- Sentaos.

Draco y Harry obedecieron. Curiosamente había dos sillas en el medio de la habitación, una frente a otra. Se sentaron cada uno en una.

Dumbledore los miró serio.

- Sacad las varitas.

Ambos chicos fruncieron el ceño, pero hicieron lo que se les pedía.

- Muy bien. Ahora apuntaros el uno al otro.

Esta vez le miraron asustados.

Dumbledore no estaba bromeando.

Lo hicieron. Sus brazos temblaban un poco.

- Ahora decid: Avada Kedabra.

- ¿QUÉ!

Draco y Harry se levantaron chillando al unísono.

Dumbledore los miró sin alterarse.

- ¿Qué pasa?

Harry lo miró furioso.

- ¿Pretende que nos matemos?

Draco le miró sin decir nada, pero en sus ojos también destellaba la ira.

- ¿Acaso importa?- dijo el viejo

Harry miró a Dumbledore. Estaba asustado y confundido.

Dumbledore continuó.

- Lo que ha ocurrido es muy grave, Harry. Has estado a punto de morir y el señor Malfoy también. Todo por un estúpido odio adolescente. Gracias a Merlín, la cosa no ha terminado tan mal, pero eso no quita el hecho de que ambos se han comportado de forma estúpida.- Harry se mordió el labio. ¡No era culpa suya¡Estaba bajo los efectos d ela poción! … bueno, no del todo… Dumbledore se puso en pie con su varita.- Señores, ambos están por finalizar su estancia en Hogwarts dentro de poco. Y hasta ahora no he oído más que quejas acerca del comportamiento entre ustedes dos. Al principio pensé que pasaría….pero veo que no ha sido así. Desgraciadamente cada vez se odian más y buscan un modo de arruinar sus vidas mutuamente. No tendría que recordarles que nos enfrentemos a una guerra. Pero lo haré. En esa guerra sufrirán. Puede que incluso mueran. Lo más seguro es que luchen entre sí, visto lo visto. Así que, he decidido que no puedo tolerar más pérdidas y que, si tienen que luchar, lo hagan ahora. Vamos. Si tanto quieren ver al otro morir, háganlo ahora.

Harry y Draco no salían de su asombro y se miraban asustados.

- Bien, visto que no se deciden…. Imperius.

Rápidamente, ambos sintieron a la vez la maldición que les obligaba a levantar sus varitas y apuntar al contrario.

Harry recordó su entrenamiento e intentó resistir el imperius con todas sus fuerzas, pero una voz en su cabeza le obligaba a apuntar con su varita a Draco: "Avada kedabra", decía. Pero Harry no quería matarle. Por mucho que le hubiese hecho, no merecía morir…. Curiosamente, no era esta vez el instinto de proteger a cualquiera que viera, sino simplemente que no quería matar al rubio. Draco no debía morir. No quería. Chilló en su mente con todas sus fuerzas "¡NO!". El maleficio perdió su efecto y Harry cayó al suelo de espaldas, lo había conseguido. Tiró por si acaso su varita, lejos de él.

Pero al mirar hacia arriba vio otra varita. Y le apuntaba.

Draco había intentado resistirse, pero no podía. Nunca le habían hecho un imperius antes. No estaba preparado para eso. Y simplemente oía que en su mente una voz le obligaba a lanzar el Avada hacia Harry, a matarlo. Draco veía con desesperación cómo su brazo se elevaba solo hacia el muchacho en el suelo. Harry lo miraba con temor. No. No quería verlo morir así. ¡Nunca lo había querido matar! Y menos ahora. No cuando le había hecho eso…no después de ver sus lágrimas, su dolor. No. No lo mataría.

En ese momento, Draco Malfoy tomó una decisión. Y se prometió a símismo respetarla para el resto de su vida, si es que vivía.

Protegería a Harry.

Costase lo que costase, nunca le haría daño. Nunca más.

Con mucho esfuerzo logró coger la mano que sostenía la varita. No podía tirar el arma, pero sí desplazarla. Y dirigió su propia mano a su pecho, el pedazo de madera incrustado en él. Si alguien moría, sería el mismo Draco. Por fin dejó salir las palabras de su boca, aquellas que marcarían su final.

- Avada…

- ¡DETTENTIO!

Draco sintió como si le quitaran un peso de encima y cayó al suelo, temblando.

Harry había estado a punto de saltar sobre el rubio cuando vio que intentaba suicidarse para evitar lanzarle a él la maldición. Pero Dumbledore lo había parado a tiempo.

En esos momentos el anciano salía del despacho. Cerró la puerta tras de sí.

Harry se acercó a Draco y lo cogió de los hombros. El chico estaba temblando y tenía la cabeza bajada.

Cuando sintió las manos de Harry, empezó a llorar. Se llevó las manos a la cara y descargó en ellas todo el miedo.

Harry no sabía qué hacer. Nunca había visto al rubio llorar. Y en ese momento supo que era la cosa más triste del mundo. Y no quería que lo hiciese. Le abrazó con fuerza. Draco se aferró a él con desesperación y sollozó en sus hombros, en su espalda.

- Lo siento….lo siento…- decía. Harry le acariciaba la espalda, intentando tranquilizarle.

- Sshhh.. tranquilo….tranquilo…no es culpa tuya…ha sido culpa de Dumbledore…no llores…

- No…. Lo siento, Harry…lo siento todo…todo lo que te he hecho..dese….desde el día que llegaste….yo….lo siento…perdóname…casi, casi mueres por mi culpa…y esta es la segunda vez…- y reanudó su llanto, esta vez más fuerte.

Harry no sabía qué decir. Estaba feliz y a la vez asustado…triste pero alegre…siempre, en el fondo de su corazón había querido ser amigo del rubio, que se llevaran bien….y ahora…

Draco sintió que lo separaba de su cuerpo. Las manos de Harry le cogían la barbilla.

- Basta, Draco. Mírame. No llores más. No quiero que llores…- pero el rubio seguía llorando y temblando. Sabía que Harry no le iba a perdonar, que lo hacía por compasión..- Draco. Draco. Si sigues así yo también lloraré….¿acaso quieres que llore?

Draco pareció escucharlo y negó con la cabeza, limpiándose las lágrimas y sin todavía mirar a Harry a la cara.

Harry suspiró, estaba consiguiendo calmarle. Cuando por fin se decidió a mirarle, aún le corrían lágrimas por las mejillas. Merlín…¿él también habría estado con ese aspecto la noche de la cabaña? Con su propia mano, limpió algunas lágrimas del rosotro del rubio, que le miró perplejo.

- Draco, ahora escúchame. Sin llorar, eso es. Draco, yo no te odio. – el rubio abrió mucho los ojos.- Nunca he querido hacerte daño..bueno, tal vez alguna vez me he vengado y eso, pero…. Yo no quiero que mueras, Draco. No quiero que muera nadie, pero menos tú. Yo… te respeto, Draco. Desde que llegué aquí me he enfrentado cada día a tus continuas burlas y… podría decirse que me ha servido de entrenamiento…-Harry sonrió triste.- Gracias a ti….se defenderme de los demás. Y… bueno…yo…a mi…me gustaría que…al menos…fuésemos amigos…aunque creo que esto ya te lo dije la otra vez. Te perdono, Draco. Y Yo también lo siento…. Oye…¿podríamos volver a empezar¿querrías ser…mi amigo, Draco? Por lo menos…hasta que empiece la guerra…o hasta que me mate Voldemort…

- Nunca.- Harry lo miró dolido.- Nunca permitiré que te mate.- Harry le miró otra vez, sorprendido.- Te protegeré, Harry. Te lo prometo.- había dejado de llorar y lo miraba serio. Su mano cogiendo la del moreno con ceremonia.- Yo y todos. Ya sean Slytherins, Gryffindors, Hufflepufs o Ravenclaws… todos te protegeremos, Harry. Y tú lo sabes. Todos estaremos contigo, nunca te abandonaremos. Te lo digo en serio. Y yo mismo me encargaré de cualquiera que ose enfrentarse a ti. Me da igual si son de mi casa o no. Estoy harto, harto de hacer lo que esperan de mí, harto de tener que parecer algo que no soy…harto de…esconder lo que siento. Harry, yo siempre he querido que fuésemos amigos…. Bueno, después de lo de la otra noche…supongo que mis sentimientos han aumentado, pero…quería que lo supieras. Estaré contigo. Hasta el final. Tú… tú solo confía en ti mismo, Harry…en tus amigos…todos te quieren..te queremos…- le acarició la mejilla- y… aunque no podamos estar siempre a tu lado…de algún modo, velaremos por ti…estés donde estés….porque tú vas a ganar, Harry. Lo sé. No se si tú lo sabes, pero yo sí. Yo confío en ti. Confío en ti, Harry. ¿Confiarás tú en mi?

Harry no podía expresar con palabras lo que sentía en ese momento. Estaba emocionado por todo lo que había dicho el rubio. Y sí, claro que confiaba en él. Y sólo conocía una forma de demostrárselo.

Le besó.

Draco lo recibió con amor y abrazó su cuerpo. Harry hizo lo mismo.

Desde que Sirius habia muerto no tenía muchas esperanzas con respecto a su futuro, sentía que todo el peso del mundo recaía en sus hombros…que estaba sólo…pero en ese momento Draco le había quitado las dudas. Ahora sabía que estarían con él. Todos. Y si estaban a su lado…si Draco estaba con él…entonces sabía que vencería.