Capítulo / Día 19. Posesivo.
Se soltaron porque hacía frío y Ginny comenzó a toser, aún tenía el cabello húmedo por haberse duchado después de entrenar.
Olía a naranjas, Draco tomó nota mental divertido: su cabello rojo-naranja olía, por supuesto ¡a naranjas!
Él iba a encender el fuego de la pequeña chimenea, pero se distrajo con aquella curiosidad, parecía un juguete y dudaba que estuviera conectada a la red flu.
Ella, en efecto puso café.
-Felicidades por tu conferencia.
-Gracias por haberme hecho el honor de asistir.
Ella volvía a tener los ojos vidriosos.
-Es que siempre había querido ir.
Él se apresuro a levantarse y volverla a tomar de la cintura. Lo que menos quería era ser el motivo de su tristeza.
-Y yo siempre había querido que fueras –le dijo al oído-, siempre, siempre…
-Con una túnica de coctel…
-Un abrigo bonito…
-Peinado alto –Draco reconoció en seguida su sonrisa en sus mejillas—extrañaba tanto ese contacto y sentir que sabía mucho de ella y que sólo él sabía tanto.
-Y zapatillas cerradas y formales—terminó de decir sonriendo también-. Gracias.
La cafetera americana comenzó a sonar, Draco también miró el artefacto con curiosidad.
-Es el centro de Londres—ella se alzó de hombros y empezó a servir el café-, algunas cosas eléctricas muggles han sido adaptadas.
Le dio el café y le enseñó a "prender" la pequeña chimenea.
-Tenía algunos artefactos de laboratorio adaptados también –mencionó-, pero ignoraba que hubiera para uso doméstico también.
-Es una nueva era.
-Es una nueva era—él ratificó.
Por fin tranquilamente sentada frente a él después de tanto tiempo, Ginny examinó a Draco más allá del parche en la nariz que se había llevado toda su atención cuando lo vio en la calle o la túnica de académico de su conferencia.
Draco iba formal, como era de esperar en él, había dejado su abrigo en algún lugar y a Ginny le gustaba su suéter, era de lana suave y lo hacía parecer hogareño. Su cabello estaba largo, no tenía la textura lisa que el de su padre sino que hacía ondas detrás de su cabeza en donde caía ligeramente debajo de sus orejas.
Sus cejas estaban más juntas y ligeras arrugas empezaban a formase en su frente y entrecejo y Ginny se lo imaginó siempre concentrado y arreando a sus asistentes. Llevaba unos cuantos días holgazaneando por Reino Unido así que no estaba ojeroso, ya no se le notaban marcas en la nariz y volvía a ser la mas recta nariz que Ginny conociese.
Y sus ojos, tranquilizadoramente, la miraban con la calma de siempre. Incluso por encima de la taza de café.
-Y entonces, ¿cómo has estado?
Los dos se rieron y pusieron las tazas a un lado, acto seguido Ginny estaba sentada en el regazo de Draco y su beso parecía una lucha por demostrar quien había extrañado más al otro y podía ser más posesivo en esos momentos.
