Capítulo 7
Gabriel arropaba de manera cariñosa a su hijo, de nuevo. Habían logrado que Adrien se cambiara de vestimenta cuando recobro la conciencia horas más tarde. Le dieron un poco de agua y le colocaron nuevamente una nueva compresa fría en la frente para bajarle la fiebre. Nathalie canceló las clases programadas con los profesores particulares de Adrien por los días siguientes. Luego en la mañana llamo a la escuela para poder entregar el justificante.
Ninguno de los compañeros de Adrien sabía cómo se encontraba el, después de que acabo la jornada escolar. No contestaba los mensajes que le mandaron, ni las llamadas que le hicieron. Al día siguiente, Nino y Marinette estaban preocupados porque pensaban que algo malo le había pasado.
—¿Y si le digo a mamá que llame a la asistente de Gabriel? —sugirió Marinette
—Claro es una buena idea —dijo Nino emocionado.
—Cuando regrese a casa le diré.
Pero luego vieron que no iba a ser necesario pues Nathalie apareció en la puerta principal. Marinette tomo la iniciativa y se acercó a ella.
—Buenos días, Nathalie —saludo un poco nerviosa —Bueno me preguntaba, nos preguntábamos ¿Que sucedió con Adrien?
—Él se encuentra enfermo en estos momentos. Es por eso que no se encuentra aquí —le respondió Nathalie.
— ¿Podríamos verlo? — pregunto Marinette, juntando sus manos a modo de súplica.
Nathalie miro al suelo un segundo antes de responder.
—No sabría responderte esa pregunta. Esa decisión recae en el señor Agreste.
— ¿No podríamos enviarle algo a Adrien? — sugirió la chica de coletas.
—Sí, esa sería otra posibilidad—Nathalie se quedó pensativa un momento —Aunque quizás hay una forma de que alguno de ustedes entre, pero hay que ser cautelosos. Preferiría que fuera alguien que el señor Agreste no desapruebe en caso de que nos vea —Nathalie insinuó.
Al parecer, con ello, la chica capto la idea.
—Muchas gracias, Nathalie. Estaré allí mañana apenas salga de la escuela.
Marinette la acompaño a la dirección para que pudiera entregar el justificante de Adrien. Al final de la jornada todos los compañeros de clase de Adrien se reunieron en el patio.
—Y bien, ¿Qué te dijo la asistente de Gabriel? —pregunto Ayla.
—Bueno dijo que alguien podría ir a visitarlo — dijo Marinette —Que sea alguien de confianza claro. Ustedes saben cómo es su padre.
—Rayos ya me lo esperaba —exclamo Nino y en respuesta Ayla le dio un codazo.
—Pero dijo que podíamos enviarle algo, así pensé que podríamos crear un cartel entre todos— dijo Marinette.
—Genial así podemos decirle que se mejore —Ayla dijo.
Todos se reunieron en la cafetería para hacerle algo a su amigo. Mientras trabajaban en el cartel, Marinette recibió un mensaje de Kagami preguntando por Adrien. Ella le contesto que estaba enfermo y le menciono que podía enviarle algo. Ella accedió y paso un momento por la escuela. Luka quien había ido a recoger a su hermana también estaba allí para ayudar.
Cuando terminaron firmaron todos y enrollaron el cartel. Decidieron que Marinette al ser la representante de su salón, podría usar la excusa de que iría llevarle la tarea a Adrien. También decidido contarle a su madre y Sabine prometió hacerle una de sus recetas favoritas para que se la llevara. Además de eso, Marinette busco el regalo que había reservado para el próximo cumpleaños de Adrien, que era un peluche de gato muy esponjoso.
Al día siguiente, después de clases se fue directo a la mansión y tocó el timbre. Espero hasta que la cámara de seguridad salió.
—¿Sí?, Marinette eres tú.
Nathalie pensó de nuevo por unos segundos si era buena idea dejarla entrar. Gabriel ya la había regañado una vez, cuando Lila Rossi la había engañado para entrar a la mansión. Pero conocía a Marinette y sabía que ella era de confianza. Además, Gabriel no se encontraba en esos momentos en la mansión y no volvería en un par de horas por lo que era su oportunidad perfecta.
En respuesta abrió la reja de la mansión. Nathalie abrió la puerta principal de la mansión y dejo pasar a Marinette.
—Te dejaré entrar, pero solo una hora. Ni un minuto más ni un minuto menos —dijo estricta.
—Gracias, Nathalie.
Nathalie la guio hasta la habitación de Adrien. Cuando Nathalie abrió la puerta, Adrien la saludo desde su cama.
—Hola—dijo débilmente.
—Hola Adrien — susurro Marinette—Te traje la tarea y traje también algunas cosas que lo chicos me enviaron.
Saco el cartel para mostrárselo.
—Gracias realmente lo aprecio.
—Te dejare mis notas en la mesa —Marinette se acercó a su escritorio para dejar el cartel y unas cuantas hojas de papel —También te traje esto — Ella tomo lo siguiente de su mochila, mostrándoselo a Adrien.
Era un peluche de gato negro. Cuando la chica se lo entregó, Adrien abrazo al peluche, notando el ligero aroma dulce que desprendía. Después de que Marinette le entregó la comida que Sabine había preparado, Nathalie decidido dejarles un poco de privacidad. Esperaba que algún día Adrien se diera cuenta de los sentimientos de la chica. No cualquiera haría eso por un ser amado.
Miro el reloj y vio que ya había pasado una hora. Mientras se dirigía a la habitación de Adrien, escucho el sonido de un auto aparcando. Gabriel llegó más temprano que de costumbre, ¡Tenía que esconder a la chica!
Vio por la ventana al gorila y le envió un mensaje. Este la vio y ella le hizo la seña.
—Marinette ya tiene que irse. El señor Agreste acaba de llegar —Ella vio la cara de preocupación de la chica.
—No quiero importunarte, Nathalie.
—Gorila te escoltara hasta la salida. Procura que si el señor Agreste sale de su oficina no te vea.
La chica se despidió de Adrien y salió de la habitación a paso ligero después de que se aseguraron de que el señor Agreste estaba en su oficina. Marinette se fue detrás del gorila, que ya había entrado, con Nathalie pisándole los talones. Pero justo en esos momentos, Nathalie escucho la puerta del atelier abriéndose, haciendo que diera un respingo. Gabriel asomó la cabeza, donde vio a Nathalie y al Gorila parados sin hacer nada. Primero se dirigió al Gorila.
—¿Que hace ahí? Tendría que estar en la puerta de Adrien en estos momentos.
El Gorila gruño afirmativo.
—Que no se repita —Gabriel volvió a entrar a su oficina — Nathalie vamos a trabajar.
Nathalie con los ojos muy abiertos se fue detrás de Gabriel no sin antes dar una mirada a donde estaba Marinette sin poder verla hasta que vio sus zapatos rosados detrás del Gorila. Marinette estaba quieta en una posición incómoda. Logro esconderse detrás del gorila a tiempo. Nathalie suspiro aliviada y le asintió al Gorila que ya sabía qué hacer. El acompaño a Marinette hasta la puerta. Cuando ella llegó al patio, paso la reja y corrió lo más lejos que pudo de la mansión. Soltó el aire que mantuvo mientras se escapaba de la vista de Gabriel Agreste.
—Marinette eso fue grandioso —Tikki salió de su bolso.
—¿Tú crees Tikki? —Marinette estaba recuperando el aliento.
—Claro, evitaste que Nathalie se metiera en problemas con el señor Agreste.
Y con eso Marinette se dirigió de vuelta a su casa.
Nathalie salió de la oficina un rato después y fue a ver a Adrien para ver cómo estaba.
Después de que Marinette se fue, Adrien tomo una siesta ya que se sentía un poco somnoliento por los medicamentos que tuvo que tomar. Nathalie trajo un nuevo vaso de agua y se lo dejo en su mesita de noche. Le acomodó la almohada y la manta con la que estaba arropado. Mientras que organizaba las cosas en el escritorio de Adrien, este despertó.
—¿Nathalie?
Ella se acercó sentándose en su cama y tomando una de sus manos.
—¿Como te sientes?
—Mareado.
—¿Puedes levantarte? — Nathalie hablo de la manera más gentil posible.
—Eso creo.
Adrien se levantó con dificultad y con pocas energías.
—¿Trata de darte un baño con agua caliente, de acuerdo? Luego te metes a la cama otra vez —Nathalie puso una mano por su hombro para guiarlo al baño. Entro despacio en él. Ella se quedaría allí en la puerta por si necesitaba si ayuda. Escucho como se encendía la ducha y como caía el agua. Adrien salió un poco mejor, el baño al parecer lo había compuesto.
—Toma— Ella le entrego su celular una vez salió del baño —Quizás deberías hablar con tus amigos antes de que vuelvas a dormir.
Él le dedicó una mirada enternecida a su cuidadora y tomo en sus manos el celular. Vio varios mensajes de sus amigos. Trato de contestar a todos los que pudo. Cuando se cansó, dejo su teléfono a un lado y se fue a dormir. Sintió como Nathalie pasaba su mano por sus cabellos.
Esa noche, Emilie volvió a sus sueños.
—Se que has estado cuidando de mi hijo, Nathalie. Gabriel me lo dijo. Te preocupa su bienestar y por ello creo que eres la indicada para Gabriel.
—Emilie…
—Lo sé, lo sé. Valia la pena intentarlo.
En esos momentos no quería pensar en eso.
Por suerte, Adrien logro recuperarse por completo y justo a tiempo para el evento de Viena que estaba a la vuelta de la esquina. Retomo además otras responsabilidades que tenía, como la competencia de esgrima a la que debía atender y para la que estuvo entrenando duro por semanas.
Mientras entrenaba después de la escuela, el sentía que le debía un agradecimiento Nathalie por cuidar de él. Pensó en hacerle un regalo, uno que pudiera hacer el mismo. Y sabía quién era la persona indicada para que le ayudara.
—¡Marinette! ¡Espera!
Ella estaba a punto de regresar a su casa cuando Adrien llamo su atención.
—¡Quería agradecerte por lo del otro día, no tuve la oportunidad de decírtelo! Por traerme las tareas, la comida deliciosa y el peluche que me diste, que es bastante bonito.
Ella le agradeció un poco abochornada antes de retomar su camino.
—¡Espera! —Tomo su mano para evitar que se fuera —Tal vez tú podrías ayudarme.
Él le conto su idea de darle algo a Nathalie.
—Umm podrías regalarle algo que pueda usar —Sugirió Marinette —¿Hay algo que a ella le guste?, podríamos trabajar en alguna prenda.
Adrien nunca había visto que Nathalie usará otra cosa más que suéteres. Tal vez podría regalarle una bufanda como la que le dio su papá en su cumpleaños.
—Bueno, no estaría mal que tuviera una bufanda. Nunca he visto que use alguna y últimamente se ha enfermado bastante.
Marinette se puso visiblemente nerviosa. Temía que pudiera descubrir que la bufanda azul que le hizo hace tiempo no era de su padre, sino era de ella.
—B-Bueno podríamos hacer una bufanda con lana —dijo Marinette.
—¿Podrías enseñarme? —pregunto Adrien.
—No veo porque no.
Ambos estuvieron decidiendo cuando el color y el diseño: Una bufanda roja con decoraciones en los bordes. Adrien compro los materiales. Trabajaron en los descansos y también ella le ayudaba por videollamada. Acabaron relativamente rápido puesto que solo duraron dos días en hacerlo, con Adrien pasando una noche sin dormir.
Pero Adrien noto algo mientras trabajaba en el regalo. Era muy extraño pero el patrón de tejido que Marinette trabajaba era bastante similar a la que tenía su bufanda. Empezó a entrar en sospecha. Se la llevo a su padre en busca de consejo.
— ¿Qué es eso? —Gabriel tomo la bufanda en sus manos.
—Oh, es una bufanda. La termine ayer.
—No sabía que te interesará tejer —Gabriel examinaba la pieza. Tenía algunos errores de principiante, pero en general era bastante bien hecha.
—¿Para quién es? —pregunto Gabriel ojeando a su hijo.
—Es para Nathalie. Quisiera que tuviera un regalo. Después de todo ella ha estado aquí desde hace mucho tiempo.
Gabriel iba a decirle algo, pero prefirió callar. Esto no le incumbía o eso pensaba él.
En la tarde Adrien preparo el papel de regalo. Además, busco entre sus cosas algo que sabía que complementaria su regalo. Lo sostuvo entre sus manos, un poco triste. Era para el día de las madres del año anterior. Lo tenía hace un año antes de que su mamá desapareciera. Sostuvo la cajita del regalo. Era un bonito brazalete en el que se podía colocar dijes. El compro algunos dijes de plata que pensaba que representaban muy bien a Nathalie, como una taza de café, un libro e incluso unos de lentes.
Cuando Adrien termino sus clases y Nathalie apareció en su habitación como era rutina, le presento los dos regalos en vueltos en papel de regalo.
—¿Qué es esto Adrien? — dijo ella mientras recibía el paquete.
—Es un regalo para ti, Nathalie.
Ella se llevó una mano a su pecho, claramente enternecida. Lo abrió y noto la bufanda en ella. La saco del paquete para estirarla, pero algo brillante cayó al suelo. Ella lo levanto y se dio cuenta de que era un brazalete.
—Era para mi mamá, pero quisiera que tú lo tuvieras. La bufanda la hice yo, con ayuda de Marinette claro — dijo mientras que pasaba una mano por su cuello, un poco nervioso.
—Es precioso. No tendrías que haberte molestado —Nathalie se puso el brazalete. Le quedaba perfecto. Luego se colocó la bufanda encima de sus hombros y abrazo a Adrien—Gracias Adrien.
Ella salió a su habitación para guardar la bufanda. Examino con más detalle el brazalete. Esas figuras le traían recuerdos de cuando se empezó a interesar en los Miraculous, cuando solo era una jovencita.
En ese tiempo le interesaba todo esto de aquellas joyas mágicas. Según muchos de los libros antiguos de la biblioteca del pueblo en donde vivía, existió en el Tíbet un lugar donde los monjes iban a entrenar y en ese lugar también resguardaban algo llamado "Miraculous". Unos artefactos que concedían poderes a quienes lo portaban. Era escasa la información que existía de ellos, pero con lo poco que averiguo, quería saber más. Lo que llamó poderosamente su atención, era que se decía que estos artefactos eran capaces de cumplir un deseo, cualquiera si se obtenían todos.
Unos años después de cambiarse de escuela, encontró justo lo que estaba buscando. Un libro bastante viejo y polvoriento en una biblioteca no muy conocida y visitada, fue la información más valiosa que encontró sobre el tema. Anoto todo en un cuaderno. No sabía cuanta de esa información era verídica, pero era bastante informativo. Sabía de antemano que ese libro debía ser de antes de la segunda guerra mundial. Recordaba que en alguna parte leyó que los Nazis andaban buscando algo en Paris, pero que realmente no se sabía con certeza que era.
Años después todo fue una casualidad tremenda. O tal vez era el destino.
Adrien quería averiguar si la bufanda que era de su padre realmente le pertenecía a Marinette. Moria por saber si sus sospechas eran correctas. Ya le sacaría el tema cuando pudiera.
Ya bien entrada la noche, Adrien fue a buscar a Nathalie. Ella estaba terminando de prepararse para dormir. Adrien toco antes de entrar.
—Nathalie, ¿Puedo hablar contigo? — pregunto Adrien.
—Claro, pasa.
—¿Porque tienes el mechón de ese color? —Le pregunto el, mientras se sentaba en la cama de la habitación en la que se alojaba Nathalie.
—Adrien no quisiera hablar de eso ahora contigo — Nathalie pensaba que tal vez la historia no era adecuada para la edad de Adrien.
—Oh por favor, Nathalie, llevo años esperando por este momento. Puedes omitir detalles.
Miro su reflejo en el espejo del cuarto y luego volvió su vista a el chico.
—Está bien te contaré. Me tinture el cabello muchísimo antes de conocerlos.
—¿O sea, antes de que yo naciera?
—En realidad mucho antes de eso. Es una manera de representar mi libertad —dijo ella.
Ella busco entre el cajón de su mesita de noche una foto un poco gastada. Era ella más joven al lado de un hombre mucho más mayor que ella. Su cabello aparecía recogido en una coleta mientras que el hombre tenía el cabello negro con algunos rayos grises en su cabello.
—¿Y quién es él? —pregunto Adrien mientras señalaba la foto.
—Ese es mi padre.
Ella miro con nostalgia aquella foto. Cerro los ojos por un momento, recordando la forma en la que su padre sonreía cada vez que la miraba.
Adrien decidido que ese era el momento perfecto para cuestionarla en cuanto a su bufanda azul.
—Nathalie no pude evitar notar que mi bufanda, la que me dio mi padre en mi cumpleaños es muy similar a la tuya. ¿Hay algo que me estés ocultando de casualidad?
Eso la puso alerta y un poco tensa. Ahora sabia porque fue a verla.
—Por favor, dime la verdad Nathalie.
Ella suspiro, derrotada.
—Está bien. Tome el regalo de la señorita Dupain – Cheng para hacerlo pasar como un regalo de tu padre. Fue mi idea solamente, no de tu padre, él ni siquiera lo sabe.
—Pero ¿Por qué? —cuestiono Adrien, un poco dolido.
—No quería que te decepcionaras de nuevo como todos los años.
—Pero, eso es deshonesto. Sabes lo mucho que Marinette se esfuerza con sus diseños.
Ella no podía negarlo. Ya la había visto trabajar antes y su técnica era casi impecable y tenía demasiado talento. Su jefe lo supo desde el momento en el que vio el bombín que presento en el concurso de Gabriel's.
—Se que hice mal Adrien y lo siento mucho. Supongo que me había hartado de que siempre estuvieras triste de que te diera el mismo bolígrafo todos los años.
—Mira sé que tuviste buenas intenciones, pero no ha sido el comportamiento adecuado. Es más, estoy un poco sorprendido viniendo de ti —Adrien la miro un poco triste.
Él le deseo las buenas noches y se retiró a su propia habitación. Fue ese día que Nathalie sabía que tenía enmendar su error.
Por fin un capitulo nuevo. Perdón si ha pasado tiempo desde la ultima vez que actualice, es que mi universidad me estaba pateando el trasero. Tambien hice arte de esto en mi cuenta de tumblr e instagram la encuentran como theredeyeswolf
