Wolas! Vuelvo a estar aquí. La verdad es que no tenía pensado actualizar hasta el fin de semana pero me di cuenta de que es Navidad y seguramente ninguno de nosotros estará para leer fics después de haber comido tanto en casa de la abuela.

¡Ya me han dado las notas! Y me han ido superbien, realmente estoy muy orgullosa de mi misma y eso se convierte automáticamente en otra razón para actualizar.

Mmm...otras cosas que deciros pero ya lo haré a bajo porqué seguro que ya queréis leer el capi. Avisaros que contiene emociones fuertes y grandes descubrimientos.

Nada más que deciros

Nos vemos a bajo.


Albus miró lentamente a los retratos que cubrían las paredes alrededor de su despacho. Todos los que habían pasados, hombres y mujeres.

Y entonces se acordó del día que la vio, por primera vez, 100 años atrás.


Albus Dumbledore a sus 34 años, joven. Con el pelo pelirrojo y corto, sin una larga barba, ni una larga cabellera, se adentraba en el bar de la Cabeza de Puerco, a visitar a su hermano, celebrarlo.

-Albus. ¿Cómo ha ido? – era un hombre muy similar a Albus aunque se podía percibir que era unos años más joven que el futuro director de Hogwarts

-Tengo el trabajo de profesor de transfiguración

-¿Transfiguración? – preguntó su hermano – Pensé que querías el de Defensa Contra las Artes Oscuras – Albus se encogió de hombros. En ese momento la puerta se abrió dejando pasar a una figura tapada con un capa negra dejando que se escabulleran los últimos rayos de sol

-Una copa – Albus miró extrañado a la figura, la voz era de mujer. Aberforth dejó de hablar con su hermano y se dirigió a servirle al extraño individuo. La puerta volvió a abrirse, esta vez ya no entraron rayos de sol pero si la luz de la tenue luna. Era un hombre alto y fornido, estaba seguro que si se lo hubiera encontrado por la noche y solo, le hubiera dado miedo. Repaso el local con la vista. Un hombre joven en la barra, el camarero, un par de personas en el fondo y… El hombre sonrió.

-No puedes esconderte de mi con una capa zorra – la individuo tapada con la capa negra no se movió.

-Pero si del sol y ahora… ya no hay sol – el hombre levantó una hacha y la tiró en dirección a la mujer que, en un hábil movimiento lo esquivo quedando encima de una mesa del lado. La capa, había sido atrapada por el hacha

-No estás tan hábil

-Hace días que no como – Albus miró a la mujer que se encontraba encima de una mesa en el centro del local. Era una mujer joven, quizá diez años menor que él. Con la tez pálida y blanca. Era hermosa, la mujer más bella que conocería en su vida. Cabello negro, largo y sedoso, con reflejos violetas y unos preciosos y enigmantes ojos ámbar pero quizá lo que llamaba más su atención era su vestimenta. Una falda de palmo y medio de cuero, botas altas y de tacón fino. Un jersey de tirantes finos negro y unos guantes largos que solo dejaban al descubierto su hombros, quizá en el siglo XX esa indumentaria era la más habitual para salir pero en el año 1875 eso era ir desnuda. Labios rosados, estrecha cintura, cadera pequeña, piernas largas, la perdición masculina.

-Muere vampiro – el hombre cogió el hacha con fuerza y la volvió a blandir en dirección a la mujer que en un elegante saltó e impulsándose apoyándose en los hombros del hombre pasó por encima

-Los caza vampiros dais más asco que los caza hombres lobos – la mujer se puso de pie y sacó un cuchillo de su bota izquierda. Los hermanos Dumbledore estaban alucinados por la habilidad de moverse de la mujer en prendas de ropa interior y con los tacones

-Ya basta – Albus se levantó y se encaminó hacia la pareja

-No te metas, ella debe morir

-Vete a la mierda Alfred – la mujer tiró el chuchillo al hombre. Albus lo conjuró y cayó al tiempo - ¡No te metas! – gritó furiosa

-Fuera cazador – ordenó Aberforth des de la barra

-¡Es un vampiro!

-No soy racista – contestó secamente él camarero y con un movimiento de varita expulsó al hombre fuera, después se cerró la puerta. Los dos hombres que estaban en el fondo del local salieron rápidamente después de pagar

-Ahora perderéis clientela – la mujer volvió a enfundar su cuchillo – Gracias, supongo – respondió secamente

-No iba a dejar que te matasen sin que pagarás – ella se encogió de hombros y sacó las monedas

-Quédate con el cambio

-No puedes salir – ella se giró para mirar fijamente a Albus a los ojos.

-¿Qué me lo impide?

-El cazador está fuera

-Puedo despistarlo

-Puedes quedarte aquí está noche – ofreció Albus, no sabía que era pero había algo que lo obligaba a querer que esa mujer se quedase

-No tengo el dinero suficiente, además¿quién te dice que no os chuparé la sangre?

-Has dicho que hace días que no comes y no por falta de humanos a tu alrededor – la mujer sonrió.

-Se me terminó la poción – se dejó caer en una silla – Y entré a robar en una tienda para comprar ingredientes para hacerla y entonces el estúpido de Alfred me encontró.

-Puedes quedarte gratis está noche y Albus te hará la poción – informó Aberforth desapareciendo por una puerta de detrás la barra

-Un tipo extraño – susurró la mujer

-Mi hermano, es Aberforth Dumbledore, yo soy Albus Dumbledore

-Julia, Julia Angels – los dos se miraron a los ojos. Ámbar y azul.

-¿Por qué te persigue? Al parecer os conocéis muy bien

-Un larga historia

-Tengo tiempo – Julia lo miró interrogante, no sabía porqué pero ese hombre le inspiraba confianza

-Me convertí en vampiro hace siglo y medio – cruzó las piernas haciendo que su falda se acortará aún más y Albus no pudo evitar distraerse durante medio segundo – Y ya sabes lo que pasa, el abuelo de Alfred y yo estábamos prometidos pero no por amor, sino por dinero, al convertirme en vampiresa mi familia renunció de mi y yo en mi época de vampiro sanguinario me los cargué a todos incluso… - escondió su vista de Albus – a mi hermana pequeña, la mujer de la cual el abuelo de Alfred realmente estaba enamorado y también la madre de éste, ahora me persigue para cobrar la venganza contra mis delitos – Levantó la vista para enfrontar la de Albus – A grandes rasgos, me he saltado la lucha familiar, las maldiciones que me tiraron sacerdotes, etc., etc. – sonrió ella

-No creo que sea divertido y menos si lloras lágrimas

-De sangre – susurró ella mientras se las limpiaba con el pequeño pañuelo blanco que Albus le había ofrecido

-Iré a preparar la poción tu quédate aquí.

-Antes… escuché decir que serías profesor en Hogwarts. ¿Es verdad?

-Lo es

-Yo estudié ahí.

-¿Eres bruja?

-Era, ahora me valgo de mis poderes como vampiresa

-¿Conservas la varita?

-Si – Julia lo veía moverse rápidamente entre los estantes del bar, cogiendo ampollas y mezclándolas - ¿Todo eso no es licor?

-Si y no, licor hecho a partir de ciertos productos

-Drogas pero dicho de manera más fina

-Efectivamente – Albus sonrió – Por eso no dejan entrar menores – sin más entregó un vaso a Julia – Bébetelo, te he hecho más para que te lo puedas llevar

-No quiero irme – susurró ella después de beber la poción – No quiero huir más


Julia Angels se instaló en el bar como la nueva camarera, corría el rumor que era una vampiresa pero nadie pudo corroborarlo ya que el caza vampiro Alfred había muerto accidentalmente dos noches después de que la mujer apareciera en Hogsmade. Albus supo que fue ella pero nunca dijo nada, ni a ella ni a nadie.

Julia era una mujer muy abierta que siempre coqueteaba hasta cierto punto con los clientes y el bar había ganado clientela des de que ella estaba ahí, a cambio, Aberforth le daba cobijo, comida y la poción que hacia que Julia no tuviera necesidad de beber sangre.

Albus y Julia hablaban largas horas, nunca aprofundían pero él intentaba explicarle como combinar sus poderes de bruja y sus poderes de vampiro.

Cada noche, una vez el bar cerrará los dos se quedaban a hablar, a veces, Aberforth se les añadía.

-Dime Albus – la voz de Julia Angels era realmente suave y tranquilizadora - ¿Nunca te casaste? – el hombre miró a la mujer a los ojos

-No

-¿Ni te enamoraste?

-Tampoco

-Eres un hombre extraño – Albus miró a la mujer, si, era un hombre extraño y por eso no había encontrado a nadie que quisiera seguirle

-¿Y tú? – ella lo miró a los ojos - ¿Nunca te enamoraste?

-Nunca

-Eres una mujer extraña

-Entonces… quizá deberíamos estar juntos – Julia dejó ir una carcajada pero Dumbledore la miró, la suaves facciones de ella cuando reía, su suave voz, su suave y delicado cuerpo. Vio como ella se levantaba para ir a coger la poción de ese día. Admiró sus largas piernas esta vez en unos pantalones negros de cuero. Como su cuerpo se movía acompasado, como su pelo, recogido en una coleta alta, se ondeaba con el suave vaivén de sus caderas y por primera vez en su vida, Albus Dumbledore tuvo una reacción masculina enfrente a una mujer


Julia miró como su último cliente se iba y como Aberforth cerraba el bar, vio como Albus estaba pendiente de su café. Alberforth les alargó su plato de comida y se fue. Era un tipo raro y no sabía mucho de él.

Se giró hacia Albus, sabía como había reaccionado la última vez que la vio ir hacia la barra, lo vio sonrojado como nunca habría imaginado verlo e intentando hacer que su capa fuera más ancha. Julia sonrió de espaldas a él. Le gustaba, Albus Dumbledore había entrado en su corazón y ya no podía hacer nada, esa noche iba dispuesta a hacer que el hombre reconociera que estaba loquito por ella, si no era así se marchaba de Hogsmade.

-¿Ocurre algo Albus? – dejó la comida delante de él. El hombre la miró a los ojos

-No, nada July – ella sonrió y empezó a subir las sillas, notó la mirada de Albus recorriéndola, sintiéndose pervertido pero no pudiendo evitarlo. Llevaba una falda larga con una raja en el lado derecho hasta medio muslo, sus habituales botas altas y de tacón fino y un jersey con mangas transparentes, su pelo iba suelto y sus labios delicadamente pintados de rojo pasión

-¿July? Es un nombre de niña – se giró hacia él viendo que había terminado su plato - ¿Quieres algo más?

-No gracias

-Bien – lentamente y sensualmente se acercó hacia él. Albus la miró, tramaba algo, lo sabía, pero lo que más le tocaba era ese sentimiento de adolescente enamorado. ¡A su 35 años! Se sentía realmente pervertido pensando en lo que había pasado la noche anterior y ni que decir de abochornado al tan solo imaginarse la cara de asco que hubiera hecho Julia. Sintió un peso en sus piernas y salió de sus pensamientos. Julia estaba sentada a horcajadas encima de él.

-Julia…

-Shh… - la mujer, sensualmente recorrió su mentón, en el cual había una barba pequeña de color rojo - ¿Estás nervioso?

-Tu dirás, te tengo sentada a horcajadas – Julia sonrió.

-Albus…

-¿Dime? – a Julia le encantaba, era como un niño pequeño, poco sabía que dentro de diez años ese Albus Dumbledore desaparecería.

-Dime que me deseas – esa frase lo cogió totalmente desprevenido

-¿Qué… - pero no terminó porqué Julia lo había besado con pasión, Albus no respondió, dejó hacer, lentamente, sintiendo como Julia intentaba hacerse paso entre sus labios pero cuando sintió la mano de la chica descender hacia su abdomen no pudo controlar el sentido común y respondió a la chica. Se separaron por falta de aire

-Dímelo – susurró en su oído

-Te deseo – la voz de Albus sonó ronca, muy ronca.

-Tócame Albus – Julia se estrechó contra el cuerpo de él – Tócame y ámame

-Julia…

-Por favor – mordió suavemente el lóbulo de la oreja de Albus


Nunca nadie supo que pasó dentro del bar, ni que Albus y Julia consumaron su amor. Nunca, nadie.

A partir de ese día el amor de los dos salió a flote y se encontraban furtivamente para amarse, quizá el único que sabia algo sobre los encuentros furtivos era el hermano de Albus y este nunca dijo nada al respeto.

Julia continuaba trabajando como camarera mientras que Albus ocupó su puesto como profesor en Hogwarts. Por las noches, Dumbledore iba al pueblo con la excusa de ver a su hermano y… a Julia.

Ninguno de los dos supo decir cual fue el momento en que sentir la respiración del otro contra su propio cuello iba a ser más importante que vivir, que una noche sin el otro era casi inimaginable, nadie.


-¡Tenemos que celebrarlo! – Julia se sentó encima de la mesa el solitario bar mientras luchaba con una botella de champán

-No es muy común que te nombren Director de la Escuela de Magia y Hechicería Hogwarts – comentó Aberforth con menos alegría que la vampiresa

-Hogwarts para abreviar Ab– sonrió Julia, Al era el diminutivo de Aberforth, un nombre excesivamente largo para la mujer

-Chicos, en serio… - intentó persuadirlos el hombre, se notaban los años que ya habían pasado en él y como su barba y su cabello empezaba a tener canas

-¡Vamos Albus! – lo animó Julia abrazándolo por la espalda, Albus se relajó, tanto ella como él sabían que no podía negarle nada a la belleza de ojos dorados - ¡Por el nuevo director de Hogwarts!

-¡Por él!

-Por vosotros – sonrió Albus alargando la copa.

Después de eso se pasaron toda la noche bailando y sonriendo, jugando y festejando, como si fueran niños pese a que todos superaban los 50 años.

Y quizá… no sabían que ese sería el último momento de felicidad en sus vidas.


-¿Está Julia Angels? – preguntó un joven que había entrado en el bar

-¿Quién la llama? – preguntó Julia acercándose mientras movía sensualmente, y sin saberlo, las caderas

-Tom Riddle – Julia subió las cejas

-No te conozco

-Pero yo si – Julia miró a través de la ventana – El sol ya se ha puesto, puedes venir conmigo

-¡Ab! – giró sobre si misma y entró en la cocina – Salgo un momento ¿no te importa verdad? – se puso una capa negra que la cubría toda y sin más acompañó al joven, ese joven que le caía en simpatía pero… el daba mala espina. Se sentaron muy cerca de los terrenos de Hogwarts. Julia miró las estrellas. Luna llena, hombres lobos - ¿Qué quieres? Su voz sonó más curiosa de lo que ella quería.

-Tu poder

-¿Mi poder? – preguntó con burla – No tengo poder

-El de los vampiros – Julia se sacudió la capucha y dejó que su largo pelo ondeara en el viento

-No confió en ti ¿Qué diablos quieres?

-Un mundo, limpio de sangres sucias, de mestizos. ¡Puro!

-¿Por qué me lo cuentas a mí?

-Eres Julia Angels. La hija del famoso Philip Angels casado con Amanda Ravenclaw… ¿continuó?

-¿Cómo lo supiste?

-Sangre limpia

-Vampiro

-Sangre limpia, diste a luz a una hija, lo sé, antes de venir aquí, antes de convertirte en vampiro – Julia se paralizó y vio como, sin que ella se diera cuenta tenía las manos y los pies atados con cuerdas que la mantenían sujeta, sin poder moverse - ¡Dime donde está tu hija!

-¡No lo sé! – respondió ella con odio

-¡Dímelo!

-¡Si lo supiera ni sueñes que te lo diría!

-¡Eres la heredera de Ravenclaw! – Julia dejó ir una carcajada que resonó en el espacio

-Veo que no te has leído bien las genealogías de los herederos

-¿Tu si?

-¡Lo sé todo Riddle! Soy una heredera, tenía que saber algo sobre ello

-¡Yo también soy un heredero!

-Permíteme dudarlo Tom – pronunció su nombre con cierto asco – No veo ni el poder que hay en los Griffindors ni la bondad de los Hufflepuff y ni mucho menos veo la astucia de los Slytherins. Solo veo culpa, rabia, odio y maltrato

-¡Cállate!

-¡Suéltame, te exprimiré la sangre como no lo hagas! – el blanco de los ojos de Julia empezó a cambiar a rojo

-¿Dime dónde está Jacqueline!

-¡Jacqueline ya debe estar muerta!

-¡Entonces su heredera¡Tú debes saberlo!

-¡No voy a decírtelo engendro¿Heredero de Slytherin¿Limpiar la comunidad mágica de las sangres sucias¿Te has mirado en el espejo Tom¡Eres una sangre sucia!

-¡Muere vampiro¡Lumus Solem! – Julia se retorció y calló al suelo

-¡Vete al diablo!

-¿Dónde está tu heredera?

-No pienso decírtelo

-¿Estás segura de que quieres que Albus reciba tu cabeza en una bandeja de planta?

-¿Qué tiene que ver tu director en todo esto?

-Albus Dumbledore no tiene puntos débiles – dijo con cantarilla – Todo el mundo lo decía, todos los profesores pero… resulta que su punto débil es… una mujer, no, déjame decirte más. ¡Una mujer vampiro, heredera de Ravenclaw!

-¡Yo no soy la heredera! – los ojos atractivos del joven se iluminaron mientras que en la piel suave y blanca de Julia empezaban a aparecer pequeñas heridas por la luz enviada del sol

-Claro, el poder pasa de generación en generación. El primogénito de cada generación tiene el poder

-¡Vete a la mierda!

-¡Lumus Solem! – esta vez fue mucho más potente y la piel de las manos quedó totalmente herida y la sangre salía lentamente, como una tortura – No, espera… no de los primogénitos… solo las chicas tienen el poder… ¿verdad¡VERDAD? – la luz volvió a salir de su varita mientras Julia lo miraba con odio

-Hay mucho que te falta por descubrir Tom, Jacqueline no es mi única heredera – y después sonrió mientras su mano, que se había convertido en una garra de uñas afiladas, penetró en su carne del brazo – Pero morirás antes de…

-¡Lumus… - Julia cerró los ojos cayendo desmayada en medio del pasto


Julia abrió un ojo, tenía el cuerpo dolorido y podía percibir que lleno de vendas, no podía moverse pero…tenía sed.

-No la sueltes Aberforth – pudo reconocer la voz de Dumbledore y acto seguido el contacto con unos suaves pañuelos atados en sus muñecas y en sus pies, dejándola sujeta a la cama, y también notó que sus ojos estaba rojos…muy rojos y su cuerpo excitado, ansioso de la sangre de ese niño, porqué era un niño, corrompido por el dolor y la ira que quería acercarse a su pequeña y a los descendientes de ella porqué lo sabía, Jacqueline estaba viva, vieja y débil, pero viva

-Dejadme – susurró ella, con su voz ronca, como en su época de vampiresa asesina

-No puedo Julia

-¡Déjame! – ordenó ella moviéndose ferozmente, intentando librarse de las cuerdas

-¡Julia estate quieta! – la voz de Aberforth

-Tengo que matarle – susurró.

-Solo hasta que te tomes la poción – susurró Albus muy cerca de su oído

-¡No! – y con un rápido movimiento utilizó, como había hecho cuando estaba junto a Tom Riddle, sus manos como garras, desgarrando sus amarres y poniéndose de un salto encima de la cama

-¡Basta Julia! – el ordenó Albus. Los ojos rojos y dorados de la mujer repasaron la habitación, era su cuarto en casa de Aberforth - ¡Me estás obligando a atacarte!

-¡Pues hazlo! – y se lanzó contra el cuello de Albus cayendo los dos en el suelo y rodando un par de metros

-¡Petrificus Totalus!


Albus la miró mientras dormía, el largo pelo negro esparcido por encima de la almohada sin ningún tipo de ondulación. Su cuerpo dibujado por la sábana, sus caderas, sus piernas…

Miró hacia fuera. Dos semanas habían pasado des de el encuentro furtivo entre Julia y Tom Riddle y ella… no le decía nada.

Las vacaciones de verano de ese año eran calurosas, pero no importaba, lo importante era el futuro de Julia. Su futuro. El de ellos.

No podía continuar con ella. Había penetrado en sus pensamientos, en sus recuerdos tanto como ella le había dejado, porqué la guapa vampiresa era una experta en cerrar la mente. Lo único que había visto había sido la frase dicha por su alumno, bueno, más bien ex alumno Tom Riddle.

"Albus Dumbledore no tiene puntos débiles – dijo con cantarilla – Todo el mundo lo decía, todos los profesores pero… resulta que su punto débil es… una mujer, no, déjame decirte más. ¡Una mujer vampiro…"

No había averiguado nada más y sabía que lo había. Algo de suma importancia para Julia.

Pero… ahora ella estaba en peligro y tenían que dejarse de verse no podía tener un punto débil porqué entonces sería ahí donde atacaría el pequeño Tom.

Vio como lentamente abría sus ojos dorados, por fin, sin una pizca de rojo.

-Julia…

-Albus… - susurró ella mientras se acomodaba mejor, sentía su cuerpo pesado y cansado - ¿Qué te pasa?

-¿Por qué tendría que pasarme algo? – Julia sonrió tristemente

-Porqué te conozco – Los ojos azules volaron hacia la ventana admirando las estrellas tapadas por hermosas y suaves nubes.

-¿Qué te dijo Tom?

-Nada

-¿Por qué no confías en mí?

-¡Confió en ti Albus! Pero tu has entrado en mis pensamientos

-Como último recurso – Julia lo miró con odio – No podemos seguir

-¡Claro que no¿Piensas que por qué sigas con el tema voy a revelarte algo?

-Lo nuestro Julia – la joven lo miró, confusa

-¿Cómo que lo nuestro?

-No podemos continuar juntos

-¡No estamos juntos! Al menos no formalmente y… - intentó decir ella

-July…

-¿Es por lo de Riddle¡Me tomó por sorpresa! Puedo defenderme perfectamente sola

-No es por eso

-¿Qué me estás diciendo Albus¿Me dejas?

-Si

-¿Por qué?

-Eres…mi punto débil

-¡No es verdad! También puede ser Aberforth que por algo es tu hermano – Albus cogió delicadamente la mano de Julia, pálida y aún con pequeñas quemaduras

-Eres demasiada mujer para mi July – la besó lenta y cabellorosamente en la mano – Ahora tendré que empezar preocuparme por el mundo y no solo por mi mismo

-¿Qué estás diciendo?

-Tom Riddle se convertirá en algo realmente peligroso

-Pero que dices, es solo un niño asustado

-Un niño asustado con poder, heredero de Slytherin, capaz de… todo tipo de maldad

-¿Y qué tienes que ver tú con eso?

-Nada y todo a la vez, soy el único que puedo detenerlo, lo sé. Lo siento – Julia abrió la boca pero fue callada delicadamente por un dedo de Albus – Hasta que otro llegue y ocupe mi lugar pero hasta entonces…

-Sobro

-No quise decir eso

-Estorbo ¿eso está mejor?

-July…

-¡Cállate Albus¿Me estás diciendo que todo lo que sentimos, el amor que hay entre nosotros ¡TODO! Se irá al garete por culpa de un niño malcriado que, de momento, no ha hecho nada, a parte de atacarme?

-¿Y encuentras eso poco? Julia eres una vampiresa con experiencia, con poder y… ¡un niño (como tu lo llamas) consiguió tumbarte!

-Vete a la mierda Albus – levantó la mano y una fuerza invisible empujó a Albus hacia fuera de la habitación, después la puerta de cerró con fuerza – Vete a la mierda – se giró sobre si misma y volvió a intentar coger el sueño


-¿Estás seguro?

-Es lo mejor

-Albus… la necesitas

-No lo creo

-Es la primera mujer a la que amas

-Y la única

-¿Entonces?

-No puedo tenerla junto a mi Aberforth, seria ponerla en peligro

-No veo porqué.

-Cuando mañana se despierte…

-Estás cometiendo un gran error – lo cortó Aberforth – No encontrarás una mujer tan pasional y, a la vez, tan racional como Julia

-Y tan hermosa


Tardó dos semanas en recuperarse completamente de sus heridas y cuando por fin pudo levantarse de la cama el año escolar había comenzado. Suspiró. Albus no había vuelto. Ni volvería. Lo sabía. El maldito remordimiento humano lo había atacado, pensaba que era culpa suya que Tom Riddle la hubiese atacado pero tampoco podía revelarle la verdad, no era el momento para la humanidad de saber parte de la historia de los herederos, además tenía que seguirla de cerca.

Lo había decidido, esa noche se iría.

Ya no había nada que la ataba ahí. Pidió un pedido a Aberforth de pociones imitación sangre para que pudiera llevárselas más los ingredientes.

Hizo las maletas, poca ropa y ligera y espero a que cayera la noche.

No se despidió. Ni de Ab ni de Albus.


Tiempo después en las frías calles de París dos personajes se encontraban.

Una mujer de veinte pocos años y un anciano, se miraron con cierto resentimiento, principalmente la mujer y después se abrazaron, en silencio.

-Necesito tu ayuda July

-Lo sé, lo he notado – suspiró ella entre los brazos de él

-Necesito tu poder y tus conocimientos sobre los herederos – la chica se separó de él.

-Dime que no solamente por eso me has venido a buscar – suspiró ella, dirigiendo sus ojos dorados a los azules de él. Suavemente y sin prisa, Albus acercó los labios a la frente de Julia, para depositar un beso suave y tierno

-Te necesito – susurró mientras ella dejaba caer un par de lágrimas rojas, las cuales resbalaron por el rostro dejando un pequeño camino rosáceo – Vamos a Hogwarts


¡Ya está! Tardé mucho tiempo en decidirme si ponía un capi entero dedicadoa Albus y a Julia o si ponerlos entre capi y capi con pequeños fragmentos, decidí que eso era lo mejor y sé que no hemos quedado con la boca abierta y con los ojos fuera de las orbitas así que dejadme explicarme.

La edad de Dumbledore fue calculada más o menos a ojos, J.K.Rowling dijo que Albus tenía unos 150 años, más o menos, así que yo calculé por encima. Su hermano Aberforth, por investigaciones hechas, es muy posible que sea el dueña de la Cabeza de Puerco de Hogsmade, yo lo he tomoda así (si realmente no lo es lo siento)

La escena donde podemos adivinar que Albus y Julia hacen cosas malas no sé si me quedó muy pervertida pero quería representar a una Julia pasional, más o menos me la imagino como Cloe, lanzada y sin callarse nada aunque, eso si, mucho más madura que nuestra chica Thomas.

¡Julia heredera! Realmente eso me salio totalmente improvisado pero me ha ido de primera por unir los pocos cabos sueltos que me quedaban, ahora puedo decir que tengo la trama concluida (solo me falta escribirla, xD)

Quiero disculparme por lo dicho sobre las calles frías de París. ¡Amo París! Y no encuentro sus calles ni frías ni nada de nada, al contrario, las encuentro hermosas y amplias pero quería plasmar un clima poco agradable para un encuentro de amantes.

Muchas gracias a vuestros reviews, gracias a Serenity, Armelle Potter, karipotter, Gerulita Evans, Lady Sarah Rose Black, leodyn, Cammiel, Ely-Barchuu, queen of night y demalfoy ¡Muchas gracias!

Ahora un poco de propagando como siempre, he abierto un fotolog (sipis) aún no hay gran cosa pero tengo pensado que próximamente pondré imágenes de mis personajes de este fic y todo eso así que si tenéis curiosidad para visitarlo, pasaros por mi profile y cliquear en mi página web (es que aquí no me deja ponerla!)

Eso era propaganda disimulada, xD.

Ya sabéis, alguna duda, suggerencia, crítica constructiva y/o felicitación por favor, un review que como no se cumplan mis expectativas empezaré a pedir, xD.

Muchos besos a todos ¡AH! Y por si no vuelve a ver ninguna posibilidad para que nos veamos...

¡FELIZ NAVIDAD Y PRÓXIM AÑO NUEVO!

MUAKIS MUAKIS MUAKIS MUAKIS

Nada más que deciros

Se despide con un fuerte abrazo

Aya-Mery