—¿Qué? ¿Perdón? —Zeke pestañeó un par de veces; sus cejas frunciéndose hasta convertirse en una—. ¿En serio has venido a mi casa para insinuar que mi padre asesinó a mi hermano? ¿Eres alguna clase de desequilibrado?

Levi contuvo un suspiro. Aquello era predecible.

—No lo insinúo, lo afirmo — le contestó observando aquella expresión de enojo y confusión—. Puede que incluso hasta tu madre lo sepa.

El hermano de Eren arrugó más el ceño y se levantó de la mesa en un rápido impulso. Su rostro pintado de rojo evidenciaba su consternación.

—Mira, no sé qué pretendes ni de dónde carajos has salido, pero más te vale largarte en este instante, chiflado —le dijo en un gruñido. Parecía realmente molesto—. Todos en esta casa sufrimos la pérdida de mi hermano y no voy a tolerar que vengas tú aquí a contarme historias, has visto muchas películas. —Levi abrió la boca para hablar, pero Zeke fue más rápido y le cuestionó—: ¿De dónde conoces a Eren? ¿En qué te basas para decir toda esa locura?

Para estar en iguales condiciones, Levi también se puso de pie y lo enfrentó. Había llegado la hora de mentir.

—Soy el primo de Mikasa, amiga de la infancia de Eren. De seguro la viste en el entierro, y en su cumpleaños. También era muy amigo de su madre —explicó, siguiendo paso por paso lo que había planeado anteriormente con el mocoso—. Tu hermano era realmente importante para mí y para mi prima, y no pienso quedarme de brazos cruzados con el cuento de un resbalón en la ducha. ¿Es que no lo ves? Es sencillamente estúpido. Eren tenía diecisiete años, no setenta. Y tenía además un padre que no lo apreciaba demasiado que justo comenzó a ser amable con él pocos días antes de que «se resbalara». Muy conveniente, ¿no?

Tras su monólogo tanto ensayado mentalmente como cierto, Zeke se quedó callado, sosteniéndole la mirada. Parecía incapaz de darle una respuesta o siquiera contradecirlo, y su expresión de enfado comenzó a flaquear. Para Levi fue muy evidente que se obligaba a mantenerla, no podía engañarlo. No a él, que había convivido con una psicóloga y siempre se le dio bien leer a las personas. A sus ojos era muy obvio que el hermano de Eren estaba pensando; estaba pensando en si sus palabras eran realmente ciertas porque tenían sentido.

No obstante, Levi había prevenido que aquello no iba a ser tan fácil. Eso también era muy obvio.

Zeke bufó y seguidamente soltó una carcajada llena de sarcasmo, carente de gracia alguna.

—Si tanto dices que te importaba mi hermano y no-sé-qué-más, ¿por qué Eren no me había hablado de ti, eh? ¿Por qué no conocía tu existencia? Me lo contaba todo, ¿sabes? —cuestionó con dureza al tiempo que su expresión de enfado volvía a levantarse sin ningún esfuerzo—. ¿Y por qué no viniste al entierro, o a su cumpleaños mismo? ¿Por qué apareces cuando lleva meses muerto y no lo hiciste antes?

Levi no supo qué responder a ello, así que contraatacó con el arma que Zeke había usado primero.

—Obviaste descaradamente lo último que dije, ¿pensaste que no me iba a dar cuenta?

Y ese fue el detonante de la bomba que llevaba el cincuenta por ciento de los genes del mocoso, que enrojeció más que antes, como un tomate furioso.

—¡Lárgate, lárgate de aquí! —rugió con verdadero enojo—. Y si tanto quieres hacerte el detective justiciero resolviendo muertes pues te metes a policía, pero deja en paz a mi familia. ¡Largo!

Levi frunció el ceño. Por ahora, no podría hacer nada más allí. Mierda, ¿Eren también se vería así enfadado? Había visto algunos indicios de personalidad explosiva cuando le contó de su muerte.

Zeke caminó hasta la puerta en rápidas zancadas y la abrió de golpe.

—Lárgate, antes de que llame a la policía.

Apretó los puños entre sus brazos cruzados, sintiendo cómo la molestia y la frustración comenzaban a embargarlo. Pero no tuvo más opción que obedecer e irse. El otro no dejó de fulminarlo con la mirada en ningún momento y le cerró la puerta en las narices.

Mierda, carajo, maldición. ¡Cojones! ¿Qué haría ahora? ¿Tan iluso había sido teniendo esperanzas de que Zeke podía creerle?

Eso no quedaría ahí, se dijo Levi de camino al cementerio. Ayudaría a Eren fuera como fuese.

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