-"A fe mía, tengo para reír muchos más motivos que su señoría. Porque voy a deciros una cosa antes de que pronunciéis la sentencia. Su señoría me ve a mí, un hombre inocente cuyo único delito es haber practicado la caridad, con la soga alrededor del cuello. Su señoría, en calidad de magistrado, habla de lo que va a ocurrirme con conocimiento de causa. Pues bien, yo, en mi calidad de médico, puedo hablar con conocimiento de causa de lo que va a suceder a su señoría. Y yo digo a su señoría que no cambiaría mi caso por el suyo… que no cambiaría esta soga que se me echa al cuello por la piedra que su señoría lleva en el cuerpo. La muerte a la que su señoría puede condenarme resulta muy agradable, en contraste con la que condena a sufrir a su señoría, el Gran Juez, cuyo santo nombre pronuncia su señoría con tanta ligereza."

Severus dejó de susurrar y apoyó su cabeza contra la almohada. Desde luego, el Capitán Blood tenía agallas para enfrentarse así a la muerte. Claro que, seguramente, de haber sido una muerte instantánea, no habría tenido ocasión de decir nada de eso. Si tuviese que estar en la presencia del lord Oscuro, enfrentándose con una Avada, no sería tan gallito. Simplemente habría quedado igual que los pocos estúpidos que osaban enfrentarse al lord. Hablando de estúpidos, ¿por qué Dumbledore les estaba haciendo leer espantosa literatura muggle? Para entender a los muggles cuando les pidiesen que fueran sus aliados, había dicho el viejo. Para vencer, todos juntos. Pero Severus dudaba que los muggles les ayudaran. Dudaba incluso que les creyeran. "Oh, si, un mago loco asesino va a mataros a todos, debéis ayudarnos a destruirle."

Realmente patético.

Pero las órdenes eran las órdenes y eso era lo que él cumplía. Así que, durante todo lo que quedaba de curso, habían distribuido ejemplares de libros muggles por todo el colegio, para aprender. La verdad era, según Snape, que no estaban seguros de que los Slytherin se hubiesen pasado al bando de la luz y por eso intentaban apaciguarlos tratando que comprendiesen y adoraran a los muggles. O por lo menos a aceptarlos.

Y para no aburrirlos demasiado, todos los libros eran novelas fantásticas o cotidianas, pero no tesis ni aburridas doctrinas del estilo: "El mundo muggle". Seguramente con los Gryffindors y los Ravenclaws habría funcionado, pensaba Snape. Dudaba que los Hufflepuffs supiesen leer y en cuanto a su propia casa….

Bueno, seguramente Nott, lector compulsivo, ya habría acabado con las existencias de lectura que les habían suministrado y se dedicaría a resumirles a todos, según su conveniencia, las tramas de los libros. En cuanto a los demás, Pansy, sintiéndolo mucho, era tonta y no entendería una metáfora aunque se la pusieran delante mágicamente; Crabbe y Goyle casi no sabían leer y no entendían el concepto "imaginación"; Blaise seguramente leería sus libros de la misma forma que los ejercicios y los pergaminos de clase y haría resúmenes por si caían en algún examen. Y Draco, bueno, la verdad era que no había esperado de Draco que accediera a leer algo muggle (después de todo era un Malfoy), así que, cuando le puso el libro que le correspondía en las manos, simple y previsiblemente levantó una ceja y miró a Severus con gesto interrogante.

- Entender a los muggles y sus pensamientos- había sido la única respuesta del profesor de pociones. Poco después el rubio entraba en su despacho y depositada delicadamente el libro en su mesa. Con un simple encogimiento de hombros había puesto una exquisita excusa, como diría Potter, Malfoyesca: "No me gusta interferir en la ignorancia natural". Y se había ido. Snape interpretó la frase como: "No quiero saber nada acerca de los muggles".

Y allí estaba él, Severus Snape, con el libro que el rubio había rechazado, leyendo por primera vez en su vida un libro que no trataba de pociones, sino de piratas. Y le estaba gustando.

" Podía haber sido peor"- pensaba Snape.- "Malfoy simplemente podía haberlo quemado…"
Suspiró. De todos modos todos los magos y brujas debían leer al menos un libro muggle, así que tendría que convencer a Draco de alguna forma… a menos que…claro. Potter.

- "(…) la mañana a la vez rauda y lenta fructificó y, como una uva de aire en cuyo cuerpo translúcido quedó suspendida por un instante la tierra, palpitó esa fantasmal madurez llamada mediodía."

Harry suspiró. Ojalá él supiese escribir así. Le había tocado un libro un tanto extraño, pero había terminado por intentar leerlo, pues el autor, ya muerto, tenía una forma de escribir asombrosa. Miró a su alrededor. Estaban en el gran comedor, era Diciembre y la enorme sala había cambiado bastante. Cuando no era la hora de comer, montones de sillones aparecían por doquier y los alumnos podían sentarse o tumbarse para leer sus libros impuestos. Los sillones estaban mezclados por todo el suelo, pero, como era normal, los alumnos no. La casa slytherin se había aposentado en la parte derecha del lugar y estaban todos juntos, cómodamente repatingados sin mirar a nadie más. Las otras casas si que se habían mezclado y compartían opiniones.

Harry se levantó de su asiento refunfuñando y se encaminó a la zona slytherin. Cuando llegó al sillón de Draco, el rubio, que volvía a estar en el regazo de Pansy (quien leía ceñuda un libro de poesía y no se estaba enterando de la mitad), abrió un ojo y no hizo ademán de verle. Harry pasó al lado de Nott, que asintió con la cabeza mientras leía con rapidez de un lado de la página a otro; y por la zona en la que estaba Blaise, que levantó una mano como saludo. Oh, si, así eran los Slytherin. Podían aislarse del resto del mundo cuando querían, pero en el fondo, cuando los conocías un poco, enseguida te saludaban cuando les veías otra vez, sin contar para nada todos los años anteriores de insultos, ira y venganza que antes tenían contra ti. Harry se paró delante del sillón de Pansy y Malfoy y esperó. Pansy le miró parpadeando pero enseguida regresó a sus fútiles intentos de lectura. Draco le ignoraba. Harry se encogió de hombros y se sentó encima de él con un salto. El rubio gimió ahogándose.

- ¿Estás loco? ¡Eso ha dolido, Potter!

Harry levantó una ceja.

- ¿Me hablas a mi?- preguntó incrédulo ( o por lo menos pareciéndolo)- Vaya, yo creía que habías decidido ignorarme – dijo con una medio sonrisa. Malfoy se recostó de nuevo, gimiendo.

- La ignorancia es fútil en tu caso…- dijo murmurando.

- Oh, así que has leído algo después de todo.

- No, Potter. Yo hablo así. Al contrario que tú, los aristócratas tenemos más vocablos y sinónimos que el diminuto diccionario que tienes tú por cabeza.

- ¿Tú eres aristócrata? ¿Desde cuándo?- pero antes de que Malfoy pudiera responder, le puso su libro en la cara, apartando la mano de Pansy- Quita, quita. No voy a permitir que seas el único que no lee nada. Lee. ¿O acaso es que no sabes leer, Malfoy?

El rubio gimió y refunfuñando cogió el libro, mirándolo con asco. Al final suspiró, decidido a leer.

Todos los Slytherin esperaban, entusiasmados. Menos Pansy, que no entendía cómo alguien podía tener perlas en vez de dientes. Las metáforas no eran lo suyo.

- "Antes de abrir los ojos para morir en el mismo instante de su despertar, una veintena de campanas y relojes vocearon el mediodía y, durante un minuto después de su muerte, los badajos tañeron en sus envoltorios de hierro oxidado por todo Gormenghast. Parecía como si no hubiera en la tierra mecanismo que pudiera encadenar o golpear aquel espectro del tiempo. Los relojes y campanas tartamudearon, retumbaron y tañeron. Avanzaron dejando su huella de hierro. Golpearon con sus vetustos puños y gritaron con voces arcaicas, pero el fantasma era aún más viejo."

Cuando terminó de hablar, miró a todos con gesto aburrido y por último se detuvo en Harry.

- Potter, ¿has entendido algo de lo que acabo de leer?- preguntó con tono burlón. Harry se puso un poco rojo.

- Por supuesto que sí. Lo he entendido todo. ¿Ves? No es tan malo leer libros muggles.

-Ya, bien, como has entendido todo, explícale a Pansy qué significa: badajos, tañer y vetustos.

Harry abrió los ojos y se rascó la nuca. No respondió. Draco continuó, deleitándose del rubor del moreno. Iba a vengarse de haber perdido la apuesta del día anterior.

- Vives entre muggles y no entiendes lo que escriben. ¿De qué te sirve entonces?- le tiró el libro- Si ni siquiera entiendes tu propio idioma, ¿pretendes que te lo explique yo?

Harry iba a responder cuando Nott, sin levantar la vista de su libro, les deleitó con su preciosa y monótona voz de yo-lo-se-todo.

-Mervyn Peake no era un muggle, Draco. Era un squib. Pero decidió vivir como un completo muggle.

- Seguro – dijo Draco sarcástico- tú siempre lo sabes todo. No me creo nada de lo que dices Nott, simplemente te gusta llevarme la contraria.

Nott al fin levantó la vista del libro y se cruzó de brazos.

- Mervyn Peak nació en Kiling, China. En 1911. Con once años vino a estudiar a Inglaterra. En la Royal Academy School. También vivió en la isla de Sark y trabajaba como ilustrador algunas veces, por ejemplo, con obras de Robert Louis Stevenson. Ese libro, Gormenghast, es una obra gótica de culto perteneciente a una trilogía. Muy famosa. Ah, también escribió poesía: The Glasblowers, The Rhyme of the flying Bomb. Murió de una larguísima enfermedad. En un hospital. No permitió que le trasladaran a San Mungo.

Después de que Nott terminara de hablar, Draco sonrió de mala gana, se levantó y se fue.

Harry se quedó mirando el libro, perdido en sus pensamientos y los slytherin volvieron a los suyos propios. Pansy fue a preguntarle a Goyle si sabía qué significaba la expresión: "niña, coge las flores", porque intuía que tenía algún significado oculto. Como era de esperar, Goyle no lo entendió. Y se lo preguntaron a Crabbe, quien se lo preguntó a Blaise, quien pasó olímpicamente de ellos, así que al final fueron de uno en uno, preguntando a todos los slytherin. Ninguno lo sabía y ni Nott ni Blaise cooperaron. Así que al final, desesperada, Pansy se lo preguntó a Harry, quien leyó el poema y negó con la cabeza.

- Ni idea. ¿Por qué no se lo preguntas a Hermione?- dijo, intentando que por fin hubiese contacto entre slytherin y otras casas. Pansy le miró como si estuviese loco, pero al final su curiosidad puso más y se levantó a buscar a Granger.

- Buen truco, Potter.- dijo Nott. Harry le miró parpadeando.

- Oh, no, de verdad, no lo sabía. Nunca he entendido la poesía.

Nott asintió.

- Debes estar contento.- prosiguió. Harry frunció el ceño- Estás consiguiendo que Slytherin y Gryffindor convivan entre sí.- Esta vez la cara de Harry fue de entendimiento- Supongo que sabes que sólo nos comprometemos a ayudar por nuestro propio beneficio. Nosotros hacemos todo esto por nosotros mismos, y por Draco. No nos interesa la amistad con los demás. Aunque si la hay- se encogió de hombros- tampoco la rechazaremos.- Harry entendió que hablaba de él y Draco. De repente Nott se puso serio. - Mira, Potter, entiendo que todo lo que ha pasado ha sido culpa de Draco y de la estúpida poción y que, a raíz de eso, vuestros…sentimientos han cambiado. – hizo una pausa y se inclinó hacia Harry- Escucha bien, conozco a Draco Malfoy desde que éramos críos y nunca ha mostrado emoción alguna por casi nada. Excepto cuando nos habló de sublevarnos. Ha cambiado radicalmente. No se qué le hiciste después de que terminara la poción, ni lo que pasó en el despacho de Dumbledore, pero supongo que fue por eso. Y ahora confía en ti. Completamente. Bien, yo no confío en ti. Ninguno de nosotros lo hace. Solo hacemos esto por Draco. Así que no intentes hacer de héroe uniendo a las dos casas ni nada por el estilo. Simplemente sigue con lo que haces, teniendo en cuenta, que, si haces algo a Draco, algo que le trastorne, le ponga triste o le vuelva vulnerable de alguna forma, en resumen, si le haces daño, no necesitarás al señor Oscuro, porque, yo mismo, te mataré.

Harry siguió mirando a Nott a los ojos, ya sin parpadear y sin quitar su vista de él. ¿Qué podía responder a eso? ¿Qué para él era igual? Antes de poder responder, Pansy llegó corriendo muy alegre.

- ¡Ya se lo que significa!- se dirigió a Harry sonriente- Coger las flores significa hacer el amor. Lo que quiere decir el muggle este: "Coge las flores mi niña antes de que sea tarde", significa que haga el amor antes de ser vieja. Menuda estupidez. ¿Por qué no lo dice con palabras normales?- refunfuñó.

- Ahí está la gracia, Pansy…- Nott se masajeó las sienes. No soportaba a esa idiota.

- Oh, por cierto – Pansy se sentó en el sillón ignorando a Nott. Miraba a Harry.- Draco te está esperando en el pasillo. Bueno, supongo que te espera a ti.

Harry se levantó y con un último vistazo a Nott, fue hacia los pasillos a encontrarse con el rubio

Draco estaba en el pasillo con mala cara. Cuando Harry llegó ni siquiera cambió el gesto, así que el moreno suspiró y pensó en la mejor forma de hablarle sin que el rubio empezara a reprocharle lo de la lectura. Pero Draco fue más rápido.

- ¿Vas a seguir ridiculizándome delante de los de mi casa?

Harry lo miró sorprendido.

- Primero pasas de besarme, te vas de nuevo con los Gryffindor y cuando te da la gana, reapareces de nuevo para echarme en cara que no leo. ¿Qué narices te pasa?

Draco no estaba enfadado con Harry. Simplemente le divertía hacer rabiar un poco al moreno de vez en cuando y en esos momentos se estaba vengando de que le hubiera dejado con las ganas en las mazmorras la otra vez.

- ¿A mí? – chilló Harry. No sabía qué mosca le había picado a Malfoy, pero estaba dolido porque lo tratase así.- ¿Qué cojones te pasa a ti? No, mejor, ¿qué os pasa a todos?

Malfoy levantó una ceja.

- ¿De qué hablas?

- Oh, vamos, no finjas que no lo sabes. – después de mirar unos instantes al rubio con la ceja levantada, levantó las manos en señal de rendición- Vale. Digamos que Nott me ha hecho entender que no me meta en los asuntos de los Slytherin.

- ¿Ah, si?¿Qué más te ha dicho?- el rubio se iba acercando poco a poco a Harry.

- Mh, nada que tenga importancia…- decía Harry mientras notaba los labios de Draco a escasos centímetros de él.- Oh, bueno…que me mataría…mmmm

Pero el beso fue rápido. Nada más entender la última frase, Malfoy se separó.

- ¡¿Que ha dicho qué!

- Nada…- Harry se rascó la cabeza- Está preocupado por ti…solo es eso.Supongo que todos lo están..

- ¡Eso no es motivo para amenazarte!

- ¿Y tú sí puedes echarme la bronca por una estupidez de lectura de libros?

- ¡Es distinto!- Draco miró hacia el comedor un momento. Después se puso en pie y empezó a andar- Voy a enseñarle a quién puede amenazar y a quién no…

- Ahá…- dijo Harry mirándose las uñas..de repente tuvo una idea y se marchó en dirección opuesta a Draco, hacia los dormitorios de Gryffindor. Por casualidad dejó caer una frase que sabía que frenaría a Draco de su intento…- Bueno, ya que parece que prefieres pegarte con él a hacerme el amor, supongo que tendré que buscarme a alguien…

El efecto fue instantáneo. Draco se paró en seco y giró la cabeza, pero el moreno ya había subido las escaleras sin volver la vista atrás.

El Slytherin tragó saliva y miró ora al comedor ora a las escaleras, como sopesando las posibilidades.

- No vas a conseguir nada con eso, Potter. Se que es un truco.- le gritó a las escaleras. Pero nadie le respondió. Draco pensó que Harry estaría escondido esperando a que picara…pero tal vez…

"¿Y si no es una broma?"

Mierda. Echó a correr hacia las escaleras y las subió, a tiempo para ver cómo casi se cerraba una puerta simulada con un cuadro de una señora gorda. Se coló por el agujero que estaba casi cerrado.

- ¡Fresco!- le gritó la mujer. Draco no le hizo caso.

Potter estaba subiendo a las habitaciones. En pocos pasos le dio alcance.

- Ey, maldito seas….ah…me has hecho correr- dijo el rubio jadeando- oye, ¿lo has dicho en serio?

Harry no respondió, pero se lo estaba pasando en grande viendo a Malfoy en esas situaciones.

- Potter.- Draco le cogió de una manga cuando estaban ya en los dormitorios- Dime la verdad. Lo de… hacer el amor..¿lo has dicho en serio?

- ¿El qué?¿Lo de buscarme a alguien? Si. Um.. creo que Ron estaba por aquí…

- ¡Vete al cuerno!- ahora sí que estaba enojado. Mira que compararle con…con…

Y entonces al ver la expresión del rubio, Harry no pudo más y se tiró encima de su cama, partiéndose de risa.

Malfoy apretó los labios con enfado, pero poco a poco, se tumbó al lado de Harry, suspirando.

- Eres idiota, ¿lo sabías?

Harry terminó de reír y miró al rubio, pero de repente recordó algo y rebuscó entre su baúl. Sacó un libro gigantesco. Draco abrió los ojos temiendo lo peor.

- Malfoy…- dijo tarareando Harry

- No, Potter…- replicó también con el mismo sonido el rubio.

Harry sonrió y se tumbó con el libro encima d ela almohada.

- Si te lo lees, haremos el amor.

- No.

- Venga, Draco…

- No.

- Eres un cobarde.

- Soy un Slytherin

- Sinónimo de cobarde.

- Que Nott no te escuche decir eso

- Te gustará, ya lo verás.

- Me niego. Prefiero lanzarte un petrificus ahora mismo y terminar con tanta estupidez.

- Oh, pero es que eso no estaría bien…y además no lo harás.

- ¿Ah, no?- Draco miró a Harry siniestro, luciendo una mueca sonriente. Para su sorpresa Harry le miró igual.

- Verás – empezó el moreno abriendo el libro- No lo harás por varias razones, entre ellas que te transformaría en hurón para el resto de tu vida.

- Eso no es suficiente amenaza. Um, creo que no me lo voy a leer.

- Si, te lo vas a leer... porque lo digo yo. Es más, debes leértelo, para….aprender. Porque no sabes…hacer…las cosas bien. Tómatelo como si fuera un libro de instrucciones. Estoy seguro de que te gustará.

- Te estás haciendo muchas ilusiones, Potter.- Draco al final le arrebató el libro muerto de curiosidad y lo abrió por una de las páginas centrales- Veamos, qué es eso que yo no se hacer bien…

Malfoy abrió los ojos como platos. Harry estaba sentado como un indio y con los brazos cruzados. Asentía con la cabeza.

- Así es, Draco. Hasta que no te lo leas bien, no habrá naaaaaada de nada. Porque si volvemos a hacer el amor, quiero que esta vez lo hagamos bien.

Draco consiguió desembobarse del libro y le miró parpadeando

- ¿Insinúas que no … lo hice bien? ¿Acaso no te gustó?

- Malfoy…

- Está bien, está bien, no quiero oírlo….

La verdad era que Draco lo entendía. La única vez que se había tirado a Harry, para acabar con los efectos de la poción, habia sido un tanto brusco…y, bueno, era su primera vez…pero cuando lo hiciera de nuevo, pensaba lucirse. Con la barbilla bien alta, cerró el libro y se lo puso bajo el brazo.

- Vale, Potter. Tú ganas. Me leeré esta… cosa. Y cuando lo haga, te demostraré lo que he aprendido. – se acercó a la cara del moreno.- Y créeme, Potter. Me suplicarás que repitamos.

- ¿Crees que podrás hacerme gozar sin tener que darme una poción de amor? – dijo con una sonrisa pícara. Malfoy frunció el ceño y se levantó de la cama.- ¡Ey! ¿Te vas?

- Claro. A…um… estudiar esto. Tú puedes ir a divertirte con Nott o seguir leyendo al squib ese.

- ¿Es que no me vas a dar ni siquiera un beso de despedida?

Draco casi dejó caer el libro del susto. ¿Beso?

- No te lo mereces… - dijo el rubio. No obstante se acercó donde lo esperaba Harry y le acarició la mejilla mientras juntaba sus labios con los del moreno.

- ¿Cómo que no? Te he perseguido por todo el colegio, te he acosado más que nadie y he conseguido que pierdas tu virginidad conmigo…¿quién se lo merece más que yo?

Draco sonrió y se fue de la habitación, alzando la mano con el libro como saludo.

Harry bostezó y esperó un rato hasta que por fin bajó las escaleras y se dirigió de nuevo al gran comedor. Como suponía, Draco no estaba allí.

"Estará en las mazmorras."- pensó Harry. Y se dispuso a irse a sentar con sus amigos cuando una voz resonó en su mente.

Harry se giró hacia uno de los sillones grandes en los que los profesores también leían libros. Era un espectáculo digno de ver: Binns sostenía un libro de Historia Mundial y curiosamente roncaba sobre él; Mc Gonagall, con el ceño fruncido había tenido la feliz idea de escoger a Kant; Hagrid estaba feliz con su guía de perros y cómo cuidarlos; Dumbledore leía Heidi y no entendía muy bien al abuelito; y Snape al parecer estaba terminando un libro de piratas y era quien le estaba llamando telepáticamente.

El Gryffindor sonrió y asintió con la cabeza. Le había llamado a su despacho hacia poco, para horror de Harry, con la tarea de hacer leer un libro a Malfoy. Harry, como era de esperar, había pensado ,al igual que Snape, que Malfoy no se leería nada de muggles. Pero entonces Severus había sonreído. Si, lo había hecho. Y Harry nunca olvidaría esa mueca tan extraña. Entonces fue cuando le explicó su plan.

- Sus…pensamientos de la última vez que estuvo en mi habitación me han dado una idea para conseguir que el señor Malfoy lea.- al ver la cara de espanto de Harry parpadeó.- Vaya, por lo menos tiene la decencia de avergonzarse por las imágenes obscenas que pasaron por su cabeza, señor Potter. Pero es justamente la indecencia lo que necesitamos ahora. Descaro más bien. Supongo que durante lo que queda de curso no estará en celibato, ¿cierto? No me mire así, señor Potter. El sexo no es un tema tabú y menos aún con la gran imaginación que tiene usted. Por cierto, las medidas que piensa de mí son erróneas, pero da igual, puesto que nunca a poder examinar las verdaderas. Sí, Potter, aunque a usted no se lo parezca, no tengo el más mínimo interés en participar en sus juegos pervertidos. Ni con usted ni con el señor Malfoy. Bueno, a lo que quería llegar es, que, dado que el señor Malfoy parece que también está deseándolo, simplemente con la excusa de ayudarle, usted le dará este libro. No se sorprenda tanto, ese libro es conocido en el mundo entero, pero gracias a Merlín, es muggle, así que nos sirve. Bien, lo demás lo dejo en sus manos, haga lo que quiera. Simplemente convénzale de que debe leérselo…aunque supongo que con palabras como "no satisfecho" o "instrucciones para ineptos" podrá pincharle en su orgullo.- Snape juntó las manos-Y eso es todo, señor Potter. Supongo que no tendrá queja alguna respecto al plan, dado que, además, muy gentilmente le estoy ayudando con su ¿relación? Y Merlín sabe por qué hago esto. Espero que la próxima vez, disfruten, ambos, Potter. Porque habrá una próxima vez, lo sé. Y…no…no, por favor, no empiece a imaginarse cosas, no quiero saber cómo es, ¿de acuerdo? Y ahora, si me disculpa, el Capitán Blood me espera en mi dormitorio. No, Potter, no es lo que imagina. Um. Cincuenta puntos menos para Gryffindor.

Y Harry salió del despacho del profesor más perdido que un pulpo en un garaje, sin saber exactamente qué hacer con el kamasutra en la mano, justamente cuando un grupo de chicas pasaba delante de él y le preguntaban qué lectura le había tocado.

Draco leía ... es decir, veía con languidez las imágenes eróticas (pornográficas) del kamasutra que le había dejado Harry. La verdad era que al final si que iba a entender a los muggles. Ya no le extrañaban que fuesen como eran. Al no tener magia se inventaban esas posturitas tan extrañas y estaban años y años practicándolas... aunque no acababa de entender algunas de las imágenes... ¿cómo se metía eso ahí si tenía que dar toda la vuelta a...? Bah, eso daba igual. También había leído algunas aclaraciones en cuanto a cómo poner en práctica las instrucciones y había visto con gran placer que se podían hacer muchas posturas de las que había aunque fueran dos hombres.

Draco sonrió malignamente.

No se podía decir que Malfoy fuera un empollón, ni siquiera el más listo de Slytherin, (ese era Nott) pero como cualquier Malfoy, cuando quería algo, lo hacía. Y lo tenía. Por eso miró y estudió cada una de las imágenes del libro junto con los resúmenes aclaratorios. Cuando llegó al final del libro era por la noche y no tenía absolutamente nada de sueño. Pero eso sí, se sabía el kamasutra entero.

¿Y por qué no probarlo?

Así que el rubio marchó de Slytherin con el tocho de libro bajo el brazo, rumbo a Gryffindor.

Harry dormía profundamente. Voldemort ya no se metía en su cabeza desde que su personalidad Rambo-Heman había intentado violarle y de hecho pasaba de él porque creía que se había vuelto loco. Así que el moreno dormía contento y son ninguna clase de contratiempo.

Hasta entonces.

Entre el sueño y la realidad notó que alguien se le colaba en su cama. Cuando consiguió abrir los ojos tenía a una sombra encima de él quitándole la ropa. Harry chilló y le empujó. El ser se agachó y le mordió la oreja.

- Estate quieto, Potter, o despertarás a tu amigo la comadreja.

- ¿Draco?¡Draco!- Harry estaba furioso- ¡Son las cuatro de la mañana!¿Qué cojones haces aquí?¿Y por qué intentas desnudarme?

- ¿No es obvio?

- ¡Bájate de mí ahora mismo y vuelve a tu casa!

- Ni hablar. Tú me lo prometiste. Si me leía el libro entero, lo haríamos. Y me lo he leído – dijo el rubio señalando el libro que estaba tirado en el suelo. Harry tenía los ojos como platos.

- Es imposible que te lo hayas leído en tan poco tiempo.

- Acabo de terminarlo. Vamos, desnúdate ya.- el rubio quitó las manos que Harry tenía aferradas a su camiseta y siguió desnudándole.

Harry tragó saliva. Después de todo, lo había prometido… ¡pero no quería que pasara lo mismo que la otra vez!

- E..espera, oye, no podemos hacerlo aquí, está lleno de Gryffindors…- dijo el moreno con la esperanza de que el rubio cesara en su ntento. Draco se encogió de hombros.

- Vale, vamos a la sala de los menesteres.

Mierda, no habia funcionado. Ugh, no quería imaginarse lo que le podía hacer Malfoy, a solas, en esa sala donde los pensamientos se hacían realidad…pero no quería demostrar su temor.

- Si, claro, y si no al despacho de Snape, no te jode…te digo que..

Un brillo peligroso había aparecido en los ojos de Draco.

Harry se apresuró a enmendar su error.

- No, Malfoy, ni por un momento pienses que yo…

Pero Draco ya los había cogido a él y al libro cada uno con una mano y se los llevaba de la torre de Gryffindor. Harry pataleaba.¿Por qué? Por varias razones.

No quería ir al despacho de Snape.

No quería ir al despacho de Snape a las cuatro de la mañana.

No quería ir al despacho de Snape con el pijama medio quitado.

No quería ir al despacho de Snape con Draco y su kamasutra.

No quería, simplemente, ver a Snape. Y sobre todo no deseaba que Snape les leyera la mente a él ni a Draco y menos a Draco en el estado hormonal en el que estaba en esos momentos.

Oh, Merlín

¡Sala de los menesteres!¡Sala de los menesteres!- chilló el moreno cuando estaban casi en las puertas del despacho de Snape. Draco paró y le miró.

- ¿Estás seguro?

Harry asintió. Draco suspiró y se encogió de hombros. Tiró el libro al suelo y cogió a Harry a hombros.

- ¡Puedo andar solo!

- No tienes zapatos, cogerás un resfriado.

- Oh, que tierno, ¿estás preocupado por mí?

- No. Es que no quiero que me lo pegues.

Harry intentó ahogarle.

Cuando al fin pasaron tres veces por el maldito pasillo y la puerta se abrió, descubrieron con horror lo que les esperaba al otro lado.

- Potter…

- A mí no me mires, yo no he pensado esto (Mentira)

- Yo sí que no lo he pensado. Mierda, debes de tener aún a tu estúpida personalidad cursi…o simplemente es que eres cursi.

Harry le pellizcó y se limitó a tirarse en la cama, tapándose hasta las orejas. Draco echó un vistazo por la habitación. Era bastante extraña. Rosa completamente con encajes y cortinitas…pero con cadenas en las paredes e instrumentos de tortura como decoración. El rubio levantó una ceja. La verdad era que no había pensado…bueno, tal vez sí. No, qué narices, la habitación era demasiado hortera como para que él, Draco Malfoy la hubiera imaginado así. La única mente que podría haber imaginado eso…

- Potter, ¿estás seguro de que tu personalidad está bien?

Harry lo miró desde debajo de la sábana. Sabía que Draco pensaba que tenía toda la pinta de haber sido decorada por sus amiguitos Harry-Tutú y Harry-Rambo. Pero no dijo nada y decidió meterse entero bajo las sábanas.

- ¡Eh!¡No te escondas!- Draco se metió en la cama con él, buscando su cuerpo.

Harry se removió bajo las sábanas riendo, hasta que el rubio se le puso encima. Se miraron a los ojos. Draco sonreía y tenía en ellos un brillo extraño.

- Bien, ahora te demostraré lo que he aprendido.- dijo el rubio.

Durante unos segundos estuvo quieto y en silencio. A la hora de la verdad no sabía qué hacer. Al final pareció tomar una decisión y besó a Harry en la boca. El moreno gimió y abrió los labios, probando la lengua del Slytherin. El corazón de Draco latía muy deprisa cada vez que oía a Harry y su entrepierna quería escapar del angustioso pantalón que lo oprimía. Se apoyó más sobre Harry y frotó con la rodilla al moreno en el lugar más abultado del pijama. Harry gimió en sus labios y entrecerró las piernas, pero Draco persistió.

- Uh…Draco… - logró decir Harry cuando el rubio pasó a besar su cuello. Estaba entretenido en hacerle chupetones.

- ¿Sí? – dijo el rubio de pasada sin levantar la vista. Mientras bajaba, notó la mano de Harry en su pelo, sus dedos arañando su cuero cabelludo, y un escalofrío le recorrió la espalda.

En ese momento, notó un fuerte tirón del pelo y de pronto se encontró tumbado boca arriba, con Harry encima y sus manos apresadas por una de las esposas de la pared.

Draco parpadeó.

- ¿Harry? – preguntó con cautela. No le gustaba nada la situación.

Harry se limitó a sonreír y moverse sensualmente, justo encima de la entrepierna del rubio.

- ¿Sí?- dijo travieso el moreno mientras le acariciaba la cara. Le encantaba la cara de susto del rubio en esos momentos.

- ¿Qué se supone que estás haciendo? – dijo Draco, ya enojado.- Creía que querías…

- Oh, y claro que quiero, mi precioso rubio.- Harry sonreía ampliamente.- Sólo que, para variar, esta vez va a ser al revés.- Se empezó a quitar la parte del pijama, dejando que resbalara por sus hombros.

- ¿C-cómo que al revés?- pero la pregunta era estúpida. El rubio sabía perfectamente lo que significaba al revés. Simplemente no podía creerlo.- Un momento, espera, Harry, oye, no, no puedes…

- ¿Qué no puedo, Draco?- Harry se quitó los pantalones, quedándose solo en calzoncillos. Se mecía suavemente sobre el rubio, que tenía serios problemas en intentar no correrse, pese a la situación en la que estaba.

- Es una broma, ¿verdad?- dijo ya el rubio intentando tranquilizarse – Vale, ya lo he pillado, pero no me gusta. Así que quítame estas cadenas.

Harry lo miró sorprendido y se echó a reír.

Después lo miró sonriente de nuevo.

- Draco, no es ninguna broma.- empezó a desabrochar la camisa del rubio- Te di el kamasutra solo porque Snape me lo pidió. En ningún momento he tenido la más mínima intención de volver a dejarte a ti arriba. Pero suponía que no querrías, así que por eso las cadenas.- sonrió al ver la cara pálida de su amante y cómo empezó a agitar las cadenas- Aunque, claro, solo las cadenas sería demasiado evidente…así que pensé en algo que te desconcertara… y me acordé de esa personalidad tan simpática que casi hace que me mate…de ahí el rosa.

Harry se acercó hasta la cara de Draco y le besó en los labios.

- Te quiero. Y esta es la situación. Vas a ser mío esta noche, te guste o no. – en ese momento Draco con el ceño fruncido iba a replicar algo, pero Harry le cortó- Puedes intentar disfrutarlo, o negarte y encerrarte en tu orgullo, pero eso sería egoísta... ¿no crees? Después de todo… tú me hiciste tuyo esa vez, ¿no?- y levantó ambas cejas a la vez, como esperando una respuesta.

Draco lo miraba incrédulo. No sabía qué decir. Pero al final vio de nuevo a Harry encima de él, en esa postura tan sensual...

…- abrió la boca y la volvió a cerrar. Al final tragó saliva y suspiró.- Está bien, Potter, tú ganas – dijo gimiendo- Pero te lo advierto: como le digas a alguien que te he dejado…mmmhh

Harry lo había acallado con un beso de tornillo de lo alegre que estaba. Lo abrazó y lo volvió a besar. Después se dedicó a quitarle la ropa con rapidez, dejándolo tan desnudo como él…digo, completamente desnudo. Y de paso, Harry se quitó los calzoncillos, empezaban a molestar.

Draco tenía miedo. Y por ello, su cuerpo estaba en tensión. Pero Harry supo arreglar eso bastante bien. ¿Por qué? Pues por varias razones. Podría nombrarlas todas, pero sería un poco estúpido. Digamos solo que se le habia quedado algo de sus personalidades anteriores, eso por un aparte. Por otra parte Harry venía de un mundo muggle en el que las cosas se hacían a lo muggle…y además Harry, al contrario que Draco, veía la tele. Si, la tele, esa cosa tan extraña que destruía las neuronas y los pensamientos de la gente y te hacia tener ideas raras, esa cosa que te mostrara lo oculto, lo que, en teoría tú no deberías saber…en realidad la tele ponía los pelos d epunta a tio Vernon…y lo único que hacia que no la tirara a la basura era que se entretenía criticando a toda la gente que salía por ella. Para Harry, en cambio, era su salvación cuando no tenía otras cosas que hacer. Y la verdad era que eso le pasaba a menudo. Curiosamente, cuando hacía zapping, siempre le salía el mismo canal extraño. En el que salían hombres, con hombres, y más hombres. Y por suspuesto sabía de memoria los pasos que hacían. Harry no había necesitado leer el kamasutra. Se lo sabía de memoria. Así que, al contrario que Draco, él sabía qué hacer exactamente para excitar a su pareja. Lo había "visto" en práctica.

Estimular, estimular, esa era la cuestión. Cuestión que el rubio se había pasado por el forro la noche aquella en la enfermería, por cierto…

" Bueno, no tengo que tenerle rencor por eso…¿no?"

No. ¿Por qué iba a tenerlo? En esos momentos tenía al objeto de su deseo encadenado a la pared, debajo suyo, en una cama gigantesca y completamente desnudo, esperando, no con agrado, eso sí) soportar todo lo que Harry le hiciera. ¿Qué mejor redención?

Así que Harry pensaba hacerle todo lo que sabía, eso sí, lo menos doloroso posible. Quería que disfrutara y esperaba que le saliera bien.

(Y ahora esperad, que tengo los dedos manchados de tomate y solo puedo usar el meñique)

( Ya está, bocadillo comido)

Ejem, o sea, si, eso, que…Harry, sin moverse del sitio donde estaba sentado (ya sabeis dónde) empezó a lamer el cuello de Draco…mientras sus manos acariciaban suavemente su pecho…hacían círculos alrededor de sus pezones…y de repente los pellizcaban.

Draco soltó un grito. Notaba como pinchazos de placer, o de dolor, cada vez que Harry hacía eso. A esos gritos se les fueron añadiendo gemidos mientras el moreno succionaba con horrible lentitud cada uno de ellos. El rubio temblaba, se agitaba, gemía, cerraba los ojos…no podía estarse quieto. Y lo que más deseaba era desatarse y poder abrazarle, tenerle entre sus brazos, tocarle…pero sabía que Harry no le dejaría. En esos momentos le estaba acariciando la tripa y le hacía cosquillas. Draco se arqueó, Harry sonrió y siguió acariciandole las piernas, los muslos. De repente se levantó y se arrodilló entre las piernas del rubio. Éste, con ojos como platos, se cerró en banda. Harry no se inmutó y con tranquilidad volvió a acariciarle los muslos…y lo que había entre ellos.

Nada. Que el Slytherin no quería.

Harry suspiró y agarró el pene del rubio con suavidad pero con firmeza, mientras que con otra mano volvía a sus pezones.

Esta vez sí que reaccionó. De nuevo volvía a gemir…y a abrir sus piernas un poco…lo suficiente para que Harry se pusiera en medio de ellas. Cuando el rubio se dio cuenta de esto, ya no pudo cerrarlas, asi que se limitó a tragar saliva y poner ojitos de miedo.

- Ssh… tranquilo, mi amor…- dijo el moreno cuando se acercó para besarlo en la boca. Fue un beso suave, tranquilizador. Draco suspiró e intentó relajarse.

Harry bajó y para terminar de tranquilizarle, tomó su pene en la boca y, tanteando, lo metió y lo sacó de ella, lentamente. Era su primera vez y se sentía extraño, pero al oír los ruidos que emitía el rubio, recordó lo que había visto en la tele (más exactamente el canal 7) y empezó a succionar lentamente, mientras que se ayudaba también con las manos. El rubio cada vez gritaba más alto, así que debía de estar haciéndolo bien.

Draco se contraía y gemía de placer. Tenía los ojos cerrados y sentía a Harry arropándole con su lengua, acariciándolo en su parte más íntima. Oh, cuánto odió las cadenas en esos momentos. Las sacudió, pataleó, pero no podía hacer nada. Y el sentirse atado hizo que la sensación de placer aumentara. Así, cuando el orgasmo vino, sintió una enorme descarga eléctrica por todo su cuerpo y gritó el nombre del moreno, antes de caer derrumbado de nuevo sobre la cama.

Harry se limpió la boca (no queremos saber qué hizo con lo que tenía dentro de ella, yo no lo se, no estaba allí) y miró pensativo a draco. Estaba como fulminado y cansado. Sonrió. Draco se había venido. Él aún no.

Draco entreabrió los ojos y gimió cuando notó los dedos de Harry en su boca. Levantó una ceja extrañado, pero cuando el Gryffindor retiró los dedos y bajó la mano abajo, entonces, levantó ambas cejas. Y cuando el primer dedo hurgó en su entrada no le dio tiempo a nada, así que simplemente chilló. Le había pillado desprevenido, no esperaba que después de ese orgasmo el moreno aún siguiera en sus trece. Al parecer sí.

- ¿Qué pasa? No seas quejita, Draco. Esto no puede dolerte…

- Aún no….Merlín, Harry, por favor, ¿no podemos dejarlo ya?

Harry levantó una ceja.

- ¿Y yo qué? El único que ha disfrutado aquí has sido tú.

- Bueno….si me desatas te haré lo mismo. ¿Sí?

- Je…no, no, de eso nada, Malfoy. No vas a convencerme.

- Pero…¡au!

Harry había metido un segundo dedo como respuesta. Draco había vuelto a ponerse rígido.

- Si no te relajas, te haré daño…venga, se bueno, rubito…anda…piensa que sería peor si lo tuvieras que hacer con Nott… o Crabbe…

Al rubito en cuestión de repente le entró un ataque de risa histérica al escuchar eso y Harry cogió la oportunidad y se metió dentro de Draco. Estaba teniendo un Deja-veu, peor al revés.

Draco dejó de reírse y le miró con sorpresa y miedo.

Harry respiró hondo, controlando su virilidad y que ésta nos e escapase de pronto.Miró a Draco y sonrió con preocupación.

- ¿Duele?

Draco respiró hondo y dejó de tensarse. No, no dolía mucho. Antes sí, pero porque tenía miedo. Ya no dolía. Negó con la cabeza. Harry asintió y se empezó a mover. Salió y entró en la cavidad lentamente mientars se apoyaba en las rodillas de Draco, que estaban a la altura de sus hombros. Al final acabó apoyándolas contra el rubio y siguió con un poco más de fuerza. Venga, tenía que encontrar…

- ¡Aaahhh!

Oh, lo había encontrado.Volvió de nuevo a embestir en ese punto. Draco volvió a gemir y le miraba con los ojos muy abiertos. Bien. Harry se dedicó todo el tiempo a profundizar en esa zona, mientras el rubio sentía cosas extrañas que nunca antes había sentido y se preguntaba si no sería magia. No podía entender cómo se podía correr dos veces seguidas en tan poco tiempo, pero ya notaba que su cuerpo se lo pedía y esta vez era más fuerte.

- Ha..Harry…ahh…ahh..

Harry no respondió, solo sonrió forzado, pues él estaba sintiendo algo parecido. Aumentó las embestidas con rapidez, sin hacer caso de los gemidos y se corrió al mismo tiempo que Draco.

Cuando dejaron de ver estrellitas, Harry se desplomó en el cuerpo del rubio. Las cadenas desaparecieron.

Estuvieron un rato recuperando la respiración, hasta que Draco, al fin libre, abrazó a Harry y lo cogió del pelo, obligándole a mirarle.

- Mi turno.

Harry abrió los ojos como platos. En serio no podía creer que el rubio aún tiviese energías para….

Cuando de repente estuvo boca abajo con Draco encima comprendió que sí que tenía energías.

Draco se apartó el pelo de la cara y separó las piernas de Harry. Aún le dolía un poco el trasero, pero ya daba igual. No iba a dejar pasar esa noche sin poseer al moreno. Así que se dispuso…

- ¿Vas a hacerlo igual que la otra vez? – preguntó el Gryffindor levantando una ceja. El rubio entrecerró los ojos y miró a Harry a la vez que le cogía por debajo el pene con fuerza. Harry se estremeció. Draco le acarició la espalda con la otra mano y empezó a masturbarle igual que había hecho con él el Gryffindor. Al poco, Harry levantó las caderas, mirándole por encima del hombro, jadeante.

- Venga…ahh…se que siempre quieres tener la última palabra…ah…

Draco sonrió y sacudió la cabeza, pero empezó a penetrar a Harry mientras le masturbaba cada vez más rápido. Y al igual que le había pasado a él, cuando entraba a un determinado lugar, Harry se arqueaba el doble. Y ya no perdió más tiempo. La última vez lo había hecho pensando en sí mismo, esta vez, sin embrago, quiso hacer ver a Harry que él también sabía hacer las cosas…así que cuando Harry se iba a correr…paró.

- Cambio de postura – exigió el rubio. Y dio la vuelta a Harry, quedándose frente a frente. De nuevo comenzó el baile donde lo dejaron, de nuevo Harry gimió igual que antes, solo que Draco iba más rápido y también se iba a correr enseguida….pero también, al igual que antes, volvió a parar.

- No me gusta esta postura. Siguiente.

Esta vez Harry estaba encima de Draco y le miraba parpadeando.

- Muévete, muévete…- le apremió el rubio como si fuera obvio. Harry no podía creer lo descarado que era, así que partiéndose le culo (no literalmente, bueno, si, también) empezó a moverse arriba y abajo, con ritmo y fuerza, deprisa, cada vez más…

Draco cerró los ojos, ya dispuesto a dejarse llevar porque estaba a punto de estallar….

- Draco…

Harry se había parado y le miraba con una sonrisita.

Draco levantó una ceja.

- Me gustaba más la otra postura, la de antes.- dijo Harry. El rubio alzó ambas cejas y se encogió de hombros, volviendo a colocar a Harry abajo, mirándole. Esta vez le besó, con lengua, a la vez que le penetraba, despacio, para tardar en llegar al final…que vino casi de inmediato. Ambos gimieron. Harry había enredado sus piernas alrededor de la cintura del rubio. Después del orgasmo, rompieron el beso para respirar. Se miraron, sonrieron cansados.

Draco salió de Harry, quien emitió un gemido de fastidio. El rubio respondió alzando una ceja. Harry solo sonrió y se quedó donde estaba, con los brazos abiertos.

- Ven.- dijo el moreno.

Draco sonrió y se abrazó a él, acurrucándose. Cogió la sábana rosa y tapó sus cuerpos con ella. Suspiraron. Se durmieron.

Felices. Al fin.

Ejem, si no os ha gustado, puedo seguir..o repetirlo.

(si hay muchas faltas de ortografia, es decir, que me he comido letras, decidlo)
KAWORU