Ádeio se volvió hacia los Olímpicos cosa imposible ya que lo observaban en secreto y no podrían percibirlo, pero el era el dios de la nada porque era su dominio ver y percibir lo que no había nada.
Entonces les sonrió de forma escalofriante hasta el punto de que incluso la estoica Atenea dejo caer su lanza de la impresión.
El nuevo dios rodeado de su séquito se fue en dirección al Tártaro.
El silencio en la sala del trono superaba al de una tumba cuando la imagen parpadeo hasta desaparecer solo para ser cortado por una risa histérica todos se volvieron perturbados hasta Poseidon que era quien reía como un maníaco.
Incluso sus hermanos Hades y Zeus miraban a su hermano preocupados a pesar de sus asperezas y desconfianzas no pudieron evitar el miedo y preocupación por su hermano que en ese momento por primera vez lo veían romperse y caer en la desesperación. Algo que jamás vieron en él ni siquiera en sus peores momentos o en la titanomaquia pero después del destino que había tenido su hija favorita, uno peor que la muerte Zeus no querría ni imaginarse estar en su lugar.
Poseidon estaba tan abrumado que solo pudo reír hasta se le cayó el tridente al suelo. Él mismo se cayo de él trono poniéndose a cuatro patas mirando el suelo.
—¡Hermano!—Hestia saltó del hogar y lo abrazó rodeándolo con sus brazos y notó como su pobre hermano derramaba lágrimas silenciosas.
Afrodita estaba verde llevándose una mano al corazón, en su vida inmortal jamás había sentido semejantes emociones negativas y de desamor por la perdida de un hijo y de un gran amor, se culpo a si misma, debió haber echo más para ayudar a la pobre Epimoní y evitar esta catástrofe por primera vez la diosa se sintió un fracaso en su papel como diosa del amor.
—La he perdido...he perdido a mi pobre hija de una forma horrible, se ha ido y lo que queda de ella se ha transmutado en una versión horrible y corrupta de ella—
Todos en la sala incluso Ares estaban blancos no atreviéndose a hablar.
Entonces los trillizos de repente sintieron como el icor en sus venas se revolvía literalmente en sus venas empezando a salir de sus orificios miraron al causante, el dios del mar los miró a través de su flequillo de forma siniestra y con un odio tan profundo que los encogió.
—¡Poseidón Basta!—Zeus se levantó de su asiento con el rayo en alto pero se vio bloqueado por la espada de uno de sus guardaespaldas más fieles Kratos, sus ojos rojos estaban encendidos con un brillo maníaco—¡Kratos! ¿¡como te atreves!?—
Pero en ese momento Bia otra de los hermanos descargo sus dagas sobre Atenea que intentaba defender a su padre la diosa de la violencia arremetió contra la Olímpica con el rostro pétreo pero lleno de odio helado.
Bia con su cabello blanco helado y ojos como trozos de hielo se planto junto a Zelo un dios de cabello castaño, vestido de sacerdote blanco, pero esa apariencia contrastaba con los ojos marrones encendidos y una sonrisa que ocultaba la sed de sangre y de inimaginables torturas, en su mano llevaba un látigo y en otra una lámpara.
Zelo sin decir nada se abalanzó sobre un sorprendido Dionisio quien alzo sus vides pero Zelo con una velocidad comparable al dios mensajero con su lampara las prendió en llamas y con su látigo de metal con pinchos que se enroscó alrededor del cuello del dios de la locura lo saco de su trono.
Nike (para gran sorpresa y consternación de Atenea) sacó su lanza de oro y sus ojos se llenaron de locura mientras arremetía contra Hermes y sacaba varias nikai que causaban el caos.
Pero no eran los únicos que estaban tomando venganza por Epi en ese momento apareció Cimolopeia con esa sonrisa espeluznante y antinatural suya saco el disco de bronce que tenía detrás y lo lanzó con tal fuerza que donde impacto fue como si literalmente estallara una tormenta. En las cabezas de los desafortunados reventándolos la diosa soltó una risa delfín mientras continuaba la lucha.
Styx tenía entre sus manos a Claus quien no oponía la menor resistencia fue como si hubiera perdido todas las fuerzas y tenía una mirada perdida en ellos. ¿Como pudo ser engañado así? ¿¡como no creer en su esposa!? debieron saberlo mejor pero como siempre les decía Epimoní a veces su ira y arrogancia sacaba lo peor de ellos.
Y esta vez le había costado todo, su amada esposa, un futuro feliz con ella, una familia...
—¿Porque lloras hijo de Zeus? ¡Tu provocaste esto! La odiabas, le hiciste la vida imposible y la humillaste—los ojos completamente negros se iluminaron encendiendo más su propio odio y el de los de a su alrededor que atacaban a los Olímpicos con más ferocidad—¡ERES UN ASESINO NO PEOR QUE ESO LE HICISTE ALGO PEOR QUE LA MUERTE A EPIMONÍ!—Rugió tan encolerizada que hasta Ares y Afrodita se encogieron.
Ares normalmente se habría extasiado por un conflicto de esta escala y habría participado pero viendo el por qué de las circunstancias solo pudo sentir desagrado y repugnancia por su padre y los otros Olímpicos, se merecían esto.
Jamás creyó lo de Epimoní era demasiado honorable como para hacer algo así y lo que le hicieron era vergonzoso y una deshonra. A su lado estaban Hefesto y Démeter mirándolos serios aunque el dios de la guerra no tenía una relación estrecha con ellos, en especial con su hermano en esta ocasión estaban de acuerdo con esto y la inocencia de Epi.
Sin decir más las cuatro deidades se fueron dejando a los olímpicos enfrentarse al precio sus acciones.
En la Atlántida.
—¡MADRE POR FAVOR AYÚDAME!—Chilló histérica Rodas desesperada.
Unos guardias por orden de Poseidón aparecieron para apresar a la princesa según ellos por alta traición a un miembro de la realeza y tortura de éste, sin decir más y haciendo caso omiso de las protestas de la ninfa y Amfitrite apresaron a la hija de los reyes del mar.
La reina del mar estaba en conflicto Epimoní era su hijastra, a la que respetaba y creía en su inocencia pero también estaba su hija Rodas a pesar de sus horribles acciones seguía siendo su hija.
Pero en ese momento aparecieron dos figuras masculinas Helios esposo de Rodas y Tritón con rostros neutros como en granito, Rodas al verlos sonrió con lágrimas de alegría alzando su mano hacía ellos como si fueran un salvavidas.
—¡HERMANO! ¡ESPOSO! ¡POR FAVOR AYUDADME!—
Pero para asombro de ella, Amfitrite y los guardias Tritón con un brillo asesino alzó su tridente con las tres puntas afiladas le hizo una serie de heridas por el rostro de su hermana que brillaron, estaban malditas, esa cicatriz nunca dejara su rostro volviéndolo feo.
¡AAAHHHHH!
La ninfa no entendía nada ¿porque le hacía esto? Su marido la miraba con burla sus ojos brillaron más intensamente dando sombras a su cabello marrón oscuro.
—¿Qué esperabas Rodas después de lo que hiciste?—el titán del sol fulminó con asco a su ahora ex esposa haciéndola estremecer—Y olvídate de volver a ver a nuestros hijos nunca más y nuestro matrimonio a acabado—
Ahora la deidad menor estaba al borde del colapso y la locura como si estuviera al borde de un barranco oscuro que no se veía fondo.
—¡No! ¡no puedes negarme ver a mis hijos!—
El titán se reía con frialdad.
—No ha echo falta que les diga nada ni ordene nada Rodas ellos mismos han tomado la decisión—
La rubia abrió los ojos como platos incrédula.
—¿Qué?—
Helios y Rodas en verdad era un matrimonio amoroso que tuvo varios hijos el corazón normalmente cruel, egoísta y arrogante de Rodas se ablandaba con su amado esposo y sus hijos donde vivían felices en su amado hogar la isla de Rodas que fue nombrada por su esposo en su honor.
Sus hijos los helíadas eran siete cada uno extremadamente hábil con la astrología, la navegación y la metalurgia pero el que destacaba era Ténages tal era su talento que cuatro de ellos sentían tanta envidia y celos que conspiraron contra él y lo mataron.
Pero Epimoní era sospechosa, para exponerlos los engaños manchando sus túnicas con sangre de vaca haciéndoles creer que no se habían desecho de todas las evidencias, todos ellos excepto Cércafo y Óquimo quienes no participaron) se apresuraron a limpiarla pero al no funcionar recurrieron al mar donde las aguas de su abuelo Poseidón los limpiaría fue allí donde fueron atrapados.
Helios estaba devastado al ver como su propia carne y sangre habían sido los responsables de matar a su otro hijo sin embargo Epimoní notó que Rodas no se veía tan asombrada ¿tal vez ella lo sospechaba o ya lo sabía?
Compartió sus sospechas con su cuñado Helios pero él se negó a aceptarlo aún así le agradeció a la diosa su ayuda para dar justicia a Ténages. Pero en cambio Epi hizo algo que se gano la gratitud de Helios trajo el espíritu de Ténage y le dio parte de su divinidad convirtiéndolo en el dios de la navegación, la astrología y la metalurgia.
—Ténage, Cércafo, Óquimo y Electriona no quieren saber nada de ti por lo que le has echo a su tía y por otra cosa que han averiguado ¡y nos has ocultados a todos!—
Rodas estaba pálida del miedo.
