¡Mierda, mierda! Apenas pudieron escapar del campamento Júpiter después de que Leo se volviera loco y acabara abriendo fuego contra los romanos.
Habían golpeado al hijo de Hefesto dejándolo inconsciente descubriendo que había sido poseído por un eidolon Frank se queda vigilando a Leo mientras una Hazel conmocionada lo miraba murmurando Sammy.
Percy aturdido decide acostarse un rato, Annabeth manejaba el Argo II y dijo que pronto aterrizarían yendo ellos a buscar lo necesario para reparar el barco.
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Epimoní se tapaba los oídos mientras las voces en su cabeza la acosaban incansablemente.
¡Ayuda! ¡dioses ayudadnos!
¡Por favor perdona a mi hijo!
¡Es el fin de Troya!
La diosa miraba alrededor de su habitación si es que se le podía llamar así, desde que la condenaron Claus la desterró de sus habitaciones alegando que no compartiría cama con una traidora y prostituta, por lo que quedó relegada a un simple armario en el que dormía.
Le daba claustrofobia desde que la encerraron en ese ataúd de oro con los ríos del inframundo le tenía pánico a los espacios cerrados pero aunque suplicó, las doncellas se burlaron de ella y la encerraron allí.
Aturdida salió al jardín para despejar su cabeza, últimamente tenía muchos sueños así, normalmente como diosa de la alegría predecía cosas buenas pero ahora sólo eran desgracias y por lo que vio fue relacionado con Troya.
Desde hacía años se gestaba una guerra debido al rapto de Helena por Paris, Epimoní se mantuvo al margen pero de vez en cuando ayudaba ambos bandos pero estas visiones le mostraban la caída final de la ciudad y lo que les harían a los ciudadanos...
Alterada fue a buscar a su esposo, encontrándolo en su cama matrimonial con nada menos que Rodas, la ninfa al ver a su hermana sonrió sin ningún pudor y continuó con lo que hacía a pesar de que eso hería a su hermana y Claus se dio cuenta de la llegada de la diosa.
—¿¡Que haces aquí Epimoní!? Te he dicho que no entres en mis habitaciones—molesto se levantó sin importarle mostrar su desnudez a ella.
—¡Se trata de Troya! ¡he tenido una visión, va a caer!—
Se hizo el silencio incluso la arrogante Rodas estaba paralizada.
Claus se quedó quieto mirándola, por un instante parecía una estatua, luego sonrió como si hubiera dicho algo muy gracioso.
—¿La caída de Troya? Epimoní cada vez dices cosas más divertidas—
La frustración la llenaba ¡ya no confiaba en ella en nada ni siquiera cuando tenía sus visiones!
—Es la verdad, la ciudad va a caer y sera horrible mataran a muchos inocentes, mujeres y niños ellos están bajo tu protección—
Rodas se levantó con las sábanas alrededor de su piel dorada.
—Precisamente hermana esta bajo la protección de Lord Claus y sus hermanos ¡nunca podrán conquistar la ciudad!—dijo arrogantemente.
Epi sacudió la cabeza por la estupidez de su hermana ella más que los demás aumentaba el orgullo de Claus y de los otros dioses en el bando troyano, como si no necesitaran más de eso.
—Déjalo Epimoní estás igual que Casandra esa oráculo loca—
—¡Apolo la maldigo para que nadie la creyera pero sus visiones son ciertas! ¡como la mía!—
Claus se vistió con sus poderes y la teletransportó hacia el campamento de las cazadoras Epimoní palideció.
De una tienda salió Artemisa confundida por la repentina llegada de su hermano pero al ver quién iba con él el aire se volvió frío, como si la naturaleza sintiera las emociones de su señora.
—¿Por que la traes aquí Claus?—
—Esta diciendo cosas absurdas sobre la caída de Troya que ha visto en unas visiones, ¿esta loca o solo quiere darle ventaja a Atenea y a su padre?—
Epi los miró incrédula, las cazadoras de su cuñada fueron rodeando al pequeño grupo, la mayoría de las cazadoras la miraban con odio y desagrado a Epimoní. Ellas habían sido las principales torturadoras de la diosa, persiguiéndola con sus perros dejando que la desgarraran, pero la más cruel sin lugar a dudas era Tieara era una verdadera sádica y estaba loca.
Había intentado decirle a Artemisa de la naturaleza de su sirvienta pero la diosa siempre puso excusas y defendía a la chica incluso antes de que fuera acusada de todo, un día Tieara hará algo que Artemisa no podrá pasar por alto.
Zoe la teniente de Artemisa se adelantó mirando con cautela la interacción entre los dioses.
—Mi señora ¿y si es cierto? Las visiones de Epimoní suelen ser ciertas—
Zoe junto a Phoebe y Britomartis fueron las únicas que nunca la trataron mal aunque se mantenían distanciadas de ella era porque no tenían opción, Epi sospechaba que ellas en el fondo la creían. Pero eran solo dos cazadoras y Britomartis era ahora una diosa y tenía poca voz.
—Las visiones de Epimoní como diosa de la alegría son de buenos augurios y esperanza, no de desgracias o sufrimiento—dijo Artemisa se volvió hacia Tieara y otras cazadoras—Llevaosla—
Epimoní tuvo que contener las lagrimas de frustración ¡no estaba mintiendo ni sus visiones estaban equivocadas! Pero era verdad ella sólo podría tener de buenos presagios y no esto pero algo estaba ocurriendo con ella y sus poderes.
Preocupada fue a consultar a Atenea, la diosa de la sabiduría desde siempre había intentado demostrar la inocencia de su amiga y fue de los pocos que la apoyaron y cada día estaba más preocupada por Epi.
Algo le pasaba y sabía que era por las contantes torturas y abusos tanto físicas como mentales que afectaban incluso a sus dominios.
Epi sabía que esas visiones eran ciertas y Troya y sus ciudadanos estaban en grave peligro.
