Ranma ½ es una obra cuyos derechos pertenece a Rumiko Takahashi. Este fanfiction está realizado sin ningún ánimo de lucro.
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Momento: 17
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Esa mañana la ansiedad comenzaba a invadir la mente de Ranma, por un lado sabia que tal vez ese no era el momento adecuado para aquella conversación, pero desde hace varios días atrás se había tomado un tiempo para meditar en su futuro próximo, por lo que no quiso esperar más y esa era su oportunidad.
— ¿Ranma? —Soun abría perezosamente sus ojos al sentir una presencia en la habitación.
—Lo siento, no quería despertarlo… A-acabo de llegar y papá me pidió quedarme un poco mientras vuelve.
—Ya estoy bien. No necesito que me vigilen cada minuto —una ligera sonrisa se escondió bajo su bigote.
—Lo se señor Soun —dijo animadamente— me da gusto que todo haya salido bien, además… —hizo una pausa inhalando hasta llenar sus pulmones— la verdad es que… acepte porque quería hablar con usted —se levantó del sillón acercándose a la camilla.
—Es sobre el Dojo, ¿cierto? —dijo desanimado, Ranma tan solo asintió. Soun sabía que ese momento llegaría, al romper el compromiso era cuestión de tiempo para que Ranma tomara un rumbo diferente a lo que había planeado desde su nacimiento. Siempre había estado agradecido con el joven luchador ya que a su parecer había sido muy maduro y responsable, pues a pesar de aquel acontecimiento de ruptura familiar no dejo de apoyar el Dojo. Y en cada competencia o contrato representaba a ambas escuelas.
—Por todo este tiempo he luchado a nombre de su Dojo, y ha sido un honor —se inclinó levemente para mostrar respeto y agradecimiento— pero ahora que estoy en las ligas profesionales me gustaría comenzar a ser independiente, luchar por mi nombre.
—Lo entiendo, hijo.
—Como puede ver, Akane… parece ser que… no volverá —Ranma lo miraba a los ojos pendiente de sus reacciones, no quería meter la pata y como siempre hablar de mas—. En este momento ella no puede encargarse del Dojo, no por que no tenga las capacidades, si no, que ahora ha encontrado otra pasión siendo doctora —se detuvo un momento al ver el inmutable rostro de Soun, tampoco quería que despreciara a Akane— Por lo que estoy dispuesto a comprarlo —dijo con firmeza.
— ¿Que? —Se levantó levemente de la almohada sorprendido— ¿Venderte mi Dojo?
—Al ya no representarlo, su nombre se eliminara de los contratos, y no podrá obtener ningún ingreso. Tiene mi palabra que estará en buenas manos, no tendrá de que preocuparse.
—Lo sé Ranma, pero este nunca fue el plan. Tu padre y yo queríamos que quedara entre familia… es lo único que tengo para mis hijas.
—Podemos contratar un evaluador, sabe bien que el Dojo no es cualquier casa. Soy consciente del valor que tendrá al venderla, pero estoy dispuesto a pagarlo. Y así podrá repartirlo entre ellas.
—No es solo eso —se recostó nuevamente— lo siento, pero no puedo —hubo un largo silencio en la habitación.
—Lo entiendo. No se preocupe —hizo una leve reverencia despidiéndose del afligido hombre—. Le avisare cuando se hagan los cambios —le sonrió amable— Tengo que irme señor Tendo, si algún dia cambia de opinión solo dígamelo.
Iba saliendo de la habitación cerrando la puerta tras de sí cuando se topó en el pasillo a Akane.
—Hola, buenos días —miro alrededor como si buscara a alguien.
—Buenos días, estabas con…
—Sí, traje a papá pero fue a buscar algo de comer. Ya está por llegar así que… tengo mucho que hacer.
—Oh claro. No te distraigo más, nos vemos luego —le sonrió yéndose con varias carpetas entre sus brazos.
— ¿No vas a entrar? —señalo la habitación detrás de él.
—Eh… si, bueno más tarde, aún estoy haciendo guardias. Tengo mucho que hacer.
—Nos vemos Akane —sonrió de medio lado pasando muy cerca de ella. Aunque no puedo evitar chocar hombros con el joven que se acercaba— Con permiso.
Kogami se giró un poco inclinándose, creyendo totalmente que había sido accidental— Lo siento.
Al instante llevo su atención a Akane sin tomar importancia del incidente, mientras que Ranma disimulaba su enojo alejándose sin mirar el panorama detrás de él.
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Había llegado al fin los días de preocupación de la familia Tendo. Kasumi llevaba por el elevador la silla de su padre que muy a regañadientes acepto ser llevado.
— ¿Donde esta Akane? —al abrirse las puertas trato de reconocer a su hija entre aquellas batas blancas.
—Debe estar ocupada.
—Desde ese día no la he visto —llevo su triste mirada al frente esperando verla acercarse a él.
—Créeme que ha estado al pendiente papá, pero ya sabes cómo es —contesto con una sonrisa y una leve risa, tratando de animarlo.
—Quiero verla antes de irnos.
—No sé si sea eso posible, sabes que en un hospital siempre hay trabajo —seguían avanzando por la recepción de la primera planta llegando casi a la salida.
—No me iré hasta verla —rápidamente hizo detener la silla al poner sus manos en las ruedas.
—Papá —dijo tratando de que no se notara su molestia.
—Disculpe doctora, sabe dónde puedo encontrar a la doctora Tendo Akane —sintió un cosquilleo en su pecho, su hija, aquella que había negado hace años estaba siendo un orgullo para él y seguramente para su madre.
—Eh, si claro. Puedo revisarlo, deme un minuto —yéndose detrás del mostrador comenzó a buscar en la computadora—, está en el área de traumatología, acaba de entrar a quirófano con el jefe de cirugía, así que me temo que tardaran un par de horas.
—Bien esperaremos ¿Dónde está ese lugar?
—Lo siento tendrá esperar en la sala de espera. Le avisaremos que está aquí en cuanto sea posible. Con su permiso —hizo una leve reverencia yéndose del lugar al escuchar que la necesitaban.
—Bueno ya la oímos, vayamos a sentarnos —Kasumi tan solo soltó un suspiro al escucharlo.
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—Ve a descansar Tendo, hoy termina tu turno ¿cierto?
—Si —dijo un poco desanimada.
—Recuerda que no…
—Lo sé… solo que todo parecía ir bien —se giró para ver como preparaban el cuerpo inerte sobre la camilla para después ver sus guantes llenos de sangre, tratando de controlarse.
—Como cirujanos aplicamos todo nuestro conocimiento y más por la vida humana que se nos otorga cada día, en cada cirugía, pero a veces no podemos hacer nada entre la delgada línea entre la vida y la muerte. Hablare con su familia… ve casa.
Se quitó cada prenda y con cada una de ellas el peso que conllevaba. Sabía que en este momento solo era una interna y que aún había un largo camino por recorrer, pero también que lograría superar cada prueba.
Después de varios días podía caminar sin la necesidad de esconderse, pues estaba informada del alta de su padre. De no ser por el detalle que la enfermera olvido mencionar.
—Akane — "Ay, no", sus nervios comenzaron a alterarse.
—Papá ¿Por qué siguen aquí? —sus dudosos pasos se acercaron a donde estaba.
—No tuvimos la oportunidad de hablar y de… —agacho un poco la cabeza sin poder verla a los ojos.
El corazón de Akane comenzó a latir muy rápido.
—De pedirte perdón hija… —alzo la vista con sus ojos cristalinos— Lamento haberte dejado cuando más me necesitabas.
Guardo silencio por varios segundos sin creer lo que escuchaba. Había pasado muchos tiempo desde que se vio de pie frente a él, en espera de aquellas palabras —Supongo que no sirve de nada seguir pensando en el pasado —dijo sin ninguna emoción.
—Eso significa que me perdonas, que vendrás a casa a visitarnos, que llamaras y… —su rostro se había iluminado con una sonrisa que fue rápidamente interrumpida.
—Es muy pronto para eso papá, agradezco que estés aquí… aun que no era algo que desearas —sonrió con melancolía. Sus ojos se cristalizaron al recordar la reciente cirugía, cuando el llanto de una familia se escuchó al fondo. Sin poder evitar voltear identifico rápidamente a la nieta del señor Yamada sintiendo su corazón encogerse— No viniste aquí por mí, sino porque estas experiencias cercanas a… —no quiso decirlo en voz alta— te hacen reflexionar mucho en lo que tienes, en lo que tuviste y en lo que no quieres perder. Lo entiendo, solo espero realmente que sea un perdón genuino. Y no solo algo que olvidaras cuando siga tomando decisiones por mí misma.
Soun no despego la vista en ningún momento de ella, cuando vio la seguridad con la que hablaba trato de levantarse pero sentía sus piernas muy débiles, no solo eso, todo su ser se sentía aprisionado.
—Lo lamento, debí hacer esto antes… lo sé —se regañó a sí mismo.
—Ve a casa a papá y cuídate mucho, ¿de acuerdo? —toco su hombro para que no volviera a intentar levantarse. Le sonrió con sinceridad comenzando a caminar a la salida.
—Akane —se encontró a Kasumi justo al salir, su sorpresa fue repentina al sentir su abrazo.
—Espero verlos pronto —su hermana le abrazo más fuerte, pues tal vez al fin las cosas podrían ser como antes. Tan solo fueron un par de segundos cuando de nuevo la vio alejarse mientras se despedía con la mano en alto.
"Claro que no" pensó con un suspiro. Le había tomado tiempo comprender que la silueta que se alejaba ya no era la de su hermana menor, ya nada podía ser como antes.
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Después de varios meses en plena madrugada una tenue luz se miraba por la ventana de su departamento. Akane se encontraba sentada en el suelo junto a su mesa de centro llena de libros y notas de estudio, el único ruido que se escuchaba era el motor del ventilador y cada tanto el sonido de la hojas volando por las corrientes del aire. Después de un rato levanto sus brazos para estirarse, movió su tenso cuello de un lado a otro pero no fue suficiente. Tal vez tendría que ir por su tercera taza de café.
Cuando los sonidos de la puerta la alerto, era Ranma lo sabía.
—Ranma ¿Qué haces aquí? ¿Creí que aun estabas en…? —no termino de hablar pues su sorpresa fue aún mayor al ver el sonrojo de Ranma. El cabello de Akane había crecido llegando un poco más abajo de los hombros que se encontraban descubiertos por su blusa de delgados tirantes. No quiso hacerlo pero sus ojos bajaron lentamente al ver el pequeño short que traía la joven, dejando también al descubierto sus piernas. Al recordarlo cerró la puerta de golpe sonrojándose inmediatamente.
Se adentró a su departamento tropezándose torpemente mientras buscaba su ropa.
—Lo siento —dijo apenada, volviendo a abrir la puerta.
—Es...está bien —tartamudeo un poco regresando al umbral— Regrese hace un par de días y quise venir a saludar ¿Quieres salir a comer algo? —Akane dudo un poco girando a ver sus libros.
—Solo esta vez, aún tengo mucho que estudiar —sonrió, sintiendo pequeñas cosquillas en el estómago. Realmente estaba feliz de ver a Ranma después de tanto tiempo, sabiendo que ahora era aún más reconocido incluso en otro continente. Además sabía que aquella visita no duraría mucho pues sus trabajos ocupaban la mayor parte de sus vidas, así que pronto volverían a separarse y volvería encontrar a un Ranma diferente.
No podía evitar hacer comparaciones con sus viejos recuerdos, parecía que el chico había aprovechado cada experiencia, pues lo notaba más serio o maduro frente a ella. Preguntándose a ella misma si también había cambiado.
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Su internado había terminado y el tiempo continúo avanzando hasta terminar su servicio social correspondiente, por lo que la nueva presión del año era luchar por una residencia en el hospital de Tokio.
—Vamos Akane, anda. Tú siempre presumías que eras artista marcial.
—Yo no presumía, además no es lo mismo.
—Ir al gimnasio es una buena actividad para la mente y cuerpo.
—Solo quieres ir por que esta ese hombre que viste la semana pasada en el hospital.
—Es un buen hombre, fue a visitar a su padre enfermo mientras entrena para hacer su examen de bombero.
—Eso no te suena muuuy, no se… ¡falso!
—Mmm… no, no creo. Anda vamos, solo iremos a pedir información —Akane rodo los ojos mientras era empujada por su amiga a la entrada del gimnasio.
—Hola, vinimos a inscribirnos —le sonrió a la recepcionista mientras Akane le lanzaba una mirada asesina.
—Claro —respondió amablemente mientras les explicaba el procedimiento. La joven Tendo no ponía mucha atención hasta que una particular risa llamo su atención. Retrocediendo lentamente para que no notaran su ausencia llego a una de las puertas de vidrio que dejaba ver un cuadrilátero.
—Eso es todo lo que tienes —vocifero mientras miraba a su rival en la alfombrilla.
El torso desnudo de Ranma brillaba por el sudor que lo cubría, sin embargo, no parecía cansado.
—Vamos chicos tranquilos es solo una práctica, Ranma recuerda aflojar el agarre al tener su cuello entra las piernas, un poco más y podrías haberlo dañado.
—El punto es hacer que se rinda —sonrió de medio lado mientras ayudaba a su compañero a levantarse— Bien hecho —palmo su hombro— De acuerdo ¿Quién sigue? —giro buscando un contrincante pero muchos de ellos evitaron el contacto visual y siguieron con sus actividades. Hasta que sintió una fija mirada en él.
—El punto es enseñar Ranma, pronto tendrás tu propio gimnasio y tiene que tener dotes de entrenador no solo de artista marcial.
—Akane —bajo rápidamente hasta llegar a ella— ¿Qué haces aquí?
—Yo… yo vine a acompañar a una amiga a inscribirse —señalo a la joven que aún seguía absorta en recepción.
—Tú también.
—Oh no, no solo ella, yo no tengo mucho tiempo así que solo hago estiramientos en casa.
—Bueno pronto tendré mi propio gimnasio deberías venir, después de todo tu departamento es muy pequeño, seguramente ya no recuerdas ninguna kata o podrías ponerte gorda como un...
—Si algo oí de eso —lo interrumpió sabia a donde iba su bromita, desde que Ranma había dejado de ir a su departamento se había desacostumbrado un poco de sus comentarios. Aun así decidió que lo mejor en ese momento era ignorarlo, por alguna razón sabía que eso le afectaba más que los golpes que le podía dar— Supe que quisiste comprar el Dojo.
— ¿Soun te lo dijo? —Akane asintió, por lo que entendió que tal vez ya había hecho las paces con su padre después de aquellos días en el hospital—. Si bueno… pero no te pongas mal, de acuerdo, solo quería ayudar.
—Lo sé Ranma… gracias, gracias por apoyar el Dojo todos estos años después de lo que paso, y también entiendo el hecho de que hayas querido poner un fin para comenzar un nuevo proyecto —Ranma sonrió tras sus amables palabras—. Tengo que irme, pero… fue un gusto volver a verte.
El joven Saotome vio cómo se alejaba conversando con su compañera dejándolo desconcertado, Akane se había convertido en una hermosa mujer, él sabía que lo era, pero algo en ella había cambiado ¿Y él?
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Continuara…
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¡Hola, hola!, buenos días, tardes o noches. Sea cual sea el momento en que estén leyendo esto espero que tengan un bonito día. Esta semana me había sentido muy desanimada por cosas del trabajo, pero por azares del destino volví a escuchar la frase que dice el bartender de la película Passenger.
"Te enfocas tanto en donde quisieras estar, que olvidas como sacar provecho del lugar en el que estas..."
La dejare por aquí como la reflexión de la semana y un recordatorio para mí y quienes igualmente se identifiquen con estas palabras ¡Animo! Puede ser difícil pero dicen que no imposible. Asi que…
Ahora sigamos con cosas más agradables pasando una vez más por aquí para dejar este nuevo capítulo, en espera de que lo hayan disfrutado.
vanesa112, Saludos, una disculpa por no contestar en el capítulo anterior, Kogami es igualmente un interno y un gran amigo para Akane, quienes se han apoyado mutuamente en su trayecto por el hospital.
Muchas gracias por sus comentarios, me es muy animador leerlos, Benani0125, Guest Sandy, Arianne Luna,Lelek An3li, sé que no soy la única que cada vez que pierde la inspiración vuelve a releer los comentario que nos dejan para así alentarnos a seguir.
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Nos leemos pronto…
