Capítulo 12: Descubrimiento en Grimmauld Place

Regulus se puso a pensar, y con un acto noble y fuerte, se levantó tambaleándose y apoyándose en la vasija de la poción fosforescente.

-¡El dijo que los Inferi solo temían a la luz…! – Se puso a pensar y de repente exclamó – ¡Kreacher atrás, ven, necesitaremos fuego!

Pero era demasiado tarde, un Inferi ya había cogido a Kreacher por la pierna, y este asustadísimo comenzó a gritar y a sollozar.

-¡Amo, por favor, el amo debe ayudar a Kreacher! – exclamaba Kreacher.
-¡Incendio! – gritó Regulus hacia la orilla.

Le dio al Inferi, que soltó de inmediato a Kreacher. Parecía que había funcionado, porque ningún Inferi se atrevió a subir a la pequeña isla. Pero después de un momento, los Inferi volvieron a subir, Kreacher estaba agarrado de los pies de Regulus.

Regulus estaba paralizado por la conmoción. Los Inferi poco a poco iban subiendo, y Regulus (Harry supuso que lo hizo de forma no verbal) hizo un hechizo. De la punta de la varita de Regulus empezó a salir fuego, y finalmente el fuego formó un anillo, que rodeó a Kreacher y a Regulus. Dumbledore, que estaba al lado de Harry, sonrió.

-Veo que el hechizo que le enseñé yo en la escuela ha servido para algo – dijo Dumbledore sonriendo, y contemplando la escena emocionado.

Los Inferi no se atrevieron a acercarse, es más, huían. Lo último que hicieron fue retroceder, hasta caer en el agua negra asustados.

Regulus en la varita en alto, se acercó a la vasija, y sacó el pequeño guardapelo de Slytherin. Y luego sacó una falso también del mismo color, pero un poco más grande. Regulus abrió el guardapelo falso como si estuviera contemplándolo, y Harry vio que dentro del guardapelo había un pequeño trozo de un pergamino arrugado.

Harry sabía que en la actualidad, ese guardapelo estaba en su bolsillo. Harry sacó el falso Horcrux y lo comparó con el de Regulus a distancia, que lo estaba depositando en la vasija de piedra. Eran exactamente iguales.

-Kreacher, no te asustes, los Inferi no volverán a subir – dijo Regulus, e hizo desaparecer el anillo de fuego que salía de su varita.

Y en efecto, no sucedió nada. Los Inferi no dieron señales de vida ni volvieron a molestar con su horrible y húmeda presencia.

-Excelente – susurró Regulus felizmente.

Sacó una botella de cristal, más o menos con una capacidad de dos litros. Dentro de ésta, había un líquido de color verde fosforescente. Era la poción que antes había dentro de la vasija de piedra. Dumbledore ya no sonreía, sino contemplaba cada paso y cada movimiento de Regulus sorprendido, parecía muy orgulloso de Regulus.

Regulus, que estaba muy débil, porque se tambaleaba mucho, vació el fosforescente líquido de la botella en la vasija de piedra, de modo que, la vasija se había quedado exactamente igual que antes, incluso estaba igual de llena, tenía la misma cantidad de poción como anteriormente.

Regulus estuvo unos cuantos minutos murmurando cosas y palabras en una lengua ininteligible, como hizo Dumbledore cuando Harry y él fueron a por el Horcrux. Kreacher estaba muy quieto, para no interrumpir el trabajo de su amo, pero lo miraba fascinado, al igual que Harry y Dumbledore.

-Creo que es suficiente, Harry – dijo Dumbledore con voz queda y cansada – vamos…

Cuando Harry pisó de nuevo el suelo del despacho de la directora, Dumbledore ya estaba sentado allí. De modo que Harry se sentó, esperando a que Dumbledore hablara. Esto tardó unos segundos en suceder.

-Bueno, Harry, ya has visto la grandeza de Reguls, la verdad, nunca creí que sería tan buen mago. Nunca lo supe, porque nunca lo conocí, pero el profesor Snape dijo que lo conoció, y que siempre había sido un mago mediocre. Ahora veo qua tan equivocado estaba, y que nunca me lo debí creer – dijo Dumbledore con voz cansada nuevamente, ya era hora de comer – Bueno Harry… pregunta lo que quieras.

A Harry le pareció que habían pasado horas desde que había ido allí, hasta que Dumbledore terminó de mostrarle el recuerdo de Regulus y Kreacher.

-Señor… ¿Cómo es que Kreacher le permitió ver ese recuerdo? Me sorprende mucho la verdad – preguntó Harry contemplando a Dumbledore.
-A lo primero me estaba mintiendo, diciendo que Regulus no había tenido nada que ver con esto – explicó Dumbledore, jugando en las manos con el guardapelo de Slytherin, Harry supo que se refería al guardapelo – pero soy lo bastante hábil en Legermancia como para no darme cuenta cuando me están mintiendo, y cuando no. Tuve que emplear contra él la maldición "Imperius" para que me diera el recuerdo, y la verdad, no me enorgullezco de eso ni lo más mínimo, Harry, esperó que nunca lo llegues a hacer tú.
-¿Y… el guardapelo? ¿Cómo lo encontró? – preguntó Harry con interés.
-Esa es una larga historia Harry – dijo Dumbledore, dejando el guardapelo en la mesa y levantándose para caminar por el despacho - ¿Recuerdas cuando decidimos usar el número doce de Grimmauld Place? – Harry asintió con la cabeza – pues todo empezó allí. Estabais ordenando la casa, y Sirius quería hacerse de todos los tesoros de su familia, por supuesto, Kreacher quería evitarlo. Bueno pues la señorita Ginny Weasley, creo que fue ella, encontró un guardapelo, que intentasteis abrir pero que nadie pudo hacerlo…

Harry recordó ese momento, y el mundo se le cayó a los pies.

-¡Es verdad! – Exclamó el muchacho – Profesor ¿Cree…?
-¡Oh por supuesto! – Lo cortó Dumbledore – sí, ese era el guardapelo de Slytherin que tanto le había costado a Regulus cogerlo. Bueno, pues el guardapelo desde entonces se quedó allí, en el cuarto de Kreacher.

El anciano reparó en la espada de Godric Gryffindor, que reposaba en una urna de cristal, y siguió con su relato volviendo a caminar.

-Luego, como me imagino que recordarás, murió Sirius – a Harry se le revolcó el estómago al oír ese nombre – Sirius te dejó toda la herencia, una considerable cantidad de oro, y el número doce de Grimmauld Place. Nosotros, por seguridad, decidimos abandonar el lugar. Pero el desalmado de Mundungus Fletcher, robó todo lo que encontró en la casa de valor.
-Si, es verdad – dijo el muchacho con indignación – espero que pague lo que hizo, y que mejor lugar que en Azkaban, que se pudra allí.

Harry recordó cuando lo vio en Hogsmeade, con todo lo que era suyo, y lo nervioso que se puso al ver a Harry, eso no lo podía olvidar.

-Yo supuse que estarías muy enfadado con él, pero no hice nada al respecto. Por muy ladrón que sea, Harry, nadie merece ir a Azkaban, esa desgracia solo la dejaría con honor para lord Voldemort. Bueno, sigo con mi relato.

Dumbledore ahora se sentó en su silla detrás del escritorio, mirando a Harry.

-Nosotros ya habíamos empezado a hacer nuestras reuniones. Luego tú conseguiste, con mucha elegancia, la tarea que te había mandado, el recuerdo del viejo Slughorn. Te mostré ese recuerdo, y averiguaste lo que eran los Horcruxes. En ese momento, ya habíamos entrado en el terreno de las suposiciones. Luego, al finalizar el curso, fuimos a por el Horcrux de la cueva. Cuando lo conseguimos; yo ya me había dado cuenta de que no era el mismo, pero no había descubierto el pergamino que había dentro, fingí mi muerte con la ayuda del profesor Snape.

Harry se preguntó a que se refería Dumbledore con "ayuda" pero siguió escuchando el relato atentamente.

-Cuando volvimos a vernos, no hace mucho, me dijiste que el Horcrux era falso. Por supuesto, eso ya lo sabía, pero también me dijiste que lo había robado un tal R.A.B., y me dijiste también, que ese R.A.B. era Regulus Arcturus Black, entonces, yo te pedí que me prestaras a Kreacher. Cuando hablé con él, me dijo que un hombre de la Orden, había robado en Grimmauld Place, y también había robado el guardapelo, eso no me lo dijo, pero lo leí en su mente. También leí en su mente que Regulus no había podido destruir el Horcrux. Se había tirado días, incluso meses intentándolo y no lo había conseguido. Y, entonces, yo pensé "¿Quién podría robar en Grimmauld Place de la Orden…?" y desde entonces, comprendí que lo tenía Mundungus.

-¡Claro! – dijo Harry, que con un acto de reflejo, se había puesto de pié - ¿Cómo no lo había pensado?
-Pues así es Harry, no lo habías pensado, pero no pasa nada. Y como me aburría, pues decidí ir a Azkaban.
-¡¿Qué! – dijo Harry, sorprendido y volviéndose a sentar - ¡Podrían haberlo descubierto!
-Ah! Lo dudo mucho, Harry – dijo Dumbledore sonriendo – los únicos que vigilan Azkaban ahora son magos, los dementores ya no están. Pero como supuse, me vio mucha gente. Están todos locos, así que si dicen que me vieron nadie se lo creería. Mundungus estaba afectado por los dementores, pero no tanto como los demás, así que yo le obligué a decirme donde estaba lo que había robado, y el me dijo que en su casa.
-¿Y usted fue a su casa, señor? – preguntó Harry, cada vez más enfadado con Mundungus.
-Si, ya lo creo que fui. Si enviara a alguien del Ministerio a inspeccionar la casa de Mundungus, lo condenarían al beso del dementor, es increíble la cantidad de cosas que hay allí robadas. Y entre todas esas, encontré el guardapelo que ahora tengo en mi lastimada mano – dijo Dumbledore, cogiendo el guardapelo con su mano negra, que, cada día (o eso le parecía a Harry) estaba más negra.

Entonces Harry lo comprendió todo cómo había cogido Dumbledore el guardapelo.

-¿Y… no lo destruimos señor? – preguntó Harry mirando el guardapelo.
-No – espetó Dumbledore con serenidad – vamos a esperar a encontrar a los otros, de momento, si quieres, le hacemos el encantamiento "Sanctus", y le quitamos toda la magia oscura que contenga. ¿Por qué no lo pruebas? ¿No te acuerdas de lo que te dije…? – dijo Dumbledore, mirando como si usara rayos X (Harry sabía que estaba usando la Legermancia).
-Si, eh… me acuerdo, pero no practiqué señor – dijo Harry con sinceridad, no tenía más remedio.
-Pues pruébalo ahora, yo, creo que podrás hacerlo, porque como te dije la otra vez, tienes un corazón puro, Harry…
-Vale lo pruebo – dijo Harry nervioso, pero con valentía.

Dumbledore se levantó con el guardapelo puesto en el cuello, con un movimiento con la varita hizo desaparecer todos los objetos, y dejó el guardapelo en tierra. Solo quedaba en el despacho Harry, Dumbledore y el guardapelo.

-Señor… - dijo Harry sacando la varita con nerviosismo - ¿Algún consejo?
-Solo puedo decirte que el Horcrux reaccionará si es atacado o alguien intenta variar su naturaleza. Ya sabes Harry, para que el "Sanctus" funcione…
-Tiene que salir la misma forma del patronus, lo sé – lo interrumpió Harry de mala manera.
-Pues eso, intenta erradicar el mal del Horcrux, te dejo sólo con el guardapelo – dicho esto el antiguo director salió del despacho dejando a Harry con el Horcrux.

Harry miró un instante al guardapelo, y sin miedo, con valentía, y nervioso, gritó:

-¡Sanctus!

La varita de Harry empezó a vibrar fuertemente, y poco a poco, iba saliendo la cornamenta de un ciervo, e instantes después, un ciervo blanco, muy blanco, que emitía una gran luz; la cual cegaba a Harry que no veía nada en el despacho, salió de la varita. Y después entró en el objeto y desapareció.

Del objeto salió humo, primero desenvuelto, pero luego se unió formando la cara de una persona casi inhumana, con aspecto de serpiente, al que Harry identificó como lord Voldemort. Ese humo traspasó el cuerpo de Harry, y el joven mago se desmayó, quedando indefenso…

Harry despertó. No veía nada, estaba todo muy oscuro. Se incorporó y en la mesita de al lado estaban sus gafas. Harry se las puso y encendió la luz. Se dio cuenta de que estaba en su habitación de Grimmauld Place.

-Cielo, estás bien… - suspiró una dulce y melancólica voz. Harry se dio cuenta de que Hermione le estaba acariciando la mejilla y le dio un beso – ha llegado esto contigo Harry, es de Dumbledore…

Harry la miró y con rapidez le dijo:

-Déjamelo, por favor – dijo Harry, tendiendo la mano para que Hermione le diera la carta.

Cuando Hermione le dio la carta, Harry la leyó:

Querido Harry:

Cuando leas esto ya habrás despertado, y solo tengo que decirte una cosa, ¡Enhorabuena! Has destruido el Horcrux, aunque el guardapelo lo tengo yo ahora. El guardapelo ya se puede abrir y ahora es un guardapelo normal, que está en este momento rodeando mi cuello. Recuerda, si deseas averiguar más de Regulus, debes averiguarlo en Grimmauld Place. Según tengo entendido, hay una sala secreta en la casa, donde se muestran todos los datos de todos los Black, todos sus diarios…

Recupérate,

Albus Dumbledore

-Hermione, ¿Has leído esto ya? – Preguntó Harry levantándose - ¿Cuánto tiempo llevo aquí? Espero no haberme perdido otro mes…
-No, tranquilo, acabas de llegar. Te ha traído Fawkes, junto a la carta – Harry la miró sorprendido – y sí, hemos leído la carta porque estábamos preocupados.
-¿Con "hemos" a que te refieres? No la habrán leído Luna y Neville… - dijo Harry, esperándose ya lo peor.
-No tranquilo. Solo lo hemos leído yo, Ron y Ginny. ¿Pero pasa algo? – dijo Hermione un tanto preocupada.
-No, nada – dijo Harry – voy a ducharme, convoca a los cuatro miembros especiales del ED que enseguida bajo.

Hermione salió de la habitación y cerró la puerta.

Cuando Harry ya había acabado, salió con todo el pelo revuelto hacia donde convocaban las reuniones, y en vez de ver allí a Ron, Ginny, y Hermione, aparte de estos, también estaban Luna y Neville. Antes de que Harry pudiera decir nada Ron (que tenía su mano pasada por el cuello de una Luna muy sonriente) dijo:

-Ya saben lo de los Horcruxes, Harry, y también lo de Dumbledore, eso que esta vivo… - dijo Ron, no estaba seguro, pero lo dijo con indiferencia.

Harry se enfadó mucho por dentro, aunque nadie lo notó.

-Ah! – dijo Harry, intentando sonar indiferente, aunque sin mucho éxito – pues bien… entonces la misión os irá para los seis… ¿Estáis de acuerdo? – dijo Harry, por no ser descortés con Neville y Luna.
-Totalmente – dijo Ginny, ya parecía que se encontraba mejor, y no había ningún rastro de ninguna lágrima en su cara llena de pecas.
-Bueno, pues…

Les contó todo. Lo que había hecho con Dumbledore, lo del pensadero, lo de la misión que le había encargado Dumbledore… Harry quería empezar por ahí.

-La tarea que Dumbledore me ha encomendado es buscar una sala secreta que hay aquí, en el número doce de Grimmauld Place, en la noble y ancestral, casa de los Black. Pues ya podemos empezar, nos dividimos en tres grupos. Yo con Ron, Luna con Ginny, y Hermione con Neville ¿Qué os parece? ¿Deberíamos cambiar los grupos? – preguntó Harry.

Nadie respondió, así que Harry siguió hablando:

-Bueno pues así está bien – dijo Harry, indicándole a Ron que se levantara – bueno, que cada cual busque por su sitio. Yo y Ron nos pillamos la primera planta.
-Nosotras esta planta – dijo Ginny sonriéndole a Harry (Hermione puso una cara un poco molesta, pero nada grave).
-Pues yo y Neville por la planta del desván – dijo Hermione con resignación.
-Pues que empiece la búsqueda – dijo Harry. Todos salieron de la habitación y Ron y Harry subieron en silencio por las escaleras hacia la primera planta.
-¿Dónde nos ponemos a pensar? – dijo su amigo pelirrojo sonriendo.
-Aquí… donde está el tapiz… - dijo Harry.

Entraron a una habitación que había a la derecha. Esa habitación estaba vacía. Solo contenía un gran tapiz en el cual estaban todos los nombres de la familia Black. En un extremo superior ponía: "La noble y ancestral, casa de los Black".

-¿Y que hacemos…? – Dijo Ron – pues hablar, ¿No? ¿Cómo te va con Hermione?
-Bien, ¿Y a ti con Luna? – dijo Harry, mirando la frase de la familia Black, "Siempre puro".
-No sé, me gusta mucho ¿Sabes? – decía Ron, haciendo caso omiso de la misión que él y Harry tenían que hacer – yo siempre me había pensado que me gustaba Hermione. Cuando conocí a Luna, no me agradaba mucho estar con ella, pero en sexto si me agradaba su compañía. Y creo que fue eso lo que me enamoró de ella, es… no sé… digamos que Luna para mí, claro, es muy especial.

Harry, que no estaba escuchando a Ron, bajó la mirada y pensó, la frase familiar seguro que algo tendría que ver.

-¡Siempre puro! – murmuró Harry con claridad y altitud, pero poco esperanzado.
-¿Qué demonios estás…? – pero la pregunta de Ron acabó en una sonora exclamación.

La pared que había al lado del tapiz se estaba moviendo, formando así un marco de puerta dorado, y unas cortinas.

Harry apartó las cortinas y vio que había unas escaleras que descendían.

De pronto; Neville, Ginny, Luna y Hermione (Harry supuso que habían ido allí atraídos por el sonido que había echo esa entrada secreta al aparecer) entraron en la habitación, dirigiéndole a Harry una ráfaga de preguntas, de las cuales solo había oído palabras ("¿Qué ha sido eso?", "¿Habéis encontrado algo?") y el joven mago se levantó. Ante tal acción, todos los presentes callaron de inmediato.

Harry les explicó todo lo que había pasado, con pelos y señales, y todo un lujo de detalles, ante esto, ya estaban dispuestos a bajar por las escaleras.

-Yo voy primero, por si acaso – dijo Harry con complejo de héroe.
-¡No! – Dijo Hermione, muy asustada y preocupada – iré yo, haber si a ti te pasa algo, porque ya sabes, el mundo mágico te necesita, Harry, y yo también…
-¿¡Pero que dices? – dijo Harry, bajando ya, y desde abajo dijo: - tranquila que no me pasará nada… ¡Por Merlín! ¿Esto que es?

Dark Dumbledore X