Capítulo 11

Ladybug y Chat Noir se encontraban sentados en uno de los edificios descansando. Habían tenido un día muy pesado. La última semana Hawkmoth había estado bastante activo, y eso no hacia las cosas fáciles. Sin mencionar que Mayura había hecho unas cuantas apariciones junto a sus típicos amoks, lo que hizo su trabajo aún más difícil.

Era un día bastante fresco. Ambos estaban disfrutando de la brisa de la noche, recostados en uno de los tejados.

—Mi lady, que día tan pesado. Lo único que quiero hacer ahora es dormir y no despertar hasta en unos meses.

—Si, yo también estoy cansada —dijo Ladybug frotándose los ojos. —Me pregunto que se traerá Hawkmoth entre manos.

—¿A qué te refieres? — Chat Noir levanto la mirada.

—Bueno, parece que últimamente ha estado más desesperado que de costumbre. Solo basta con ver a los akumas que creó. Pareciera que tiene planes más elaborados.

—Quizás tienes razón, mi Lady.

Chat Noir volteo a ver hacia una de las calles, donde vio algo o más bien a una persona que no se esperaba.

—¿Esa no es Lila Rossi?

Ladybug volteo a ver. En efecto, era ella.

—¿Que hace Lila tan tarde en la noche? —Ladybug estaba muy extrañada.

—Tal vez deberíamos seguirla. Estas no son horas para que este afuera ella sola— Chat Noir se levantó de donde estaba.

Ladybug rodo los ojos, fastidiada.

—Está bien, vamos.

Ambos la siguieron a la distancia, en caso de que tuviera problemas al ser tan tarde en la noche en Paris con las calles vacías, pero unos momentos después la perdieron de vista.

—¿A dónde fue?

—No lo sé —respondió Chat.

Ambos se sentaron frustrados de vuelta en el tejado. Así como Hawkmoth, Lila estaba teniendo un comportamiento bastante sospechoso, sobre todo en cuanto a la asistencia a la escuela.

«Es muy extraño se ausento en la escuela dos semanas enteras» pensó Chat Noir.

Se quedaron en el tejado, pensando. Miraban desde la altura a todo parís, iluminado, por las luces que daban a la calle. Chat Noir tenía una idea, pero no sabía si Ladybug estaría de acuerdo.

—Mi Lady, tal vez de casualidad se quién es Lila en la vida real. ¿Así que estaba pensando si deberíamos revelar nuestras identidades? Podría facilitarnos las cosas. —menciono Chat Noir visiblemente nervioso.

Ladybug lo pensó un momento. En esos momentos se sentía muy abrumada con todo lo que estaba sucediendo. No solo como Ladybug, sino como Marinette también. Pensó que sería una buena idea tener una mano extra que la ayudara. Además, el maestro Fu no se molestaría ¿No?

Ella se levantó y tomo su mano para llevarlo a un lugar más apartado para que nadie los viera o los escuchara.

—Está bien te revelare quien soy, pero prométeme que no harás un escándalo.

Chat Noir no se lo podía creer ¡Iba a conocer la identidad de su lady!

—Prometido. —Chat Noir levanto su mano, y llevo la otra a su pecho, donde estaba su corazón.

Ladybug cerró los ojos y procedió a deshacer su transformación.

—Destransformación.

Una luz lo cegó por un momento, antes de ver quien estaba detrás de la máscara de su lady. Reconoció a la persona que estaba frente a el al instante.

Era Marinette Dupain – Cheng.

Eso lo dejo boquiabierto.

—No es lo que esperabas ¿Verdad? —Marinette no pudo evitar notar la expresión de su rostro.

—No, es que realmente estoy muy sorprendido —Chat Noir rio un poco, pasando una mano por su rostro —Que tonto soy… Plagg, destransformación.

Adrien estaba en el lugar de Chat Noir.

Marinette suspiro de sorpresa. Ella no sospechaba que Adrien fuera Chat Noir. Ambos se abrazaron ahí mismo.

—Eres tú —dijeron ambos. Adrien volvió a abrazarla. Permanecieron así uno cuantos segundos.

—Te apoyare más que nunca, Marinette. Lila no te hará daño mientras que yo esté aquí. — Adrien se separó de ella—Ahora hablando sobre nuestro plan…

Ambos se volvieron a transformar y se fueron al techo de la casa de Marinette. Justo allí empezaron a trabajar en un plan para desenmascarar a Lila Rossi.


Un par de semanas con más akumatizaciones junto con algunas apariciones de Mayura, dejaron a Nathalie muy débil.

Una noche, mientras estaba en el baño de su habitación terminando de prepararse para dormir, empezó a sentirse mareada y a tener un poco de tos. Pronto Nathalie empezó a sentir que estaba perdiendo el conocimiento, por lo que intento estirar la mano para agarrarse de lo primero que encontrara, sin éxito. O al menos eso era lo único que recordaba antes de que todo se volviera negro.

Cuando despertó, el cielo era de un tono más claro, por lo que supuso que ya era casi de mañana. Mirando a su alrededor, se dio cuenta que se había desmayado en el baño. Todavía se sentía un poco mareada, por lo que empezó a levantarse con cuidado.

De repente le dio un ataque de tos bastante fuerte que la dejo en el suelo nuevamente. Cuando por fin paro, había unas pequeñas gotas de sangre en el suelo. Se levanto rápidamente para limpiarlas y se lavó la cara para prepararse para su jornada de trabajo. Cuando Nathalie llego a la oficina Gabriel ya se encontraba allí. Después de saludarlo, sintió un ardor que se estaba esparciendo por todo su pecho, justo cuando cerró la puerta del atelier.

Nathalie estaba teniendo un ataque de tos nuevamente. Era bastante fuerte, por lo que llamó la atención de Gabriel. Se apoyó en la puerta deslizándose al suelo y cubrió su boca con su mano. Gabriel ya estaba ahí, con una mano en su espalda.

Sentía un sabor metálico en el paladar. Cuando retiró la mano de su boca, se dio cuenta de que tenía sangre en ella. Gabriel dio un suspiro de sorpresa.

—No se preocupe, no es la primera vez que esto pasa —Nathalie cerro los ojos mientras que el ardor continuaba.

— ¿Por qué no me lo habías dicho? —Gabriel parecía bastante preocupado.

—No quería que el plan de hoy se arruinara por esto —tosió un poco más.

—No, vas a descansar. El plan puede esperar, no quiero que te sigas lastimando.

La ayudó a sentarse en su escritorio y se arrodilló ante ella.

—Quiero que te quedes aquí y trates de descansar mientras llega la doctora. Si no te sientes capaz de avanzar en los informes no lo hagas, me eres más útil saludable.

Gabriel busco en su bolsillo interno de su chaqueta y le entrego su pañuelo, ella lo acepto con gusto. Ella continúo tosiendo sangre, pero esta vez sobre el pañuelo. Este instantáneamente quedo manchado de sangre.

—Yo lo siento señor, lo limpiare y luego…

—Quédatelo. Lo necesitas más que yo —el tomo su mano y el cerro alrededor del pañuelo.

Gabriel hizo que la doctora de la familia viniera y le diera unos analgésicos. Lamentablemente no podían decirle todos los síntomas que tenía Nathalie por obvias razones. Si eso persistía les indico que fueran a un hospital. Pero eso no era una opción viable. Si lo hacían los descubrirían. Nathalie aguantaría un poco más, contrario a las protestas de Gabriel. Logro componerse en un rato de descanso en el sofá de la sala de estar. Cuando se sintió un poco mejor, Nathalie se levantó a continuar con sus quehaceres diarios.

Llegada la tarde, caminaba hacia la oficina de Gabriel con algunas carpetas. Pero de un momento a otro empezó a tener un dolor de cabeza bastante intenso que la detuvo. Llevo su mano libre a su cabeza y perdió el equilibrio por un momento. Cuando paro, trato de seguir caminado, pero esta vez fue más fuerte, tanto que hizo que unas manchas negras aparecieran en su visión.

Gabriel se hallaba trabajando en unos diseños frente a su pantalla de dibujo. Al ver a Nathalie entrando y con un aspecto tan enfermizo la obligo a ir, esta vez, a su habitación.

—Me recuperare, no pasa nada. Un descanso lo mejorara todo — le dijo Nathalie mientras que Gabriel la cargara hasta su habitación.

—Entonces quédate un rato en tu habitación. Por favor, Nathalie.

Nathalie asintió después de que la recostó en la cama.

—¿Puedes avisarme cuando Adrien llegue a casa? No quiero que se preocupe por mí.

—Lo hare, ahora descansa. Si necesitas algo llámame a mi teléfono — Apago la luz y cerro las cortinas. Nathalie se recostó en las mullidas almohadas.

Gabriel salió cerrando la puerta suavemente. Miro su mano que quedo un poco manchada de la sangre cuando Nathalie tuvo uno de sus ataques de tos mientras subían. Cerro su mano en un puño. No quería que Nathalie siguiera sufriendo.

Un par de días después Nathalie que ya se había recuperado un poco de aquel episodio. Aunque hizo una aparición más como Mayura sin el permiso de Gabriel, lo hizo para ver si podía averiguar alguna debilidad de Ladybug y Chat Noir, sin mucho éxito. Por suerte, suponía que su jefe no se había enterado, al menos no aún. Nathalie colapso en su habitación cuando volvió a la mansión durante la noche en la que realizo aquel acto. Durante el día, realizo sus tareas como si nada hubiera pasado.

En esa misma semana se había decidido a empezar a acompañar a Adrien en sus almuerzos. No quería dejar al chico solo, porque incluso Gabriel había estado aún más ausente en las comidas que de costumbre.

—Gracias por esperarme en la comida. Sé que papá no tiene tiempo, pero por lo menos tú no me dejas solo—Adrien probo un bocado de su plato.

—Es mi trabajo Adrien, no deberías estar agradeciéndome por esto —dijo Nathalie dulcemente.

—Lo sé, pero mereces que te den merito por lo que haces —afirmo Adrien.

Ella se sentó en una de las sillas, sintiéndose un poco débil. Adrien empezó a verla con preocupación.

—¿Estas bien? Te vez un poco pálida.

—No te preocupes Adrien, es solo algo pasajero. Con una aspirina me sentiré mejor.

Nathalie se levantó lentamente y dirigió hacia la otra habitación para buscar la medicina, pero de repente empezó a sentirse mareada. El mundo empezó a darle vueltas y su visión empezó a mancharse de puntos negros, otra vez. Intento agarrarse de una de las sillas, solo para encontrarse a sí misma en el suelo.

—¡Nathalie! —Adrien soltó los cubiertos y dejando su asiento, corrió hacia ella y se arrodillo a su lado. Nathalie no se veía para nada bien.

— ¡Papá! — Adrien gritaba asustado— ¡Papá ayuda!

Eso fue lo último que Nathalie escucho antes de perder el conocimiento.

Gabriel acaba de regresar de visitar a su esposa, muy pensativo. Al escuchar los gritos de ayuda de su hijo, salió encontrándose a Adrien en la puerta del atelier con lágrimas en los ojos.

Gabriel miro a su hijo con preocupación.

—¿Qué sucede? — Los tomo de los hombros y los sacudió un poco —¿Estas lastimado?

—No papá, es Nathalie.

Adrien noto la mirada de preocupación de su padre. Se desplazaron rápido hasta donde se encontraba Nathalie. Ella estaba en el suelo inmóvil. Gabriel la tomo entre sus brazos y la llevo hasta su habitación. Vio su rostro y noto que estaba aún más pálida que la última vez que perdió el conocimiento esa misma semana. Ya habían sido unas tres veces seguidas. Para el esto solo podía significa una cosa.

Nathalie se estaba poniendo peor.

Y él tendría que asegurarse de que no sucediera de nuevo.

Adrien estaba aún más confundido que nunca. ¿Cómo era posible que de un momento a otro Nathalie se enfermara de esta manera? ¿Y justo cuando ya se estaba empezando a sentir mejor?

Todo esto era muy confuso.


Nathalie sentía como si flotara. Intento abrir los ojos, pero cuando lo hizo solo vio el mismo lugar multicolor de sus sueños cuando Emilie aparecía. Solo había un pequeño detalle, algo que para ella no encajaba.

No recordaba haberse ido a dormir.

Emilie la miraba. Tenía una expresión de preocupación en su rostro.

—¿Emilie?

—Nathalie tienes que despertar. Debes despertar.

—¿Que? —Nathalie estaba muy confundida.

Nathalie por fin abrió los ojos. Noto lo oscuro que estaba el sitio donde se encontraba. Palpo un poco y descubrió que estaba en su habitación de la mansión, sobre la cama. Despertó llegada la noche en la ciudad. Vio al techo y se extrañó, porque para esa hora ya debería haber estado en su escritorio.

Lo último que recordaba era como su visión se llenó de manchas negras y que todo le empezó a dar vueltas, el eco de Adrien pidiendo ayuda todavía estaba en su mente.

Busco sus gafas a tientas en la mesita de noche que tenía a su lado, pero no las encontró. La habitación se ilumino. Busco la fuente de luz y vio que la puerta estaba abierta. Lograba distinguir una sombra que justo en esos momentos entraba a la habitación.

Era Adrien, quien tenía una taza humeante de líquido en sus manos. Cuando se acercó lo miro con gesto enternecido.

—Nathalie, despertaste — Adrien se sentía aliviado al ver que Nathalie estaba consciente por fin, después de varias horas.

Ella volvió a mirar la taza.

—Adrien, no es necesario que hagas esto.

—Para mí lo es, después de todo tu cuidaste de mi cuando estaba enfermo. Y bueno por lo general, casi todo el tiempo —dijo Adrien con mucha seguridad.

Nathalie no pudo evitar sentirse culpable. Si Adrien supiera todo lo que estaban haciendo ella y Gabriel, tal vez nunca la perdonaría.

—Voy a buscar a mi padre —dejo la taza en la mesita de noche y salió de la habitación.

Ella se acomodó contra la cabecera de la cama para poder sostener la taza. El olor a hierbas golpeo sus sentidos. Adrien volvió con su padre.

—Adrien, retírate.

—Pero papá… —Adrien estuvo a punto de protestar, pero la mirada de Gabriel lo detuvo por completo.

—Adrien —dijo con tono más severo.

—Si padre— Adrien solo agacho la cabeza y se fue directo a su dormitorio. Ambos alcanzaron a escuchar como Adrien cerro de un portazo

Gabriel se dirigió a Nathalie, con el ceño fruncido.

—Eso que hiciste fue muy estúpido Nathalie. El día de ayer podrías haberte desmayado en la ciudad y yo no podría haberte encontrado. Te podrían haber descubierto. Si vas a hacer algo tienes que decírmelo.

—Yo solo quería ayudarte…—susurro Nathalie

—Sabes que puedo hacerlo yo solo. No necesito que me ayudes.

—Pero Gabriel…

—¡No quiero que te suceda lo mismo que a Emilie! —Gabriel había alzado tanto la voz sin darse cuenta. Solo lo noto cuando Nathalie se estremeció.

—Perdón, lo siento mucho Nathalie. Solo… No quiero que eso vuelva a suceder otra vez. Y menos contigo.

Gabriel soltó todo el aire que estuvo sosteniendo todo ese tiempo con fuerza.

—Por lo menos estaba aquí para ayudarte—Gabriel le hablo de manera calma. — Quiero que te tomes unos días libres. De ahora en adelante tienes prohibido usar el Miraculous del pavo real. Y no lo volverás a usar hasta que te hayas recuperado por completo. Yo me encargare de todo lo demás.

Nathalie no dijo nada y solo miro a su tasa. El espero a que tomara el contenido y la ayudo a desvestirse y cambiarse a su pijama. Cuando Gabriel se llevó la tasa y cerró la puerta sin si quiera decirle buenas noches, ella solo hizo lo único que podía hacer en esos momentos: Dormir.

Unas horas después de sueño, Nathalie escucho que tocaron la puerta, lo que la despertó.

—Pase.

La puerta de abrió y encontró a un Adrien despeinado y somnoliento.

—Hola Nathalie. Perdón por despertarte.

—Deberías estar dormido Adrien. No quiero que arruines tu patrón de sueño —Ella se levantó un poco de la cama para poder verlo.

—Perdón, pero no podía dormir—el bostezo —¿Puedo quedarme contigo?

Aunque quería decirle que volviera a su habitación, por esta vez lo dejaría pasar.

—Por supuesto, Adrien.

Dejo que se acostara a su lado. Adrien quito las mantas en el lado vacío de su cama y se acurruco en ellas como si fuera un niño pequeño. Cuando la madre de Adrien no estaba enferma, y Adrien era aún un niño, ella dejaba que Adrien durmiera con ella, por lo general los días que Gabriel se ausentaba de la mansión. Era lo menos que Nathalie podía hacer por él.

Nathalie tomo su teléfono para ver la hora. Era pasada la medianoche, pero la fecha en su teléfono llamo su atención. No se había dado cuenta que su propio cumpleaños era ese día. Estaba tan enfrascada en los planes de su jefe, que lo olvido completamente.

Cuando el sol ya había salido, Nathalie se despertó. Adrien se había acomodado tan cerca de ella que prácticamente podía sentir su calor corporal a través de las cobijas. Vio la hora en el reloj de su teléfono. Era bastante tarde. Adrien llegaría tarde a la escuela si no se levantaba en ese momento. Poso una mano en la espalda de Adrien.

—Adrien, despierta.

El solo gruño un poco. Ella lo sacudió un poco más hasta que el abrió los ojos y levanto la cabeza.

—Tienes que ir a la escuela, anda. Llegaras tarde.

Viendo la hora, Adrien se levantó de la cama de un salto.

—Oh cielos, gracias Nathalie. Voy a prepararme —Y con eso Adrien salió corriendo de la habitación.

Nathalie esperaba que Adrien pudiera cuidarse el solo y realizara sus tareas mientras que se recuperaba. Ella suponía que Gabriel se haría cargo de sus tareas habituales, o al menos eso fue lo que le había hecho entender el día anterior. Ella solo esperaba que, si ese era el caso, Gabriel no tuviera ningún problema.


Estoy de vuelta una vez más. La buena noticia es que ahora si tengo capítulos para publicar lo que queda del semestre y es muy poco probable que me vaya a hiatus otra vez :)