decidió casarse.
- Geist! – exclamo Liz sonriendo aunque visiblemente escandalizada.
Geist sonrió al ver la reacción de Liz y la invitó a pasar por una bebida. Mayura y Hera terminaron el recorrido y se detuvieron en la cabaña que había sido alguna vez de Shaina.
- Por que esta cabaña esta vacía y esta decorada de forma mucho mas moderna que las otras? – preguntó sentándose en la mesa e invitando a Mayura a sentarse frente a ella.
- Tengo entendido que esta era la cabaña que utilizaba Shaina de Ofiuco cuando era Jefa del Recinto – dijo Mayura – Nadie la utiliza por respeto a las demás.
- Y de seguro el ex borrego mayor hizo todo este gasto con su consentida – dijo Hera
- No señora. Geist dijo que había sido Minos de Grifo pero Shaina solo vivió aquí unos cuantos días antes de ser promovida.
- Mmm… esta bien. Te creo – contestó finalmente la diosa – Por lo que he visto, hay muy pocas niñas en comparación a la cantidad de varones que de seguro voy a encontrar.
- Es posible que así le parezcan, pero acabamos de perder a dos maestras aunque ya estamos entrenando a una ex alumna que acaba de ganar su armadura…
- Aun así son muy pocas. – contestó Hera
- Pero señora, estamos en épocas de paz…
- Mucho mejor – dijo Hera – Tenemos tiempo de arreglar lo que haga falta. Quiero que para fines de este año haya 10 maestras y al menos 50 niñas. Haz lo posible para que eso suceda.
Mayura no dijo nada. Eso era casi imposible pero no haría enojar a la diosa solo por esas pequeñeces.
- Y hay que cambiar esos colchones de las cabañas de las niñas. Pareciera que tienen 20 años o mas! Hasta Chinches deben de tener.!
- Bueno… es que parte de lo que deben aprender es la humildad señora. – replicó Mayura – Es por eso que la austeridad reina en el recinto.
- Y te aseguro que si voy a las famosas "casas doradas" no tendrán nada de humildes – contestó Hera – Cotízalos y dáselos a Sasha. También quiero uniformes.
- Es que las grandes heredan a las chicas y…
- Y también pueden hacerlo con uniformes – insistió Hera – Algunas de esas niñas son muy bonitas y si no sirven para pelear, servirán como doncellas de los templos.
- Si señora…
- Y… tienen que usar esas feas mascaras todo el tiempo? – pregunto despectivamente
- Es… mas una tradición que una regla señora – contestó Mayura
- Pues deberán quitárselas en mi presencia – dijo Hera – Me gusta estar rodeada de mujeres y no de robots.
- Si… señora…
- Bien. Podría hablar con la chica del cabello negro a solas? – pidió Hera
Si Mayura se sorprendió, no lo externo
- Voy por ella. Gusta que le traiga algo de beber? La subida es bastante pesada cuando se hace por primera vez.
- Gracias, No. Solo llámala.
Mayura salió y Hera comenzó a tonar nota. Así no les diera nada a los varones, por lo menos a las niñas si les iba a cambiar un poco el estilo de vida.
Geist toco a la puerta minutos después.
- Adelante
- Mando llamarme? – dijo Geist
- Si. Siéntate
Geist obedeció algo aprehensiva.
- Sabes por que mande llamarte, cierto?
- No señora.
- Bueno. Entonces te explico. – dijo Hera mirándola fijamente – Como sabes, soy la diosa de las mujeres, los nacimientos y matrimonios y me sorprendió sobremanera saber que una de las maestras que están aquí para inculcarles valores a las niñas que son la generación del futuro, esté en estado de gravidez sin estar casada.
Geist intentó no demostrar su nerviosismo pero fue inútil.
- Yo… lo lamento.
- Alguien mas lo sabe?
- No.
- Y el padre?
- Tampoco. – contestó Geist
- Pero debería hacerse responsable! A menos que… Oh niña! Acaso es producto de una violación?
- Claro que no! – exclamó Geist escandalizada – Es solo que… El padre ya no esta entre nosotros.
Hera la miró fijamente.
- Bueno, si murió antes de cumplirte la cosa cambia. – dijo Hera mas tranquila – En mi santuario estarás a salvo de las miradas de la gente curiosa y podre hacer que tengas un embarazo y un parto natural casi indoloro.
- No le tengo miedo al dolor – replico Geist
- Me imagino que en este lugar tienen una alta tolerancia al dolor, lo que me lleva a pedirte, no, Exigirte que no participes en ninguna actividad peligrosa como los disque entrenamientos de los que la Jefa del Recinto me platicó.
- Pero señora…
- Si?
- No quisiera que las demás lo supieran.
- Eso será imposible – dijo Hera – comenzara a notársete en unas dos o tres semanas.
Geist se mordió un labio.
- Podría contar con su bendición si… regreso a mi casa a tenerlo allá?
- Desde luego niña. – dijo Hera sonriendo – No es como que este lugar sea muy alegre como para un bebe y las condiciones deplorables de este lugar mucho menos. Solo espera a dejar alguien en tu lugar. Me han dicho que están cortas de personal pero solucionaremos eso.
- Gracias señora y… no tenemos que decírselo a la señorita Sasha verdad?
- Eventualmente tiene que enterarse. – dijo Hera – Ella es mi representante aquí. Por que?
- Me permite hablar con libertad señora?
- Si
- Ella parece algo… lejana para algunos de nosotros y…
- Y no confías en ella. – dijo Hera muy seria
- Preferiría tratar con usted directamente porque… pues usted ya es madre y…
- Comprendo. Sasha puede ser algo… anticuada en ese aspecto. – dijo Hera – Esta bien. Tengo cosas mas importantes que tratar con ella que tu caso.
- Gracias señora.
- Ahora debo irme. Tengo que llegar con Sasha y esas escaleras se ven bastante incomodas. – dijo levantándose – No olvides tomar mucha leche. Te hace bien.
- Si señora.
Hera salió y alcanzó a Liz en la entrada quien ya estaba jugando con las niñas mas pequeñas. Ambas se encaminaron en silencio hacia las casas doradas. Una chica de ojos violetas y cabello miel con un vestido blanco parecía buscar algo. Al ver a Hera, inmediatamente hizo una reverencia.
- Quien eres tu? – preguntó Hera
- Solo soy una aspirante a doncella, señora – dijo sin levantar la cara – La invitación de Athena me llegó hace un tiempo pero desgraciadamente cuando me presente, la señorita de arriba dijo que ya no eran necesarios mis servicios pero fue lo suficientemente amable para permitirme quedarme anoche antes de emprender camino a mi casa.
- Y a quien estabas buscando?
- A una niña de cabello rosa – contestó – dijeron que si la veía en el camino de regreso avisara a cualquier guardia.
Liz miro hacia las dos personas conversando. Nina de cabello rosa? Que no era la que había querido mandarla al vacío jugando?
- Pues no veo por que no podrías ser una doncella – dijo Hera – Sube con nosotras. Hablare con Sasha.
- Si señora. Gracias – Dijo Levantando la mirada hacia Hera con una sonrisa que contagio a Liz y a la misma diosa.
Al llegar a la escalinata dos caballeros plateados: Misti y Sirius les cerraron el paso.
- Quienes son y que buscan aquí – dijo Sirius poniéndose en posición de ataque.
Hera rolo los ojos con fastidio.
- Soy la diosa Hera, dueña de este santuario – dijo haciéndolos fácilmente a un lado con su cosmos
Ambos la miraron sorprendidos. No tenían conocimiento de su llegada. Las tres mujeres comenzaron a subir la escalinata a la primera casa dorada mientras ellos tomaban un atajo para advertir a Marín.
- Creo que hubiera sido mejor avisarles, señora – dijo Liz preocupada de verse inmiscuida en algún pleito sin sentido.
- No te preocupes Liz, los caballeros de esta generación no se han hecho una buena reputación en cuestión de modales y menos los hijos sándwich de Athena.
Liz no comprendió pero le dio miedo preguntar. Para cuando llegaron a la primera casa, Kiki las estaba esperando muy serio.
- Buenas Tardes – dijo
- Buenas Tardes – respondió Hera viendo que Kiki no le hacia una reverencia como correspondía – Eres tu el encargado de este templo.
- Si.
- No eres muy joven?
- Mi juventud lo compenso con conocimientos y entusiasmo – dijo sin sonreír.
- Entre otras cosas – dijo Hera pasando de largo – Estos borregos van de mal en peor susurro a Liz.
- Borregos?
- Si. Todos son iguales – respondió Hera – Y tu niña, como te llamas.
- Europa señora.
Liz y Hera llegaron a la segunda casa dorada, donde para sorpresa de Hera el caballero en cuestión estaba en la terraza con una mujer joven y un hombre mayor bien parecido. El primero en ver a Hera y las chicas fue este ultimo, levantándose de su asiento para sonreír.
- Buenas Tardes – dijo Carlo
- Buenas… Tardes…? – dijo Hera fuera de balance. Había caballeros tan grandes de edad en el santuario?
Alde hizo una pequeña reverencia a Hera al reconocer su cosmos antes de voltear hacia la figura junto a ella y la que venia detrás.
- Buenos días señora, señoritas – dijo con una sonrisa que hizo de inmediato suspirar ligeramente a Europa, lo suficientemente bajo como para que nadie mas que Niv pudiera oírla y se levantara también de su asiento con el ceno fruncido.
Alde la vio y la tomó de la mano para ponerla frente a el.
- Me presento – dijo – Soy Aldebarán de Tauro guardián de la segunda casa dorada. Ella – dijo poniendo al frente a Niv – Es mi…
- Soy su prometida Nívea – interrumpió Niv viendo directamente el brillo del cosmos de Hera quedando un poco aturdida con su brillo – Y este es mi padre, Carlo Ferrara.
El Dr. Ferrara dio un paso al frente para tomar caballerosamente la mano de Hera haciendo finta de besarla pero sin llegar a hacerlo por respeto.
- Encantada hermosa señora.
- Oh vaya! – exclamó Hera ruborizada al no estar acostumbrada a esos tratos – Yo soy Hera.
- Ahhh! Hermoso nombre para una hermosa mujer – dijo el suegro de Alde – Quisiera acompañarnos con una bebida?
- Gracias pero…
- Hace mucho calor y mi Niv hace una limonada deliciosa – insistió Carlo mientras la conducía suavemente a una de las sillas en la sombra.
Alde lo siguió pero Liz y Europa se quedaron afuera. Niv también lo hizo. Miraba fijamente a Liz e involuntariamente dibujaba las alas que veía con su cosmos como si quisiera saber si eran reales.
Liz se estremeció y puso sus manos en su regazo.
- No hagas eso por favor – pidió suavemente – Me pones nerviosa
- Lo siento. Es que… es algo nuevo – dijo Niv sonriendo – Tu voz se me hace familiar pero nunca te había visto.
- Soy Liz! Hable con ustedes por videoconferencia cuando Laura hizo una fiesta en su casa – dijo Liz – Traías un hermoso vestido rojo. Muy sexy.
Niv hizo memoria.
- Si! Ya te recordé. Hola!
- Jajaja Hola…
De nuevo se escuchó otro casi imperceptible suspiro y Niv volteo tajante hacia donde Europa veía a Alde sirviendo la limonada.
- Y tu eres…?- pregunto Niv con el tono mas seco que pudo.
- Mi nombre es Europa y soy una aspirante a doncella del templo principal. – contestó – De verdad es usted la novia del senior Aldebarán?
- Su prometida.
- Que afortunada. – dijo Europa sonriendo algo que no le causó la menor gracia a Niv.
Liz intervino al sentir cierto grado de tensión en la brasileña.
- Europa, por que no le haces un favor a la señora Hera y te adelantas para conseguirle unos zapatos mas cómodos? – sugirió – Ella te lo agradecerá. Créeme.
- Gracias por el consejo. Mucho gusto señorita Niv. – dijo antes de correr escaleras arriba levantándose la falda.
Niv inhalo profundo. No tenia que hacerse ideas.
- Y bien? Me mostraras tu casa Niv? Te prometo no romper nada.
- Ja! Es mas fácil que lo rompa yo – dijo Niv algo molesta – Es muy bonita?
- Quien?
- La doncella
- Pues depende. Normal diría yo – mintió Liz pero Niv inmediatamente lo noto.
- Ven. Háblame de como conociste a las demás.
Ambas entraron a la casa dejando a Hera con Carlo y Alde. Hera desde su lugar había visto suficiente tiempo a Niv para comprender dos cosas muy importantes.
- Bueno… y como es que usted, Carlo, pudo entrar a este santuario? – preguntó Hera tomando de esa limonada.
- Aldebarán pidió permiso a su… - volteó a ver a su yerno – Como era?
- Patriarca.
- Eso mismo. – dijo – No es que comprenda mucho de todo esto.
- Adriana nunca se lo comento?
Carlo se puso pálido y Aldebarán comenzó a buscar a Niv con la mirada.
- Usted conoció a mi Adriana? – preguntó.
- Respuesta corta? Si – dijo Hera – Solo que desapareció de mi radar hace mucho tiempo.
- Es porque… falleció al dar a luz a mi Niv – dijo Carlo en tono triste
Hera guardó silencio. Le dolía cada vez que le recordaban que le había fallado a alguna de las mujeres que estaban de parto.
- Lo lamento.
- Fue hace demasiado tiempo y aun me duele – confesó Carlo – Pero, me alegra conocer a alguien que la conoció personalmente. Tal vez en otra ocasión pueda invitarle alguna bebida y pueda dedicarme algunos minutos para hablarme de ella.
Hera asintió con la cabeza aunque no tenia la menor intención de hacer eso. Las bastarditas de su esposo eran lo que menos le importaban.
- Y… Aldebarán verdad?
- Si señora.
- Cuando es la boda?
Aldebarán hizo malabares con la jarra que tenia en la mano para no tirarla.
- Pues es que… no hemos hablado de eso y…
- Tienes 15 días. – dijo Hera – No dejare que se viva en amasiato en mi santuario. Se presta a muchas cosas. – Aldebarán se puso de mil colores cuando Carlo volteó a verlo fijamente – Y Señor Carlo, espero se quede aquí unos días. Se hará una ceremonia de presentación del nuevo patriarca y estaremos de fiesta.
- Sera un placer señora.
Hera se levantó y los dos varones también.
- Gracias por la limonada, pero ya debo irme – dijo Hera caminando hacia la salida – Liz! Donde estas nena?
- Aquí! – gritó desde la sala donde se despidió de Niv.
- Vamos!. Aun me faltan 10 casas que visitar y ciertamente no quiero llegar a medianoche. – dijo Hera – Pasen un buen día caballeros.
Ambos la acompañaron a la puerta donde Liz ya la estaba esperando.
- Donde esta Europa?
- Le dije que se adelantara – dijo Liz – Creo que hay cosas que una aspirante a doncella no debe ver o saber hasta que no se sepa si esta o no dentro.
- Bien pensado queridita. – dirigiendo el camino hacia la siguiente casa.
Agosto 27, 2 p.m.
Palacio Valhala
Asgard, Noruega
Hilda miraba a Siegfried dar las ultimas ordenes para terminar los preparativos de la cena de esa noche. La noche anterior había sido todo un éxito y estaba bastante contenta con los resultados de la reunión de mujeres empresarias, pues de acuerdo con los comentarios de todas ellas, Asgard estaba por encima del promedio en cuestión económica y moral.
Ella sabia que podría presumirle al dios Odín en cuanto arribara en una horas y aprovecharía el buen humor que esto le causara, para pedirle ayuda en la solución al lio en que su hermana la había metido. Por un lado ella no le importaba renunciar porque sabia que mas adelante sus responsabilidades como madre complicaría las suyas como gobernante de Asgard pero por el otro, no era justo que por los errores de su hermana su familia pagara el precio. Había tenido a bien preguntarle días atrás, pero Odín le había dicho que ese problema lo solucionarían no bien acabaran la reunión donde evaluarían su desempeño entre otras cosas, pues no era ajeno a saber que había sido culpa de Loki que los dorados hubieran llegado a Asgard y por tanto Lyfia se hubiera dejado seducir por uno de ellos.
Lo único en lo que Hilda no había estado de acuerdo con el, fue en que el había mencionado la posibilidad de perdonar a Lyfia de su pecado, pues el resultado había sido satisfactorio al cumplir su destino que era el de dar a luz a la reencarnación de la legendaria valquiria que traería esperanza a la región, lo que no le ayudaba a ella a corregir el rumbo de la vida de su hermana, pues se vería como que los dioses habían bajado sus estándares de moralidad y por tanto, ella quedaría sin lección que aprender.
Ensimismada en sus pensamientos, llegó al salón del trono sentándose en el. Siegfried la siguió poco después.
- Cansada?
- Un poco – contesto sonriendo – Mas bien algo preocupada por lo que pueda pasar el día de hoy. No se. Me siento inquieta.
Siegfried posó su mano sobre la de ella.
- Te diría que te recostaras pero se que eres una hormiguita y no podrás hacerlo hasta que te quites de encima eso que te acongoja – dijo cerrando sus manos a modo de pasarle un poco de fortaleza
- Como esta Fler? – preguntó en voz baja
- Le di el mameluco de conejito que dijiste y se puso peor de furiosa. – dijo Siegfried mientras veía sonreír a su esposa.
Ella sabia perfectamente que Fler odiaba ese tipo de ropa infantil, pero era mejor a no traer nada puesto como los días anteriores.
- Solo pensaba en su bienestar – contestó Hilda – No me deja otras alternativas.
- Al menos Odín acepto ayudarte a tomar alguna decisión al respecto – contestó Siegfried – Voy a checar la guardia.
- Estaré aquí un rato mas.
Siegfried le dio un suave beso en los labios antes de salir del salón. Hilda admiro el trasero de su marido hasta que este se cruzó en la salida con alguien a quien abrazó y señaló hacia el trono. Hilda pudo ver al acercarse que se trataba de Syd, quien sonriente le hizo una reverencia.
Hilda respondió la sonrisa con una similar.
- Syd! Que gusto verte por acá. – dijo extendiendo el brazo que Syd hizo la simulación de besar – Bienvenido.
- Vine a traerle noticias de Vanheim mi señora, tal como lo solicito. – Hilda quitó su sonrisa reemplazándola con un semblante serio.
- Y bien? Que noticias tienes para mi?
- Mi hermano ha estado apostado en la región y al parecer Surt también. – dijo Syd - Desafortunadamente tal como usted lo dijo, los dioses guerreros del señor Loki también se han hecho presentes y parecen muy interesados en Lyfia, pues la siguen día y noche.
- Para intentar hacerle daño?
- Todo lo contrario mi señora – contestó – Mas pareciera como si la estuvieran cuidando de algo.
Hilda se paro de su trono .
- Lo que me temía. – dijo entre dientes – El señor Odín perdonara a Lyfia solo porque el señor Loki le tiene aprecio a ella y su bastarda!
Syd volteó a todos lados.
- Mi señora, no diga esas cosas en este lugar. Las paredes tienen oídos y le recuerdo que la niña goza de simpatías dentro y fuera de Asgard. Nos metería en problemas si alguien la escuchara.
- Que alguien me traiga un diccionario y me refute lo que quiera. – contestó Hilda de forma agresiva – Pero me aseguras entonces que Lyfia no podría estar en la reunión de esta noche verdad?
- Si señora. No la quiere en palacio?
- Si por mi fuera, no la querría en todo Asgard, pero nadie quiere hacerse cargo de ella – replicó Hilda. Ella le echaba la culpa de haber contagiado sus malas manías a Fler.
Syd pensó por un momento y volteó hacia la puerta. Si Siegfried se enteraba que conspiraba con su esposa…
- Y por que no la envía al Santuario de Athena como embajadora de Asgard? – Syd tenia mucho respeto por Hilda, pero Lyfia también era su amiga y tenia que ayudarla pues estaba bastante versado en lo que una Hilda enojada podía hacer.
- No me agrada esa idea.
- Se lo que esta pensando – continuo Syd – Todos sabemos que los atenienses tienen la manía de complicarle la existencia a los otros reinos, pero el inframundo logro darle un poco de su propia medicina al casar un espectro con su anterior jefa de estado. – Syd vio como había captado de nuevo la atención de su señora - Si lográramos que Lyfia y el santo de leo se reconcilien, podríamos asegurarnos de que los atenienses firmen un pacto de no agresión y uno de defensa mutua.
- Estas diciéndome que seria buena idea casar a Lyfia con el santo de leo? La quiero castigar, no premiarla!
Syd se acercó un poco mas a ella.
- Si usted la envía, a los ojos del pueblo usted estaría ayudándola a corregir su error de ser madre soltera, y dándole el empujón suficiente y necesario para emparentar Asgard con Atenas y el santuario. Usted seria vista como una sabia mujer, independientemente de si ella logra o no su objetivo, ya que un fracaso seria exclusivo de ella y no culpa de nadie en el palacio.
Hilda, quien estaba cruzada de brazos de espaldas a Syd volteó rápidamente.
- Acaso… la gente piensa que yo tengo la culpa de algo?
Syd asintió levemente.
- He escuchado rumores que al parecer cuando el santo de acuario vino hace poco mas de dos años, usted prohibió la entrada de Lyfia al palacio para evitar que ella tuviera contacto con el padre de su hija.
- Que yo que? Eso es absurdo! – contestó sorprendida aunque se quedó un momento en silencio antes de decir - Pues, no recuerdo bien que ordenes di en esos días, pero puede ser que solo se tratara de un error de protocolo.
Syd esperó a que la idea madurara en la cabeza de Hilda antes de presionar.
- Entonces señora, Qué hará?
- Déjame pensarlo un par de días y te lo diré.- dijo Hilda – No es algo que deba tomar a la ligera.
- Solo no le diga a Siegfried que yo le dije.
- Descuida.
Syd hizo una reverencia mas antes de irse, pero uno de los guardias ansioso llegó corriendo e incluso tropezando para caer a los pies de Hilda, quien le lanzó una mirada molesta por la forma tan torpe y escandalosa que tuvo para llegar hasta ella.
- Disculpe señora pero… - tomó un poco de aire – La señorita Sasha del Santuario de la diosa Athena esta solicitando una audiencia urgente con usted.
Syd miró a Hilda esperando su reacción y vio como su mirada se transformaba de nuevo en esa mirada de Hielo que le decía que estaba en modo regente.
- No recuerdo haberla invitado a venir. – dijo altiva pero volteó a ver a Syd y después se le ilumino la mirada – Parece que la sabiduría de nuestro dios Odín lleno tus labios y prácticamente me has traído algún tipo de deseo que estaré complacida de obedecer. – Después se dirigió hacia el portavoz – Avisa de forma calmada, educada y prudente al señor Siegfried de nuestras visitas para que los atienda mientras me pongo algo mas formal. – El Guardia se levantó e Hilda le puso una mano sobre su hombro – Odín te ha bendecido con una semana libre con goce de sueldo a partir de mañana por la excelente noticia que me has traído.
El soldado solo atino a hacer mas notoria su reverencia para demostrar su agradecimiento, ya que ellos descansaban una vez al mes y esperó a que su señora saliera para ir corriendo a obedecer sus ordenes.
Syd se quedó estático por unos minutos, completamente aturdido de la generosidad de Hilda, porque conociéndola, esto solo significaba que habría problemas.
En la sala contigua a la biblioteca en un rincón, Sasha hablaba por teléfono mientras reía de algo que le estaban diciendo. Camus podía escuchar la risa y miraba por el ventanal hacia el patio. Estaba enfadado por haber sido tan estúpido de haber caído en el juego de Sasha a quien después de algunas preguntas inocentes para Camus, mas no así para Sasha, había terminado por confesar que conocía Asgard tan bien, como la palma de su mano. De ahí se había agarrado la representante de Hera para llevarlo con ella y sus nuevos lame botas a una visita oficial a las gélidas regiones a las que el sabia, de acuerdo a la ultima visita de Siegfried al santuario, que no seria bienvenido nunca mas.
Vio pasar a una rubia de cabello largo por debajo del ventanal y casi casi se pegó a los cristales.
- Fler!
- No, no es ella – dijo la voz que menos quería escuchar – Parece que no te quedo bien claro que no eres bienvenido aquí.
- Te aseguro que ver tu cara no estaba en mi itinerario Siegfried – dijo Camus quitándose del ventanal.
- Y entonces que estas haciendo aquí?
- Me obligaron a venir. – dijo Camus – No te preocupes. No estaré mas tiempo del necesario.
- Me parece bien – dijo Siegfried – Te estaré vigilando. No deambules por el castillo solo. No vaya a ser que te atravieses con alguna otra doncella a quien quieras deshonrar.
Camus dio dos pasos hacia Siegfried pero Sasha intervino.
- Que esta pasando aquí?
Siegfried la miró un momento antes de darle la espalda para dirigirse hacia ella.
- La señorita Sasha, supongo?
- Efectivamente. Usted es…?
- Siegfried de Dubhe Alpha, esposo de Hilda de Polaris y aparentemente su anfitrión – dijo en tono formal.
- Lamento haber llegado sin invitación – dijo Sasha un poco avergonzada – Por los preparativos parece que se preparan para una fiesta.
- Algo así, pero se nos conoce como buenos anfitriones…
- Si como no – murmuro Camus lo suficientemente fuerte para que ambos lo oyeran, lo que hizo enfadar a Sasha.
- Ignórelo señor, aparentemente alguien planchó con demasiado almidón su ropa interior – dijo Sasha regresando a ver hacia Siegfried quien asintió aceptando la disculpa de la chica frente a el.
- Al menos yo si uso – respondió Camus pasando de largo entre ellos para cruzar la habitación y llegar a la biblioteca no dándose cuenta de la mirada de reprobación de Sasha y atropellando en su camino a un hombre al que solo le podía ver los ojos de lo abrigado que venia junto con su hija, que por alguna razón le recordaba a Liz, la amiga de Shaka.
El padre de la joven iba a reclamarle su brusquedad cuando alguien del otro lado del pasillo le gritó:
- Lucius! Es por acá tarugo!
Tanto padre e hija voltearon y se dirigieron hacia esa persona mientras Camus ponía pies en polvorosa ya no hacia la biblioteca sino hacia el patio debajo de la ventana donde había visto a la rubia. El llamado Lucius lo dejo por la paz mientras la chica corría hacia el que les había llamado.
- Tío Loki!
- Izzy! Mi sobrina favorita! – dijo extendiéndole los brazos mientras la chica se abalanzaba a sus brazos.
- Hace mucho que no te veía! – dijo emocionada – Donde has estado? Si te cepillas los dientes con regularidad, verdad? Recuerda que para verte aun mas guapo…
- Si, si… bla bla bla sonrisa blanca como si eso me ayudara – dijo soltándola para saludar a su amigo – Por que andas en el ala de los pobres?
- Debe ser porque casi no me traes idiota!
- Papa!
- Ash… ves lo que provocas? – dijo Lucius lanzándole un puño amistoso a Loki – ahora me va a poner a hacer planas de NO DEBO DECIR GROSERIAS.
- Es que eres un mal padre amigo mío – dijo Loki – Izzy querida, por que no vas a explorar un poco mientras tu viejo y yo entramos en calor con un poco de alcohol. Solo no salgas de palacio y no te juntes con la chusma.
- Puedo ir a buscar el libro sobre runas que dijiste que podía leer papa?
- Si, si. Y nada de hacer amistades con extraños.
- Si papa!
Izzy se quitó su chamarra, gorra y guantes, dejándose únicamente una chamarra verde esmeralda, sus pantalones negros para esquiar y sus botas. Se soltó el cabello lacio y castaño y con sus ojos verdes observándolo todo, se dirigió al lugar donde casi habían entrado por error. Sasha la miró curiosa y los dos plateados se pusieron en guardia, pero a un movimiento de la mano de Sasha, se tranquilizaron y se quedaron en su lugar.
Izzy saludó algo tímida a Sasha y camino hacia el estante marcado como OCULUS, buscó el libro que quería y con el abrazado regreso al único silloncito disponible cerca de Sasha.
- Uhh… disculpe. Esta ocupado este asiento? – preguntó
- No, no esta ocupado, lo estuvo pero tu serás mejor compañía que la que tuve anteriormente – dijo Sasha mientras la miraba tratando de desenmarañar el misterio. – me llamo Sasha, Sasha Olimpo por mis padres adoptivos tu?
- Isabel. Isabel Draco pero me dicen Izzy.
- Draco? Ese apellido no es muy común (afortunadamente) pero creo que conozco a algún personaje con ese apellido – dijo Sasha mientras su cabeza ataba cabos.
Izzy pareció muy interesada.
- En serio? Será familiar mío? Me muero por conocer a mis familiares, o mis hermanos, y creerá que yo estoy loca, pero los ángeles siempre nos han dado caza para evitar no se que tragedia, por eso mi padre me esconde – dijo la joven que por primera vez en su vida hablaba con alguien ajeno a los súbditos de su padre y sus tíos, Ares, Loki y los gemelos locos.
Sasha la miro con ojos muy grandes. Entonces ella si era…
- Pues, dudo que con el padre que tienes algún ángel se atreva a dañarte.
- No crea – dijo la joven – mis tíos dicen que los ángeles mataron a mu hermano y lo quemaron para que mi padre no usara su sangre, como si mi padre fuera un bárbaro. Es como un cachorrito. Ladra pero no muerde.
Esta analogía hizo sonreír a Sasha.
- Si, a veces los chicos buenos no son tan buenos. El problema radica en saber diferenciarlos. Cuantos años tienes?
- 17 y tu?
- De cuantos me veo?
- 16?
- Casi – dijo Sasha ofreciéndole un papel con su dirección de correo – quizá quieras una amiga en Grecia por si algún día llegas a ir.
Se escucharon unas botas en el pasillo y esto hizo que Izzy tomara y escondiera rápidamente la información.
- Dudo que mi padre deje que abandone los estados unidos, pero gracias. Prometo escribirte – dijo la chica en un susurro mientras fingía no estar hablando con Sasha.
Para su alivio, el que venia era un simple guardia quien se acercó a Sasha.
- La señora Hilda la espera. – dijo solemnemente – Pero a solas.
Sasha intercambió una ultima sonrisa con Izzy y asintió al guardia para volverse a sus plateados.
- Cristal, Argol, espérenme aquí.
- Si señora.
Ambos se fueron al rincón donde antes habían estado mientras Sasha seguía al guardia.
Izzy comenzó a abrir su libro cuando un silbido se escuchó en el pasillo y como perrito de Pávlov salió corriendo.
- Sabes que no me gusta que me llames de ese modo tío! – exclamó molesta
- Sentí algunas personas no deseables cerca. Es eso o decirle a tu padre esto mismo – preguntó Loki
- No! No le digas y te doy un kilo de chocolates de las Rocky Mountains que tanto te gustan! – suplicó la chica.
- Solo porque eres mi sobrina consentida no le digo– dijo Loki viendo que Lucius salía del salón del trono con un semblante muy serio.
Ambos desaparecieron en el salón donde seria la reunión.
Cristal aprovechó que los habían dejado solos para preguntar:
- Dime Argol, desde cuando te has vuelto tan intimo de la joven?
Era obvio que estaba aburrido y tenia ganas de joderle la vida a alguien pero además, no insinuaba nada malo, solo quería ver que tan sucia era la mente del joven de plata.
- Es que soy de su escolta personal, Misti es el mas cercano a ella y a mi solo me cuenta pocas cosas – mintió el joven cuyo escudo de Gorgona estaba colocado en la cabecera de la cama que la joven utilizaba
- Pues no es lo que Orfeo me comento, pero bueno.
- Que insinúas?
- Nada nada…
El guardia condujo a Sasha Al llegar ante Hilda esta tenia un segundo trono a su lado, y la invito a sentarse a su lado.
- Se Bienvenida Sasha. – dijo cautelosamente
- Gracias. Tu palacio es muy hermoso.
- Hacemos lo que podemos con nuestros pocos recursos – contestó Hilda complacida - La verdad no lo creía cuando me contaron que Saori ya no era la jefa del santuario pues no hacia mucho que había venido. Y ni que hablar del cambio de gobernantes.– dijo Hilda recordando que Shaina también había estado en Asgard hacia relativamente poco.
Sasha lo tomó con filosofía.
- Creo que Lord Oleg no estaría muy feliz de las preguntas tan fuera de lugar que me esta haciendo, Hilda de Polaris.
- Conocía a mi abuelo? Lo dudo, el murió hace 17 años. Fler apenas y lo recuerda – Hilda no se sintió a gusto con la sonrisa que vio dibujarse en el rostro de Sasha – Y tampoco hice ninguna pregunta.
- Oleg de Polaris, anterior sacerdote del dios Odín, después de morir acompaño al dios al que servía a una asamblea en el olimpo. – dijo Sasha para tranquilizar a la gobernante de Asgard – Siempre fue muy caballeroso, educado y amante de los deportes que usan armas y se dice que es casi tan bueno como el señor Ares.
Hilda comenzó a tamborilear los dedos en los reposabrazos de su trono y cruzó la pierna.
- Ok, ok, dejémonos de hipocresías y dime que quieres aquí? – dijo
- Eso me gusta, sin rodeos. He venido porque hay un asunto que no puedo ignorar aunque quisiera. – respondió Sasha - Nuestros reinos estuvieron en guerra y se que Saori te envió ayuda para reconstruirlo todo, pero eso no te basto verdad?
- Igual podemos volver a la guerra – sugirió Hilda – No creas que me faltan motivos sobre todo cuando me acaban de confirmar que el enemigo publico #1 de Asgard se pasea por mi palacio como juan por su casa.
- Enemigo Publico? – preguntó Sasha hasta que recordó que Camus venia con ella – No seas ridícula. No puedes nombrarlo así solo por deshonrar a tu hermana.
El rostro de Hilda se sonrojó.
- Tal vez en tu… "pueblo" les alegre que las doncellas sean seducidas por patanes así, pero aquí es distinto. – dijo – Y tu como sabes que paso Fler?
Una de las doncellas de Hilda les sirvió te caliente que Hilda rechazó de inmediato pero Sasha se tomó su tiempo de prepararlo a su gusto y darle un sorbo antes de contestar.
- Porque el caballero en cuestión hizo limpieza en su casa y algunas de las cosas que tiró fueron a parar a manos de personas de mi confianza…
- …Que te fueron con el chisme. – terminó Hilda – Las bondades de ser del bando griego se van acumulando. Desgraciadamente para mi, Siegfried no me deja reclamar su cabeza. Pero me conformare por el momento con seguir los planes que tengo para con Fler.
- Ay! No me digas que vas a darle un marido bueno y decente para taparle el ojo al macho? - dio Sasha – Típico de ti el premiar sus tonterías.
- Acaso tienes otra idea, Oh! Ex avatar de la diosa de la sabiduría y representante de la diosa del matrimonio? – dijo Hilda en tono de burla que Sasha supo interpretar perfectamente bien.
La sonrisa de Sasha hubiera puesto a temblar a cualquiera. Aquellos dorados que hasta ahora se habían dedicado a subestimarla y le hacían cuanto desplante habían podido, iban a aprender a respetar a sus superiores de la peor manera.
Casi una hora mas tarde, las dos lideres habían llegado a un sano entendimiento en el cual ambas salían beneficiadas.
- Hoy mismo hablare con el señor Odín después de nuestra reunión. – dijo Hilda - Estoy segura que no se negara a realizar la idea. Aunque ya pensare en como disfrazársela a mi esposo.
- Se que actuara de ese modo – aseguró Sasha – Pero esta no es mi razón original de la visita.
- Menos mal – exclamó Hilda
- Quería hacerte entrega de una invitación oficial a la toma de protesta de Aioros, el nuevo patriarca. – dijo sacando de su bolsillo la susodicha y extendiéndosela a Hilda quien la tomó curiosa - Será una ceremonia al atardecer, luego una cena y al final un desayuno de despedida para todas las delegaciones amigas. Inmediatamente pensamos en ustedes.
Hilda abrió la invitación y la leyó.
- Estaré encantada de aceptar su invitación si el medico me encuentra en condiciones de un viaje tan pesado. De no poder hacerlo, desde luego enviare a alguien en mi representación.
- Gracias.
- Y ya que parece que nos hemos entendido tan bien… - dijo Hilda viendo en Sasha una potencial – Puedo pedirte un favor personal?
- Desde luego. Si esta en mi poder cumplirlo…
Hilda sonrió poniendo una mirada inocente.
- Podría enviarte una temporada a Lyfia?
- Lyfia? Quien es Lyfia?
- La madre de la hija de tu santo dorado de Leo.
Sasha asintió.
- Desde luego! Debe extrañar mucho a esa nena tan hermosa. – dijo Sasha – Podría ser hasta después de la ceremonia, pues hay varios candados y permisos que deberán ser mandados a hacer, sellados por el patriarca etc. Además de poder finalmente liberar a Marín de responsabilidades ajenas. Pierde tiempo valioso ayudándolo.
Hilda hizo memoria.
- Que no es una chica pelirroja? Creo que hace tres o cuatro años anduvo por aquí?
- Supongo que si, pues participo junto con los cinco de bronce en contra de tus guerreros según entiendo.
- Y ella por que tendría algo que ver con Mist? – pregunto Hilda curiosa.
Sasha pareció escoger sus palabras.
- Marín es La nueva jefa de estado y siempre esta muy pendiente de los Santos dorados por razones que no discutiré contigo en esta ocasión, pero varias veces la he visto bajar a la casa de leo cuando este cae rendido y sin que el se de cuenta, ella saca los pañales desechables que la niña ha utilizado y los hecha a la basura. Además de ser quien se encarga la mayoría de las veces de bañarla y cambiarla antes que el tío la lleve a dormir a su templo que es mas aseado, lavarle su ropa, ordenar que le preparen su comida y de asegurarse que le lleguen víveres al santo en cuestión. Dice que la pequeña le despierta el instinto maternal.
Hilda roló los ojos con fastidio.
- Pues ojala así como quieren a la niña, quieran a la madre y no me la regresen – dijo Hilda orando porque así fuera.
Sasha asintió comprendiendo, pues ella estaría mas que dispuesta a deshacerse de algunos santos del santuario y se dedicaron a intercambiar ideas e incluso Hilda acepto que se hiciera un campo de entrenamiento de Saints cerca del casco urbano de Asgard.
Camus por su parte, sin haber encontrado a la chica que el buscaba comenzó a encontrarse a conocidos que lo saludaban alegremente: Algunos familiares de las mujeres que había salvado a inicio de año, otros de la taberna y se dio cuenta que al parecer era bien recibido en todos lados. Su indiscreción con Fler parecía no haber traspasado los muros del palacio y esto le cambio un poco el humor ignorando las importantes decisiones que se estaban tomando entre las lideresas y que podrían afectar su futuro y su felicidad.
Agosto 27, 3p.m.
Escalinata a la tercera casa dorada
Santuario de Athena, Grecia.
Las tres mujeres llegaron a la tercera casa dorada. Hera disminuyó la velocidad al sentir una cosmoenergia agresiva que se dirigía a ella. Ella sabia quien era el guardián del ese templo y quien era su hermano, pues había estado presente en el parto. Pero la cosmoenergia agresiva no provenía de la armadura de géminis que se mostraba magnifica frente a sus ojos sino de los espíritus de dos personajes también conocidos por ella.
Se detuvo y detuvo el andar de Liz para evitar que alguno de ellos levantara sus manos contra ellas hasta que un sonido extraño los hizo desaparecer.
- Así que Sasha esta usando espíritus para resguardar las casas vacías. Muy ingeniosa aunque algo sin sentido si no hay una guerra. – dijo Hera mas para si misma.
Ambas continuaron por cerca de media hora, pero para sorpresa de ambas, no habían podido pasar al otro lado.
- Malditos hijos de… ¡!
- Señora!
- Perdón. Perdón. Me ofusque. – dijo Hera tratando de controlarse pero por dentro estaba que reventaba todo el santuario con todo y cimientos ya que ni siquiera utilizando su cosmos podía hacer que salieran del legendario laberinto de Géminis.
Liz estaba a punto de llamar para pedir ayuda cuando una voz detrás de ellas se dejo oír.
- Señor Deuterios, señor Aspros, dice la señorita Sasha que pueden dejarla pasar.
Automáticamente frente a ellas apareció la salida y Kiki dio media vuelta dispuesto a irse pero Hera lo detuvo con una pregunta.
- Porque no pude usar mi cosmos?
- Porque aun no han sustituido el cosmos de la diosa Athena como regente del santuario. – contestó Kiki en tono burlón
- Porque no lo ha hecho Sasha?
- El cosmos de un dios o diosa debe sustituir el cosmos de Athena, no el de una humana. Pero para sustituirlo necesita que Athena este aquí - dijo Kiki antes de seguir su camino, no sin antes dirigirle una amistosa mirada a Liz quien para sorpresa del borreguito, esta vez no la contestó.
Hera siguió furiosa su camino. Maldijo la hora en la que había aceptado no deshacer el santuario gracias a los lloriqueos de Athena, y maldijo una vez mas a todos los portadores de la armadura de Aries. Estaba bien que ella había castigado de manera exagerada tanto a Shion como Agasha, enviando incluso a Eris y Lucifer para separarlos, pero si ella no los hubiese separado, posiblemente habrian dejado muchos hijos y eso era inconcebible. Hasta Afrodita había sentido lastima por ellos y eso que ella no se preocupaba por nadie y contrario a sus deseos, había conspirado contra ella junto con Eris y Keres para que uno de sus descendientes llegara al santuario y presentárselo a Shion pero sus planes habían sido truncados por la sorpresiva intervención de Ares en el corazón de Saga y este a su vez, matara a Shion.
Liz observaba en silencio como Hera sonreia mientras recordaba las miles de noches que el borrego peliverde se lamento por haber dejado ir a Agasha y también la travesura de haber metido aquel cuadro del pintor moribundo cuyo nombre había olvidado en la caja de pandora de la armadura dorada negra que el hijo del pintor llevo al santuario. Se habria llevado el cuadro con el?
Un arrogante espíritu peliazul les vio llegar a la cuarta casa y podía vérsele recostado sobre una banca de piedra haciéndose el desentendido
Pensando esas cosas llegaron a la casa de cancer, un arrogante espiritu peliazul les vio llegar pero se hizo el desentendido hasta que ambas pasaron junto a el y un viento fuerte les subio las faldas, se escuchó una risa y el espíritu desapareció.
Hera lo tomó con naturalidad pero Liz se había puesto colorada ante esta acción mientras volteaba a ver si nadie había podido ver sus bragas de Minnie Mouse y Kiki, quien las seguía espiando solo esperaba que no tuviera consecuencias el hecho de dejarla subir sola todas las escaleras como Sasha le había dicho por teléfono.
- Aun no llego y ya quiero enviarlos a todos al infierno. – murmuro Hera – Tu padre hace bien en no dejar que te les acerques. Te puedes contaminar de todos ellos.
- Ni siquiera con su representante o su patriarca? – preguntó Liz inocentemente
- Ja! Esos son los peores – replicó Hera - Pero por el momento no tengo alternativa. A menos que tu quieras ocupar el lugar de Sasha…
Liz sonrió. Representar a Hera y estar todo el día metida en el santuario con Aioros… no sonaba para nada mal.
- Es una Lastima que ni mi esposo ni tu padre siquiera me dejarían pensarlo. Y viéndolo desde el punto de vista de ellos tienen razón – agregó Hera – Aquí hay pocas mujeres y seria difícil hacer que respetaran tu pureza.
Liz ya no supo que decir al respecto, pero solo corrió escaleras arriba para alcanzar en el aire a una Mist que acababa de correr hacia la orilla de las escaleras.
- Ah que bien! – dijo Hera – De quien es esta niña?
- Mia! – dijo Aioria corriendo hacia ellas todo ojeroso, despeinado, lleno de sopa por toda la ropa y visiblemente cansado
Hera iba a reganarlo por su descuido para con la niña, pero al ver el estado en el que se encontraba solo sonrió.
- Buenas Tardes – dijo casi riendo mientras Liz le hacia señales a Aioria de toda su playera sucia
- Oh lo siento – dijo quitándosela para dejarle ver a Liz y a Hera su bien formado cuerpo.
Liz uso a Mist para tapar su rubor al ver el torso desnudo del caballero mientras Hera intentaba apretar las piernas y sonar muy seria.
- Podemos pasar? – preguntó.
- Claro solo… - volteó y comenzó a recoger todos los juguetes regados del pasillo – Lo siento.
- Descuida. Padre soltero primerizo?
- Si señora.
- Y ella Asgardiana?
- Si señora. Se llama Mist y tiene dos años cumplidos – dijo quitándole la niña a Liz para presentársela a Hera – Vive conmigo solo temporalmente.
- Menos mal. Si no, acabaría contigo. – dijo Hera – Me encantaría poder darte algún tip pero aunque soy la diosa de la maternidad, no se me da mucho ser madre. Aunque he visto esas rejillas para que los niños no vayan a caerse de las escaleras. Te recomendaría que compraras unas.
- Gracias por el consejo y ahora… debo seguir intentando darle de comer. – dijo Aioria – Esta muy rebelde hoy. Liz… Bienvenida.
- Gracias Aioria.
Estuvieron lo bastante lejos de Leo cuando Hera se volvió hacia Liz.
- Y ahora entiendes por que no te dejaría aquí? Demasiadas tentaciones en las que tu no debes de caer.
- Si señora.
- Y cuando te cases, por favor que sea con un Griego – dijo Hera – Los Asgardianos solo sirven para crear problemas. Mi comadre Frigg le dice lo mismo a su gente pero igual se les meten por los ojos a nuestros hermosos hombres.
- Mmm… Frigg es la mama de mi tío Loki verdad? – preguntó Liz haciendo memoria – No la conozco.
- Ella no sale de Escandinavia o se derrite. Jajaja puras malas cirugías plásticas jajaja. – Hera recordaba la belleza rubia de su contraparte nórdica y reía de su propio chiste.
Liz trataba de imaginarse a Hera peleando con el cirujano plástico por derretirse también y comenzó a reír, lo que hizo a Hera pensar que se reía con ella, no de ella.
Cuando se acercaron a la casa dorada de virgo, Hera entro con confianza junto a Liz.
- Por que esta vez no nos hemos detenido? – preguntó Liz
- Porque Sasha esta tomando a los ex santos muertos que ella conocía pero ninguno de los santos actuales o anteriores de esta casa lo están y no regresarían por estupideces como esta. – dijo Hera confiada – Además de que si me hacen algo, me desquito con tu tío Bud y ahí donde ves al gordito ese, valora mucho sus pelotas.
- Ouch.
La casa de libra solo tenia la armadura dorada de guardia justo como la de virgo.
- Y esta?
- El ex anciano que vive aquí es el de la ultima guerra santa. Si no esta aquí, no pondrían a nadie mas. – contestó Hera
- Las historias dicen que uno de sus alumnos ha podido vestirla – dijo Liz
- Si, pero no por eso puede quedarse con ella – contestó Hera – Hasta en eso hay reglas.
- Ahhh
En la casa de escorpio, Milo jugaba con sus alacranes en una pista en el piso hecha de tiza blanca como si fueran carritos. Empujaba con Antares los traseros de sus perezosos amiguitos para que caminaran a lo que algunos después de unos cuantos pasos, se ponían panza para arriba haciendo drama para que los dejara en paz.
Los tacones de las dos mujeres lo obligaron a levantarse y llamar a su armadura solo para cumplir el protocolo.
Hera lo vio imponente con su armadura y su corazón de abuela termino por ganarle al ver su porte y el extremo parecido con Ares.
- Buenas tardes – dijo dándoles el paso.
- Buenas tardes – contestaron al unísono.
Liz comenzó a buscar a Samira con la mirada pero Hera fue la que preguntó.
- Esta Samira en casa? Me gustaría verla.
Milo miró a la madre de su odioso padre.
- No esta. Se fue a visitar a su familia al medio oriente – contestó pero yo le diré que la vino a buscar.
Liz le sonrió y se encamino hacia la salida, pero esta vez Hera no la siguió.
- Por que no te adelantas un poco Nena?
- Si señora.
Esperó a que Liz hubiera salido de la casa para decir.
- Mi hijo te manda saludos – dijo Hera – Te pareces tanto a el…
- Mentira!
Hera sonrió.
- Es un halago niño. Nadie es mas guapo que mi bebe y de no ser por el color de pelo, casi podrían ser gemelos.
Milo temblaba de rabia. Como se atrevía a compararlo a el con ese monstruo.
- Y… entonces donde esta Samira? Es una chica muy dulce y su beba será hermosa.
- Eso ya lo se.
- Deberíamos hacer una fiesta cuando nazca para celebrarlo – dijo Hera haciendo planes en su cabeza – Hay suficiente espacio y mi hijo estaría feliz de ser el invitado de honor.
- Sobre mi cadáver!
Hera perdió su sonrisa.
- No me gusta que te expreses así de el.
- Y a mi no me gusta que se me relacione con el. – contestó Milo muy serio
- Pues que tonto eres. – dijo Hera – Podrías hacer grandes cosas si lo hicieras. Incluso te podría dar el patriarcado de este lugar si lo pidieras solo por el.
- No!
- No? Que extraño. – dijo Hera recapitulando – Creí que era una posición tan cotizada que el actual tuvo a bien traicionar a Shion. Ja!
Milo estaba a punto de estallar.
- Ahora me compara con ese traidor cabeza hueca? – exclamó – Hasta entre los bichos hay jerarquías!
- Jajaja y con ese brillo en tus ojos te pareces mas a el – dijo – Pero… por hoy ya me hicieron enojar bastante allá abajo como para seguir contigo. Cuando llegara Samira?
- No tiene fecha.
- Que lastima. Quería seguir su embarazo de cerca. Debe estar ya bastante incomoda. – parecía estar haciendo cuentas en su cabeza – Oh ya entiendo! Quiere tener a su bebe allá, verdad? Además de que creo que ya no la dejarían viajar en avión en tan avanzado estado de gravidez. No te preocupes. Dame la dirección y yo iré a verla a su casa en cuanto me vaya de aquí.
Milo rechinó los dientes. Quería una dirección? Así seria. Le iba a dar la dirección derechito a la chin…
- De acuerdo.
- Gracias. Y ahora precioso bebe de mi bebe… - dijo acariciándole la barbilla - Me voy. Pero te advierto que vendré a verte muy seguido.
- No lo dudo.
- Y a ver si fumigas este lugar. – dijo haciendo una expresión de asco – Hay bichos por todos lados. Asco!
Hera se dirigió hacia la siguiente casa muy despacio. Liz ya había llegado e iba a atravesar la casa de Sagitario cuando una mano salió de entre las columnas y la jalo suavemente hacia el hasta esconderla detrás de ellas.
- Hola! – dijo Aioros capturando sus labios con los suyos antes de que ella pudiera siquiera responder.
Liz no tardo mucho en derretirse en sus brazos echándole los brazos al cuello, lo que provocó que Aioros hiciera su beso mas posesivo. Lo mantuvo por unos minutos hasta que la falta de aire hizo necesario cortarlo.
- Hola… - susurró Liz con los ojos brillantes
- Lo siento. No pude contenerme. – dijo Aioros pegando su frente contra la de Liz
- Nadie te esta reclamando nada – respondió la chica – Yo también quería que lo hicieras.
- De verdad? – Aioros la tomo de la cintura para pegarla mas a el mientras de nuevo comenzaba a besarla.
Alguien bajo corriendo las escaleras y los dos interrumpieron el beso para evitar ser escuchados.
- Señora Hera! Señora Hera! – gritó Europa
- Que pasa niña? Por que tanto escandalo?. – contestó la diosa apenas unos escalones antes de llegar a la casa de Sagitario.
- Le conseguí unas sandalias que le harán mas cómodo el resto del camino – dijo hincándose para ayudarle a cambiarlos.
- Muy bien pensado – dijo Hera dejando que ella la ayudara – Tantos escalones podrían sacarme callos y eso no es digno de una diosa.
Liz aprovechó que estaban fuera de la casa para separarse de Aioros.
- Si me ven contigo, no me dejaran volver. – le susurro.
- Crees poder encontrarme… mas tarde? – dijo Aioros sin querer soltarla
- Donde?
- Te mandare un mensaje.
- Esta bien. Lo estaré esperando. – dijo Liz antes de correr a sentarse en una banca algo oculta mientras Aioros entraba a su casa para subir por el corredor trasero hacia el templo principal.
Liz se levantó de la banca cuando Hera estuvo a su vista.
- Ah! Ahí estas Liz! – dijo Hera con renovadas fuerzas mientras Europa cargaba sus zapatillas.
- Si señora – dijo Liz en tono inocente – Me canse un poco y me detuve en esta casa vacía.
- Ah si! Es la que era la casa del ahora Patriarca Aioros. – dijo Hera viendo la armadura en su lugar – Vamos. Ya nos falta menos pero aun tenemos que pasar por la casa de mi sobrina para ver como va su embarazo.
- Sobrina?
Hera le sonrió a Liz. Se notaba que también le gustaba el chisme.
- Zita. La señora de la próxima casa, es nieta de mi hermano Poseidón – dijo – Pero ni loca le diré nieta para que me diga abuela. Me niego.
- Jajaja pero señora, nadie creería que usted es abuela. Sobre todo cuando sonríe que le quita la mitad de los años de encima.
Hera pareció complacida con esta respuesta. Siguieron caminando hasta donde Zita y Shura ya los esperaban en el umbral.
Zita alzó los brazos y brincoteaba para llamar la atención.
- Pobre niña, va a nacer con la mollera caída por tanta zangoloteada. – dijo Hera reprobando la conducta de Zita
- Tía tiaaaa!
Shura miraba a su esposa y su comportamiento con Hera y no le hacia la menor gracia. Todo eso estaba soberanamente mal.
- Zita querida! – dijo saludándola – Te vez hermosa.
- No tanto como tu – respondió sinceramente Zita – Yo parezco balón playero.
- Ay chiquita, pero aun te falta mucho – respondió Hera – Buenas tardes caballero.
- Buenas tardes – dijo Shura entre dientes viendo a Liz y Europa tras la nueva dueña del santuario. – Buenas tardes señoritas.
- Buenas tardes respondieron ambas.
Shura se hizo a un lado para que las tres mujeres pasaran, pero para su sorpresa Zita tomó de la mano a Hera y a Liz y las hizo pasar a su sala. Europa se quedo viendo a Shura mientras las esperaba en el pasillo. Ella suponía que al ser solo una aspirante a doncella, debía quedarse en ese lugar.
- Quieren un te? Un café? Un vaso con agua por lo menos? – preguntó Zita mientras las sentaba en una salita muy colorida pero con buen gusto definitivamente decorada por la señora de la casa.
- Yo no, gracias – contesto Hera
- Yo si, pero puedo pararme si me das permiso de entrar a la cocina. – contestó Liz
- Estas en tu casa. – dijo Zita sonriendo mientras Liz desaparecía tras la puerta que separaba ambos lugares
Zita le sonrió a Hera.
- Me da gusto que vengas a visitarnos. Te quedaron bien las sandalias?
Hera las miró.
- Muy cómodas. Estas escaleras al menos harán que mi trasero este en forma – bromeó – Y supongo que por eso tu también te mantienes en forma.
- Pues… si. – contestó Zita - Cuando iba a ver a Samira o cuando bajo a ver a Niv. Son mi única diversión.
Hera sonrió mientras tomaba las manos de Zita.
- Me da gusto que te lleves bien con tu prima. Vas a tener que ayudarle a escoger un vestido de novia muy bonito.
Zita abrió grandes los ojos.
- Prima? Vestido?
- Jajaja no lo sabias? – dijo Hera en tono de chisme – La chaparrita de abajo… como se llama?
- Uh… Niv?
- Si… son primas y tiene que casarse en 15 días.
- Que? Por que?
- Por que lo digo yo y eso es suficiente – contesto Hera – Por cierto… tu marido siempre tiene esa cara? Debe ser muy guapo cuando sonríe.
Zita asintió.
- Si que lo es. Yo creo que… no le sientan bien los cambios – murmuro para no herir susceptibilidades
- Pues tendrá que acostumbrarse, porque con la bebe habrá muchos – respondió Hera obviando que ella sabia a que cambios se refería – Por cierto… te manda saludos tu abuelo.
Zita sonrió.
- Cual de los dos?
- Solo conozco uno. Tal vez lo invite para la ceremonia. Depende de que humor esté. – dijo Hera viéndose las uñas.
- El o tu?
- Yo desde luego. – contestó Hera
Liz se les unió con un vaso con agua trayéndole otro a Zita.
- Te vez mas bonita embarazada Zita!
- En serio? Yo diría lo contrario – contestó sonrojándose
- No. Verdad que si señora? – preguntó Liz a Hera
- No puedo ser imparcial. Todas las embarazadas se ven muy hermosas, y no la conocí de soltera.
- Pero hay fotos. – se volvió hacia Zita – Y las fotos de la boda de Samira?
Zita se quedo pensando. Nunca las había visto.
- Seguramente las tienen allá arriba o la misma Samira. Habrá que preguntarle cuando regrese. – contestó
- Tu sabes donde vive su familia, Zita? – preguntó Hera interesada
- En los Emiratos Árabes – contestó la pelirroja – Abu Dabi creo. Por que? Ahí esta?
Hera entrecerró los ojos.
- Eso me dijo su esposo.
- Ahhh… pues si el dijo eso…
- Le diré a mi hijo que me ayude. – dijo Hera – Odio el desierto. No es bueno para la piel
- Jajaja
Estuvieron platicando un rato de trivialidades antes de que Ambas féminas se despidieran de Zita y dejaran la casa de Capricornio para subir a la casa de Acuario.
- Si las dos ultimas casas están ocupadas, escogeré representante nuevo – dijo Hera enfadada ya de tanto subir.
Pero afortunadamente no había sido así. Ambas casas estaban vacías y sin guardia, lo que le alegro mucho pues su cosmos y sus fuerzas se habían agotado con las escaleras. Marín, la guardia plateada y Aioros la esperaban en la cima.
Hera y Liz pasaron al templo principal pero Europa se quedó en la puerta.
Aioros les dio la bienvenida con una reverencia. Marín a su lado derecho y la guardia detrás de Hera.
- Sea Bienvenida al Templo principal – dijo Aioros cortésmente.
- Gracias. Por que no esta Sasha para recibirme? – preguntó Hera mirándolo a los ojos.
- La señorita Sasha tuvo que hacer un viaje de emergencia a Asgard. – contestó Aioros
- Tan temprano ya hace lo que le da la gana? – preguntó Hera molesta – No me contestes. Cual es la mejor habitación de este lugar?
- La que ocupa la señorita Sasha – contestó Marín
A Hera pareciera no causarle gracia hablar con alguien de menor rango, pero no respondió de inmediato ya que algo en ella le parecía extrañamente familiar.
- Por que no estas usando una mascara como es costumbre? – preguntó a Marín
- Por mi nuevo rango, la señorita Sasha me permitió no utilizarla – contestó Marín en tono seco
- Y tu? – preguntó a Aioros
- Aun no han terminado de hacer… mis vestiduras por completo señora. – contesto cortésmente – Estarán listas para la ceremonia.
- Bien. Una persona debe vestir de acuerdo al rango así que dile a tu Jefa de estado que lo haga o renuncie – dijo Hera ya de mal humor.
Marín apretó los puños e iba a caminar hacia ella para reclamarle pero Aioros se lo impidió.
- Así se hará.
- Iré a descansar y… - camino unos pasos y vio los sleeping bags de los plateados que acampaban aun en el vestíbulo – Que demonios es esto?
- Aquí duerme la escolta de la señorita Sasha. Están terminando sus habitaciones y…
- Envíame con Europa un maldito cambio de ropa y dale a Sasha tu habitación por el momento – Ordeno Hera a Aioros – Estoy segura que no te importara, verdad?
- No señora. Sera un placer.
- Así me gusta. – se volvió hacia Liz – No te importaría quedarte sola unos minutos verdad querida? Estoy segura de que encontraras algo con que entretenerte en la biblioteca.
- No se preocupe.- contesto Liz sonriendo – Esperare a que despierte… en la biblioteca
Aioros asintió y le hizo una reverencia a Hera, quien tomo camino hacia la habitación principal y brincando por dentro porque había recibido la insinuación de Liz.
Marín se volvió hacia los plateados que quedaban ahí.
- Donde esta Sammy? No quiero que comience a gritonear y la despierte. – dijo Marín
- Creí que estaba aquí con ustedes – contestó uno de ellos.
- Debe estar con Mist y…
Europa apareció por detrás.
- No esta en ninguna de las doce casas doradas. – dijo antes de seguir a Hera.
Liz secundó.
- Tampoco en el recinto. De allá venimos. – dijo Liz – Que no Sammy es la niña que nos confundió con princesas en la boda de Milo?
- La misma – contestó Marín preocupada
Aioros preguntó.
- La ultima vez que la vimos… fue en el desayuno verdad?
- No. – contesto Marín – De hecho creo que fue en la cena. Estábamos todos y ella se retiro en silencio…
Aioros tomó una actitud muy seria.
- Si hay algo que hay que temer, es cuando Sammy esta callada. – dijo Aioros recordando episodios pasados – envía a buscarla por todo el santuario, Rodorio y Atenas de ser necesario. Tiene que aparecer a como de lugar.
- Pero si la señorita Sasha llega… - comenzó a replicar Marín
- Si llega, deberá aceptar la misma responsabilidad que nosotros en esto – contestó Aioros – Ve!
Marín no tuvo alternativa y salió del salón obedeciendo a Aioros. Aioros quedó preocupado. Que clase de gobernadores eran si no podían cuidar a una niña de casi 6 años? Y si su padre la encontraba primero?
Liz vio la preocupación en los ojos de Aioros y decidió que no era el momento, por lo que solo tocó ligeramente el antebrazo del patriarca y siguió el mismo camino que Hera y Europa. En su cabeza, lo que menos necesitaba Aioros en ese momento, era distraerlo de sus obligaciones. Tal vez después de todo, ella tendría que irse antes de lo planeado.
Agosto 27, 2.55 pm
Edificio de Oficinas de Valentino Incorp.
Paris, Francia.
Thes esperaba impaciente a que Aiacos llegara. Teñían cita con estos importantes miembros de la industria de la moda para mostrarles los diseños escogidos para la línea especial de ropa de la cual había ganado un lugar gracias al concurso escolar.
Miro su reloj y se dio cuenta que la llamarían tarde o temprano. Ese día parecía que iría de mal en peor. Primero, justo cuando ya había cerrado la boutique para acudir a su cita, la oficina de impuestos le había llamado para decirle que el ultimo archivo que habían enviado no se lo habían hecho validos debido a un error en la encriptación y tenia que reenviarlo a la brevedad o se haría acreedora a una gran multa. Tuvo que regresarse a su departamento, correr a la computadora de Fler para enviar el archivo, y cual había sido su sorpresa que tenia muchos correos de Camus. Parecía que su amiga había omitido decirle que tenia comunicación regular con el padre de su hijo.
Esto la había hecho sentir excluida de la vida de su amiga, quien por cierto ni siquiera se había tomado la molestia de llamar para decir que había llegado bien.
En el taxi, su proveedor belga de telas le había llamado y dicho que debido a ciertas medidas aduanales, los rollos de tela que había pedido, llegarían con una semana de retraso lo que la había hecho perder los estribos y lanzara cuanta maldición pudo para asombro del taxista que nunca había oído decir tantas palabrotas en tan poco tiempo.
Y ahora, Aiacos llegaba tarde a la cita. Decidió llamarle. Tal vez estaba atorado en el trafico.
A Hola?
T Aiacos! Habla Thes. Donde estas?
A En mi casa.
T Como que en tu casa? Tenemos una cita a las 3!
A Si pero surgieron cosas mas importantes así que no voy a poder ir en un muy buen.
T Pero somos un equipo!
A Si, pero ya te dije, no puedo.
T Y no podías decírmelo antes para cancelar?
A Surgió esta mañana.
T Misma pregunta!
A La verdad no. No es tan importante para mi como para ir. Arréglatelas sola. Ya al final me dices que dijeron para ver si me conviene subir mas adelante o no.
T Pero… la condición era que fuéramos los dos
A Tómalo o déjalo. Y no me quites el tiempo que Hades anda aquí y si no me pongo a trabajar me llamara la atención. Bye.
Decir que Thes estaba estupefacta, era poco. Que carajos había pasado para que 1.- Aiacos dejara la oportunidad de modelar para uno de los grandes de la moda y 2.- Le hablara así.?
Intentaba tratar de racionalizar eso cuando la secretaria en el escritorio frente a ella le hizo una señal para que se acercara. Thes tomó su portafolio, y obedeció mientras la secretaria abría una puerta.
- Están listos para usted. – dijo
Thes inhaló profundamente antes de entrar a ese salón. Era muy importante que lograra convencerlos sola. En ese momento solo podía contar con ella misma.
Dos horas mas tarde…
Thes caminaba lo mas despacio que podía hacia su departamento. Había terminado su junta con los directivos de Valentino Incorp con el sabor a la derrota en la boca que mas bien sabia a bilis. Tras presentarles sus ideas para la línea masculina y de Gala femenina, solo el CEO le puso suficiente atención a ellos. Los demás estaban mas interesados en saber por que se había presentado sola cuando claramente el modelo debería estar presente.
- Lo lamento. Hubo un cambio de planes de ultimo momento en la agenda de Garuda – había dicho muy seria.
- Eso solo demuestra la inmadurez de su equipo señorita Solo – había dicho un hombrecillo calvo con mascada rosa del otro lado de la mesa – Tal vez quiera regresar cuando estén listos para tomar esta profesión con la seriedad que requieren.
8 pares de ojos se volvieron a Thes, quien en lugar de salir corriendo llorando como todos ahí esperaban, se acercó mas a la mesa azotando su portafolio frente a ellos.
- Si esperan que les suplique por otra oportunidad de trabajar con ustedes solo porque decidí no traer a un inmaduro junior HDP que prefiere quedarse en su casa porque su papi le pega que mantener una promesa, están hablando con la persona equivocada señores. – dijo con voz helada – Garuda fue despedido por irresponsable y no me disculpare por haberlo hecho porque modelos masculinos, sobran en este mundo.
La mesa entera se había quedado sorprendida de la falta de timidez de la jovencita frente a ellos.
- No soy una diseñadora famosa, y tal vez mis diseños son un poco mas atrevidos y novedosos de los que ustedes están acostumbrados, pero han tenido el éxito necesario entre la alta sociedad europea como para que ustedes puedan incursionarlos en el mercado del otro lado del atlántico y si no lo pueden ver, puedo asegurarles que alguna otra firma podrá beneficiarse con ellos.
Otro de los directivos, claramente homosexual de cerca de 45 años con cabello rubio cenizo hizo una mueca.
- Desde luego, siendo hermana del Magnate Julián Solo, cree que todo esto es posible – dijo con voz de burla lo que estaba a punto de sacarla de sus casillas.
- No sabia que era un pecado provenir de una buena familia señor – contesto – Pero si lo que usted dijera fuera cierto, habría 8 bolsas de regalo lleno de billetes frente a ustedes, o simplemente no necesitaría de ninguna firma para lanzar mi línea de ropa y saben que? Tal vez sea preferible para no tener que lidiar con 7 delicaditos misóginos sin imaginación de forma y caídas a quienes solo les importa colgarse de la fama del señor Valentino.
- Como se atreve! – se levantó el otro – Jamás tendrá éxito en esta industria!
- Se refiere a que quedare igual de frustrada y estancada en el departamento de ventas al mayoreo como lo esta usted? – replicó Thes
- Esto es inaudito! – gritó un tercero – Nos critica por nuestra clara preferencia sexual! Eso es discriminación.
- Salga de la bodega mas seguido y lea las revistas – Dijo Thes muy seria – Acaso no leyó la revista donde me entrevistaban y yo declaraba abiertamente ser Gay? Acaso solamente los que tenga pito pueden mandar en esta industria o que? Con razón a la mayoría de las mujeres no les queda bien la ropa! Seguramente se la prueban ustedes antes de sacarla al mercado!.
Ahora fueron los 6 restantes los que comenzaron a gritar y alegar mientras Thes recogía sus dibujos.
- Tuve suficiente. Gracias por su tiempo – dijo encaminándose a la puerta.
Los directivos comenzaron a gritarle a la secretaria para que viniera corriendo, lo que ella hizo y Thes salió de la sala con paso lento y muy digno.
El CEO la alcanzó en el elevador que la conduciría hacia la salida.
- Señorita Solo…
- Dígame?
- La acompaño al mezanine – dijo mientras pulsaba el botón del elevador correspondiente – Creo que esa reunión estuvo algo… diferente
- No pienso disculparme.
- No esperaba que lo hiciera – dijo sonriendo – En realidad a mi me gustaron sus diseños y tiene razón en algunas cosas pero creo que le falta mucho en cuestión de saber tratar a sus superiores.
- No son mis superiores – siguió diciendo Thes – Y claramente nunca lo serán.
- Eso no lo sabe. El mundo da muchas vueltas – siguió diciendo pacientemente – Pero por que no les calla la boca a mis compañeros? Hágase de buenas clientas, que digan su nombre públicamente con sus diseños y demuéstreles que el talento no se compra.
Thes lo miró fijamente. Sabia que el hombre no bromeaba. La estaba retando a salir adelante sola y embarrarles en la cara su éxito y eso era precisamente lo que iba a hacer.
- Lo hare.
- Y ese día, obtendrá el contrato internacional que anda buscando – dijo mientras se abría la puerta del elevador y al menos tres de sus asistentes comenzaban a acosarlo – Esperare ese día con ansia Señorita Solo – dijo mientras desaparecía entre la gente.
Thes entonces decidió tomar el subterráneo y caminar las calles que restarían para llegar a su departamento, lo que le daría tiempo necesario para pensar en sus planes a futuro.
Una voz familiar la interceptó a dos calles de llegar.
- Bon Jour madeimoselle Solo. Cava? – dijo el joven cartero.
- Cava. Et toi?
- Cava bien. Merci. – contestó Thes sonriendo
- Tengo algo para usted. – dijo buscando en su valija y entregándole un sobre membretado de las empresas solo que Thes se apresuró a abrir:
" Estimada Thetis:
Espero que tu y tu "novia" se encuentren bien. Te escribo para informarte formalmente que debido a que has descuidado tus obligaciones como Sirena, has quedado oficialmente relegada de tu puesto para con Poseidón, quien por cierto ya tiene a tu reemplazo así como nuevas Scales para sus sirenas. Se te dio el suficiente tiempo para que dejaras tus jueguitos ridículos y regresaras, pero al parecer no recuerdas donde esta tu lealtad.
Siempre serás bienvenida si decides regresar, pero ya no como una Sirena, mano derecha y Capitán de las Marinas de Poseidón, sino simplemente como una hermana y miembro de la familia Solo.
Espero ansioso tu llamada.
Tu hermano querido.
Julián Solo"
La cara de Thes se volvió blanca como el papel mientras guardaba de nuevo la carta en el sobre.
- Malas noticias Madeimoselle?
- Ya ni se – contestó Thes – Gracias por entregármela.
- Tenga un buen día Señorita. – dijo subiendo a su Camioneta – Ah y… lamento lo de la boutique.
- Como dice?
Thes miró hacia donde estaba la calle donde estaba su negocio y comenzó a correr lo mas rápido que pudo al vislumbrar humo y las luces de los servicios de emergencia estacionados al frente.
Cuando dio la vuelta a la esquina y vio lo que sucedía, solo pudo caminar en silencio hasta donde las cintas amarillas se lo permitieron y desde ahí veía como los bomberos salían enrollando sus mangueras después de haber apagado el incendio que había consumido el trabajo de toda su vida.
