Entre versos y confusiones
Escrito por Princess Sheccid
Disclaimer:
CCS ni sus personajes me pertenece! Son creaciones de CLAMP. Yo sólo me sirvo de sus simpáticos personajes para crear mis historias
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Epílogo
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- Bien. Mantén tus ojos cerrados... –sus ojos azures risueños la contemplaron con cariño, mientras la chica avanzaba, tratando de no caer. La escuchó hablar entre dientes.- ¡Vamos! Sólo un poco más...
- ¡Eriol! -bufó ella, algo molesta- ¡Te juro que si me haces caer...! -el muchacho se rió. Ella emitió un gruñido.
- Bah... Ya cállate. –notó que ella fruncía el ceño, muy enfadada- Si te caes, sería tan sólo tu culpa, por no confiar en mis instrucciones... –pasaron unos minutos- Mmm, sólo unos pasos más y… ¡Ya está!
Ella abrió sus ojos, su mirada esmeralda contemplando con asombro lo que había al frente suyo.
- Eh... –empezó ella dudosa- Me trajiste hasta aquí¿sólo para esto? -vio que el chico asentía, sonriente- Pero¿por qué me lo enseñas a mí? -su mirada lo cuestionó con aquella inocencia tan característica de ella- ¿Por qué no se lo enseñas a ella directamente? -los ojos de él brillaron ante la mención de su amada.
- Pues... Porque eres mi mejor amiga… Y, porque valoro en demasía tu opinión. Quiero que me des tu visto bueno antes de mostrárselo a ella.
Sintió ella que todo el enojo por haber sido alejada de su novio se esfumaba y se transforma en una ternura infinita hacia ese chico tan valioso, aquel que le había causado tantos problemas en la conversión de las cartas y que ahora, después de tanto tiempo y enamorado nuevamente, le pedía consejo.
- Sólo puedo decirte, Eriol-kun, -dijo mirándole a los ojos y con una sonrisa dulce- que Tomoyo es la chica más afortunada del mundo por la razón de que le quieras tanto... No hay necesidad de hacerle regalos costosos, porque el sólo hecho de que se los des tú, los hace valiosos.
- Muchas gracias. –sonrió. Se pasó una mano por el cabello, como pensando y miró de nuevo la sorpresa que tenía para su amada.- Vamos. Acordamos encontrarnos con los muchachos en el parque.
En silencio se alejaron de la casa del ojizarco, dejando atrás a un hermoso ciruelo que Eriol había hecho florecer con su magia. Sus blancas flores eran acariciadas con la frescura del viento. Su belleza opacaba a los demás árboles de su jardín.
- Ese día, me tendieron una trampa muy vil¿sabes? -la chica lo miró un rato extrañada, tratando de comprender sus palabras. Luego cayó en la cuenta de algo, y estalló en risitas, nerviosa.
- No te enfades conmigo, Eriol-kun... Shaoran y Nakuru...
Él se volteó a mirarla, abriendo mucho los ojos. La muchacha sólo bajó su mirada esmeralda al suelo, completamente avergonzada. Sentía los ojos oscuros del muchacho mirarle con intensidad, tratando de hallar una explicación…
Sakura… -dijo él con voz peligrosa.
Ella se giró lentamente a mirarle, dudosa y se encontró con su mirada azur, observándole suspicaz. Ella soltó una risita nerviosa.
- ¿Nakuru también? -notó que las mejillas de ella se sonrojaban y asentía levemente con la cabeza. Eriol sintió que sus mejillas se encendían. Soltó un suspiro derrotado.
- Bueno... En realidad… Kero y Spinnel también nos ayudaron... –ella rió por lo bajo, al ver su rostro de perplejidad. El muchacho deseó que la tierra se lo tragase.
- ¿Acaso debían enterarse todos? -Eriol se masajeó las sienes, sintiendo que se estresaba.
- ¡Ey! No me eches toda la culpa a mí... –él le dirigió una mirada asesina- Tú tampoco no ayudabas mucho… -él la miró interrogativamente- No me vas a negar aquellas miradas que sueles enviarle, tus sonrojos, tartamudeos, el esconderte cuando ella venía, los escritos… -Ella soltó una carcajada al ver que él casi era víctima de un ataque- ¿Quieres que continúe?
- Emmm… No, muchas gracias. –Eriol dirigió su mirada a otro lado, sonrojado, mientras se frotaba la cabeza- Cre-creo que ya entendí el punto. –Notó que ella le sonreía de manera amistosa- 'Pero… ¿Es que acaso era tan evidente?'
El chico se quedó metido en sus pensamientos, mientras la chica a su lado narraba con lujo de detalles todo lo que había acontecido durante ese tiempo. Después de unos minutos, le apenó el verla narrar con tanta emoción, que decidió escuchar su versión de la historia.
- … y ellos se comprometieron a transportar el cuaderno a lugares visibles a ti, y cuando tú lo escondías, ellos se encargaban de nuevamente de colocarlo en tu mochila...
- 'Conque eran esos peluches...' -pensó el chico algo derrotado, cerrando los ojos. Sonrió, recordando todas las dificultades y angustias (ya pasadas) que había padecido. Luego, recordando un detalle, volteó a mirar a su amiga, con curiosidad- ¿Ellos también colocaron el cuaderno bajo el pupitre de Tomoyo?
- Ehm... No. –admitió Sakura, bajando la mirada a sus sandalias.- De ese último detalle se encargó Shaoran. –sonrió de manera nerviosa- Dijo que con ello le pagabas todas las malas situaciones en que lo colocaste y que le avergonzaron de por vida. –escuchó que el chico se reía, aunque, algo avergonzado- Bueno... lo que hizo, fue esconder tu cuaderno en su gaveta y luego lo colocó bajo el pupitre de ella. Dijo que, el que lo encontrara Tomoyo y luego te le declararas, saldría de manera espontánea.
A Eriol le salió una gotita.
- 'Planteó una muy buena hipótesis.'
- Yo le dije que sería mejor no hacerlo, que tú te enfadarías cuando supieses la verdad… Pero, a él no pareció no importarle mucho. –Sakura se detuvo repentinamente, mirando al cielo y tomando su mentón, pensativa- Todavía me pregunto por qué…
El ojizarco la observó, sonriendo. La muchacha aún mantenía aquella inocencia de cuando era niña. Al parecer, aún no había notado, ni su novio le había comentado los deslices que había mantenido con él años atrás, y que por suerte, eran cosa ya del pasado.
Él, tratando de restarle importancia, dijo:
- Bueno, todo lo que planearon fue de un modo poco¿cómo decirlo? 'convencional ', pero en fin, creo que se los agradezco. Quizás hasta ahora, no hubiera podido...
Sakura le sacó la lengua.
- En realidad tú no hiciste nada. –a lo lejos se divisaba un hermoso jardín y la corona del rey pingüino.- Los que hablaron por ti, fueron los bellos poemas que escribiste. –se acercó a él y le pidió que bajara su cabeza, para murmurarle algo al oído. Sakura se aproximó, se puso en puntillas y susurró- Días después, ella me confesó que, lo que la habían hecho enamorarse de ti, fueron tus poemas, ya que demostraban de una manera tan tierna tu sentir...
Eriol sintió que se ruborizaba. Imaginó a su ángel diciendo aquello a su mejor amiga, quizá, pidiéndole que lo guardara en secreto… Y se imaginó el rostro que ella pondría al saber sus palabras habían sido dichas directamente a él.
De sus labios brotó una sonrisa sincera. Sus ojos azures se iluminaron al traerla nuevamente a sus pensamientos. Y luego notó un pequeño detalle.
- ¿Dices que sólo fueron los poemas, Sakura-chan?
Ella sonrió.
- Bueno... A decir verdad...
Él levantó una ceja. Sus ojos azures trataron de escrutar su alma a través de sus ojos verdes. Era un don que él tenía: a través de tan sólo una mirada, podía saber lo que una persona estaba guardando en su interior.
Fue por ello que Sakura desvió la mirada e hizo un puchero.
- ¡No seas impaciente! -soltó un suspiro y Eriol se soltó a reír. Retomaron el camino.- Los poemas no hicieron más que enamorarla más de ti, Eriol-kun, pero desde hacía tiempo que tú le gustabas y empezaba a sospechar de tu extraño comportamiento.
- ¿Le gustaba? -preguntó sorprendido.
- Ajá, ajá. –dijo, meneando la mano al aire, como tratando de restarle importancia.- Le gustabas, así como a las otras innumerables chicas de nuestro grado.
Eriol se sonrojó levemente y sonrió algo avergonzado.
Sakura se detuvo de pronto. Sus ojos se entrecerraron tratando de distinguir a las dos personas que se hallaban conversando animadamente a lo lejos, sentados en una banca. Al reconocerlos, llenó de aire sus pulmones y les llamó.
- ¡Shaoran¡Tomoyo-chan! -los aludidos levantaron la vista y sonrieron.
Los amigos se acercaron y se saludaron.
Ambos chicos de cabellos castaños se dirigieron una mirada y una sonrisa cómplice y avanzaron al frente conversando animadamente.
Los dos muchachos se quedaron solos. Veían cómo sus amigos se alejaban, charlando riendo, mirándose con todo el amor del mundo. Sin embargo, ninguno hizo algún gesto, ningún movimiento. Ningún susurro escapó de sus labios. Nada por impedirlo o alcanzarlos.
Ambos sabían que las palabras sobraban si se ama de veras.
Eriol y Tomoyo se quedaron atrás, mirándose ahora con infinita ternura. Él le extendió una mano y ella la recibió, aprisionándola con la suya. Las mejillas de ella se sonrojaron, dándole una apariencia aún más bonita. Avanzaron detrás de sus amigos, ella recostada en su hombro.
Él, sin que ella pudiera darse cuenta, conjuró un hechizo el cual hizo que los capullos de los árboles cercanos y que formaban el camino por el cual iban avanzando, floreciesen como si estuvieran en primavera. Y pequeñas flores se desprendieron de sus tallos y fueron a posarse bajo sus pies.
Él, aún sin poder creerse que esa hermosa chica, esa bella persona estuviera a su lado. Sin dejar de sonreír, la abrazó y le susurró al oído:
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Mientras el mundo sean tus ojos,
estaré sujetando tus deseos.
Mientras tu placer sea mi alegría,
estaré debajo de tus sueños…
mientras tu amor me pertenezca
estaré ahí regalándote mi vida.
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... Owari...
Notas Finales:
Con este capítulo concluyo esta historia…
Agradezco con todo el corazón a todos que tuvieron la paciencia de leerlo y mucho más a aquellos que manifestaron su agrado por medio de un comentario. Espero que este capítulo no les haya defraudado y disculpen más bien, mi eterna demora.
Quizá es un vicio que se nos ha pegado a varios escritores de esta página, o quizá sea sólo yo… No sé…
n-nU Quizá sea mejor no seguir divagando en esto…
Les envío un abrazo y miles de besos. Hasta la próxima historia! (Si es que uds. tienen la infinita paciencia de esperarme y yo la osadía de crear una nueva historia… Con todo lo que me he demorado… uu)
Matta ne!
