Capítulo 18

Todo fue como estar en el limbo para Nathalie. Lo último que recordaba era el cielo estrellado. Luego de eso se encontró a sí misma en una especie de limbo. A diferencia de las veces que tenía sueños, este lugar no tenía nada en lo absoluto, todo era oscuridad. Emilie apareció fantasmal ante ella. La ayudo a levantarse del suelo.

—Lo lograste Nathalie, protegiste a mi adorada familia.

—Pero abusé de tu confianza, hice cosas indebidas con Gabriel, yo…

Emilie la silencio poniendo un dedo en sus labios.

—No tengo nada en contra de ti, Nathalie, siempre te considere mi amiga. Aunque Gabriel es mi esposo, yo ya no puedo estar junto a él, ni con Adrien.

Emilia la tomo de las manos.

—Por favor cuida de ellos por mí, por favor prométemelo.

Esta vez no sonaba como una súplica sino como una petición.

—Lo prometo. Siempre —dijo ella, poniendo amabas manos sobre su corazón.

Emilie la abrazo.

—Que vivas una buena vida, Nathalie.

La señora Agreste desapareció y ella vio una luz al final del camino. Era como si aquella luz la estuviera llamando. Ella solo siguió adelante.

La luz la encegueció completamente. Cerró los ojos un momento y parpadeo un poco para tratar de adaptarse al brillo de la habitación. Vio que se encontraba en un lugar que desconocía. Su vista estaba un poco borrosa por la falta de gafas. Pero reconocía a la figura que estaba frente a ella en cualquier lugar.

Era Gabriel.

— ¿Qué paso?, ¿Por qué estoy aquí? — No reconocía su voz, le dolió bastante hablar sonaba rasposa y sin aliento.

Gabriel se acerco a la cama.

—Es una larga historia. Ya te contare los detalles cuando pueda —Gabriel le tomo su mano y beso sus nudillos —¿No recuerdas nada de lo que pasó?

—No mucho—ella estaba aún muy confundida.

—Bueno, eso no importa ahora. Lo único que importa es estas bien.

Gabriel saco su teléfono móvil y busco el número de su hijo. Él debía saber antes que nadie, merecía saberlo. Marco el número y espero al tono.


Adrien quien dormía profundamente escucho el tono de su celular y vio que era una llamada entrante de su padre. Lo tomo y contesto.

—¿Padre? ¿Qué sucede? —pregunto el, adormilado.

—Adrien, Nathalie despertó. —Gabriel sonaba apurado en la llamada.

Eso termino despertándolo por completo e hizo que saltara fuera de la cama, en su habitación en la casa de los Dupain - Cheng.

—¿En serio? Ya voy para allá —Antes de que pudiera terminar la llamada, Gabriel lo detuvo. Él quería que Adrien se quedara allí donde estaba al menos por un rato.

—Ten cuidado y tómatelo con calma. Dudo mucho que te dejen entrar ahora.

—Lo haré. Apenas me levante, así que me tomará un rato en llegar allí —Adrien empezó a buscar la ropa que usaría.

—Está bien hijo, te veo más tarde en el hospital. Cuídate —Gabriel colgó en ese preciso instante.


Después de hacer la llamada, Gabriel tocó el botón de ayuda del hospital. Evaluaron la condición de Nathalie, siendo que el doctor no se explicaba cómo era posible que despertara tan pronto, teniendo en cuenta en las condiciones en que llegó.

El doctor también le daría algunas indicaciones para la segunda fase de su recuperación.

Después los dejaron solos. Nathalie examino a Gabriel con la mirada, teniendo especial atención en su rostro. Lucia terrible. Parecía que no había dormido en un buen tiempo. Tenía una ligera barba e incluso visibles ojeras. Su ropa era un desastre, era como si no se la hubiera cambiado en días. Su cabello estaba visiblemente enredado y sin cuidado.

El Gabriel Agreste que tenía en frente parecía una persona muy diferente a la que ella conocía.

Nathalie noto que su propio cabello había crecido considerablemente.

— ¿Cuánto tiempo estuve en coma? — pregunto ella.

—Alrededor de tres meses —le contesto Gabriel, haciendo cuentas en su cabeza.

Eso hizo que Nathalie intentará levantarse, pero sintió las manos de Gabriel y la pequeña presión que hacía en sus hombros

—Tranquila tómatelo con calma.

Se recostó de nuevo haciendo caso a lo que le decía. Tenía muchas preguntas y necesitaba respuestas. Y Gabriel se las termino dando, con todo detalle. Las revelaciones que sucedieron después de que cayo enferma serian algo impactante para ella.

Después de un rato de Gabriel explicándole y al verlo un poco frenético caminado por toda la habitación, ella decidió paralo.

—Espera, ¿Me estás diciendo que Adrien sabe tu identidad? y ¿Qué tú sabes la suya? —pregunto ella, preocupada.

—Si, de hecho, también descubrí la identidad de Ladybug. Además, también conoce tu identidad como Mayura.

Nathalie se quedó callada, tratando de asimilar todo lo que la había contado hasta ese punto.

—¿Y cómo lo tomó Adrien? Ya sabes…

Gabriel suspiro, sentándose a su lado.

—No muy bien. Aún estamos trabajando en eso.

Nathalie notando la expresión triste de Gabriel decidió no presionar más en el asunto por el momento.


Después de colgar, Adrien tiro su teléfono a la cama. Se tomo su tiempo y tomo un baño y se dejó lo más presentable posible para ver a Nathalie. Los Dupain-Cheng se sorprendieron al verlo levantado más temprano que de costumbre, pero él les explico lo que estaba sucediendo. Entonces Tom y Sabine le dieron un abundante desayuno y lo acompañaron hasta la salida del departamento.

El Gorila, que lo estaba esperando abajo, lo condujo directo al hospital. De paso, Adrien fue a comprar unas flores que él sabía que a Nathalie le gustaban. Se presentó en la recepción y subió rápidamente hacia la habitación.

Adrien estaba bastante ansioso de verla. Dando largos pasos, llego a la habitación en la que se encontraba alojada Nathalie. Al entrar, la encontró despierta, aunque aún algo mareada.

El corrió a su lado y tirando las flores que había traído al suelo, la abrazo fuertemente.

Ella estaba abrumada pero poco a poco rodeo con sus brazos al chico. Cuando terminaron el abrazo, Adrien tenía lágrimas en los ojos.

—Pensé que morirías.

Nathalie extendió su brazo con dificultad y le limpio las lágrimas.

—Tranquilo Adrien, todo está bien. Estoy aquí, viva.

Con el pulgar rodeó su mejilla y el chico sonrió.

—Pero ¿Por qué? ¿Por qué quisiste arriesgar tu vida de esa manera? —cuestiono Adrien.

—Trataba de traer a tu madre de vuelta. Quería que volvieras a tener una familia feliz.

Adrien negó bastante enojado.

—Mi padre es un egoísta. Eso no es justo, tú también mereces ser feliz —Sus ojos empezaban a arder pensando en todo lo malo que pudo haber pasado en consecuencia a aquel deseo.

—Tu padre solo quería lo mejor para ti. Además, eso que hice fue decisión mía. No de tu padre —Adrien apretó los puños hasta que sus nudillos de volvieron blancos.

—Para pedir el deseo hay un precio que pagar. Pero es un precio equivalente. Si mi madre despierta, alguien más tendrá que tomar su lugar.

Ella no sabía del precio de ese deseo. Se sintió enferma porque sabía lo que significaba. Alguno de los dos podría tomar su lugar. Habían llegado demasiado lejos.

—Es un gran error pedir el deseo. Pero me alegra que no haya pasado a mayores.

Adrien recogió el ramo de flores del suelo y se lo entrego.

—Son para ti —se las dejo al lado de la cama.

—Gracias Adrien —Adrien se inclinó para que ella le diera un beso en la mejilla.

—Yo me quedaré un rato contigo —Adrien se sentó en la butaca que Gabriel estuvo usando.

Le trajeron la comida, pero como Nathalie no era capaz de agarrar nada en esos momentos, Adrien tomo la cuchara y empezó a darle pequeñas cucharadas de la sopa de la bandeja.

Gabriel llegó justo en esos momentos.

Adrien continúo dándole de comer, sin prestar atención a su padre.

Cuando Nathalie terminó su comida Adrien se excusó para ir al baño. La mujer noto que no se dirigió a su padre en ningún momento. Y no lo culpaba.

El doctor general llegó a la escena unos momentos después.

—Buenas tardes, señor Agreste — volteo a ver a Nathalie —Señorita Sancoeur. ¿Cómo se siente?

—Mucho mejor. Pero siento el cuerpo entumecido —dijo mientras acomodaba su cabeza en la almohada.

—Eso es normal. Pero se recuperará. Para ello tendrá que realizar una serie de ejercicios para qué sus músculos vuelvan a la normalidad. Necesitará todo el apoyo que pueda obtener. ¿Tiene familia? Es protocolo de nuestra parte saber—pregunto el médico, preocupado.

—No, no sé de ellos desde hace muchos años.

—Yo puedo hacerme cargo de ella—intervino Gabriel—Después de todo, pague todo el tiempo en el que ha estado aquí.

A Nathalie se le volcó el estómago. Ella sabia que una vez llegara a la mansión, Gabriel la iba a encerrar allí mismo y la tendría vigilada tal y como lo hizo con Adrien.

Por otro lado, Adrien y el guardaespaldas estarían ahí por lo que no estaría completamente sola ante Gabriel.

—Si… Estoy de acuerdo —Nathalie miro al doctor.

—Está bien, señor Agreste le daré unas indicaciones que debe tener en cuenta cuando la demos de alta. La señorita Sancoeur necesita tanta ayuda como pueda. Eso hará que su proceso sea más llevadero. Además, no se puede quedar sola en ese estado.

Nathalie miro hacia un lado, sintiendo que su libertad no duraría mucho.

—No podrá caminar por un tiempo. Sus músculos están atrofiados por el tiempo que pasó en cama. Por lo que tendrá que usar silla de ruedas.

Gabriel pensó en ese problema. Mandaría a poner una rampa en la entrada de la mansión. Eso tardaría un poco, así que ordenaría a sus trabajadores que lo hicieran lo más pronto que pudiera.

—También tendrán que asistir a los controles para que su condición no sufra alguna recaída —Termino el doctor —Le pido que me acompañe por favor, señor Agreste para que pueda revisar el papeleo que debe firmar. Es lo que permitirá a la señorita Sancoeur salir del hospital.

Después de realizar el respectivo papeleo, Gabriel volvió con Nathalie. Ya era de noche y era hora de la cena. Gabriel tomo la comida que les habían traído y le ayudo a comer, con lo cual la enfermera que atendía a Nathalie se fue a atender a otro paciente. Ella no dijo nada y se limitó a mirar el plato mientras recibía la cuchara.

Se sentía como una niña pequeña.

El maestro Fu llego muy temprano en la mañana junto a Marinette para ver que las pociones que le había suministrado hubieran hecho efecto.

—Señorita Sancoeur, Buenos días—saludo Fu mirándola serio. Nathalie reconoció al hombre como el profesor sustituto de chino de Adrien.

—Él es el guardián de los Miraculous —Gabriel le dijo antes de que pudiera preguntar —Él te ayudo.

—Traje a alguien que quería verla —Del bolso de Marinette una pequeña bolita azul salió volando hacia su rostro. Lloraba dramáticamente.

—Creía que no te volvería a ver—Duusu derramo más lágrimas.

—Tranquilo Duusu —Nathalie llevo su mano a su rostro para acunar a su Kwami en ella. Duusu instantáneamente se aferró a ella.

—Casi mueres, casi mueres…—susurraba el pequeño pavo real.

—Por favor, no me odies Duusu.

El Kwami floto frente a su rostro para verla.

—Pero ¿Cómo podría odiarte?, eres una buena persona —Duusu derramo un par de lágrimas.

—Te dijimos mentiras. Usamos los Miraculous para cosas indebidas. Te negamos tu libertad…

Las lágrimas se acumularon en el rostro del Kwami quien rompió a llorar

—Yo lo sabía todo, pero no podía recordar nada. Sabía que el Miraculous estaba dañado e intente que la señorita Emilie dejara de usarlo. Pero no pude, no quiso escucharme. Ella solo quería hacer feliz a el señor Gabriel.

—Duusu no podía recordar nada debido al daño del Miraculous— explico Fu —Después de que arregle el Miraculous, logro recordar absolutamente todo lo que sucedió.

Nathalie limpiaba las lágrimas de Duusu con su pulgar. Luego Duusu se aferró a su mejilla.

—Te quiero mucho, señorita Nathalie usted es la mejor portadora que he tenido. La voy a extrañar.

Nathalie ya sabía que este era el adiós.

—Adiós Duusu. Yo también te extrañare.

Duusu en respuesta beso su mejilla y volvió con Marinette, escondiéndose en su bolsa. El maestro le entrego la última poción a Gabriel para que se la diera a Nathalie ese mismo día, ya que ella pasaría una noche más en observación. El doctor fue a decirles las buenas noticias.

—La señorita Sancoeur será liberada mañana en la mañana del hospital. Espero que ya todo esté preparado para su llegada.

—Así es. De hecho, prepare todo para su llegada a mi hogar —le aseguró Gabriel al doctor.

—Me alivia saberlo. Recuerde que necesitara bastante ayuda en estos momentos, mientras recupera la completa movilidad de sus extremidades. Solo siga las indicaciones que le di y todo estará bien.

Gabriel firmo la salida de Nathalie tan pronto le autorizaron a hacerlo. Saldrían a primera hora en la mañana para evitar preguntas innecesarias de los medios.


Después de realizar cierto papeleo, por fin le habían autorizado la salida a Nathalie del hospital. Ya estaba cansada de aquellas paredes blancas. Pero sentía que quedaría atrapada una vez llegarán a la mansión. Ahora descubriría lo que Adrien sentía todos los días.

Gabriel le había llevado una de sus sudaderas. Hacía mucho tiempo que no lo usaba, pero parece que él se molestó en revisar entre sus cosas a ver si tenía una. El la peino y le hizo una trenza. Los del hospital la dejaron en una silla de ruedas que al parecer era comprada por Gabriel.

Gabriel la llevo hasta el ascensor. La enfermera le daba indicaciones de que debía hacer y cuando hacerlo. Le dio su número por si algo sucedía.

Ambos salieron. El Gorila los estaba esperando afuera del auto. Cuando la vio, le dedicó una mirada de pena y tristeza por su estado. Gabriel la subió al auto y se dio cuenta de que Adrien estaba ahí también en la parte delantera. El solo la saludo. Mientras tanto, Gabriel guardo la silla dentro del maletero.

Adrien se sentó atrás junto a ella y tomo su mano. Gabriel se sentó en el asiento delantero. Hubo un silencio sepulcral lo que duro el viaje. Su corazón empezó a acelerarse cuando estaban muy cerca de la mansión. Al llegar el primero en salir fue Gabriel, quien la cargo entre sus brazos.

Adrien abrió el maletero y saco la silla de ruedas. Pero luego fue ayudado por el Gorila quien cargo la silla en su lugar.

Adrien abrió la puerta y todos entraron. Gabriel subió por las escaleras con ella, pero no iban a la habitación que ella solía ocupar.

—¿A dónde vamos? —A Nathalie no le gustaba a donde se estaban dirigiendo.

—Ya lo veras.

Iban a la habitación de Gabriel.

—Decidí dejarte aquí. Ya que mi habitación es más grande, pude dejarla mejor equipada.

Al entrar la dejo encima de la cama, suavemente. Nathalie se acomodó más hacia el centro de la cama matrimonial, justo donde había que una pila de almohadas.

—No puedo depender siempre de ti y lo sabes —dijo ella seria.

—Si está es la forma de redimir mis errores. Entonces lo haré con todo gusto.

Gabriel le arreglo las almohadas de su cama para que estuviera más cómoda. El gorila entro con uno de los sofás de la sala y lo puso al lado de la cama. Gabriel asintió y el guardaespaldas se retiró de la habitación no sin antes darle una mirada de preocupación a Nathalie.

Ella extrañada por todo lo que estaba pasando pregunto:

— ¿Qué estás haciendo?

—Me quedaré aquí en las noches hasta que te recuperes —Gabriel se sentó en el sillón.

— ¿En esas condiciones? — ella negó con la cabeza —Esto no es bueno para tu espalda, Gabriel. Recuerda la última visita con el médico.

El negó con la cabeza y la miro con ironía.

—La que debería estar más preocupada por su salud eres tú.

Ella cerró los ojos y suspiro. Todo lo que estaba pasando era difícil para ella. Y el hecho de que Gabriel ahora sí se estuviera tomando muy en serio su salud dejaba que pensar.

Gabriel procedió entonces a realizar los estiramientos en las piernas de Nathalie. Roto su pie suavemente, así como el resto de su pierna, como la rodilla y parte de su cadera. Dolía un poco, pero ella aguantaba.

Un día muy temprano mientras estaba en cama ella tomo el vaso de agua y por accidente, al beberla el líquido se fue por el orificio equivocado, causando que tosiera y escupiera todo el contenido. Esta sola acción despertó a Gabriel, quien en pánico y algo frenético corrió a la cama dándole pequeñas palmaditas en la espalda.

—Nathalie, ¿Estas bien? ¿Necesitas que te lleve al hospital? No creo que debo llevarte, si debo hacerlo, lo hare…

Pero ella lo detuvo, agitando su mano.

—No, Gabriel. Estoy bien, no hay necesidad de hacerlo.

Aunque Gabriel lo dejo pasar, Nathalie sabía que ahora si no la iba a dejar en paz.

Con el pasar de las horas después de que Gabriel se retirara un rato de la habitación, intento dar algunos pasos, pero termino en el suelo al lado de la cama. Adrien fue quien la ayudo ya que su padre estaba ocupado en esos momentos. Adrien paso su brazo por sus hombros y la ayudo a recostarse en la cama de nuevo.

—Sabes, padre pidió hacer una rampa para ti. Aunque, bueno, eso solo será temporal o al menos hasta que te recuperes —menciono Adrien, casualmente.

—Adrien ¿Por qué me cuentas esto? ¿Por qué tu padre se ve tan terrible? —Esperaba que Adrien tuviera una respuesta a su pregunta.

—Bueno estuvo preocupado. Desde que te hospitalizaron casi no salió de tu habitación en el hospital. Marinette y yo tuvimos que forzarlo muchas veces a que saliera a comiera algo y tomara un baño, o de lo contrario él terminaría hospitalizado también. Pidió el mejor cuidado que podía pagar solo para ti. Supongo que te aprecia mucho.

Este no era el Gabriel que ella había conocido desde que Emilie termino en coma. El realmente había cambiado. Pero aún no podía olvidar todo lo que paso y lo que la llevo a ese estado.

Antes de que cayera la noche Gabriel entro en la habitación. Ahora lucia mucho mejor al haberse afeitado y arreglado su cabello.

—Voy a darte un baño.

La cargo hasta la bañera y allí la ayudo a desvestirse. Con cuidado se metió dentro hasta que su cuerpo estuvo cubierto casi por completo, excepto por su cabeza. A Gabriel no le importo si su impoluto traje se mojaba. El procedió a lavar su cabello con un champú especial que dejaría su cabello completamente limpio y suave.

Gabriel tomo su brazo derecho con delicadeza y remojando una esponja empezó a lavarla. Lo hacía con tanto mimo y dedicación que Natalie empezó a derretirse de amor, como hace mucho tiempo no pasaba.

Tomo sus piernas y ambas las limpio de manera diligente y con delicadeza. Todos esos cariños hicieron que se quedara dormida.

—Nathalie —ella despertó sobresaltada.

—Lo siento.

—No pasa nada— El la ayudo a sentarse en la bañera y le paso su bata de baño. La cargo hasta una silla y la sentó.

—Voy a darte un corte de cabello — Gabriel también tinturaría su característico mechón al mismo tono de rojo que solía usar. Él solo quería hacer lo mejor posible para que volviera a la normalidad.

Gabriel preparo los utensilios que usaría y le coloco una capa. Busco en uno de los cajones de su habitación el kit que usaba cuando aún era estudiante de modas. Le empezó a desenredar el cabello de manera cuidadosa. Cuando estuvo satisfecho saco su caja de utensilios para corte de cabello.

—No sabía que supieras de esto —Nathalie sabía que él podía hacer distinto peinados como el que ella uso en la gala, pero no que supiera como cortar y tinturar cabello.

Gabriel solo tomo otro mechón de su cabello.

—Trabaje de peluquero un tiempo. Necesitaba el dinero.

Tomo las tijeras y empezó a cortarle el cabello. Lo dejo tal y como lo tenía antes de caer en coma.

Saco el tinte que usaba ella de un cajón y empezó a aplicárselo en el cabello, justo donde tenía siempre su mechón rojo.

— ¿Por qué haces esto?

—Porque mereces ser tú de nuevo —afirmo el mientras la miraba desde el espejo.

Aunque Nathalie sabía que no se refería a eso, prefería no responder, al menos no todavía. Necesitaba ganarse su corazón de nuevo.

Gabriel retiro la bata cuando hubo terminado el proceso de tinte. Le pasó el espejo y vio el resultado. No estaba nada mal.

Ella se dejaría suelto el cabello por el momento. El resultado era muy bueno. Tal vez podría pedirle que lo hiciera por ella en el futuro.

Si es que había futuro para ellos.


Irónicamente la parte donde se describí el porque Dussu no podía recordar nada la escribí en 2019. Imaginen mi cara cuando descubrí si le atine a la teoría.