Capítulo 14: Los diarios de los Black

Cuando Harry regresó a Grimmauld Place, sus amigos le esperaban para ver que quería Dumbledore. Harry les contó todo. Primero lo de que Voldemort había descubierto que iban tras los Horcruxes (eso ellos ya lo sabían, por lo de la copa de Huffelpuff.
También les había contado que Dumbledore creía que en el orfanato en el que estuvo Voldemort cuando era un niño había un Horcrux (¡Claro! – dijo Hermione cuando Harry les contó eso - ¿Cómo no lo había pensado?)

Pero la noticia estrella se la había guardado para el final, como Dumbledore hizo con él. Cuando les contó lo de Edgar Gaunt, lo de su primo, éstos a lo primero reaccionaron igual como Harry, con enfado e indignación, pero luego (como hizo Harry también) comprendieron a Edgar, y concluyeron que el no tenía la culpa de sus orígenes. Además, les contó lo último que Edgar había dicho; lo de que odiaba a su padre y a su madre, y de que ya había hecho algunas misiones exclusivas para Dumbledore y la Orden, y esto los tranquilizó.

-Yo hoy tengo que volver a Hogwarts – dijo Harry, recordando sus clases – Aberforth Dumbledore y Minerva McGonagall me tienen que dar clases, aun no se que tipo de magia me enseñaran, pero bueno. Ah! Y una cosa… ¿Encontrasteis algún diario o algo de Regulus?
-Pues no. Hemos buscado, pero no encontramos nada – dijo Luna, dándole un pequeño beso a Ron en los labios – y no se si habrá algo ahí de él.
-Y Crookshanks sigue sin aparecer – dijo Hermione, preocupada - ¿Tú lo has vuelto a ver en Hogwarts, cielo?
-No, cariño – dijo Harry, agarrándola de la cintura (ella ya había puesto sus brazos rodeando la nuca de Harry) y besándola, donde sus lenguas disputaban una batalla en la boca de Hermione – me voy, nos vemos compañeros del Ejército de Dumbledore – le dio un abrazo a Neville y a Ron, un beso en la mejilla a Luna y Ginny, y un buen beso a Hermione, y se dispuso a irse.
-¡Espera! – dijo Hermione, sonriendo pícaramente – quiero otro beso por si acaso.
-Pues yo no te lo voy a negar – dijo Harry sonriente, acercándose a la muchacha.

Y Harry la volvió a besar, como si no volvieran a verse nunca más, y cogiéndola del trasero, algo que pareció gustarle a la hermosa muchacha, pues gritó riendo a carcajadas. Harry se apareció después de su "despedida", en Hogsmeade.

Harry no sabía adonde ir, pero para su suerte, la profesora McGonagall ya lo esperaba en las puertas de roble.

Pero antes de llegar a su encuentro, algo o alguien le había tocado la espalda a Harry. El muchacho se giró y vio allí a una chica morena a la que identificó como Romilda Vane.

-¿Qué quieres? – dijo Harry con poco tacto – si no te importa, tengo que visitar a McGonagall…
-Ella puede esperar – dijo Romilda Vane, poniéndole las manos en la nuca de Harry – te quiero Harry… siempre lo he hecho.

Y lo besó. Aunque Harry se separó de repente mirándola con asco y retrocediendo. La muchacha estaba ahí de pié, como si no hubiera pasado nada…

-Te quiero Harry – dijo Romilda, acercándose a el otra vez – te deseo… y se que tú también lo haces, ninguna pelirroja que te manipula con pociones será capaz…
-¿Qué? – Dijo Harry – ¿Tú lo sabías?
-¿Por qué crees que Ginny en los últimos años había sido tan popular? Si no lo sabes, tiene a dos hermanos con una tienda en la que puede coger todo lo que quiera de poción del amor…
-¡Mientes! – dijo Harry, con un ademán de furia – además, yo estoy saliendo con Hermione…

Dicho esto se acercó donde lo esperaba la profesora McGonagall, dejando a la muchacha con la boca abierta y chafando con rabia la hierva de tierra.

-Reza que no le cuente lo que acabo de ver a la señorita Granger – dijo la profesora McGonagall una vez Harry se hubiera reunido con ella, bajo las puertas de roble.
-¿De qué demonios habla profesora McGonagall? – dijo Harry, muy nervioso.
-¿Qué hace usted besándose a las espaldas de su novia? – dijo McGonagall, con su voz, regañando a Harry, y poniendo sus manos en la cintura.
-¡Ha sido ella profesora! – Dijo Harry, indignado - ¡Ella ha empezado y ella ha sido la que me ha besado! ¡Yo no tengo nada que ver!
-Bueno, déjelo estar, solo quiero decirte que hoy no empezaremos las clases, quiero que vuelvas el sábado que viene con todos los miembros del ED, y así practicáis todos ¿Está bien? – Harry asintió – ah! Potter, el profesor Dumbledore desea verte, te acompaño – esto último lo dijo susurrando, y solo lo oyeron la profesora y Harry (lo dijo susurrando porque los alumnos que estaban por allí estaban oyendo toda la conversación).

La profesora McGonagall lo llevó hasta su propio despacho, y allí también estaba Edgar, algo que sorprendió a Harry, pues no sabía que la profesora McGonagall sabía de su existencia.

-Hola Harry – dijo su primo sonriendo, Harry solo respondió con un tímido "Hola".
-Harry, siéntate – indicó Dumbledore.

Harry se sentó, y el muchacho habló primero.

-¿Quería verme profesor?
-Si, ¿Recuerdas cuando te dije que descubrieras la biblioteca secreta de Grimmauld Place? ¿Lo hiciste? ¿La encontraste?
-Si, señor. Pero no pude encontrar nada…
-¿¡La encontraste? – dijo Dumbledore tan sorprendido que se levantó – ¡Esas son excelentes noticias Harry! ¿Y como entraste? Yo no pude conseguirlo, tampoco Sirius…
-Bueno… tenía que decirle la frase familiar al tapiz, y al lado se abría una puerta – pero Harry no sabía que eso era tan importante - ¿Tan importante es, señor?
-Oh! Me temo que si, por que no solo podría averiguar información de Regulus, ¡Sino que podremos averiguar más sobre Orion Black! ¡La Orden ya hace tiempo que lo intenta hacer! ¿Sabes quien es Orion Black, Harry?

Harry puso su mente a trabajar rápidamente, y recordó haberlo oído en una reunión de la Orden, donde el padre de Voktor Krum, Korneas Krum, lo había nombrado, diciendo que era el director de Drumstrang.

-Es el director de Drumstrang.
-¡Exacto! ¿Y sabes lo que eso significa?
-No – respondió Harry.
-Ah! Claro, tú… tú no sabes que pasa en esa sala ¿No? – Dijo Dumbledore, y Harry negó con la cabeza, indicando a el anciano que prosiguiera – pues en esa sala, hay un libro de cada familiar de los Black. Y en esa familia hay un poderoso conjuro, obra de Phineas Nigellus, claro, ¿No es así Phineas? – dijo Dumbledore, mirando sonriendo un cuadro en el que aparentemente había un señor durmiendo.
-¿Y que hace ese hechizo, señor? – dijo Harry, con una esperanza renovada.
-Pues ese hechizo lo que hace, Harry, es escribir automáticamente que hace ese familiar, escribe lo que hace en un mes. Claro, la familia Black, es una familia oscura, y querían tener controlados a todos los miembros, para que no se relacionaran en muggles o cosas así. Y yo lo que quiero saber es que hizo Orion Black, para fingir su muerte, pues todo el mundo pensaba que estaba muerto. Y claro eso significa, que si un miembro muere, ya no se escribe más sobre él, entonces eso significa que…
-¡Significa que podremos saber si Sirius está muerto o no! – dijo Harry, esperanzado y levantado - ¡Si el diario de Sirius sigue escribiendo significa que…!
-Está vivo – concluyó con tranquilidad Edgar.
-¡Si! – dijo Harry.
-Pero no te ilusiones demasiado, Harry – dijo Dumbledore con seriedad – por si acaso…
-Bueno, Harry, vete por favor, a Grimmauld Place, espéranos allí, ahora vamos yo y tu primo…
-¡Vale! ¡Daos prisa! – dijo Harry, saliendo corriendo de la habitación. Quería llegar cuanto antes al número doce de Grimmaul Place, pero al mismo tiempo no quería llegar nunca, porque allí se enfrentaría a una gran verdad…

Pasó por todos los curiosos alumnos como una bala. Todos lo miraban, pero no le importaba. Se había topado con varios profesores, entre ellos el profesor Filtwik y la profesora Sprout, que lo habían llamado al verlo, pero el muchacho estaba demasiado ocupado con sus cosas, y no quería perder tiempo, por que alo mejor Dumbledore ya estaba allí…

Harry llegó muy cansado a la verja de Hogwarts, salió y se desapareció al instante en el número doce de Grimmauld Place.

-¡Harry! – dijo Hermione al verlo todo sudado y cansado - ¿Estás…?
-¡No tengo tiempo! ¿Ha venido ya Dumbledore? – dijo Harry, que se dio cuenta de que los seis miembros del ED (Luna, Ron, Neville, Ginny y Hermione) estaban allí.
-Ya estamos aquí, Harry – dijo una voz familiar.

Harry miró el arco de la puerta y vio allí a el gran Albus Dumbledore, acompañado de su primo, Edgar Gaunt. Ron hizo añicos el plato que sorprendía, y todos, exceptuando a Harry, miraban a Dumbledore boquiabiertos.

-Bueno, espero no haber causado mucha impresión entre la multitud – dijo Dumbledore con tono bromista y sonriendo – Harry, si eres tan amable, por favor… llévame al tapiz.
-Si, señor, seguidme, por favor – dijo Harry, subiendo las escaleras seguido muy cerca de Edgar y Dumbledore. Los muchachos también habían subido. Entraron a la habitación del tapiz, y Harry murmuró:
-¡Siempre puro!

Y una puerta, al lado del tapiz, se abrió. Estaba tapada por unas cortinas de seda negra.

-Yo y Sirius estuvimos esperando esta habitación con desesperación, pero creí que esto que acabas de hacer era demasiado evidente, ya veo que tan equivocado estaba, muy bien, una vez más habéis demostrado ser grandes magos – todos sonrieron y miraron a Dumbledore con agradecimiento.

Todos bajaron las escaleras y Harry encendió la luz. Miraban a Dumbledore sorprendidos, y sin molestar. Nadie quería interrumpirlo. Edgar y Dumbledore se pusieron a trabajar, cada uno por un lado. Los dos cogieron un libro al mismo tiempo y luego, como si hubieran descubierto algo, Edgar y Dumbledore se miraron y sonrieron.

-¿Ya lo sabe señor? – Dijo Edgar, sonriendo – ¡Okiron Priorion!
-¡Estas en todo Edgar! ¡Eres muy sabio! – Dijo Dumbledore, dejando el libro en su sitio y sonriendo – ¿No habéis sentido el rastro que deja la magia?
-¡Si! – dijo Hermione sonriendo – yo había notado una brisa que ponía la piel de gallina. ¿Eso es sentir magia?
-Esa es la sensación, señorita Granger – contestó Dumbledore, mirando los libros y pasando el dedo índice de la mano buena, por los libros – esto significa, que conociendo a la familia Black, ha usado el hechizo Okiron Priorion, ¿Sabría usted decirnos que significa esto?
-Bueno, he leído algo, pero no s exactamente lo que es profesor – dijo Hermione educadamente.

Edgar carraspeó, y se dispuso a contestar.

-Es un hechizo que se aplica normalmente, en familias o algo por el estilo. El traslador plus se parece en cuanto a su funcionamiento. Esto significa – dijo pasando su dedo índice por algunos libros (igual que Dumbledore) – que alguien lo hace en alguna habitación, llena de repetidos objetos, como una biblioteca pero para lo que más se usa es para una sala de profecías. Más que nada, el hechizo se inventó para proteger la sala de profecías del Departamento de Misterios. Pero claro, aprovechando esto, también se puede usar con una biblioteca.

Hubo un largo silencio, en el que nadie dijo nada, pero Edgar continuó con su explicación.

-Consiste en hacer el desorden de forma mágica si no se es la persona indicada. Por ejemplo, si mi padrino hubiera intentado coger la profecía que hablaba de ti y de Voldemort no la habría podido coger, porque no era la persona a la que hacía referencia la profecía. Pero tú si la pudiste coger, y Voldemort también habría podido, pero era demasiado arriesgado para él, así que te hizo soñar con esa puerta repetidas veces, y te hizo ver lo de Sirius, para que tu acudieras en su ayuda. Es muy sencillo.
-Si, Edgar, lo he entendido, pero ¿Qué pasa en la biblioteca esta? – preguntó Harry con interés.
-Pues exactamente lo mismo. Mira, es sencillamente así, quien no sea un Black, nunca encontrará lo que busca. Vosotros cogéis un libro pensando en que ese es el de Regulus, y a lo mejor es el de su tía.
-¿Se puede quitar el hechizo señor Gaunt? – dijo Hermione con sobrada educación.
-Oh! Por favor, Hermione ¿Señor Gaunt? Llámame Edgar – dijo Edgar sonriendo – tenemos que coger confianza, porque soy el primo de tu novio.
-Eh… Bueno… si ¿Se puede quitar el hechizo? – dijo Hermione con educación.
-Si lo que me preguntas es variar su naturaleza, si, se puede. No hay nada que se le resista a mi padrino – dijo Edgar mirando a Dumbledore con admiración (Dumbledore parecía ausente de la sala) – pero es un trabajo muy difícil. Incluso nos puede llevar días, porque Okiron Priorion es una de las protecciones más eficaces que existen.
-Vamos – dijo Neville a los chicos – dejémoslos que trabajen, así no molestamos.
-Exacto, Neville – dijo Dumbledore, mirando una vez más a los chicos – dejadnos trabajar por favor… no es que molestéis, pero… entendedlo…

Los muchachos obedecieron sin rechistar la orden absoluta de Dumbledore, y se fueron a la cocina, donde hablaron un buen rato.

-¿Qué podríamos hacer ahora? – dijo Luna; sentándose en las rodillas de Ron, y acariciándole su rojo cabello, que parecía fuego.
-¿Queréis…? – Harry había tenido una idea - ¿Queréis que vayamos a… Godric's Hollow?

Los chicos se miraron.

-Me parece una buena idea amigo – dijo Ron - ¡Venga Harry! ¡Tráete el libro aquí y nos aparecemos con el traslador plus! Siempre quise ir…

Harry corrió a su habitación, cogió el traslador plus, y bajó, pero una voz le hizo detenerse, y su parte más bromista dentro de él, le indicó que fuera a escuchar, aunque otra vocecilla le decía que no le convenía saber esos secretos.

-No puedo hacerlo, Edgar – le decía Dumbledore a Edgar – no quiero que lo sepa, sufriría mucho, y seguro que se pondría como un loco a buscar una solución, y se olvidaría completamente de su misión, que es destruir los Horcruxes. Además, hay un Horcrux en el bosque de las sombras, y el lo sabe, y no podemos permitir que él…
-¿El temible bosque de las sombras? – Dijo Edgar con un claro miedo en su voz - ¡No! Padrino, dígame que no es verdad por favor, el bosque de las sombras no… padrino, dígame que no es cierto, solo dígamelo…

Harry estaba asustado, pero aun así siguió, entro en la habitación donde estaba el tapiz, y sin importarle que sus amigos lo esperaban, asomó su cabeza por las cortinas negras que ocultaban la biblioteca. Desde allí se oía mejor la conversación que Dumbledore y Edgar estaban manteniendo, y otra vez, la misma vocecilla en el cerebro, le dijo que no escuchara, que no le interesaban esos secretos…

-Si, mucho me temo que sí, Edgar. Solo con que esté el en el bosque de las sombras… Voldemort se garantiza una espléndida protección. Pero yo seré quien se sacrifiqué, daré mi vida por ese Horcrux…

"No – pensó Harry – no puede ser…"

-¡No! Por favor señor… no… nadie puede entrar en el bosque de las sombras… debe de haber otra solución… ya sabe usted que si entra… nunca podrá salir.
-Por eso, he dicho que daré mi vida por ese Horcrux…
-¡NO! Señor, me debe de hacer caso… debe de haber otra forma… nunca podrá salir…
-Estoy dispuesto a seguir ese riesgo. Ya lo hice una vez ¿Quién dice que no lo pueda volver a hacer?
-Pero señor… es demasiado arriesgado… yo lo haré.
-¿Tú? ¡No puedes! ¡Tanto que deseabas conocer a Harry! ¿Cómo vas a suicidarte de esa forma? No, no ni pensarlo… tú le harás falta en el futuro… serás mi substituto…
-¡Entiéndalo ya señor! ¡Nadie puede ser su substituto…!
-¿Para que te he entrenado estos veinte años si no puedes ser mi substituto? ¡Si puedes! ¡Lo harás bien! ¡Te lo enseñe todo...!
-Por favor se lo ruego… no… Voy a matar a Voldemort. Si hace que te mueras lo voy a matar… ¿Por qué diablos tendría que meter su maldito Horcrux en el bosque de las sombras? ¡Ese hombre busca la muerte…!
-¡Por supuesto! Meterse en el bosque de las sombras le garantizaba una gran protección. No hará falta que le ponga protección adicional, el lugar ya tiene su propia protección mágica, que es muy poderosa como tú bien lo sabes, querido Edgar… además…

Harry se asustó. Oía unos pasos subir las escaleras, y era comprensible, así que se dispuso a salir.

-¡Harry! – Dijo Hermione, dándole un buen beso en los labios - ¿Dónde estabas?
-Eh… nada en ningún sitio…

Hermione puso cara de enfado y colocó las manos en la cadera, a Harry le recordó mucho a la profesora McGonagall, se parecían…

-Bueno, vale, estaba espiando a mi primo y a Dumbledore, y tengo que decirte que lo que he oído no es nada placentero…

Hermione no parecía muy convencida, así que Harry tuvo que contarle todo lo que había oído. Hermione parecía muy preocupada y asustada.

-¿El… bo-bosque de las som-sombras? – dijo Hermione, con cierta inseguridad en la voz.
-¿¡Has oído hablar de él? – Dijo Harry, con esperanza – ¡Dime que es por favor! – le suplicó el muchacho.
-No, no se lo que es, pero se lo oí mencionar a Dumbledore, que estaba hablando de él a la profesora, y parece que en ese bosque ha muerto mucha gente, y todos los que han entrado nunca han regresado, o algo así, pero me informaré. Cuando vayamos a las clases en Hogwarts, me informaré en la biblioteca.

Los dos muchachos callaron al instante, pues Edgar y Dumbledore salieron del marco de la cortina con un color de cara al que Harry no le gustó mucho.

-Harry, bajad, tenemos noticias – dijo Dumbledore – reuniros todos, ahora bajo.

Harry bajó con Hermione cogida por la cintura, algo que Dumbledore había visto y había sonreído al ver eso, poniendo cara de "Qué bonito es el amor".

Los chicos bajaron y se pillaron allí en la cocina, muy preocupado, a los otros.

-¿Dónde diablos estabas? – dijo Ron, al ver a su amigo allí – Estábamos preocupados…
-Luego os digo – dijo Harry.

Pasaron a la habitación donde se solían reunir, y allí esperaron cada uno en un asiento, hasta que Dumbledore entró en la habitación, con una gran sonrisa, y tres libros en la mano. Parecía muy satisfecho.

-Harry – dijo Dumbledore con un tono alegre – Sirius Black aún vive.

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El link (si no les aparece, revisen mi perfil):

http/ Dumbledore X