Capítulo 23
Nathalie despertó en su departamento. La luz del sol se colaba a través de la ventana. Pensó en volverse a dormir, pero luego recordó que no podía. Era un día muy importante: el día de su boda.
Cuando se levantó, se vio por la ventana de su departamento. Esta sería la última vez que estaría allí. Casi todas sus pertenecías ya habían sido enviadas a la mansión, excepto por ese espejo, su cama y el ropero que solamente contenía el vestido de boda dentro de una bolsa para ropa que el Gorila se encargó de traer el día anterior.
Miro alrededor de la habitación. Sentía cierta nostalgia por dejar ese lugar. Vivió por muchos años allí, por su trabajo.
Nathalie se vio al espejo. Ella era una persona diferente ahora.
Se ducho y uso la bata purpura que Gabriel le regalo, vio la hora y faltaban 30 minutos para que vinieran a arreglarla para la boda. Preparo un desayuno ligero, de fruta picada y un poco de granola. Los maquillistas y estilistas llegaron poco después de que terminara de limpiar los platos para dejarla arreglada antes de la boda, por órdenes de Gabriel.
Le limaron las uñas y las pintaron de un color natural. Le pintaron los labios de un tono rojizo, le dieron un toque de rubor en sus pálidas mejillas para resaltarlas y le aplicaron delineador en los ojos, realizaron también el peinado que llevaría en la boda. Su cabello estaba completamente recogido.
Marinette llegó también para asistirla con el ajuste del vestido y a hacer un par de arreglos de última hora. Trajo su velo y el ramo de flores que la acompañaría. El ramo estaba compuesto de unas rosas de color rojo, como el mechón de su cabello. Marinette a diferencia de ella, ya estaba lista. Usaba unos tacones rosas con un listón encima y un vestido rosa con puntos blancos, combinado con un cinturón negro al igual que el borde de encaje en la falda del vestido. Tenía el cabello suelto y decorado con una flor a un lado. Se aplico un ligero maquillaje adecuado a su edad, con un labial rosa y sus parpados del mismo color. En sus manos traía una caja, que Nathalie supuso era para guardar el velo.
—Hola Nathalie. Adrien está con su padre, porque le está ayudando a prepararse. Vendrá aquí para acompañarnos hasta la Mairie — dijo Marinette mientras dejaba sus cosas sobre la mesa — Ahora necesito que te coloques el vestido.
Marinette le ayudo a ponerse el vestido, cerrando la cremallera que estaba detrás de este. Era hermosa la forma en la que el vestido moldeaba su cuerpo y caía libre al suelo, con una larga cola. El velo no se quedaba atrás, era bastante largo y estaba todo conectado a una tiara dorada con diamantes incrustados en ella. Se preguntaba de donde había sacado la idea su futuro marido. Usaba unos tacones sencillos, blancos marfil. Sus hombros hasta sus brazos estaban completamente cubiertos por un encaje, por unas sus mangas tan largas que llegaban hasta la muñeca. Además, tenía una abertura que mostraba parte de su cuello.
Adrien llegó una hora después, ataviado en un traje azul. Cuando vio a Nathalie se asombró.
—Te vez muy hermosa, Nathalie. A papá le vas a fascinar.
Ella le puso las manos en sus hombros.
—Creo que ya le fascino lo suficiente, cariño —Nathalie le contesto dulcemente y con algo de gracia. Marinette le paso una cajita en donde estaban los pendientes de zafiro de Emilie. Amelie se los había prestado para el día de la boda. Era como un gesto de paz. Amelie no le prestaba joyas de la familia a cualquiera.
Después de ponerse los aretes, Nathalie vio que Adrien estaba intentado ponerse la corbata.
—No puedo ponérmela bien, pareciera que el que se fuera a casar soy yo — Adrien dijo en forma de broma.
La mujer se acercó a él e hizo el nudo de su corbata.
—Siempre tan competente, ¿No Nathalie?
Marinette sonriendo por lo que acababa de ver, tomo la butaca y la acercó.
—Perdonen por interrumpir, pero necesito ponerte el velo
Marinette se subió a la silla y le coloco la corona que sostenía el velo, quitando las arrugas que se formaron en la tela al moverlo. Pero justo cuando se iba a bajar de la sillita perdió el equilibrio y pensó que caería, cuando dos brazos la sostuvieron.
—Cuidado —Adrien la sostuvo entre sus brazos con algo de fuerza para que no se callera. La ayudo a bajar de la butaca sin que sufriera daño.
—Gracias Adrien.
Nathalie estuvo lista para bajar de su departamento. Por suerte el ascensor estaba vacío por lo que había bastante espacio para manejar el vestido. Marinette recogió su cola mientras salían al auto y Adrien les sostuvo la puerta a la salida del conjunto de departamentos.
Lo que la sorprendió fue que en vez del clásico auto en el que siempre viajaban, en su lugar estaba una limosina blanca donde entrarían todos sin problemas.
El gorila era quien conducía, y estaba ataviado con un traje formal, justo para la ocasión. La saludo con un gesto. Marinette la ayudó a sentarse dentro de la limosina que alquilaron, pasándole además su ramo de flores. El gorila espero a que Marinette y Adrien subieran también.
—Vamos al ayuntamiento —exclamo Adrien.
Irían a oficializar su matrimonio primero en la Mairie y luego tendrían una pequeña ceremonia.
Nathalie miraba pasar a la gente y los edificios. Recordaba cuando era una niña pequeña y soñaba con encontrar a su media naranja. Aunque ese sueño se diluyó con los años y de que había pensado que esas cosas no eran para ella, ahora pensaba que cualquier cosa que ella soñara era posible.
Pronto llegaron a la alcaldía. El gorila orillo el auto a la acera. Abrió la puerta de Adrien y este a su vez abrió las puertas de atrás para que Nathalie pudiera salir. Ella sentía el corazón latirle en su pecho aceleradamente. Estaba nerviosa, pero eso no iba hacerla dudar.
Gabriel estaba esperándolos justo en la entrada, usando un traje negro con una corbata roja. Extendió su mano hacia ella, quien la tomo con gusto, y en la cual planto un beso cuando estuvo a su lado.
—Te vez preciosa, Ma Cherie.
Entraron a la Mairie. Gabriel extendió su brazo para que lo tomara. Gabriel al parecer noto su nerviosismo y entrelazó su mano con la de ella. Llegaron hasta la oficina donde los citaron y entraron. El alcalde Bourgeois ya los estaba esperando.
—Buenos días Gabriel, Buenos días señorita Sancoeur — André les dio la bienvenida —¿Trajeron a sus testigos?
Marinette y Adrien dieron un paso adelante. La ceremonia podía comenzar.
Marinette y Adrien tomaron asiento detrás de Gabriel Y Nathalie quienes se sentaron juntos adelante. André dio el discurso de rutina y después le dio palabra para que los futuros marido y mujer dijeran sus votos. Ambos se levantaron y Gabriel empezó primero.
—Nathalie, siempre has estado ahí para nosotros desde aquella vez en que te contrate. Hiciste más de lo que cualquiera de mis trabajadores hubiera hecho. Cuidaste de mi hijo, de mi anterior esposa y cuidaste de mi sin esperar nada a cambio. En nuestros peores momentos, tú también estuviste allí. Eres la catalizadora de nuestras vidas. Sin ti estaríamos perdidos. Yo Gabriel Agreste juro cuidarte en la salud y en la enfermedad, en las buenas y en las malas. Yo siempre estaré allí. Hasta que la muerte nos separe.
Nathalie se llevó una mano al pecho enternecida por ese discurso. Luego ella respiro hondo y se preparó para recitar el suyo.
— Yo Nathalie Sancoeur, juro amarte en lo bueno y en lo malo. Porque desde el primer día jure que te protegería y te ayudaría en todo lo que necesitabas. Tu eres el hombre de mi vida, el segundo hombre que supo consolarme en mis malos momentos después de mi padre. También amo a tu hijo Adrien, como si fuera el mío. No podría haber pedido una mejor familia para ser parte. Juro cuidarte en cualquier circunstancia buena o mala en la salud y la enfermedad, hasta que la muerte nos separe.
André les dio la señal de que podían intercambiar anillos. Cuando lo hicieron el alcalde les hizo la pregunta.
—Gabriel Agreste, ¿Aceptas a Nathalie Sancoeur como tu legitima esposa?
Gabriel con ojos muy enamorados vio a Nathalie.
—Acepto.
— Y tú Nathalie, ¿Aceptas a Gabriel Agreste como tu legitimo esposo?
Ella con los ojos muy brillantes y una hermosa sonrisa miro a Gabriel.
—Acepto.
André les paso el documento que oficializaba su matrimonio. Firmaron el papel, así como Adrien y Marinette firmaron como sus testigos. André lo reviso para verificar que todo estuviera en orden.
—Por el poder que me confiere el estado ahora los declaro marido y mujer.
Y Gabriel tomándola de la barbilla con delicadeza le dio un beso. Ese beso fue uno de mucho amor y cariño. Ahora estaban casados y Nathalie era la nueva señora Agreste.
Nathalie y Gabriel se dirigieron a la salida para dirigirse a su lugar de festejo, con los dos chicos detrás de ellos.
La pareja de recién casados subió a la limosina que los llevaría al lugar que alquilaron para el evento. Los dos chicos subieron a la limosina también. Irían a un lugar que alquilaron por el día un poco alejado de Paris.
Gabriel abrió la botella de champagne para él y Nathalie, y abrieron una sin alcohol para Adrien Y Marinette. Antes de salir se la ciudad, había un lugar al que Nathalie quería ir antes…
El gorila condujo por unos minutos hasta que llego al lugar que le indicaron: El cementerio de la ciudad. Gabriel ayudo a Nathalie a bajar y se dirigieron primero a la tumba de Emilie Agreste. Allí Adrien puso la rosa que decoraba su traje y Gabriel también hizo lo mismo.
Luego se dirigieron a la tumba que Nadie miraba con ojos cristalinos. Era la tumba de su padre.
—Por fin lo logre papá. Te quiero — dijo ella mientras dejaba su ramo de flores sobre la tumba.
Todos volvieron a la limosina, que los llevaría hacia su destino. Al llegar los invitados ya estaban acomodados en las pocas mesas que dispusieron para ellos. Eran solo unos cuantos amigos de la escuela de Adrien y gente que estaba relacionada con la familia Agreste. Todas las mesas tenían listas las copas con Champagne.
Al llegar Nathalie le arregló la chaqueta a Gabriel que quedo un poco arrugada por el viaje. Buscaron sus asientos para iniciar con el festejo. Eran las 5 de la tarde por lo que era el momento idóneo para hacer un brindis.
Tomaron las dos copas del Champagne más fino que consiguieron y se sirvieron un poco de aquella burbujeante bebida. Ambos se levantaron y todos tomaron sus copas.
—Un brindis, por nosotros— exclamó Gabriel alzando su copa, Nathalie levanto la suya para chocar con la del suavemente. Bebió de un poco del contenido.
Todos alzaron sus copas al unísono y bebieron su contenido.
Después de eso, los recién casados se levantaron para realizar su primer baile como esposos. Gabriel se levantó y le ofreció su mano, aceptándola con gusto. Pusieron una canción suave, para el primer baile. El la tomo de la cintura cercándola más a su cuerpo y tomo su mano.
Ella coloco su brazo por detrás de su espalda. No dejaron de mirarse durante todo su baile. Cuando se acabó la canción, Adrien tomo la iniciativa y tomo la mano de Marinette para que bailara con él. Los otros invitados los imitaron. Así estuvieron un rato solo para volver a sus asientos. Adrien aprovecho la ocasión para llamar la atención de todos con su copa, desde su mesa.
—Hola, ¿Me permiten un momento por favor?
Todos los invitados callaron y voltearon a ver hacia el centro del jardín de la casa en la que se encontraban.
Gabriel tomo la mano de su esposa mientras miraban a su hijo. El saco la hoja donde escribió todo lo que quería decirle a Nathalie.
—Esto va dedicado a Nathalie. Los lazos de sangre no son tan importantes como los lazos que formamos con las personas con las que convivimos. Porque, aunque se dice que madre hay solo una, tú me demuestras que el amor de madre puede llegar de lugares inesperados. Que puede existir una segunda oportunidad para una catalizadora. Quisiera agradecer a mi nueva madre por lo que ha hecho. Unir a nuestra familia de nuevo. Ella estaba con allí para mí cuando lo necesite. Y es hora de devolver el favor. Siempre te vi como a una segunda madre, y hoy estoy profundamente agradecido por lo que hiciste por mí y por mi padre.
Los ojos de Nathalie se llenaron de lágrimas. Se acerco para abrazar a Adrien. Lo tomo entre sus brazos con cariño, como a su nuevo hijo oficialmente. Uno que siempre estuvo con ella, sin pensar que construirían un lazo muy fuerte.
El fotógrafo que estaba en la fiesta se acercó y le tomo foto a esa escena.
Gabriel tomo sus gafas para que pudiera limpiarse las lágrimas antes de que cayeran de sus ojos y estropeará el maquillaje.
—Gracias Adrien, hijo mío.
Adrien se puso de puntitas y ella se agacho un poco para recibirlo. Él le dio un beso en la mejilla a su nueva mamá.
Después de eso todos volvieron a sus mesas y les trajeron la cena, que consistía como entrada un plato de Foie gras, para el plato principal trajeron medallón de ternera asado con hongo Morel y como postre Crème brulée. En la mesa también sirvieron variedad de quesos, haciendo que Adrien se viera obligado en llevar hasta la mesa a su Kwami, que le dijo, bueno más bien exigía que le diera algunos.
Al finalizar la cena, Tom empujaba un carrito con una caja bastante grande encima lo dejo al lado de la mesa donde tenían las bandejas. Saco la caja con cuidado, revelando el pastel de bodas de la pareja. Era blanco marfil. Tenía patrones que se asemejaban a ramas de manera circular que cubría el pastel, junto con unas flores blancas y rojas a los costados.
Gabriel y Nathalie fueron a partir el pastel. Tomaron el cuchillo, el con su mano encima de la de ella. Tomaron varias fotos. Ella tomo el primer trozo y lo puso en el plato que Gabriel sostenía con su otra mano. Ambos tomaron una cuchara pequeña. Nathalie fue la primera en tomar un pequeño pedazo y llevárselo a Gabriel a la boca, quien lo recibió con gusto y los degusto. El la imito y le dio a probar el pastel.
Debían darle el mérito a los Dupain-Cheng por ese pastel. Estaba delicioso, la combinación de terciopelo rojo con crema de coco era simplemente deliciosa.
Mientras comía pastel Adrien fue a buscar a su primo ya que cuando llego no pudo saludarlo. Lo distinguió entre la multitud. Se dio cuenta de que su primo charlaba con una muchacha de casi su misma edad vestida con un Cheongsam y que era extremadamente familiar.
Se acerco a ellos y Félix sonrió un poco al ver a Adrien.
—Hola Félix —Adrien lo abrazo — ¿Cómo estás? Veo que traer compañía.
La chica extendió su mano para estrechar la de él.
—Soy Bridgette. Mucho gusto. Félix me ha hablado mucho de ti. Es tan afortunado de tener a un primo como tú. Mi novio es un poco serio, aun así, es tan lindo —La chica soltó una risita al decir eso.
—Félix, ¿Tienes novia?
Félix al escuchar eso se sonrojo un poco.
—Si, hace algunas semanas, solo seguí tu consejo de ser más abierto a los demás.
— ¿Prima? —Marinette se acercó al notar a alguien muy familiar de su familia materna —Bridgette, cuanto tiempo que no te veo.
—Bueno mis padres estaban ocupados y no me dieron permiso hasta hoy que venía acompañar a Félix.
Ambas chicas se abrazaron y Marinette la llevo con sus padres que se alegraron de ver a su sobrina después de tanto tiempo. A Adrien le pareció muy peculiar todo aquello. Nathalie y Gabriel se acercaron a Adrien cuando su primo se retiró.
—Vamos a ir a Roma y vendrás con nosotros, Adrien —dijo Gabriel mirando a su hijo.
—¿No les molesta que vaya con ustedes?, es su luna de miel —Adrien lucía un poco inseguro de su decisión.
Nathalie le tomo las manos a Adrien.
—Para nada. Nos daría mucho gusto que estuvieras con nosotros, después de todo ahora somos familia. Además, sé que nunca has estado en unas verdaderas vacaciones.
Adrien la abrazo.
—Si me encantaría.
Un poco después de media noche la mayoría de los asistentes ya se habían ido. Marinette estaba a punto de irse con sus padres. Adrien estaba coqueteando con Marinette mientras que se despedía. Además de que debía entregarle su Miraculous para que ella lo cuidara mientras no estaba.
—Siempre te vez hermosa.
—Adrien—Marinette estaba muy sonrojada.
Él se sacó el anillo del dedo y se lo entrego a Marinette.
—Tranquilo yo lo cuidare. El maestro no vera problema, ya se lo había comentado hace un par de días en caso de que decidieran irse de vacaciones. Lo iré a ver para que se asegure de que Plagg está bien.
—¿No puedo llevarme mi queso? —pregunto Plagg, suplicante.
—Te daré todo el Camembert que quieras y muchos otros quesos más, tengo Camembert, Brie, Roquefort...—enumero Marinette sonriendo, sabiendo que a Plagg le gustaría mucho.
—Ah ya me siento en el paraíso. Es la mejor elección que has hecho chico —Plagg estaba embelesado con todas las opciones que tendría a su disposición.
—Te prometo que te llamaré todos los días, Adrien —ella le dio un beso rápido en los labios.
Marinette se encamino a la salida de la casa, cuando la autoritaria voz de Gabriel Agreste la detuvo.
—Señorita Marinette espere un momento.
Marinette volvió a donde estaba y vio que el señor Agreste estaba acompañado de Nathalie.
—Antes de que se vaya, queremos agradecerte Marinette. Nos diste una última una oportunidad para cambiar. Y sé que también haces feliz a mí hijo. Te debemos mucho — esto ultimo lo dijo mirando a Nathalie.
—No tiene que agradéceme, señor Agreste. Todo el mundo merece una segunda oportunidad. Lo que cuenta es como use esa oportunidad.
Gabriel extendió la mano.
—Considérate parte de la familia. Espero que podamos trabajar juntos en un futuro.
Ella le estrecho la mano en señal de paz. Nathalie hizo lo mismo. Marinette se despido de la familia y salió del salón de eventos para subirse al camión de entregas de sus padres. Luego ellos procedieron a subirse a la limosina para irse de vuelta a la mansión. La limpieza del lugar ya estaba pagada y no tendrían que preocuparse por ello.
Cuando llegaron a la mansión, Adrien se fue a la cama por que se sentía demasiado cansado. Les deseo a ambos las buenas noches, dejándolos solos.
—Bueno señora Agreste— dijo Gabriel— que le parece si nos retiramos a nuestra habitación
—Con gusto señor Agreste.
Para su sorpresa Gabriel la tomo en brazos y corrió con ella hacia su dormitorio. Cerro con llave, para pasar lo que quedaba de la noche con su amada y nueva esposa Nathalie Agreste.
Al día siguiente a las primeras horas del día, alistaron las maletas ya con todo lo que necesitaban. Metieron las tres maletas en el maletero del auto y salieron directo al aeropuerto privado de Gabriel's. Se irían unas dos semanas de vacaciones a Roma a una cabaña que rentaron por el mismo tiempo.
Llegaron al aeropuerto y luego se dirigieron a la sala de espera unas dos horas antes, por lo que los recién casados compraron un café, uno negro bien cargado para Gabriel y un expreso para Nathalie. Ambos le permitieron a Adrien tomar un capuchino con sabor a vainilla.
El vuelo no sería muy largo, aproximadamente de poco más de una hora. Nathalie poso su mano encima de la de Gabriel, dibujando patrones en sus nudillos, mientras chalaban entre ellos y Adrien solo escuchaba un poco de música en su teléfono con la configuración que se permitía en el vuelo.
Al llegar buscaron el lugar donde alquilaron el auto y condujeron hasta el lugar donde se ubicaba la cabaña usando el GPS. Al llegar, Adrien se asombró. La cabaña que alquilaron era bastante grande, no tanto como la mansión, pero era acogedora. Además de que tenía acceso directo al mar y era un lugar con bastante privacidad.
Fueron a la playa que estaba atrás de la casa. Las olas golpeaban la orilla de manera calma. Adrien jamás en su vida había viajado a un lugar tan hermoso. Dejaron sus maletas en la entrada. Era rústico pero acogedor. Adrien entro emocionado a cada una de las habitaciones. Era una experiencia nueva para él.
Recorrió la pequeña sala y noto una chimenea con dos sillones al frente de esta. Afuera había una mesa pequeña con vista hacia el mar, junto con unas sillas playeras. Adentro de la casa había una televisión plana, el baño tenía un pequeño yacusi y tenía temática costera. Lo mismo sucedía con las habitaciones. La cocina era pequeña pero acogedora, con puertas de madera. La nevera estaba completamente llena para las dos semanas que se quedarían ahí.
Ese primer día desempacaron sus cosas en sus respectivas habitaciones, una para Adrien y la otra habitación matrimonial para Gabriel y Nathalie. Las camas eran realmente cómodas, por lo que estuvieron bien descansados para el siguiente día. Fueron a caminar por los alrededores, disfrutando del paisaje. Pero al día siguiente los planes se arruinaron cuando el cielo se oscureció y empezó a llover a cántaros afuera. Adrien miraba decepcionado por la ventana. El mar estaba inquieto. Según los pronósticos pasaría rápido. Adrien sintió unas manos en sus hombros.
—Tranquilo Adrien, podemos divertirnos aquí adentro —Nathalie apretó un poco sus hombros.
Mientras Gabriel revisaba las noticias, fueron a la cocina y ella saco uno de los víveres que se encontraban en la nevera y encontró unos malvaviscos y algunos dulces. Encendieron la chimenea y con unas varas de madera pusieron los malvaviscos al fuego.
—Nunca había visto esto —menciono Adrien, muy interesado.
—Es una costumbre estadounidense. Pero me pareció que podíamos hacerlo aquí en la chimenea.
Prepararon algunos malvaviscos fundidos y los colocaron en un plato para compartirlos entre los tres. Se fueron al sofá a ver una película. Nathalie tenía sus piernas encima de las de Gabriel y él tenía su cabeza encima de la de ella justo en el mentón. Adrien se hizo al lado de Gabriel y se acurrucó a su lado. Eso significaba un gran avance.
Cuando la película termino todos ya estaban dormidos.
Gabriel despertó primero, sentía un poco de dolor de cuello, pero nada que un baño caliente no pudiera arreglar.
Como el clima se estabilizo, ese día irían a tomar un vuelo al centro de Roma para ir a conocer la ciudad por un día entero. El aeropuerto no estaba lejos de donde se alojaban por lo que llegaron sin muchas dificultades.
Fueron a la ciudad del Vaticano, a la basílica de San pedro y a la capilla Sixtina para ver las pinturas y aprovecharon para a ver al Miguel Ángelo. Recorrieron las calles empedradas del lugar y se dirigieron hasta la Fontana de Trevi donde compraron un gelato, famoso en Italia. También probaron la pizza tradicional y después se dirigieron al coliseo Romano.
Cuando llegaron de vuelta a la cabaña, Adrien se fue directamente a dormir. Nathalie desapareció de la habitación. Gabriel la busco por toda la cabaña. Cuando llego a la parte trasera de la cabaña, sintió que lo tomaron del brazo como si quisiera que saliera. Era ella.
—¿Qué haces? Sintió como su dedo lo acallaba.
—Ven conmigo —susurro en su oído. Bajaron la escalera hasta la playa. Vio que había una toalla tendida en la arena. A su lado una sombrilla y una botella de vino en una cubeta llena de hielo.
—¿Que planeas esposa mía? — cuestiono Gabriel alzando una ceja.
—No puede su esposa darle una sorpresa ¿Señor Agreste? —respondió Nathalie de manera coqueta.
Ambos se sentaron en la toalla y Gabriel abrió la botella, y les sirvió a ambos. Bebieron hasta que se acabaron la botella. Ella sin pensarlo demasiado empezó a besar el cuello de su esposo de manera lenta, y él solo se dejó llevar. Luego fue a besarlo en los labios, llevando un compás con él. Lo abrazo del cuello y ambos cayeron sobre la toalla y rodaron sobre esta.
Gabriel paro por un momento y se levantó sobre ella para mirarla.
—¿Estas segura de que quieres esto, Nathalie?
—Muy segura, Gabriel.
Ellos continuaron sabiendo que los únicos testigos de su acto serian la playa y las estrellas.
Gabriel y Nathalie volvieron a su habitación en la madrugada. Pasaron los siguientes días visitando zonas cercanas. Un en día que particularmente fue un poco caluroso Gabriel entro al baño para darse una ducha. Cuando salió del baño, se apoyó en el marco de la habitación, mirando hacia la cama.
Nathalie se encontraba dormida, recostada en la cama de la habitación. Y no estaba sola, abrazaba a Adrien de manera protectora, mientras que él dormía plácidamente acurrucado junto a ella.
Los vio por un largo rato. Gabriel se dio cuenta de todo lo que había se había estado perdiendo. Su hijo ya no era un niño. Se estaba convirtiendo poco a poco en un adulto. Y con ello pasaban los momentos importantes de su vida. Acaricio con cuidado los cabellos dorados de Adrien. Gabriel decidió que se iría a dormir en la cama que usaba Adrien.
Adrien despertó unas horas después, cuando apenas estaba amaneciendo. El vio como su padre salía al exterior de la cabaña justo hacia el mar, donde se quedó ahí, mirando hacia el horizonte. Decidió que esa era la oportunidad de volver a hablar con él. Noto que Nathalie aún seguía dormida. Con cuidado se zafó de su agarre, evitando que se despertara. Salió hacia la sala y de allí se dirigió a la salida. Su padre se había acercado más al mar, incluso dejando que las olas mojaran sus pies.
Adrien camino lentamente hasta el, sintiendo la textura de la arena en sus pies.
—Padre.
Gabriel estaba tan concentrado mirando al horizonte, que no se había dado cuando Adrien se puso detrás de él, saltando un poco en el acto.
—Lo siento —dijo Adrien —Yo he estado pensándolo por un tiempo, y sé que has estado haciendo bien las cosas. Eres tal y como te recuerdo, cuando mamá aún estaba con nosotros. Extrañaba a mi padre.
Gabriel sintió algo de alivio cuando le dirigió la palabra tan naturalmente.
—Te perdono, Padre. Pero no creo poder olvidar lo que paso.
Gabriel estrecho a su hijo entre sus brazos.
—No espero que lo hagas Adrien. Yo tampoco podre olvidarlo y tal vez esto me persiga toda la vida. Pero tu perdón significa mucho para mí.
Se sentía bien abrazar a su hijo, después de tanto tiempo. Nathalie quien vio lo que estaba sucediendo sonreía ante la escena. Se acercó a ellos y se unió a su abrazo. Cuando se separaron volvieron a la casa para preparase y tomar el avión que los llevaría a Venecia y e ir a comprar algunas cosas antes de que su tiempo de vacaciones se terminara.
Adrien aprovecho el momento en el que aterrizaron en Venecia para realizar una llamada a Marinette, ya que hace algunos días que no hablaba con ella. Al mismo tiempo, Nathalie y Gabriel se sentaron a esperar el transporte que los llevaría al corazón de la ciudad.
Cuando Adrien termino la llamada se sentó junto a ellos a esperar. Al llegar al centro, pasaron por la zona comercial. Adrien vio unos recuerdos muy bonitos en una de las tiendas por lo que Gabriel le dio su tarjeta de crédito para que pudiera comprarlos.
Pasaron un gran día paseando en las góndolas de Venecia. Siendo sus últimos días en Italia, tenían que aprovechar la oportunidad para irse a Nápoles y de regresar a la cabaña para pasar un día entero a la playa. Adrien estaba un poco triste de que ya tenían que irse, pero Gabriel quería animarlo y no volver a cometer los mismos errores.
—Adrien te prometo que de ahora en adelante iremos de vacaciones más seguido —le aseguro Gabriel cuando se fueron al aeropuerto para volver a Francia. Ahora todo estaría bien.
Lo siento tanto por por la tardanza. No sabia que este capitulo tardaria tanto. Para compensar por el tiempo, este capitulo quedo mas largo que los otros (como de 4500 palabras).
Tengo que decir que tuve que investigar bastante para todo el tema del matrimonio en Francia (en el que siempre se debe legalizar el matrimonio primero en la alcaldia independientemente de la religión o costumbres). y todo lo que tuvo que ver con la luna de miel.
Al menos el Gabenath es real en este fic por fin XD.
Solo queda el epilogo y este fic vera su fin.
