Epimoní y Leto escapaban de la serpiente furiosa pero tenían que tener cuidado, Leto no podía correr mucho y estaba agotada.
¡OUH!, Leto tropezó pero la diosa niña la sostuvo antes de que cayera.
—Gracias—
—No hay de qué pero tenemos que escapar—miró a su alrededor frenética hasta que vio algo, un tronco caído hueco y se le ocurrió una idea—Eso es—
Sin demorarse más cogió su espada y cortó el tronco dando lugar a una barca, luego lo arrastró hacía la orilla y ayudó a la titánide a subir.
Cuando ambas estuvieron en la barca improvisada la serpiente irrumpió en la playa y les silbó furioso intentó seguirlas pero Epi con sus poderes se lo impidió, Python les dedicaba todo tipo de insultos a ambas.
—Por fin—suspiró aliviada—En el mar no se atreverá contra mi padre—
Leto se volvió hacia ella, ahora que la miraba bien se dio cuenta de que la niña tenía algunos rasgos muy parecidos a cierto dios del mar.
—¿Eres hija de Poseidón?—
La joven asintió—Sí ahora podemos presentarnos, soy Epimoní hija de Poseidón y Styx—
Leto la miró asombrada, escuchó rumores sobre ella la hija del río Styx y el rey del mar había resoplado incrédula por eso, los Olímpicos nunca dejarían de sorprenderla.
Y ahora estaba en esta situación, no pudo evitar recordar amargamente.
—¿Y tu quien eres?—preguntó curiosa, no todos los días una titánide embarazada es perseguida por un monstruo.
—Soy Leto—
La diosa más joven la miró asombrada, había escuchado a su padre hablar sobre Leto, una de las amantes de Zeus que escapaba de la ira de Hera.
Oh tío Zeus ¿qué has hecho ahora?
Vio como Leto estaba respirando con dificultad con un gesto de dolor mientras se agarraba el estómago y enseguida lo entendió—¿estás de parto?—
—Llevo así desde hace días pero la reina de los dioses me maldijo para que ningún lugar en la tierra me acogiera para dar a luz—
Epimoní estaba disgustada con Hera, entendía que estuviera furiosa con Zeus pero no podía pagarlo así con sus amantes e hijos.
Y se le ocurrió una idea.
—Así que ningún lugar en tierra firme, creo que conozco el sitio perfecto para que des a luz Leto, es una isla que no está anclada a la tierra—
Epi había recorrido muchas veces los mares en los hipocampos y una vez vio una isla interesante su padre le habló de ella, Delos.
Convocando sus poderes y remando Epimoní no paro hasta que en el horizonte no tardaron en ver algo que flotaba en el aire una isla.
Un banco entero de peces voladores plateados con unos hilos que puso Epi las ayudo a llegar a la isla con su barca, cuando se despidieron de los peces la diosa más joven ayudó a Leto hasta que llegaron al centro de la isla.
Epimoní hizo un lecho de hojas y la acomodó, luego notó a las ninfas y espíritus de la isla.
—¡Por favor necesita ayuda! ¡lleva días así tened misericordia de ella, dejadla que de a luz!—
—Pero si lo hacemos Hera nos castigará—
—No lo hará hizo jurar a todos los espíritus de la tierra pero no a vosotros y esta isla será el lugar de nacimiento de dioses importantes, los hijos de Zeus, ellos os protegerán—
Finalmente los espíritus y ninfas de la naturaleza se convencieron y permitieron a Leto estar aquí, (para alivio de las dos)
—Te vas a buscar muchos problemas con Hera—dijo Leto sudorosa.
Pero Epi negó con la cabeza mientras le ponía un trozo de tela fresca en la frente.
—No te preocupes ahora lo importante es que des a luz a tus hijos—no podía tolerar algo así que mataran a una madre embarazada, además Epimoní era la diosa de la perseverancia y Leto había demostrado eso y más.
Pronto las diosas fueron a ayudar junto a Eileithyia la diosa del parto quien ayudó a Epimoní a traer a los hijos de Zeus, finalmente salió el primer bebé Epi lo cogió en brazos mientras lo limpiaba.
Se congeló cuando vio los ojos del bebe, eran hermosos de un color cambiante como una noche llena de estrellas a una muy parecida a las luces del cielo del norte.
—Le gustas—Leto sonreía de forma cansada pero feliz, vio como ambos se miraban y lo supo su hijo no apartaba la vista de Epi y a pesar de su juventud pudo ver una emoción en los ojos del bebé, asombro y afecto.
Para sorpresa de todos en bebé emitió un brillo y cuando se desvaneció dio lugar a un niño de unos tres años de cabello oscuro, Epimoní se quedó asombrada y se apartó rápidamente cosa que molestó al nuevo dios quien infló sus mejillas algo que encontró adorable Epi.
—Mis hermanos están por llegar y cuidado con ellos son muy pesados—
Más tarde entenderían a qué se referiría.
Poco después nació una niña de aspecto serio que también creció enseguida, era hermosa con ojos plateados amarillentos y el cabello marrón rojizo.
Pasaron las horas y el último de los trillizos nació este era lo contrario a sus hermanos, rubio de ojos azules y emitía un brillo dorado a diferencia de los de sus hermanos mayores.
Ese fue el nacimiento de Claus, Artemisa y Apolo.
