Después de acabar de ver la quinta temporada, me pregunté las razones por la que Regina quería deshacerse de su parte malvada y la tensión amorosa entre ella y Emma era demasiado y tenía que escribir sobre ella, aunque fuera un pequeño fic fluff. Espero que os guste

Regina, con su cabeza apoyada sobre el pecho de Emma, notaba el corazón de su amada latiendo en su pecho tranquilamente; a diferencia del suyo, que le hacía sentir como si en cualquier momento fuera a salirse de su pecho. Se encontraban en la gran cama presidencial de la casa de esta última. Después de comenzar a salir oficialmente, ambas habían estado de acuerdo en instalarse en la casa de Regina, ya que tenía más espacio y la habitación de Henry era perfecta para que él viviera con ellas. Emma notaba perfectamente lo que estaba pasando en la cabeza de su novia e intentaba tranquilizarla trazando suaves patrones con sus dedos en su espalda. Después de haber confesado a Emma toda la rabia que sentía por quién había sido en su pasado y todo el daño que había hecho, incluso después de terminar con su parte malvada, Regina seguía culpándose.

Notando que sus caricias no la reconfortaban lo suficiente, Emma acercó sus labios a la frente de la morena y la estrechó con más fuerza entre sus brazos, como si tuviera miedo de que se le escapara. Sabía que no podía convencer a Regina de que le contara sus problemas, ella misma tenía que ser la que se lo dijera, y, mientras tanto, Emma no podía hacer otra cosa más que acurrucarse junto a ella y esperar a que hablara con completa sinceridad para intentar reconfortarla de la mejor manera. Regina respondió a su gesto colocando la cabeza en la base del cuello de Emma, encajando perfectamente las dos juntas y sintiendo el leve perfume que emanaba de la rubia en su nariz. Regina había descubierto con el tiempo que la compañía de Emma era una de las pocas cosas que le calmaban y le hacían sentir en paz con ella misma. A pesar de todo no podía evitar hacerse una pregunta.

-¿Crees que no soy nadie sin mi parte malvada?- Regina rompió el silencio de la habitación. Después de la pequeña conversación que había mantenido con la reina malvada después de salir de ella, todavía se preguntaba si lo que había dicho era verdad.

-¿Por qué crees eso?- le respondió Emma con otra pregunta.

Regina vaciló antes de contestarle. No estaba muy segura de la respuesta, pero la pregunta había estado rondándole la cabeza desde aquel momento en la terraza donde se inyectó el suero y, quizá, diciéndolo en alto lograba aclarar sus cabeza.

-He sido ella durante tanto tiempo que, aun estando fuera de mi cuerpo y haberla eliminado, todavía la siento dentro. Intentando salir, sedienta de poder y de venganza... Queriendo hacerte daño a ti y a todos a los que quiero.

Al decir eso último, Regina notó que se le rompía la voz y las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos. No era capaz de dejar de pensar en el daño que había causado y los remordimientos la reconcomían por dentro, causándole una sensación espantosa en el estómago. Con una de sus manos, Emma acarició suavemente la mejilla de Regina, sintiendo cómo ella se dejaba llevar.

-Ya no eres esa persona, Regina-le dijo Emma con voz suave pero segura- te has sacrificado por nosotros más veces de las que deberías, nunca nos has dado la espalda y llevas intentando cambiar varios años. Has cambiado y has enmendado tus errores. Dejaste de ser esa persona hace tiempo y no te mereces seguir culpándote por todo lo que hiciste.

Regina meditó sus palabras en su mente. Una parte de ella la creía, pero aún había una pequeña parte que se aferraba a la creencia de que no se merecía todo lo que tenía. En la fuente de los deseos, había pedido dejar de ser la reina malvada por ella, por toda la gente que quería y que no quería que se alejara de ella. Sintió otra vez los brazos de Emma rodeándola y calmando un poco su cabeza.

-Además-continuó Emma- malvada o no, sabes que siempre serás mi reina.

El comentario le sacó una pequeña sonrisa a Regina. A pesar de la gran coraza que ambas habían puesto alrededor de sus corazones, habían sido capaz de romper esas barreras y ser capaces de sentir otra vez, amándose la una a la otra y calmándose mutuamente. Regina se inclinó para capturar los labios de la rubia con los suyos y notar que poco a poco la temperatura entre ellas iba subiendo. Al notar las manos de Emma deslizándose por debajo de la camiseta con la que Regina dormía, ésta apoyó sus manos contra su pecho y se alejó un poco, notando la pesada respiración de Emma contra sus labios.

-Sé que llevamos mucho tiempo sin hacer el amor, pero llevamos más tiempo sin dormir y me vendría bien una noche de solo caricias por encima de la ropa.

Emma asintió y le besó los labios otra vez, de forma menos hambrienta pero con el mismo amor que los anteriores.

-Por supuesto, Regina- Emma le contestó, volviendo a colocarse en una posición más adecuada y dejando que Regina se acurrucara contra ella cómodamente. Haber hablado las cosas con su novia y saber que no estaba sola había logrado un efecto relajante sobre Regina, haciendo que poco a poco se fuera quedando dormida entre los brazos de Emma, sintiendo su piel contra la suya.