Capítulo 8

En la mañana del día siguiente, Adrien fue llevado a la competencia de esgrima a la que había prometido asistir. No se despidió de Nathalie cuando bajo del auto con su careta de esgrima en mano y el sable en la otra. Nathalie vio a Marinette esperándolo a la entrada de la escuela, pero lo que era la oportunidad perfecta para enmendar lo que hizo.

—Marinette —ella la llamo.

La chica se detuvo extrañada.

—Podemos hablar a solas, solo será un momento.

Marinette asintió, sin entender lo que estaba sucediendo. Entro al auto para poder hablar sin que nadie las escuchara.

—Yo solo quería decirle que fui yo la que hizo pasar su regalo, la bufanda, por un regalo del señor Agreste para el cumpleaños de Adrien. Y que yo sinceramente estoy muy apenada por lo que hice. Solo espero que pueda perdonarme.

Marinette abrió la boca sorprendida. Ella se quedó callada por unos minutos sin saber que decir.

—Señorita Sancoeur, no sé qué decir. Pero me alegra que me esté diciendo la verdad, claro que la perdono.

Eso le quito un peso de encima a Nathalie. Marinette ya se estaba retirando para ir a ver a la competencia de esgrima cuando la asistente de Gabriel la detuvo.

—¿Pero porque no le dijo la verdad a Adrien? —pregunto Nathalie intrigada.

—No me sentí en la capacidad, el parecía tan feliz sabiendo que era de su padre. Yo no quería quitarle esa felicidad.

Con eso ella salió del auto. Ahora Nathalie sentía cierto aprecio por aquella muchacha, por preocuparse tanto por Adrien.

Ella volvió a la mansión para seguir con su trabajo.

Adrien estuvo muy bien en su competencia de esgrima. Aunque quedó en segundo lugar superado por Kagami, no pudo evitar sentirse orgulloso de ella. Ya arreglaron sus problemas y solo decidieron ser amigos. Al final de la competencia le dieron un ramo de flores rojo.

Marinette se acercó para hablar con ambos.

—Estuvieron increíbles.

Kagami y Adrien le sonrieron. Después de que recogieron a Kagami, Marinette y Adrien se quedaron esperando en las escaleras a que recogieran a Adrien. Marinette decidido mencionarle lo de Nathalie, porque ya sospechaba que Adrien se dio cuenta de lo de la bufanda. Le conto todo lo que sucedió antes de entrar a la escuela.

—Nathalie me pidió disculpas. Parecía realmente apenada por lo que paso.

Adrien miro el ramo que traía en sus brazos por un momento y de vuelta a Marinette.

—Supongo que ahora está haciendo las cosas bien.

El gorila vino a recogerlo en el auto. Marinette se despidió de él. Cuando llego a la mansión vio que Nathalie lo estaba esperando en la entrada de nuevo. Con una sonrisa salió del auto con su ramo y se lo ofreció a ella.

—Para ti, Nathalie. Gracias por decirle la verdad a Marinette.

Ella tomó el ramo con ambas manos. Era la forma de Adrien de decir "Te perdono". Mientras Nathalie dejaba el ramo en el atelier y regresaba a ayudar a Adrien con su equipamiento de esgrima, Gabriel paso por la escalera y directo al atelier. Adrien estuvo a punto de llamar su atención, pero su padre solo lo paso de largo. Adrien miro al suelo derrotado. A Nathalie no le gusto para nada esto. Esa sería la última vez que Gabriel ignoraría a su hijo.

—Ve a tu habitación Adrien.

Nathalie entro al atelier rápidamente. Vio a Gabriel de espaldas, formando con sus dedos el patrón para entrar a la guarida. Esta vez no lo iba a dejar hacerlo.

—Señor Agreste. ¿Por qué ignoro a Adrien? trabajo muy duro para lograr buenos resultados en la competencia de esgrima

—Eso no importa ahora… Hay alguien con sentimientos de ira muy fuertes que debo akumatizar.

Eso era el colmo. ¿Cómo era posible que Gabriel no se diera cuenta de lo que le sucedía a su hijo? Sobre todo, alguien como Adrien quien era demasiado bueno para este mundo.

—¡No te preocupas por su bienestar, Gabriel!

—¡Como te atreves! —exclamo Gabriel, furioso, dándose la vuelta y encarándola.

Era la primera vez que la escuchaba referirse a él con su propio nombre de esa manera tan altanera. Eso solo hizo que su furia aumentara.

—Nadie me dice que hacer con la crianza de mi hijo, tú no eres su madre, solo eres mi asistente y no tienes que meterte en asuntos que no te incumben.

Eso rebaso la paciencia de Nathalie. Se acerco a él, y levanto la mano y con toda su fuerza le propino una fuerte cachetada que resonó por toda la habitación. El tiempo se detuvo por un momento. Nathalie estaba hecha una fiera. No pensó claramente lo que estaba haciendo hasta que fue demasiado tarde. Aunque claramente, en esos momentos no se arrepentía.

A Gabriel le quedo marcada la mano en el rostro.

Esto provoco que Gabriel estuviera de mal humor todo el día. Y el hecho de que su asistente no quería dirigirle la palabra lo hacía aún peor. El ambiente estaba muy tenso ya que ambos estaban en su peor humor por el asunto con Adrien. Pero eso no podía impedir que cumplieran con sus tareas para Gabriel´s.

Después de un rato en el que Nathalie estaba tratando de enfrascarse en su trabajo, ella escucho el tono de su celular. Era un teléfono muy importante, era de parte de los organizadores del evento en Viena. Salió del atelier a contestar la llamada.

—Buenas tardes, habla con la asistente de Gabriel Agreste, Nathalie Sancoeur.

—Buenas tardes, señorita. Lamento llamar a estas fechas, pero me parece pertinente tener que contactarlos. Hubo un inconveniente con algunos de los diseños que nos fueron enviados para su acomodo y al parecer algunos de los modelos están retrasados en sus itinerarios. Y nos solo eso, sino que la firma ha decidido que no nos va a pagar.

Nathalie ya empezaba a sentir el estrés aumentando. Se agarró el unte de la nariz

—¿Desde cuándo tienen este problema?

—Hace una semana.

—"Esto no le va a gustar a Gabriel" —pensó ella. Justo era cuando menos quería ver a su jefe o tratar con él.

Entro nuevamente al atelier y abrió la puerta. Le paso el teléfono a Gabriel.

—Es importante. Y creo que no le va a gustar.

Lo tomo. Solo tomo unos minutos para que Gabriel Agreste explotara.

—¿Qué? ¿Pero cómo es posible? ¡Les dije que si había cualquier inconveniente me avisaran de inmediato, por que esperaron tanto tiempo! ¡No!, eso es inaceptable. Lo hare yo mismo. —Gabriel termino la llamada en ese momento y le llevo el teléfono a Nathalie.

Gabriel dejo el teléfono en la mesa con cierta brusquedad, lo que rompió la concentración de Nathalie.

—Prepárate porque nos vamos a Viena hoy mismo

Ella se levantó con brusquedad.

—¿Y qué hay de Adrien?

—El guardaespaldas lo cuidara, ya lo ha hecho antes.

Nathalie estuvo a punto de contestarle, pero luego pensó que no era buena idea avivar la llama. Tomo su celular y mando a algunos de los empleados de Gabriel's a preparar el avión privado. El tiempo lo ameritaba porque, aunque podían ir en tren, tardarían demasiado y eso no era conveniente.

Empaco lo primero que vio de su cajón en su maleta. Gabriel salió al mismo tiempo que ella con su equipaje listo.

Bajaron a donde estaba el auto, metieron las maletas y se subieron a la parte de atrás. El gorila quien ya estaba listo los condujo hasta el aeropuerto personal de Gabriel. Tendrían que esperar unos treinta minutos para poder abordar su avión privado. Nathalie recibió una llamada en su teléfono. Era Adrien.

—Hola Nathalie ¿Dónde están?

—En el aeropuerto privado de tu padre. Siento no haberte avisado, pero todo fue demasiado repentino —dijo ella muy apenada.

—No te preocupes Nathalie lo entiendo. ¿Entonces Gorila se quedará?

—Si el cuidara de ti mientras que no estamos y te llevara a Viena cuando llegue el día. ¿Está bien?

—¿Y qué hay de ustedes? — pregunto Adrien con curiosidad.

—Nosotros iremos a Viena a arreglar unos asuntos. Nos comunicaremos tan pronto como podamos contigo.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo.

—Genial entonces esperare la llamada. Adiós Nathalie, que tengan buen viaje — En ese momento se escuchó el tono de colgado del teléfono.

Nathalie y Gabriel se subieron al avión. Antes de irse de Paris, Nathalie se encargó de hacer las reservas de sus habitaciones en el único hotel que pudo conseguir por el momento mientras que lograban movilizarse al que usarían la semana de la moda, que estaba algo lejos de aeropuerto principal de Viena.

Mientras viajaban ambos permanecieron en un silencio bastante incómodo. Cuando llegaran, irían al hotel al que habían reservado para esa noche y llamaría a Adrien para saber si estaba bien.

Después de dos horas de vuelo y otros 10 minutos de viaje en su auto privado llegaron al hotel. Tan pronto entraron, se dirigieron a la recepción donde los atendió un hombre con el uniforme del hotel.

—Buenas tardes, señor, señorita. ¿En qué puedo ayudarlos?

—Venimos por la reserva de dos habitaciones —anuncio Nathalie.

El empleado encargado reviso en su computadora.

—Lamento informarles que solo nos queda una habitación esta noche.

—Pero ¿Cómo es posible?, mi asistente realizo la reserva de dos habitaciones —Gabriel dijo, furioso.

—Lo sentimos parece que hubo un error de digitación en el sistema, pero les aseguro que la que nos queda es la mejor habitación del hotel.

Podía sentir el miedo en aquel funcionario. Era una lástima que no estuviera en París, porque era un buen Akuma. Hacer eso solo levantaría sospechas por lo que descarto ese plan.

Gabriel gruño por lo bajo.

—Supongo que no hay opción.

Los llevaron con su equipaje hasta el ascensor. Llegaron al último piso del edificio y los condujeron hasta su habitación.

La suite que les reservaron era bastante espaciosa. Tenía una cama matrimonial, un sillón elegante al frente de esta, que estaba acomodada de modo que se podía ver la televisión con una mesita de café frente a este.

—Tú dormirás en la cama, no sería conveniente que te dañes la espalda —dijo Nathalie mientras desempacaba algunas de sus cosas.

—Tonterías, Nathalie. Con una noche que yo duerma en el sillón no hará daño.

Nathalie llamo a Adrien tal y como lo prometió para informarle que estaba bien y saber cómo estaba. Después de finalizar la conversación y hacer que Gabriel hablara con Adrien, ella puso su computador portátil encima de la mesa de café. Lo encendió y empezó a trabajar en él, resolviendo y coordinando cosas con la organización del desfile mientras Gabriel arreglaba los asuntos con respecto a los diseños, por lo que él se ausento algunas horas y luego volvió un poco más tranquilo y sin el ceño fruncido con el que salió. Sin mediar palabra entro en el baño para darse un necesario baño.

Nathalie siguió con su trabajo. Se recostó por un momento en el sillón en el que estaba sentada dejando la computadora en la mesita de café quedándose dormida en el acto. Al salir del baño después de la ducha, Gabriel la encontró dormida en el sillón en una posición muy incómoda para ella. Negó con la cabeza por su terquedad. Con cuidado la levanto entre sus brazos y la dejo en la cama. Le quito los lentes y los coloco en la mesita de noche.

Le quito los tacones y tomo las sabanas y la cubrió con estas. Pensó que tal vez dormiría incomoda por tener el cabello amarrado por lo que se lo soltó. Este callo en la almohada, regándose por toda su superficie. El cambió su ropa a su muda de dormir. Decidió que escucharía a Nathalie y no dormiría en el sillón. La última vez que lo hizo eso no resulto bien. Se acomodó en la cama dándole la espalda a Nathalie, para respetar su espacio.


Nathalie despertó sin reconocer exactamente donde se encontraba. Se sentía demasiado cómoda para el lugar en donde se había sentado a trabajar. Palpando un poco a su alrededor, se dio cuenta de que se encontraba en la cama de la suite.

Con su limitada vista, logro divisar el reloj digital de la habitación. Con mucho esfuerzo trato de reconocer la hora. Eran las 2 de la mañana.

Cuando intento salir de la cama, sintió una presión en su cuerpo, en su cintura. El brazo alrededor de ella la apretó más, aprisionándola. Sentía una respiración en su cuello, calmada. Palpo a su alrededor hasta que sintió la mano sobre su cintura y el anillo en ella. Era Gabriel.

No sabía cuándo sucedió esto, pero aparentemente Gabriel la cargo del sillón hasta la cama y la dejo allí, acostándose el a su lado, o al menos eso imaginaba ella. Nathalie estuvo despierta un buen rato.


Gabriel se despertó a las seis de la mañana. Sentía un ligero cosquilleo en su nariz, como si algo le estuviera dando molestia en ella. Abrió los ojos lentamente, para encontrarse que estaba abrazando a Nathalie por la espalda. Se levanto rápidamente de la cama, cuidando que ella no se despertara. Paso sus manos por su rostro tratando de quitar el sueño de sus ojos. No sabía cuándo sucedió eso.

Ella abrió los ojos, de repente. Al parecer no estaba dormida como él pensaba.

—No hablaremos de esto —afirmo Gabriel mientras recogía su ropa en su maleta para poder ir a la siguiente localización de su viaje.

—No se preocupe señor, esto solo se quedará entre nosotros—dijo Nathalie mientras se sentaba en la cama, frotándose los ojos.

—Prepárate, porque nos vamos tan pronto como podamos a resolver todo este problema.

Con ello partieron rumbo a su hotel designado que era mucho mejor que el anterior y cada uno con su propia habitación. Verificaron que también la de Adrien estuviera apartada para la siguiente noche ya que a esa hora llegaría a Viena, traído por él Gorila.

Mientras todo eso sucedía, Adrien permanecía en la mansión preparando sus maletas.

Plagg flotaba de un lado a otro, alegre.

—Alégrate chico, no tendremos que ir a la escuela, no hay nada de qué preocuparse por unos días.

Adrien mordió se mordió el labio, un poco indeciso de preguntar.

—Plagg, ¿No crees que mi padre y Nathalie han estado un poco raros últimamente?

—No sé a qué te refieres —contesto Plagg mientras consumía uno de sus quesos.

—Bueno, nunca los había visto tan cercanos, aparte de la relación profesional que tienen.

—Pues no sé, las relaciones humanas son extrañas, si es así, entonces ¿cuál sería tu relación con aquella chica la de coletas? —le cuestiono Plagg, de manera picara.

—¿Marinette? Pues solo la veo como mi amiga nada más —Adrien solo sonrió.

—Entonces ¿Porque la relación entre la asistente de tu padre y él tendría que ser diferente?

—Bueno antes no se preocupaba tanto por ella cuando se enfermaba, pero ahora si le preocupa mucho—hizo un gesto confundido —Justo igual que cuando mi madre cayo enferma.

Plagg no dijo nada más. Sabía que el tema con la madre de Adrien era un tema sensible para su portador, por lo que prefirió no presionar en el asunto.

A las ocho de la mañana, Gabriel ya estaba listo para salir. Estaba esperando a Nathalie quien estaba arreglándose en el baño. El usaba una camisa azul a cuadros, unos jeans rojos y sus usuales zapatos blancos.

El viaje a Viena amerito un cambio de look para Nathalie, ya que la temperatura era algo cálida allí por esa época del año. Se cambió sus tacones por unos tipo Louboutin de suela roja. Una falda negra de tipo lápiz que le cubría las rodillas más una blusa roja con dos botones sueltos. Peino su cabello en su habitual moño. Cambio su labial a uno un tono mucho más fuerte del que usaba, un rojo mate que resaltaba su vestimenta.

Era la primera vez que vestía tan casual, pero a la vez tan arreglada, ya que cumplía con las exigencias de uniforme de su jefe. Gabriel, quien ya estaba en la puerta de la habitación la vio de arriba a abajo discretamente cuando la vio salir. Era la primera vez en muchos años en los que Nathalie había vuelto a usar una falda para el trabajo. Gabriel tenía que admitir que esa ropa le quedaba bastante bien. Aunque pensaba que otro peinado le hubiera favorecido.

Fueron a las instalaciones donde se realizaría la gala de presentación y el desfile de modas. Después de muchas discusiones con los organizadores y que de Gabriel le grito a algunos de sus empleados, por fin lograron organizar todo para el día siguiente.

Justo después del almuerzo que tomaron en el hotel, Adrien y el guardaespaldas llegaron a Viena. Nathalie fue a recibirlos.

—Nathalie — Adrien corrió a abrazarla — ¡Guau!, ¿Porque te vestiste así?

—Hace un poco de calor aquí en esta época del año, es solo para poder estar fresca.

El gorila condujo el auto que alquilaron en su estadía en el país, llevándolos al hotel. Gabriel los estaba esperando en la sala de espera. Adrien fue a abrazarlo y esta vez Gabriel acepto el gesto. Después de practicar un poco en la pasarela que se usaría en el evento y mostrarle cuál sería su camerino, volvieron al hotel con el fin de cenar y que Adrien pudiera acostarse temprano para que estuviera bien descansado para el día siguiente.

Durante la cena, Adrien charlaba animado con Nathalie, incluso olvidando que su padre estaba ahí con ellos. Su padre solo miraba la escena en una parte se sentía dolido de que estuviera así de feliz con alguien que no fuera su madre, pero por el otro, en cierta manera le alegraba que su hijo confiara en Nathalie tanto como él lo hacía. Sus sentimientos de enojo con Nathalie de pronto se desvanecieron con esto.

Ambos acompañaron a Adrien hasta su habitación del hotel. Le dieron las buenas noches. Luego Nathalie acompaño a Gabriel hasta su habitación para repasar su itinerario para el todo el evento del día siguiente. Nathalie noto algo que no estaba antes ahí cuando entro la primera vez. Una porta trajes negro bastante grande estaba colgado a un lado del armario. Ella pensó que ese era el traje que su jefe usaría en la gala. Cuando terminaron, Gabriel se levantó para acompañarla a la puerta.

—Buenas noches, Nathalie, te espero mañana temprano.

—Buenas noches, señor —dijo ella mientras que cerraba la puerta tras de sí.


Me prometí a mi misma que actualizaría mas seguido ya que estoy de vacaciones, así que henos aquí.