Percy no tuvo ni idea de cuánto estuvo cayendo con Annabeth le parecieron horas y ese negro abismo parecía no acabar nunca hasta que aterrizaron en un río y a su alrededor vio los coches del aparcamiento que cayeron con ellos.

El paisaje era oscuro pero iluminado al mismo tiempo un rio brillante cruzaba el lugar.

—¡Malditos! ¡os mataré!—

Aracne se debatía debajo de un coche pero aún estaba viva Percy decidió acabar de una vez por todas y con su espada la envió a reformarse.

—Vamos—

El aire a su alrededor era asfixiante les formaba ampollas y Percy recordó algo.

Flashback

Filotes con cuidado le dio a beber a Epimoni de un cuenco, al instante se sintió mejor y cómo sus heridas se curaban más rápido.

Gracias Filotes ¿que me has dado?—

Agua del río Plegethon es curativa—

Gracias Filotes de no ser por ti y algunos de tus hermanos ya me habría vuelto loca—

La diosa de la ternura sonrió tristemente a la diosa condenada cuando vino al Tártaro a ser castigada sintieron curiosidad al principio y algunos se acercaron a conocerla entre ellos Aklis, Némesis o Geras y acabaron por hacerse amigos incluso la diosa de la miseria y venenos.

No hay de qué intenta descansar algo—

Fin del Flashback

—Vamos al Plegethon—

Annabeth curiosa y confundida vio lo que su amigo hacía coger entre sus manos algo de esas letales aguas y para su sorpresa beber antes de impedírselo pero para su sorpresa las ampollas de Percy se curaron y respiraba mejor.

—¿Como...

—Annabeth tengo que explicarte algo—

Le resumió todo que era una reencarnación de la diosa Epimoní sus apagones y recuerdos.

—Te creo, ojalá no fuera cierto pero coincide con muchas cosas que me has contado—tristemente Annabeth conocía la tragedia de la famosa Epimoní uno de los mayores errores e injusticias que los dioses cometieron y se creía que fue de los principales motivos por el que los mortales dejaron de adorarlos y considerarlos meros mitos.

Si era cierto Annabeth tenía una teoría entonces Percy al estar en su antigua prisión recordaría más y no serían recuerdos agradables precisamente.

Se detuvo cuando casi choca con Percy el estaba mirando a alguien delante suya y la sangre se le heló al ver de quién se trataba era Ádeio. Pero el dios desapareció en las sombras del Tártaro y Percy decidió seguirlo.

—¿Adonde vas?—

—Es descabellado pero tal vez pueda ayudarnos es lo único que se me ocurre—

Annabeth sin más opción lo siguió.

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El en Argo II tenían problemas desde hace unos días los Ourae dioses de las montañas les arrojaban roca y Leo les disparaba cañones desde el barco.

—Odian a los hijos del inframundo—Hazel observaba a los dioses primigenios lanzarles rocas—Tengo que rezar a papá—

Por favor si puedes envíanos alguna ayuda padre.

A lo lejos como una señaluna mancha color castaño reconociéndolo al instante Arion.

—Leo Acércame al suelo—

Después de muchas dificultades se encontraron con la mismísima Hécate, la diosa de la magia, ella les desveló grandes incógnitas.

—Tu madre Marie poseía el poder de manipular la niebla aunque ni ella misma lo creía pero tu tienes más Hazel y puedes aprovecharlo. Clitio el gigante que fue creado para mí puede absorber la magia en la gigantomaquia habría pedido de no ser por Epimoní—

—¿Epimoní?—preguntó confundida Hazel.

—Su nombre romano es Felixa ese lo conoces bien en aquel entonces ella junto a otro héroe semidiós pudimos matarlo esta vez deberemos hacerlo las dos solas—

Hazel asintió pero no entendía una cosa.

—Epimoní ya no está pero tengo la sensación de que me quiere decir algo más—

—Epi es más importante de lo que crees ella fue uno de los motivos por el que yo y varios dioses menores nos unimos a Cronos en la segunda titanomaquia pero ahora veo que ella no lo hubiera querido—los ojos de la diosa de la magia estaban muy tristes—Ella es una clave importante para ganar la gigantomaquia hasta que no se hayan curado sus heridas y superado su pasado no podrá estar completa—

Hazel no lo entendía ¿que quería decir?

—Señora ¿pero Epimoní no se desvaneció?—

—Eso creíamos, tenéis que abrir las puertas de la muerte y ver a Psique la diosa del alma—

Desapareció dejando a Hazel aún más confundida.

Tenía la sensación de que lo que descubrirían no sería nada bueno y algo que ninguno de ellos quería saber.