Chicos y chicas. Me disculpo por el tiempo que me ha tomado retomar la escritura. Eso pasa cuando te vuelves un adulto con responsabilidades, pero parte de esas responsabilidades esta el no dejarlos tirados con este nuestro fanfic.
Les informo que nuestro equipo de trabajo ha crecido gracias a todos ustedes y su amor por nuestra obra. Y una de nuestras colaboradoras, tiene el enorme proyecto de realizar un fandub de nuestro querido SQVO. Algunos ya vieron el piloto que esta en youtube ( y los que no, por favor veanlo y apoyennos).
Si alguna de nuestras lectoras desea tomar participacion activa como la voz de algunas de las feminas en el Fandub, por favor contactennos por whatsapp o facebook o incluso por mensaje privado aqui mismo y los pondremos en contacto para que realicen una audicion. Ayudennos a lograr que el sueno de Kim, se cumpla.
Sin mas, los dejo leyendo. Bendiciones para tod s.
Capitulo 231
12 de Octubre, 1:00 pm
Templo principal
Santuario de Hera, Grecia
Hera miró desde la terraza de su habitación el jardín trasero. La belleza del lugar la hacía sentir nostálgica al recordarle los jardines de su templo en el Olimpo. ¿Por qué había tenido que ser tan testaruda y querer molestar a Athena quedándose con el Santuario? Ahora no solo tenía una responsabilidad más grande de la que ella esperaba, sino que se sentía muy sola sin tener a sus hermanas cerca y ahora ya sin ganas siquiera de hablar con sus amigos nórdicos. Aceptaba que tal vez había llevado un poco lejos su amistad con Woden, pero a pesar de cualquier inocente coqueteo que hubiera con él, jamás había pasado de eso. Era algo que le había ayudado a soportar todas las humillaciones que le había dado Zeus a lo largo de todos esos milenios, pero gracias a eso, Nix la había insultado delante de todos.
- ¡No es justo! – exclamó suspirando.
Tocaron la puerta suavemente antes de abrirse.
- Señora Hera – dijo Europa yendo hasta ella – Tiene visita.
- No tengo ganas de ver a nadie.
- Le dije eso, pero me dijo que traía un mensaje importante de su esposo. Le dije que estaba indispuesta, pero insistió.
Hera miró a Europa y sonrió. La chica era dulce, obediente y sensata. Al menos la tenia de aliada.
- ¿Dónde están Aioros y Sasha?
- La Señorita Sasha y el Señor Aioros están haciendo un recorrido por la parte sur para encontrar las deficiencias que les hizo notar ayer por la noche. No deben tardar en regresar para la hora del almuerzo.
- ¿Y la Sambocho?
- La Señorita Marín llevó a Sammy a su lección con el Señor Dohko.
Hera tamborileó los dedos. Ir o no Ir. Ese era el dilema.
- ¿Sabes cómo se llama el enviado de mi esposo?
- Lo siento. No pregunte su nombre, pero… - Europa pensó por un momento la mejor forma de describirlo. Hera esperaba que no fuera algún querubín. Regularmente eran inquietos y se distraían con facilidad dejando a medias la información - Es un joven más o menos de la estatura del Señor Aioros, pero su cabello es rubio como el oro, de ojos azules como el cielo y está vestido muy formalmente de un blanco inmaculado. Me recuerda mucho a la Señorita Elizabeth excepto que Tiene un semblante muy serio y solemne. – Comenzó a reír – disculpe Señora. Creo que no lo describí muy bien.
Hera respondió a su risa con otra sonrisa. Solo había alguien con esa descripción y ciertamente le caía muy bien que viniera con ese recado.
- Sonaste muy poética eso sí. Ese es Gabriel. Uno de los cuatro arcángeles principales. Lo veré.
Europa asintió y le abrió la puerta.
Hera cruzó el umbral y camino hacia el salón con una gracia que hizo que Europa no quitara su mirada de encima e intentara imitarla a sus espaldas: Espalda recta, barbilla en alto, manos entrelazadas al frente y su forma de caminar como si apenas tocara el suelo.
Para cuando Hera llegó frente a Gabriel, este ya se encontraba en una rodilla.
- Levántate Gabriel. Ensuciaras el uniforme.
Gabriel obedeció de inmediato.
- Mi Señora, El Señor Zeus ha decidido enviarme para darle personalmente una invitación para encontrarse con él en la ciudad. Tenía miedo por usted ya que sus mensajes por medios convencionales no fueron respondidos en tiempo y forma.
Hera roló los ojos. Al parecer Zeus no había comprendido la sencilla frase femenina de quiero estar sola. Sí había recibido los mensajes, las llamadas, y los correos, pero simplemente no quería verlo.
- Muy bien. Dámela entonces.
Gabriel sacó de su saco una pequeña tarjeta que se la dio con ambas manos en señal de respeto. Hera la leyó y no pudo ocultar su rubor ante las palabras que estaban ahí. Zeus el romántico le decían.
- Difícil negarse ante esta invitación – dijo quemándola con su cosmos – Y por cierto Gabriel, me sorprendí mucho al venir al Santuario y no encontrar a Elizabeth cuando específicamente la deje aquí a cargo de algunos asuntos personales. ¿Dónde está y por qué no me viene a dar la cara?
Gabriel no esperaba esa pregunta.
- Hubo una emergencia en casa y tuve que tomar la decisión de llevarla a que me ayudara al no tener a nadie más que cuidara a mí… a Samantha. Perdóneme, Señora. No creí que afectara en nada el funcionamiento del Santuario.
Hera lo miró fijamente.
- ¿Cuidar a quién?
- A mi… - se ruborizó un poco al comprender que había caído en la trampa de Hera – novia
Hera se sentó en su Trono disfrutando la incomodidad del arcángel frente a ella.
- Veo que no aprendiste tu lección con la madre de Elizabeth. – Dijo finalmente – Pero no te preocupes. No voy a regañarte. Si el Dios para el que sirves no ha aprendido su lección en miles de años, que puedo esperar de ustedes. Solo hay una cosita que molesta un poco y es el hecho de que digas que Samantha es tu "novia".
Vio como Gabriel no comprendía.
- ¡Contéstame!. ¿Vive contigo?
- Si
- ¿Llevan varios años juntos?
- Si
- ¿Comparten responsabilidades?
- Si
- ¿Trata a tu hija como propia?
- Si
- ¿Comparten el lecho?
- pues…
- Tomare eso como un sí. ¿Se cuidan mutuamente?
- Si
- ¿Aguantan sus tonterías mutuamente?
- No creo que…
Gabriel estaba cada vez más rojo. ¿En qué momento la conversación se había tornado hacia su vida personal?
- Hazme un favor y entonces no te refieras a ella como tu novia. Ella ya es tu esposa y tu mujer y por respeto a ella, deberías llamarla así: tu esposa o tu mujer. Y si me vas a replicar que no hay ningún ritual o papel firmado, pero para tu desgracia, te riges por los preceptos de la Grecia antigua y tú sabes que considero un matrimonio desde que viven bajo el mismo techo y se exprese que su deseo es estar juntos para siempre y de todo lo que tu confirmaste que tienes con Samantha así que, solo obedece a tu Diosa. Tienes mi bendición. Y antes de que me preguntes el por qué entonces obligo a casarse legalmente a los de aquí como lo hice con Tauro, es que me gustan los rituales y las fiestas y porque realmente aun no confío en ellos. No quiero que las chicas salgan lastimadas.
Gabriel guardó un momento de silencio antes de asentir con la cabeza viendo disimulado hacia los lados para comprobar que estaban solos. Si eso que acababa de decir Hera era escuchado por otras personas…
- Señora, le agradezco a nombre de ambos…
- Lo sé. ¿Para cuándo me enviaras de nuevo a Elizabeth? Necesito alguien con cerebro que me haga compañía. – Dijo Hera – No menosprecio en absoluto a Europa, pero hay cosas que tu hija sabe y que me podría comprender mejor.
Gabriel cerró los puños intentando parecer lo más sereno posible.
- Si me da la oportunidad, antes de fin de año si todo sale bien y mí… mujer está en condiciones de que pueda quedarse sola… Es que no quisiera dejarla encargada con extraños a pesar de que mis hermanos me echan una mano.
Hera pensó un poco. Estaban a mitad de Octubre. Estar sola con Sasha seria todo un reto. Bueno, en todo caso, eso podría serle de ayuda para pulir sus dotes de paciencia y liderazgo. El pensar en Sasha y Aioros la distrajo un poco del tema para tranquilidad de Gabriel.
- Eso me recuerda, ya que estas aquí, necesito que ya se realice la ceremonia para que Aioros sea oficialmente el Patriarca. Ha habido una serie de situaciones con mis hermanos porque no tengo uno oficialmente. Estoy segura de que tú sabes que es lo que debe y no presentar al archivo, documentos, forma de la ceremonia, etc. Habla con él y dale todos los pormenores. No te vayas a ir sin hacerlo ya que no estoy de humor para pretextos.
- Si Señora.
Hera se levantó del Trono.
- Iré a prepararme para ver a Zeus. No sé qué quiere, pero hasta pareciera que no tiene nada mejor que hacer últimamente. – dijo sin sentirlo mucho. Era obvio que le gustaba ser el centro de atención de su marido – Y espero resultados respecto a la ceremonia lo antes posible.
Gabriel le hizo una reverencia antes de que ella saliera del salón hacia su recamara con Europa detrás. Esperó a que desaparecieran de su vista para hacer una rabieta sin que nadie lo viera. ¿Por qué ayudarle a ese degenerado y pervertidor de niñas bien a ascender al Patriarcado? Si por el fuera, estaría en Cocytos pudriéndose para purgar sus pecados. No se la iba a dejar fácil.
Se dedicó a observar el lugar. El cosmos de Hera inundaba el Santuario, sin embargo, no se sentía correcto. Pero él no era nadie para opinar al respecto. Solo obedecía. Pasaron unos minutos antes de que se escucharan pasos y voces.
- Siento que la disciplina con ella se relajó tanto, por culpa de Shaina, y es por eso por lo que pudo escaparse. Por tanto, sería bueno que Sammy esté 4 días abajo y 3 aquí arriba. En el Recinto de las Amazonas continuará con el entrenamiento habitual, siendo correctamente disciplinada por Mayura y arriba con el curso educativo que Kanon y Dohko han planeado para ella porque... – se detuvo en seco al mirar de frente a Gabriel, quien lo barrió con la mirada - Lo siento. No sabía que estaba usted aquí.
Sasha retrocedió un paso para quedar detrás de Aioros tratando de disimular una mueca. Una cosa era enfrentarse con cualquier Caballero del Santuario y la odiosa Elizabeth y una muy diferente con el padre de esta última, un enviado directo de Zeus. Desafortunadamente para ella, su actitud no pasó desapercibida por Gabriel.
- Señorita Sasha. – Hizo una ligera reverencia – Ha pasado mucho tiempo.
- Un poco sí. – Respondió Sasha tratando de componerse – ¿Cómo está su… familia?
- Todos muy bien muchas gracias. Mi hija le envía sus saludos y le "agradece" sus atenciones, y yo también – Sasha supo que estaba hablando con un ligero tono de sarcasmo – Me sorprendió sobremanera saber que se ha relajado la seguridad del Santuario al punto que puedo entrar sin que los líderes se enteren.
Sasha iba a replicar, pero Aioros intervino.
- Le pedimos una disculpa si nos tomó por sorpresa su presencia – Dijo con una sonrisa - Estábamos acatando algunas ordenes de la Diosa Hera y obviamente, mi Jefa de Estado queda a cargo mientras eso sucede. ¿Ya le ofrecieron algo de beber?
- No. Digamos que, en su lista de cualidades, deberemos agregar su falta de cortesía.
Aioros comenzó a irritarse con el tono de voz que Gabriel utilizaba para con ellos, pero decidió que no era el momento de demostrarlo.
- Le pido de nuevo una disculpa. No estamos acostumbrados a las visitas y mucho menos tan importantes como lo es un enviado directo del Dios Zeus.
Gabriel enarcó una ceja.
- No estoy aquí como un enviado de mi Señor, ni es una visita social tampoco – espetó – Tengo un deber para mi Señora y es el de evaluar y ponerlo al tanto de los requisitos burocráticos que se requieren antes de que usted… Tome posesión oficial del cargo de Patriarca de este Santuario. – se dirigió hacia Sasha – Y le agradecería, Señorita, si pudiera entregarme todas las cosas que mi hija dejó aquí. Debo llevármelas a petición suya.
Los ojos de Sasha se iluminaron y asintió, pero una mirada de Aioros la hizo detenerse en seco.
- Sr. Ángelus, Lizzy ya no es una niña. Para poder entregarle sus pertenencias, requeriría una llamada suya, un correo electrónico o una autorización por escrito para…
Gabriel sacó de su solapa un sobre y se lo entregó a Aioros quien lo abrió en silencio para leerlo. Sus ojos se abrieron muy grandes al leer las frías palabras de una carta poder que le otorgaba a Gabriel la autorización para sacar sus cosas firmada con la letra de Elizabeth.
Aioros miró a Sasha y asintió en silencio. La peli lila sonrió saliendo apresuradamente de la sala. Aioros releyó de nuevo la carta. ¿Por qué Liz estaba haciendo eso? ¿Acaso la había herido sin saberlo y por eso había huido? No lo comprendía.
- No intente descifrarlo Aioros. Es tan sencillo como que Elizabeth tiene prohibido cualquier contacto con este lugar que la ha corrompido al punto que debemos tomar estas medidas. – Dijo en tono serio – Así mismo, se darán pronto órdenes desde el despacho de mi Señor, para que la prohibición se extienda a que nadie que tenga que ver con este lugar pueda contactarla de ninguna forma.
- ¿Y cómo piensa evitarlo? ¿Encerrándola en el sótano? – respondió Aioros con voz muy seria también.
- Si fuera necesario, sí. – Gabriel avanzó hasta el – En realidad esto es completamente culpa suya. Es ridículo que con la diferencia de edad que hay entre ustedes, ella se comporte ligeramente más madura que usted. (Sí claro). Si esas fotos llegaran a filtrarse a manos de la Señora Hera…
Aioros se mostró sorprendido.
- ¿Fotos? ¿Cuáles fotos?
- No se haga el inocente que no le queda- reclamó Gabriel – Ella debería comprender que, si de verdad le importara, no dejaría que estuviera en boca de todos, pero de alguna forma lo tiene en un pedestal, y yo hare que lo baje a como dé lugar. En realidad, la Diosa Hera debió estar muy desesperada para elegirlo a usted.
Aioros esta vez no pudo reprimirse tanto.
- Independientemente de la mala imagen que tiene usted de mí, Soy un Caballero Dorado que siempre me he sacrificado por el bienestar de la Diosa a la que sirvo. – Dijo en un tono más fuerte – En poder, uso del cosmos y otros atributos, estoy entre los primeros lugares de mi generación y no tengo ninguna falla en mi trabajo, aunque defectos tengo como todos, debido a mi condición humana.
Gabriel soltó una carcajada burlona.
- El pecado de la Soberbia es bastante fuerte en usted, sin contar que le falta preparación y entrenamiento para el puesto y desde luego, la madurez y sabiduría. Le sugiero dejar a un lado su Envidia, no juzgar a la ligera a sus iguales ni mucho menos a sus superiores. Le urge aprender Diplomacia…pero sobre todo conocer su lugar y sus límites. Si bien en el pasado se sacrificó por Athena, en el presente no ha hecho ningún mérito para ocupar el cargo de Patriarca, pues es un puesto que a Usted… - lo vio de manera despectiva - le queda demasiado grande. Pero quien soy yo para oponerme a las órdenes de la Señora Hera?
Aioros cerró ambos puños. Eso se estaba convirtiendo en una conversación pasivo-agresiva que de no ser por quien estaba siendo su interlocutor, ya le hubiera puesto un alto.
- Tengo los grados necesarios y estuve siendo entrenado por Shion desde que desperté de nuevo por gracia de la Diosa Athena. – Contestó – ¿Qué diploma necesita para que se lo pruebe? ¿Algunos otros documentos? Estoy en la mejor disposición de probar que soy tan digno como el que más.
Gabriel hizo una mueca. No se la tenía que dejar tan fácil. Y la Diosa Hera no se involucraba en documentación y tareas burocráticas así que quedaba a cargo el.
- Requiero todos sus documentos probando Grados de Estudio desde que nació haya el día de hoy – dijo – Carta de recomendación de al menos dos anteriores regentes del Santuario, expediente completo con documentos de nacimiento y salud…
- Se los enviare en cuanto estén listos.
- Y me imagino que ya sabe de sus votos de castidad y los de la Señorita Sasha y que deben renunciar a cualquier relación afectiva, amorosa, familiar que exista en este plano terrenal y solo deben servir a la Diosa Hera y dedicarle su vida única y exclusivamente a ella. Porque supongo que está dispuesto a esto, ¿verdad?
Si Aioros se sorprendió ante estas palabras, pero estaba decidido a no demostrarlo.
- Desde luego.
- ¿Porque… nada sería más importante para usted que su puesto de Patriarca, cierto?
Aioros lo miró a los ojos. Si le contestaba lo que de verdad estaba pensando, solo empeoraría las cosas.
- Esta en lo correcto. NADA es más importante que servir a mi Diosa. (Excepto su hija)
Gabriel maldijo por dentro. ¿Cómo no se le había ocurrido grabar eso? Solo así Liz comprendería que ese hombre solamente estaba jugando con ella.
- Muy bien. Entonces prosigamos. – Sacó una libreta y sus lentes para leer lo que le confería un aire un poco más intelectual - Requiero que su expediente contenga los siguientes documentos: Acta de Nacimiento y/o Registro, Documentación Escolar, Antecedentes Médicos y No Penales, Registro de los Padres y/o Árbol Genealógico hasta tres niveles, Carta Compromiso firmada por la Diosa a la que servirá, Copia de su Contrato con el Santuario, Evaluación Física y Psicológica hecha por Médicos con licencia Griega, tres Referencias Personales que no sean de Familiares, tres Referencias Laborales con al menos uno de un Grado Mayor al suyo, Original de su Graduación de Entrenamiento para ser Patriarca firmado por su Maestro, Copia de su discurso para la apertura de su Patriarcado que deberá ser no menor a 5 cuartillas y no mayor a 10; Diseño y Explicación de su Nueva Vestimenta autorizada por su Diosa, Copia del Juramento de Celibato y Renuncia a lazos familiares por escrito – lo miró por sobre sus lentes – Y desde luego que deberá repetirlos frente a todos en la toma de protesta; Registros Internacionales de que no es buscado en ningún País por algún Delito, Constancia de que no tiene Hijos Legítimos o Ilegítimos y de que no está Casado o Comprometido Formalmente y si lo tiene, su renuncia a ello.
- ¿También es necesario que incluya mi vacuna contra la rabia?
- ¡No estoy jugando!
- Yo tampoco – Aioros caminó por delante de él para sentarse en el Trono dejando a Gabriel parado frente a él. Hizo unos segundos de silencio mientras reflexionaba – Todo eso puedo obtenerlo sin ningún problema, pero hay algo que, disculpe mi ignorancia, no entiendo.
- ¿Y eso es?
- ¿Cómo se renuncia a los lazos familiares? Aunque hubiera algún papel por escrito, no se puede renunciar a los lazos de sangre. ¿Y es algún requisito nuevo? Porque la historia nos indica que un Patriarca anterior tuvo siempre contacto con su hermano y nunca lo abandonó como usted me está pidiendo. – preguntó.
Gabriel contuvo el aliento.
- El caso de Sage y Harukei es una excepción – contestó – Comience por tratar a su hermano como un Caballero Dorado más, pero sin ninguna consideración especial.
- ¿Y a mi sobrina?
- Como una niña más. Pero no debe distinguir entre ellos y cualquier otro.
- ¿Y a mi esposa? Claro. Si la tuviera.
Gabriel sonrió. ¿Acaso tenía muy poco cerebro ese hombre? Iba a contestarle cuando Izzy llegó por atrás del Trono para abrazar a Aioros tomándolos por sorpresa. Rápidamente Gabriel tomó una foto con su celular, decidido a hacerlo quedar mal con Liz. Aioros, ruborizado un poco ante la inoportuna intervención de la chica, se la quitó de encima levantándose.
- Señorita Izzy, Sasha debe estar con Marín. Por favor vaya con ellas. No debe estar aquí y lo sabe.
- ¡Pero Sasha dijo que hoy podrías salir conmigo al jardín!
- Vaya con ellas y las alcanzaré cuando termine. Estoy muy ocupado – dijo Aioros.
Izzy pareció reparar por primera vez en Gabriel.
- ¡Hola! Disculpe mis modales. – Le extendió la mano para estrechársela – Izzy Draco.
- Gabriel...
Gabriel fijó la mirada en ella y palideció. ¿Qué acababa de decir? ¿Draco? ¿Y por qué ella era idéntica a Liz? ¿A ella se refería por esposa? ¡Pero si era solo una niña!
- Izzy, por favor.
- ¡Te esperare! ¡Adiós Señor Gabriel!
Ambos esperaron a que ella saliera del salón.
- ¿De… de dónde salió esa joven?
- Discúlpela ella es algo... Impulsiva.
- Contésteme Señor Aioros. ¿De dónde salió esa joven? ¿Quién la trajo? ¿Cómo llego aquí?
Aioros hizo una expresión de incredulidad. A que se debía la formalidad tan de repente. Gabriel se impacientó esperando una respuesta
- Responda o ya mismo le mando a Liz la foto que acabo de tomar. ¡Para ver si de una buena vez se desencanta de usted!
- Hágalo si cree que es lo que necesita para hacer su voluntad. ¿Sabe? ¡Para ser usted un Arcángel tiene un carácter muy feo! – Ahora fue el turno de Aioros de verlo de manera un poco despectiva - eso del chantaje no lo esperaba de Usted… ¿Acaso chantajeo a José para aceptar a María?
La cara de Gabriel se puso morada de coraje.
- ¡Ese no es su problema! Pero ya veo que no me equivoque al querer a mi hija lejos de usted, ya que ni por proteger a Liz es capaz de responder unas simples preguntas. ¿Se demorarán mucho en traer las cosas de mi hija? Tengo que salir corriendo de aquí.
Ahora fue Aioros quien mostró cara de preocupación.
- Espere. ¿Proteger a Liz? ¿De quién o qué? ¡Si ella corre algún peligro dígamelo! ¡Ella podría estar aquí mejor protegida con todos nosotros cuidándola!
- Aquí también está en peligro… - Gabriel caminó en círculos, acto que a Aioros le pareció una forma angustiante de contenerse – ¡Esto es inaudito! Tengo que llevármela y esconderla cuanto antes. – Se dirigió de nuevo a Aioros – Aléjese de ella. Ya no intente contactarla. Solo empeorara las cosas.
Aioros se puso a su mismo nivel.
- Desde que nos conocimos, usted solo ha intentado separarnos sin saber nada ni explicarnos tampoco nada. Dice trabajar para la Diosa Hera, pero contraviene sus órdenes a voluntad alejando a la que ella nombró representante sin avisarle y por tanto… ¡Ahora yo le exijo que me diga en que peligro estaba Elizabeth aquí o por qué insiste en alejarme de ella sin siquiera conocerme! ¡Yo siempre la he respetado, así como todos en el Santuario!
Gabriel sacó el celular y le mostró las fotos que Ares le había mandado. Aioros quedó sorprendido y ruborizado.
- Eso… no es lo que parece.
- Y no es lo único que he recibido al respecto del comportamiento disoluto de mi hija desde que lo conoció a usted – respondió Gabriel – Recibí informes bastante detallados y si había algún dejo de duda, las fotografías no mienten. Bien dicen ustedes que una imagen vale más que mil palabras - Sacó una memoria USB. – Aquí está el nuevo contrato de usted y Sasha para con la Señora Hera. No es un contrato ordinario. Imprímalo y fírmenlo antes de que me vaya. Es el primer paso.
Aioros tomó la USB.
- Muy bien. Lo enviaré a mi Abogado para que lo revise – contestó Aioros
- ¿Desconfía de la Señora Hera?
- De Ella no. – Dijo Aioros – ¿Acaso no dijo que ella no se involucraba en los trámites burocráticos? Pero no se preocupe. Mi Departamento Legal se encuentra en la Cuarta Casa Dorada así que no pasara de algunas horas. Póngase cómodo mientras tanto.
- ¡Es un insulto!
- No lo es – respondió Aioros con una cara sin expresión – Así como usted tiene sus procedimientos, yo también los tengo y todo Documento Legal que deba firmar, pasa por el mismo proceso para evitar problemas futuros. Es parte del conjunto de reformas que se están haciendo a la Constitución del Santuario al igual que nuevos Protocolos y Políticas que estoy implementando para mi Administración del Santuario, así que como ve, tengo un modo más organizado que el antiguo Patriarca. Para cuando regrese, las cosas de Liz estarán listas para ser entregadas, así como un recibo por cada una de ellas. No me gustaría que la desaparición de alguna de ellas sea pretexto para tacharnos de ladrones o algo así.
Viendo que Gabriel se había quedado estupefacto por sus palabras, Aioros salió de la sala del Trono hacia la Oficina de su Jefa de Estado. Marín se levantó de su asiento al verlo.
- Marín, ¿dónde está Izzy?
- No ha venido por acá. ¿La necesitas para algo?
- No. Vengo a verte a ti. – Le entregó el USB – ábrelo e imprime unos contratos que están ahí por favor. O envíaselos directamente a DM y dile que es urgente y confidencial que los revise ya que tengo que firmarlos en unos minutos.
Marín abrió la carpeta que decía Santuario de Hera y vio varios archivos, encontró los contratos y los envió tal como lo había pedido. Había muchos documentos más, pero el nombre de un archivo en específico le llamó la atención: .
- Uhhh… Aioros. ¿De quién es este USB?
- Del padre de Liz. Vino a petición de la Señora Hera. ¿Por qué? – Aioros se dio la vuelta para quedar a espaldas de Marín y de frente al computador.
La peli roja abrió el archivo para leerlo al mismo tiempo:
"DEPARTAMENTO DE ASUNTOS INTERNOS OLIMPO"
A quien corresponda:
Por medio de la presente, se solicita atentamente se envíe un mensajero al Santuario de Hera a recoger las pertenencias abandonadas de la Señorita Elizabeth Ángelus, ya que, debido a su abandono de puesto, así como faltas a la moral y decencia, comportamiento indecoroso, falta de respeto a sus superiores y promover la corrupción del Patriarca y sus ayudantes, se ha decidido que no será nunca más bienvenida en este lugar. Esto a raíz que en cartas anteriores no fueron tomadas en cuenta.
Así mismo, en caso de que lo requieran, NO y repito NO se darán cartas de recomendación ni de buena conducta para ningún trámite.
Atentamente.
Sasha O.
Representante de Hera.
Ambos se mantuvieron en silencio por unos segundos. Marín fue la primera en reaccionar.
- ¿Tú sabías algo de esto? – Vio la cara de Aioros – Discúlpame. Fue una pregunta tonta. Es obvio que tú nunca hubieras consentido algo así.
Aioros volvió a dar la vuelta al escritorio de Marín para sentarse frente a ella y masajearse las sienes. Con razón Gabriel le hablaba en ese tono. Debía pensar lo peor de él. ¿Con qué derecho Sasha había escrito esas cosas tan horribles?
- Marín, fuera de protocolo, necesito tu consejo porque estoy a punto de estallar.
Marín asintió mientras se inclinaba sobre su escritorio.
- ¿Es por esto que acabamos de leer?
- En parte. Este asunto personal debo resolverlo en privado en cuanto pueda comunicarme con ella. – Se inclinó hacia adelante – Su padre mencionó que no estaba a salvo ni siquiera aquí adentro. Tengo ganas de salir corriendo a buscarla, pero ni siquiera sabría por dónde empezar.
Marín lo miró y asintió. Comprendía muy bien su frustración.
- Supongo que no puedo pedirte que hagas algo como comunicarte con ella sin que su padre se entere, ¿verdad? – Preguntó Aioros sin ninguna esperanza al ver que Marín solo lo miraba con piedad – ¿Ves? También hago preguntas tontas.
- Podemos intentar comunicarnos con ella, pero interceptarían el mensaje si, como me imagino por tu cara, su padre te odia.
- Imaginas bien.
- ¿Pero eso no es todo lo que te preocupa, cierto?
- No. Acabo de darme cuenta de que cuando obtuve el puesto, no estaba al cien por ciento enterado de todo lo que se requería en cuestión de sacrificios, para ser el Patriarca – Marín lo miró sorprendida – Tal vez porque en ningún texto que he leído hasta ahora, los especificaba o mencionaba. Y posiblemente cuando… "se me cedió" el puesto, no tenía mucho que perder, pero ahora…
- ¿Estas teniendo dudas? ¿No crees que antes de cualquier cosa sería necesario que platicaras con alguien con experiencia al respecto? Desgraciadamente ese alguien no soy yo.
Aioros asintió. Necesitaba la orientación de alguien que ya hubiera estado ahí. Se levantó de su asiento preparándose para salir.
- Por favor dile a DM que encuentre la mayor cantidad de fallas posibles en ese contrato y/o retrase lo más que se pueda, la validación de mismo para mi firma.
- ¿A dónde vas?
- A la biblioteca. A encontrar algunas respuestas.
Marín lo vio salir y se sentó mientras pensaba que tal vez Aioros y ella habían tomado a la ligera su "merecido Ascenso de Puesto", pues no repararon en los sacrificios y responsabilidades que tanto Shion como Shaina afrontaban día a día. Ya llevaba varios días preguntándose cómo era que podían vivir con tanto estrés sin enloquecer, pues todos los días ella tardaba mucho en conciliar el sueño pensando en las soluciones a los problemas cotidianos a los que la enfrentaban. Jamás aceptaría delante de nadie que Shaina era mejor Sambocho que ella y que, si Shion tenía ciertas condescendencias con ella, era por todo lo que la ex Cobra hacía por Athena, el Santuario, las Amazonas y los Caballeros Dorados e incluso por las parejas de estos a pesar de que, no solo ella, ninguno de ellos habían sabido valorarla nunca.
12 de Octubre, 5:00 pm
Biblioteca del templo principal
Santuario de Hera, Grecia
Aioros llevaba ya varias horas leyendo cuanto libro encontraba respecto al tema en la biblioteca. Aun no encontraba la solución a su problema, pero su mente y corazón solo estaban poniendo atención al 50%. La otra mitad solo pensaba en Liz. Decidido, sacó su celular y marcó sin dudar.
S ¿Parakalos?
A ¡Saga hermano! ¿Cómo estás?
S ¡Aioros! No esperaba tu llamada. ¿Estamos muy bien y tú?
A Me encantaría poder decir eso también pero la verdad es que no. ¿Estás en el Hospital?
S No. Faltan algunas horas para que comience mi turno. Estoy disfrutando mi tercer baño del día.
A ¿Tercero? Ni siquiera quiero saber por qué. ¿Crees que puedas dedicarme algunos minutos? Necesito consultarte algo como Antiguo Patriarca.
S ¿Por teléfono?
A Preferiría que no. ¿Puedes atenderme?
S Claro. Siempre eres bienvenido en mi casa. ¿Preparo café o cervezas?
A Café muy cargado por favor. Si tomo alcohol en este estado, podría tomar decisiones que no quiero.
S Muy bien. Estará listo cuando llegues.
Aioros colgó la llamada y se levantó. Fue a su habitación a cambiarse y se puso en camino a la casa de los Gemini aprovechando la ausencia de Hera. Media hora después, tocaba el timbre. Saga abrió la puerta rápidamente.
- Tardaste un poco. Pasa.
Aioros obedeció.
- Lo siento. Tuve que avisar que saldría un momento. Tú sabes…
- No. La verdad no sé porque yo hacía lo que me daba la gana.
- Y aun lo haces.
- ¡Ouch!... Pero estoy seguro que no solo vienes a saludarme. Tu café ya está listo. Siéntate y te lo traigo.
Aioros se puso cómodo mientras Saga se dirigía a la cocina. Se preguntaba cómo podría abordar el tema y si Saga podría o querría ayudarlo después de todo lo que había hecho. Saga llegó con dos cafés, crema, azúcar y algunas galletitas.
- Solo no me acuses con Kanon que no bebo alcohol contigo o me meterá al psiquiátrico.
Aioros sonrió.
- En este momento, créeme que Kanon no está dentro de las personas a las que pueda yo confiarle nada.
Saga se sorprendió.
- ¿A qué te refieres? ¿Está haciendo algo malo otra vez?
Aioros no contestó. La verdad es que tampoco estaba seguro que estuviera mal.
- Vengo a desahogarme un poco y a pedir consejo. – dijo – Esta vez no pude acudir a Aioria ya que no está en el Santuario y cualquier otro podría… tomar a mal mi problema.
Saga se puso serio. Aioros no siempre pedía ayuda. Era bastante erudito y sabía resolver problemas el solo.
- Muy bien. Te escucho.
Aioros se tomó el café casi de golpe y sin prepararlo. Estaba agarrando valor para la confesión.
- Tengo ansias asesinas por Sasha y el padre de Liz.
Saga bajo su taza a la que le iba apenas a tomar para ver si Aioros bromeaba pero pudo ver en sus ojos que no. Nunca había escuchado hablar así a Aioros. Él era la serenidad andante para él.
- ¿Qué sucedió para que digas eso? No suenas como el Aioros que conozco.
Aioros recargó sus codos sobre sus rodillas y entrelazó sus manos mientras cerraba sus ojos para demostrar su impotencia.
- Soy humano. Puedo sentir eso de vez en cuando.
- Es verdad. Pero, explícame por partes. ¿Qué te hizo Sasha? Creí que estabas de su lado.
- No sé si dentro de los chismes que te llegan quien sabe cómo, te han dicho que Liz ya no está en el Santuario – preguntó Aioros
Saga intentó recordar.
- Sí. Creo que algo así escuche.
- Bueno. Pues… hoy descubrí, de la peor manera, que Sasha a mis espaldas, ha enviado una carta al Olimpo diciendo que Liz no era bienvenida debido a un comportamiento disoluto principalmente conmigo.
- ¿Y… lo ha tenido?
- ¡Claro que no! ¡Tú me conoces!
- Cierto. Me disculpo por dudar. Continúa tu relato por favor.
- Desgraciadamente su padre, estaba en posesión de esa carta y algunas fotos un poco, subidas de tono de nosotros dos. ¡Pero solo era un beso! ¡Y ahora me ha prohibido verla de nuevo!
Saga comenzó a comprender. Aioros nunca se había enamorado. Sus sentimientos lo descontrolaban, algo que el mismo podía comprender.
- Entiendo. ¿Y cuál es tu plan?
- Esa es solo la mitad de la historia querido amigo… Pero no puedo concentrarme sin hablar antes con Liz. He intentado llamarla, enviarle correos electrónicos… hasta enviarle un telegrama y nada. Parece que la amenaza de su padre es real y ha roto cualquier contacto entre Grecia y Liz. Sobre todo, del Santuario. Habla de nosotros como si estuviéramos apestados.
Saga sonrió. Muchos Dioses los trataban así de todos modos.
- ¿Qué me das si te ayudo a llamarle?
- Mi agradecimiento de por vida…
- ¿Y…?
- No sé qué podrías querer que yo pudiera darte.
- Algo a lo que solo tú tienes acceso.
- ¿Conocimiento? ¿Star Hill? ¿Acceso al Olimpo? Si es eso, no puedo dártelo
Saga se echó a reír.
- Lord Dramas te dicen. Solo quiero acceso a las termas del Patriarca una vez al mes. Las bombas de jabón explotan mejor ahí y no tengo que limpiarlas yo Jajaja…
La risa de Saga fue tan genuina que pudo contagiar a Aioros quien también echó a reír.
- Es un trato. Casi ni tiempo tengo de usarlas, pero deberá ser únicamente cuando no este Hera cerca.
- Muy bien. Espérame aquí. No tardo.
Saga desapareció dentro de su habitación y Aioros lo esperó por espacio de unos segundos antes de que de la jarra de café, se sirviera otro, esta vez preparándolo con crema y azúcar. Iba tomando casi la mitad cuando Saga gritó:
- ¡Eureka! ¡Lo encontré!
Salió rápidamente con un teléfono bastante grande para el gusto de Aioros.
- ¿Y eso es…?
- Un radio teléfono encriptado de uso militar que no preguntes porque, Laura tiene dentro de su mochila táctica. Nos permitirá llamar a tu amada Liz sin que sepan que la llamada viene de Grecia.
Los ojos de Aioros se iluminaron por primera vez desde que llegó.
- Su celular está apagado pero tal vez si llamamos a su casa…
- ¿Te sabes el número?
- ¿Qué clase de novio sería si no?
Saga asintió y se sentó junto a él. Prendió el aparato y espero a que diera la señal.
- Pero… ¿No reconocerán nuestro acento?
- Tranquilo. He tenido que quitármelo en algunas ocasiones…
- No quiero saber. – Aioros marcó el número con todo y lada internacional y se lo pasó a Saga quien esperó a que le diera la señal.
Del otro lado de la línea, una voz de mujer que no era de Liz, contestó la llamada.
- ¿Familia Ángelus?
- Good Afternoon. Miss Elizabeth Ángelus please? This is Phd Patronus's assistant from the Gymnastics Olympic team with a very important information for her.
Aioros cruzó los dedos de ambas manos. ¿Se tragarían ese cuento?
Sam miró el identificador de llamadas y se dio cuenta que era numero local, por lo que no dudó en pasarle el teléfono a Liz, quien estaba junto a ella leyendo por tercera vez el mismo libro.
- ¿Hola?
Saga le pasó el teléfono a Aioros.
- ¿Liz? Soy yo. ¡Aioros!
Fingiendo un fastidio que no sentía, Liz se levantó del asiento.
- ¿Con quién hablo?
- Saga está aquí. Él me está ayudando a comunicarme contigo. Dijo que era el asistente de un tal doctor Patronus.
- ¡Ah si!, aquí espero – Liz se volteó hacia Sam – Voy a la cocina en lo que me comunican con Patronus. Es el que quedó en lugar de aquel que está en la cárcel por abuso de confianza.
- ¡Válgame! Es cierto. Ha salido en todos los noticieros. ¿A ti no te tocó o sí? – exclamó Sam con genuina preocupación.
- Tranquila. No lo hizo. ¿Entonces quieres algo o no?
- Un jugo con hielo por favor.
- Ok.
Liz cambio de oído el teléfono mientras iba a la cocina. Esperó a estar fuera del alcance de la vista de nadie para exclamar.
L ¡Aioros! ¿¡De verdad eres tú!?
A ¿Liz, estas bien? He intentado comunicarme contigo por todos los medios convencionales pero no lo había logrado hasta ahora. ¿Cómo estás?
L No puedo hablar mucho. Estoy siendo vigilada – escuchó que los pasos de alguien y cambio la voz – Si ya se. No he podido ir a la revisión semestral porque he andado de viaje. Sí, sí... Ya sé que el continuar con mis credenciales depende de eso… - esperó a que los pasos se alejaran – Lo siento. Esto es un fastidio Aioros. Quiero regresar al Santuario contigo, pero no me dejan.
A Lo sé. Tu padre vino a verme hoy y… me obligó a entregarle tus cosas.
L Me hizo firmar esa carta. No pude evitarlo. Es parte de mi castigo por intentar fugarme. Fui muy tonta e infantil.
A No digas eso. Por favor dime ¿cómo podemos comunicarnos?
L No lo sé. Me revisan todo. Te prometo que en cuanto lo sepa, serás el primero en saberlo. ¿Ha pasado algo contigo desde que me fui?
A ¿Aparte de extrañarte hasta morir?
L Sí. Aparte. ¿Alguna chica nueva? ¿Algo que quieras decirme?
Sam gritó desde la sala:
- ¡Liz! ¡Trae otro jugo! ¡Tu tío Uriel acaba de llegar!
Liz tapó un poco más la bocina.
L Tengo que colgar – susurró – hablaremos después. Te lo prometo.
A Cuídate mucho y recuerda que te amo.
Liz colgó justo cuando Uriel entraba a la cocina, encontrándola vertiendo jugo en dos vasos mientras abría una bolsa de frituras para ella.
Aioros le entregó el teléfono a Saga.
- No sabes el gran favor que acabas de hacerme. Ahora puedo concentrarme en el otro problema.
- ¿Puedo ayudarte con ese también?
Aioros se acomodó en su asiento.
- ¿Cuándo tu… tomaste el lugar de Shion como Patriarca, renunciaste a algo importante en tu vida?
- Claro que sí. Renuncie al único padre que conozco al matar a Shion; a mi mejor amigo al enviarte a matar a ti; a mi hermano al encarcelarlo; a mi verdadera identidad al usurpar otra… y así puedo seguir y seguir – murmuró Saga. No le gustaba recordar eso.
Aioros le tocó el hombro con empatía mientras le sonreía. Él no le guardaba rencor.
- ¿Y valió la pena? Me refiero a que si el puesto vale la pena todos esos sacrificios.
Saga se quedó pensativo. Él tenía poder absoluto en el Santuario, pero estaba solo. No. No lo valía. Aioros vio que no contestaba e insistió:
- ¿Renunciarías a Kanon, a Laura, a tus hijos, sobrinos y demás… por el puesto?
- En Absoluto. Claro que no.
- Bueno Saga… aparentemente esos son los requisitos oficiales para ser el Legítimo Patriarca. Pero ya lo sabias, ¿no?
- Claro que no. De haberlo sabido, hubiera podido cambiar las reglas mientras estuve en el poder. Se me hace totalmente estúpido y egoísta. ¿Dónde dice eso?
- Pues esos son los requisitos que me están poniendo ahora mismo desde el Olimpo donde claman que así ha sido desde tiempos inmemoriales. – exclamó Aioros frustrado – ¿Cómo esperan que renuncie a Aioria… a Mist… a Liz….?
Se hizo un silencio pesado.
- Ya entiendo tu dilema, y obviamente yo no tenía idea ya que no tomé el puesto por las buenas – contestó Saga - Pero de ser cierto, ahora admiro aún más a Shion. Eso explicaría que a todos nos tratara como sus hijos si él no podía… - De pronto recordó el cofre que le había dicho a Shion que estaba debajo del trono y sacudió la cabeza. No eran cosas que Aioros tuviera que saber – Nunca hubo caballero más fiel a Athena y el estoy seguro de que cumplió cabalmente… Pero aun no te hacen Patriarca Oficial. Puedes negarte y lo sabes.
- Y darle la razón a todos para que digan que no pude. ¿Sabes algo del Antiguo Patriarca antes de Shion? Si no mal recuerdo, a él le permitieron conservar lazos con su hermano – dijo Aioros – Eso lo leí en las bitácoras antes de que desaparecieran misteriosamente.
- Espera... Espera... yo también leí eso un día que estaba aburrido – dijo Saga - ¿Se llamaban Sage y Hakurei?
- Si
- Hakurei era reparador de armaduras. Supongo que, a falta de artesanos, se hizo una excepción con ellos. ¿Y si mejor le pides ayuda a Shion?
Aioros dejó caer su cabeza hacia atrás sobre el respaldo del sofá.
- Pues de todos modos debo hablar con él. Me pidieron su Carta de Recomendación que dudo que me quiera dar por las buenas. ¡Ah y también de tu parte!
- Jajaja… ¿Es en serio? Bueno no creo que Shion te la niegue, tal vez te dé largas para hacerte ver que las cosas no son tan fáciles como suponías viendo todo de lejos, pero sin duda si eres tan franco con él como conmigo, te apoyará. Después de todo es Shion. Él siempre estuvo, ha estado y estará para todos nosotros, aunque no lo valoráramos.
Aioros desvió la mirada. Eso era cierto pero aun no sabía cómo abordar a Shion de frente por lo que prefirió regresar al tema.
- Me han pedido más documentos y certificados que a un postulante para Ingeniero en la NASA. – confesó - Quiero hacer esto. Quiero ser Patriarca, pero no puedo ni quiero renunciar a Liz. ¡La amo!
Saga sonrió ante la confesión de su amigo.
- Hay que tomar las cosas con calma y pensar en una buena estrategia, ¿ok? Mientras tanto no hagas ninguna estupidez.
- ¡Oye! No estás hablando con Kanon.
- Lo sé. Kanon, con su cerebro diabólico, ya hubiera podido darle la vuelta. ¿Me acompañas a cenar antes de ir al Hospital?
- Solo si me dejas hacer la ensalada.
Saga lo ayudó a levantarse para abrazarlo por el cuello y dirigirse a la cocina. No cabía duda que Aioros tendría que pensar muy bien en si elegía el poder, o elegía el amor. Aunque por alguna razón, Saga ya sabía la respuesta a lo que Aioros elegiría si le daban a escoger.
Liz colgó el teléfono y poniendo su mejor cara de fastidio, salió con el teléfono en la mano y dos vasos con jugo.
- ¡Tío! ¡Que gusto me da verte! – le dio un beso en la mejilla a Uriel y les entregó los jugos a el y a Sam antes de volver a su lugar en el sofá.
Uriel, sin decir una palabra, le pidió el teléfono a lo que ella accedió sin chistar y continuó con su lectura. El arcángel revisó el teléfono y al no poder identificar el número frunció el ceño.
- ¿Hiciste alguna llamada? – preguntó
- ¿Y romper las reglas? – contestó Liz con sorna – ¡Claro que no! Ellos me llamaron y están todos de testigos.
- ¿Y quién te llamo?
- Los de la USAG. Al parecer, ya que mi celular no funciona y no he revisado mi correo, perdí mi cita médica para mi renovación de credencial oficial. Nada fuera de lo ordinario.
Uriel la miró mientras ella continuaba leyendo.
- ¿Y no podían haberte hablado a la casa, así como te llamaron para avisarte que fallaste?
- ¡Ah, eso no lo sé! Se los preguntaré cuando los vea.
Uriel volteó a ver a Sam.
- A mí no me veas. Lo que te dice es cierto. – le dijo – A mí me tocó recibir la llamada.
- ¿Y por qué no se registró el número?
Liz contestó lanzándole una mirada inocente.
- Son entidades gubernamentales. Tal vez lo hacen para que no les llames de vuelta a reclamarles algo. Sobre todo, ahora con el escándalo que traen. Seguro no quieren reporteros llamando a cada rato.
- ¿Reporteros?
Sam le dio unas palmaditas en las rodillas.
- Luego yo te explico eso. Tranquilo. ¿Y Gabriel?
- No debe tardar en llegar. Aunque no estuvo en la oficina en todo el día y Rafael…
- ¿Yo qué? – El Arcángel cruzó el umbral de la puerta para dirigirse a ellos – ¿Qué hay de nuevo?
- En el calabozo, nada – replicó Liz – ¿Y en el Olimpo?
- Pues… creo que necesitaremos un 10-30 – contestó Rafael – Solo espero que no me vayan a llamar a un 10-15 de nuevo porque mi cabeza estará en juego.
Uriel lo miró.
- ¿De verdad?
- Tuve que hacer un 10-18 y correr al 10-8 con la cola entre las patas. A Gabriel también le tocó. – dijo robándole su jugo – no se lo deseo a nadie.
Liz volteó a verlos con fastidio.
- ¿Por qué no pueden ser personas normales? Al tío Luc le sale mejor que a ustedes.
Tanto Uriel como Rafael voltearon sorprendidos a ver como ella se tapaba la boca con ambas manos al saber que había cometido un error.
- Repite eso que dijiste.
Liz negó con la cabeza. No era su intención llegar tan lejos.
- ¿Luc? ¿Le dices Luc a ese tipo? – preguntó Rafael indignado.
A pesar de las señas obvias que Sam le hacía para que no siguiera discutiendo, Liz hizo caso omiso.
- ¿Qué tiene de malo? ¿Acaso no es tu hermano y por lo tanto mi tío? ¿Por qué no puedo decirle así?
Un desfile de chicos con maletas, cajas y demás comenzaron a entrar a la casa para subir hacia la habitación de Liz. Ella reconoció varias de sus cosas por lo que supo de inmediato que su padre había llegado.
- ¡Daddy! ¡Llegaste! – corrió a saludarlo y abrazarlo, lo que a Gabriel se le hizo sospechoso más no dijo nada para no prender la mecha. Estaba exhausto mental, física y moralmente.
- Hola Liz. ¿Cómo te portaste hoy?
- Como toda una angelita jijiji…
- Si claro – contestó Uriel – Que bueno que ya llegaste.
Gabriel fue a saludar de beso a Sam antes de dejarse caer en el sofá junto a ella.
- Por favor no empieces Uriel. Dame un descanso. No fue un buen día.
Liz se apresuró a quitarle los zapatos y subirlos en un banquito con una sonrisa para sorpresa de los tres Arcángeles quienes la miraron interrogantes.
- ¿Puedo ir a ver si vienen todas mis cosas y acomodarlas en su lugar para no tener un tiradero o me requieren aquí abajo?
- Ve. Solo sin tretas.
- Si Daddy.
Liz subió corriendo las escaleras. Gabriel espero a escuchar que estaba ya lejos y con la música prendida para hablar.
- ¿Cómo les fue aquí? – preguntó – ¿Sucedió algo raro en mi ausencia?
- En absoluto – se apresuró a decir Sam – Se ha portado muy bien. ¿Y a ti?
Gabriel suspiró.
- Por favor, ya no me manden al Santuario.
- Jaja… Eso tendrías que decírselo al Jefe – contestó Uriel – ¿Qué pudiste averiguar?
- Que no soporto al pedófilo ese – suspiró.
Sam le tomó la mano.
- No le digas así. Recuerda que entre más le prohíbas a Liz el contacto con él, lo harás más deseable a sus ojos – dijo – Por lo menos deja que se desahogue con alguna amiga ya sea por teléfono o en persona aquí en la sala.
Uriel la interrumpió.
- Tú quieres premiarle sus tonterías.
- No lo hago, pero ustedes no se dan cuenta que ella ya es una mujer y por lo mismo ya no le pueden prohibir las cosas como antes y si no le dan la oportunidad de cometer sus propios errores, ¿cómo esperan que aprenda de la vida y madure?
Esta vez le tocó el turno a Rafael.
- El punto aquí Sam es que ella no es una chica normal. Lucifer ya comenzó a mostrar su interés en ella y ella no comprende en su totalidad el peligro que corre por eso.
- ¿Y ya se lo explicaron bien? – los tres la miraron de nuevo – Disculpen que me meta, pero para que ustedes lleven 19 años sabiendo cuales son los peligros a los que ella estaría expuesta, no están muy bien preparados. Ella iba a crecer y enamorarse algún día.
- ¡Sí! ¡Pero no de un hombre casado! Eso es pecado.
Los tres lo miraron asombrados y guardaron silencio mientras Gabriel se enderezaba y se ponía en una pose pensativa.
- Repite eso – ordenó Rafael muy serio.
- Lo que escuchaste. El futuro Patriarca está casado y no solo con una menor…
- ¿Una menor?
- …Tu hermano tiene una hija y nos la ha ocultado. – terminó de decir Gabriel
Sam miró a Uriel quien se levantó de su asiento en posición de defensa.
- ¡Ah, no! A mí no me cuelguen milagritos.
- Es cierto Gabriel. Me consta que Uriel no batea para ningún lado. – contestó Rafael.
- ¡Oye! ¿Tampoco eh?
Gabriel suspiró. Hubiera preferido mil veces a que fuera un desliz de Uriel, Rafael o incluso Miguel, pero no había sido así.
- No. Su nombre es Izzy Draco. ¡Draco!
Tanto Uriel como Rafael palidecieron. ¡Eso era imposible! Doblaba las posibilidades de peligro para todos ahí. Uriel sacó su celular.
- ¡Debemos avisarle a Miguel!
- Hazlo. – concordó Gabriel – Es un poco más joven que Liz, pero casi idéntica a ella. Me tomó mucho de mi autocontrol para no empezar a hacer preguntas.
Sam se quedó pensativa. Algo no cuadraba.
- Disculpa que me meta en sus asuntos, pero… ¿Acaso no dijeron que el Patriarca no puede estar casado a la hora de tomar el puesto?
Rafael se volvió hacia Uriel.
- Pues esas reglas, no sé si apliquen ahora con la diosa del matrimonio…
- Es capaz de darle a ella la bienvenida también.
- No si supiera de quien es familia. Zeus no lo permitiría.
- Pero Zeus no puede meterse si es Santuario de Hera entonces.
- ¿Y… no les preocupa lo más importante? – interrumpió Sam.
Los tres voltearon a verla con cara interrogante. Sam tuvo un poco de compasión por ellos. Se notaba la falta de experiencia.
- Que si lo que dicen es cierto, cuando lo sepa, le romperán el corazón a Liz.
Los tres se miraron de nuevo entre ellos. Si así estaba en una etapa difícil, ¿qué pasaría si eso sucediera? Peor aún, si esto la orillaba a buscar a Lucifer.
Uno de los guardias que tenía Gabriel apostados ahí, se apareció en el marco de la puerta.
- Disculpen, pero hay un mensajero trayendo una caja para la Señorita Elizabeth. ¿La recibo?
- Hazlo.
Unos segundos más tarde, el guardia traía cargando una caja de cartón de casi un metro cuadrado.
- ¡Elizabeth! ¡Baja! – Gritó Gabriel ayudando a poner la caja en el suelo.
- ¡Voy!
Las pisadas de Liz bajando las escaleras, hicieron a todos guardar silencio.
- ¿Tienes alguna tarjeta de banco secreta? – pregunto Gabriel.
- No. ¿Por qué?
Gabriel señaló la caja a la que ella vio con extrañeza.
- No es mía.
- El mensajero dijo que lo era. ¿Compraste algo hace algunas semanas que apenas te haya tenido que llegar?
- No que yo recuerde. Por eso siempre uso GHL para que me lleguen rápido
Sam se inclinó sobre la caja y recogió un sobre. Vio que efectivamente estaba dirigido a Elizabeth Ángelus y le ofreció la tarjeta a Liz. Gabriel se la iba a quitar, pero Sam lo detuvo.
- Liz ábrelo y dinos que dice.
Liz rompió el sobre ansiosa.
- Parece que es el regalo de cumpleaños atrasado de mamá. – Le entregó el sobre a Gabriel y se sentó en el suelo – ¿Puedo abrirlo?
Gabriel miro la tarjeta por ambos lados con sospecha, pero solo asintió con la cabeza. Ansiosa, Liz sacó su navaja de bolsillo para romper el sello. Uriel se la iba a quitar, pero Ahora fue Gabriel quien lo detuvo.
- ¡Pero es peligroso que la tenga!
- Tranquilo. Yo se la di. Ella es suficientemente responsable y la necesita para defenderse en caso necesario – dijo.
- ¡Pero podría escaparse con ella! – repitió Uriel – ¿No te preocupa?
- Confío en que ya habrá aprendido su lección, ¿cierto Liz?
Ella volteó hacia arriba con una sonrisa. No era que no lo hubiera pensado, sino que, aunque escapara, le sucedería lo mismo que la vez pasada. No tendría a donde ni como irse. Abrió la caja y todos miraron por sobre sus hombros el contenido: Había libros nuevos empacados aun en su plástico protector; bolsas de una famosa tienda de lencería; alguna ropa empacada también en sus bolsas originales y algunos paquetes de manga completos.
- ¡Wow! – exclamó Liz – Creo que ahora si le atinó – sacó una caja – ¡Maid Sama Deluxe Collection! ¡Y Autografiado por Hiro Fujiwara!
Tanto Sam como Gabriel la miraron interrogante.
- ¿Qué? Aquí sale mi husbando Usui.
- ¿Quién?
- Ya que no me dejas tener novio, por lo menos déjame soñar con él – le contestó señalando la imagen a todo color del protagonista del manga.
Uriel se azotó la mano en la cara mientras Rafael se reía de su sobrina. Gabriel abrió una de las bolsas rosas que contenían ropa interior y se sonrojó al máximo.
- Creo que no quiero ver eso. ¿Por qué no la subes a tu cuarto y allá desempacas todo? Y no te olvides de escribirle a tu madre en agradecimiento que yo se la hago llegar.
- Si daddy.
Todos vieron como la subía con mucho esfuerzo, pero no hicieron nada por ayudarla. Rafael entonces le preguntó a Gabriel.
- ¿Por qué ahora no la regañaste ni nada?
Gabriel esperó a que ella desapareciera al final de la escalera.
- Porque si como dice Sam le romperemos el corazón, va a necesitar a su padre para consolarse.
Liz se dejó caer de nuevo en el suelo. Esa caja por lo menos pesaba 25 kilos y el subirla por las escaleras no había sido nada sencillo. Comenzó a sacar algunos de los libros mirándolos interesada. Algunos de ellos eran de verdad difíciles de encontrar y había dejado su información en más de una tienda para que cuando llegaran, le avisaran. ¿Cómo habría podido su madre saber que los estaba buscando si con trabajos recordaba su cumpleaños?
- Estas en lo correcto – dijo una voz en su cabeza – Ella no es tan lista.
Liz, no acostumbrada a eso, volteó a ver hacia todos lados sin encontrar de dónde provenía la voz. Intentó concentrarse.
- Sé que sabes quién soy. No lo digas en voz alta o me descubrirán. – repitió la voz - Busca el libro de etimología grecolatina. Libro verde hasta el fondo. Ábrelo y ahí podremos platicar.
Asustada pero algo curiosa, Liz fue sacando uno a uno hasta que encontró el libro de pasta verde. Se deshizo del protector de polvo y al abrirlo se dio cuenta que era un libro hueco que se usaba para contrabandear o esconder objetos. Dentro, estaba un celular prendido. Un mensaje entró enseguida.
- Hola Sobrina. Gracias por responder mi mensaje.
- ¿Tío Luc? – Contestó viendo hacia donde no tenía puerta. Si su padre se enteraba que le habían enviado un celular se le iba a armar y más de parte de quien.
- El mismo. ¿Te fue muy mal con mis hermanos?
- Si, muchas gracias. Ahora estoy castigada.
- Yo no te dije que te escaparas. Aunque debo decir que fue muy valiente de tu parte el hacerlo. Y me dio mucho más gusto que pudiéramos conocernos finalmente.
- Eso fue aun peor. Por eso me quitaron cualquier forma de comunicación.
- Porque no te enseñaron a comunicarte por cosmos como yo lo acabo de hacer. Es muy útil pero fácilmente rastreable. Por eso te mande el celular. Podemos mensajearnos en secreto.
- No sé, si eso sea conveniente. Ellos dicen que me utilizarás en su contra.
- Jajaja… que ridículos. Si quisiera hacerles algo ya lo hubiera hecho. No necesito una tercera persona.
- No podrías contra ellos de todos modos. Son 7 contra uno.
- ¡Ay, querida sobrina! ¿Y quién te dijo que solo soy yo? ¿Acaso crees que soy el único que se ha rebelado en miles de años? Que inocente eres.
- ¿No lo eres?
- No sé, si estas preparada para saberlo aún. Solo puedo decirte que, si nosotros quisiéramos, este mundo cambiaría. Pero, tenemos una buena vida. Algunos tienen sus familias, otros trabajan para Gabriel y otros dioses sin que ellos lo sepan… jajaja
- ¿Familia? ¿Aparte de tu hija... hay más como nosotras?
- Una rama de la familia tuvo bastantes. Pero no les sigo la huella. Luego te los presento.
- ¡Vaya! que... triste. Saber que te han mentido por 18 años no es algo lindo. Pero entonces no hay una razón real para mantenerme encerrada.
- Eso tendrás que discutirlo con tu padre. No aguantó mi bromita hace milenios y su sentido del humor sigue igual. ¿Por qué no le dices que te lleve a una de nuestras reuniones anuales? Con el permiso de Zeus y Hera, no te lo negaran. Ahí podrías enterarte de muchas cosas.
Rafael subió corriendo las escaleras y Liz solo acertó a apagar el celular y aventarlo debajo de la cama.
- ¡Oye Liz! Vamos a pedir una pizza. ¿De qué sabor la quieres?
- Suprema con extra queso por favor.
- Bueno baja y ayuda a Sam por favor. Le está doliendo la pierna.
Liz asintió y al ver que Rafael no se movía, bajó de la cama y siguió a su tío. Esperaba que nadie encontrara el celular o no solo estaría castigada unos meses, sino de por vida.
13 de octubre, 9:55 am
Boutique de Thetys
Paris, Francia.
Aphrodite caminó los últimos pasos para llegar a la esquina donde estaba la boutique de Thes. Miró los cristales nuevos cubiertos con satín rojo para que la gente no pudiera ver lo que había dentro y aprovechó para checar su apariencia y suspirar de frustración. ¿Cómo había llegado a hacerle caso a Thetys poniéndose unos jeans deslavados y una sudadera gris? Los había tomado a escondidas del closet de su amigo, aunque al pantalón lo había tenido que arreglar temporalmente para que no se le cayera porque su cintura era más pequeña; Si DM lo viera no solo se burlaría de él, sino que era capaz de enviarlo a un psiquiátrico. Él, el más hermoso de toda lo Orden Dorada, vistiéndose como jamás lo hubiera creído. Se acomodó el cabello y se hizo un guiño a sí mismo en el espejo satisfecho. Ni siquiera así, su belleza era disminuida. Escuchó que alguien barría la calle cerca de él y volteó para sorprenderse de ver a Fler limpiando la entrada a la boutique. Al acercarse a Fler al no estar mirando hacia arriba le barrió los pies por error.
- ¡No! ¡Ahora me casaré con una viuda! – Bromeó.
- ¡Ohh! Discúlpeme. No lo vi – contestó la rubia – ¡Sr. Afro! Muy buenos días. ¿Como esta?
- No tan bien como usted, Sra. Verseau.
Fler se ruborizó y se tomó las mejillas con ambas manos dejando ver sin querer, en anillo de bodas, que brilló con el reflejo de la luz del sol.
- ¿Se corrieron las noticias?
- ¿Entonces es cierto? Creí que solo era plática de borrachos. – Vio su vientre abultado debajo de su vestido – Así que era de él. Con lo frio que se ve, creía que eso nunca sería posible.
Fler le sonrió.
- Él no es frio en absoluto. ¿Viene del Santuario? ¿Cómo esta Camus? No he sabido de él estos días.
- Pues… salió en una misión hasta donde sé.
- Rezare mucho a Odín para que lo mantenga a salvo. – Contestó – ¿Y qué lo trae por aquí?
- Vengo por Thes. ¿Sabes si ya está lista?
Fler lo miró extrañada.
- Hasta donde vi, ella no está aquí. No debe tardar ya que no se llevó su celular. Lo vi junto a la puerta hace un momento.
Afro suspiró resignado. Tanto sacrificio para nada. Iba a decir algo cuando detrás de él, Thetys chocó con su espalda con un croissant en la boca y otra bolsa de pan en la mano vestida con un sencillo top deportivo rojo que dejaba ver todo su torso y unas licras cortas del mismo color. Su cabello estaba recogido en un descuidado chongo mas no estaba ni sudorosa ni acalorada que indicara que hubiera estado haciendo ejercicio.
- ¡Buenos días! – Dijo Afro con una sonrisa – Sé que me dijiste que me vistiera casual pero no creí que tú también lo harías.
Thetys se ruborizó un poco. Ella en realidad no esperaba que el viniera después de ponerle esa condición y, a decir verdad, se había olvidado de que era ese viernes. No traía muchos ánimos y lo único que le había sacado de su cama ese día, había sido la oferta de croissants rellenos de chocolate de la panadería a dos cuadras que era su favorita.
Fler pareció ver la turbación en los ojos de su amiga que no sabía que contestar sin destilar veneno, por lo que tuvo a bien intervenir tomándola suavemente del brazo:
- Señor Afro, ¿por qué no nos da diez minutos y nos espera en la boutique? Ella estará lista a tiempo.
- Muy bien.
Afro entró y se puso a viborear un poco el lugar que parecía no haber sido tocado desde la última vez que él estuvo ahí. Fler subió jalando a Thes casi a rastras.
- ¡Oye! – reclamó la ex sirena.
Fler esperó a que llegaran al departamento de arriba de la boutique para llevarla a su habitación.
- ¿Cómo es que planeaste una cita con el Sr. Afro y no me habías dicho nada?
- Porque no creí que de verdad viniera.
- Bueno pues lo hizo y tú no puedes salir, así como estas – dijo Fler mientras buscaba entre los cajones – No te diré que te pongas muy elegante pero mínimo lo suficiente como para que…
- ¿Para qué no parezca pordiosera al lado del él? o ¿Para qué intente opacar su belleza? ¿Acaso lo viste? Ni siquiera con esos harapos se ve mal – Thes suspiró resignada – ¿No le puedes decir que me duele la cabeza o algo?
- No. No vive a dos calles e hizo un gran esfuerzo en venir hasta acá – sacó unos jeans del cajón y una blusa muy bonita de color rojo – Toma. Vístete y mientras te ayudare con tu peinado.
- Pero… - Fler ya le había comenzado a quitar el top de un jalón – O sea ya entendí. Yo puedo sola.
Fler comenzó a sacarle los accesorios, mientras Thes se vestía frente al espejo. No podía competir con su belleza, pero Fler tenía razón. ¿Qué tal que se avergonzaba de ella si salía así de desaliñada? ¿Y si se arrepentía y no volvía a invitarla? Sacudió su cabeza para quitarse esos malos pensamientos. ¿Quién quería volver a salir con él? Afro casi casi la había obligado a aceptar esa salida.
Fler vio que ella se estaba arreglando lo suficientemente rápido y sonrió.
- Iré pidiendo el taxi.
Tomó el teléfono mientras Thes dio los toques finales a su ligero maquillaje únicamente de delineador, rímel y gloss. Eso debería bastar por el momento.
Bajó seguida de Fler quien sonreía todo el camino. Afro le gustaba mucho para su amiga. Era mayor que ella y muy centrado. Dudaba que intentara hacerle daño, sobre todo después de escuchar tantas cosas de él.
Afro la vio y sonrió con aprobación, lo que hizo que Thetys volteara hacia otro lado rápidamente.
- ¿Y bien? ¿A dónde vamos tan temprano?
- Bueno… Una niña muy traviesa, dijo que vino alguna vez a este lugar con su novio y le gustó mucho así que, ¿por qué no intentarlo? - dijo – Fler ¡Te la traigo temprano!
- Gracias. Y si no, por favor solo avísenme. Diviértanse mucho.
La bocina del Taxi llegando hizo que Thes no contestara y casi corriera a la salida seguida por el peli agua evitando así que él le ofreciera el brazo. Subieron al taxi, Afro le entregó la dirección al conductor en una tarjeta y este sonrió al reconocerla. Transcurrieron unos diez minutos en silencio mientras Thes intentaba reconocer el camino.
- ¿A dónde vamos? ¿Ya salimos de la ciudad? – preguntó intrigada. No iban hacia el área vinícola ni tampoco rumbo el aeropuerto, pues ambos caminos se los sabía de memoria.
- Te voy a raptar – bromeó Afro.
- Lo siento por ti – contestó Thes un poco nerviosa – Tendré que patearte tu perfecto y redondito trasero.
- Gracias por notarlo. Son mis genes. – dijo Afro sonriendo.
El taxi se detuvo a media vuelta de una rotonda y Thes abrió mucho los ojos y no pudo evitar emocionarse al ver el arco azul con letras amarillas.
- ¡¿Me trajiste… a Disneyland Paris?!
Afro pagó la tarifa del taxi para correr a abrirle la puerta caballerosamente y ayudarla a descender.
- No sé si ya has venido antes, pero yo no. – Contestó mientras los dirigía a la taquilla – ¿acaso no te gusta?
Thes puso cara de Póker. ¿Gustarle? ¡Había querido hacerlo desde hace mucho tiempo! Pero nadie quería ir con ella. Demasiado infantil decían y cuando se lo había planteado a Fler, días después habían descubierto su embarazo y por tanto se habían arruinado sus planes.
- Pues… no. No he venido. Pero el lugar da igual, ¿no?
- Jajaja Claro que no. – Respondió Afro – Si te llevara a uno de los lugares a donde las lleva DM, te echarías a correr y me demandarías por pervertidor de menores.
Thes volvió a ruborizarse y casi se atrevía a preguntarle qué lugares eran esos, pero para entonces Afro ya estaba tomándola de la mano de manera muy casual para entrar al parque. Una sombra los reconoció al entrar y envió un mensaje sin que ellos se dieran cuenta.
Tomaron un mapa y comenzaron a hacer planes. En viernes y ya casi las once de la mañana se dieron cuenta que las principales atracciones tenían mucha fila. Afro los encaminó hacia la atracción llamada Autopía, que era de las menos concurridas por la hora. Era una pista de autos tipo gokarts con carrocería de autos futuristas como los dibujantes los habían imaginado en los años cincuenta. Todos corrían sobre un riel así que no podían hacerse muchas cosas.
- A ver, enséñame que sabes manejar – la retó a modo de burla.
- ¿Si supiera manejar andaría en taxi? – Respondió la rubia tomando un auto rosa – Al menos esta cosa no requiere cambio de velocidades.
- Ya somos dos. – confesó Afro sonriendo mientras tomaba el auto blanco a su lado – ¿Pero no creo que si nos estrellamos vayamos a morir, o sí?
- No creo que corramos con tanta suerte. – Le ofrecieron un casco a Thetys que se puso de inmediato antes de sentarse y abrocharse el cinturón.
- ¿Unas carreras y el que llegue al último paga el almuerzo?
- Hecho.
Los miembros del Staff dieron las últimas instrucciones y comenzaron el recorrido. Thes pisó el pedal hasta el fondo y se adelantó al de Afro quien por más que lo pisaba, avanzaba muy lento como si trajera un lastre extra. Vio que el auto donde estaba Thes desaparecía en la curva por lo adelantada que iba, y bajo la vista para ver si había algo atorado en las ruedas recibiendo un golpe por detrás que lo hizo voltear. El conductor se disculpó con un gesto de la mano y justo cuando Afro volteaba de nuevo hacia adelante, el auto frenó haciendo que el casco de Afro saliera volando hacia un lado del camino.
- ¿Por qué no se fijan? – Gritó enojado.
El conductor de adelante hizo la misma seña de disculpa que el de atrás y Afro pudo ver que ambos tenían la misma playera negra. Se le hizo curioso, pero al ver que se adelantaba, decidió no darle importancia. Pasando la siguiente curva, su auto pareció cobrar una velocidad inusual y su freno no respondió. Más adelante había un cambio de carril opcional para los que les gustaba rebasar a sus oponentes, pero no pudo hacerlo por la velocidad que llevaba. Vio a dos niñas en un auto azul delante de él. Una como de 12 años y la otra con una de poco más de seis. Su auto se acercaba hacia ellas con gran velocidad. De impactarlas, era casi seguro que se harían daño. Volteó hacia ambos lados, lanzó una de sus rosas piraña hacia el riel donde estaba más adelante dejando las espinas hacia arriba y el auto fue sacado del riel para volar varios metros hacia los setos con todo y auto. Afro pudo ver pasar a los tipos de la playera negra pasando despacio junto a él de forma burlona antes de desaparecer más adelante.
El Staff al ver el accidente, pararon la atracción de inmediato para ir a auxiliarlo. Afro salió intacto del auto para sorpresa de todos los trabajadores, pues el carrito había quedado partido a la mitad por el efecto del choque con la rosa.
Thes vio el alboroto metros atrás y corrió hacia allá.
- ¿Estas bien? ¿Qué paso? – preguntó atónita
Afro sonrió mientras se quitaba algunas hojas de los arbustos que se habían atorado en su sudadera.
- Parece que pagaré el almuerzo.
- Bueno… vamos a la siguiente. Parece que las vías están dañadas – dijo mientras señalaba un agujero en la pista.
Afro volteó hacia allá y vio como las niñas del auto azul corrían a abrazar a sus padres lo cuál lo dejó tranquilo. No se hubiera perdonado nunca que ellas hubieran salido heridas.
- Esta bien. Te toca escoger.
Caminaron hacia la sombra más cercana y Thes sacó el mapa del bolsillo. Afro comenzó a dolerse de la parte trasera del cuello. Tal vez no se había lastimado, pero el latigazo si se lo había dado. Se llevó la mano derecha a la parte del cuello que le dolía para tratar de aliviar el dolor sin quejarse. Sabía que su healing actuaría en segundos, pero Thes levantó la mirada hacia el adivinando lo que hacía.
- ¿Te duele verdad? – Afro no dijo nada y Thes enrolló el mapa para golpearlo suavemente con el – ¿Por qué escondes esas cosas? No seas necio y deja que te revisen.
- No es nada. Ya pasará.
Para su sorpresa, Thes lo tomó de la mano y lo llevó a una banca desocupada para sentarlo de forma un poco brusca y comenzar a darle un masaje suavemente haciendo ruborizar a Afro con su contacto. Casi podía jurar que lo estaba haciendo con ternura.
- No puedes guardarte este tipo de información.
- ¿Por qué no?
- ¡Porque no! – Contestó Thes frunciendo el ceño – ¿Qué cuentas le daré a tu novio si te pasa algo?
- La única que podría reclamarte algo es Athena…
- Dirás Hera.
- ¡Aja! y dependiendo el humor que tenga, igual hasta te daría las gracias – respondió Afro tratando de olvidar su error – Aun así, tienes buena mano. Ya casi no me duele.
Thes lo soltó como si quemara. ¿Qué carambas estaba haciendo?
- Si bueno… tal vez deberíamos hacer algo un poco más tranquilo para estar seguros – Volvió a abrir el mapa todo arrugado – Mientras vemos cómo reacciona tu cuello, podemos buscar a los personajes en estos puntos – los señalo en el mapa y tomarnos una foto con ellos.
- Esta bien, pero si o si debemos tomarnos la foto con Darth Vader aquí – señaló la atracción de Starport – Me tomaré la mejor foto de todos y se la regalaré a DM. Es un súper fan de Star Wars.
Thes lo miró. Siempre hablaba de DM. Pero DM no parecía gay tampoco cuando estaba con Pandora. ¿Entonces… seria cierto lo que dijo Anfitrite de que Afro no era gay? Sacudió su cabeza y volteó de nuevo al mapa.
- Si vamos a molestar a todos con las fotos no me opongo: Aquí está el quiosco para pagar el paquete de fotografías del parque. Yo invito. – Dijo Thes – de ahí, nos moveremos al que tú quieras y luego aquí que es donde están los de Marvel. La foto con Thor se la dedicaremos a Fler que es su fan.
- mmm… estará wolverine y spiderman?
- No lo sé. Te gustan?
- A mí no. Pero a DM y a Shaina sí.
Thetys roló los ojos. Olvidaba que era amigo de la víbora. Afro se levantó de la banca para comenzar a caminar hacia donde ella lo había indicado
- yo te invité en esta salida. Yo debería pagar por las fotos.
- De ningún modo. Tú ya pagaste las entradas.
- Entonces yo pagare el almuerzo…
- Y yo la cena.
- Y si mejor me dejas pagar todo en esta salida y en la siguiente, pagas tú.
- Esta bien. No. Espera. ¿Qué?
Afro se echó a correr riendo para no escuchar sus reclamos. La había hecho confirmar que habría una segunda salida. Thetys no pudo alcanzarlo hasta que él le puso el brazalete que la identificaba en el paquete de fotografías.
- ¡Soy más rápido que tú! – se jactó.
- Eso es más que obvio – respondió Thetys aun jadeando – Aunque es una buena idea. Usar tu velocidad para poder llegar más rápido y aprovechar el tiempo a tomar el mayor número de fotos posibles antes del almuerzo.
- Pero no podrás seguirme el paso. – Afro sonrió mientras la cargaba de la cintura con un brazo ante la mirada atónita y ruborizada de Thes.
Una hora después, ya habían tomado las fotografías con todos los personajes gracias a esta misma técnica. Los dos se burlaban de cada uno de los personajes comparándolos con alguno de sus conocidos, lo que los ponía de buen humor y les sacaban una carcajada.
- Jajajaja Olaf para Camus Jajajaja.
- Y la bestia para Kanon Jajaja
- ¡Son igualitos!
Llegaron hasta uno de los restaurantes de comida rápida. Esta vez comida francesa y vegetariana.
- Todo suena bien… - dijo Thes – Pero… te prohíbo que pidas solo una ensalada o algo sano.
- ¿Qué? ¿Por qué?
- No es normal. – Respondió – Además si tú pides una ensalada y yo pido una hamburguesa, no me va a saber buena, al saber que yo estoy comiendo calorías y tú no. No es justo.
Afro quedó en silencio unos momentos. ¿Tal vez en el fondo Thes era insegura?
- Comeré lo mismo que tú comas – respondió – No quiero arruinarte así el día.
La cara de Thes se iluminó con una sonrisa mientras pidió las órdenes. Unos minutos después ambos tenían sus órdenes en las manos frente a su mesa.
- ¡Bon apetit!
- Merci oici.
Ambos dieron las mordidas a sus respectivas hamburguesas, pero Afro tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no escupirla. Él había escuchado perfectamente cuando ella pidió que las hamburguesas estuvieran en término medio con queso Cheddar y sin pepinillos. Su hamburguesa estaba quemada, con extra cebolla, extra pepinillos, queso americano y totalmente bañada en salsa picante. Pasó el primer bocado que le pareció asqueroso en sabor y afortunadamente para él, Thes se levantó de la mesa:
- Espera. Olvide la salsa de tomate
Afro esperó a que ella acudiera al mostrador y le diera la espalda para retirar en una servilleta lo más que pudiera de los toppings tan agresivos antes de que ella regresara. Un flash desde el ojo de buey de la puerta de la cocina lo hizo voltear. Tres figuras con camisetas negras veían atentamente su reacción. Thes regresó con los sobrecitos y le ofreció a Afro, quien no dejaba de ver hacia la cocina. Mientras comían, comenzaron a platicar de los proyectos de Thes con la boutique. Afro comía la hamburguesa como podía sin decir nada para no incomodar a la rubia, y un frasco ámbar comenzó a girar en el dedo de uno de los hombres detrás del ojo de buey lo que alertó a Afro. En ese momento, al seguir platicando y absorta en la conversación, Thetys no se dio cuenta que iba a tomar una de las papas del plato de Afro quien en ese momento se levantó tan bruscamente que derramó lo que quedaba del plato para sorpresa de ella.
- ¡Lo siento! – dijo viendo que los tres hombres habían desaparecido mientras ayudaba a recoger el tiradero.
- Descuida. Los accidentes pasan.
Una persona de limpieza se acercó a recogerlo y después de indicarles que él se hacía cargo, los dos decidieron salir. Afro miró hacia todos lados. Una vez era accidente. Dos, ya no era coincidencia. Él era inmune al veneno, tal vez ellos no lo sabían, ¿pero y ella? Si la hubiera comido sin el estar seguro de lo que estaba pasando…
- ¿Afro?
- ¿Sí?
- Te pregunté si querías ir a la casa embrujada. – Repitió – Para que no nos haga daño después de comer. Después podríamos ir al Hyperspace Mountain… a menos que te estés aburriendo y…
- No es eso… dame unos minutos. Necesito hacer una visita rápida al tocador.
- Ok. Aquí te espero.
Afro entró a los sanitarios más cercanos para lavarse las manos, y revisar su look y tranquilizarse para que no se salieran arrugas. Tenía que averiguar qué estaba pasando antes de que alguien resultara herido. Sonrió ante el espejo. Thes quería ir a la mansión embrujada? Muy bien.
- ¿Cangrejito amor mío, estás ahí? – preguntó por cosmos.
- No empieces con tus joterías – le contestó del mismo modo.
- ¡Pero nadie nos escucha!
- No importa. Qué tal que comienzo a creérmelo y te agarro cuando vuelvas Jajaja…
- Pues no te diré que no lo disfrutarías, pero… en este momento no quiero atenderte. Necesito que me hagas un favor a larga distancia.
- Tú dirás para que soy bueno.
Afro salió más fresco y alegre del baño hacia donde estaba Thes.
- No fuiste a vomitar la hamburguesa, ¿verdad? – Preguntó preocupada – Sé que cuando son así de… "bonitos" tienden a irse al camino oscuro de los desórdenes alimenticios, pero…
- Jajaja tranquila. Claro que no hago eso. – Contestó Afro – Mi figura es naturalmente perfecta sin necesidad de acudir a ese tipo de decisiones drásticas.
Thes respiró aliviada. Había estado angustiada esos minutos que él había tardado dentro de los sanitarios pensando que, por su culpa, podría estar haciéndose daño.
- Solo que no te recomiendo que me digas bonito. Igual y me sale ADN pisciano y te mato como ya ha ocurrido – bromeó – mejor dime guapo, bombón, preciosura…
- Idiota…
- ¡Nah!, eso no suena bonito Jajaja.
Iban bromeando hasta la siguiente atracción donde la cola estaba tan larga, que en el letrero donde especificaba el tiempo de espera, decía 3 horas.
- ¡Ay no! Mi piel se quemará aquí y me voy a poner viejo y feo.
- Lo dudo – dijo Thes – pero… si hago que nos pasen al frente… ¿no reclamarás los métodos?
- ¿Te vas a desnudar para hacer escándalo y entonces cuando los policías vengan a corretearte para sacarte yo paso al frente?
Thes no pudo dejar de soltar la carcajada y tomarlo de la muñeca para llevarlo deslizándose como serpiente entre la gente hasta llegar al inicio de la fila donde había cinco chicos de entre 17 y 25 años esperando para entrar. Thes se abrió los botones de la blusa un poco, se soltó y alborotó su melena y se metió entre ellos. Afro veía asombrado como coqueteaba de una manera tan abierta y sensual, que los cinco la dejaron pasar embobados e incluso el chico del Staff tuvo que ser sacudido por su compañero para que reaccionara. Thes le hizo una señal con la mano y Afro pasó frente todos ellos para correr hacia ella. Thes se acomodó la ropa y el cabello mientras se despedía de los chicos que había dejado atrás mientras la puerta de la mansión se cerraba delante de ellos.
- No preguntes – advirtió – Y tampoco le digas a nadie que lo hice.
- No me lo creerían, aunque se los dijera – susurró Afro.
El narrador comenzó la explicación del juego mientras la plataforma los bajaba y las luces se apagaban. Instintivamente Thes se acercó un poco a Afro, quien sonrió ante la expectativa de lo que haría su amigo. Después de unos minutos, a cada pareja los sentaban en un carrito, siendo ellos los últimos en hacerlo.
- No veo por qué le dicen casa embrujada. Ni un niño de cinco años se asustaría con esto - dijo Thes
- Tienes razón, pero no podemos salirnos.
Comenzaron a moverse y después la primera curva, aparecieron los clásicos fantasmitas holográficos y risas macabras, el ambiente se tornó diferente: El aroma fétido, el silencio total y el descenso de la temperatura hizo a Thetys abrazarse mientras veía a su alrededor.
- Esto es un poco… inusual.
- Ya lo creo. Ni siquiera alcanzo a ver a los demás visitantes.
Thes se asomó hacia adelante y en efecto parecían estar solos. Conforme avanzaba, se vislumbraban a lo lejos almas caminando hacia el inframundo.
- Esto… ya no me está gustando – dijo Thetys – El ambiente es tan pesado aquí que me cuesta un poco respirar.
- Es cierto.
Ambos pegaron un grito cuando vieron dos esqueletos salir de su lado izquierdo y atravesar su carrito a centímetros de ellos, para descender al lado derecho. Thes se pegó más a Afro, haciendo que este aprovechara para abrazarla tanto para cubrirla del frio, como para sentirla cerca. Contrario a lo que él creía, ella no decía nada. Un poco más adelante varios cráneos flotantes envueltos en llamas color azul comenzaron a bailar frente a ellos. Uno de los cráneos se acercó lo suficiente a la cara de Afro como para lamerle la mejilla, lo que lo hizo levantarse del carro dejando a un lado a la chica.
- ¡Quítamelo! ¡Quítamelo! ¡Qué asco!
Thes no sabía si llorar, reír, patear el cráneo o salir corriendo. El carrito se detuvo abruptamente y ambos cayeron cuan largos eran, pero por la inercia, Ella cayó sobre Afro. Ambos se ruborizaron, pero no les dieron oportunidad de pensar nada, pues el carrito comenzó a tomar una gran velocidad y Thes solo escondía su cabeza sobre el pecho de Afro, quien la abrazaba con ambos brazos para protegerla. Segundos más tarde, las voces de las personas descendiendo de los vehículos más adelante los ayudaron a reaccionar y Thes se levantó rápidamente roja como un tomate. ¿Qué tipo de chica iba a pensar Afro que era? Afro se levantó un poco más despacio justo a tiempo para poder descender del vehículo con todos los demás.
- Eso fue divertido – exclamó mientras agradecía a su amigo la ayuda a distancia.
Thes, aun sonrojada no contestó. Esa casa era la cosa más horrible y espeluznante que había experimentado en toda su vida. Peor aún, había quedado como una cobarde ante los ojos de Afro.
- Oye… Vamos a algo más tranquilo. Tal vez te guste este Show – Dijo Afro abriendo el mapa - Piratas del Caribe.
- Empieza en pocos minutos tenemos que correr. - al ver la hora, Thetys tomó de la mano a Afro esta vez y comenzó a correr. El la siguió en silencio.
Llegaron al Show justo a tiempo. Aunque Thetys intentaba disimular, era casi imposible que la emoción de ver a los piratas no se reflejara en los ojos mientras se recargaba en la barandilla para ver mejor. Afro detrás de ella la miraba feliz. Tenía un buen presentimiento respecto a esa "salida". Apenas iba a mencionarle algo a la chica al oído debido al ruido de los cañones, cuando el mismo grupo de tres muchachos de playera negra pasó a su lado alejándolo de ella unos metros.
- ¡Hey! ¡Ya basta! Me están hartando y les voy a meter una de mis rosas por el…
No pudo terminar de decirlo porque todo un chorro de agua salida del mismo Show, terminó por empaparlo de pies a cabeza. Thes sintió de inmediato el cosmos de Afro encenderse enfurecido y volteó hacia donde él estaba. Horrorizada ante lo que podría provocar la mirada fúrica de Afro, lo tomó de la mano de nuevo y comenzó a caminar hacia la salida.
- Tranquilo niño bonito, no pasa nada jaja – le dijo jalándolo – Un poco de agua no hace daño a nadie.
- ¡Esa agua no está limpia! – Replicó – Deja mato a esos tres.
- ¿Cuáles tres? – Se detuvo frente a una tienda de souvenirs – Mira, te compraré algo para que te cambies. Espérame aquí.
Thes entró rápidamente a la tienda mientras él hacia su cabello mojado hacia atrás y se quitaba la sudadera empapada con tan mala suerte, que se quitó la playera también mojada en el mismo movimiento dejando su torso desnudo a la vista de todos.
Varias princesas de Disney y miembros del Staff que pasaban por ahí se detuvieron tan abruptamente al ver aquel adonis que incluso cayeron hacia adelante creando una bola de tul y satén de colores.
Thes salió de la tienda con dos bolsas en la mano y también se detuvo al verlo. El intentaba ayudarlos a levantarse, pero ninguno de los implicados parecía tener sus neuronas conectadas. Thes sacudió su cabeza para quitar la mirada de Afro y a propósito se la tapó con una mano. Llegó a él, extendiéndole una de la bolsa sin descubrirse la mirada. Afro sonrió.
- Ve a cambiarte antes de que nos corran – dijo Thes con voz consternada – Este es un parque familiar.
- Y no he mostrado nada que Gastón de la Bella y la Bestia no haya mostrado también. Así que serían muy hipócritas si me dijeran algo – replicó mientras avistaba los sanitarios más próximos.
Thes suspiró aliviada al verlo retirarse y comenzó a echarse un poco de aire en la cara abanicando su mano. Vaya que ese hombre era hermoso por donde lo vieran.
Afro entró al sanitario y revisó el contenido de la bolsa: una playera azul marino de licra con el logotipo del parque y un pants negro con una línea blanca al costado y un simple símbolo de Mickey bordado en uno de los bolsillos del mismo color. Afro enjuagó su cara y su cabello rápidamente para quitarse la sensación de suciedad del agua sucia con la que había sido bañado y secándose con toallitas de papel lo más que pudo, procedió a secarse. Ya se había cambiado los pantalones y estaba secándose el torso cuando escuchó detrás de la puerta cerrarse con seguro. Por el espejo de los lavabos pudo ver a los mismos tres hombres que le habían estado haciendo la vida imposible. Afro pudo ver que los tres tenían un pequeño tatuaje en el antebrazo en forma de un pescado rojo fornido con las palabras: hellfish.
- Veo que no comprendes las indirectas – dijo uno de ellos – Debes dejar a la Señorita Solo en paz por tu propio bien.
- ¿Quién lo dice?
- Nuestro señor. Habrá serias consecuencias para ti si no lo haces – gritó el otro.
- Hemos tratado de ser benévolos contigo. Haznos caso y no te metas en problemas – respondió el último.
Afro sonrió mientras se recargaba en los lavabos.
- ¿Saben? Soy un poco lento de aprendizaje y tengo algo de frío. ¿Por qué no vienen a intentar hacer lo que dicen que van a hacer para calentarme un poco?
Los tres comenzaron a tronarse los dedos amenazadoramente e intentaron golpearlo en repetidas ocasiones, pero ni siquiera alcanzaban a rozarle. La velocidad de los golpes y de los movimientos de los hombres fueron subiendo, pero aun así no había forma de que pudieran tocarlo.
- ¿Quién eres tú? – Dijo uno de ellos sorprendido – ¿Cómo es posible que no podamos golpearte?
- Es que ustedes son verdaderamente estúpidos.
- ¿Vamos a dejar que un simple modelo de calzones nos llame estúpidos? – Retó el que parecía ser el líder – Ataquen con todas sus fuerzas.
Afro comenzó a ponerse la playera frente al espejo dándoles la espalda mientras una sonrisa sádica aparecía en su rostro. Ah, sí solo DM pudiera estar ahí para echarle porras…
Los hombres encendieron sus cosmos haciendo que Afro volteara. ¿Tan en serio iban? De todos modos, ninguno de ellos estaba a su nivel.
- ¿Oigan… a ninguno les dijeron quién era yo?
- Claro que sí. Una simple mariquita aprovechada, que quiere hacerse del dinero de la familia Solo a través de la inocencia de la Señorita.
La sonrisa de Afro se transformó mientras aparecían varias rosas en sus manos lanzándoselas a la cara deliberadamente fallando, pero dejándoles una marca a los tres en las mejillas que los hizo enfurecer. Comenzaron a moverse de una forma sinuosa como hace pocas horas había visto hacer a Thetys. Eso le confirmó que se trataba de marinas. Solo faltaba saber si las habían enviado el mismo Poseidón o alguien más.
- ¿Rosas? Ya solo falta que te llames Guadalupe Jajaja…
- ¿Por qué no se hacen un favor a sí mismos y se pierden? No me gustaría tener que pagar los daños, aunque… puedo hacer que la familia de Thetys lo pague. Jajajaja
Los tres se lanzaron contra él, esta vez lanzando ataques de agua. Afro pudo esquivarlos también.
- Vuelven a mojar mi cabello y les juro que les cumplo mi amenaza de meterles ya no una sino el ramo entero de día de las madres de familia rica por el trasero. ¿Qué no ven que mi belleza es sagrada?
Afro esta vez apareció otras rosas. Eran de un color rosa con las orillas de sus pétalos más oscuras.
- Les doy las gracias de antemano por ayudarme a probar mi nueva cepa. Lo siento por quien vaya a tener que limpiar este lugar – hizo un movimiento con su mano lanzándosela a uno de los hombres tanto en brazos como en piernas atravesando su carne y clavándolo contra la pared bajo los gritos de dolor del pobre diablo.
Los otros dos vieron este movimiento asombrados. Afro apareció una y la puso en su boca haciendo una pose dramática.
- (Insertar frase de Tuxedo Mask) y los castigare en el nombre de la luna. ¡Ay no! Jajaja perdón. Me equivoque de franquicia.
- Esos movimientos y su velocidad… No son de un hombre normal.
- Claro que no. Estas intentando pelear en contra de un Caballero dorado de At… Hera. Nunca tuvieron ninguna posibilidad y ahora, como ya tarde demasiado y mi cita me espera, tendré que deshacerme de ustedes rápidamente.
El líder rechinó los dientes y con un movimiento de su mano, las tuberías de los lavamanos se rompieron, lanzando un chorro de agua hacia Afro, quien por esquivarlo, perdió el contacto visual y los hombres aprovecharon para desaparecer ahí mismo.
Afro maldijo su mala suerte, guardó la ropa mojada en la bolsa plástica y salió del sanitario lo antes posible mientras el agua seguía corriendo.
Thes lo esperaba afuera algo preocupada. Ya había tardado mucho.
- ¿Y bien, como me veo?
- Odio decírtelo, pero… el negro te queda bien. – Respondió con verdadera admiración en los ojos -¿Sabes que complementaria el look?
- ¿Qué?
Por toda respuesta, Thes sacó de la otra bolsa plástica en su mano una diadema con orejas de Mickey y se las puso.
- Perfecto
- ¿Y tú?
Thes sacó otras de Minnie y se las puso para después sonreír con él.
- Ahora sí que me gustaría sacar más fotografías – bromeó Thes – Sabes que podría chantajearte con ellas
- Y sabes que te daría lo que me pidieras con o sin fotografías.
Hubo un momento de silencio en el que los dos analizaban mentalmente lo que implicaba lo que acababan de decir. Varias chicas comenzaron a acercarse a Afro para admirarlo de cerca y tomarse fotografías con él, lo que hizo enfadar a Thes. Afro pudo sentir la mirada molesta de la rubia y se deshizo diplomáticamente de las chicas. Para volver a caminar junto con ella.
- ¡No es mi culpa! – dijo Afro tratando de hacerla sonreír de nuevo
- ¡No es de mi incumbencia lo que hagas, no me importa!
- No te enojes… Bueno te ves bonita también cuando te enojas, pero te saldrán arrugas más rápido y…
Un niño de cabello negro alborotado y piel aceitunada de aproximadamente cuatro años chocó contra las piernas de Thes haciéndola voltear hacia abajo. El niño parecía despistado casi llorando y al sentir el choque, se abrazó a las piernas de ella. Thes se inclinó hacia él.
- Hola. ¿Estás bien?
- Io non posso trovare a la mia mamma! – dijo tallándose sus ojitos.
Thes volteó hacia Afro. Afro se puso a su nivel y comenzó a hablarle en su idioma con dulzura. El niño le sonreía y sacando su celular, Afro se tomó una selfie con el cargándolo con un brazo. Una familia de cinco corría hacia ellos con la madre extendiendo los brazos hacia ellos. Afro le entregó el niño con una sonrisa abrazando al niño, le agradeció efusivamente.
- No sabía que entiendes y hablas italiano – dijo Thes extrañada.
- ¿Por qué te sorprende? Mis dos mejores amigos son italianos, Shaina y DM.
Thes molesta ante la nueva mención de la Cobra, prefirió ignorar su respuesta y preguntarle curiosa:
- ¿Qué le dijiste al niño?
- Lo obvio.
- ¿Y eso es?
- Que soy un ser divino que vino a su rescate.
- ¿Y el modesto no vino?
- Oye… no mentí. Mi belleza es divina. ¿Pero… lo viste bien? ¿No te fijaste en el parecido que tenía con DM? Estoy seguro de que su bebé se parecerá a este niño y será adorable. Y más le vale que yo sea el padrino porque no le perdonaría que no fuera así.
Thes se paró en seco.
- ¿Pandora está embarazada y no me lo dijo?
- ¡Jajaja no! Imagínate el escándalo jajajaja – Afro se dirigió hacia otro juego – Es como una fiebre que traemos en la orden – mintió para no hacerlo sonar tan sórdido – Tú sabes que algunos ya llegamos a la edad de la crisis…
- ¿Cuál crisis?
- Por ahí corre una hipótesis en la que los varones de los 28 a los 31 si están solteros, digamos que les llega una urgencia por presión social, de formar una familia. Creo que estamos en esa crisis. Incluso Saga ya va a ser papá.
Thes se quedó pensando. Saga era el gemelo de Kanon. Kanon también tendría esa crisis? Pero si sus cálculos eran correctos, ellos ya habían pasado de esa edad. Aun así, se sorprendió un poco que no le molestara si esa hipótesis era correcta.
Afro la miró un poco aprehensivo al adivinar lo que estaba pensando. En realidad, habló como si hablara con otra persona. ¿Quién era tan estúpido de provocar pensamientos del crush de su crush?
- Entonces… - Afro desvió la mirada. Era inevitable que le preguntara por "él".
Para su sorpresa, ella parecía no estar interesada en la crisis existencial de Kanon.
- … ¿Entonces, DM solo estaba jugando con Pandora? A Hades no le va a gustar eso.
- ¡Claro que no! A él le gusta mucho Pandora, aunque no lo admita abiertamente.
- ¿Ni contigo que eres su mejor amigo?
- Bueno… - Afro se quedó pensando en la respuesta – DM ha cambiado mucho para bien desde que estuvimos en Londres. Se mensajea con ella y sonríe todo el tiempo. Hay veces que los sentimientos de las personas se muestran mejor con hechos y no solo con palabras huecas.
- Es cierto. Pero lo de su hijo…
- Eso fue antes de irse a Londres y ni siquiera estoy seguro de que sea verdad.
Llegaron a otro de los juegos.
- ¿Y qué edad dices que tienes tú?
- 28
Thetys comenzó a reír.
- Ya veo. Entonces ya entraste a esa crisis. Jajaja
- No. ¡Claro que no!
- Y seguro ya estarás buscando a la víctima. – decidió lanzar la pregunta finalmente –¿Aunque, eso también aplica para los LGTB?
- Tú dime. ¿Acaso no eres la vocera oficial de parís de los LGTB?
Thetys lo miró extrañada.
- ¿Yo? ¿Por qué? Yo no soy gay.
- Pues yo tampoco.
Ambos quedaron en silencio mientras sus miradas se encontraban y Afro daba un paso al frente.
- ¿Acaso crees que te busqué solo por querer hacerle competencia a Shura, Camus, Aldebarán o DM? – Le dijo Afro en tono meloso mientras se acercaba aún más sin romper el contacto visual – Estamos aquí, porque me atraes mucho. – Thetys no esperaba esa respuesta – Desde ya hace tiempo me había dado cuenta, pero no parecías estar interesada hasta hace unos momentos en los que me pareció verte celosa de las chicas que se tomaban fotografías conmigo. – Le buscó ambas manos para tomárselas sin que ella hiciera nada para retirarlas – Me gusta estar contigo. Tenemos mucho en común incluyendo el hecho de que ambos somos hermosos – Le levantó la barbilla con su mano – Y de no ser porque estamos en público, te besaría ahora mismo.
Thetys parpadeó para despejar su mente. ¿A los ojos de ese Adonis… ella era hermosa? ¿Y… no era gay? Entonces cuando se desnudó frente a él en la boda de Shaina y Minos y cuando la vio salir de la fiesta de Aiacos….
- Creí que los Caballeros Dorados… no le tenían miedo a algo tan banal como el público – respondió en automático con la cara del color del tomate maduro.
Afro tomó eso como un reto y simplemente bajo sus labios para tocar los de ella. Soltó su barbilla para atraer con esa mano su cintura sin soltarle nunca la mano. Él la besó con ternura y Thetys sintió como sus labios se rendían a los de él. El beso comenzó a intensificarse justo en el momento en el que el cielo se oscureció de repente y comenzó a llover tan fuerte, que la gente gritaba para resguardarse de ella como podía. Varios rayos y truenos se escucharon caer cerca del parque sin que con ello Afro tuviera la intención de soltarla a pesar del agua helada, mas Thes interiormente sospechaba, que detrás de tan repentina tormenta que quería arruinarles el día, estaba Julián.
13 de octubre, 3:00 pm
Jenkin's Take out (cafetería)
Muelle de Nain, Canada.
Mü se sentó en la banqueta de la cafetería frente al muelle. Su vaso de té humeaba con el clima helado, pero esto lejos de molestar al Ariano, lo hacía sonreír. La esperanza del futuro y este lugar casi desolado lo emocionaban. Debido al clima helado y húmedo de los últimos días, había optado por, sobre su ropa, utilizar una chamarra muy gruesa con una gorra ribeteada en piel sintética. Debajo de esa gorra, una sencilla de lana cubría su cabeza por dos razones: ayudarlo a mantener su cabeza en una temperatura agradable para él, y cubrir sus marcas de nacimiento en la frente. Esto último lo había decidido después de soportar bastantes miradas curiosas y murmuraciones desagradables durante su viaje al Norte.
Sabiendo que posiblemente no iba a tener señal de celular en las próximas semanas, decidió utilizar los minutos que le quedaban llamando a su mejor amigo y sacó su celular. Sabía que la cuenta no le iba a salir barata, pero de todos modos le marcó a Aldebarán.
A Segunda Casa Dorada del Santuario de Hera, Aldebarán al habla, ¿con quién tengo el gusto?
M Jajaja…¡Alde! ¿De cuándo acá tan formal?
A ¡Mü! ¿Qué sorpresa? Lo siento amigo, pero la falta de carne me afecta y de comerla también Jajaja…
M ¿Sigues con tu penitencia?
A Es una pequeña penitencia que estoy encomendando a Athena para que todo salga bien con Niv en su próxima visita. ¿Y tú cómo y dónde estás?
M En las afueras de Nain, Canadá. Estoy esperando a que salga mi avioneta.
A ¿Avioneta? ¿Se te descompuso la teletransportacion?
M No. Pero por la misma razón que no te hablo por cosmos no la uso: No quiero personas indeseables metiéndose en lo que no le importa.
A ¿Lo dices por alguien en especial?
M La verdad no.
A ¿Y a dónde vas a ir entonces?
M Cruzaré el Mar de Labrador hacia Qaqortoq.
A Lo siento, pero solo escuche a un pato junto a ti.
M ¿Pato?
A Cuak, cuak, cuak.
M Alde… si te hace daño jugar al vegetariano. Qaqortoq es un pueblo de Groenlandia posiblemente del tamaño de Rodorio.
A ¡Ohhh! ¿Y qué estás haciendo ahí?
M Buscando fortuna. Es un área casi inexplorada y eso es emocionante.
A Me imagino. Oye si por tus viajes encuentras alguna joya para tu futuro ahijado y tu compadre y comadre, no me enojo.
M No entiendo.
A Que te voy a querer de padrino de mi hijo.
M Jajaja… ¿No crees que es muy temprano para decidirlo? Además, tal vez Niv tenga a alguien más en mente. Alguien más estable…
A No. Tú eres mi mejor amigo. Yo la convenceré.
M Te creo y será un verdadero honor. ¿Cómo está ella?
A Está contenta siendo mimada por sus amigas y su padre.
M ¿Ya arreglaste tu problema con lo de su operación?
A Lo dejamos de lado por el momento hasta su siguiente cita. Saga me va a ayudar con ella y me siento más tranquilo.
M Me da gusto. Yo te hablo porque donde estaré no sé si haya señal. Con trabajos hay personas ahí y como te dije, si habláramos por cosmos, cualquiera pudiera interceptar mi llamada. Pero descuida Alde. Si estoy en problemas te llamare desde luego.
A No tienes ningún enemigo que pudiera hacerlo, pero… ¿Yo sería tu primera opción? ¿No llamarías a Shion?
M Preferiría no hacerlo a menos que agote todas mis opciones. No puedo depender solo de él.
A Oye, eso me recuerda… deja te cuento.
Mü escuchaba pacientemente el relato de Alde de la reunión en la que estuvieron casi todos mientras caminaba hacia el Aeropuerto viendo a lo lejos una avioneta amarilla acercarse al pueblo. Para cuando llegó a la pista de aterrizaje, Alde ya había terminado.
A ¿Sabes? Dijo que no me guarda rencor por no invitarlo a la Boda.
M Pues… espero que lo diga en serio.
A ¿Por qué lo dices?
M Digo que en esa reunión que tuviste hubo demasiada hipocresía, y una mentira más o una mentira menos no importa.
A ¿Qué quieres decir?
M Que 50% de los que estaban ahí, no lo querían sentado a la mesa con ellos así que no les creo nada.
A No digas eso. Creo que todos la pasamos bien. No te invitamos porque…
M No te molestes Alde. Yo ya no soy parte del grupo. No tienes que explicarme nada.
A Siempre serás parte de nuestra familia Mü y lo sabes.
M No. No lo sé. Pero no te preocupes. Estoy tranquilo y enfocado en mi meta. Sí o sí, antes que termine el año, podre darte una buena sorpresa, ya sea que haya encontrado lo que busco y vaya por Geist o, que Aioros me encontró primero y me obligue a cumplir mi contrato con Kyoko.
A Pero… no le arruinaras la vida a esa chica solo por cumplir, ¿verdad?
M Siempre hay que tener un Plan B, Alde.
A ¿Y Kyoko es tu Plan B? eso no se hace.
M Siempre hay opciones Alde. Es lo que me enseñó Shion. Incluso si el contrato me obligara a casarme con ella, siempre hay opciones para que ambos seamos felices a pesar de eso.
A ¡Oye! ¿Ya estás pensando en ponerle los cuernos?
M ¡Yo nunca dije eso!
A Niv dice que eres de sangre caliente…
M Nada más lejos de la verdad.
A Yo lo sé. Yo no le hago mucho caso y más bien le sigo la corriente porque estoy más enfocado en concentrarme en que las cosas saldrán bien para ella. ¿Sabes? Samira tuvo algunos problemas en el parto. Milo nos lo contó y tanto a Camus, como a Shura y a mí, eso nos tiene súper nerviosos.
M ¿Pero Samira y su hija están bien?
A Afortunadamente sí.
M Me alegro. Samira siempre ha sido muy amable y dulce con todos nosotros.
A ¿Oye Mü… tú has pensado en… tú sabes, tener hijos pronto?
M Pues ya no tengo la obligación por parte de Athena, pero… Creo que me hace ilusión poder volver a tener a alguien a quien cuidar y enseñarle cosas, como hice con Kiki.
A Hablando de adolescentes Emo… estas semanas ha estado muy desmejorado. Ya casi no habla, se la pasa entrenando hasta sangrarse las manos, ya ha sido castigado por hablarle mal a la Diosa Hera…
M ¡Ay Kiki!
A ¿Existiría la posibilidad de que pudieras hablar con él? Como su Maestro, tal vez tú puedas guiarlo en este difícil camino de la adolescencia.
M ¿Y por qué no me llamaste antes? ¿Acaso no se los encargué mucho?
A Pues sí, pero…
M ¿Quién está supervisando su educación y entrenamiento?
A Pues se supone que Aioros, pero con todo el trabajo y los problemas que tiene ahora…
M Comprendo. ¿Puedes bajar para ver si está en la casa y comunicármelo? – vio aterrizar finalmente la avioneta – No me queda mucho tiempo antes de abordar la nave, pero me gustaría hablar con él.
A Claro que sí. Mientras te voy contando los chismes de quienes ya están confirmados que tienen novia.
Mü caminó hacia la Aduana del pequeño aeropuerto escuchando como Aldebarán corría escaleras abajo mientras le decía quien andaba con quien y lo que sabía de ellas; Mü entregó sus papeles a la chica que la atendía, quien le dedicó una gran sonrisa y hasta un guiño.
K Hola
M ¿Kiki? ¡Hola! ¿Cómo has estado?
K ¿Maestro? ¿De verdad es usted?
M Claro Kiki. ¿Cómo has estado?
K Extrañándolo mucho. Ni siquiera se despidió de mí. Sé que no soy un alumno ejemplar, pero todos se fueron dejándome aquí solo.
M No fue así Kiki. Mi tiempo al servicio del Santuario se agotó…
K ¡Usted juro servir a Athena hasta su muerte!
M Y lo cumpliré Kiki, pero ahora el Santuario ya no es de Athena. Y si ella me necesita, siempre puede contar conmigo, con Shion, con Junet y con Shaina. Ninguno de nosotros la traicionaríamos nunca
K ¿Y yo lo estoy haciendo al estar aquí? Porque de ser así…
M Claro que no Kiki. Tu lugar es velar por la Primera Casa de Aries para hacernos sentir orgullosos. Tienes casi asegurada la Armadura Dorada. Solo debes tener paciencia.
K Me dolió mucho que se fueran.
M Lo sé. A mí me dolió en el alma tener que dejarte ahí por el momento, pero nunca te he abandonado. Sigo siendo tu Maestro y siempre lo seré. ¿Es cierto que te estas sobre entrenando?
K ¿Quién se lo dijo?
M No eres el único chismoso del Santuario Kiki. Creí que si tenías alguna duda, abrirías comunicación telepática conmigo pero no ha sido así.
K La Señorita Sasha me dijo que hablar con ustedes puede convertirme en un traidor. ¿Verdad que no lo soy?
M Claro que no. La Señorita Sasha intenta protegerte de cualquier mala influencia que pudiera venir de nosotros en su contra, pero tú sabes que yo nunca te convertiría en un paria. Te quiero demasiado y si crees que comunicándote conmigo de esa forma puede ser mal interpretado, siempre puedes pedirle a Aldebarán que te comunique conmigo o el Maestro Dohko. Ellos no dudaran de nosotros.
K ¿Y Athena no se enojará?
M Creo que no, todo lo contrario, la Señorita Athena estará muy orgullosa de ver que los Lemurianos seguimos al servicio de la humanidad como ella quería.
K ¿Y el Maestro Shion está bien?
M Hasta la última vez que lo vi, sí. Por qué no, cuando regrese de mi viaje, pedimos permiso a Aioros para que te reúnas con nosotros en casa de Shion y pedimos pizza y jugamos videojuegos y si tienes duda en tus estudios, te ayudaremos. Lo que más queremos es que tú puedas demostrar que nuestra raza y nuestro signo siempre seremos los mejores Artesanos del Santuario y que velaremos por la Diosa que esté a cargo con orgullo y responsabilidad y que los errores del pasado no tienen por qué perjudicar a las generaciones del futuro. ¿Harías eso por nosotros?
K …
M ¿Kiki?
K ¡Maestro Mü… Ganaré la Armadura de Aries y los llenare de Orgullo! ¡Limpiare su nombre ante la Diosa Athena y la Diosa Hera también!
M Jaja… Así se habla Kiki.
El altavoz del Aeropuerto comenzó a llamar a las únicas tres personas que volarían en la aeronave amarilla. Mü ayudó con dos cajas pesadas a una señora regordeta quien lo miraba curiosa y agradecida.
M Ya debo irme Kiki, pero por favor no pierdas la comunicación conmigo. Más que un alumno eres como un hermano menor para mí y me haces mucha falta pero esto nos servirá a ambos para madurar. No dejes de preguntar a tus Maestros cuando tengas dudas y cuida las herramientas ancestrales. Recuerda que son únicas.
K ¡Sí Maestro! Gracias por todo.
Kiki le pasó el celular de nuevo a Aldebarán
A ¡Wow! ¡Vaya que sabes motivar Mü! Kiki anda saltando de felicidad con una sonrisa que no le había visto en mucho tiempo.
M Ojalá y aprenda de nuestros errores y se convierta en alguien mucho mejor que nosotros. No lo dejes solo Alde. Yo sé que no es tu responsabilidad y que ahora ya casado tienes mejores cosas de que ocuparte, pero recuerda que él está ahí solo. No hay otros de su edad entrenando con él. No tiene un cómplice de travesuras o un compañero de estudios como los tuvimos nosotros.
A Le prestare más atención, Mü. Te lo prometo.
M Gracias. Me comunicaré contigo tan pronto me asiente. Un saludo a Niv y a tu hijo cuando lo veas y a tu suegro dile que no mas Caipirinhas para mí. Aun siento malestar estomacal de vez en cuando desde la última. Yo creo que por eso dicen que los Lemurianos no debemos consumir alcohol.
A Por Lemurianos… por Budista… por borrego…
M Jajaja …¡Bye! Alde. Nunca cambies.
La avioneta despegó y las otras dos personas en la avioneta, al sentir el calorcito de estar encerrados comenzaron a quitarse los aditamentos de invierno uno a uno: guantes, bufandas y gorros. Mü guardó el celular mientras los veía y escuchaba platicar entre ellos, pero cuando levantó la vista, asombrado, vio que ambos tenían las marcas en la frente característica innegable de la raza Lemuriana.
Agradecimientos al equipo completo al dia 28/03/22:
Paty - escritora
Valentina - moderadora, colaboradora y editora
Lorena - colaboradora y editora
Keila - dibujante
Kim - Productora de Fandub - directora - dibujante
