Bueno, la historia se va poniendo interesante…
Capítulo 5: El poder del dolor
-Si
claro haremos mas reuniones, pero os pondré deberes – dijo
Harry, todos parecían emocionados, pero Ron ponía cara
de decepcionado.
-¿Deberes?
¿Qué quieres decir con eso? – dijo Ron asustado.
-No
me malinterpretes – dijo Harry – son tareas, nada de escribir,
que no estamos en Hogwarts – y esto emocionó mucho a Ron,
que volvió a sonreír.
-Bueno
pues di las tareas – dijo Ginny.
-Vale.
Tú y Neville, deberían encontrar a alguien que vaya a
Hogwarts, que sea fiable, y que nos informen de todo lo que pase
allí. ¿De acuerdo?
-Si
– dijo Neville, contento.
-Vale
– dijo Ginny muy contenta, incluso más que Neville.
-Ron
y Luna… quiero que compréis todos los libros de sexto, y de
séptimo, tenéis que comprar solo cuatro,
Encantamientos, Transformaciones, Defensa Contra las Artes Oscuras, y
Pociones, nos serán útiles.
-Vale
– dijo Luna con indiferencia.
-De
acuerdo – dijo Ron sonriendo, pero paró de sonreír
inmediatamente cuando Hermione lo miró.
-Bueno,
perdonad por la falta de modestia, pero como Hermione es la mas
inteligente del grupo – Hermione sonrió a Harry, nadie dijo
nada, porque sabían que era verdad – y esta es mi casa, pues
yo y ella realizaremos el complicado encantamiento "Fidelio". Yo
seré el guardián secreto.
-¡Esa
es una excelente idea, Harry! – Dijo Hermione orgullosa de su amigo
– así Bellatrix Lestrange no podrá entrar, y nadie
más. Pero convendría Harry, que también
hiciéramos un conjuro de antiaparición de intrusos,
para que nadie que sea un intruso no se pueda aparecer en la casa.
-No
te preocupes – dijo Harry sentándose en la silla (había
estado toda la reunión de pié) – Dumbledore ya lo
hizo y estoy seguro de que permanece intacto.
-Bueno
si tú lo dices… - dijo Hermione.
-Creo
que es suficiente por hoy – dijo Harry volviéndose a
levantar, todos se levantaron – bueno no quiero ser descortés
pero convendría que os marcharais ya, porque es tarde.
-Os
acompaño, creo que yo también voy a ir a la Madriguera,
creo que dejare esta casa. Bueno chicos, mañana nos
apareceremos aquí en la tarde, y cada uno se irá a
hacer sus misiones ¿os parece bien?
-Si
– contestaron todos al unísono.
Harry (Ginny se estaba cogiendo a él), Ron y Hermione se aparecieron en la Madriguera. Harry tuvo que regresar, ya que se había dejado el equipaje, pero cuando volvió a la Madriguera, se fue directamente a dormir, esperando el mañana, y decidió que no les contaría lo de la carta de Dumbledore, del último heredero blanco, y lo del Horcrux. Pero quizás, en unos días si lo haría, cuando estuviera preparado para verlos tan sorprendidos y nerviosos.
Harry se levantó esa mañana muy tarde, Ron incluso ya se había vestido. Harry se vistió y bajó a desayunar. Desayunó y salió a los jardines a desgnomotizar el jardín un rato, y luego caminaron un rato. Los cuatro amigos parecían felices, pero Harry, sin Dumbledore y Hermione, sentía un gran vacío en el pecho.
Ya era casi hora de irse. Los cuatro estaban listos, y se aparecieron en Grimmauld Place, fuera de la casa. Les sorprendió ver allí a Luna y Neville antes que ellos.
-¿Estáis
todos listos? – preguntó Ron, ansioso por hacer las
misiones.
-Si
claro – dijo Harry – Ginny y Neville, ¿conocéis a
alguien? I si no… pues lo buscáis – los dos muchachos
asintieron con la cabeza, Ginny se agarró a Neville (este se
sonrojó) y se aparecieron.
-Ron
y Luna… ¿listos? – ellos asintieron con la cabeza – ah!
Se me olvidaba… tomad – dijo Harry dándoles una bolsita
llena de oro – yo corro los gastos.
Luna se cogió a Ron y se aparecieron (al igual que Neville, este se sonrojó).
-Hermione,
¿Lista? – dijo Harry sonriendo.
-Así
es amigo – dijo Hermione, y los dos amigos entraron en la casa.
-Bueno,
¿sabes lo que hay que hacer? – dijo Harry, ambos se
sentaron.
-Si,
se lo que es el hechizo "Fidelio", pero no conozco el proceso –
dijo Hermione.
-A
lo mejor nos lleva tiempo, pero Dumbledore y Sirius lo hicieron en un
periquete.
-Pero
Dumbledore era el mejor mago, seguro que a él no le costo
nada.
-Buen
vale déjalo. – Dijo Harry – sigamos. Ahora que me acuerdo…
yo no puedo ser el guardián secreto, serás tú.
Porque el dueño me acabo de acordar de que no podía.
-Vale
– dijo Hermione nerviosa.
-El
dueño de la casa tiene que apuntar con la varita al guardián
secreto y gritar "¡Fidelio!", mientras el guardián
claro, debe de estar pensando en la dirección de la casa, lo
que significa, que debes pensar en Grimmauld Place. Por supuesto,
esto se hace dentro de la casa, y nosotros ya lo estamos. Ah! Y si el
hechizo funciona, yo me apareceré automáticamente fuera
de la casa, y tu tendrás que salir a decirme la dirección
de la casa ¿Vale? – dijo Harry, como si fuera un profesor.
-Vale,
hazlo ya – dijo Hermione, nerviosa.
-¿Estas
segura? – dijo Harry.
-Totalmente
– y cerró los ojos con firmeza.
-Tranquila
no te hará daño, a mi si, pero a ti no. Bueno allá
voy – Harry apuntó con la varita a Hermione y gritó:
- ¡Fidelio!
Fue una sensación rara, se volvió todo azul y Harry notó que alguien lo sacudía o lo empujaba fuera de la casa, invisible ahora para Harry. El conjuro había funcionado. Y después salió Hermione de la nada.
-¡Harry!
– Exclamó al verle - ¡Di algo!
-Estoy…bien,
gracias – dijo Harry haciendo un esfuerzo por levantarse.
Hermione y Harry se miraron fijamente, Hermione se acercaba poco a poco a Harry, y finalmente ocurrió, ocurrió el beso de Harry y Hermione. Fue solo un momento, porque Hermione se separó (Harry había correspondido).
-Oh!
Lo siento, Harry, no debemos hacer eso – dijo la alarmada Hermione.
-¡Pero
si has sido quien me ha besado! – dijo Harry, levantándose
sin ayuda – pero también es mi culpa me he dejado llevar.
Pero no se dijeron nada más porque de repente aparecieron Luna y Ron, y exclamaron al no ver la casa.
-¿Dónde esta? – dijo Ron – ¿ya lo habéis hecho?
Harry y Hermione asintieron con la cabeza.
-Bueno, memorizad esto que os voy a decir – todos asintieron y Hermione añadió suspirando: - numero doce ce Grimmauld Place, Londres.
Todos lo memorizaron, Harry pensó en eso y de repente una casa apareció entre el hueco de dos casas. Todos contentos entraron, aunque había dos personas que no se hablaban por incomodidad, esos eran Harry y Hermione.
-Aquí
están los libros Harry – dijo Ron, dándole los libros
de Harry a Harry, de Hermione a Hermione, y de Luna a Luna, los suyos
se los quedó él, y los de Neville y Ginny los dejó
encima la mesa, pero cada uno dejó los libros en la mesa,
junto con los de Ginny y Neville, porque pesaban y no tenían
ganas de cargar peso, al menos Harry.
-Bueno,
ya están aquí – dijo Hermione, saliendo a darles la
contraseña.
En
cinco minutos entraron en la sala Ginny y Neville, y, para sorpresa
de Harry, Ernie Mcmillan y Hannah Abbott, de Huffelpuff ambos.
"Bien
hecho Ginny – pensó Harry – seguro que Hannah y Ernie nos
serán útiles"
-Hola
Harry – dijo Ernie tendiéndole la mano con mucha fuerza y
con entusiasmo.
-Hola
– dijo tímidamente Hannah, Harry nunca había hablado
mucho con ella.
-¿Qué
tal las vacaciones? – dijo Harry a ambos.
-Bien,
supongo – dijo Hannah. Harry sabía que Voldemort había
matado a sus padres.
-Las
mías muy bien – dijo Ernie.
-Se
como te sientes – le dijo Harry a Hannah, esta lo miró
tímidamente – se que es duro perder a tus padres, por eso
tienes que unirte a nosotros, y darle a Voldemort su merecido –
Hannah gritó al oír ese nombre.
-Bueno
pues hablemos, tomad asientos por favor – dijo Harry con
hospitalidad.
Todos se sentaron esperando que Harry hablara, pero Harry no se sentó y hablo estando de pie, como en la reunión que tuvieron ayer.
-Bueno, a vosotros dos – dijo Harry dirigiéndose hacia sus huéspedes Ernie y Hannah, seréis nuestros informadores, nos hablareis de todo lo que pase en el castillo, y siempre que os queráis comunicar deberéis…
Harry para sorpresa de todos sacó un pequeño espejo de su bolsillo.
-Tomad –dijo Harry dándole el espejo a Ernie – tendréis que gritarle al espejo Harry Potter, y podréis hablar conmigo, ya que yo tengo otro arriba en mi habitación. Lo que tengáis que decir se lo decís al espejo, este lo transformara en letras y llegaran a mi espejo. Bueno ya podéis iros si así lo deseáis.
-Si
tenemos prisa – dijo Hannah, levantándose. Ernie
levantándose también la siguió.
-Os
acompaño a la puerta – dijo Neville, siguiéndolos.
Cuando
Neville regresó, Harry volvió a tomar el habla.
-Como
iba diciendo, tendremos contactos en Hogwarts. Ahora, no vamos a
perder ningún año de educación. Vosotras dos –
Harry señaló a Luna y Ginny – seréis enseñadas
por Hermione, si ella no tiene ningún inconveniente claro –
dijo Harry, manteniendo un pequeño contacto visual con
Hermione.
-No
claro – dijo Hermione.
-Excelente,
y nosotros, los de séptimo, aprenderemos solos, quiero que nos
leamos los libros de las asignaturas mas importantes, i que
aprendamos todos los hechizos que contienen ¿Vale? – los
tres asintieron, algo que sorprendió a Harry.
-Vale,
yo me voy a casa, ¿la próxima reunión?
-Si
Harry, dilo – dijo Neville, levantándose – yo también
me voy.
-Bueno,
si a todos os viene bien el 5 de septiembre…
-Si
– contestó Neville.
-Vale
– dijo Luna.
-Que
vaya Neville a buscarte, y os aparecéis aquí, que ahora
es mas seguro.
Los dos asistieron con la cabeza, Luna se cogió a Neville, y se aparecieron.
Harry estaba preparado para contarles lo del Horcrux, pero decidió no contarles aún lo de la carta de Dumbledore.
-Bueno, chicos, creo he encontrado el Horcrux numero cuatro. – dijo Harry ahora que se habían ido Luna y Neville.
Todos se quedaron boquiabiertos. Ginny miraba a su novio con orgullo, al igual que sus dos amigos Ron y Hermione (esta ya había decidido mirarlo y sonreír).
-Eso
es fantástico Harry – dijo Ron, conmocionado - ¿y
dónde…?
-En
Godric's Hollow – esto volvió a dejar a Hermione un poco
incómoda, ya que ella le había dicho que no fuera a
Godric's Hollow, que era una tontería.
-¿Ves
Hermione? – Dijo Ron – Harry cuando se fue sabía lo que
hacía. ¿Pero estás seguro de que es un Horcrux?
-Si
– dijo Harry – porque es la copa de Helga Huffelpuff, y según
las suposiciones de Dumbledore, eso es un Horcrux, y yo confío
en Dumbledore.
Pareció una explicación suficiente, porque los tres asintieron con la cabeza.
-¿Y
lo has destruido? – dijo Ginny, con interés.
-No.
Es un circuito mágico muy poderoso, y esta muy bien protegido,
recordad que estamos hablando de lord Voldemort. El 5 de septiembre
lo hablaremos en la reunión, bueno me voy a dormir, coged la
habitación que queráis.
-No
hemos cogido el equipaje – dijo Hermione.
-Pues
dormid en la Madriguera si queréis, pero yo me quedo aquí
– dicho esto se fue a la cama, y sus amigos a la Madriguera
apareciéndose.
La mañana siguiente, cuando Harry se levantó y bajó a la cocina, vio allí a Ginny y Hermione, hablando, pero callaron inmediatamente al ver a Harry.
-Buenos
días dormilón – dijo Ginny, alegre. Hermione solo le
dijo un tímido "buenos días", sin mirarlo.
-Buenos
días – dijo Harry, poniéndose un poco de té
que las chicas habían preparado. - ¿y Ron? – preguntó
después de dar un gran sorbo a la taza.
-Aquí
– dijo Ron, saliendo por detrás – estaba en casa, mamá
siempre quiere que la ayuda en las tareas domésticas, y eso es
trabajo de Ginny – Ginny bufó enfadado y indignada, diciendo
algo que sonó como "machista".
-¡Kreacher!
– gritó Harry, todos se sorprendieron ante esto.
Hubo un sonido fuerte, como un tronido y un elfo domestico apareció, con una nariz puntiaguda, gigantes orejas de murciélago y unos ojos enormes inyectados de sangre. Nadie dijo nada.
-Kreacher
no lo hará, no debe, no debe…
-Tu
madre siempre quiso un elfo ¿no? – Ron asintió
horrorizado mirando a Kreacher, y este seguía gritando "no
debe, no debe" – Kreacher, ve a trabajar a casa de los Weasley.
-¡NO!
– exclamó Kreacher.
-¡KREACHER,
TE ORDENO QUE TRABAJES PARA LOS WEASLEY! – gritó Harry mas
fuerte que el elfo todavía, Hermione estaba enfadada.
-Si…
señor – dijo Kreacher, e hizo una pequeña reverencia
– ese Potter, ¿Quién se ha creído que es,
nunca derrotará al señor oscuro con esas ideas…
-¡CÁLLATE
KREACHER! – ordenó Harry a su sirviente.
-Kreacher
no ha dicho nada – dijo el elfo con naturalidad – Kreacher se va
a trabajar – con un chasqueo de dedos, desapareció.
-Ron,
síguele y explicare a tu madre – el pelirrojo asintió
y desapareció.
Los días pasaron normales, sin ningún incidente. Kreacher se acostumbró a la Madriguera, y lo que más sorprendió a Harry fue saber que hacía todo lo que le mandaban, y sin rechistar.
Por fin llegó el 5 de septiembre, Harry se vistió y se apareció en el despacho del señor Weasley.
-Hola Harry – dijo el señor Weasley – Rufus te esta esperando fuera.
Pudo vislumbrar enseguida el ministro de magia, porque estaba hablando con la periodista Rita Skeater. El ministro se acercó a Harry, y Rita lo siguió con sus fotógrafos haciendo algunas fotos.
-Harry – dijo el ministro - ¿Qué tal?
¡BOOOOOM!
Se oyó una explosión a lo lejos. También se oían miles de gritos y más explosiones. De repente, un hombre encapuchado apareció detrás del ministro y lo cogió por el cuello, apuntando con la varita al cuello de Scrimgeour.
-¡QUE NADIE SE MUEVA O MATO A VUESTRO MINISTRO AHORA MISMO! – gritó el encapuchado, la voz le parecía muy familiar a Harry, pero no pudo distinguir quien era.
Nadie se movió, y hicieron un círculo con quinientos metros de radio, era un círculo inmenso, y no lo habían hecho los mortígrafos, sino la gente del Ministerio, que querían ver lo que estaba pasando en el círculo.
De repente, el único, el inigualable, el inmenso, el gran lord Voldemort apareció en el centro del círculo. Había gente que gritaba horrorizada y huía, otra gente que se quedaba mirando y actuaba con indiferencia, y otra gente que sacaba las varitas pero no hacía nada.
Había más de cuarenta aurores mirando, sin hacer nada. Harry también pudo distinguir a Rita escribiendo, aunque asustada.
-Vaya, vaya – decía lord Voldemort, mirando a Harry y con sarcasmo – pero que honor, si es "el elegido", el gran Harry Potter, el iluso que creyó matarme cuando era un bebé, pero no lo hizo.
Todo el mundo miraba con interés y atendiendo a cada palabra que decía Voldemort, sin perderse ni un solo detalle, como Rita, que escribía deprisa y apresurada cada palabra de Voldemort (este se estaba acercando a Harry).
-Harry – dijo Voldemort, ya delante de él, sacando la varita. Harry hizo lo mismo, pero muy asustado y con miedo – delante de todos tus amigos del Ministerio, vas a morir. Nadie volverá a dudar de quien es el mejor de los dos. Vamos a batirnos en un duelo.
Se oyeron más murmullos, entre la multitud. Rita seguía escribiendo, y su fotógrafo, haciendo fotos.
Voldemort parecía contento. El mortígrafo que sujetaba al ministro hizo un leve movimiento y se le vio toda la cara. Era… era… ¡era Snape!
-¡SNAPE!
¿CÓMO PUDISTE MATAR A DUMBLEDORE? – de repente,
muchos magos miraron con rabia a Snape, y algunos más sacaban
las varitas.
-Vaya
Potter eres agudo – dijo Voldemort, todos se fijaron en él,
y Rita volvió a escribir cosas rápidamente – si
Potter, mi más fiel y leal mortígrafo, Severus Snape,
el que acabó con la vida de el gran Albus Dumbledore. Ya era
hora de que ese abuelo vejete muriera, me daba asco.
-No
hables así de Dumbledore, Tom – dijo Harry, por primera vez
lo había llamado por su nombre, algo que a Voldemort no le
gustó demasiado.
Voldemort estaba muy ofendido.
-¡Crucio! – gritó Voldemort, apuntando la varita hacia Harry.
Harry sintió como si cuarenta cuchillos atravesaran su cuerpo. Un gran dolor sintió, que ya había sentido antes. Harry sabía que las maldiciones imperdonables a manos de Voldemort eran las más dolorosas que por desgracia había tenido que sentir. Harry no gritó, para no satisfacer a Voldemort.
Hubo más murmullos. Rita parecía triste, pero no paraba de escribir, el fotógrafo mostraba indiferencia, sin dejar de hacer fotos. La gente que lo estaban mirando parecían indignados, y una mujer gritó:
-Ya
os llevasteis a la tumba a Dumbledore, por favor, tened piedad y
dejad al pobre muchacho…
-¡Cállate!
– dijo Voldemort, sin mirar, esta calló de inmediato.
Retrocedió y se puso a una distancia considerable de Harry –
únete al duelo, Harry, el viejo estaría orgulloso de
ti.
-No
lo insultes… Tom – dijo Harry con miedo.
-¡Crucio!
– gritó Voldemort.
Harry volvió a sentir ese dolor, y cesó en unos segundos.
Tampoco gritó para no satisfacer a Voldemort.
-Harry,
Harry, ya sabes lo que es el dolor, y si no quieres sufrir más,
no me hagas enfadar… - dijo Voldemort, claramente enfadado, ya no
sonreía.
-¿Qué
pasa, Tom? – Dijo Harry con mucha valentía, que sacó
del corazón - ¿No te gusta tu nombre? ¿Hay
muchos Toms?
-¡Crucio!
– volvió a gritar Voldemort.
Gracias, si hay alguien (aparte de Gandalf Cumbledore) que lo lee.
Dark Dumbledore
