Entre versos y confusiones

Escrito por Princess Sheccid

Disclaimer:

CCS ni sus personajes me pertenece! Son creaciones de CLAMP. Yo sólo me sirvo de sus simpáticos personajes para crear mis historias

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Capítulo 4: ¨ Cómo decirle que la quiero ¨

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Se quedó inmóvil ante su sola presencia, sin saber qué hacer o qué decir.

El bello ángel de mirada amatista se fue acercando más hacia él, con una sonrisa llena de ternura plasmada en su rostro. A medida que se iba acercandoél iba retrocediendo, aprisionando en su pecho el libro que contenía cientos y cientos de sus pensamientos dedicados a ella.

Trataba, vanamente, de ocultar aquel cuaderno entre sus brazos. Pero ya no valía la pena, pues ella había visto lo que él muy concentrado se encontraba escribiendo.

Sentía sus mejillas ardiendo y el corazón a punto de salírsele del pecho. Sin embargo, la joven amatista no parecía inmutarse de nada, ni de su nerviosismo ni de sus inmensas ganas de salir corriendo de ese lugar.

- Hola Hiiragizawa... –le sonrió con dulzura.

Sonríe con demasiada dulzura para mi gusto. ¨ -pensó el ojizarco nervioso.- Ho-hola Daidouji. –pasó saliva, tratando de tranquilizarse- Yo... este... sólo estaba... yo... –se sonrojó más y bajó la cabeza avergonzado¨ Grandes y sabias palabras. En definitiva, eres un genio Hiiragizawa... ¨

La chica soltó una risita, la cual trató de contener con una mano.

Los gestos (sonrojo, tartamudeo) de su compañero le hacían mucha gracia. Pero el pobre, se veía muy avergonzado. Era mejor, no ponerlo más nervioso.

Le miró nuevamente, de reojo. Su rostro estaba rojo, tanto así, que incluso hubiera creído que tenía fiebre.

- ¨ Quizás, deba ponerle un poquitín más nervioso. No creo que le afecte... mucho... ¨ -la chica se sentó a su lado, hasta quedar bastante juntos. Agrandó su sonrisa: el joven estaba aprisionado, sin ninguna escapatoria posible. Sintió que el cuerpo que estaba a su lado se tensaba.¿Qué hacías?

¿Yo¡Nada-apretó más el cuaderno a su pecho, sintiendo un ligero temblor en sus manos.

- Pues, es un poco extraño, ya que parecía que escribías algo... ¿O sólo lo imaginé-la ninfa puso un dedo sobre sus labios, como meditando. Eriol la miraba extasiado: su rostro de ángel lo hechizaba.

- Yo... yo sólo... –soltó un suspiro.- No es nada importante. Es... umm... –tomó el cuaderno con una mano y, como tratando de restarle importancia dijo- como un pasatiempo que tengo, de escribir algunas cosas para que no se me olviden después... Como un recordatorio.

¿En serio-Tomoyo le miró con los ojos brillantes y llenos de ilusión- Entonces... ¿me prestas tu cuaderno de notas? Quizás copiaste la tarea para hoy, ya que llegué tarde al salón por la reunión que tuve con el coro y no llegué a enterarme de que trataba.

¿Tarea-el chico se sobresaltó- ¨ �¿Había tarea! ¨ -le miró por el rabillo del ojo, encontrado a la chica con las manos juntas, en forma de súplica- ¨ Si sólo supieras que no puse atención a ninguna clase por pensar en ti... ¨ Pues Daidouji, yo...

Demasiado tarde.

La amatista había cogido el cuaderno de sus manos, tal como lo había hecho Sakura una vez, y se puso a pasar hojas y hojas. Su gran sonrisa triunfal fue disminuyendo a medida que pasaban los segundos.

Sus bellos ojos se abrieron en sorpresa, a medida que iba cambiando de página. Su cabello de ébano tapaba su rostro, lo que impedía ver claramente su expresión al ojizarco, quien sentía que dentro de poco sufriría de un síncope.

Sus latidos, por el contrario, se aceleraban a medida que pasaban las hojas, y también la intensidad del rubor de su rostro aumentaba. Sus manos empezaron a retorcerse, lleno de nervios.

Por una parte, rogaba que no hubiera pasado eso, y por otro lado, sentía un poco de alivio, porque con ello se quitaba el gran peso de encima de tener que confesarle sus sentimientos abiertamente.

Cuando ella hubo cerrado el cuaderno, hubo un incómodo silencio.

Él, sin poder mirarla a los ojos y ella con la vista clavada en el cuaderno, meditando. El viento fresco de la mañana, le susurraba a los oídos y parecía murmurarles palabras a ambos.

- Hiiragizawa... –él levantó la mirada, sintiendo que el corazón se le detenía en ese mismo instante.

¿Qué sucede-susurró.

¿Por qué no me dijiste antes que...?

El inglés sintió que sus manos se habían puesto heladas, y sus músculos, rígidos. Quizás, ya era el momento de confesarle toda la verdad.

- Daidouji... yo...

¿Por qué no me dijiste que el cuaderno estaba en blanco?

El muchacho se cayó de espaldas (estilo típico del anime XD). Se puso de pie de inmediato, sintiendo de nuevo su corazón acelerarse y con una cara digna de verse. Se acercó a la amatista, quien lo miraba divertida.

¿Qué quieres decir con eso?

- Pues mira. –le pasó el cuaderno y el chico lo hojeó. A medida que miraba, sus ojos se abrían más de la sorpresa- No hay nada escrito allí. –el chico suspiró lleno de alivio.- Sería extraño y además me hubiera asustado, si es que no supiera que eres la reencarnación de un mago poderoso. –sonrió.

Eriol entonces lo recordó.

Cuando ella había aparecidoél había cerrado el cuaderno con fuerza. Su nerviosismo y su inmenso deseo por el cual ella no hubiese leído lo que había escrito, parecía que se había manifestado en un pequeño y sencillo, pero efectivo truco que hizo que todas las palabras del cuaderno se borraran.

Sin embargo, ella parecía que había leído todo. Así que...

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¿Por qué no de una buena vez confesarle sus sentimientos de forma abierta?

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Lo que había estado escrito en el cuaderno, era sólo una mínima expresión de lo que llevaba guardado en su interior. Quizás, ya era momento de decirle todo...

- Daidouji...

La ninfa, que miraba distraída unos pétalos de cerezo caer mientras él meditaba, volteó a verlo con curiosidad. Inclinó su cabeza suavemente y le sonrió con ternura. Su largo cabello de ébano, cayó como una cortina sobre sus hombros.

- Dime.

El ojizarco no hablaba y sólo parecía mirarla embelesado.

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Otra vez me quedé sin palabras.

Esas palabras ensayadas tantas noches.

Todas esas noches soñando con ella;

ella dulce, ella tan bella.

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- Hiiragizawa... –pasó una mano delante de sus ojos, tratando de captar su atención, más el chico parecía no haberse inmutado.- ...¿te sientes bien?

El chico salió de su estado de ensoñación, un poco aturdido.

Apoyó los codos en sus rodillas y sobre sus manos, apoyó su frente.

No sabía que le había sucedido en ese momento. A su lado, el ángel amatista le miraba con preocupación.

- Descuida, no es nada malo. –le ofreció una sonrisa.

¿Estás seguro-le vio asentir levemente- Menos mal. –apoyó las manos en su pecho, soltando un suspiro. Le sonrió de vuelta- Me habías preocupado mucho, Eriol.

El inglés sintió que sus mejillas se encendían nuevamente, de modo más violento que el anterior. Sus ojos azures se abrieron en sorpresa.

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¡ Ella en verdad se había preocupado por su persona!

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Además de ello, y que fue lo que más le sorprendió y le produjo un brinco en el corazón, fue que ella lo hubiese llamado por su nombre. Ya sin formalismos ni ese sentimiento de alejamiento, que tanto deseaba desaparecer.

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Otra vez me quedé sin palabras.

Cómo decirle que su mirada me deslumbra,

que su voz me calla

que su aroma me inunda,

que su presencia me llena.

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Eriol se puso de pie frente a ella.

La bella adolescente lo quedó mirando un poco extrañada ante su repentina acción.

Al contemplarlo, notó que su semblante se encontraba decidido, pero aún así, todavía nervioso. Sus puños se encontraban cerrados muy fuerte, tanto, que los nudillos se le habían puesto blancos.

Esperó un momento por sus palabras. Pero... nada.

Le miró bastante impaciente.

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¡Sí que ese muchacho era muy indeciso!

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Cuando lo conoció, o mejor decir, lo poco que conocía de él, lo había considerado una persona bastante decidida en sus acciones y muy seguro de sí mismo. Alguien que irradiaba alegría y vitalidad. Una chico muy bien parecido y con modales impecables.

El sueño de cualquier chica, y por qué no decirlo, uno de los más codiciados por las chicas de su aula y otras secciones.

Sonrió con picardía.

Sí, era verdad. Ella también estaba incluida en el grupo de sus admiradoras. Claro, que gustaba de él, así como también gustaba de algunos guapos actores de cine.

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¿Sería parecido ese sentimiento por él que por el de sus artistas preferidos?

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Quizás sí...

Pero, no podía asegurar nada. En los sentimientos uno no puede mandar, y tampoco se puede obligar al corazón a optar por la persona amada. Sólo era cuestión de tiempo para averiguarlo.

Y el chico seguía inmóvil, ya con la indecisión plasmada en el rostro.

Suspiró algo cansada ya.

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Vaya... ¿Y esa era la reencarnación del mago más poderoso de todos los tiempos?

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Otra vez me quedé sin aliento.

Como decirle que vivir sin ella es un tormento,

que mirarla y no tenerla es un martirio,

que sentirla tan cerca más aún tan distante,

es una agonía.

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Sonrió con ironía.

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Algunas veces, las apariencias engañan.

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Soltando un último suspiro, trató de ponerse de pie.

Pensaba en realidad, que por fin ese día le declararía abiertamente sus sentimientos.

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¿Si sabía de sus sentimientos por ella¡Claro que lo sabía!

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Empezó a sospechar de ello desde que notó su presencia detrás del muro, aquel día, cuando éste la observaba conversar con Sakura. En un principio, pensó que veía a su amiga (había reído pensando en cómo el joven venido de China habría tratado de destazarlo por fijarse en ella), pero, no. Su mirada estaba fija en ella. Sin embargo, no le dio mayor importancia.

Pero, lo que le hizo empezar a darse cuenta de ello, fue la vez que Sakura había tratado de llamarla en el parque. Había visto todo. La repentina reacción de Eriol y el enorme sonrojo que le inundaba las mejillas. De allí en adelante, su constante mirada fija en ella y su seguimiento cuando ella se hallaba en los pasillos, o con sus amigas.

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¡Era demasiado explícito en su manera de actuar!

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Y por último, lo que había escrito en aquel cuaderno. Esa bella historia que se encontraba escribiendo, le había gustado mucho, y además le había desvanecido toda duda.

También, no por nada la habían catalogado desde un principio como una persona demasiado observadora y por consiguiente, perspicaz.

Trató de dar unos pasos, para ir de retorno a casa.

El chico parecía que no se daría por vencido tan fácil y le tomó suavemente del brazo.

- Espera Tomoyo. –la amatista, sorprendida de que la hubiese llamado por su nombre, se quedó estática- Por favor, no te vayas. –soltó de manera lenta su agarre- Tengo algo muy importante que decirte.

- De acuerdo, adelante. Te escucho.

- Mírame a los ojos. –la joven sintió que su corazón empezaba acelerarse. Viró su mirada amatista a la azur de él, quien la contemplaba, ya sin atisbo de nerviosismo.

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Otra vez me quedé callado,

mirando esos ojos tan profundos,

tocándola sin tocarle,

besándola sin besarle.

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- Tomoyo... –le tomó con gran cariño las manos y depositó con suavidad un beso en ellas. Notó que repentinamente las suyas se pusieron temblorosas. Sin embargo, no titubeó en su cometido.- Sé que hace tiempo, hace mucho tiempo debí decirte esto. Pero nunca conseguí el valor suficiente para hacerlo, el de haberte confesado abiertamente mis sentimientos.

La ninfa abrió mucho sus joyas amatistas, a pesar de que ya se lo esperaba. Sus mejillas se tiñeron de un leve rosa, pero notorio a los ojos del chico. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios y su mirada se llenó de gran dulzura.

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¡De qué manera tan tierna se le había declarado!

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- Yo te amo Tomoyo. –en su mirada se dejó traslucir todos los sentimientos que guardaba por ella.- Te quiero tanto como nunca había querido antes a nadie más. –pasó el pulgar por su mano, proporcionándole una suave caricia.- Por eso, yo sólo...

El chico inglés abrió de forma desmesurada sus ojos. La chica empezó a acercar su rostro al de él. Sólo, que esta vez el ya no retrocedió. Sintió sus labios posarse muy cerca de la comisura de los suyos, depositando un beso allí.

Sintió de pronto su rostro lleno de rubor y sus mejillas muy calientes. Ambos chicos se miraban ahora sonrojados, con los ojos brillando llenos de alegría.

- Descuida Eriol-kun. –el ángel amatista, todavía un poco avergonzada ante su acción, le sonreía de manera un poco tímida- Lo he comprendido todo. –bajó la mirada a su vestido que estaba siendo arrugado por sus manos.- Y ¿sabes? Yo también...

De pronto, ese ambiente especial, que era embellecido por los miles de pétalos de flor de cerezo cayendo, empezó a desaparecer. Todos los pétalos que caían al suelo, uno a uno, se iban esfumando, al menor contacto con el suelo, haciendo que ninguno se acumulara.

El chico sintió extrañeza, pero trató de no darle mayor importancia. Al fin y al caboése era su momento especial, aquel que deseaba ver realizado desde hacía muchísimo tiempo.

Giró la vista a su ninfa, quien todavía estaba con la mirada baja, retorciendo su vestido y hablando. Sonrió ante su visión. Se le veía preciosa con ese sonrojo sobre sus mejillas.

Trató de escucharla nuevamente, pues su atención se había desviado al extraño suceso de los pétalos de cerezo. Allí se alarmó.

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¡No escuchaba su voz!

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Trató en vano de escucharla: todo el ambiente se había silenciado.

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�¿Qué demonios estaba ocurriendo!

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Quiso acercarse a ella, pero a medida que avanzaba, la figura de ella se iba alejando sin que ella diera un solo paso.

Y por último, escuchó una voz en su cabeza que le llamaba constantemente, cada vez más fuerte y...

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- Eriol... –lo sacudió levemente. El chico se giró al lado contrario¡Eriol, despierta!

El muchacho de ojos azures se levantó bruscamente y con el temor reflejado en sus ojos. Miró aturdido a su alrededor y se dio cuenta que se había dormido en el sofá de la biblioteca de su casa. A su lado, la guardiana lo miraba con la preocupación plasmada en sus hermosos ojos castaños.

- Eriol... ¿te sientes bien?

- Hai. Yo solo... –la guardiana lo miraba apenada ahora- Disculpa, pero... –el ojizarco la miraba angustiado¿qué sucedió¿Cómo llegué aquí?

- Mmm... –de manera maternal, apoyó la mano en sus cabellos y la pasó por éstos, alisándolos- Ya veo. Todavía no recuerdas nada. –el chico frunció el ceño extrañado, seña que hizo que Nakuru empezara a explicar.

- Bueno, fuiste hoy a la escuela. Eso sí lo recuerdas... ¿verdad-vio que asentía débilmente- Una hora después llamé a la escuela, quería saber cómo iba todo contigo. Sin embargo, me dijeron que no habías asistido. Me preocupé. Decidí esperar un poco más, para ver si llegabas. Y fue cuando sentí la súbita baja de tu energía.

La chica, con suavidad, le apartó el cabello de la frente. Soltando un suspiro, procedió a continuar su explicación.

- Fui a toda prisa al lugar del suceso y te hallé allí, con Sakura y su novio a su lado. Se veían bastante angustiados. Me dijeron que habías perdido el conocimiento cuando Shaoran se acercó a hablar contigo. Sin más, adopté mi apariencia verdadera y te traje aquí. –la muchacha sonrió con pena- Gomen nasai, pero no pude dejarte en tu cuarto ni en el mío, porque vino Kero y junto a Spy, armaron una tremenda revolución allí. Todavía no termino de arreglarlos, pero ya regañé a Spy y junto con Kero, muy ¨ amablemente ¨ se han ofrecido a ayudarme.

La chica soltó una risita por lo bajo. En el segundo piso de la casa se escuchaba a los dos peluches pelearse por una escoba. Eriol, sonrió forzadamente. Todo lo que había sucedido, era un mero sueño.

Apoyó el codo en su rodilla y su mano en semi cerrada en sus labios, en actitud pensativa.

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Todo se había visto tan real...

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Al apoyar la mano en la zona donde había recibido el beso (en el sueño) por parte de su ninfa, sintió una textura extraña en ese lugar. Apartó la mano atontado para dirigirla a sus ojos. Al mirarla se dio cuenta que era...

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... �¿brillo labial!

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Sintió acelerarse su corazón. Con voz temblorosa por la emoción, le dijo a la guardiana, que lo miraba curiosa ante su repentina acción.

- Por favor Nakuru. Quiero estar solo un momento.

La linda muchacha, sin quejarse, salió en silencio de la habitación. Había visto un brillo de ilusión en sus ojos, que no había visto hacía demasiado tiempo. Por ello, era mejor dejarlo solo. Luego averiguaría las razones.

El ojizarco, cuando se hubo cerrado la puerta, se dispuso a mirar más de cerca lo que en su mano se encontraba. Pero no lo pudo apreciar ya con claridad, pues la oscuridad manifestaba que la noche no se hallaba lejana.

Se acercó a la chimenea y con un pequeño hechizo, la encendió. Ello llenó de luz y calor la estancia. Acercó más su sillón a la luz que emanaba del fuego. Y allí examinó su mano.

Evidentemente, era brillo de labios, de una suave tonalidad rosa.

Entonces, ello quería decir que...

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Aquel, quizás, había sido un sueño premonitorio...

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La pequeña sonrisa que había aparecido en sus labios, se desvaneció al mirar el objeto al lado suyo. Era aquel cuaderno, que ya de por sólo verlo, como que le apresurara a confesar sus sentimientos a su perdona amada.

Agarró el cuaderno con una mano, y lo miró con enojo.

El título que había colocado en la tapa, que se hallaba algo descuidada por el uso y cada una de las hojas escritas a puño y letra de él, le decían a gritos que era tan cobarde que no podía decir abiertamente su sentir.

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Otra vez me quedé solo.

Cómo decirle que la quiero,

cómo decirle... no sé...

no sé cómo decirle que la quiero.

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Aquel cuaderno de bellos poemas e historias, según lo había decidido en ese momento, iba a mantener vivo el fuego de la chimenea de su gran mansión.

Y sin ningún pensamiento más, lo arrojó a las llamas...

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... Continuará...

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Notas de Princess Sheccid

Konnichiwa minna-san! n-n

Espero con todo el corazón que les haya gustado este capítulo. Puse todo mi empeño y cariño en él. Ojalà en verdad, hayan disfrutado de él.

¿Saben? La página está rara, no acepta algunos símbolos... o.oU¿Alguien podría yudarme con ello? Se los agradecería muchísimo...

Bueno, y contestando a los reviews...

- The Dark: Hola amiga linda! Tú siempre dejas tus comentarios en los capítulos y no sabes cuánto me motivas a seguir escribiendo... Gracias por todo tu apoyo:') Y en cuanto a eso de recibir los reviews, pues claro que quiero recibir (ni que estuviera loca XD). Revisé lo que me dijiste y efectivamente la opción estaba activada en la de no recibir mensajes de personas no inscritas a la página... Que lío... Por suerte, lo arreglé. Y por favor, no te enfades, no te he engañado... Has leído bien el título? Ojalá que con ello tu duda se disipe. Bye y muchas gracias de nuevo! n-n

- the black Misao: Hola de nuevo! Te doy nuevamente muchas gracias por los halagos y que siempre motivan a uno a continuar n-n. Espero no haberte defraudado con este capítulo y ojalá tu espera como la de otros haya valido la pena...

Bueno, eso es todo. Lo que sí les digo, es que me ausentaré unas 3 ó 4 semanas (me voy de viaje durante 2 semanas, y luego, tratando de hacer el nuevo capítulo... veamos... tardaría una o dos semanas más...) Ojalá no quieran matarme. o.oU

Pero deben comprenderme: esas dos semanas serán las únicas que tenga de vacaciones... Y.Y

Ahora sí, ya no los aburro ni les quito más tiempo con tanta tontería...

Matta ne! Hasta el siguiente capítulo!