Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, todos ellos son obra de Terajima Yūji.

Summary: Miyuki olvidó el primer aniversario, la promesa del anillo y recordó muy tarde que Narumiya era quién le gustaba.

"La mejor manera de matar a alguien en tu corazón es dejarlo morir lentamente en tu mente, sin nombrarlo, sin llamarle, sin escribirle, sin buscarle… Que muera poco a poco, en agonía lenta para que no reviva, si lo dejas morir abruptamente, revivirá a cada instante. Siéntelo, llóralo, súfrelo, pero no eternamente"

(Sabina, Joaquín.)


I.

Mei vuelve a tener esa sonrisa de enamorado, de ilusión, de sentir quemar la piel y los sentidos cada que ve el teléfono y el contacto en la pantalla es alguien lejano. En tiempos remotos, es un rival en la cancha jamás enfrentado.

La línea de la boca crece discretamente, se convierte en una sonrisa y la próxima vez que voltea a los costados tiene la mirada de Shirakawa sobre él, con un semblante serio, con la sensación de que tiene prohibido enamorarse de nuevo.

— No te voy a pasar su número. — Enseña la lengua, el gesto infantil ya tiene años sin verlo; sin apreciar la tormenta de la que siempre es epicentro el ex Ace de Inashiro. Katsuyuki voltea la mirada, entrecierra los ojos antes de hacerse el desentendido. Allí comprobó que era Takigawa el remitente.

El pelirrojo no quiere estar ahí para cuando todo suceda, le es imposible y los ojos quieren taparse. Pronto, el momento de salir antes de que la tormenta fuera más intensa estaba pasando y él seguía sin poder creer que se iba a quedar a ver y soltar comentarios hirientes. Era su oportunidad de decirle al tirano del montículo que Miyuki Kazuya fue el error más grande de su vida.


Tengo varios capítulos, pero todavía tengo inconclusa esta historia, así que a esperar por el siguiente. ¡Espero que se animen a darle una oportunidad!