Lo siento, estoy nuevamente atrasada. Salí de vacaciones por fin este año y aunque hice algunos renglones e ideas en el celular realmente me dediqué a otras actividades que me hacían mucha falta. ¡Regresé muy muy contenta que es lo importante!

Hoy terminé la edición de este capítulo que es muy especial porque fue lo primero que escribí cuando empecé a pensar como podría unirme al reto, verán que algunas cosas redundan un poco, pero decidí no borrar todo lo que después encontró su lugar en otros caps y espero que así les guste.

Escribí tres capítulos hoy y ahora me caigo de sueño, pero intentaré subirlos sin fallas ni errores y ya los ven con calmita. Además, estoy super atorada en el cap 20, pero voy a tener fe en el proceso y en que dormir me hará bien y saldrá adelante.

Muchas gracias por la paciencia y apoyo. ;P ¡si terminaremos!

DG

Capítulo / Día 16. Leer mentes.

Y es que tal vez, Draco fuera a quererla más, mucho más incluso de lo que pensaba ya en esos momentos.

Cobardemente.

Distantemente.

-Idiota—pareció susúrrale una voz en su cabeza mientras las letras del pergamino en que supuestamente trabajaba se disolvían entre tinta derramada.

Pero no era ninguna voz interior.

Era la mismísima Ginny Weasley que, plantada delante suyo, hacía una mueca de desagrado mientras recogía el frasco de tinta y hacía lo posible por limitar que el desastre se extendiera.

Por supuesto que Draco se sentía y sabía idiota en aquel momento. El trabajo que supuestamente redactaban debía entregarse pronto.

-¡Diablos! –murmuró con el mismo fastidio que ella mientras se ponía de pie para que la tinta no le cayera en la ropa.

Nada en ese maldito año, o mes o día o período de tiempo reciente estaba sucediendo como él hubiera querido.

¿Qué hubiera querido?

Que terminara pronto, que todo terminara pronto.

Excepto por ese trabajo.

"El camino de la redención" le había dicho Slughorn al asignarle a su compañera de trabajo.

El objetivo de Slughorn y sus padres estaba claro: que cumpliera con todas las condiciones que el Wizengamot había impuesto para su libertad y que pudiese seguir con su vida después.

Desde que les había dado el trabajo, el viejo maestro incluso parecía tratarle con menos reserva que los años anteriores.

El camino de la Redención.

Una vez que entregaran el trabajo para calificar, era probable que Ginny Weasley no le hablara de nuevo.

La primera vez que hablaron en serio sobre el trabajo ambos fueron cortantes hacia el otro, se repartieron la búsqueda de libros y acordaron una tarde para revisar sus avances.

Draco ni siquiera recordaba haber dicho "nos vemos" o "estamos de acuerdo" o "hasta ese día". Nada. Se habían dado media vuelta y habían regresado cada uno a sus asuntos no académicos.

Luego habían venido todas sus no-discusiones:

"—No voy a discutir contigo.

-Ni yo.

-Pues no.

-Pues no estoy discutiendo.

-Si estas discutiendo.

-Que no.

-Pues no.

-Entonces no.

-Dije que no voy a discutir tampoco.

-Ya te dije que no estoy discutiendo.

-Esta bien.

-Pues esta bien también.

-Vale.

-Sí.

-Pues ya.

-Ya dije que ya también.

-¡Dioses!"

¿Y entonces como había llegado a ese sentimiento de pérdida?

¿Cómo es que ahora quería pedirle que cenara con él?

No, eso quizá fuera demasiado, ¿qué tal reunirse para otra tarea?

¿Qué tal lo que fuera que implicara que seguirían hablando?

¿Qué tal amigos?

No. Bien pensado, lo que quería no era su amistad.

-¡Diablos! –masculló, pero ya no tenía que ver con la tinta o el trabajo porque Ginny ya estaba encargándose de las secuelas de su distracción.

-Por suerte solo fue esta parte –mencionó ella con calma-, el resto del trabajo está a salvo.

Casi terminaban…

Y mientras, Ginny contemplaba una manchita en el escritorio que no se había limpiado del todo con su hechizo, pensando si debería lanzarlo de nuevo o quizá probar otra cosa, Draco se reprimía y enfurecía consigo mismo.

La quería a ella.

Le había bastado que ella sonriera para él una sola vez.

Una-mal-di-ta-so-la-vez.

Siempre había sido desdeñosa con él, estaba bien. Agresiva incluso, estaba bien. Indiferente, muy bien.

Ya había escuchado a otros hablar de su belleza, le daba igual. No le encontraba gracia, no le encantaban las pecas, no soportaba la capa descolorida y mucho menos la ropa muggle que utilizaba debajo de esta.

Pero la primera vez que Ginny Weasley sonrió con un comentario suyo y dirigió a él su mirada y al desviarla siguió sonriendo y Draco se supo el motivo de su risita, también supo de inmediato que el calor en su pecho no era normal.

Fue esa sonrisa, que no era perfecta ni deslumbrante, que era inexplicable como el sentimiento que en él había despertado provocarla.

Tenía que repetirse.

Y así fue.

Y cada vez que ella reía con él o buscaba su mirada durante la clase cuando alguna situación se lo recordaba, Draco iba enganchándose más y más.

No era solo que ella sonriera. Era irse haciendo con la certeza de que él sabía cómo provocarla y cuando ella lo buscaba específicamente, que quería que le pertenecieran más de sus alegrías.

Probablemente no iba a cansarse nunca de la sonrisa que Ginny ponía cada vez que decía "siempremente" solo porque una vez él se había equivocado en la redacción, distraído por ella, por supuesto.

Por fin, Draco se decidió a sacar su pañuelo y murmurar el hechizo quitamanchas en el objeto.

Si se atreviera…

Si pudiera…

Y de pronto ya sostenía la mano libre de ella quitando la tinta que le había manchado los dedos con el pañuelo.

-Después lo usaré en la mesa—acotó con el máximo de control que consiguió.

El primer movimiento de Ginny fue hacia la huida y si alguien le hubiera preguntado, no sabría por qué no retiró la mano ni marcó límite alguno.

Porque en un movimiento que apenas y entendieron los dos, Draco besó el dorso de su mano y después como si nada limpió la rebelde manchita en el escritorio.

Draco se agachó un poco y fingió distraerse tallando la mesa, mientras Ginny le taladraba con la mirada, absolutamente sorprendida por lo que estaba sucediendo.

Él casi odio a la mancha por salir fácilmente. Ginevra estaba mirándolo como si tratara de leerle la mente y había llegado el momento de enfrentarse a esa mirada. Se puso lentamente de pie sintiendo que estaba perdiendo el control de su propia expresión.

"No la mires como idiota, no la mires como idiota, no la mires como idiota…" se repitió esforzándose muchísimo en controlar sus músculos faciales y poner una expresión natural.

Ginny por su parte, sí que estaba tratando de leerle la mente, aunque su propia voz interior le sugería que estaría bien ordenar sus propios pensamientos antes.

¿Qué diablos era ese momento?

"No te miro de ninguna forma" el recuerdo de la primera no-conversación que habían tenido en el comedor impidió que Ginny dijera lo de "¿Qué miras? O "No me mires así".

Después de un momento, era la propia mirada de Draco, tan fija en ella como la suya en él, lo que le impedía del todo hablar.

Si se atrevieran.

Si pudieran.

-Yo… -probó Ginny.

-Ahm… lo siento, tendré más cuidado.

-Ajá, está bien.

Un chocante silencio cayó entre ellos.

Él estaba extraño, en opinión de ella.

Ella estaba preciosamente sonrojada, se dijo él.

"Nunca se sabe el precio de un beso robado."

Draco no lo sabía en el momento en que dio un paso adelante y tomó la nuca de ella para besarla, no podía haberlo ni imaginado cuando ella retrocedió en reflejo e hizo lo posible porque la soltara y alejarlo, mucho menos cuando salió a toda prisa de la biblioteca.

Ginny tampoco lo sabía, le daría vueltas, no dormiría analizándolo, le haría preguntas a Luna, pensaría en Harry y sus asuntos pendientes. Terminaría por arrepentirse de su reacción.

A la noche siguiente acudiría sin compañía a la fiesta de Slughorn solo para abandonarla a la primera oportunidad.

Draco estaba en la orilla de la mesa de Slytherin cuando lo encontró.

-Necesito que me expliques lo de la biblioteca —soltó fastidiada por no poder pensar en otra cosa que ese asunto.

Él dejó lo que estaba haciendo (mirar la nada) para mirar por fin alrededor y notar que era tarde y todos los demás habían dejado el comedor. Seguramente estaban en la fiesta.

Tomó la decisión con más calma que la vez anterior, asintió lentamente y se puso de pie.

Terminó repitiendo lo de acercarla tomándola de la nuca, la cabeza de ella volvió a retroceder un poco sorprendida al inicio, pero luego se limitó a recibir ese beso conteniendo la respiración.

-Sentí que era lo indicado—repuso separándose, pero sin retirar la mano de la cabeza de ella.

Ella asintió como si de verdad esas palabras le dieran alguna claridad.

La siguiente vez que él se acercó, ya podríamos decir que "se besaron".

Draco pagaría el precio de robar dos besos, años más tarde todavía… pero de momento, con su otra mano encontrando la cintura de Ginny y las de ella apoyadas en su pecho, el precio parecía lo de menos.