Aclaración: Los personajes no me pertenecen, son de la genialidad y creatividad de Rumiko Takahashi. La historia es mía y uso los personajes para saciar mi mente de escritora frustrada.

"En fin, aquí me tienes siempre. No pienses, aunque haya silencio, que también hay olvido. Tú sabes que no es así. Nunca podrá ser"

El secreto de la isla

Capítulo 15: Amenaza

InuYasha observaba a Kagome atento, escuchando con sus orejas particulares la conversación que parecía estar por terminar después de casi dos horas, tiempo en el cual luego de la conmoción Kagome había logrado explicar la historia de InuYasha y la ayuda que necesitaban, antes de empezar a abordar ese tema, Miroku le había dicho que había activado seguridad en la llamada, le comentó que mientras hablaban su programa había detectado intentos de ingresar a la conexión de terceros pero los bloqueo.

Kagome finalmente colgó la llamada con un suspiro pesado, movió su cuello de un lado a otro como si un peso enorme de tensión la embargara. InuYasha sintió la punzada de la culpa, involucrarla quizás había sido un gran error, aun así ella había dicho que quería apoyarlo. Las emociones y los sentimientos seguían chocando en su cabeza.

¿Cómo podía protegerla de la mejor forma posible? Kagome era una dosis de amabilidad que hace tanto no había experimentado, se metía por su piel y traspasaba su corazón encontrando un lugar allí.

-¿Estas… bien?-Se atrevió a preguntar tras un silencio.

-Sí, tengo buenas noticias.

-Lo he escuchado casi todo-InuYasha señaló sus orejas.

-Que bueno, así tienes la información de primera fuente-Sonrió-Entonces, como habrás escuchado, Miroku hablará inmediatamente con su padre y movilizará a un pequeño grupo para que vengan, deberían llegar en dos días más si todo resulta bien.

-Siempre que su padre le crea.

-Lo hará-Aseguró Kagome, se deslizó por la cocina para buscar un vaso de agua, la conversación la había dejado agotada emocionalmente, se había percatado de lo mucho que quería a sus amigos, cuanta falta le hacían y como ella se había ensimismado ignorando todo el apoyo que siempre le habían entregado. Quería disculparse en persona cuando se reencontraran y decirle lo tan agradecida que estaba de tenerlos en sus vidas. Kagome había pensado que su familia había desaparecido, y en cierto modo, la sanguínea se había ido, pero la familia que ella también había elegido seguía habitando su mundo, sus amistades.

InuYasha se deslizó fuera de la casa para subir al que ya consideraba su árbol, le ayudaba el estar a esa altura, era como si su mente se despejara. Que el equipo del amigo de Kagome llegara en dos días significaba que el momento de enfrentar a Naraku estaba por llegar, quería hacerlo, lo ansiaba, y a la vez, no podía evitar también que profundamente se movilizara el miedo. Apretó los puños harto de sentir ese miedo, como si aún pudiera dominarlo, pero estaba ahí, así como la preocupación por Shiori y Kouga. No tenía claro cuánto tiempo había transcurrido desde su escape, sentía que había pasado mucho y a la vez nada.

InuYasha miró a su costado y vio a Kagome salir con una botella grande de agua para regar unas plantas pequeñas que le había dado el abuelo, ella las había plantado recientemente, parecía muy concentrada en su labor. InuYasha no pudo evitar que la comisura de su labio se curvara formándose una pequeña sonrisa. Alivio, eso sentía cuando estaba a su lado, una ligereza rodeando su corazón.

Bajó del árbol de un salto cayendo cerca de ella con suavidad, Kagome se sobresaltó levemente, lo miró, le sonrió y luego esquivó sus ojos volviendo a su labor.

-He estado pensado-Comenzó InuYasha sin aun saber a dónde le llevaba el impulso que estaba teniendo, pero quería sacar lo que estaba rondando por su cabeza.

-¿Sobre qué?-Consultó ella con curiosidad pero enfocada en la pequeña planta frente a ella. InuYasha trago saliva para darse valor.

-He estado pensando que estar contigo me ha hecho bien, quiero decir, tú me haces bien… como si algo en mí se aliviara…-La oración terminó en casi un susurro, pero Kagome fue capaz de escucharla gracias a la cercanía. InuYasha sentía su propio corazón latiendo tan fuerte que trasladó su mano por inercia a su pecho. No entendía por qué los nervios afloraban a ese nivel, para él no era fácil hablar de sus emociones y sentimientos, sin embargo, quería intentarlo. No quería tener arrepentimientos.

Kagome se levantó del suelo y se giró para quedar frente a él, sus mejillas estaban levemente sonrojadas, jugueteaba con la botella de agua entre sus manos, primero miró el espacio entre ellos y luego alzó la mirada hasta la de él.

-Creo que es mutuo, InuYasha…también me siento aliviada estando a tu lado, como si lentamente todo mi mundo volviera a encajar-Ella soltó un lento suspiro-Incluso el valor de las personas han vuelto… y por sobre todo el valor de mi propia vida-Kagome avanzó dos pasos más aminorando la distancia-Si este viaje no me daba una nueva perspectiva… estaba decidida a terminar con mi vida, no podía tolerar un mundo sin mi familia… y siendo honesta, no creo que el dolor vaya a desaparecer-Kagome se llevó un mechón de cabello tras su oreja, InuYasha tragó lentamente saliva-Pero he descubierto que estoy aprendiendo a vivir con ello y a vivir como si estuvieran, porque estoy segura que mamá estaría muy triste y desearía abrazarme tras cada momento en que me hice daño.

-Kagome…

-Conocerte me permitió volver a valorar mi vida-Dijo finalmente entregándole una sincera sonrisa de gratitud. InuYasha se acercó un paso más al punto que sus sombras parecían casi una.

-Kagome…yo…estoy sintiendo que…-Sus palabras fueron interrumpidas cuando unas sirenas a lo lejos comenzaron a sonar fuertemente junto con campanas, el olor a humo fue captado por su nariz, frunció las cejas ante la picazón que eso le produjo.

-¿Qué ocurre?-Preguntó, tenía la impresión que él le iba a decir algo importante, sin embargo, el ruido lejano era curioso y parecía alertar que algo ocurría en el pueblo.

-Esas son las sirenas de incendio y las campanas se tocaban cuando alguien esta lastimado-Le explicó, InuYasha decidió que ese no era el momento para decirle que le gustaba, después de todo, existía Naraku.

-Vayamos a ver, quizás podríamos ayudar.

Él asintió.

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InuYasha se guió por el olor a humo, su corazón comenzó a latir de forma loca contra su pecho cuando se percató hacia donde lo estaba llevando aquel aroma, sintió a Kagome apretar sus hombros, seguramente ella estaba pensando lo mismo que él.

Se detuvo abruptamente con cuidado de mantener distancia de la gente para pasar desapercibido, se encontraban a unos metros de la casa que recientemente los había acogido, el hogar de su abuelo, el fuego emergía destrozándolo todo, pudo ver como los bomberos lograban retirar del interior a un hombre de edad avanzada en camilla con un equipo de respiración.

Su mente quedó en blanco, catatónico, no podía entender lo que estaba viendo, si hace poco habían estado compartiendo y ahora lo veía al borde de la muerte saliendo de una casa quemada y en ruinas.

Kagome percibió los músculos exageradamente tensos de InuYasha, con cuidado descendió de su espalda y corrió hacia la camilla, los bomberos la interceptaron, ella les explicó que era una persona cercana al hombre, le indicaron que lo llevarían al hospital sin permitirle acercarse. Kagome corrió de regreso hacia InuYasha que continuaba contemplando la escena pasmado.

-InuYasha…lo llevan al hospital, hay que ir…

-Necesito cerciorarme de algo antes de partir, espérame aquí-Logró decir apretando los puños, Kagome lo observó desaparecer a gran velocidad entre el humo, nadie más lo pudo ver.

¿Por qué estaba sucediendo esto?

Kagome no lo comprendía, la incertidumbre la desbordó por un instante, parecía que todo se volvía inestable a su alrededor, de pronto, sintió mucho temor de que InuYasha no regresara de esa casa en ruinas con aun inmensas llamas flameantes, tuvo el impulso por un momento de correr hacia allí pero no lo hizo, sabía que él tenía fuerza sobrehumana, el humo y el fuego quizás no le afectarían como a ella, aceptaría su solicitud y lo esperaría sin moverse de donde estaba.

El calor en el interior de la casa era abrazador, siendo cuidadoso esquivó a dos bomberos que estaban al comienzo de la casa intentando apagar el fuego para que no se expandiera al campo y al resto de las casas cercanas. Su olfato estaba afectado por el humo pero aun así logró distinguir un aroma particular, un aroma que solo estaba en ese pequeño trozo de isla maldita de la cual había escapado, entonces lo entendió. Esto era una amenaza de Naraku para que regresara, sabía que estaba vivo y le estaba demostrando que si no volvía le destruiría lo poco y nada que tenía.

Kagome…

Si él de alguna forma ya se había enterado de su existencia, entonces ella sería la siguiente, no podía permitirlo, apretó los puños y golpeó una pared quemada frustrado.

-¡Maldita sea!-Vociferó, lo único que le quedaba de su madre era su abuelo, ahora estaba casi moribundo.

Esquivó unas vigas que comenzaron a caer, a lo lejos escuchó a los bomberos advertir que la casa se estaba derrumbando, por lo que decidió salir por la parte posterior de lo que quedaba del hogar, a velocidad se dirigió a la tumba de su madre. Su corazón se estrujó cuando allí vio las flores que tanto ella adoraba quemadas intencionalmente y una nota pegada a una piedra.

Con manos temblorosas la tomó mirando con desconfianza a su alrededor en estado de hipervigilancia, sintió su boca seca y la falta de aire, extendió la nota y su corazón terminó de paralizarse.

"Regresa o acabaré con todos, no puedes escapar de mi"

Continuará…

Hola, gracias por sus comentarios, ya son más de 100 reviews, fue una sorpresa linda, estoy demasiado agradecida por cada palabra que han dedicado para hacerme saber su opinión de la historia.

Espero estén teniendo un lindo día, tarde o noche.

Fecha en la que terminé de escribir el capítulo: 26-11-2022.

Pd: Un breve recordatorio, yo solo escribo en fanfiction, si llegas a ver alguna de mis historias en otras plataformas te agradecería me avisara para tomar las medidas correspondientes.