Esta escena les gustara mucho a los fans H/Hr
Creo que no está muy bien escrito, la verdad es que es la primera vez que escribo sobre besos y todo eso…
Regalito 2
Capítulo 9: El desliz de Hermione
Entraron en la mansión de los Dumbledore, y pudieron vislumbrar el gran vestíbulo que esta tenía, por que se podía decir que solo el vestíbulo era como el comedor de la casa de Privet Drive.
Aberforth lo dirigió por una puerta a la izquierda, otra a la derecha, y otra desviación por la derecha. Pasaron un oscuro pasillo y entraron en una puerta, donde había una habitación grande, como tres comedores de tía Petunia juntos.
Allí se encontraban más de cincuenta magos, a los que Harry solo pudo distinguir a unos cuantos: Kingsley Shacklebolt, Remus Lupin, Ojoloco Moody, Nymphadora Tonks (se veía muy feliz, cogida de la mano de Remus), Minerva McGonagall, Frank y Alice Longbottom… entre otros.
Todos desviaron sus miradas hacia donde estaban Harry y Aberforth, este le indicó que se sentara a su lado, en la mesa y Harry así lo hizo, entre los murmullos que sonaban. Cuando Aberforth se sentó, los murmullos cesaron, y este habló por primera vez:
-Bueno, en primer lugar, quería saludarles y agradecerles que hubieran venido hasta aquí, para celebrar esta reunión extraordinaria, pues es la primera vez que convocamos este tipo de reuniones.
Se produjeron unos murmullos cuando Aberforth se levantó y se paseó por la habitación.
-Esta reunión se hizo para informarnos sobre los últimos pasos de Voldemort – alguno hicieron muecas de dolor al oír ese nombre – Razbite, por favor, puedes empezar…
Un hombre con aspecto risueño, alto, musculoso y corpulento, se levantó. Tenía los ojos saltones, una nariz ganchuda y los ojos verdes, muy parecidos a los de Harry. Entonces, con voz grave y amenazante, habló:
-Bueno, he estado haciendo guardia en Beauxbatons, y todo parece normal, aunque hay una cosa rara, una muchacha siempre se escapa, y vuelve por la noche muy tarde.
Y este se volvió a sentar.
-Korneas, si eres tan amable… - dijo Aberforth, otra vez sentado, Harry no se había fijado muy bien en como lo había hecho, porque había estado atendiendo al hombre que anteriormente había hablado.
Otro hombre se levantó, de aspecto tímido y bajito, muy mayor aunque no se podía decir un anciano, tenía canas, y los ojos rojos, parecidos a los de Voldemort…
-Como mi anterior compañero, yo también he estado haciendo guardia en Drumstrang, porque soy el profesor de criaturas mágicas de allí. Bueno, lo que los quiero decir es muy preocupante, el director de esa escuela, Orion Black, es un fanático de Voldemort, y también he visto varias veces entrar encapuchados a hablar con el director, y temo que sean mortígrafos, hasta aquí concluye mi relato – dijo Korneas, volviéndose a sentar.
A Harry le sonaba mucho el nombre de Orion Black, y se dijo a si mismo que en cuando volviera a Grimmauld Place, investigaría sobre el asunto, porque donde había visto recordar ese nombre era en el tapiz.
Siguieron hablando durante dos horas, sobre asuntos de vigilancia. Cuando terminaron, Lupin y Tonks se acercaron a Harry, que estaba solo porque Aberforth se había ido a hablar varias cosas con el hombre llamado Korneas.
-¡Hola
Harry! – dijo Lupin sonriendo, Tonks iba detrás, sonriendo
también - ¿Qué tal? ¡Que bien que ya
despertaste y pusieras venir a tu primera reunión con la
Orden!
-¡Hola
Harry! – dijo Tonks también, contenta de ver al muchacho de
ojos verdes.
-¡Hola
parejita! ¡Qué felices se os ve! – Dijo Harry con una
gran sonrisa, haciendo que los dos se coloraran y sonrieran - ¿Quién
es Orion Black, Remus?
-Ah!
– Dijo Lupin, nuevamente serio ya – es el director de Drumstrang,
ya sabes, el padre de Sirius.
-¿Qué?
¡No! – dijo Harry, negando con la cabeza. Lupin lo miró
y asintió con la cabeza – nadie me había hablado de
él.
-Porque
nadie sabía que estaba vivo – dijo Lupin – apareció
de la nada donde quiera que esté Drumstrang, porque no lo
sabemos, pese a tener espías allí. Y cuando Orion fue
allí, lo nombraron director del recinto, y eso ocurrió
no hace más de unos días, pero nosotros tenemos a su
profesor infiltrado, ya sabes, lo has conocido, a Korneas – dijo
Lupin, ahora no sonreía y se mostraba más serio todavía
que antes.
Harry asintió energéticamente y se despidió de su amigo y de Tonks (la última imagen que había tenido de estos dos había sido que Lupin la había cogido por la cintura y la había besado apasionadamente) y se dirigió con Aberforth Dumbledore, que hablaba con los dos hombres que estaban en Drumstrang (Korneas) y Beauxbatons (Razbite). El anciano Aberforth sonrió al ver a Harry.
-¡Harry
ven! – dijo este, haciéndole señas al muchacho para
que se acercara – mira, te presento a Razbite Lorens – el hombre
sonrió – es el profesor de transformaciones de Beauxbatons,
y te presento también al único profesor anti Voldemort
de Drumstrang, Korneas Krum – el hombre sonrió.
-Mi
hijo me ha hablado mucho de ti muchacho – dijo Korneas, sonriendo
una vez más.
-¿Eres…
el padre de Víctor? – pregunto Harry con un eje de
nerviosidad, y viendo como el hombre asentía con la cabeza
sonriente.
-Bueno,
Korneas y Razbite, yo voy a acompañar a Harry – dicho esto,
Aberforth condujo a Harry fuera de la mansión – ya sabes
Harry, mañana ve al despacho de McGonagall, nos vemos allí
– Harry asintió y se apareció en Grimmauld Place.
Se dio cuenta de que todos dormían, porque no había ningún sonido por allí, y estaban todas las luces apagadas. Harry subió a ver el tapiz de los Black y vio, que en efecto, Orion Black era el padre de Sirius, pues allí lo ponía, que estaba casado con Walburga black, y que habían tenido dos hijos (Sirius Orion y Regulus Arcturus).
-¿Harry? – preguntó una confundida Hermione, encendiendo la luz.
El chico se giró asustado, pero se tranquilizó al ver a Hermione, aun sin pijama.
-¿Dónde
estabas? – Preguntó Harry, acercándose a Hermione,
esta se dio cuenta de que se acercaba, pero no se echó para
atrás, sino que se acercó también – creí
que estabais todos durmiendo, porque no había ninguna luz ni
nada.
-Estaba
en la Madriguera, y tengo que decir que Ron y Ginny se han quedado
allí, por asuntos familiares.
-Ah!
Ya… - dijo Harry, que se dio cuenta de que no hablaba con Hermione
desde que ocurrió lo del beso.
Los dos se miraron, se acercaron, y dejándose llevar, se unieron en un apasionante y entrelazado beso.
Besándose… los muchachos estuvieron un cuarto de hora besándose, sin importar lo que pasaba, sin ni siquiera hablar, pero Hermione se separó, lentamente y dolorosamente para Harry, que estaba disfrutando del momento.
-Oh!
Harry, por favor, no me hagas esto, sabes que no debemos… estas
saliendo con mi mejor amiga, Harry – dijo la muchacha acalorada.
-Y
tú con mi mejor amigo, y yo no te he dicho nada – le replicó
Harry con énfasis.
-Eso
no es verdad – dijo Hermione tímidamente y sin mirarlo –
cuando estuviste en coma, pasaron muchas cosas, entre una de ellas,
está que Ron y yo lo hemos dejado.
Harry no supo como reaccionar, así que simplemente abrió la boca y con un nivel de voz espantoso (en el cual se le notaba que estaba contento) dijo algunas palabras muy mal medidas, como Hermione pudo notar:
-Oh! Lo siento… de veras.
Hermione parecía confusa, pero, sin saber muy bien lo que hacía, se abalanzó otra vez sobre Harry, besándolo con ganas y con sus piernas rodeando la cintura d Harry, que, confundido y aturdido, casi se cae ante esta acción inesperada de su amiga Hermione.
Harry, correspondiendo a sus besos, y en esa postura, la cogió de la espalda, y se la llevó a la habitación suya, donde una bonita, buena, y reconfortable cama, los esperaba.
Harry la tumbó en la cama, y se lanzó encima, besándola en el cuello y dándole un pequeño mordisco en la oreja, oyendo como la chica soltaba un gemido de placer. Luego fue ella la que besaba al chico en el cuello, haciendo que Harry disfrutara…
-Hermione…
¡Siempre te he querido! – dijo el chico en un impulso que le
había dado el corazón.
-Yo
también, Harry James Potter, siempre lo he hecho, y siempre
será así, Ron no cambiará las cosas.
Y pasaron la noche durmiendo juntos, abrazados y calentitos, todavía vestidos claro…
El sol ya entraba en la ventana, Harry despertó al lado de Hermione que dormía plácidamente. Este asustado por si ya habían llegado Ron y Ginny, bajó apresuradamente a la cocina, y se dio cuenta de que no había nadie por la casa.
Estuvo en la cocina desayunando, y se imaginó que Ron y Ginny tardarían un poco en llegar, porque aun era bastante temprano.
De repente, unos brazos desconocidos rodearon a Harry, este se dio la vuelta y vio a Hermione apoyando su cabeza en el pecho del joven mago.
-¿Cómo
has dormido? – preguntó Harry, abrazándola y dándole
un pequeño beso en la frente, Hermione sonrió, estaba
muy contenta.
-Muy
bien, ha sido una de mis mejores noches de mi vida… - dijo
Hermione, soltando al chico y sentándose en la mesa – Harry,
no quiero contarte esto, pero… ¿Tú estás
seguro de que no quieres a Ginny?
-Hombre,
la quiero – Hermione lo miró de pronto algo indignada, pero
Harry habló rápidamente para defenderse – pero no es
lo mismo que sentía antes, ahora es un amor paternal, no se si
me entiendes… lo que quiero decir que aunque sea mi novia, yo
personalmente lo considero como mi hermanita pequeña ¿Sabes?
– dijo Harry, sirviéndose una generosa cantidad de té
en una taza azul.
Hermione lo miró pensando, estuvo como analizándolo con rayos x, pero luego, al darse cuenta de que este se había percatado, miró las magdalenas que se estaba comiendo, aunque parecía entusiasmada. Harry juró que cuando deslizó su mirada hacia abajo estaba sonriendo.
-Hermione
– dijo Harry, bebiendo un último sorbo de café - ¿Qué
asuntos familiares tenían que tratar Ron y Ginny?
-Bueno,
no lo sé exactamente, pero al parecer, su padre les había
enviado una lechuza, diciéndoles que fueran a la Madriguera
rápidamente, porque Percy estaba allí, en su casa. Y no
se nada más.
A Harry no le sorprendió demasiado, pero luego se dio cuenta de que tenía que hablar con Hermione, sobre su difícil situación.
-Harry…
- dijo Hermione, en tono suplicante – Harry ¿Qué será
de nosotros? No podemos escondernos. Mira, yo te quiero, pero creo
que fue un error lo de anoche, tú estás saliendo con mi
mejor amiga…
-Pero
Hermione… yo te quiero… lo dejaría todo si quisieras, no
necesito la compañía de Ginny – dijo Harry, aunque no
podía hacerle eso a Ron ¿Qué diría su
amigo? ¿Y la señora Weasley? ¿Lo seguiría
considerando como un hijo?
-Pero
no sin Ron, ni yo tampoco sin Ron ni Ginny, Harry, esto no debe
volver a pasar… - la castaña miró fijamente a los
ojos a Harry, el cual comprendió que la muchacha tenía
muchísima razón.
Harry, en sus ojos llorosos, notó que no estaba siendo un buen momento para la muchacha, pues estaba llorando, y parecía estarlo pasando muy mal.
-Está bien – dijo Harry, sintiendo un dolor en el pecho – si es lo que quieres…
Hermione le iba a reprochar algo, abrió la boca, pero un sonoro "crack" la hizo callar. Se oían voces discutiendo. Ginny y Ron entraron en la cocina, ya callados, y no se miraron en toda la mañana.
El día transcurrió triste, a Harry ya no le gustaba Hermione, sino que estaba terriblemente enamorada de ella, y nadie lo podía remediar. El chico ya no hacía mucho caso a las caricias de Ginny, y esto dejó a la muchacha un tanto preocupada. Harry no quería hacerle daño, porque le caía muy bien, pero tenía grandes deseos de cortar con ella…
Harry ya estaba listo. Era el día 28 por la tarde, y eso significaba que tenía que ir a la reunión con Dumbledore en Hogwarts, así que, ya arreglado, se despidió de sus amigos (de Hermione de una forma especial) y se apareció en Hogsmeade, cerca de la calle que conducía a Hogwarts, y el chico de ojos verdes emprendió su camino.
Ya había llegado a Hogwarts, pasó por las dos grandes puertas de roble y vio a curiosos alumnos como se quedaban mirando. Incluso lo había rodeado un grupo de chicas, que se reían del comentario de Harry de que tenía que ir a hablar con la directora. De repente, por uno de los pasillos del tercer piso, se encontró Dean Thomas.
-Oh!
Hola Harry, ¿Qué haces por aquí? – dijo el
muchacho sorprendido y con rencor, pues Harry le había
arrebatado a la chica que amaba.
-He
venido a hablar con la directora McGonagall – dijo sin andarse con
rodeos.
-¿Sabes?
Me han nombrado capitán del equipo de Quidditch – dijo el
muchacho con orgullo, mostrando una insignia que indicaba que era el
capitán del equipo.
-Oh!
Que bien – dijo Harry – bueno Dean me tendrás que perdonar
pero es que tengo prisa – dicho esto Harry se fue, deshaciéndose
del muchacho con facilidad.
Harry llegó delante de la estatua del despacho del director y se le vino el cielo a los pies, porque no sabía nada de la contraseña. Ante esto, la estatua se abrió, mostrando a la profesora McGonagall, quien le indicó a Harry que entrara en las escaleras.
Cuando entró obtuvo una grata sorpresa, porque allí había gente que no esperaba ver. Estaban Remus Lupin, Nymphadora Tonks, la profesora McGonagall, los dos hermanos Dumbledore, y Kingsley Shacklebolt. Todos sin exceptuar a nadie miraron a Harry con indiferencia, mientras este los miraba con un eje de sorpresa.
-Siéntate, Harry – dijo Albus e hizo aparecer una silla con su varita – como habrás acabado de ver, hemos contado a algunas personas más el secreto sobre mi muerte.
Harry se sentó, sin saber que decir, y como no dijo nada, Dumbledore prosiguió:
-Harry, deberías saber también que he decidido contarles lo de los Horcruxes de Voldemort, y ellos están dispuestos a ayudarte, te darán clases, te he preparado un horario…
El anciano se levantó, y se puso a pasear por su despacho. Harry estaba sorprendido, pero no enfadado, porque Albus tenía todo el derecho de contarlo si quería, aunque se alegró saber que de la profecía no había contado nada, o al menos, eso se imaginaba Harry.
-Kingsley, te dará clases de hechizos ofensivos, todos los miércoles y jueves, a la noche, Lofitraw Binner – Harry asintió, contento, porque esa era una buena idea – Remus te dará clases de magia defensiva, contra las artes oscuras más que nada, todos los lunes – Harry asintió, también contento – Nymphadora, te dará clases de Oclumancia, porque ella sabe mucho de eso, y creo que serán más eficaces que lo hagas con ella que con Severus, todos los viernes – el muchacho asintió, pero eso de que Tonks supiera Oclumancia no lo sabía, así que fue una extraña sorpresa para él, pero no dijo nada – y yo Harry, te daré clases de algo que me parece, aunque sea magia oscura, muy útil, me refiero, por supuesto, a la Legermancia.
Harry lo miró por un momento, pero no dijo nada. Eso sonaba bien… Legermancia. ¿Cuántas veces Harry había sentido deseos de penetrar en la mente de las personas, para saber en que piensan?
-Ah!
Se me olvidaba. La profesora McGonagall y Aberforth, te darán
clases también, todos los sábados, aquí en
Hogwarts – añadió Albus rápidamente.
-¿Y
que me van a enseñar, señor? – dijo Harry, con
interés y curiosidad.
-Ah!
Pues quiero que te introduzcan en magia, principalmente evasiva,
avanzada. Pero Harry, yen en cuenta, de que muy pocos magos y
experimentados sabrán hacer los hechizos que te enseñaran.
¿Crees que puedes? – dijo Albus mirándolo, y como
suponía Harry, leyendo sus pensamientos.
-Claro,
por supuesto – dijo el muchacho de ojos verdes, con sobrada
seguridad.
-Bueno,
pues que así sea – dijo Albus, con una muy enigmática
voz – ahora si me disculpáis, quiero hablar con Harry a
solas – pareció que todos lo entendieron, porque salieron
sin decir nada, ni si quiera a Harry.
-Harry,
sabes que debemos hablar. Sabes que pronto Voldemort podría
descubrirnos, por eso necesito saber que pasó en el Horcrux de
Godric's Hollow.
Harry habló, y le contó todo cuanto sabía de ese Horcrux. Le contó que primero estaba en un pedestal en la antigua casa de sus padres, también le contó que un día después de que descubriera lo del Horcrux, este había cambiado de lugar, y se había trasladado al bosque que había cerca. También le dijo que intentó entrar en el bosque, pero una fuerza desconocida lo empujó a dos metros de distancia.
-¿Y…
cuando vamos a por ese Horcrux señor? – dijo Harry,
dispuesto a ir a por acción.
-Pues,
Harry, de momento, creo que tardaremos. Ese está muy bien
protegido, el bosque ese contiene grandes poderes mágicos,
nadie excepto dos magos han conseguido entrar en él.
-¿Y…
quiénes son esos dos magos? – preguntó Harry,
creyendo conocer la respuesta.
-Yo,
y Voldemort – dijo el anciano directamente – y créeme, ese
bosque contiene secretos que ni tú ni yo estamos preparados
para conocer, aunque yo ya conozca algunos. Ese bosque tiene mucho
que ver con las artes oscuras, y por supuesto, Voldemort no tiene
miedo de entrar.
-¿Y
usted? ¿Señor? – dijo Harry, asustado, pues
Dumbledore nunca había demostrado miedo ante ninguna
situación, al menos que Harry conociera.
-Bueno
Harry, voy a evitar tu pregunta, pero no por mucho tiempo, pronto
sabrás lo que esconde ese bosque, pero ahora déjame
preguntarte una cosa. ¿Crees que alguien te vio, la noche que
fuiste a Godric's Hollow? – dijo el anciano, sin mirar a Harry,
parecía avergonzado.
-Bueno,
alguien me tuvo que ver, pero no se me ocurre nadie ¿Usted
cree que fue Voldemort el que cambió de lugar el Horcrux,
señor? – preguntó Harry, olvidado de la pregunta que
anteriormente le había hecho.
-Oh!
Si, por supuesto que si. Ninguno de sus mortígrafos se hubiera
atrevido entrar, incluso dudo que haya alguien vigilando ese Horcrux,
pero creo que antes preferirían que su amo los asesinara.
Harry supo que era el momento de irse, por que Dumbledore se había levantado.
-Harry, ya sabes, el próximo lunes empiezas con las clases, ahora, puedes marcharte.
Harry asintió y abandonó el despacho, con rumbo hacia Grimmauld Place.
Salu2
Dark Dumbledore X
