Entre versos y confusiones

Escrito por Princess Sheccid

Disclaimer:

CCS ni sus personajes me pertenece!! Son creaciones de CLAMP. Yo sólo me sirvo de sus simpáticos personajes para crear mis historias. n-n

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Capítulo 3:

Quisiera volverme tuyo para vivir de tu aire
y no irme jamás de tus suspiros...
Quisiera tener alas para enseñarte el mundo
y llevarte al infinito de los sentimientos...
Quisiera no amarte y no quererte...
pero, ¿quién soy yo frente a un corazón?

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Comprendió que ya no tenía caso seguir insistiendo.

Con una mueca triste, que no pasó desapercibida para ella, se giró derrotado. Dio uso pasos lentamente, quizás, esperando que ella cambiara de opinión en el último minuto. Y tal como lo había previsto...

- ¡Hiiragizawa! ¡Espera, onegai! -el muchacho se detuvo, pero sin dar la cara. No le daría la satisfacción de demostrar que sus palabras le habían herido- Watashi... (Yo...) -dio un suspiro, aun un poco enfadada. Sin embargo, todo el enojo se apagó, cuando recordó su semblante.- Datte... (Es que...)

- Ya no importa. –el chico le ofreció una sonrisa melancólica por respuesta y siguió su camino, dejándola allí, parada, sin saber qué decir.

La había visto triste esa mañana.

Al llegar a clases, la vio sentada en su banco, con la cabeza baja. Su cabello de ébano, se abría como una cortina sobre su espalda, cubriéndola. Se acercó a ella en silencio, preguntándose el motivo de su estado. Pero ni bien había colocado una mano sobre su hombro y había abierto la boca para pronunciar palabra, el maestro le reprendió fastidiado, diciéndole que fuese a tomar asiento.

Y así, durante las clases siguientes, la vio recostada en el pupitre, moviendo de vez en cuando su lapicero y fingiendo escribir en su libro de notas cuando el maestro se giraba hacia los alumnos a dar alguna explicación. Había estado de esa manera toda la mañana.

Cuando tocó el timbre de receso, fue tras su búsqueda, ya que ella había salido a paso rápido del aula. Necesitaba hablar con ella. Fue a la biblioteca, que estaba llena, pero no había rastro de ella. En el patio, no halló más que a sus amigas, quienes le dijeron preocupadas que no la habían visto en ningún momento del receso.

Su angustia aumentó. Ella nunca había actuado de ese modo. Sus penas siempre se iban con rapidez, y no por ellas trataba de eludir de tal manera a las personas.

Además, no la hallaba por ningún rincón de la secundaria.

¿Qué le habría sucedido, capaz de ponerla en tan deplorable estado?

Cuando estaba a punto de rendirse en su búsqueda, oyó unos leves sollozos detrás de él.

Detuvo su andar y se dirigió al lugar de donde provenía el sonido. Halló a la muchacha amatista sentada en el césped, contra un muro, abrazando sus piernas. Su mentón estaba apoyado sobre sus rodillas y su vista estaba fija en algún punto que no podía precisar.

Caminó hacia ella, tratando de no asustarla. Temía que ella lo pillara vigilándola y que se pusiera peor. Cuando estaba a sólo unos pasos de ella, sonó la campana de vuelta a clases.

- ¨ Maldita sea... ¿Siempre va a suceder algo que me impida hablar con ella? ¨

Sin importarle que la campana siguiera sonando y que el ¨ amable ¨ y puntual maestro de química llegara, se acercó más a ella. Pero, de modo imprevisto, la joven de joyas amatista se puso de pie, secó las lágrimas con el dorso de su mano y pasó ignorando olímpicamente al ojizarco, que se había quedado con la mano extendida, anonadado.

El chico se quedó helado. Permaneció unos segundos allí, todavía de pie, sin entender. No había sido su gesto de frialdad que lo había puesto así, sino, su mirada.

Su mirada...

La preciosa adolescente, de la que estaba enamorado locamente en secreto, siempre tenía en su mirar un brillo de alegría, en otras ocasiones, de infinita ternura. Su alma pura y llena de inocencia se dejaba traslucir tras las límpidas joyas de sus ojos. Y sin embargo, aquella vez...

Sus ojos parecían los de una persona careciente de vida alguna.

Sin ningún brillo, sin ninguna muestra de sentimiento. Como si le hubieran arrebatado el alma.

- Oh, Tomoyo... -bajó triste la cabeza- ¿Qué está ocurriendo contigo?

Se dirigió al salón, todavía sumido en sus pensamientos.

Al llegar, el maestro que siempre le demostraba un ¨ especial aprecio ¨ estalló en cólera y le dio un sermón de por lo menos de unos quince minutos, en el cual llegó a captar palabras como holgazán, irresponsable e inmaduro. Para su fortuna (o para desgracia), no le sacó fuera del aula de clases.

Mientras el maestro retomaba la clase, el chico dirigió su mirada con curiosidad al asiento de la joven. Y sí, allí estaba ella. Parecía, incluso no haber notado el regaño que le dieron, pues miraba bastante distraída la ventana.

Cuando el maestro se volteó y el ojiazul notó que empezaba a anotar cientos de fórmulas y ejercicios en la pizarra es verdad, así yo veo la clase de química: te llenan la cabeza de fórmulas y al final una termina más liada que en matemáticas , arrancó un pedazo de hoja de su cuaderno y empezó a escribir algo en ella.

Levantó la mirada y se alivió al ver que el maestro todavía se encontraba concentrado anotando fórmulas. Dobló el papel hasta hacerlo una cuadradito muy pequeño, y, con gran certeza, lo arrojó al pupitre de la chica de cabellos azabache. Luego, se dispuso a observarla.

La linda adolescente se sobresaltó debido al papel que cayó justo ante ella y salió por completo de su ensueño. Parpadeó confundida. Con su acostumbrada delicadeza, abrió el papelito. En él, pudo notar una fina y elegante caligrafía.

oo

Querida Tomoyo:

Te noto muy triste desde temprano.

¿Qué ha sucedido para que te encuentres en ese estado?

Te pido perdón por mi intromisión, pero es que... En verdad me preocupas. Quería hablar contigo, pero en todo momento del día me has eludido. Y no sólo a mí, sino también a tus amigas. Ellas también están preocupadas por ti.

¿Puedes contármelo?

Quizás no sea muy bueno dando consejos, pero siempre te ofreceré mi hombro para que puedas descargar tus penas y estaré a tu lado, apoyándote, incluso en los momentos más difíciles. Siempre.

Espero, y puedas compartir conmigo aquello que tanto te acongoja.

oo

La joven, sintió que sus ojos se llenaban rápidamente de lágrimas. Acercó a su pecho la nota. Lentamente volteó su cabeza, tratando de descubrir al remitente del papelito. Al descubrir al ojiazul que la miraba con intensidad, giró con rapidez su rostro, el cual se entristeció más.

El chico inglés no se esperaba aquel gesto de parte de ella. Se sintió un miserable al haberla entristecido de nuevo. Cerró el puño y pegó un golpe en el pupitre, que por suerte, no llegó a ser oído por el maestro.

Se cruzó de brazos, frustrado y se apoyó en el tablero, así como algunos minutos antes había estado la chica Daidouji. El maestro empezó la explicación de las fórmulas, que iba siendo anotada de inmediato por los alumnos. Eriol, enojado consigo mismo, agarró el lapicero de mala gana y empezó a tomar nota.

Unos minutos después, cuando el maestro volvía a concentrarse en anotar nuevas fórmulas, algo lo sacó de su sopor. Un pequeño papel, ahora de un color violeta y que estaba cuidadosamente doblado, cayó exactamente delante de él.

Levantó con rapidez la mirada hacia la joven amatista, pero ella no lo miraba: estaba absorta copiando unos ejercicios del pizarrón. Sin embargo, ya no lloraba. Desdobló a hoja, sintiendo un ligero temblor en sus manos al hacerlo.

oo

Eriol:

Te espero hoy a la salida, como a las tres, cerca del salón de música.

Tomoyo

oo

La leyó dos, tres veces. Sintió una gran desilusión ante la pequeña notita: esperaba encontrar algo más. Sin embargo, se alegró después, puesto que por lo menos ella hablaría con él. Dio un largo suspiro. Ahora, sólo debía esperar –fijó su vista en la muñeca, que portaba un costoso reloj- cuatro horas más...

¡¿ Cuatro horas más ?!

Hizo una cara de fastidio. Aquel periodo se le haría eterno y más, con la clase de ese maestro que no le dejaba de lanzar miradas suspicaces. Parecía que se había dado cuenta que no prestaba la mínima atención a su clase.

Bah, eso ya no importaba. Lo que sí tenía importancia, era saber qué era lo que tenía tan angustiada a su amada.

Y ya habían pasado cuatro horas y media desde que ella envió la nota.

A medida que caminaba, sus pasos resonaban en el amplio corredor. E iba dejando atrás a la dueña de sus suspiros. Pero seguía sumido en sus pensamientos: aquella conversación lo había dejado más abrumado.

Es cierto: habían hablado. Mejor decir, él le había estado preguntando en todo momento el por qué de su estado. Por lo menos, había podido sacarle explicación a su extraño comportamiento. Pero, esa explicación no tenía ningún sentido lógico.

Rememoró aquella plática...

- Me preocupo mucho por ti Tomoyo. –le tomó de las manos con cariño, tratando de infundirle ánimos- Eres mi mejor amiga y me apena que estés tan triste. –ella lo miró a los ojos, notando él la carencia de brillo en su mirada.- Ya sabes que puedes confiar en mí.

- Yo puedo confiar en ti... –empezó ella. Él adquirió un brillo de ternura en su mirada.- Pero la verdadera interrogante no es si es que yo confío en ti, Eriol-kun, sino, si es que tú confías en mí. ¿En verdad creerías todo lo que te voy a contar?

...Y todavía no entendía que había salido mal.

En verdad, todo aquel relato, era un disparate, una cosa que no tenía sentido alguno.

¿Acaso todo esa historia era porque ella no quería estar más a su lado?

El solo pensarlo, le producía mareos.

Y estaba él en esas cavilaciones, que no se dio cuenta de que el cielo ya se había oscurecido. La noche envolvía con su gran manto negro sin luna ni estrellas la ciudad.

Y recordó otro fragmento de la conversación...

- ... y, pues, eso es todo. He allí todo lo que deseabas saber. –el chico tenía una cara de completa incredulidad. Su mirada azur se clavó en la de ella, tratando de descubrir algún vestigio de falsedad en su alma. Su rostro era frígido.

- Vale. –su rostro se relajó. Apoyó la mano en su frente, dándose suaves masajes en ésta. Luego, le miró medio burlón.- Cuéntame otra historia. Ésta me ha parecido fantástica, de verdad.

- ¿Nani? -la joven le miró entre enfadada y dolida.- ¿Crees que todo...?

- Tomoyo, de verdad, me preocupo por ti. No sé lo que te está pasando, pero necesito que me cuentes la verdad para saberlo. Así te ayudaría a solucionarlo. –la chica abrió la boca para protestar- Esa historia que me cuentas, me parece magnífica, pero no entra a tallar en este momento, ¿comprendes?

- ¡Pero esa es la verdad!

- Tomoyo-chan... –le apoyó la mano en el hombro, levantando su mentón con la otra, para que ésta le mirara- Tú eres la persona más corriente del mundo, a la que no podría sucederle más que problemas cotidianos, ninguna magia puede afectarte. ¿Crees que me voy a creer ese cuento fantástico?

Una fuerte bofetada estalló en su rostro. El chico la miró anonadado, ya que nunca ella había reaccionado de esa manera ante sus burlas. Notó que cristalinas perlas empezaban a bajar por su rostro, pero su rostro estaba crispado de furia.

- Es cierto que esta historia es muy difícil de creer. Lo entiendo, porque incluso yo pensaba estar dentro de un mal sueño. Sin embargo, cuando me mandaste esa nota diciendo que podía confiar en ti y que podía obtener tu apoyo, me animé. Y no sabes cuánto. –la joven pasó el dorso de su mano por su mejilla, secando algunas lágrimas- ¡ Mi mejor amigo en verdad se preocupaba por mí! Y ahora que lo veo, no eres más que un farsante Hiiragizawa. Tal vez fue por ello, el que Kaho no quiso seguir más contigo. Y te lo tienes bien merecido.

Daidouji había puesto el dedo en la llaga.

Eriol había sufrido mucho con la partida de Kaho, y ello durante mucho tiempo. Tomoyo le había consolado durante todo ese tiempo de pena y por eso, él había vuelto a ser feliz. Desde allí, se habían vuelto amigos inseparables. Todo ello ocurrió más o menos hacía dos meses.

Y toda aquella amistad parecía que se había echado a perder, por esa pelea sin sentido.

Y entonces comprendió que ya no tenía caso seguir insistiendo.

Y fue en ese mismo instante cuando se marchó.

Volvió a la realidad.

Escuchó, de manera vaga, que alguien lo llamaba. Se detuvo, algo extrañado y giró la mirada. Muy a lo lejos, la bella amatista le llamaba. Pero era extraño. Su rostro se veía ¿desesperado?

¿Qué demon...?

Y escuchó la bocina de un carro. Y allí en verdad despertó.

Estaba de pie, inmóvil, en medio de la pista de una gran calle solitaria. Miraba el carro que se acercaba a gran velocidad, sin variar de dirección. Y todo se hizo un remolino en su cabeza: la bocina repitente del auto, los gritos alterados de su ninfa...

Sintió un ligero vahído. Y después un fuerte empujón que lo salvó de una muerte segura. De inmediato reaccionó. Y vio algo que jamás llegaría a entender.

Su musa, estaba de pie, en donde segundo antes él había estado parado. Y luego...

Su cuerpo se volvía de un blanco resplandeciente, al mismo tiempo que el coche atravesaba su cuerpo.

Eriol se quedó estupefacto, aun sentado en la pista. La chica le sonrió tristemente.

- ¿Ahora sí me crees? -lentamente su hermosa figura se fue desvaneciendo.

Eriol se quedó allí anonadado. Y entendió el por qué de las palabras a las que había llamado un cuento fantástico.

- Me estoy desvaneciendo, Eriol. –se giró, no queriendo que el chico la viera llorar de nuevo.

- ¿Eh? ¿Te has desmayado Tomoyo-chan? -apoyó la mano en su frente, sin llegar a notar que las mejillas de la moza se llenaron de rubor. El chico estaba muy nervioso- ¿Estás enferma? ¿Por qué no me lo has dicho? ¿Estás tomando medic...?

- Eriol -tomó el rostro de él con sus manos, infundiéndole una pequeña caricia al tomarlo- Hablo en serio: estoy desapareciendo. No sé por qué, pero ya no sirve preguntar, pues es sólo cuestión de horas...

Y se quedó allí, sin poder siquiera haberle confesado que la amaba.

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FIN

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El chico cerró su cuaderno satisfecho.

Era la mejor historia (para su gusto) que había escrito. Estaba guardando su material para irse de una buena vez a casa, cuando unas palmas detrás de él lo dejaron estático.

Volteó su mirada confundido y su corazón se aceleró a velocidades jamás imaginadas.

- ¿ Tomoyo? -sintió que su cara se enrojecía de la pura vergüenza.

Ella había leído toda la historia.

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....... Continuará...............................................................................................................

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Notas de Princess Sheccid

Gomen!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Siento muchísimo el retraso que creo que fue algo de un mes (o más?? ..U)

Excusa patética y sin sentido: Navidad, luego Año Nuevo, y ahora la bendita academia... Y.Y

No los aburro con más tonterías. )

Ojalá este capi les haya gustado, y si es así, espero que me dejen muuuuuchos reviews y felicitaciones (ojalá así fuera...)

Muchísimas gracias a The Dark, por haber dejado sus lindos comentarios sube ánimo ; - ; (Gracias miga linda!!!!)

Vale, ahora sí me voy.

Matta ne!!!!!!!!!!!!!