El grupo de semidioses se apresuró al campamento Júpiter antes de que llegara el ejército de Gaia pero por desgracia llegaron tarde Polibotes y sus monstruos ya estaban en pleno asedio.
Los romanos con una disciplina y entrenamiento calculado atacaron en formación precisa y letal arrastrando a los monstruos desafortunados que se les cruzaban en el camino. Pero los monstruos no paraban de llegar y escaseaba el oro imperial para poder destruirlos.
—¡Tenemos que mostrar el águila de la legión!—Hazel lo alzó.
Cuando romanos ya se daban por perdidos vieron incrédulos la perdida águila de la legión, la magia del águila los lleno de fuerza y esperanza y con un rugió se abalanzaron sobre los monstruos Hazel montada sobre Arion se abalanzó derribando a varios mientras Frank en forma de oso la ayudaba.
Percy se puso delante del gigante por el rabillo del ojo vio a Terminus y tuvo una ida.
—¡Porfirión ve y lucha contra mi! ¡el hijo de tu oponente!—
El gigante se rio al mismo tiempo que su cabello se agitaba y más basiliscos salían el semidiós entrecerró los ojos, primero tenía que ocuparse de su cabello.
El gigante lanzó su tridente sobre él pero Percy lo desvió al mismo tiempo que realizaba una serie de fintas para darle un tajo que le alcanzó en el estómago.
—¡Te daré de comer a los monstruos del Tártaro!—
Percy cogió una antorcha y sin que el gigante pudiera reaccionar se subió hasta su hombro hizo una mueca.
Este tipo desde hace mucho no se limpia con champú pero tiene arreglo. Y le prendió fuego.
Polibotes gritó mientras Percy saltaba de de nuevo, el gigante enfurecido fue tras él mientras tenía el pelo en llamas, parecía que iba a hacer uno de esos bailes con fuego que hacen los hawaianos. Percy consiguió derribar al gigante. Tyson y la señorita o,leary ayudaron chocando contra el gigante como unos monstruosos camiones monstruo.
Para su gran alegría llegaron las amazonas comandadas por Hylla había sobrevivido de su combate contra Otrera.
Llegó justo a tiempo donde estaba Terminus.
—¿¡Jackson!? ¿¡que en el Tártaro esta ocurriendo!?¿¡y tu indumentaria reglamentaria!?—
—¡No hay tiempo para eso Terminus! ¡tienes que ayudarme a matarlo! ¡un dios y un gigante! ¿recuerdas?—
—¡No no y no! ¡esto va contra las reglas y no se permiten armas!—
—¡Pero estamos siendo atacados!—
Sabiendo que así no llegarían a ninguna parte se volvió hacia el gigante.
—¡Oye tú feo! ¡a ver si te lavas pero bueno después del lavado de fuego que te he dado ya no te saldrán más de esa horrible caspa de serpientes!—
GROARRRR
Bueno el gigante fue a por el con su tridente hacia Percy que se hizo a un lado y chocando de frente con el dios romano.
—¡ESTO SI QUE VA CONTRA LAS REGLAS!—
Polibotes lo partió perdiendo la paciencia.
—¡SE ACABÓ! ¡ME HE CABREADO JACKSON MATEMOSLO!—
Percy apuñaló a Polibotes en el pecho y luego le dio varios golpes con la cabeza de Terminus en su cara. El gigante lentamente se disolvió en algas, escamas y una sustancia verde repugnante.
La multitud estalló en vítores Percy miró a su alrededor y vio como lo levantaban poniéndolo en los hombros de Tyson y lo llevaban al senado.
Reina que felizmente se había reunido con su hermana Hylla lo recibieron.
—¡Gracias a vosotros pudimos ganar! ¡y habéis traído muchas armas para el campamento!—
Kinzie que estaba también allí asintió.
—La reina consiguió derrotar dos veces a Otrera hasta que ya no volvió más ahora la llamamos la doble matadora—
Nombraron pretor a Percy daba la sensación de que a Octavio no le hizo ninguna gracia, sabiendo que quería tener más poder y Percy sería un obstáculo.
Estuvieron de celebraciones incluso Terminus que llevaba un gorro de fiesta a su lado estaba Julia su asistente de seis años que estaba riendo mientras ponía ofrendas en el altar de Felixa.
Octavio aún era sospechoso.
—¿Donde encontrasteis todas estas armas?—
Percy se volvió hacia el augur—Nos las dio papá noel—dejando confundidos a todos.
Pero las celebraciones no duraron en ese momento recibieron el aviso de un ataque precipitándose Percy fue a un telescopio y se llenó de alegría al ver quienes eran en una especie de barco volador que ponía ARGO II.
—No son enemigos vienen a ayudarnos—
